Soñar en que una mujer
lejana y desconocida
pueda cambiarte la vida
de alocados suele ser.
O son ansias de tener
lo que ya se tuvo antaño:
Un amor que, aunque hagan daño
pueda causar ilusión.
Por eso mi corazón
quiere amarte. Y no te engaño.
¡Sueños de un viejo poeta
abocado a consumirse,
que piensa a tu lado en irse
en busca de otro planeta.
Dime que sí y la maleta
dispuesta está en un momento.
Feliz, alegre y contento
a tu lado viajaría.
¿Qué al llegar me encontraría?
Tampoco busco un portento.
¡Otro sueño! Al despertar
puede causarme más pena.
¡Ésa es mi eterna condena!
Pero no me asusta amar.
Lo prefiero a terminar
como un viejo solitario,
fingiendo ante el escenario,
sin hallar la mano amiga
que le sujete y quien diga:
- ¡Ya terminó tu calvario! -.
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.
Qué tal don Francisco, buenísimas décimas
siempre la mezclada picardía
ya me estaba asustando porque al foro
usted no estaba entrando, ahora si
al menos se que está usted bien y su musa creando.
Me alegro muchísimo y gracias
por compartir estas buenísimas décimas.
Un abrazo ¡¡feliz navidad!!
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Efectivamente, lleva usted mucha razón, estimada Antonia. No me encuentro bien de salud, tengo una artrosis tremenda de cervicales que espero empiecen a solucionarme - si tiene solución - el jueves próximo.
Mientras, es cierto que se me han quitado las ganas de escribir y que sólo de vez en cuando me da por hacerlo.
Muchas gracias por su preocupación y me alegra que le haya gustado el poema, amiga mía.
Muchísimos besos.
Francisco
La gloria es del que la busca; la suerte de quien la encuentra.