Poemas
Moderador: Julian Lopez
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Poemas
Nave para todos los diluvios
VIAJE POR EL REZO
Si tuviera
podrÃamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podrÃamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raÃces
Es que contigo podrÃa hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
PodrÃamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso serÃa necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harÃan pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirÃan. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allà habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difÃcil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
ALFARERO SIDERAL
Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mÃnimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.
ILUMINACIÓN VACÃ
VIAJE POR EL REZO
Si tuviera
podrÃamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podrÃamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raÃces
Es que contigo podrÃa hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
PodrÃamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso serÃa necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harÃan pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirÃan. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allà habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difÃcil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
ALFARERO SIDERAL
Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mÃnimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.
ILUMINACIÓN VACÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Nave para todos los diluvios (Continuación.)
ESTOS LINGOTES DE POESÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
MAHOMA
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- Registrado: Sab May 12, 2007 11:45 am
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a Jorge Lemoin
Estimado Poeta, me alegra mucho su presencia por este
Foro , espero que lo siga visitando, siempre es un honor tenerle.
Un abrazo hasta Mar del Plata.
Antonia.
Foro , espero que lo siga visitando, siempre es un honor tenerle.
Un abrazo hasta Mar del Plata.
Antonia.
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Te escribo mi dolor y te lo dejo
Te escribo mi dolor y te lo dejo
POEMAS
1.
Tu boca late
y despunto sangre
que quedó enredada con la mÃa
como nuestras ramas
(podrÃan estar guardadas
bajo la lápida del lacre).
Tu boca es mÃa, es de mi boca,
como de mi sangre tu sangre,
los dedos de nuestras bocas se embastonan
en los leños del beso
como dos llamas del fuego
2.
Te pintaré los ojos cuando tú mueras,
te besaré la boca frÃa y seca
apretaré tus manos duras, de madera
y enjuagaré los dedos en tu pelo de cera
tenderé un silencio sobre tu piel de cala
morderé con mis manos, las tuyas pálidas
y apagaré la noche con alguna lámpara
para ver tus ojos como los pintabas.
Te pintaré los ojos, no lloraré, lo sabes
pero si acaso alguna gota sobre tu muerte cae
¿Qué más dará llorar tristezas que no sabes,
si habrás muerto sola
sin mi verdad que ignoras?
3.
Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecÃa acatada antes del dÃa.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanÃa
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera, amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.
4.
Era un altar de madera que dormÃa
y dormÃan en su sueño misas pasadas
y un cáliz con sangre marchitada
y dos velas chamuscadas de llorar su existencia
sobre su muerte lenta, lentamente.
Y una flor arrugada, caÃda de una ofrenda
y en ella el cadáver de un perfume desteñido
y me acerqué y mentà la devoción hincado
y lo abracé y tomé la flor
y adiviné el perfume
y me crucifiqué en su cruz
y fui yo y también un clavo
y lavé el cáliz y siguió llorando
y me bajé de la cruz
y no guardé los clavos
y salé a savia de la madera donde fui crucificado
y el cáliz siguió sangrando y las velas se apagaron.
Y la persigné con tres besos
y vi lágrimas y sangre
en la tierra de las raÃces de una lanza
y dije amén llorando
y no sé qué hubo en ella después de mÃ.
Y estoy llorando y escribiendo su residuo.
5.
Si tuviera
podrÃamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podrÃamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raÃces
Es que contigo podrÃa hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
PodrÃamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso serÃa necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harÃan pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirÃan. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allà habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difÃcil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
6.
Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mÃnimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.
7.
Esta noche la música se arrastra pesada y resbalosa como un
tul que arrolla. Ésta es música recién descubierta, no se copia de su
propio nombre. Nadie podrá recogerla.
8.
En los suburbios laterales de esta noche, corren rÃos subterráneos del
silencio. El silencio está constelado de grillos, o de chispas sonoras
o de lluvia deletreada. Las cigarras chisporrotean, tal vez titilan.
La música impregna el aire, como un aroma melancólico.
Desde esta noche a mà no hay música. Lo sé. De mÃ
a la noche
yo escucho la música de esta noche. Pero no puedo estar seguro.
La música es mÃa. Pero tal vez no la ponga yo.
9.
EL CIEGO
Mira mis ojos
estos ojos te sostuvieron
sobre todas las noches
han sido gargantas
por donde he tragado
el mundo
como la lluvia
que se afina Ãntima
en los hormigueros.
¡MÃralos!
estos ojos, estos
hormigueros
donde has sido lluvia
para la savia en que tú
hecha hiedra asumiste
vertical la soledad
de mis muros.
Estos como naves sin
horizonte como barcos
sin proa y sin espalda
aquà mi huerto
se amamantaba de
luna y tú eras.
MÃrame los ojos por afuera
como iglesias cerradas
por adentro
MÃrame los ojos,
mÃralo todo.
Ya el mundo rompe
como un mar inútilmente
sobre mi última mirada
infinita.
La lluvia ya siempre
llegará tarde a la tierra
envenenada por el vientre.
10.
Ven a vivirme, la soledad me amortaja
con manos deshabitadas.
11.
Y la noche mordiendo, encepando
ferozmente las sienes desesperadas
de la noche enloquecida
12.
Un relámpago de hiedra
Mi alma ha concluido
Fajado el corazón de un puño de angustia
Arranco de ti una paloma que parpadea y tirita
que agoniza y sangra de savia, desesperada de
ecos en sus alas, de alas en su corazón
Ésa es la patria
de mis sueños
Se han resumido allÃ.
13.
Soñé que me forraba un abrazo
y me desperté enmangando las fauces
de mi soledad
14.
Como un reloj de arena
la guitarra gutural de tu corazón
empuñado
en los tallos de tu
sangre
rema
15.
Asà eras tú,
te bebÃas la mañana de las plazas
corriendo descalza
como una golondrina de oro.
TenÃas una lámpara clavada en las
entrañas,
Y la turbia suavidad
de los tibios duraznos a la siesta
Eras asÃ, amada.
Eso era lo que más me gustaba de ti: que
tú eras tú y que yo te amaba
Y a veces una ternura de mirarte
emergÃa desde el alma
y me alertaba la carne.
Asà eras tú rutinaria
y fresca y nueva y necesaria
como la mañana
Y tu mano cotidiana
como un gorrión adormecido en la ventana
en un rincón de la mÃa
se acurrucaba.
Tu beso silvestre como el de las abejas
en las plantas
recolectaba el polen de los sueños
con ingenuidad de niño que rezara.
Y tú tenÃas Dios y me contabas
todas las mañanas
que le rezabas que nos conservara.
Enjugabas tus ojos con silencio
y me mirabas
y enjuagabas tus manos en tu pelo
porque tú sabÃas que me gustaba.
Pero a veces te escondÃas detrás de tu
mirada
con recelo de paloma algo asustada
y ya ni la mañana te podÃa
hacer dorada
porque eras una ventana
obsesivamente cerrada y clausurada.
Las noches de esos dÃas, amor mÃo
yo rezaba como tú rezabas
(todavÃa rezo a veces, cuando te recuerdo)
16.
A la hora de recordarte, acomodo las mejores cosas
sobre tu nombre, para poder pensarte.
Alguna vez no fuiste muy hermosa, pero te
agregué tu propia belleza,
ya la habÃa aprendido de ti,
¿qué importaba que un dÃa no fueras hermosa?
Yo te amaba tibiamente,
como esas cosas que se hacen fácilmente
como ser de una manera o estar en silencio
o rezar.
Desde ti emergÃa un túnel para
que los húmedos murciélagos no
interrumpieran palomas.
Todo lo tenÃas de alguna manera,
como una ventana
y yo aprendà sobre tu cántaro
a callar
como contando lluvias
sobre el agua antigua que me remedaba
PodrÃamos habernos dado la mano
cotidiana
Y guardarnos toda la inmensa mañana
de las plazas
Todo se volvÃa fácil contigo
como descifrar la música ignota sobre un
piano laberinto, y la adivinábamos.
PodrÃamos habernos mirado ritualmente
y como constantes extraños cada vez menos extraños
PodrÃamos habernos amado al margen de las
cosas que envejecen
Habernos abonado al silencio
como a un lento paÃs donde no hay lejanÃa
para las palabras en voz baja.
PodrÃamos haber callado con el mismo silencio
Pero buscamos la forma de recordarnos
tristemente.
Por eso a la hora de recordarte,
busco las cosas de mi tristeza
y te construyo fácilmente como eras.
17.
Cuántas cosas dejo
yo para alcanzarte,
cuánto hay que pierdo
yo para ganarte;
yo gané perder
lo que pierdo al tomarte.
Cuántas cosas tuve,
muchas, que no tengo,
cuántas que por ti
dÃa a dÃa pierdo.
Cuántas cosas, muchas
infinitas, dejo,
sin embargo gano
en ti, el mundo entero.
18.
Si estuviera untando tu boca
vendrÃan a mullirse los himnos
en la mÃa
mientras deletreara cada hebra de tu
pelo distraÃdamente
y recorrieran mis concavidades
las esquirlas del escalofrÃo como
una tormenta de arena
y hundiera en tu tinta
todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego, en que me dieras a leer una
carta de amor, pequeña
con mis palabras
tu conciencia
de papel.
la tinta derramada
y tus laberintos de papel
tú y yo
y la oscuridad de tus
túneles riando como
un canto hacia
la mañana
19.
y se están ahogando de cielo
y el cÃclope del sol
no les sirva de isla
¿Cómo llover hacia ellas
y decirles que no sé qué quieren?
y el viento es un galeote eterno
es un buey
y los barcos de música
van por tierra
(porque se han vuelto nubes)
y son como los peces del alma
que se sacrifica al cantar.
Han muerto fuera (del agua a su manera)
Alguien pensará que quieren
agitar el cielo.
Yo no puedo salvar las nubes.
si yo fuese una nube
tal vez comprendiera
qué les pasa ahora
Pero veo nubes y no sé si son pájaros
disueltos
Animales asustados o el alma del
mar que acaba de morir y
no lo sé.
Y no puedo pensarles maneras o gestos
y no sé dónde temer o apiadarme de
sus ojos.
Quizá quiera curarlas cuando llueve
o crea que sonrÃen,
Donde tiene la sangre del viento corazón
20.
Para pensar en ti,
clausuro una a una las palabras viejas
inauguro algún silencio sobre las cosas nuevas
y acomodo los nombres,
Tú tienes el pelo como infinitas
guitarras relajadas
como lacios y tibios violines de
mañana
con el flojo vuelo de las gaviotas
dormidas
y la silvestre hebra de los helechos
o el musgo de las piedras
Te acorralo contra el sueño, dulcemente
y una mano se acurruca en una mano
y la otra enjuaga la ternura
en tu pelo como el tuyo.
Azul y dorada te pareces a la
primera mañana.
Eres lo que me faltaba para ser nosotros.
por eso tu nombre es el tú que me faltaba
por eso te pareces a mi alma.
21.
La noche rompe contra
los muros de tu carne
con fragor y ritmo de molino
roto
y obcecación de ariete en la hora
ciega
y latido de pájaro en la estrella
que tiembla
La noche te embiste
como un toro rabiosa
y quieta como la
caricia que apacigua
en la mano cautelosa.
Y se alza todo tu horizonte
lateral y valiente
con los animales de mi mente
pululándote la catacumba
de la vena donde el remero
de rito acarrea un relámpago
apretado.
22.
Cuando hay bocas eternos
diapasones de silencio
que nos callan,
(porque una vez nos dijeron)
cuando hay labios
con los vientres del beso secos.
, porque siempre en las bocas
chorrea un beso
y hay miles clausurados en las
horas porque nadie los fue a buscar;
porque el beso es un nosotros de
labios
y si falta una boca hay un yo solitario.
23.
Tú no sabes cómo sólo tengo la luz
*
De tu noche sólo tengo lo que escribo.
*
Lloré que todo lo veÃa con hache.
24.
Los gritos del silencio remansan
aullándome esta noche
mis ojos abejas de los tuyos
han perdido tus jardines
Tengo el alma llena de miel
con tu sabor.
Mi alma se ensancha
y se vuelca por el silencio
El polen de esta noche rocÃa
sobre mis techos
El silencio crece en las voces
ajenas
(por mi espejismo de tus cosas)
El durazno de mi corazón ha madurado
y va a caer por mi boca
como tantos hijos tuyos no sidos
mis pasos corazonan por la sangre
de las calles
Y en los suburbios de mi sangre
alumbra un sabor a música
con el gesto de tus ojos
Los peces de mi alma se
enredan en el musgo de mis
tantas horas calladas
Y las abejas de mis ojos
Y las abejas de mis manos
y las abejas de mi alma
ahogadas de miel te han perdido
(colmena mÃa del corazón
de casa)
basta tu silencio para
el silencio
basta tu ausencia para
la soledad
Tú de la sangre peregrina del
eterno horizonte
como el eterno rumbo de
un anillo
Has dejado la misa de tu imagen
constantemente consagrada
(colmena mÃa) déjame guardar
tu polen que aunque no quiera
queda conmigo
25.
Busco la poesÃa ansiosamente
hachando rostros con desenfreno de molino
roto.
Muerdo la palabra hasta hacer sangrar
su cosa
y la mañana me entra por la boca y se
vuelve tarde agonizada en el sótano del alma.
Quiero descifrar la hebra del
vuelo de las aves y los ojos se anudan
y creo la palabra sin cosa
y un nombre sin rostro
y entre la tarde dorada y yo
pongo melancólicas y afónicas ventanas de lisiado
y digo que la tarde tiene olor azul
y ruido de ojo ciego
y olvido tus ojos que no son de uva
y tu pelo
— donde enjuago la tibieza de una
caricia ingenua y simple)
digo que es chorro o hebra de
música caliente.
Y el corazón hace un buche de música
caliente y dulcÃsima
y callo y acurruco tu mano en una
mano,
te miro al polen de los ojos
como una abeja
y vuelvo a callar
y te digo luego que te quiero
y la poesÃa pasa a mi lado
lÃquida y silvestre
y yo muerdo troncos secos
para beber la savia.
26.
Al borde de tu arena revolotean los molinos
de las olas
como alas o ecos de corazón
Las gaviotas del beso triscan la espuma
Ah! las caricias como alas en descanso
o barcos dormidos
Hacia las piedras terribles se
acantilan rumbos
como pupilas de balcones
Y ya no me importa nada
borracho de un orgasmo de música
en el alma
morderé corales
como empuñando tras la sed
mangos de agua en la garganta.
estás llena de perfume
como respuesta al rocÃo —
cerrarte un candado en mi silencio
como un silencio alrededor de un tÃmpano
enguanta astas en un bolsillo
de mar
27.
Un dÃa voy a gritar sobre tus ojos, y clavaré la
antorcha de mi voz sobre tu alma
Callaré tu sólo silencio rectilÃneo
y amordazaré las sombras con la eterna mañana.
28.
Me gusta morder las vÃsceras de tu alma
por tus ojos de uva o charco sobre el barro
porque son túneles que dan a un templo oscuro
con sabor de silencio y ruido de sombras.
Yo me siento al eco hondo de pájaros
y los rostros cotidianos enfrentados
con el gesto arbitrario en los amigos
en el fondo del secreto dan las manos.
