Poemas

Para centrar, colocar videos, etc. existen botones en la sección de edición/posteo.

Moderador: Julian Lopez

Responder
Antonia Pérez Garcí­a
Site Admin
Mensajes: 4129
Registrado: Sab May 12, 2007 11:45 am
Contactar:

a Joge Lemoine

Mensaje por Antonia Pérez Garcí­a »

¡Hola Jorge!...impresionante libro nos dejas a los lectores...
Gracias por participar y hacer de la poesía belleza Universal.
"ASOMATE A MI VOZ COMO LA ÚLTIMA LLUVIA" me encanto
esta metáfora.
¡¡MUCHAS FELICIDADES EN ESTAS FIESTAS!!
Un abrazo de Antonia.
Un poema... ¡ Que mágica manera de decir que estoy presente !

http://webs.ono.com/antoniapgc

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Gracias Antonia

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Querida Antonia, querida amiga, gracias Antonia, gracias querida amiga.
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Presentación

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Presentación


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT


Jorge Lemoine y Bosshardt (Mendoza, 19 de abril de 1948), poeta y escritor argentino.

Poeta, cuentista y novelista marplatense. Presidente de Honor Vitalicio de la Fundación de Poetas de la Argentina. Premios Jämför y Hämtar de la Orden de Onsladen de la Administración Pública de Suecia, 1996/97, Poesía. Primer Premio Nacional de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.), Seccional Atlántica, 1997, Poesía. Premio de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, 1990, Narrativa. Primer Premio de Honor Leonístico Hispanoamericano, Club de Leones de Buenos Aires, 1996, Poesía. Ha publicado enorme cantidad de volúmenes.




JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT EN LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS

El libro de poesía del poeta y escritor argentino Jorge Lemoine y Bosshardt "Se pierde mi corazón que te busca", premios Jämför y Hämtar de la Orden de Onsladen de la Administración Pública de Suecia, 1996/97, está en The Library of Congress, las universidades de Texas (Austin), Illinois, Toronto, Tulane, Florida (Gainesville), California (Berkeley y Los Ã
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Continúa

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Continúa.

Continúa, Dios mediante.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Es igual

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Están repetidos (más o menos, no del todo) pero es igual, es arte igual. Me gusta tener los dos libros. La generosidad y nobleza de este foro me permiten, me dejan, gracias querido foro tan querido.

Si puede ser, yo qué sé.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Continúa

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Continúa.

Continúan los libros, Dios mediante.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Ay

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Ay, aia, ay, el plagio, qué profanación.


Shakespeare no tiene una sola obra de su entera autoría y es el máximo poder y la suprema grandeza de la vida anglosajona.
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

El buen humor de los poetas, si hasta parecen novelistas, gente enferma, la gente normal no escribe poemas.



Los escritores muy inteligentes no escriben novelas.



No les pidan a los poetas que no sean locos, que a la gente normal no le piden que escriba poemas.

PABLO NERUDA




La poesía es una psicosis no diagnosticada.




Y bueno, yo me dedico a decir idioteces, sabrán disculpar.
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

El cielo irrepetible

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

El cielo irrepetible



POEMA




I

Quiero mirarme como a alguien desde un balcón
Tirar mis anzuelos a mi alma
—El agua está tan chata que no sé si es dura o blanda—
Emergerán tus imágenes sin ahuyentar las ondas en un eco
Y te pelaré como a una fruta
Te desnudaré mil veces
Hasta que estés desnuda
Capa por capa cáscara por cáscara
Como retrocediendo el tiempo del árbol
Hasta que quede el microbio de la perla
Y pueda tocar el hijo en un sueño
Y sepa en mis dedos la sensación de mi amor.




II

Por los postigos de tu alma
Chorrean brazos de mañana
Y las mariposas de la lluvia enfrutecen los árboles
Y se levanta el humo del olor a tierra regada
Que gotea por los postigos de tu alma
O se acurruca en las paredes
Y nosotros mismos
Somos semillas de nuestra propia tormenta.




III

Tú eres de verdad
Y voy incendiando bosques de silencio con tu nombre
Erigiendo la torre de un grito
Una torre transparente
Con los ladrillos de mis lágrimas derruidas
Con los escombros de mi ciudad sola
Donde mi ilusión y mi espejismo de alguien
Crecían sobre mis propias huellas
Y he acomodado las gotas que lloraste sobre mis manos pordioseras
Porque eso es lo que tengo de ti
Porque eso es lo que me diste de ti
Porque eso es lo que quiero de ti
El testimonio del cadáver del mar y mi libertad de isla
La calavera del silencio y mis alas de alma
Tus palabras.




