"LA EDAD DE ORO*

[A. Elisa Lattke V.]

"La Edad de Oro"...



Que el nombre viejo llore en silencio
con el crudo dolor que le desgarra,
por desiertos de arena con embate
donde el viento es oleaje en circunstancia.

Que el ser esté o no al lado de la orilla
con los pies sumergidos en las noches,
cual débil brisa que sacude el ansia
cubierto tras los sauces y los robles.

Cuando desfallece el hombre, lleva,
un lento caminar que le fatiga,
y retando amanece su alborada,
sin solución, mortaja le cobija.

La edad le rechaza, el amor se excusa
detrás de cada cuerpo en cambalache,
apoya su pesar en el cayado
y arrastra cuerpo viejo en cachivache.


*
Elisa.

[Antonia Pérez Garcí­a]

¡Hola Elisita!...tanto tiempo, que elegancia de poema, no le falta nada.
ya lo apunte para leerlo el sábado 16.
Un beso de Antonia.

[A. Elisa Lattke V.]

¡Hola Elisita!...tanto tiempo, que elegancia de poema, no le falta nada.
ya lo apunte para leerlo el sábado 16.
Un beso de Antonia.

Gracias Antonia, te tengo abandonada ya hablamos... Besos. Elisa

**Surgió de improviso mirando los que pasaban por mi lado. Acababa de ver algo lo que me había enviado una amiga a través del correo. Era una entrevista a una mujer anciana, alguien muy, muy importante. (Dejaré su foto y el artículo o el mensaje con las imágenes). Después de verle y reflexionar sobre el mismo, baje al parque a dejar algo a las palomas y gorriones. Tenía sobras de arroz y lo mezclé con migas de pan duro y semillas de trigo y mijo, me daba pena tirar sobrars que no comería. Me senté en un banco a verlas comer, no suelo bajar a menudo pero recordé a mi madre que hacía lo mismo y por ella lo hice. Pasó un anciano cerca de mí y su bastón sonaba sobre el caminito de hormigón, ya iba andando y dándome la espalda, se paró para llevar una mano al bolsillo y sacar un pañuelo. Pude ver que le temblaba, quizá el parkinson- pensé.- Se lo llevó a los ojos mientras se quitaba las gafas y, con el mismo, limpió ambas cosas. Giro despacio su cabeza y me miró -eso creí- Quizá intuyó que le observaba. El y yo, seguramente, estábamos pensando lo mismo pero de diferente manera... Los años, la senectud, la vuelta de la vida...

Se alejó apoyado en su bastón y, mientras lo hacía, volvió a pararse de nuevo y se quitó su gorra. Sobó o rascó su cabeza, varias veces como si quisiera darle marcha o convencer a su cuerpo cansado, a mí me pareció que era una forma de despejarla de ideas superfluas...¡ Qué cosas a veces se nos pueden ocurrir viendo gstos ajenos! -pensé. Volví a meditar viéndole que se alejaba: Era el mismo su presente que camina a su futuro, pero para qué pensar en el futuro si ya lo abrazaba. Recordé algo de mi madre: “El factor tiempo ya no tiene razón de ser a cierta edad, hija, cuando se acaban los proyectos, cuando los sueños no nos pertenecen, porque son otros los que los disfrutarán y no podremos participar de ellos, sólo intuirlos como positivos para sus vidas, ya dejé de soñar en la tierra, por eso quiero que me quemen que así termino más rápido.”