Tú reemplazas palabras que no dicen cosas
siglos de sombras amordazadas con antorchas
nombres que son rostros olvidados poco a poco
y te abres adelante inexorable y única
como un sendero no tramado
que no sorprende al sueño y que se parece al alma
29.
Voy a buscarte
donde puedo mirarte varias
veces en el mismo instante
Donde puedo contemplarte horas
sin que tu momento se inquiete
en la corriente de esas horas
y me estucho en mis recuerdos
e ignoro qué luz visita mis
ojos abiertos
en qué frÃo me desvisto de mi
desnudez sin fuegos y sin hielo
mientras soy un trago de
mi propia hambre
y en el estómago de la
mente me disuelvo
y reconstruyo mi antes gastado o
cambiado
o me agrego a mà en un dÃa ese dÃa
imposible de ser
y visito mis ojos visitados por ti
Allà tú eres como fuiste.
tu imagen se enganchó
como el musgo en las piedras
y te caÃste de las horas,
o yo fui goteando migas
de donde puedes estar en mÃ
para tenerte en uno solo, en
todos tus minutos.
Tus imágenes son quietas y
duras.
Las horas pasaron como las olas
y tu presente y mi conciencia
de ti viajaron en pos de la siempre hora
nueva, como el agua recorrida
por la onda,
Y voy eligiendo entre las
gotas de tu rastro revisando
pie por pie hasta llegar
al beso que aún no se secó
a la puerta que se impone
como yéndome a buscar al
fondo de mi enmimismamiento
o que a mi súbita estación en
mà durante el momento
que será pasado está sin principio,
por la que te has ido
como todos los dÃas y desde
la que empiezo solo y me alegro
de nuestra realidad
Y me vuelvo a hundir a bucear
las imágenes que viven en los
juntos.
y empiezo a extrañarte,
e intento traerte y meto
las manos en el agua
y el agua me da la respuesta
de su carne vacÃa de ti
que te desordenas en ella como
las cosas a través de las llamas
y no puedo atraparte
y mis manos son jaulas de leones
y puedes irte como un gorrión
cansada de tu curiosidad
y dejarme con mi impotencia
de caja para encerrar la luz
fantástica entre mis dedos de piedra
con mi impotencia de caja
para vaciarme del vacÃo de ti
que me llena como la oscuri-
dad de una caja cerrada.
30.
A UNA CHICA EN EL TREN
En las tardes tristes
tu cara segrega una paz infinita
Basta esta sola vez de tu rostro
para amar tu gesto de nostalgia.
No puedo jurarte un recuerdo para siempre.
Pero si olvido cómo y cuándo,
a veces ignoraré que esta sensación de piedad te pertenece.
Ante tu tristeza abierta y franca
mi rito de alegrÃa se envenena.
suicidaré mi sonrisa y lloraré contigo
después de haber contado
los rostros del recuerdo que no pudieron hacerme
llorar.
Porque esta impotencia de tristeza
me aquieta las horas
como una manera de vivir de menos.
31.
Me gustan tus ojos de música
congelada,
lentos como la tristeza
al otro lado de las botellas
me gustan tus ojos de cenicero y sagrario
donde se acantilan palomas de
preguntas que no vuelven
de los finales del diluvio
me gustan y amo tus ojos
de túneles clavados a tu alma
de grutas donde tantear el
silencio que te ocupa
como los grillos primeros, cautelosos
luego de la lluvia.
me gustan tus ojos de reloj
detenidos en la hora eterna
que no lleva la cuenta
de las cosas que pasan.
me gustan tus ojos como
rodajas de uvas negras
32.
se ha roto la sangre, la sangre de mi grito
el alarido de mi sangre.
El sol se ha secado y en el suelo están los
escombros de la sangre.
Tú no viniste a beber el pájaro del grito
no vienes a recoger las plumas astilladas.
la sangre se ha quebrado
hay arena en la columna de la sangre
y el yesero se derrite con el agua del viejo
sol ya seco.
Ya no podrás recoger la luz de las palabras,
la vela del alma consumida
salpica mi cadáver
y la espuma seca como el sol
seco no alumbra
de palabras
33.
Beberé telares de la música
cuando pueble tu risa
como un pájaro cansado.
Ah!, el piano de larga espera
como la tierra, como tu risa,
lloveré, la mano multiplicada
a remar
en tu paloma de sangre
soledad para llegar
Todos tenemos una soledad para
cada viajero.
A caer cansado con el ciego
a despertar en la raÃz, mano de sed,
del árbol del sueño sin despertar.
Sólo "escalera que sólo sube"
Cómo detenerme
si la sangre me sigue a paso
de campana
A ti, soy
infinitos, existimos en los espejos
enfrentados
pero ser al otro lado
al otro lado imposible inimposible de un espejo.
Ah! estarnos risa a risa
como los locos,
tal vez en la locura no nos sepamos
juntos ni sernos testigos de la propia
locura.
34.
Aquà estoy amiga
levantado ante tu espacio
tanteándote el silencio.
La hora sube de la distancia
y tú bajas al verso.
35.
Paso a recoger tu hermosura.
Cuando yo te miro eres hermosa.
El mundo no tiene mis ojos.
sólo cuando yo te miro eres hermosa.
36.
Perdóname que no sea un poeta
pero te quiero todo lo que te escribo, como
si lo fuera.
37.
La lluvia trota
como corazonando en la sangre
del carro de las horas.
La lluvia estrella el firmamento de mi silencio
El corazón deshilacha el sendero de la sangre.
tú detienes el tiempo de la sangre
para que pueda volver a empezar.
y allà chapotean los últimos párpados.
Hay muchos pájaros derretidos en el viento
en el viento de la sangre,
no importan
hay alas que se reiteran en el pecho los pájaros.
y la savia empecinada que tropieza
los árboles de las manos vociferan su crispación
en el viento
y las raÃces son manos acandadadas en mÃ
ya el ariete testarudo, propio corazón.
como el mar contra los muros.
barcas sueltas
musgos rotos
algas muertas
tallos hondos.
el silencio sangra
tu silencio sangra
guardas ecos de la espada
y devolverás las palabras
y yo mientras escucho
cómo el perfume
gotea de las hojas
cómo tus ojos
emiten un arco
iris
cómo un
himno arderá con el fuego
eterno que encofran las cenizas
38.
En el fragor de la tristeza lenta y tibia
suelo llorar y nombrarte,
y agitar los brazos de mi corazón
como las hélices de un molino borracho
de tormenta,
o una golondrina cansada, en el
medio del mar.
La pena y la noche me llegan al
cuello
y nado para llegar al otro lado de la
noche,
con el silencio clavado en medio
de tu rostro.
nado como solÃa algunas tardes
nadar en tu boca en el pájaro
nuevo del beso que aprendÃa a volar
Si tú supieras lo que es cruzar
ciego y a tientas los inmensos
territorios de silencio y de soledad,
por las noches sin luna y sin barandas,
mordiendo los ojos con los párpados
apretados de fervor sin fe
y las manos cerradas sobre el lugar
que dejaron las tuyas,
y el nombre tuyo dicho a veces
ronca e inconscientemente
como si susurrara: Dios mÃo.
Te quiero, lejana y cada vez más
olvido,
porque el rito de empozarme en la
tristeza es un calvario cotidiano
de las noches,
en que no puedo quererte
sin nombrarte.
Te amo y te odio,
cuando eres lejana y necesaria.
Y sobre las cenizas de la locura de
la noche triste
me alzo contra el alba,
salvado porque siempre el
sol llega antes de la muerte
con tu imagen en los ojos
ya secos y abiertos, contra
la cosa última.
Ese frÃo no me alcanza,
pero algunas veces en el fragor
de las noches tristes me entra frÃo por la
boca, como a los peces,
cuando te nombro para asirme de tu
nombre y embastonar tu recuerdo
para no morir náufrago
de la noche
39.
A veces me hablan de ti, pequeña mÃa
y yo no sé qué decir...
Por eso ahora quiero decirte algo.
¡OlvÃdame! es necesario
desde el nosotros bifurcado.
Pero olvÃdame sin quitar mi nombre
de las cosas
OlvÃdame sin olvido
porque morirÃas en parte
si llegaras a ignorarme
OlvÃdame que te encontrarás sin buscarte,
esperándote en la hora en que tu soledad
te dejó sola.
Y podrás estar sola casi igual que antes,
pero será más solitario
porque recordarás.
Yo no haré lo mismo,
Ya no puedo encontrarme,
sólo recogeré tu nombre tu rostro y las
mejores veces
Y me iré a jugar contigo al sueño
Y tal vez te guarde tal vez en el rencor.
Pero, escúchame bien:
no es necesario trocarme por mentiras
Seguirás siendo paloma y necesaria,
y azul y mañana y dorada y descalza,
pero ya no serás ritual y diaria y nueva
como el alba,
y el hábito aprendido de tu mano y de tu nombre
será sólo manera de otro
nombre y otra mano para mi costado.
Ésta es mi manera de olvidarte.
Pero esto, no debes olvidarlo:
En mi olvido serás reemplazada,
serán mejores que tú y más nuevas
y costumbres, pero si hubieras querido
PodrÃas haber sido
todos los nombres y las manos de
mi costado, y mejor que tú misma,
tú sin olvido y sin pasado, pasado.
40.
Amada mÃa
la tarde está amarilla y desteñida
pálida y raÃda
como los ojos previos a la muerte — casi abandona-
dos.
Anoche, la noche me estrangulaba,
y tú no estabas
porque otras veces duermo con una vÃspera
en la mañana
pero anoche lloré.
Todo se prolonga lento,
sólo es diferente la hora de los otros
y el silencio verdadero más el mÃo, por las
noches.
He dejado el alma en un cepo indescifrable,
y suelo caminar solo algunas noches,
con la sombra acorralada por las luces
más agobiada y más harapo
con los pasos roncos de baldosas, pesados
y rastreros,
Todo te recuerda,
o acaso sea esta manera de las cosas
mientras yo escarbo tu recuerdo urgente
como el alcohol ritual.
A veces tu recuerdo y el silencio crecen
como un eco sucesivo
esta tarde el sol y las palomas buenas
ya me llega al cuello.
Tienes algo de tarde postergada
en esta hora vacÃa de la tarde falsa.
SÃ te amaba amada mÃa
y sólo queda
el fervor del sueño apretado como el ojo
credo
y la piedad del niño de las manos juntas
inocente o idiota como el quizá del rezo
de las tardes tristes y solas de recuerdo.
El sabor cotidiano y solo de los trenes
se adelgaza como un estrecho pasillo
perspectivo
Yo arrastro tu recuerdo
de palabra acobardada alguna tarde última
que quedó en el puño de la boca clausurada
como el miedo de descubrir la vanidad de
un ruego
Los gorriones son iguales aquà en la soledad
y en tus mañanas
El rito de las tardes es un hábito del sol y no
una espera
Yo sé que la tristeza es un paÃs transitorio
entre dos rostros y dos nombres
Pero ¡qué importa un nombre posterior a esta
tristeza de no tener tu rostro
sino para las tardes de gorriones iguales
y de recuerdo cada vez más olvido!
¡Qué importa un nombre que no sé decir
y que es sólo un hueco con tu voz hecha
silencio a mi costado!
Qué importa la libertad del olvido
conseguido si esta tarde tus veces
más intensas que otras veces de la
tristeza solitaria
me aprieta desde el último atrás
como la soledad de un
único atroz sobreviviente.
41.
Pienso en ti y te acerco a tus
instantes.
Te ignoro y sé sólo cómo fuiste
ignoro cómo eres pero sé cómo te sé
y sé cómo quisiera que fueras
y cómo voy queriendo que seas como eres.
Creo en ti, porque guardo un rastro que
sangraste
sobre mÃ
porque tuve la noche
y ya no es mÃa
porque te has acumulado en mis abrazos
antes despoblados
porque he vaciado el vacÃo de tu abrazo
más hondo que tus brazos
porque ya no te espero
porque ya no vendrás
y no estoy triste
y no estoy solo
y no solamente no estoy solo
sino que me escuchas
y tienes lo que quiero que tú quieres
y quiero lo que sé que tengo
42.
EscribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.
43.
Somos palabras y asà nos acepto
pero ahora mezclémonos las manos
subterráneas del silencio
44.
Con el canto de mis manos te iba haciendo estelas
en el silencio de tu piel como la tarde
45.
Porque es mucho más lo que te vas
que lo que yo te quedo
(¿cómo podrÃa serte nunca mejor con el
pensamiento?)
y sin embargo te quedo mucho más
porque es mucho más lo que me quedo
que lo que tú me puedes llevar
porque hay algo que nos vivimos
más allá del espacio
pero el tiempo nos acorrala en la realidad
la distancia nos destierra de las ocasiones
pero nos queda
mucho más aún de lo que estamos
como en el silencio laten las palabras
y crecen el infinito
que no nos cabe en la garganta.
46.
Para irme todos los barriletes de tu piel vivida de silencio
Para callarme todos los regresos que vengo por tus manos
tus manos de raÃz
como la lluvia a las raÃces
Para caerme por tus ojos como el verano se agrega a la
tierra en la fruta derrotada
Para habitar tus acechos
enderezando los pasillos de tu sombra
con la mañana a los dos lados o una lámpara
clavada en el silencio
Para arrancarte el buzo de los ojos
y echar al viento todos los pájaros que hasta ahora
Soledad.
47.
Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una
48.
Y qué estamos dispuestos a decir
sino nuestros propios parapetos.
hacer un caracol de grito
y escondernos
topos en nuestra propia garganta indescifrable.
Y las cosas siguen en pie. fantasmas impalpables.
como asir las ideas con palabras.
Y las cosas siguen en pie —mientras haya
alguien que las piense—
(el pensamiento es una manera de existir que
no se repite)
Pero decimos diariamente como haciendo camino
hacia nosotros que nunca termina.
49.
Algún dÃa conoceré tus pies.
ya no me extraviaré en tus abismos. conoceré tus
vertientes tus túneles tu soledad, tus pájaros muertos
las viejas ciudades los cementerios sin historias con
algún nombre tal vez de extraña lengua.
Algún dÃa seré yo el pastor de tus rÃos
de tu silencio.
remaré todos
tus vientos
me habré lavado
tantos rostros de las manos
tanto habrán masticado mis dedos el musgo de tu
pelo.
tantas veces te habré viajado y guardado el barco errante
en tus guaridas
y el ancla y la savia y el Este en tu luna invadida
y despertada en la marea.
Sà algún dÃa conoceré tus pies sabré dormir mis cosas a la
sombra de todas las cosas.
y el silencio convocado en mi actitud de absoluto.
Sà es cierto, me faltará tu historia
pero ningún cerrojo tuyo me guardará un
nunca, habré vivido todos tus testimonios
y habré vuelto a tus pies como a la raÃz
para arrancarme el viento de la boca
que me madura en la garganta frutal.
50.
Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesÃa
vuelve por la soledad de tantos dÃas
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mÃ
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
POEMAS
1.
Tu boca late
y despunto sangre
que quedó enredada con la mÃa
como nuestras ramas
(podrÃan estar guardadas
bajo la lápida del lacre).
Tu boca es mÃa, es de mi boca,
como de mi sangre tu sangre,
los dedos de nuestras bocas se embastonan
en los leños del beso
como dos llamas del fuego
2.
