¡Por la Virgen del Carmen, no la cierres!
no cierres la ventana
que apenas llegan hasta mis oídos
lo que las olas en la orilla cantan.
Sabes que ya no puedo
como cuando era joven escucharlas
y sus voces de espuma
estoy echando en falta,
lo mismo que la brisa de poniente
que cuando navegaba
preñaba con sus ráfagas azules
las velas de mi barca.
El mar, mi viejo amigo traicionero,
su reto me lanzaba sin palabras
cuando la aguda proa
violando los perfiles de sus aguas
heridas producía en sus secretos,
heridas que sangraban
dejando cicatrices
que atrás rizaban móviles y blancas
un rastro de espirales y burbujas
en una estela larga.
¡No has de poder conmigo “le decía- mi barco vencerá tus viejas manías".
Y el mar me respondía golpeando
la borda con más saña
barriendo la cubierta,
mojándome la cara
cuando llegaba al punto deseado
y le arrojaba el ancla.
Después…horas sin sueño
horas largas, muy largas.
Un cielo de gaviotas
graznaba con sus voces destempladas
mientras tupidas redes conseguían
cosecha plateada,
sustento de los míos que en el pueblo
inquietos aguardaban.
“Adiós, viejo gruñón” - me despedía
la pesca ya lograda- “Adiós -me contestaban sus embates- Adiós, hasta mañana…”
Y yo con sal y brea entre los labios
la vela desplegada
tomaba rumbo, llena la bodega
ansiando ver mi casa.
Mas eso terminó, los muchos años
igual que una galerna, todo arrasan.
Dejé de navegar, fueron mis hijos
los que dieron la cara,
las redes y las velas manejando
y del timón la caña.
Y ahora, en un rincón, roto y sin fuerzas,
miro el tiempo que pasa
sin luz, sin ilusión, cual trasto inútil,
contando las jornadas que me faltan
hasta que en negra nave
me enrole al fin la parca…
Por eso te repito
mi ruego al despertar por las mañanas.
¡Por la Virgen del Carmen, no la cierres!,
no cierres la ventana
que apenas llegan hasta mis oídos
las olas que me llaman...
AGUSTÍN
Los pájaros enjaulados no cantan. Es que no saben llorar de otro modo.
Estimado poeta, ¡qué maravilla! un poema que se prende
de la mente y que se escucha en tono de maravilla.
Gracias... por permitirnos disfrutar de esta lectura.
Y siento mucho el drama que le ha tocado vivir a Murcia,
un gran cariño para todos sus conciudadanos.
Un abrazo.
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Admiración por éste poema que lleva el sonido
embriagador del mar e imaginando la espuma al romper la ola,
sus seguidoras las gaviotas adornando la espera de ese barco
que se acerca. ¡Maravilloso!.
Un abrazo desde San Luís- Argentina.
Iris Cadelago.
Magnífico Agustín, tanto elpoema como la música del mar
al fondo supera la imaginación..¡qué belleza! y más a quienes
adoramos la mar.
Un abrazo desde Madrid.
Isabel Morión.
Agustín Sánchez... magnífico poeta, qué ilusión
es este poema donde disfrutamos el maravilloso
ruido del mar, de las gaviotas de ese buque
que parte o llega, impresionante ¡qué belleza!
gracias por haberlo compartido.
Un cariñoso saludo.
María de León.