Cuando me senté en la orilla llamándote
mujer, mi gran Musa, arcángel de pelo amarillo,
y recorrimos tus ríos junto a mis montañas,
todo se transformó en paisajes, lagunas y frisos,
monumentales formas de un griego atardecer
y crecieron sobre las olas frondosos árboles
y floreció mi rosa roja casi negra, gruesos pétalos,
tus labios de alcanfor, y tu cabellera dorada,
y todo se hizo mundo y nació la vida,
apareció enseguida el infinito y allí pernoctamos
siete noches, siete días, milenarios siete años ,
la vorágine sacudió nuestros orígenes
y del verbo nació la carne, prendieron luces,
hizo su entrada la nada en la misma nada
y los paisajes adoptaron piedras mirando el río,
nos contemplamos de frente y nos vimos las caras,
tus ojos se durmieron adentro de mis párpados
Me agradaría mucho poder entrar a este foro.
Poemas libres
Arte Mayor
Prosa
Cuentos cortos