Necesito el azul del mar, de cada ola,
necesito el verde de cada campiña,
necesito la dulce mirada que se apiña
tras ese amor indomable en mí sola.
Necesito los colores vistiendo la aurora
entre lejanas puertas y duros rincones,
tamizando huellas, lagrimal de corazones
que rompen la inmensa voz pensadora.
Ansias de saber despertar sólo en ti,
como insiste la arena a que el mar la bese,
tras ese ángulo escondido en que insistí.
Necesito el bosque y Valle al susurrar en calma,
aparcando vientos, acechando olas y tiempo
a ese amor tranquilo que transita el alma.
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Necesito el azul del mar, de cada ola,
necesito el verde de cada campiña,
necesito la dulce mirada que se apiña
tras ese amor indomable en mí sola.
Necesito los colores vistiendo la aurora
entre lejanas puertas y duros rincones,
tamizando huellas, lagrimal de corazones
que rompen la inmensa voz pensadora.
Ansias de saber despertar sólo en ti,
como insiste la arena a que el mar la bese,
tras ese ángulo escondido en que insistí.
Necesito el bosque y Valle al susurrar en calma,
aparcando vientos, acechando olas y tiempo
a ese amor tranquilo que transita el alma.
Antonia.
el poema, Antoñita, amiga, es espléndido, espléndido; pero la foto/ola que lo acompaña..., vaya toma, querida amiga, es algo fantástico; parfece un ser humano de agua bajando, postrando la cabeza entre los arrecifes, es incomensurable; tal ola, para tal poema; saludos, mi amiga; Orión
¡Cuantas veces he visto
olas así, en ésta mi mar de Necochea,
qué bellas son mirarlas, contemplarlas
desde la escollera, estoy enamorada de mi mar
Atlantico. Un beso grande y a ver si me visitas pronto.
María Inés.
Necesito el azul del mar, de cada ola,
necesito el verde de cada campiña,
necesito la dulce mirada que se apiña
tras ese amor indomable en mí sola.
Necesito los colores vistiendo la aurora
entre lejanas puertas y duros rincones,
tamizando huellas, lagrimal de corazones
que rompen la inmensa voz pensadora.
Ansias de saber despertar sólo en ti,
como insiste la arena a que el mar la bese,
tras ese ángulo escondido en que insistí.
Necesito el bosque y Valle al susurrar en calma,
aparcando vientos, acechando olas y tiempo
a ese amor tranquilo que transita el alma.
Antonia.
el poema, Antoñita, amiga, es espléndido, espléndido; pero la foto/ola que lo acompaña..., vaya toma, querida amiga, es algo fantástico; parfece un ser humano de agua bajando, postrando la cabeza entre los arrecifes, es incomensurable; tal ola, para tal poema; saludos, mi amiga; Orión
... vuelvo sobre este magnífico poema al tiempo que la felicito y deseo mis mejores deseos de salud y bienestar, Antoñita; Orión