se halla la anciana charlando
con la amiga que, escuchando,
se arrebuja en su toquilla.
- ¿Recuerdas cuando, chiquilla,
conocimos a aquel mozo?
Verle acercarse fue un gozo,
me preguntó si bailaba
en tanto en su faz mostraba
de una sonrisa el esbozo.
Dos años ante mi reja
antes de ser mi marido.
Varios hijos he tenido
sin de su amor tener queja.
Ahora, al hacerme vieja,
no sabes cómo lo añoro
pues fue mi mayor tesoro.
Mas se marchó de mi lado…
Tras enviudar me he quedado,
que a todas horas le lloro. -.
La comadre sonreía
como si escuchase un cuento,
no se movió de su asiento
en tanto pasaba el día.
Es que era sorda y no oía
la historia y así la propia
no relató, siendo copia
de la anterior. Pues fue amante
de aquel marido flamante
de la que estuvo en la inopia.