El anciano desapareció de mi vista al finalizar la esquina, pero no mis pensamientos estaban en otra realidad , la de cada día, la de esos ancianos y su futuro para el que ya no hay ilusión, saben que se van. Ya no pueden soltarse de ninguna mano como cuando eran niños y menos, como cuando decidían salir en busca de amigos o vivir por su cuenta otras aventuras o sueños, sólo esperaban sentados , acostados o caminando sobre la marcha de los días, uno y otro como un latido o el tictac parecido al golpe del bastón sobre la acera. Seguir con lo que les quedaba de fuerzas para sus paseos diarios. Estaban sujetos a un presente sin más esperanza de vida.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. No era nada mío... aquel hombre viejo que pasó por mi lado, pero era ser humano como yo... Un semejante. Cerré por un instante los ojos para volver a pensar en mi anciana madre, cuando me dejó hace poco (r.i.p.). En la de veces que ella pudo meditar lo mismo cuando su salud se quebrantó un año antes... (Bordeaba los noventa y tres años). Cuántas veces no miraría la lozanía en sus nietos y bisnietos que en cierto modo, alguno, la remplazaban; las gentes que pasaban por su lado, otros vivían sin preocuparse aún de su/la vejez. Incluso, despreciando esa edad que creen lejan con ese sarcasmo inconsciente del que aún cree tenerlo todo consigo y, "a los viejos que les den..." o, aún peor, dirigiéndose a ellos con un trato arrogante y vejatorio y despreciable, olvidando que son proclives a lo mismo. Pensé en mí, sabiéndome entera, aún vital, razonando la existencia, pero madura 'en el árbol', como todo lo que tiene fecha o 'código de caducidad', pero sin saber del cómo, cuándo, ni dónde de esa espera, aunque sí del ‘Cosechador’ de realidades individuales, el de cada tiempo finito o futuro que sin pensarse nos va abrazando y sin soltarnos, nos va 'atando corto' con mermas de salud; intentando que nuestros pasos no sean tan largos ya, ni tan soberbios, ambiciosos y hasta ingenuos. Porque cuando la vida es ya residuo en espera (compost), eso sí digno, contenido en su vaina de suerte, desenlace que se abrevia, reduciendo ilusiones de todo tipo, dejando paso a la etapa del reposo aunque disfrute de una actividad consciente, también pasa que por desgracia en otros casos, este periodo de la senectud puede ser un remedo físico de lo que se fue por culpa del Alzhaimer con mirada perdida, gestos que no reciben ni dan, tampoco se anidan en el amor de sus parientes uqe se convierten en extraños; viven sin percibir conscientemente lo que vivieron, con la memoria deshilachándose como un bosquejo de de un trazo gris sobre el negro y un sólo punto de luz que les identifica. Una mirada sin color que se va apagando del todo a medida que el cerebro deja de funcionar, reduciéndose a un mantenimiento dependiente, vegetativo, inconsciente de ser quien fue para ser lo que es, ¡un cuerpo vaciado de todo lo que llevaba encima! Cosa terrible en ambos casos. Oxidación, caducidad.

Por eso hay que hacer acopio de fuerzas espirituales imitando a esta mujer de casi cien años (premio Nóbel 1986, neuróloga), Rita Levi Montalcini, aunque sólo sea su actitud positiva ante la Vida, planteándole cara con inquietudes que la mantienen en forma y útil. Con ilusión de darse a sí misma lo que a otros da por su libertad y dignidad. Siendo esto último lo que refuerza su ánimo interior y ganas de sentirse viva. Estos seres admirables nos dan estímulos con su ejemplo, nos benefician moralmente ofreciéndonos respuestas a muchas preguntas que nos hacemos, nos dan ‘información’, pautas de conducta que nos benefician allí donde la propia química individual, la de nuestro cuerpo, puede aún darnos resultados inesperados que aminoren procesos de deterioro, eso sí si sabemos cómo ponerlos a nuestro servicio para mantenernos conscientes y en sana armonía, aún a pesar de los años o la agresión que ejerce ciertos factores medioambientales, que sin su motor principal, un cerebro positivo y con ganas de trabajar, no podríamos utilizarlos por falta de estímulos, aunque ayude la genética. La cómoda postura de muchos jubilados les entorpece rápidamente los movimientos del cuerpo cuando viven sólo para las necesidades más básicas.
...

