en la cual los niños duermen
soñando con los regalos
que les dejarán los Reyes
mi pensamiento se aleja
ligero, cual fuese un duende,
hacia tiempos ya pasados,
hacia tiempos más alegres
de cuando fuera aquel mozo
ante las hembras valiente.
¡Cómo han pasado los años,
de forma sutil y leves!
Atrás se quedaron todas
mis ilusiones de siempre:
Llegar a ser gran cantante,
sentir un amor perenne,
ser respetado por muchos
y admirado por las gentes.
Mas mis sueños se acabaron…
Cuando mañana despierte
para mí será otro día
como el de ayer y a la Muerte
un guiño más de desprecio
con buen humor sabré hacerle.
Hasta que llegue el final,
pues cuando el momento llegue
ni guiños ni zarandajas.
A ésa nada la detiene.
Sólo mis versos, entonces,
acaso en la mente queden
de algunos que me quisieron
y que afirmaron quererme.
Llora en la noche el poeta
recordando a las mujeres
que pasaron por su vida,
que pasaron y no vuelven.
Y si volvieran, ni caso.
¡Más vale que en paz me dejen!