Te pintaré los ojos cuando tú mueras,
te besaré la boca frÃa y seca
apretaré tus manos duras, de madera
y enjuagaré los dedos en tu pelo de cera
tenderé un silencio sobre tu piel de cala
morderé con mis manos, las tuyas pálidas
y apagaré la noche con alguna lámpara
para ver tus ojos como los pintabas.
Te pintaré los ojos, no lloraré, lo sabes
pero si acaso alguna gota sobre tu muerte cae
¿Qué más dará llorar tristezas que no sabes,
si habrás muerto sola
sin mi verdad que ignoras?
3.
Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecÃa acatada antes del dÃa.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanÃa
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera, amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.
4.
Era un altar de madera que dormÃa
y dormÃan en su sueño misas pasadas
y un cáliz con sangre marchitada
y dos velas chamuscadas de llorar su existencia
sobre su muerte lenta, lentamente.
Y una flor arrugada, caÃda de una ofrenda
y en ella el cadáver de un perfume desteñido
y me acerqué y mentà la devoción hincado
y lo abracé y tomé la flor
y adiviné el perfume
y me crucifiqué en su cruz
y fui yo y también un clavo
y lavé el cáliz y siguió llorando
y me bajé de la cruz
y no guardé los clavos
y salé a savia de la madera donde fui crucificado
y el cáliz siguió sangrando y las velas se apagaron.
Y la persigné con tres besos
y vi lágrimas y sangre
en la tierra de las raÃces de una lanza
y dije amén llorando
y no sé qué hubo en ella después de mÃ.
Y estoy llorando y escribiendo su residuo.
5.
Si tuviera
podrÃamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podrÃamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raÃces
Es que contigo podrÃa hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
PodrÃamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso serÃa necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harÃan pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirÃan. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allà habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difÃcil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
6.
Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mÃnimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.
7.
Esta noche la música se arrastra pesada y resbalosa como un
tul que arrolla. Ésta es música recién descubierta, no se copia de su
propio nombre. Nadie podrá recogerla.
8.
En los suburbios laterales de esta noche, corren rÃos subterráneos del
silencio. El silencio está constelado de grillos, o de chispas sonoras
o de lluvia deletreada. Las cigarras chisporrotean, tal vez titilan.
La música impregna el aire, como un aroma melancólico.
Desde esta noche a mà no hay música. Lo sé. De mÃ
a la noche
yo escucho la música de esta noche. Pero no puedo estar seguro.
La música es mÃa. Pero tal vez no la ponga yo.
9.
EL CIEGO
Mira mis ojos
estos ojos te sostuvieron
sobre todas las noches
han sido gargantas
por donde he tragado
el mundo
como la lluvia
que se afina Ãntima
en los hormigueros.
¡MÃralos!
estos ojos, estos
hormigueros
donde has sido lluvia
para la savia en que tú
hecha hiedra asumiste
vertical la soledad
de mis muros.
Estos como naves sin
horizonte como barcos
sin proa y sin espalda
aquà mi huerto
se amamantaba de
luna y tú eras.
MÃrame los ojos por afuera
como iglesias cerradas
por adentro
MÃrame los ojos,
mÃralo todo.
Ya el mundo rompe
como un mar inútilmente
sobre mi última mirada
infinita.
La lluvia ya siempre
llegará tarde a la tierra
envenenada por el vientre.
10.
Ven a vivirme, la soledad me amortaja
con manos deshabitadas.
11.
Y la noche mordiendo, encepando
ferozmente las sienes desesperadas
de la noche enloquecida
12.
Un relámpago de hiedra
Mi alma ha concluido
Fajado el corazón de un puño de angustia
Arranco de ti una paloma que parpadea y tirita
que agoniza y sangra de savia, desesperada de
ecos en sus alas, de alas en su corazón
Ésa es la patria
de mis sueños
Se han resumido allÃ.
13.
Soñé que me forraba un abrazo
y me desperté enmangando las fauces
de mi soledad
14.
Como un reloj de arena
la guitarra gutural de tu corazón
empuñado
en los tallos de tu
sangre
rema
15.
Asà eras tú,
te bebÃas la mañana de las plazas
corriendo descalza
como una golondrina de oro.
TenÃas una lámpara clavada en las
entrañas,
Y la turbia suavidad
de los tibios duraznos a la siesta
Eras asÃ, amada.
Eso era lo que más me gustaba de ti: que
tú eras tú y que yo te amaba
Y a veces una ternura de mirarte
emergÃa desde el alma
y me alertaba la carne.
Asà eras tú rutinaria
y fresca y nueva y necesaria
como la mañana
Y tu mano cotidiana
como un gorrión adormecido en la ventana
en un rincón de la mÃa
se acurrucaba.
Tu beso silvestre como el de las abejas
en las plantas
recolectaba el polen de los sueños
con ingenuidad de niño que rezara.
Y tú tenÃas Dios y me contabas
todas las mañanas
que le rezabas que nos conservara.
Enjugabas tus ojos con silencio
y me mirabas
y enjuagabas tus manos en tu pelo
porque tú sabÃas que me gustaba.
Pero a veces te escondÃas detrás de tu
mirada
con recelo de paloma algo asustada
y ya ni la mañana te podÃa
hacer dorada
porque eras una ventana
obsesivamente cerrada y clausurada.
Las noches de esos dÃas, amor mÃo
yo rezaba como tú rezabas
(todavÃa rezo a veces, cuando te recuerdo)
16.
A la hora de recordarte, acomodo las mejores cosas
sobre tu nombre, para poder pensarte.
Alguna vez no fuiste muy hermosa, pero te
agregué tu propia belleza,
ya la habÃa aprendido de ti,
¿qué importaba que un dÃa no fueras hermosa?
Yo te amaba tibiamente,
como esas cosas que se hacen fácilmente
como ser de una manera o estar en silencio
o rezar.
Desde ti emergÃa un túnel para
que los húmedos murciélagos no
interrumpieran palomas.
Todo lo tenÃas de alguna manera,
como una ventana
y yo aprendà sobre tu cántaro
a callar
como contando lluvias
sobre el agua antigua que me remedaba
PodrÃamos habernos dado la mano
cotidiana
Y guardarnos toda la inmensa mañana
de las plazas
Todo se volvÃa fácil contigo
como descifrar la música ignota sobre un
piano laberinto, y la adivinábamos.
PodrÃamos habernos mirado ritualmente
y como constantes extraños cada vez menos extraños
PodrÃamos habernos amado al margen de las
cosas que envejecen
Habernos abonado al silencio
como a un lento paÃs donde no hay lejanÃa
para las palabras en voz baja.
PodrÃamos haber callado con el mismo silencio
Pero buscamos la forma de recordarnos
tristemente.
Por eso a la hora de recordarte,
busco las cosas de mi tristeza
y te construyo fácilmente como eras.
17.
Cuántas cosas dejo
yo para alcanzarte,
cuánto hay que pierdo
yo para ganarte;
yo gané perder
lo que pierdo al tomarte.
Cuántas cosas tuve,
muchas, que no tengo,
cuántas que por ti
dÃa a dÃa pierdo.
Cuántas cosas, muchas
infinitas, dejo,
sin embargo gano
en ti, el mundo entero.
18.
Si estuviera untando tu boca
vendrÃan a mullirse los himnos
en la mÃa
mientras deletreara cada hebra de tu
pelo distraÃdamente
y recorrieran mis concavidades
las esquirlas del escalofrÃo como
una tormenta de arena
y hundiera en tu tinta
todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego, en que me dieras a leer una
carta de amor, pequeña
con mis palabras
tu conciencia
de papel.
la tinta derramada
y tus laberintos de papel
tú y yo
y la oscuridad de tus
túneles riando como
un canto hacia
la mañana
19.
y se están ahogando de cielo
y el cÃclope del sol
no les sirva de isla
¿Cómo llover hacia ellas
y decirles que no sé qué quieren?
y el viento es un galeote eterno
es un buey
y los barcos de música
van por tierra
(porque se han vuelto nubes)
y son como los peces del alma
que se sacrifica al cantar.
Han muerto fuera (del agua a su manera)
Alguien pensará que quieren
agitar el cielo.
Yo no puedo salvar las nubes.
si yo fuese una nube
tal vez comprendiera
qué les pasa ahora
Pero veo nubes y no sé si son pájaros
disueltos
Animales asustados o el alma del
mar que acaba de morir y
no lo sé.
Y no puedo pensarles maneras o gestos
y no sé dónde temer o apiadarme de
sus ojos.
Quizá quiera curarlas cuando llueve
o crea que sonrÃen,
Donde tiene la sangre del viento corazón
20.
Para pensar en ti,
clausuro una a una las palabras viejas
inauguro algún silencio sobre las cosas nuevas
y acomodo los nombres,
Tú tienes el pelo como infinitas
guitarras relajadas
como lacios y tibios violines de
mañana
con el flojo vuelo de las gaviotas
dormidas
y la silvestre hebra de los helechos
o el musgo de las piedras
Te acorralo contra el sueño, dulcemente
y una mano se acurruca en una mano
y la otra enjuaga la ternura
en tu pelo como el tuyo.
Azul y dorada te pareces a la
primera mañana.
Eres lo que me faltaba para ser nosotros.
por eso tu nombre es el tú que me faltaba
por eso te pareces a mi alma.
21.
La noche rompe contra
los muros de tu carne
con fragor y ritmo de molino
roto
y obcecación de ariete en la hora
ciega
y latido de pájaro en la estrella
que tiembla
La noche te embiste
como un toro rabiosa
y quieta como la
caricia que apacigua
en la mano cautelosa.
Y se alza todo tu horizonte
lateral y valiente
con los animales de mi mente
pululándote la catacumba
de la vena donde el remero
de rito acarrea un relámpago
apretado.
22.
Cuando hay bocas eternos
diapasones de silencio
que nos callan,
(porque una vez nos dijeron)
cuando hay labios
con los vientres del beso secos.
, porque siempre en las bocas
chorrea un beso
y hay miles clausurados en las
horas porque nadie los fue a buscar;
porque el beso es un nosotros de
labios
y si falta una boca hay un yo solitario.
23.
Tú no sabes cómo sólo tengo la luz
*
De tu noche sólo tengo lo que escribo.
*
Lloré que todo lo veÃa con hache.
24.
Los gritos del silencio remansan
aullándome esta noche
mis ojos abejas de los tuyos
han perdido tus jardines
Tengo el alma llena de miel
con tu sabor.
Mi alma se ensancha
y se vuelca por el silencio
El polen de esta noche rocÃa
sobre mis techos
El silencio crece en las voces
ajenas
(por mi espejismo de tus cosas)
El durazno de mi corazón ha madurado
y va a caer por mi boca
como tantos hijos tuyos no sidos
mis pasos corazonan por la sangre
de las calles
Y en los suburbios de mi sangre
alumbra un sabor a música
con el gesto de tus ojos
Los peces de mi alma se
enredan en el musgo de mis
tantas horas calladas
Y las abejas de mis ojos
Y las abejas de mis manos
y las abejas de mi alma
ahogadas de miel te han perdido
(colmena mÃa del corazón
de casa)
basta tu silencio para
el silencio
basta tu ausencia para
la soledad
Tú de la sangre peregrina del
eterno horizonte
como el eterno rumbo de
un anillo
Has dejado la misa de tu imagen
constantemente consagrada
(colmena mÃa) déjame guardar
tu polen que aunque no quiera
queda conmigo
25.
Busco la poesÃa ansiosamente
hachando rostros con desenfreno de molino
roto.
Muerdo la palabra hasta hacer sangrar
su cosa
y la mañana me entra por la boca y se
vuelve tarde agonizada en el sótano del alma.
Quiero descifrar la hebra del
vuelo de las aves y los ojos se anudan
y creo la palabra sin cosa
y un nombre sin rostro
y entre la tarde dorada y yo
pongo melancólicas y afónicas ventanas de lisiado
y digo que la tarde tiene olor azul
y ruido de ojo ciego
y olvido tus ojos que no son de uva
y tu pelo
— donde enjuago la tibieza de una
caricia ingenua y simple)
digo que es chorro o hebra de
música caliente.
Y el corazón hace un buche de música
caliente y dulcÃsima
y callo y acurruco tu mano en una
mano,
te miro al polen de los ojos
como una abeja
y vuelvo a callar
y te digo luego que te quiero
y la poesÃa pasa a mi lado
lÃquida y silvestre
y yo muerdo troncos secos
para beber la savia.
26.
Al borde de tu arena revolotean los molinos
de las olas
como alas o ecos de corazón
Las gaviotas del beso triscan la espuma
Ah! las caricias como alas en descanso
o barcos dormidos
Hacia las piedras terribles se
acantilan rumbos
como pupilas de balcones
Y ya no me importa nada
borracho de un orgasmo de música
en el alma
morderé corales
como empuñando tras la sed
mangos de agua en la garganta.
estás llena de perfume
como respuesta al rocÃo —
cerrarte un candado en mi silencio
como un silencio alrededor de un tÃmpano
enguanta astas en un bolsillo
de mar
27.
Un dÃa voy a gritar sobre tus ojos, y clavaré la
antorcha de mi voz sobre tu alma
Callaré tu sólo silencio rectilÃneo
y amordazaré las sombras con la eterna mañana.
28.
Me gusta morder las vÃsceras de tu alma
por tus ojos de uva o charco sobre el barro
porque son túneles que dan a un templo oscuro
con sabor de silencio y ruido de sombras.
Yo me siento al eco hondo de pájaros
y los rostros cotidianos enfrentados
con el gesto arbitrario en los amigos
en el fondo del secreto dan las manos.
Tú reemplazas palabras que no dicen cosas
siglos de sombras amordazadas con antorchas
nombres que son rostros olvidados poco a poco
y te abres adelante inexorable y única
como un sendero no tramado
que no sorprende al sueño y que se parece al alma
29.
Voy a buscarte
donde puedo mirarte varias
veces en el mismo instante
Donde puedo contemplarte horas
sin que tu momento se inquiete
en la corriente de esas horas
y me estucho en mis recuerdos
e ignoro qué luz visita mis
ojos abiertos
en qué frÃo me desvisto de mi
desnudez sin fuegos y sin hielo
mientras soy un trago de
mi propia hambre
y en el estómago de la
mente me disuelvo
y reconstruyo mi antes gastado o
cambiado
o me agrego a mà en un dÃa ese dÃa
imposible de ser
y visito mis ojos visitados por ti
Allà tú eres como fuiste.
tu imagen se enganchó
como el musgo en las piedras
y te caÃste de las horas,
o yo fui goteando migas
de donde puedes estar en mÃ
para tenerte en uno solo, en
todos tus minutos.
Tus imágenes son quietas y
duras.
