Monólogo con el viento solitario.
Mecido por los aires montañosos
respirando la pena de no verte, sin deseos
pendientes de tus ausencias indecisas,
aduciendo disculpas fenecidas,
miro el aire que respiro
y me trago las nubes vaporosas
que retienen la lluvia de suspiros;
si no fuese por el sol que no ilumina
y las calles vacías sin plasmar tus sonrisas
me daría por satisfecho que leyeras muy a prisa
buscando tanta letras no escritas
sopladas como raco enfurecido
y estos versos tan vacíos y tan llenos de tus nadas.
A veces se balancean las nadas con más nadas
es el vacío de la no existencia de verdades
inexistencia de todo, incluído lo cierto
palabra que desconoce lo verdadero