COMO TODOS LOS DÍAS
Regresaré ya tarde, muy cansado,
un beso me darás casi dormida
y mientras me calientas la comida
te miraré en silencio, avergonzado.
Repetirás lo mismo, con fatiga,
que me dijiste ayer, tan desganada:
“¿Cómo te fue el trabajo?” Sin que nada
te pueda interesar lo que yo diga.
“¿Los niños? Hace tiempo están dormidos,
me han dicho que querrán verte mañana.”
“No sé, quizás podré la otra semana
si logro completar esos pedidos…”
Los miraré acostados, en pijama,
el brillo de sus ojos añorando,
pero al final, de sueño bostezando,
me meteré contigo en nuestra cama.
“Que duermas bien”, diré sin que me veas
y me hundiré vencido en la negrura,
un día más sufriendo la tortura
de no poder lograr lo que deseas.
Despertaré confuso al otro día
mientras que tú ya estás en la cocina.
Tras el café, quemando nicotina,
“¡adios!” diré, fingiéndote alegría.
Y un día más, esclavo uncido sigo,
al Cielo maldiciendo por mi suerte.
¿Por qué jamás mi sino no se invierte
para vivir feliz y en paz contigo?
¡Si alguna vez el hado me sonriera
dejándome alcanzar una fortuna,
no habría de sufrir miseria alguna
ni penas padecer. Si Dios quisiera…!
..........
…Un beso me darás casi dormida
cuando regrese tarde, muy cansado.
Te miraré en silencio, avergonzado,
mientras que me calientas la comida…
AGUSTÍN
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Los pájaros enjaulados no cantan. Es que no saben llorar de