AL FINAL ME DEJAS SOLA

Responder
Maite Martin-Camuñas
Mensajes: 223
Registrado: Mié Oct 03, 2007 7:50 am
Contactar:

AL FINAL ME DEJAS SOLA

Mensaje por Maite Martin-Camuñas »

Imagen

DEDICADO A MI COMPAÑERA DE TODA UNA VIDA QUE AL FINAL SE MARCHÓ UNA TARDE DE VERANO. Mi Katyuska. 18/11/1995- 1/8/2008





De repente te quedas parada, ausente. Te vas colgada de una nube… ó el vuelo efímero de una mariposa; es apenas un minuto, luego me miras y continuas andando, ya olvidaste el instante perdido en el reloj. Ya no importa, yo acompaso mis pensamientos a tus lapsus de ausencias y me pierdo en recuerdos de tu llegada a mis brazos, aunque también me falla la memoria (ironías de la vida, siendo mayor que tú, ahora resulta que soy más joven). Llegaste a mí en un frío invierno, diminuta y temblando, siempre estabas temblando, tanto que me paré a mirarte porque no podía dar crédito a que tus temblores cupieran en un cuerpo tan pequeño y desgarbado cómo el tuyo. Llegaste con hambre, hambre de pan y cariño, con falta de amor y necesitada de calor. Te acogí en mis brazos y te coloqué sobre el corazón donde los acompasados latidos, el calor de mi cuerpo y dulces y quedas palabras, que sólo tú comprendiste, calmaron todas tus hambres. Juntas cruzamos la sala de las batas blancas muchas veces. “No te encariñes demasiado, no sobrevivirá” Pero nosotras negamos esa afirmación y con campanas intempestivas para administrar una pastilla, un yogurt, superamos toda enfermedad. Las dos, bueno los tres, porque él también estaba y creía en ti. Fueron muchas las veces que tornamos a aquella sala y tú toda cándida besabas las manos que luego te aceraban la piel. Me siento tranquila cuando te veo dormir, sé que tu vida ha sido feliz. Sólo aquel breve instante en que tuviste hambre (que pretenciosa soy, aún sigo pensando que tu vida y la mía tienen la misma intensidad) así, lo que para mí fue un mero instante, para ti debió ser una eternidad infernal. Sin luz, calor, comida y una palabra de ternura que te ayudara a superar la separación de tu madre y hermanos. Niña sola y desamparada, asustada, mejor dicho, aterrorizada por el silencio y la angustia. Pero un día alguien salió a tu rescate y te dio calor, comida y mucho amor, amor que perdura en el tiempo. Muchos años han pasado desde entonces y el peregrinar a la sala de las batas blancas nunca cesó, pero en contra de los pronósticos “no te encariñes, no lo superará” has llegado a esa edad en que sólo debe preocuparte en que parte del jardín tomas mejor el sol, por qué calles te gusta pasear, si hoy deseas comer, si sólo una golosina, porque nada te prohíbo, tú ya sólo debes de tener cuanto puedas desear, salir al monte cuando quieras, la ciudad, la playa, eres señora y dueña de tu destino.
Que distintos paseos aquellos en que, plena de energías, trotabas a nuestro alrededor, bañándote en el río y salpicando gotas brillantes cuando sacudías tu cuerpo mojado, los muchos amigos con los que compartiste juegos y carreras y que hoy la mayoría se fueron por que la edad les jugó una mala pasada. Pero tú perduras, superas todos los obstáculos que la vida te va poniendo. No, no quiero engañarme ni engañarte, la vida se va acortando y ahora son tus huidas fuera del tiempo, cuando llueve, tus caderas ya no responden y tenemos que ayudarte a subir escaleras. Recuerdo tu cuerpo musculoso y ágil cuando subías las escaleras de Escalona y cómo te temíamos por lo que pudieras hacer con los muebles pues nunca te gustó estar sola (sería por tu abandono cuando niña). Llenaste mi vida de alegría y fuiste, eres, mi mejor amiga y compañera. Siempre has amado mas a “papi”, pero en tus ojos veo adoración cuando me miran a mí, yo que soy una persona insignificante, me agrando en tus lindos ojos negros que los años han ido cegando, pero que relucen brillantes como si vieras por los dos.
