Mala racha (una pequeña historia)

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Eduardo Cortese
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Mala racha (una pequeña historia)

Mensaje por Eduardo Cortese »

El, después de su primer paro cardíaco, cayó en una depresión que lo envolvía diariamente y de la cual no podía salir. Tuvo que hacer terapia. Y después de un tiempo salió a flote. Pero ya no era lo mismo, con su delicado corazón, temía hacer cosas, sobre todo cuando se agitaba y el corazón le comenzaba a palpitar demasiado en su cuerpo.
Ya había pasado casi un año del infarto. Decidió que necesitaba salir un poco y distraerse. Añoraba salir a bailar y ese sábado se preparó para ir a la disco.
Ella decidió, esa noche, ir sola a la disco. Ya estaba cansada de salir con sus amigas y divertirse y nada más. Quería conocer alguien nuevo, para ver si podía establecer algún contacto, más allá de una simple noche de diversión.
Así fue como se encontraron. Se vieron, y el corazón a él comenzó a palpitarle, hasta que se animó y la invitó a bailar. Luego se relajó, y bailaron, y charlaron, y se divirtieron toda la noche. Al amanecer se despidieron y no quedaron en nada. No se pasaron teléfonos ni dirección. Sólo se saludaron y se fueron cada uno por su lado.
Ella, toda la semana estuvo pensando en él. Pensó en lo tonta que había sido al no pedirle un celular o un teléfono para volver a verse, pues él le había gustado mucho y le había parecido muy agradable.
El, no pudo dejar de pensar en ella. Pensó también en lo tonto que había sido en no quedar en nada con ella, porque ella le había gustado mucho. Pero se acordó que ella le dijo que casi siempre, cuando salía a bailar sola, iba a la misma disco. Ilusionado, y con el corazón palpitante, dejó pasar la semana, para el sábado volver a la disco.
Ella también pensó en volver el próximo sábado a ver si lo encontraba.
Pasó la semana, y el sábado llegó. El se preparó para encontrarla y ella se puso su mejor vestido, para ver si lo encontraba.
Y se volvieron a ver. Ya no bailaron tanto, charlaron y tomaron tragos, y entre charla y charla, él le robó un beso que ella se dejó robar sin demasiado esfuerzo. Y comenzaron los besos y las caricias y los abrazos...la pasión se despertó enseguida.
El la invitó a la casa. Ella accedió.
Desde el infarto nunca había vuelto él a estar con una mujer. De pronto tuvo miedo, y el corazón le saltaba, por si no tenía una buena relación. Ante tal temor, tenía una pastilla de viagra que tomó, sabiendo que por la medicación para sus problemas cardíacos, no era aconsejable. Pero no quería pasar un papelón la primera noche que estaba con alguien que realmente le gustaba.
Hicieron el amor perfectamente. Ambos disfrutando de cada cual y de cada centímetro de pasión que el cuerpo le daba. El notó que sus mejillas se enardecían y el corazón le palpitaba fuertemente. Pensó que era efecto de la pastilla que había tomado.
Después, el relax. El quedó boca arriba y ella con la cabeza apoyada en su hombro.
Ella se durmió.
Notó el sueño suave de ella entre su hombro y no quería ni moverse para no molestarla.
Se comenzó a sentir mal, sintió nauseas, el corazón parecía que explotaba, el cuerpo le sudaba. Pero no quería moverse, para no despertarla. De pronto él sintió como un clic muy fuerte en su corazón, un movimiento rápido y convulsivo en su cuerpo...y así quedó.
Ella, por el movimiento, se despertó. Se vió entre sus brazos y le besó el cuello. Lo notó tan profundamente dormido, que no quiso molestarlo y se quedó nuevamente dormida sobre su hombro.
Después de un rato ella se despertó porque notó que un líquido caliente le recorría las piernas. Pensó que se había orinado. Se tocó y se dio cuenta de que el que se orinó había sido él. Lo quiso despertar...pero él estaba muerto.
Cuando se dio cuenta de ello, no sabía qué hacer. Se desesperó. Si a penas lo conocía, sólo sabía que se llamaba Javier y nada más.
Tomó el teléfono, llamó una ambulancia avisando que alguien había muerto. Dio la dirección y corriendo, trató de borrar todas sus huellas de los lugares por los cuales había pasado. Se vistió y salió corriendo antes de que venga la ambulancia.
Ella pensó que por primera vez, alguien que le gusta tanto, en la primera cita, se le muere.
¡Qué mala racha.!

Antonia Pérez Garcí­a
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A EDUARDO CORTESE

Mensaje por Antonia Pérez Garcí­a »

¡Hola amigo poeta Eduardo!...Calidad para la narrativa...
has puesto la realidad sobre la mesa, la imprudencia
y el disfrute van de la mano gemélicamente.
Un abrazo de Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !

http://webs.ono.com/antoniapgc

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