Las horas pasaron como las olas
y tu presente y mi conciencia
de ti viajaron en pos de la siempre hora
nueva, como el agua recorrida
por la onda,
Y voy eligiendo entre las
gotas de tu rastro revisando
pie por pie hasta llegar
al beso que aún no se secó
a la puerta que se impone
como yéndome a buscar al
fondo de mi enmimismamiento
o que a mi súbita estación en
mà durante el momento
que será pasado está sin principio,
por la que te has ido
como todos los dÃas y desde
la que empiezo solo y me alegro
de nuestra realidad
Y me vuelvo a hundir a bucear
las imágenes que viven en los
juntos.
y empiezo a extrañarte,
e intento traerte y meto
las manos en el agua
y el agua me da la respuesta
de su carne vacÃa de ti
que te desordenas en ella como
las cosas a través de las llamas
y no puedo atraparte
y mis manos son jaulas de leones
y puedes irte como un gorrión
cansada de tu curiosidad
y dejarme con mi impotencia
de caja para encerrar la luz
fantástica entre mis dedos de piedra
con mi impotencia de caja
para vaciarme del vacÃo de ti
que me llena como la oscuri-
dad de una caja cerrada.
30.
A UNA CHICA EN EL TREN
En las tardes tristes
tu cara segrega una paz infinita
Basta esta sola vez de tu rostro
para amar tu gesto de nostalgia.
No puedo jurarte un recuerdo para siempre.
Pero si olvido cómo y cuándo,
a veces ignoraré que esta sensación de piedad te pertenece.
Ante tu tristeza abierta y franca
mi rito de alegrÃa se envenena.
suicidaré mi sonrisa y lloraré contigo
después de haber contado
los rostros del recuerdo que no pudieron hacerme
llorar.
Porque esta impotencia de tristeza
me aquieta las horas
como una manera de vivir de menos.
31.
Me gustan tus ojos de música
congelada,
lentos como la tristeza
al otro lado de las botellas
me gustan tus ojos de cenicero y sagrario
donde se acantilan palomas de
preguntas que no vuelven
de los finales del diluvio
me gustan y amo tus ojos
de túneles clavados a tu alma
de grutas donde tantear el
silencio que te ocupa
como los grillos primeros, cautelosos
luego de la lluvia.
me gustan tus ojos de reloj
detenidos en la hora eterna
que no lleva la cuenta
de las cosas que pasan.
me gustan tus ojos como
rodajas de uvas negras
32.
se ha roto la sangre, la sangre de mi grito
el alarido de mi sangre.
El sol se ha secado y en el suelo están los
escombros de la sangre.
Tú no viniste a beber el pájaro del grito
no vienes a recoger las plumas astilladas.
la sangre se ha quebrado
hay arena en la columna de la sangre
y el yesero se derrite con el agua del viejo
sol ya seco.
Ya no podrás recoger la luz de las palabras,
la vela del alma consumida
salpica mi cadáver
y la espuma seca como el sol
seco no alumbra
de palabras
33.
Beberé telares de la música
cuando pueble tu risa
como un pájaro cansado.
Ah!, el piano de larga espera
como la tierra, como tu risa,
lloveré, la mano multiplicada
a remar
en tu paloma de sangre
soledad para llegar
Todos tenemos una soledad para
cada viajero.
A caer cansado con el ciego
a despertar en la raÃz, mano de sed,
del árbol del sueño sin despertar.
Sólo "escalera que sólo sube"
Cómo detenerme
si la sangre me sigue a paso
de campana
A ti, soy
infinitos, existimos en los espejos
enfrentados
pero ser al otro lado
al otro lado imposible inimposible de un espejo.
Ah! estarnos risa a risa
como los locos,
tal vez en la locura no nos sepamos
juntos ni sernos testigos de la propia
locura.
34.
Aquà estoy amiga
levantado ante tu espacio
tanteándote el silencio.
La hora sube de la distancia
y tú bajas al verso.
35.
Paso a recoger tu hermosura.
Cuando yo te miro eres hermosa.
El mundo no tiene mis ojos.
sólo cuando yo te miro eres hermosa.
36.
Perdóname que no sea un poeta
pero te quiero todo lo que te escribo, como
si lo fuera.
37.
La lluvia trota
como corazonando en la sangre
del carro de las horas.
La lluvia estrella el firmamento de mi silencio
El corazón deshilacha el sendero de la sangre.
tú detienes el tiempo de la sangre
para que pueda volver a empezar.
y allà chapotean los últimos párpados.
Hay muchos pájaros derretidos en el viento
en el viento de la sangre,
no importan
hay alas que se reiteran en el pecho los pájaros.
y la savia empecinada que tropieza
los árboles de las manos vociferan su crispación
en el viento
y las raÃces son manos acandadadas en mÃ
ya el ariete testarudo, propio corazón.
como el mar contra los muros.
barcas sueltas
musgos rotos
algas muertas
tallos hondos.
el silencio sangra
tu silencio sangra
guardas ecos de la espada
y devolverás las palabras
y yo mientras escucho
cómo el perfume
gotea de las hojas
cómo tus ojos
emiten un arco
iris
cómo un
himno arderá con el fuego
eterno que encofran las cenizas
38.
En el fragor de la tristeza lenta y tibia
suelo llorar y nombrarte,
y agitar los brazos de mi corazón
como las hélices de un molino borracho
de tormenta,
o una golondrina cansada, en el
medio del mar.
La pena y la noche me llegan al
cuello
y nado para llegar al otro lado de la
noche,
con el silencio clavado en medio
de tu rostro.
nado como solÃa algunas tardes
nadar en tu boca en el pájaro
nuevo del beso que aprendÃa a volar
Si tú supieras lo que es cruzar
ciego y a tientas los inmensos
territorios de silencio y de soledad,
por las noches sin luna y sin barandas,
mordiendo los ojos con los párpados
apretados de fervor sin fe
y las manos cerradas sobre el lugar
que dejaron las tuyas,
y el nombre tuyo dicho a veces
ronca e inconscientemente
como si susurrara: Dios mÃo.
Te quiero, lejana y cada vez más
olvido,
porque el rito de empozarme en la
tristeza es un calvario cotidiano
de las noches,
en que no puedo quererte
sin nombrarte.
Te amo y te odio,
cuando eres lejana y necesaria.
Y sobre las cenizas de la locura de
la noche triste
me alzo contra el alba,
salvado porque siempre el
sol llega antes de la muerte
con tu imagen en los ojos
ya secos y abiertos, contra
la cosa última.
Ese frÃo no me alcanza,
pero algunas veces en el fragor
de las noches tristes me entra frÃo por la
boca, como a los peces,
cuando te nombro para asirme de tu
nombre y embastonar tu recuerdo
para no morir náufrago
de la noche
39.
A veces me hablan de ti, pequeña mÃa
y yo no sé qué decir...
Por eso ahora quiero decirte algo.
¡OlvÃdame! es necesario
desde el nosotros bifurcado.
Pero olvÃdame sin quitar mi nombre
de las cosas
OlvÃdame sin olvido
porque morirÃas en parte
si llegaras a ignorarme
OlvÃdame que te encontrarás sin buscarte,
esperándote en la hora en que tu soledad
te dejó sola.
Y podrás estar sola casi igual que antes,
pero será más solitario
porque recordarás.
Yo no haré lo mismo,
Ya no puedo encontrarme,
sólo recogeré tu nombre tu rostro y las
mejores veces
Y me iré a jugar contigo al sueño
Y tal vez te guarde tal vez en el rencor.
Pero, escúchame bien:
no es necesario trocarme por mentiras
Seguirás siendo paloma y necesaria,
y azul y mañana y dorada y descalza,
pero ya no serás ritual y diaria y nueva
como el alba,
y el hábito aprendido de tu mano y de tu nombre
será sólo manera de otro
nombre y otra mano para mi costado.
Ésta es mi manera de olvidarte.
Pero esto, no debes olvidarlo:
En mi olvido serás reemplazada,
serán mejores que tú y más nuevas
y costumbres, pero si hubieras querido
PodrÃas haber sido
todos los nombres y las manos de
mi costado, y mejor que tú misma,
tú sin olvido y sin pasado, pasado.
40.
Amada mÃa
la tarde está amarilla y desteñida
pálida y raÃda
como los ojos previos a la muerte — casi abandona-
dos.
Anoche, la noche me estrangulaba,
y tú no estabas
porque otras veces duermo con una vÃspera
en la mañana
pero anoche lloré.
Todo se prolonga lento,
sólo es diferente la hora de los otros
y el silencio verdadero más el mÃo, por las
noches.
He dejado el alma en un cepo indescifrable,
y suelo caminar solo algunas noches,
con la sombra acorralada por las luces
más agobiada y más harapo
con los pasos roncos de baldosas, pesados
y rastreros,
Todo te recuerda,
o acaso sea esta manera de las cosas
mientras yo escarbo tu recuerdo urgente
como el alcohol ritual.
A veces tu recuerdo y el silencio crecen
como un eco sucesivo
esta tarde el sol y las palomas buenas
ya me llega al cuello.
Tienes algo de tarde postergada
en esta hora vacÃa de la tarde falsa.
SÃ te amaba amada mÃa
y sólo queda
el fervor del sueño apretado como el ojo
credo
y la piedad del niño de las manos juntas
inocente o idiota como el quizá del rezo
de las tardes tristes y solas de recuerdo.
El sabor cotidiano y solo de los trenes
se adelgaza como un estrecho pasillo
perspectivo
Yo arrastro tu recuerdo
de palabra acobardada alguna tarde última
que quedó en el puño de la boca clausurada
como el miedo de descubrir la vanidad de
un ruego
Los gorriones son iguales aquà en la soledad
y en tus mañanas
El rito de las tardes es un hábito del sol y no
una espera
Yo sé que la tristeza es un paÃs transitorio
entre dos rostros y dos nombres
Pero ¡qué importa un nombre posterior a esta
tristeza de no tener tu rostro
sino para las tardes de gorriones iguales
y de recuerdo cada vez más olvido!
¡Qué importa un nombre que no sé decir
y que es sólo un hueco con tu voz hecha
silencio a mi costado!
Qué importa la libertad del olvido
conseguido si esta tarde tus veces
más intensas que otras veces de la
tristeza solitaria
me aprieta desde el último atrás
como la soledad de un
único atroz sobreviviente.
41.
Pienso en ti y te acerco a tus
instantes.
Te ignoro y sé sólo cómo fuiste
ignoro cómo eres pero sé cómo te sé
y sé cómo quisiera que fueras
y cómo voy queriendo que seas como eres.
Creo en ti, porque guardo un rastro que
sangraste
sobre mÃ
porque tuve la noche
y ya no es mÃa
porque te has acumulado en mis abrazos
antes despoblados
porque he vaciado el vacÃo de tu abrazo
más hondo que tus brazos
porque ya no te espero
porque ya no vendrás
y no estoy triste
y no estoy solo
y no solamente no estoy solo
sino que me escuchas
y tienes lo que quiero que tú quieres
y quiero lo que sé que tengo
42.
EscribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.
43.
Somos palabras y asà nos acepto
pero ahora mezclémonos las manos
subterráneas del silencio
44.
Con el canto de mis manos te iba haciendo estelas
en el silencio de tu piel como la tarde
45.
Porque es mucho más lo que te vas
que lo que yo te quedo
(¿cómo podrÃa serte nunca mejor con el
pensamiento?)
y sin embargo te quedo mucho más
porque es mucho más lo que me quedo
que lo que tú me puedes llevar
porque hay algo que nos vivimos
más allá del espacio
pero el tiempo nos acorrala en la realidad
la distancia nos destierra de las ocasiones
pero nos queda
mucho más aún de lo que estamos
como en el silencio laten las palabras
y crecen el infinito
que no nos cabe en la garganta.
46.
Para irme todos los barriletes de tu piel vivida de silencio
Para callarme todos los regresos que vengo por tus manos
tus manos de raÃz
como la lluvia a las raÃces
Para caerme por tus ojos como el verano se agrega a la
tierra en la fruta derrotada
Para habitar tus acechos
enderezando los pasillos de tu sombra
con la mañana a los dos lados o una lámpara
clavada en el silencio
Para arrancarte el buzo de los ojos
y echar al viento todos los pájaros que hasta ahora
Soledad.
47.
Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una
48.
Y qué estamos dispuestos a decir
sino nuestros propios parapetos.
hacer un caracol de grito
y escondernos
topos en nuestra propia garganta indescifrable.
Y las cosas siguen en pie. fantasmas impalpables.
como asir las ideas con palabras.
Y las cosas siguen en pie —mientras haya
alguien que las piense—
(el pensamiento es una manera de existir que
no se repite)
Pero decimos diariamente como haciendo camino
hacia nosotros que nunca termina.
49.
Algún dÃa conoceré tus pies.
ya no me extraviaré en tus abismos. conoceré tus
vertientes tus túneles tu soledad, tus pájaros muertos
las viejas ciudades los cementerios sin historias con
algún nombre tal vez de extraña lengua.
Algún dÃa seré yo el pastor de tus rÃos
de tu silencio.
remaré todos
tus vientos
me habré lavado
tantos rostros de las manos
tanto habrán masticado mis dedos el musgo de tu
pelo.
tantas veces te habré viajado y guardado el barco errante
en tus guaridas
y el ancla y la savia y el Este en tu luna invadida
y despertada en la marea.
Sà algún dÃa conoceré tus pies sabré dormir mis cosas a la
sombra de todas las cosas.
y el silencio convocado en mi actitud de absoluto.
Sà es cierto, me faltará tu historia
pero ningún cerrojo tuyo me guardará un
nunca, habré vivido todos tus testimonios
y habré vuelto a tus pies como a la raÃz
para arrancarme el viento de la boca
que me madura en la garganta frutal.
50.
Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesÃa
vuelve por la soledad de tantos dÃas
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mÃ
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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a Jorge Lemoin
Estimado Jorge poeta y artista, poemas muy buenos, para ir leyendo
cada dÃa, y si los tiene editados, puede poner la imagen de la portada
en donde dice LIBROS PROPIOS aqui en nuestro foro, abajo al final.
Y asà sabran a que libro pertenecen estos magnÃficospoemas que
nos enorgullece tener en nuestra página.
Un abrazo hasta Mar del Plata.
Antonia.
cada dÃa, y si los tiene editados, puede poner la imagen de la portada
en donde dice LIBROS PROPIOS aqui en nuestro foro, abajo al final.
Y asà sabran a que libro pertenecen estos magnÃficospoemas que
nos enorgullece tener en nuestra página.
Un abrazo hasta Mar del Plata.
Antonia.
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El nombre divino del amor
El nombre divino del amor
VIAJE POR EL REZO
Si tuviera
podrÃamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podrÃamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raÃces
Es que contigo podrÃa hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
PodrÃamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso serÃa necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harÃan pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirÃan. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allà habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difÃcil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
ALFARERO SIDERAL
Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mÃnimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.
ILUMINACIÓN VACÃ
VIAJE POR EL REZO
Si tuviera
podrÃamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podrÃamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raÃces
Es que contigo podrÃa hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
PodrÃamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso serÃa necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harÃan pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirÃan. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allà habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difÃcil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
ALFARERO SIDERAL
Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mÃnimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.
ILUMINACIÓN VACÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
MAHOMA
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Continuación
EL NOMBRE DEL AMOR DESESPERADO
Te quiero.
TenÃa ganas de decÃrtelo
era la habitual paloma que se
ordenaba dentro mÃo y tramaba ese
dolor de aire que nos ahoga de
anticipadas libertades
Por eso vine hasta la tinta
a volar a indefinirme a sentir
mi galáctica explosión
mi dimensión de alba enamorada.