Tú me salvaste la vida cuando esta poco me importaba, pero tu presencia hacía necesario un gran esfuerzo por mi parte y mirando tu triste cara, aparcaba mi tristeza para combatir la tuya y cuando mis ojos se humedecían, tu cálida lengua se empeñaba en secar el agua salada que sin motivo resbalaba. Te quiero cómo a esa hija que un día partió sin querer volver la vista atrás y dejándome con las manos vacías de su cariño, suena mal, pero tú llegaste para ocupar su vacío y lo llenaste, llenaste todo, mi tiempo, mi vida, mi ternura, plagaste de dicha mi declinar y siempre sin pedir nada a cambio, solo cariño y calor, para no volver a tener hambre nunca más y por mi vida que si sigo aquí no la tendrás nunca.
Recuerdo…siempre son recuerdos cuando tú te quedas perdida en tu ausencia de razón. La primera vez que viste el mar (nunca te gustó bañarte donde no podías pisar tierra firme) ladrabas a las olas porque jugaban con tus patas yendo y viniendo sin cesar y eso te frustraba porque no sabías que hacer, luego llamándote desde el agua no te quedaba más remedio que entrar, pero apretabas firmemente los belfos para que el agua salada no entrara en tu boca, lo que te daba una imagen de viejecita muy graciosa. Tengo fotos de esta guisa para recordar tus gracias, bueno tengo fotos de ti. Cómo cualquier madre tiene de su pequeño retoño, de cada salida hay casi un carrete de ti, los hijos se celaban porque decían que te consentíamos cosas que a ellos cuando niños no se lo permitimos, puede que tengan razón, pero tú siempre te estabas yendo… pero ahora sí que el tiempo se acorta de verdad, ya ha pasado la edad en que tus hermanos de raza dejan esta vida y el día menos pensado te marcharás con ellos al País del Estío y quién sabe si volveré a verte y si es así si lograremos reconocernos en el tiempo. Por esa obviedad es este recuerdo escrito, para decirte lo mucho que te amo y que en mi vida no habrá lugar para otro ser que pueda sustituirte, tú eres mi último amor de verdad, para otros ya no me queda tiempo ni deseos, sólo tú quedarás en mi pensamiento. Y cuando mi mente se pierda en recónditos mundos, seguro que estará unida a ti en aquel tiempo en que ambas recorríamos sendas ocultas del monte buscando setas, orégano y mil hierbas que luego dejábamos secar en lugar oscuro para no perder sus cualidades, o cuando íbamos a buscar leña para la barbacoa del fin de semana y tú te empeñabas en llevar los trozos más grandes colgando de tú fuerte mandíbula. La gente se reía al vernos llegar cargadas ambas con nuestro haz de leña. Pero a nosotras nos daba igual, éramos felices, perdidas en el monte sin gentes que vinieran a molestar nuestro pequeño placer de sentir el latido el bosque. Pero ahora pienso si seré capaz de encontrar el momento de dejarte partir, si podré algún día decir a tu médico que ya llegó el momento de despedirnos.

La PALABRA es la que nos hace libres,
no la amordaces.
(Maite Martin-Camuñas)

Imagen

Visita mi blog:
http://elrincondenudaajila.blogspot.com/

Antonia Pérez Garcí­a
Site Admin
Mensajes: 4129
Registrado: Sab May 12, 2007 11:45 am
Contactar:

A MAITE MARTÍN CAMUÑAS

Mensaje por Antonia Pérez Garcí­a »

Querida Maite...has realizado una narrativa preciosa...que ami me hace llorar
pues coincidentemente me hiciste acordar de mi primera perrita que tuve
cuando llegue a la Argentina, y la llame también KATYUSKA, no se porque
le puse ese nombre, quizas por alguna razón, porque en Argentina esos
nombres no se escuchaban...mi perrita era blanca, muy docil y juguetona,
la tuve tres años y un día la envenenaron se murio en mis brazos,mientras
yo la acariciaba...tarde mucho tiempo en tener otro perro.
Aquí­ en España ya no tengo ningún animalito.
Un beso de Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !

http://webs.ono.com/antoniapgc

Responder