en mi, el aire sobrepasa mi estructura
y no me permite acariciarte
ni profundizar el deseo de abrigarte,
¡qué hago con la magia!..
¡qué más, si no es saciarte!.
Errante, y lisonjero me besa, se apura.
y no se que busca con su roce, me entrego,
tal vez el aire busca otoño por sosiego,
o busca el hueco dejado por la madurez,
por el sinsentido que aún se desconoce
entre la flora de la espesura.
El aire, el aire tan apuesto
viril y sorprendente, lleno de arte
tras las juergas del día y cada día renovarte.
Sorprendes mi tiempo exiliado, supuesto,
y desgastado o tal vez impropio de locura.
Tu porfía me seduce hasta el suspiro, silenciosamente.
"Y ES ESE AIRE TAN DE TODOS".
Antonia.
2.015