Te quiero.
tú no estás a la orilla de mi boca
para oÃrlo, para deletrear el
oleaje de mi aliento
por eso te lo escribo ahora
en este sitio donde tu ausencia
hincha el espacio
donde tu cuerpo es una urgente
escapatoria donde tus ojos son
el embarcadero de mi alma.
En este sitio donde el amor se reparte
con absurda geometrÃa
donde cada uno extrae de entre páginas
feroces un nombre y una historia
para jugar al tiempo, enmascarados
para jugar a ser o a haber sido
aquÃ, donde me toca el nombre
del amor desesperado
el sitio de la pregunta irrespondida
la raÃz erradicada
el trasplante total de la existencia
aquÃ, beso las páginas donde me
embarco, me ato al nombre desbocado
de mi personaje y digo a un nadie
que tiene tu cara imaginada
toda la música que me toca.
Digo amor y amo y muero en esta
vida muerta, muero de vida y escenario
con tu ausencia puesta
recubriéndome como una bandera de
besos. Aquà decido lo que soy
broto, desatrapado como el agua
que desorbita la tierra
y una vez más tú eres la meta
el público testimonial, la mano
que pasa a recogerme.
Ya ves, sólo querÃa decirte que te
quiero.
Son tan copiosos los cimientos del
amor, que abro mi boca para caber
tu nombre y arrecio un pantano de
alas luminosas que me vives dentro.
UN GESTO CONTIENE LA ETERNIDAD
Estábamos predestinados
pero no quiero que seamos destino
quiero algo más mágico
una abeja que elige una flor en la pradera
y eras tú
dios que escribÃa una poesÃa
y éramos nosotros.
Tú que te bañabas en un océano total
y eran mis besos.
Un gesto tuyo contiene la eternidad
pero a mi amor no le bastan las
palabras
quiero comerte, beberte al tiempo
que me respiras y masticas
los dos con dimensión de atmósfera
humo en la niebla
silencio y canción
lámpara y sombra
mezclados infinitesimalmente en
el vientre de un átomo
infinitamente unidos.
Tal vez es nuestro amor que escribe
la poesÃa. y es dios.
UN DÃ
Te quiero.
TenÃa ganas de decÃrtelo
era la habitual paloma que se
ordenaba dentro mÃo y tramaba ese
dolor de aire que nos ahoga de
anticipadas libertades
Por eso vine hasta la tinta
a volar a indefinirme a sentir
mi galáctica explosión
mi dimensión de alba enamorada.
Te quiero.
tú no estás a la orilla de mi boca
para oÃrlo, para deletrear el
oleaje de mi aliento
por eso te lo escribo ahora
en este sitio donde tu ausencia
hincha el espacio
donde tu cuerpo es una urgente
escapatoria donde tus ojos son
el embarcadero de mi alma.
En este sitio donde el amor se reparte
con absurda geometrÃa
donde cada uno extrae de entre páginas
feroces un nombre y una historia
para jugar al tiempo, enmascarados
para jugar a ser o a haber sido
aquÃ, donde me toca el nombre
del amor desesperado
el sitio de la pregunta irrespondida
la raÃz erradicada
el trasplante total de la existencia
aquÃ, beso las páginas donde me
embarco, me ato al nombre desbocado
de mi personaje y digo a un nadie
que tiene tu cara imaginada
toda la música que me toca.
Digo amor y amo y muero en esta
vida muerta, muero de vida y escenario
con tu ausencia puesta
recubriéndome como una bandera de
besos. Aquà decido lo que soy
broto, desatrapado como el agua
que desorbita la tierra
y una vez más tú eres la meta
el público testimonial, la mano
que pasa a recogerme.
Ya ves, sólo querÃa decirte que te
quiero.
Son tan copiosos los cimientos del
amor, que abro mi boca para caber
tu nombre y arrecio un pantano de
alas luminosas que me vives dentro.
UN GESTO CONTIENE LA ETERNIDAD
Estábamos predestinados
pero no quiero que seamos destino
quiero algo más mágico
una abeja que elige una flor en la pradera
y eras tú
dios que escribÃa una poesÃa
y éramos nosotros.
Tú que te bañabas en un océano total
y eran mis besos.
Un gesto tuyo contiene la eternidad
pero a mi amor no le bastan las
palabras
quiero comerte, beberte al tiempo
que me respiras y masticas
los dos con dimensión de atmósfera
humo en la niebla
silencio y canción
lámpara y sombra
mezclados infinitesimalmente en
el vientre de un átomo
infinitamente unidos.
Tal vez es nuestro amor que escribe
la poesÃa. y es dios.
UN DÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Camino de la sangre hacia la luz
Camino de la sangre hacia la luz
Poema 1
ensangrentado de silencio
resucito entre los escombros de mi última batalla
alguien pasa a comentar mis soledades
el caracol pierde su historia sin testigo
alguien lleva mi secreto de mar entre los vientres
ahora es de noche
y es el mundo
también es la tristeza y estoy al silencio
mientras el mundo
y los oficios se consagran a las paganas sepulturas
derogando viajes remotos sin relatos
los ojos se alzan sobre las brujas
y los niños asesinan al otro lado del miedo
yo tengo silencio
grito de silencio
muero de silencio
castillo de cristal
y sol afuera
porque mi soledad se obstina
en mis acechos
el mundo sigue siendo afuera
porque soy el necio
que enumera sus tristezas con tinta
Poema 2
un dÃa mi tinta será
sangre
saliva de estrellas
congeladas más acá del invierno
como unas flores para siempre
nunca he dicho amor
porque no tiene rumbo
mis rÃos mueren en mis
manos
y mi tinta será
o es un sueño
sangre
porque aún no digo amor
y el insomnio
me obstina la poesÃa
Poema 3
hoy me sobra voz para el silencio
el cielo tirita
y el corazón tiembla
lejano de mar y alto de sombra
por eso quiero alzar mi garganta
para lavarla con el viento
para completar el sacrificio
de mis oraciones
Poema 4
cuando inaugure mi historia
habré pasado la espera
hoy soy mi propio testimonio
el heraldo de mis soledades
y digo solo porque mi historia tiene un solo nombre
el mÃo
Poema 5
si tu rostro me sirve de lámpara
cuando tanteo el terror del mundo
extraviado de tableros
y geométricas consignas
en las guerras que derrotan sus
mismos estandartes
entonces habré vencido mi egoÃsmo
me habré encontrado el corazón
sepultado o crecido de las ruinas
sin plegaria
nombro las tumbas de mi cementerio
y rezo ante mi cruz
Poema 6
la gente rueda a mi lado
decapitadas las manos
consumando rencores laterales
y sumando fusiles amontonados
de sangre y de flores que vendrán
sobre los cementerios sin nombre
y yo no atino a suicidarme
y no resisto el terror de ser el último
Poema 7
todavÃa tengo tiempo para los juguetes
para embarrarme las manos
y dormir sobre mi madre mientras
fuera los hombres desenvainan las guerras
Poema 8
para embarrarme con tu sangre
porque quiero untar mis manos
con el vientre de la tierra
enjuago en el fragor de tus ojos
mis manos de largos silencios
Poema 9
tú te laceras contra los zaguanes
arrastras tu derrota alargada de dÃas dÃa a dÃa
y luego la tristeza se te llena de ternura
y la piedad se quema en tus manos sin mendigo
yo digo tu dolor
un presagio presentido
se me vuelve sabor
y el mundo te pasa lateral
dejando un reguero de feroces carcajadas
yo digo tu dolor
y soy un poco el mundo
un poco
tu costado
y persigno la tristeza en tu espina
aunque no sepas nombres
aunque no sepas rostros
y aunque yo para ser más mi imagen
me acerque a tu bondad
y escriba
Poema 10
mis sombras se agremian en sectas de silencio
silencio adentro
como cotidianas razas de palomas quemadas
Poema 11
mi voz marcha por tus arrabales
esta noche de escaleras y zaguanes
de la sombra gutural y los mendigos
y la ternura acurrucada en los aleros
mi voz rueda como el ancho otoño tierno del rocÃo
desde lentas y ahorcadas cañerÃas
y la irremediable claustrofobia de los ciegos
este absurdo trajÃn de calendarios
siempre es siempre
el dÃa es porque paso
me gasta o me completa como un árbol
siempre queda todavÃa
cuando ya no quede me encontraré
tendido sobre mi propia muerte
mientras mi muerte será
absurda larva
renuncia y
materia en un punto batallada
después de estas ciudades
estos espantos asestándome
balcones y oficios de engranajes
Poema 12
más allá de tu tristeza está tu olvido
hoy tengo tu tristeza
larga todavÃa de tardes vacÃas
con nombres rotos como cartas de lejanas
batallas
largos cementerios
tumbas que suceden
a historias sin respuesta
y estos domingos callados
sonoros de silencio
porque tu tristeza es mÃa
agregada desde la soledad a la tarde
o recogida de las cosas que son este domingo
más allá de tu tristeza está tu olvido
pero cuánto rastro
mientras tu tristeza todavÃa
Poema 13
la sangre se empecina en la sien de campanario
goteando sapos
como los relojes de los borrachos en la madrugada
Poema 14
para clavar en tu silencio la raÃz de mi garganta
y derrotar las largas trincheras de rituales sombras
para desenterrar un pájaro de empeño que te empuja
y hacer con mi albedrÃo la libertad de tus alas
levo anclas de mi barco de destierro sin principio
y desboco de azul mi paloma de diluvios
al otro lado del silencio eres un poco el mundo
y hasta allà levanto el canto que se me vuelve grito
Poema 15
es la tristeza
estoy de noche como una raza de solitarios
y no conozco mis hermanos
desde lejos
en el olvido circular de los relojes
vienen aboliendo campanas
gigantescos ritos de mecanos y de álgebras
las abejas son un error de los insecticidas
y yo no tuve aún la hipocresÃa de morirme
y ser importante como los silencios
la ciudad es un panal de cuadradas soledades
tras de algunos muros se doblan las parejas
tanteándose brutal los cementerios
y yo erijo los lutos de mi historia
como un largo camino
canto monocorde de mi sola manera de cantar
es la tristeza
larga historia
de llorar sin testimonio
y olvidar de madrugada como un loco
Poema 16
los hombres viscosos de sectas
empujan
atesonados de esquinas
transportando himnos paganos
y arrastrando sexos por las veredas
y un mendigo ciego en el umbral
de un templo
pregunta por el oficio
Poema 17
mi sangre es un largo silbido y a veces
brama en invierno como los
aleros que se llenan de tormenta
Poema 18
hay veces en que los mecanos de la vida
se quedan sin sentido
y el alma se levanta para rezar
Poema 19
si tú supieras lo que es cruzar
ciego y a tientas los inmensos
territorios de silencio y de soledad
por las noches sin luna y sin barandas
mordiendo los ojos con los párpados
apretados de fervor sin fe
y las manos cerradas sobre el lugar
que dejaron las tuyas
y el nombre tuyo dicho a veces
ronca e inconscientemente
como si susurrara
"dios mÃo"
Poema 20
el corazón es como una trompeta
de sol que alumbra un canto de
rayos de sangre
es un empeño de pájaro como un
herrero eterno
como un fogonero
remero inevitable
galeote de puño equivocando mariposas
es un eco carnecido
que deletrea arietes para la sangre
es un reloj de arena roja
y yo un puñado de laberintos de horas de sangre
Poema 21
el cielo
como un compañero de diálogo
confidente
con el pecho amedallado de luna
como un corazón crucificado
en una cruz de silencio
ya no me responde
debe estar hablando contigo
un dÃa era como un beso para dos bocas
hoy es como un rÃo
para dos costas
Poema 22
esta noche puedo morir de luz
puedo huir despavorido de una vela
¿qué decir?
