te lo juro cual lo digo.
¿Que me quieres como amigo?
Pero un amigo travieso.
Por favor, no digas eso.
Te quiero de compañera,
uniendo tu primavera
a la triste vejez mía.
¡Ojalá llegué ese día
que el alma con ansia espera!
Durará poco, mujer,
pero debido a mi edad.
Mas, mientras, mi soledad
tú colmarás de placer.
Mi invierno has de enriquecer
con tu hermosa juventud,
llenando con plenitud
mis triste noches, mis días
amargos, con alegrías,
con sosiego y con quietud.
Y al final, ¡venga la muerte,
que miedo no me ha de dar!
¿Qué temor me ha de causar
si de amar tuve la suerte?
Además, como soy fuerte,
si la suerte me acompaña
cara planto a su guadaña
con tu ayuda y con tu amor.
Que a mí me sobra valor.
¡Por algo nací en España!