IV

Surge el mástil de un grito
Y muerde la piel de mi grito con que te exijo
Y vienes vienes tanto que llegas
Llegas tanto que muerdo tu alma
Y tu presencia grita su presencia
Mientras tu cuerpo es la conciencia
Que piensa y sabe el grito de mi forma.




V

Quisiera poder describirte el amor con que te quiero
En el recinto de mi alma el humo se acumula
Se modula la melodía tenue de tu imagen
Como si en un templo inmenso
Con estruendo de perfumes
Adivinase el casi tácito susurro de tu aroma
Como si en un bosque
El coro de árboles muriese del silencio
Y su voz se alzara como un alma dura de gritos gigantes
Y entre todos ellos tu voz me nombrara diciendo
Si supieras la forma en que te amo
En el recinto de mi alma el humo se acumula...




VI

Dame la mano y tus ojos
Deja a mis palabras ser un párpado en tus tímpanos
Seremos entre la gente
Dame la mano y embastónate en mi renguera que se suprime en ti
Vamos
Subsistiremos las olas como un barco redondo
Y no podrán volcarnos
Vampiraré en tu boca un alba que me despierte
Mientras vaya apretando la noche en tus ojos
Y te duermas apoyada en mí
Mañana estarán lejos los ecos de los árboles
La neblina del silencio habrá desteñido horizontes
Las palabras que nos dicen serán viejas
Y se romperán contra las montañas
Queriendo rescatar nuestros pies
Pero seremos como el horizonte en los ojos de quien nos busque
Y viajaremos con el cielo
Sobre los pasos de quien nos siga

El último beso es un tácito que nos prensa las bocas
Mastiquemos nuestras caras
Y cuando estemos juntos corramos hacia nosotros
Que podremos ajustarnos más
Así
Anonimados en un abrazo
Como nuestras manos se muerden
Marchemos entre la gente
Hasta llegar a nosotros
Dejándonos quizá destruir

Luego nos evaporaremos de nuestros cadáveres
Y nos juntaremos en las nubes
Como dos humos distintos
Y en el mundo se incendiarán los bosques
Para que dos fogatas se den las manos
Ahora
No desancles tus dedos
Cierra este primer párpado en tus oídos que las sirenas silban
Y puedes tener frío
Y tiemblo también de frío de sólo ver la gente
Acumulada ante nosotros como la escarcha en los vidrios
Y tengo miedo de que mi voz se hiele en mi aliento
Y que mi silencio sea un antifaz transparente
En las palabras ajenas
Tú
Amiga
Compañera
Novia
Piel de mi carne
Yo mismo y quizá
Lágrima o tú solamente.




VII

Necesito un jirón de tu voz para amordazar la noche
La noche sangra la noche sobre la piel de mi alma
Y mi alma muere equivocada con la sangre suya de la noche
La noche inunda la noche como en tu voz vive tu voz
Tú me señalas con el índice de tu silencio el viento de la noche
Las olas de mis brazos rompen en la playa de río de esta noche
Y tu dedo se alarga con mi deriva inevitable
Tú me puedes salvar
La noche ya me llega al cuello
El silencio alarida su brazo oblicuo y negro e instantáneo
Cuando reviso mis oídos
Bajo mis ojos impotentes de las ventanas vacías
Voy a la bodega de mi mente a sacar el polvo a las imágenes
Estuviste tanto conmigo que nunca tuve tiempo de recordarte o sospecharte
Me sobra tiempo para morir
Me sobra tiempo para recordar
Me sobra tiempo para esperar
Me sobran noche y silencio para morir las mil veces
De mi amor sediento y vacío
Me sobra el pecho de mi ansiedad y mi angustia
Para la última espada conocida del silencio que me sobra
Que sobrará
Y el polvo.




VIII

Voy a tildar en tu tierra con un racimo de estacas
Los ámbitos para mis cosas
Y bosquejaré un itinerario para el calvario del beso
Luego te ungiré de silencio y te untaré de mis ojos
Amor
En los volcanes la lava agazapada
Soporta su mordaza
Los árboles traman en la savia las nuevas hojas
El viento reserva mechones para los corales nuevos
Los pájaros visitan el silencio de las ramas
El viento musica su arroyo para los peces rituales
Amor mío
En las bodegas del silencio se despereza el embrión de una palabra
Se están secando los grillos de una voz no estrenada
Es cierto amor
La primavera llega a tu vientre
Y tus ojos florecen y tus manos
Se pueblan de pájaros festejando las frutas.