me hace falta una palabra nueva
es como si la sangre
se hubiese hinchado en el corazón
es como si esa hache de empañamiento
de los ojos bajo el agua estuviese
emburbujando el alma
creo que si me hiriera
comprobarÃa mi sangre de madeja
Poema 23
la voz de las páginas
tiene una mordaza para su silencio
en nuestros ojos
estrenamos palabras viejas
simultáneas de sà mismas y enredadas
en todos los instantes desde ellas
hasta nuestros ojos y las comprobamos
viejas
hay un puente puntual
como un intersticio entre instantes
consecutivos sobre un rÃo que es
lo único que existe
Poema 24
la música es un baile de fantasmas derretidos
es el alma del agua disuelta en las almas
es el humo derramado por itinerarios de perfiles
de rostros y de cosas
es como escribir palabras con hebras del alma
y dejar entrar por ella una brisa de estrellas
es como liberar banderas en la sangre
y dejar que el carro del corazón
las arrastre
es como hacer flamear una mirada
o dejar evaporar una mano
o peinar con los dedos del corazón
la cabellera de dios
Poema 25
me bastan
las dos teclas de tu pecho
para cantar sencillamente al amor
tartamudeando de a sorbos la
poesÃa de la sangre
Poema 26
tú
que sobre la tierra reseca
de mi alma
has podido un altar
de tierra húmeda como un vientre
tendrás
todas las flores de mi huerto
abeja mÃa
como se afana la tierra
sobre el sitio de un muerto
Poema 27
tanto silencio he recorrido
tanta soledad he sido
que hoy me bastan estas pequeñas cosas
Poema 28
mi tristeza
una manera de tus cosas
te nombra por aferrarse
a su propio naufragio
Poema 29
mi tristeza tiene una puerta
y yo no sé dónde empiezan los muros
Poema 30
un dÃa iré a buscarte
cáliz de sombras
como la abeja a la callada muerte de la
flor del veneno
beberé de ti el embrión de la noche
como un
polen amargo
y no podré arrostrar mi propio silencio
y moriré con tu nombre callado
clavado
en la última idea
como la última seca mirada que
ya nadie podrá descifrar
Poema 31
tras de la niebla un faro hiedra luz
su afónico sonido se propaga
amarillo entre el polvo de humedad
yo busco la noche
me ayuda a callar
no me gusta el silencio
pero mi sola voz no basta para
romperlo
Poema 32
no sé para qué quiero
que llegue el momento
de nuestro encuentro
si cuando debamos
luego
separarnos
querré estar esperando
aún para juntarnos
Poema 33
un grito naufraga en alaridos neuróticos de fábrica
no hay tiempo de llorar entre teléfonos y válvulas eléctricas
que tienen los gestos de las voces humanas
no hay un gramo de tierra puro de probetas
ya no quedan guitarras tÃmidas de esquina
ya no quedan faroles apagados como cómplices
se ha perdido el misterio de los pájaros
Poema 34
la noche frÃa se me adhiere con
exactitud de lugar
quepo en el
frÃo duro y vÃtreo como si la noche
copiara mi contorno como el mar de algún naufragio
es una manera de soledad
los edificios son calaveras enderezadas
Poema 35
me desperté a un lugar extraño
y grité y el silencio gritaba con mi voz
como un territorio más extenso que mis pasos
y corrà abriendo ventanas que daban
al silencio
y encendà antorchas
y tuve miedo de descubrir mi muerte
pero la antorcha ardÃa fuego oscuro
y las palabras que decÃa no tenÃan
cosas
y no existÃan significados
como si hubiese quedado en el andén
del tiempo
y no existieran dondes y no
pasaran cuandos
y el pensamiento detenido en una
letra
en la sola idea en el instante
al costado de las horas
como un reloj caÃdo de la sucesividad
un molino que perdió su sitio de viento
y no tuve tiempo de entender que estaba muerto
Poema 36
ven a desenredar mi alma
que es un hueco de telarañas
con viejas hiedras de recuerdos
que trepan por mis muros
como la humedad
baja con tu antorcha
a clausurar
el hijo de sombras que embaraza
mis sótanos
tú que tienes la vela tranquila
de las palabras
para la penumbra de mi silencio
ven
ven
quédate conmigo
con los candelabros de tus
manos como
flores de oro o de pan
entra a mi alma como
a una casa abandonada
y abre los postigos
y saca el polvo de los nombres viejos
como limpiando imágenes
y dame el puño de tu corazón
dámelo como si fuera
una paloma de miga
y deja que se tomen
las almas de las manos
como gotas confundidas
como alas de sombra
que se injertan
quédate
no te vayas
ya tengo un nombre
para llamar a dios
no digas nada y déjame
callar con tu silencio de gruta
que afuera llueven gritos
y podemos perdernos
Poema 37
voy a indagar en tus rincones
de panal para encontrar las larvas
de tus palabras aún no
dichas
Poema 38
quiero de ti dos cosas
tu imagen para mis sueños
y tu mano para mi cegera
Poema 39
no preguntes dónde vamos
calla y sÃgueme
encontrarás dos que
forman uno
somos nosotros
Poema 40
soy topo y horado como el
hambre en tus orillas
barrosas y de pasto y algunas noches
perfumadas de luna
te decÃa amor pero más te amaba amor
Poema 41
yo grito hacia arriba
lancero del
silencio
como aleteando estocadas
al vacÃo
buscando un enemigo
mientras el terror
ciego
yo grito hacia arriba
poniendo en mi arco una flecha
de alarido
yo grito y digo amén
y el exilio infranqueable me
contesta
con un silencio con el que hago la
fe que se rompe contra el rezo
Poema 42
te pienso aquÃ
acorralado contra mà mismo
por tantos pasos que de atrás me aprietan
contra el camino terminado
desde la última vez de tu palabra
eres un modo de silencio
y tu imagen me vigila desde mÃ
porque sigo mostrando para tus ojos
que ya no son mÃos
en el lugar de tu nombre
ha crecido un recuerdo sin rostro
como un camino de música callada
que floreciera en una rama de silencio
Poema 43
en esta hora las olas del viento del silencio
rompen en los ventisqueros de las
manos dejadas
siempre te pido perdón desde mi
hondo recuerdo
como rezando por los muertos de mi
propia espada
y esta noche con las manos llenas del vacÃo de tu mano
faltas más que nunca
porque te recuerdo
Poema 44
no olvido que tus vértices por dentro
imprimieron abismos a mi gravedad de
pájaro muerto
eras perfectamente tú y mi alma te copiaba
todo se hundÃa en tu voracidad de ciénaga
iba contigo a claudicar silencios
fácilmente como cuando corrÃamos
por las plazas de la mano
ahora muchas cosas son incomprensibles
y muchas veces acomodo tu recuerdo
sobre lo que era contigo fácilmente
contigo y mis pasos hice tu recuerdo
las baldosas juegan el tácito ajedrez
y siempre al recordarte delante de un
vacÃo
pienso cómo era antes contigo
Poema 45
el eterno infinito se rompe en el estuario
hondo de los túneles que
desembocan sobre la mañana
Poema 46
todo se sueña en el primer silencio
hasta parece fácil el sol y la mañana nueva
podrÃas venir sin sorprenderme y el recuerdo
después tendrÃa dos veces distintas
Poema 47
yo te querÃa azul y dorada como las
mañanas enormes
con tus manos transparentes como los mÃsticos
silencios en el templo
yo te querÃa cotidiana y tibia
llena de las
mariposas silvestres que giraban en tus
ojos
yo te querÃa asÃ
como eras fácilmente
sin la severa gesticulación de los que ya no
son niños
yo te querÃa indestructible y frágil
como una espada de cristal en la
fuente de un jardÃn al alba
eras amarilla y azul como yo te querÃa
tu voz polvorienta parecÃa agua fibrosa y
seca
y estabas llena de caminos sin
senda porque nunca fuiste caminada
yo te querÃa honda como los túneles pero pura
como las catedrales
de cristal
como la dimensión en que
los peces entre la mañana y la arena
son abejas sobre los caracoles
pero tenÃas un hueco a la espalda
como el acceso indescifrable del silencio a la muerte
y en ti la mañana
redonda al otro lado
de los túneles
rompÃa el eterno infinito
descifrado y no encontrado
desde ti me llegaba la piedad de la leña
y las llamas eran tiernas pero las sombras
veladas
y el fuego era un jardÃn
como tus manos
y la sombra del fuego procesiones de fantasmas
yo no sé si te amaba pero te era fácilmente
podÃa rezar con tus dogmas porque creÃa
en ti como creo en la mañana
y ahora tengo miedo de la noche infinita
y quiero retroceder el túnel que no
avisa el sol del otro lado
ahora sà te amo porque ya no eres mÃa
y ahora tengo el miedo que no tuve
mientras eras dorada porque podÃas
ahora ser recuerdo hace mucho
Poema 48
ahora comprendo que el
destino es posterior
al tiempo
Poema 49
la tierra también tiene raÃces
y sangre
y garganta
y canta por los hormigueros
Poema 50
tu voz esbelta
tallo de gaviota y luna
manantial
mana de la entraña del
silencio
como una flor crecida de la
arena o un pino de fuego proferido por el agua
Poema 51
quiero desenredar la música
en tus manos de piano
resucitar de las algas de tus dedos un tesoro
largamente enterrado
y luego deletrear cada hebra de mi bandera de amor
y habré escrito un poema para los pentagramas de tus manos
Poema 52
empiezo
y la boca se hincha de
te quiero
el alma es el papel
donde está escrito este verso
pero
qué poco suena lo que tanto siento
quisiera decirte mucho
ligero
con continuidad de viento
como la luz
fugada del fuego
se haga luz mi voz
mientras ardo dentro
quererte en la boca
sÃ
recién lo encuentro
¿me entiendes ahora?
hablar lo que siento
sÃ
que el amor sea
diciendo
Poema 53
yegua de alto oro marino
vengo los pasos de quedarme
como el silencio
como se enciende la sombra
cuando se cierra una lámpara
vengo a poblarte los pájaros
bajo de otra savia que me nombra la espalda
vengo de nunca
como el tiempo
de nunca y nadie como la soledad que
siempre es alguien
aunque la gente que llevamos
por eso vengo de naves
de buzos y de
náufragos
reconociéndolo todo como un
ciego abierto
aprendiendo mi propia travesÃa
vengo de templos
de altares destituidos
de ojos desmentidos y de puertos
Poema 54
estás ahorcada de mar como una isla
como una isla de agua
como una luna quemada una noche oscura
y todos pasan a tu orilla
sin escuchar tus gritos de silencio
y levantan tus llamados roncos
como piedras o como caracoles
sin darse cuenta de que son gritos
con que estás gritando
Poema 55
el viento de tu sangre se repite
sobre tu corazón de molino
tu piel es de manos tendidas no tomadas
estás toda llena de abandono
como un muelle
tus ramas vanas
traman el rito de la savia
el dogma de las golondrinas te ha dejado esperando
las olas nunca borran castillos de tus playas
nadie escucha el mar quedado en el hondo caracol
los faros se han secado
las manos dimitieron
los aljibes clausurados están llenos de sal
y el viento de la sangre se repite en el molino
como un vano rito de no morir hasta morir
Poema 56
tu luna es un corazón de pan y el viento
de sangre una voz de silencio
estoy pensando en ti
por eso me siento como se sienten los poetas
me siento poeta
como para decir que naufrago a silencio
o que canto con las manos
como un árbol
de lenguaje ciego
todos los himnos quietos
me vienen por la saliva de la noche
como el barco pájaro del beso
el silencio es el himno de sonar a uno mismo
tengo la sangre en plenilunio
como el mar desbocado que se
hincha de potros
remé durante tanto viento vacÃo
que ya no tengo fuerzas para izar las velas
ahora que hay viento
y de repente tú
fantásticamente
real
como algunas emanaciones
de espÃritu que en la mañana
confundo con sueños
Poema 57
todo lo callo
aunque recorra todas las cosas con la garganta
aunque asuma todas las palabras
aunque me ponga lenguajes en el canto
aunque grite
y me vaya por una lanza de sol que voy creciendo
aunque ordene rostros y cosas sobre las palabras que me extiendo
aunque viva el canto que me existe
todo lo callo
que todo es mucho más que las palabras
como un pájaro
que nunca se andará todas las alas
Poema 58
tu voz pálida
piedra de agua
mariposa latida
en el espejismo de que tengo oÃdos
como un cóndor
tu grito
lanza de hierro y sol
expandió su catedral de sombra
y debajo
una vela crecÃa la luna imaginaria
de los hombres que inventaron las palabras
Poema 59
el silencio llega como un lúgubre emisario
todos lo dicen a la hora
del albedrÃo sin cadenas
todas las ventanas dan a rostros vacÃos
con los ojos verdaderos
contra rostros remotos
Poema 60
hoy el alma está anclada en el puerto de tus cosas
todas mis velas
mis distancias
mis anclas
mi silencio ermitaño
laten a tu costado como las alas del mar sobre los muelles
hoy digo el alma
pájaro fundamental
manifestado
sobre la espera secular averiguada
en el temblor de una estrella que te responde
ah
subsistirte el barro
la diaria muerte numeral
ejercida dÃa a dÃa en la ceniza
como un rito elemental
de nombrarnos la frente con espalda
y la espalda fugaz con la arena
hoy digo el alma
amiga
hoy digo amor
la palabra hinchada como un barco
toda mi sombra grutal que ya te acude
la alimaña feroz
lava las guerras sin muertos
con sol de pájaros
mis dientes se mezclan en la miel
hacha en el agua
soledad y sombra asumida en una antorcha
y yo que asisto a mà mismo
tanteando con el estupor de no haber muerto
el grito sideral que nos existe
atino a comprender cosas sencillas
y digo el alma por fin
pájaro manso
árbol de sombra
que tembló en tu estrella
Poema 61
hay un tiempo sin veces
donde el testimonio no tiene ahoras
un tiempo de ciegos
itinerario sin rumbo
largo cerrojo sin puertas
escalera sin alturas
como la luz y el hombre sin sombra
un tiempo pleno
un tiempo absoluto
punto de altura
infinitud de lo no elementado
eternidad de lo innumeral
a ese tiempo te vengo
hay un tiempo sin sucesión
lo simultáneo
lo aquÃ
lo cuando
lo donde
lo
después son finitudes de lo numerable
a ese tiempo te busco
Poema 62
potros de mar se enrollan
y desmoronan abatidos
como toldos
pero más que todos
manos de eterna desesperación
de abismo
que intentan asideros
en la arena sin dedos
hay un instante de empezar
a caer y morir
en que todo el rastro
que se encarama hasta los pies
sobrevive
como una casi potencia
de todas las horas que han sido
por la certeza del instante
que no tiene después
luego caer y detener el tiempo
que ya no puede ser vejez
ni lejanÃa en los recuerdos
Poema 63
amo las olas de tu pelo que rompen apaciguadas
Poema 64
amo tus dedos de mimbre que he visto
latir como palomas
y tu silencio sin principio
al que no pude asestar una palabra
amo tu vida azul que no me has dicho
la piel de tu voz nunca tocada
y esta duda de todo que te vuelve incierta
amo los mil quizás con que supongo tus cosas
tu pelo de tormentas y de olas amansadas
y esa dócil entrega en que mis mejores
palabras se hacen tuyas y esta
primera manera de hachar como
un náufrago un muro de silencio
amo este rito de mirarte a la distancia
y el estruendo de silencio
en que te callas
y esta aún lejanÃa que te acerca y te
hace sueño
Poema 65
en tus ojos fondeo las naves de mi honda arqueologÃa
Poema 66
tus ojos amanecen en horizontes de silencio como barcos
y yo lleno de años de náufrago
en los muelles solitarios
de mis manos
te tomo como comulgándote
Poema 67
mi tierra no brota jardines ni frutos
pero sà el atroz laberinto de los hormigueros
Poema 68
quiéreme asÃ
con un cariño de agua
rotos los diques de la rienda indiferencia
quiéreme asÃ
con un calor de fragua
con un amor que quiera aun en el sueño y la inconsciencia
quiéreme leve y también profundamente
profundo por que seas tan sólo para amarme
y quiéreme también muy levemente
para que no te hastÃes y llegues a olvidarme
quiéreme asÃ
que te querré igualmente
y nuestros dos cariños de agua tendrán beso en un lago
y con calor de fragua fundirán eternamente
dos almas que se dan y que se exigen como pago
quiéreme asÃ
con el ser desprendido
no conserves ni tu vida
como quien la perdió
yo mi ser de amor ya lo he perdido
ámame
entonces
como te quiero yo
Poema 69
la poesÃa me cuesta
pero con tierna voluntad podrÃa un canto
basta buscarle la fe a un sacrificio
y copiar la devoción a las abejas
luego asestarte la ternura con palabras
sin ahuyentar el silencio
Poema 70
la poesÃa me cuesta como un rito que ignoro
pero creo
y esa voluntad de nombrarte con
palabras que no tengo
Poema 71
me gustarÃa tener el olvido rápido
de las flores que envejecen en un dÃa
pero el tiempo tiene la implacable dimensión
de los relojes
o los relojes tienen la demora del tiempo
y mueren muchas flores por cada recuerdo que no
cambia
Poema 72
ya nada llegará
el viento ha muerto
y las manos como hélices
de molinos acalambrados
están tendidas
árboles mutilados
con rictus dolorosos y de asombro
en las ramas detenidas
el mar ha bajado
aquà sobre mi arena
de playa con recuerdos que parecen fantasÃa
los barcos secos
que nunca echaron anclas de renuncia y paz
pero que no auscultarán ya el
pulso de las olas
los barcos muertos
las manos
de tanto olvido
que casi ignoran los senderos
de la piel
las manos untadas de silencio y delirio
que ya no podrán acariciar
que tienen para la caricia
la carraspera hostil
del pan viejo y la madera
y que sin embargo
revolotearán otras frentes
austeras como las vasijas
y aprendidas como la ternura
que mienten
los que ya no pero que deben amar todavÃa
Poema 73
un dÃa llegaste a ocupar el tú que sin ti no nombra
ya es imposible que no seas
y ahora que te sé es cuando temo que no hubieras sido
no voy a decirte que sin ti me hubiera muerto
quizá fuera feliz
y pudiera hablar de alguien como de ti
y decirle estas mismas cosas
pero ahora que eres
que tu nombre tiene un rostro
que tu voz tiene una mano
y tu silencio unos ojos
siento que otras cosas de otro alguien
no podrÃan amordazar mi soledad
y tripular el tú y completar el nosotros
porque pienso que te extrañarÃa
ahora que ya te he tenido
aunque no hubieras llegado
sentirÃa como haberte perdido
Poema 74
sonarán tus
ojos
vasos de cielo a silencio
como caracoles
y el mar
infinito para siempre
pero el huso de música
telar innumerable
no habrá dicho
toda tu alma
Poema 75
voy a comprobar mi corazón en tu boca
a morder desesperadamente la música
que derrite tu silencio
paso siglos ignorando idiomas
¿qué más puedo decirte?
