... abrámosle, sintámosla y cantemos la oda íntima, aquélla, la del eco cuántico, la que no se apaga:
ese órfico sonido, esa polifonía interior de inmemoriales e indescriptibles tonos,
ese fuego diamantino y álgido, su recuerdo:
odre ingente de notas,
ánfora sagrada,
grill del alma,
cangilón veraz de la alegría;
... porque uno baja al cauce de sombras, al de ruido y furia,
y podría parecer que a guerras hieda, a desolación, a olvidos eternos y abandonos;
¡ y no, y no !
pues, qué es el pálpito esplendente jamás apagado ni encendido,
o ese hilo de oro,
o ese tímpano interior que emite y nos recibe,
esa pulsión en el pecho,
ese son devorador,
esa alianza...;
... ay los cromosomas multidimensionales, ay y ay ese par 24 invisible aún, capital e inasible;
por tanto, nuestra oda no se apaga nunca sino que en sí misma se incendia, se expande, se ilumina,
haciendo caer por terraplenes terrestres y galácticos las viejas cenizas de la humanidad;
... muere y muere aquí, renaciendo, pues, el Fénix, y el alma ansía, torna y se renueva;
¡ y es que el grito de vida es tan sublime,
con tal fuerza emerge y de tan dentro, tan de dentro arranca,
tan de lo hondo y nuestro...!
Qué magníficas metáforas encuentro,
que bella descripción para los humanos...
lástima que se desvíen los caminos en busca de falacias.
Impagable lectura literaria nos ha compartido.
Un abrazo.
Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !
Antonia Pérez García escribió:
Qué magníficas metáforas encuentro,
que bella descripción para los humanos...
lástima que se desvíen los caminos en busca de falacias.
Impagable lectura literaria nos ha compartido.
Un abrazo.
Antonia.
... tus palabras, poeta y amiga, tienen la virtud de iluminar las cosas. Orión