[center]Por la pampa y de repente
el trueno igual que una herida
abrió la tierra en seguida
con la potencia del rayo,
justo mesmo a la derecha
quemando todos los yuyos.
Ansina mama bendita,
créiba que era el infierno
que a buscarme se venia,
fiero será el mandinga
que otra centella traía
como debajo del poncho.
En chamuscada presencia
corría la disgraciada
por toda la alambrada,
más el susto que me dí
a todos los santos pedí
que el pellejo me salvara.
Antonia.[/center]
TRUENO Y CENTELLA
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