tú sabes todo lo que yo sé y lo sabes
¿para qué entonces las palabras?
tú callas todo lo que yo callo
Poema 76
el dÃa que el silencio se encienda
yo averiguaré sus árboles y rÃos
donde hubo un muro de oscuridad
pero no sabré que el silencio se iluminó
Poema 77
al rÃo del viento llueven latidos de silencio
pasa
y estos tallos de mi sangre vientan
yo no puedo amordazar el piano de mi corazón
y transcurren las hebras de la roja música
sangra
sangre
lato
simplemente eso
porque nada más
Poema 78
yo sé que el amor no puede medirse
sin embargo ahora que todo se te parece
sin saber cuánto es
sé que este amor es todo
tantas veces he tomado mi amor
y he ordenado los barcos habituales
que he agotado las palabras
y mi amor te sigue amando con el
mismo verbo
porque asà está hecha la palabra
tomando por pétalos las flores
Poema 79
como quillas hundidas en las olas del viento
cuando vanamente busco la superficie del silencio
mis brazos devanando música
trazan la locura de campanas rotas
molina mi corazón
buche de pájaros
las velas quillando en el silencio
son veletas de tristeza
vuelan gaviotas de diluvio salvándose
ésos son los recuerdos
pendulan mis brazos caÃdos
a la gravedad del abismo del cielo
no sé qué rota brújula me ciega
no puedo deshundirme del silencio
Poema 80
el eco deshoja mariposas de un candelabro de viento
Poema 81
amo las voces de los hombres
manantial de trigo de piedra
púlpito de altura y viento
donde la tierra se eleva por los brazos
camino de la sangre hacia la luz
árida carne
como un terreno donde los barcos
hacen sus casas
amo la voz
el corazón de la tierra se eleva por el fuego
y yo amo el volcán
y los hombres que tensan un arco
en la garganta
baja luna que pone más allá la niebla
porque cuando el viento se pueble de silencio
cuando se cierna el silencio crecido en todas partes
se habrá muerto de verdad la verdad
y la tierra será sola para siempre
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Poema 1
ensangrentado de silencio
resucito entre los escombros de mi última batalla
alguien pasa a comentar mis soledades
el caracol pierde su historia sin testigo
alguien lleva mi secreto de mar entre los vientres
ahora es de noche
y es el mundo
también es la tristeza y estoy al silencio
mientras el mundo
y los oficios se consagran a las paganas sepulturas
derogando viajes remotos sin relatos
los ojos se alzan sobre las brujas
y los niños asesinan al otro lado del miedo
yo tengo silencio
grito de silencio
muero de silencio
castillo de cristal
y sol afuera
porque mi soledad se obstina
en mis acechos
el mundo sigue siendo afuera
porque soy el necio
que enumera sus tristezas con tinta
Poema 2
un dÃa mi tinta será
sangre
saliva de estrellas
congeladas más acá del invierno
como unas flores para siempre
nunca he dicho amor
porque no tiene rumbo
mis rÃos mueren en mis
manos
y mi tinta será
o es un sueño
sangre
porque aún no digo amor
y el insomnio
me obstina la poesÃa
Poema 3
hoy me sobra voz para el silencio
el cielo tirita
y el corazón tiembla
lejano de mar y alto de sombra
por eso quiero alzar mi garganta
para lavarla con el viento
para completar el sacrificio
de mis oraciones
Poema 4
cuando inaugure mi historia
habré pasado la espera
hoy soy mi propio testimonio
el heraldo de mis soledades
y digo solo porque mi historia tiene un solo nombre
el mÃo
Poema 5
si tu rostro me sirve de lámpara
cuando tanteo el terror del mundo
extraviado de tableros
y geométricas consignas
en las guerras que derrotan sus
mismos estandartes
entonces habré vencido mi egoÃsmo
me habré encontrado el corazón
sepultado o crecido de las ruinas
sin plegaria
nombro las tumbas de mi cementerio
y rezo ante mi cruz
Poema 6
la gente rueda a mi lado
decapitadas las manos
consumando rencores laterales
y sumando fusiles amontonados
de sangre y de flores que vendrán
sobre los cementerios sin nombre
y yo no atino a suicidarme
y no resisto el terror de ser el último
Poema 7
todavÃa tengo tiempo para los juguetes
para embarrarme las manos
y dormir sobre mi madre mientras
fuera los hombres desenvainan las guerras
Poema 8
para embarrarme con tu sangre
porque quiero untar mis manos
con el vientre de la tierra
enjuago en el fragor de tus ojos
mis manos de largos silencios
Poema 9
tú te laceras contra los zaguanes
arrastras tu derrota alargada de dÃas dÃa a dÃa
y luego la tristeza se te llena de ternura
y la piedad se quema en tus manos sin mendigo
yo digo tu dolor
un presagio presentido
se me vuelve sabor
y el mundo te pasa lateral
dejando un reguero de feroces carcajadas
yo digo tu dolor
y soy un poco el mundo
un poco
tu costado
y persigno la tristeza en tu espina
aunque no sepas nombres
aunque no sepas rostros
y aunque yo para ser más mi imagen
me acerque a tu bondad
y escriba
Poema 10
mis sombras se agremian en sectas de silencio
silencio adentro
como cotidianas razas de palomas quemadas
Poema 11
mi voz marcha por tus arrabales
esta noche de escaleras y zaguanes
de la sombra gutural y los mendigos
y la ternura acurrucada en los aleros
mi voz rueda como el ancho otoño tierno del rocÃo
desde lentas y ahorcadas cañerÃas
y la irremediable claustrofobia de los ciegos
este absurdo trajÃn de calendarios
siempre es siempre
el dÃa es porque paso
me gasta o me completa como un árbol
siempre queda todavÃa
cuando ya no quede me encontraré
tendido sobre mi propia muerte
mientras mi muerte será
absurda larva
renuncia y
materia en un punto batallada
después de estas ciudades
estos espantos asestándome
balcones y oficios de engranajes
Poema 12
más allá de tu tristeza está tu olvido
hoy tengo tu tristeza
larga todavÃa de tardes vacÃas
con nombres rotos como cartas de lejanas
batallas
largos cementerios
tumbas que suceden
a historias sin respuesta
y estos domingos callados
sonoros de silencio
porque tu tristeza es mÃa
agregada desde la soledad a la tarde
o recogida de las cosas que son este domingo
más allá de tu tristeza está tu olvido
pero cuánto rastro
mientras tu tristeza todavÃa
Poema 13
la sangre se empecina en la sien de campanario
goteando sapos
como los relojes de los borrachos en la madrugada
Poema 14
para clavar en tu silencio la raÃz de mi garganta
y derrotar las largas trincheras de rituales sombras
para desenterrar un pájaro de empeño que te empuja
y hacer con mi albedrÃo la libertad de tus alas
levo anclas de mi barco de destierro sin principio
y desboco de azul mi paloma de diluvios
al otro lado del silencio eres un poco el mundo
y hasta allà levanto el canto que se me vuelve grito
Poema 15
es la tristeza
estoy de noche como una raza de solitarios
y no conozco mis hermanos
desde lejos
en el olvido circular de los relojes
vienen aboliendo campanas
gigantescos ritos de mecanos y de álgebras
las abejas son un error de los insecticidas
y yo no tuve aún la hipocresÃa de morirme
y ser importante como los silencios
la ciudad es un panal de cuadradas soledades
tras de algunos muros se doblan las parejas
tanteándose brutal los cementerios
y yo erijo los lutos de mi historia
como un largo camino
canto monocorde de mi sola manera de cantar
es la tristeza
larga historia
de llorar sin testimonio
y olvidar de madrugada como un loco
Poema 16
los hombres viscosos de sectas
empujan
atesonados de esquinas
transportando himnos paganos
y arrastrando sexos por las veredas
y un mendigo ciego en el umbral
de un templo
pregunta por el oficio
Poema 17
mi sangre es un largo silbido y a veces
brama en invierno como los
aleros que se llenan de tormenta
Poema 18
hay veces en que los mecanos de la vida
se quedan sin sentido
y el alma se levanta para rezar
Poema 19
si tú supieras lo que es cruzar
ciego y a tientas los inmensos
territorios de silencio y de soledad
por las noches sin luna y sin barandas
mordiendo los ojos con los párpados
apretados de fervor sin fe
y las manos cerradas sobre el lugar
que dejaron las tuyas
y el nombre tuyo dicho a veces
ronca e inconscientemente
como si susurrara
"dios mÃo"
Poema 20
el corazón es como una trompeta
de sol que alumbra un canto de
rayos de sangre
es un empeño de pájaro como un
herrero eterno
como un fogonero
remero inevitable
galeote de puño equivocando mariposas
es un eco carnecido
que deletrea arietes para la sangre
es un reloj de arena roja
y yo un puñado de laberintos de horas de sangre
Poema 21
el cielo
como un compañero de diálogo
confidente
con el pecho amedallado de luna
como un corazón crucificado
en una cruz de silencio
ya no me responde
debe estar hablando contigo
un dÃa era como un beso para dos bocas
hoy es como un rÃo
para dos costas
Poema 22
esta noche puedo morir de luz
puedo huir despavorido de una vela
¿qué decir?
me hace falta una palabra nueva
es como si la sangre
se hubiese hinchado en el corazón
es como si esa hache de empañamiento
de los ojos bajo el agua estuviese
emburbujando el alma
creo que si me hiriera
comprobarÃa mi sangre de madeja
Poema 23
la voz de las páginas
tiene una mordaza para su silencio
en nuestros ojos
estrenamos palabras viejas
simultáneas de sà mismas y enredadas
en todos los instantes desde ellas
hasta nuestros ojos y las comprobamos
viejas
hay un puente puntual
como un intersticio entre instantes
consecutivos sobre un rÃo que es
lo único que existe
Poema 24
la música es un baile de fantasmas derretidos
es el alma del agua disuelta en las almas
es el humo derramado por itinerarios de perfiles
de rostros y de cosas
es como escribir palabras con hebras del alma
y dejar entrar por ella una brisa de estrellas
es como liberar banderas en la sangre
y dejar que el carro del corazón
las arrastre
es como hacer flamear una mirada
o dejar evaporar una mano
o peinar con los dedos del corazón
la cabellera de dios
Poema 25
me bastan
las dos teclas de tu pecho
para cantar sencillamente al amor
tartamudeando de a sorbos la
poesÃa de la sangre
Poema 26
tú
que sobre la tierra reseca
de mi alma
has podido un altar
de tierra húmeda como un vientre
tendrás
todas las flores de mi huerto
abeja mÃa
como se afana la tierra
sobre el sitio de un muerto
Poema 27
tanto silencio he recorrido
tanta soledad he sido
que hoy me bastan estas pequeñas cosas
Poema 28
mi tristeza
una manera de tus cosas
te nombra por aferrarse
a su propio naufragio
Poema 29
mi tristeza tiene una puerta
y yo no sé dónde empiezan los muros
Poema 30
un dÃa iré a buscarte
cáliz de sombras
como la abeja a la callada muerte de la
flor del veneno
beberé de ti el embrión de la noche
como un
polen amargo
y no podré arrostrar mi propio silencio
y moriré con tu nombre callado
clavado
en la última idea
como la última seca mirada que
ya nadie podrá descifrar
Poema 31
tras de la niebla un faro hiedra luz
su afónico sonido se propaga
amarillo entre el polvo de humedad
yo busco la noche
me ayuda a callar
no me gusta el silencio
pero mi sola voz no basta para
romperlo
Poema 32
no sé para qué quiero
que llegue el momento
de nuestro encuentro
si cuando debamos
luego
separarnos
querré estar esperando
aún para juntarnos
Poema 33
un grito naufraga en alaridos neuróticos de fábrica
no hay tiempo de llorar entre teléfonos y válvulas eléctricas
que tienen los gestos de las voces humanas
no hay un gramo de tierra puro de probetas
ya no quedan guitarras tÃmidas de esquina
ya no quedan faroles apagados como cómplices
se ha perdido el misterio de los pájaros
Poema 34
la noche frÃa se me adhiere con
exactitud de lugar
quepo en el
frÃo duro y vÃtreo como si la noche
copiara mi contorno como el mar de algún naufragio
es una manera de soledad
los edificios son calaveras enderezadas
Poema 35
me desperté a un lugar extraño
y grité y el silencio gritaba con mi voz
como un territorio más extenso que mis pasos
y corrà abriendo ventanas que daban
al silencio
y encendà antorchas
y tuve miedo de descubrir mi muerte
pero la antorcha ardÃa fuego oscuro
y las palabras que decÃa no tenÃan
cosas
y no existÃan significados
como si hubiese quedado en el andén
del tiempo
y no existieran dondes y no
pasaran cuandos
y el pensamiento detenido en una
letra
en la sola idea en el instante
al costado de las horas
como un reloj caÃdo de la sucesividad
un molino que perdió su sitio de viento
y no tuve tiempo de entender que estaba muerto
Poema 36
ven a desenredar mi alma
que es un hueco de telarañas
con viejas hiedras de recuerdos
que trepan por mis muros
como la humedad
baja con tu antorcha
a clausurar
el hijo de sombras que embaraza
mis sótanos
tú que tienes la vela tranquila
de las palabras
para la penumbra de mi silencio
ven
ven
quédate conmigo
con los candelabros de tus
manos como
flores de oro o de pan
entra a mi alma como
a una casa abandonada
y abre los postigos
y saca el polvo de los nombres viejos
como limpiando imágenes
y dame el puño de tu corazón
dámelo como si fuera
una paloma de miga
y deja que se tomen
las almas de las manos
como gotas confundidas
como alas de sombra
que se injertan
quédate
no te vayas
ya tengo un nombre
para llamar a dios
no digas nada y déjame
callar con tu silencio de gruta
que afuera llueven gritos
y podemos perdernos
Poema 37
voy a indagar en tus rincones
de panal para encontrar las larvas
de tus palabras aún no
dichas
Poema 38
quiero de ti dos cosas
tu imagen para mis sueños
y tu mano para mi cegera
Poema 39
no preguntes dónde vamos
calla y sÃgueme
encontrarás dos que
forman uno
somos nosotros
Poema 40
soy topo y horado como el
hambre en tus orillas
barrosas y de pasto y algunas noches
perfumadas de luna
te decÃa amor pero más te amaba amor
Poema 41
yo grito hacia arriba
lancero del
silencio
como aleteando estocadas
al vacÃo
buscando un enemigo
mientras el terror
ciego
yo grito hacia arriba
poniendo en mi arco una flecha
de alarido
yo grito y digo amén
y el exilio infranqueable me
contesta
con un silencio con el que hago la
fe que se rompe contra el rezo
Poema 42
te pienso aquÃ
acorralado contra mà mismo
por tantos pasos que de atrás me aprietan
contra el camino terminado
desde la última vez de tu palabra
eres un modo de silencio
y tu imagen me vigila desde mÃ
porque sigo mostrando para tus ojos
que ya no son mÃos
en el lugar de tu nombre
ha crecido un recuerdo sin rostro
como un camino de música callada
que floreciera en una rama de silencio
Poema 43
en esta hora las olas del viento del silencio
rompen en los ventisqueros de las
manos dejadas
siempre te pido perdón desde mi
hondo recuerdo
como rezando por los muertos de mi
propia espada
y esta noche con las manos llenas del vacÃo de tu mano
faltas más que nunca
porque te recuerdo
Poema 44
no olvido que tus vértices por dentro
imprimieron abismos a mi gravedad de
pájaro muerto
eras perfectamente tú y mi alma te copiaba
todo se hundÃa en tu voracidad de ciénaga
iba contigo a claudicar silencios
fácilmente como cuando corrÃamos
por las plazas de la mano
ahora muchas cosas son incomprensibles
y muchas veces acomodo tu recuerdo
sobre lo que era contigo fácilmente
contigo y mis pasos hice tu recuerdo
las baldosas juegan el tácito ajedrez
y siempre al recordarte delante de un
vacÃo
pienso cómo era antes contigo
Poema 45
el eterno infinito se rompe en el estuario
hondo de los túneles que
desembocan sobre la mañana
Poema 46
todo se sueña en el primer silencio
hasta parece fácil el sol y la mañana nueva
podrÃas venir sin sorprenderme y el recuerdo
después tendrÃa dos veces distintas
Poema 47
yo te querÃa azul y dorada como las
mañanas enormes
con tus manos transparentes como los mÃsticos
silencios en el templo
yo te querÃa cotidiana y tibia
llena de las
mariposas silvestres que giraban en tus
ojos
yo te querÃa asÃ
como eras fácilmente
sin la severa gesticulación de los que ya no
son niños
yo te querÃa indestructible y frágil
como una espada de cristal en la
fuente de un jardÃn al alba
eras amarilla y azul como yo te querÃa
tu voz polvorienta parecÃa agua fibrosa y
seca
y estabas llena de caminos sin
senda porque nunca fuiste caminada
yo te querÃa honda como los túneles pero pura
como las catedrales
de cristal
como la dimensión en que
los peces entre la mañana y la arena
son abejas sobre los caracoles
pero tenÃas un hueco a la espalda
como el acceso indescifrable del silencio a la muerte
y en ti la mañana
redonda al otro lado
de los túneles
rompÃa el eterno infinito
descifrado y no encontrado
desde ti me llegaba la piedad de la leña
y las llamas eran tiernas pero las sombras
veladas
y el fuego era un jardÃn
como tus manos
y la sombra del fuego procesiones de fantasmas
yo no sé si te amaba pero te era fácilmente
podÃa rezar con tus dogmas porque creÃa
en ti como creo en la mañana
y ahora tengo miedo de la noche infinita
y quiero retroceder el túnel que no
avisa el sol del otro lado
ahora sà te amo porque ya no eres mÃa
y ahora tengo el miedo que no tuve
mientras eras dorada porque podÃas
ahora ser recuerdo hace mucho
Poema 48
ahora comprendo que el
destino es posterior
al tiempo
Poema 49
la tierra también tiene raÃces
y sangre
y garganta
y canta por los hormigueros
Poema 50
tu voz esbelta
tallo de gaviota y luna
manantial
mana de la entraña del
silencio
como una flor crecida de la
arena o un pino de fuego proferido por el agua
Poema 51
quiero desenredar la música
en tus manos de piano
resucitar de las algas de tus dedos un tesoro
largamente enterrado
y luego deletrear cada hebra de mi bandera de amor
y habré escrito un poema para los pentagramas de tus manos
Poema 52
empiezo
y la boca se hincha de
te quiero
el alma es el papel
donde está escrito este verso
pero
qué poco suena lo que tanto siento
quisiera decirte mucho
ligero
con continuidad de viento
como la luz
fugada del fuego
se haga luz mi voz
mientras ardo dentro
quererte en la boca
sÃ
recién lo encuentro
¿me entiendes ahora?
