Valiente y leal, tampoco.
Mas resultó ser muy tuno
y termino medio loco.
Leyó menos que el Quijote,
aunque sí escribió bastantes
sonetos con estrambote
y décimas hilarantes.
Serventesios, unos cuantos;
sus romances, tropecientos.
Cuartetos escribió tantos
que pudo contar mil cuentos.
Amantes tuvo unas cuantas,
pero menos que el Tenorio.
Conocidas… ¡Tuvo tantas!
Y alguna en su dormitorio.
En fin, que fino fue el chico
aunque un tanto calavera,
lo mismo cuando fue rico
que sin un duro siquiera.
Luce lo de ser poeta
y el cantar una romanza.
La gloria tuvo por meta,
lograrla fue su esperanza.
Hoy yace como Don Guido,
cual escribiera Machado.
Sus versos en el olvido
y sus sueños son pasado.
¿En el Infierno? ¿En el Cielo?
¿Adónde arribó su nave?
Córrase un tupido velo,
¡eso sólo Dios lo sabe!