mi nieto duerme en su cuna.
Alumbra la misma Luna
a los dos, a troche y moche.
Él un ángel y yo un fantoche,
del mismo tronco venimos
puesto que los dos nacimos
en esta bendita España.
Quiera Dios que su patraña
no le engañe con sus mimos.
Que tenga la larga vida
de un hombre honrado y brillante,
en los estudios triunfante
y que tenga cuanto pida.
Pero jamás, Jorge, olvida
que circula por tus venas
sangre que nunca cadenas
sometieron a prisiones.
Presume de tus blasones,
pues tu raza es de las buenas.
Raza que reinó en el mundo.
Asia, América y Europa…
En todas repartió estopa,
con un éxito rotundo.
Fue su legado fecundo
y enorme su poderío.
Por eso di, nieto mío,
si te preguntan tu origen:
- De la patria donde rigen
valor, genio y señorío. -.
Te exijo que no reniegues
de tu Patria pues es ella,
sin dudarlo, la más bella.
A entenderlo espero llegues.
Y, aunque en ocasiones niegues
que se porta bien contigo,
piensa siempre que es abrigo
de gentes muy valerosas
que abrir supieron las fosas
donde yace su enemigo.
Admira su antigua Historia,
sus desmedidas hazañas;
que no te suenen a extrañas,
guárdalas en tu memoria.
Son recuerdos de la gloria
ganada con sufrimiento,
pues hasta el último aliento
España se batió en Flandes.
Y aunque te suenen a grandes,
no pienses que son un cuento.
Descansa, niño, en tu cama
mañana vete a la escuela.
Dormida está ya tu abuela,
a mí el lecho me reclama.
Pero ya sabes: Proclama,
si la ocasión se presenta,
que el honor nunca está en venta.
Tan sólo es lo que tu abuelo,
si te sirve de consuelo,
te puede dejar en renta.