hablar lo que siento
sÃ
que el amor sea
diciendo
Poema 53
yegua de alto oro marino
vengo los pasos de quedarme
como el silencio
como se enciende la sombra
cuando se cierra una lámpara
vengo a poblarte los pájaros
bajo de otra savia que me nombra la espalda
vengo de nunca
como el tiempo
de nunca y nadie como la soledad que
siempre es alguien
aunque la gente que llevamos
por eso vengo de naves
de buzos y de
náufragos
reconociéndolo todo como un
ciego abierto
aprendiendo mi propia travesÃa
vengo de templos
de altares destituidos
de ojos desmentidos y de puertos
Poema 54
estás ahorcada de mar como una isla
como una isla de agua
como una luna quemada una noche oscura
y todos pasan a tu orilla
sin escuchar tus gritos de silencio
y levantan tus llamados roncos
como piedras o como caracoles
sin darse cuenta de que son gritos
con que estás gritando
Poema 55
el viento de tu sangre se repite
sobre tu corazón de molino
tu piel es de manos tendidas no tomadas
estás toda llena de abandono
como un muelle
tus ramas vanas
traman el rito de la savia
el dogma de las golondrinas te ha dejado esperando
las olas nunca borran castillos de tus playas
nadie escucha el mar quedado en el hondo caracol
los faros se han secado
las manos dimitieron
los aljibes clausurados están llenos de sal
y el viento de la sangre se repite en el molino
como un vano rito de no morir hasta morir
Poema 56
tu luna es un corazón de pan y el viento
de sangre una voz de silencio
estoy pensando en ti
por eso me siento como se sienten los poetas
me siento poeta
como para decir que naufrago a silencio
o que canto con las manos
como un árbol
de lenguaje ciego
todos los himnos quietos
me vienen por la saliva de la noche
como el barco pájaro del beso
el silencio es el himno de sonar a uno mismo
tengo la sangre en plenilunio
como el mar desbocado que se
hincha de potros
remé durante tanto viento vacÃo
que ya no tengo fuerzas para izar las velas
ahora que hay viento
y de repente tú
fantásticamente
real
como algunas emanaciones
de espÃritu que en la mañana
confundo con sueños
Poema 57
todo lo callo
aunque recorra todas las cosas con la garganta
aunque asuma todas las palabras
aunque me ponga lenguajes en el canto
aunque grite
y me vaya por una lanza de sol que voy creciendo
aunque ordene rostros y cosas sobre las palabras que me extiendo
aunque viva el canto que me existe
todo lo callo
que todo es mucho más que las palabras
como un pájaro
que nunca se andará todas las alas
Poema 58
tu voz pálida
piedra de agua
mariposa latida
en el espejismo de que tengo oÃdos
como un cóndor
tu grito
lanza de hierro y sol
expandió su catedral de sombra
y debajo
una vela crecÃa la luna imaginaria
de los hombres que inventaron las palabras
Poema 59
el silencio llega como un lúgubre emisario
todos lo dicen a la hora
del albedrÃo sin cadenas
todas las ventanas dan a rostros vacÃos
con los ojos verdaderos
contra rostros remotos
Poema 60
hoy el alma está anclada en el puerto de tus cosas
todas mis velas
mis distancias
mis anclas
mi silencio ermitaño
laten a tu costado como las alas del mar sobre los muelles
hoy digo el alma
pájaro fundamental
manifestado
sobre la espera secular averiguada
en el temblor de una estrella que te responde
ah
subsistirte el barro
la diaria muerte numeral
ejercida dÃa a dÃa en la ceniza
como un rito elemental
de nombrarnos la frente con espalda
y la espalda fugaz con la arena
hoy digo el alma
amiga
hoy digo amor
la palabra hinchada como un barco
toda mi sombra grutal que ya te acude
la alimaña feroz
lava las guerras sin muertos
con sol de pájaros
mis dientes se mezclan en la miel
hacha en el agua
soledad y sombra asumida en una antorcha
y yo que asisto a mà mismo
tanteando con el estupor de no haber muerto
el grito sideral que nos existe
atino a comprender cosas sencillas
y digo el alma por fin
pájaro manso
árbol de sombra
que tembló en tu estrella
Poema 61
hay un tiempo sin veces
donde el testimonio no tiene ahoras
un tiempo de ciegos
itinerario sin rumbo
largo cerrojo sin puertas
escalera sin alturas
como la luz y el hombre sin sombra
un tiempo pleno
un tiempo absoluto
punto de altura
infinitud de lo no elementado
eternidad de lo innumeral
a ese tiempo te vengo
hay un tiempo sin sucesión
lo simultáneo
lo aquÃ
lo cuando
lo donde
lo
después son finitudes de lo numerable
a ese tiempo te busco
Poema 62
potros de mar se enrollan
y desmoronan abatidos
como toldos
pero más que todos
manos de eterna desesperación
de abismo
que intentan asideros
en la arena sin dedos
hay un instante de empezar
a caer y morir
en que todo el rastro
que se encarama hasta los pies
sobrevive
como una casi potencia
de todas las horas que han sido
por la certeza del instante
que no tiene después
luego caer y detener el tiempo
que ya no puede ser vejez
ni lejanÃa en los recuerdos
Poema 63
amo las olas de tu pelo que rompen apaciguadas
Poema 64
amo tus dedos de mimbre que he visto
latir como palomas
y tu silencio sin principio
al que no pude asestar una palabra
amo tu vida azul que no me has dicho
la piel de tu voz nunca tocada
y esta duda de todo que te vuelve incierta
amo los mil quizás con que supongo tus cosas
tu pelo de tormentas y de olas amansadas
y esa dócil entrega en que mis mejores
palabras se hacen tuyas y esta
primera manera de hachar como
un náufrago un muro de silencio
amo este rito de mirarte a la distancia
y el estruendo de silencio
en que te callas
y esta aún lejanÃa que te acerca y te
hace sueño
Poema 65
en tus ojos fondeo las naves de mi honda arqueologÃa
Poema 66
tus ojos amanecen en horizontes de silencio como barcos
y yo lleno de años de náufrago
en los muelles solitarios
de mis manos
te tomo como comulgándote
Poema 67
mi tierra no brota jardines ni frutos
pero sà el atroz laberinto de los hormigueros
Poema 68
quiéreme asÃ
con un cariño de agua
rotos los diques de la rienda indiferencia
quiéreme asÃ
con un calor de fragua
con un amor que quiera aun en el sueño y la inconsciencia
quiéreme leve y también profundamente
profundo por que seas tan sólo para amarme
y quiéreme también muy levemente
para que no te hastÃes y llegues a olvidarme
quiéreme asÃ
que te querré igualmente
y nuestros dos cariños de agua tendrán beso en un lago
y con calor de fragua fundirán eternamente
dos almas que se dan y que se exigen como pago
quiéreme asÃ
con el ser desprendido
no conserves ni tu vida
como quien la perdió
yo mi ser de amor ya lo he perdido
ámame
entonces
como te quiero yo
Poema 69
la poesÃa me cuesta
pero con tierna voluntad podrÃa un canto
basta buscarle la fe a un sacrificio
y copiar la devoción a las abejas
luego asestarte la ternura con palabras
sin ahuyentar el silencio
Poema 70
la poesÃa me cuesta como un rito que ignoro
pero creo
y esa voluntad de nombrarte con
palabras que no tengo
Poema 71
me gustarÃa tener el olvido rápido
de las flores que envejecen en un dÃa
pero el tiempo tiene la implacable dimensión
de los relojes
o los relojes tienen la demora del tiempo
y mueren muchas flores por cada recuerdo que no
cambia
Poema 72
ya nada llegará
el viento ha muerto
y las manos como hélices
de molinos acalambrados
están tendidas
árboles mutilados
con rictus dolorosos y de asombro
en las ramas detenidas
el mar ha bajado
aquà sobre mi arena
de playa con recuerdos que parecen fantasÃa
los barcos secos
que nunca echaron anclas de renuncia y paz
pero que no auscultarán ya el
pulso de las olas
los barcos muertos
las manos
de tanto olvido
que casi ignoran los senderos
de la piel
las manos untadas de silencio y delirio
que ya no podrán acariciar
que tienen para la caricia
la carraspera hostil
del pan viejo y la madera
y que sin embargo
revolotearán otras frentes
austeras como las vasijas
y aprendidas como la ternura
que mienten
los que ya no pero que deben amar todavÃa
Poema 73
un dÃa llegaste a ocupar el tú que sin ti no nombra
ya es imposible que no seas
y ahora que te sé es cuando temo que no hubieras sido
no voy a decirte que sin ti me hubiera muerto
quizá fuera feliz
y pudiera hablar de alguien como de ti
y decirle estas mismas cosas
pero ahora que eres
que tu nombre tiene un rostro
que tu voz tiene una mano
y tu silencio unos ojos
siento que otras cosas de otro alguien
no podrÃan amordazar mi soledad
y tripular el tú y completar el nosotros
porque pienso que te extrañarÃa
ahora que ya te he tenido
aunque no hubieras llegado
sentirÃa como haberte perdido
Poema 74
sonarán tus
ojos
vasos de cielo a silencio
como caracoles
y el mar
infinito para siempre
pero el huso de música
telar innumerable
no habrá dicho
toda tu alma
Poema 75
voy a comprobar mi corazón en tu boca
a morder desesperadamente la música
que derrite tu silencio
paso siglos ignorando idiomas
¿qué más puedo decirte?
tú sabes todo lo que yo sé y lo sabes
¿para qué entonces las palabras?
tú callas todo lo que yo callo
Poema 76
el dÃa que el silencio se encienda
yo averiguaré sus árboles y rÃos
donde hubo un muro de oscuridad
pero no sabré que el silencio se iluminó
Poema 77
al rÃo del viento llueven latidos de silencio
pasa
y estos tallos de mi sangre vientan
yo no puedo amordazar el piano de mi corazón
y transcurren las hebras de la roja música
sangra
sangre
lato
simplemente eso
porque nada más
Poema 78
yo sé que el amor no puede medirse
sin embargo ahora que todo se te parece
sin saber cuánto es
sé que este amor es todo
tantas veces he tomado mi amor
y he ordenado los barcos habituales
que he agotado las palabras
y mi amor te sigue amando con el
mismo verbo
porque asà está hecha la palabra
tomando por pétalos las flores
Poema 79
como quillas hundidas en las olas del viento
cuando vanamente busco la superficie del silencio
mis brazos devanando música
trazan la locura de campanas rotas
molina mi corazón
buche de pájaros
las velas quillando en el silencio
son veletas de tristeza
vuelan gaviotas de diluvio salvándose
ésos son los recuerdos
pendulan mis brazos caÃdos
a la gravedad del abismo del cielo
no sé qué rota brújula me ciega
no puedo deshundirme del silencio
Poema 80
el eco deshoja mariposas de un candelabro de viento
Poema 81
amo las voces de los hombres
manantial de trigo de piedra
púlpito de altura y viento
donde la tierra se eleva por los brazos
camino de la sangre hacia la luz
árida carne
como un terreno donde los barcos
hacen sus casas
amo la voz
el corazón de la tierra se eleva por el fuego
y yo amo el volcán
y los hombres que tensan un arco
en la garganta
baja luna que pone más allá la niebla
porque cuando el viento se pueble de silencio
cuando se cierna el silencio crecido en todas partes
se habrá muerto de verdad la verdad
y la tierra será sola para siempre
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
MAHOMA