Todos mis poemas como estos que me dejo hoy, la gran mayoría, son parte de mis reflexiones personales, para tomar de la vida lo que ella me pone en mis manos. Nunca podré plagiar o servirme de otros. Sí verme estimulada por las palabras que me producen una 'chispa especial', ideas que me toman de improviso y me zarandean y otras se desnudan ante mí o, soy yo la que me expongo en en el verso y sus metáforas viendo una 'luz' encendida...que es mía y completamente diferente a la de otros. Me encanta ser seducida e inducida pero sé que sin Amor no pensaría lo mismo. Y 'el futuro', abusaría de mí rindiéndome a sus deseos y no me gusta ser tan negativa ante mi propia existencia porque esa vulnerabilidad es la que nos lleva a nuestro propio fin. Por ahora le dejo que me ronde que yo ni me fijo en él, es lo que es y será para cada uno de nosotros... ¡Un perfecto conocido, Dios le bendiga!... Y cuando llegue me dejaré hacer el amor sin demora... y, por ahora, le dejo un poema:
...



Os dejo una de las entrevistas que le hicieron a esta neuróloga y premio Nóbel antes de sus cien años y que circula por Internet :

"Rita Levi Montalcini, médico italiana nacida en 1909 y que sigue activa, escribe este libro sobre la vejez "lejos de las reflexiones consolatorias o las lamentaciones lúgubres sobre la vejez, para explicarnos que el cerebro -ese as en la manga que debemos jugar con acierto en la vejez- puede seguir funcionando perfectamente incluso a una edad avanzada". Sostiene esta Premio Nóbel de Medicina, en tono ameno y divulgativo, que haber vivido una vida intensa prepara a las personas para vivir una vejez plena, y acude para ello a sus conocimientos de neurobiología moderna (teoría de la "plasticidad neuronal") y a los relatos biográficos de cinco personajes ilustres que desplegaron gran actividad creativa en la vejez: Galileo Galilei, Miguel Ángel, Ben Gurion, Bertrand Russell y Picasso."


"En una entrevista publicada en La Vanguardia en 2005 contaba lo siguiente Rita Levi:



- ¿Cómo celebrará sus 100 años?
- Ah, no sé si viviré, y además no me placen las celebraciones. ¡Lo que me interesa y me da placer es lo que hago cada día!

- ¿Y qué hace?
- Trabajo para becar a niñas africanas para que estudien y prosperen ellas y sus países. Y sigo investigando, sigo pensando...

- No se jubila.
- ¡Jamás! ¡La jubilación está destruyendo cerebros! Mucha gente se jubila, y se abandona... Y eso mata su cerebro. Y enferma.

- ¿Y cómo anda su cerebro?
- ¡Igual que a mis 20 años! No noto diferencia en ilusiones ni en capacidad. Mañana vuelo a un congreso médico...

- Pero algún límite genético habrá...
- No. Mi cerebro pronto tendrá un siglo..., pero no conoce la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro!

- ¿Cómo lo hace?
- Gozamos de gran plasticidad neuronal: aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones, ¡pero para ello conviene estimularlas!

- Ayúdeme a hacerlo.
- Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará.

- ¿Y viviré más años?
- Vivirá mejor los años que viva, que eso es lo interesante. La clave es mantener curiosidades, empeños, tener pasiones..."
... comunes a todos-------------"

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Cada vez estoy segura que lo que me pasa, es lo que estaba por sucederme. (Ranitazul-06)

[Esther Luscinda Melcón]

En esta edad se reflexiona mas
porque tienes encima la experiencia,
ves mas allá de tus ojos corporales,
se están perdiendo verdaderos
valores de ideas que no se realizan
por creerlas de personas arcaicas,
la edad te madura o te destruye
que de todo hay, pero tambien
pasa a cualquier edad. Tu razonas siempre
por filosofía...
Muy bueno el dibujo Elisa, uno en mis manos
si querría tener para enmarcarlo como
recuerdo de mi Elisa, Te doy mi beso
Esther Luscinda

[ERNESTO WÜRTH]

LIEBEFROSCHIEBLAU, cuanta razón tienes querida amiga, me gusta eso de la edad de oro, es agradable, placentera, q quienes no le miran los años, que en realidad no pesan, brillan, cada vez mas con la experiencia. Me gustó tu cierre, fuertes expresiones, cambalaches y cachivaches, jejjjaj me hicistes reir, umarmen und grosse Küss, ernesto