Que milagro morir en tu carne
anudando en mis manos
atardeceres violados de deseos.
Instantes, breves e intensos,
se clavan en mí
en horas que van ha enterrarse en ausencia
hasta la fecha del próximo encuentro.
Y nada de ti puedo tener,
todo se vá en el último beso,
te despides y me miras
y me quedo con esa mirada
que reclama sin palabras
una felicidad que roza mis piernas,
muerde mis labios con franqueza
y bebo amor de tus ojos desnudos,
embriagándome de pecado,
pintada de miel hasta la sombra.
Y nos alejamos sin querer,
cuesta tanto separarnos, tanto,
como si nuestras raíces
estuvieran enclavadas en la tierra
juntas, muy juntas,
ungidas por un mismo sol,
satisfechas de la lluvia prometida
y amándonos en un delirio
que hace temblar al destino.
Liliana...tu poema recitado es una perfecta ilusión imaginada,
suenan pájaros en la música, imagino un parque ,los de buenos Aires,
el Parque Saavedra de la PLata...
PÁJAROS Y PALOMAS son ternuras aladas.
un beso para tí.
Victoria.
Gracias por las lindas palabras que me regalas.
La música se la puso Marcelo el hijo de Antonia y celebro la melodía tan bonita
que ha elegido...
Besosssssssssssssss a montonesssssssssssss.