IX

Quiero enjuagar mis caricias en tu pelo
Y secarme en tus manos
Guardar en los tímpanos de mi piel
El rumor de la tuya ahora callada
Y enmascarar la distancia tras un vidrio
Porque tengo los dedos transparentes como una hache
Y miedo de hacer flamear tu imagen
Si te beso en el agua
Aunque sólo una brevedad de mí cabe en ti
Eres en las cosas viejas un tiempo larguísmo
Y se han empañado
Amarillentas
Como versos secos
Como los armarios antiguos
Con añejo olor a madera
Y estás encima de todo o todo está detrás de ti
Desfigurado y desteñido como las calles tras los visillos
Y me alzo con mis horas viejas guardadas
Con olor a naftalina de recuerdos
Deshilachadas y arrugadas como el eco sucio de mí mismo
Remedado
Y busco en los bolsillos de cada día sido
Y el perfume de tu mano se anticipa a mi conciencia
Y miro mi alma raída ampollada de quemarse
Con callos de ser siempre ella
Creciendo de sí misma como un vapor nuevo
Y veo una nube transparente y limpia
Resucitando desde un charco de barro
Entonces estás translúcida
Como el calor que me eleva espacial y fantástica
Como el silencio
Y tengo miedo de escucharte en sueños
Porque tu voz podría despertarme.




X

Esta noche izaré tus ojos como pájaros
Para enfrutecer mis cielos áridos
Y mis noches secas
Volveré con tus manos a media asta
Abandonadas como nidos viejos
Frías o calientes pero vacías
Aunque importantes
Pero ellas sin ti
Como huellas de pasos ya dados
Y abandonados
Traeré el trofeo de tu perfume como una bandera rota
Y tu sangre marchitada
Y un hueco en las venas para mi savia
Porque te quedará de mis lanzas
La prolongación de las abejas
Y luego serán mías las gotas de miel
Como una bandera de la tierra
Y tus panales jugosos como campanas recién inauguradas
Que cantarán por tus ojos un título de tu hijo.




XI

Las velas perfuman tenuemente los muros
Y las cosas
Nombrándolas de formas
—Como la noche necesaria para las estrellas—
Las velas titulan las cosas
Como los cantos y palabras dictan los silencios
Las velas desjugan su itinerario total de caminos
Las fogatas dejan resucitar el humo
Como rápidos álamos
Pero quedan los huesos de las cenizas como testigos del fuego
¿Quién se alzará o qué
—Como un árbol heraldo de la tierra—
Sobre los ladrillos de mis ruinas
Para nombrar mis torres?
Tú eres la noche necesaria para mis estrellas.




XII

Tu vientre de durazno gira su quietud
Y se enrolla sobre los latidos del eco caído
Llegas a toda la semilla agarrada
Tus paredes acantaran el hijo de agua
El hijo de frente
Coronado
El hijo de eco que te grité
Cueva
El hijo de sombra
Cueva dolorida de antorchas
El incendio del hijo.




XIII

El sol ha madurado en las ramas del cielo como una fruta
Algún día el cielo floreció de estrellas
Alguien diría que en el azul de los árboles
Han amanecido las frutas
Yo diría que el sol ha madurado en las ramas como un higo
Tú dirías que el sol ha madurado en los brazos del cielo como un nido
Yo te escucharía
Y vería ascender tus hombros azules
Despeñarme en un ocaso
Con el cielo en mis brazos
Con el sol en tus ojos
Y el sol maduraría en el cielo
Como un hijo.




XIV

Mi tristeza estaba en mí como la noche en las cajas cerradas
Y faltaba la cadena de tus cosas
Y mi conciencia de tus cosas
Para desterrar el silencio de mi campana
Con la perpetuidad del mar en los caracoles.




XV

A veces persigno un beso en los cráneos de tus templos
Dentro hierven los coros
Y tiemblan las imágenes
Y vibra el humo lácteo del incienso amontonado
Tú me das los árboles de tus manos
Yo lluevo a ti y arrastro las hilachas de mis dedos
Murmuro en tus calles
Mi amor llueve
Tu ciudad de amor se moja
Despierto tu conciencia en el techo de cada poro
Apago la leña en tus ojos
Y me llevo la ceniza
Sin la efe en que agoniza el fuego
Corro
Y corro los harapos de mi piel como una sombra
Y llueve en tus calles
Y corro y corro
Y me entumbo en tus sótanos.




XVI

Hay un silencio para mí
Lo emites tú
Emerge de tus ojos como una mirada
Hay una paz para mí
La voy a beber a tu arroyo
Tus manos laten entre las mías
Como el último pájaro que parpadea en las hojas por la tarde
Hay un amor para mí
Lo guardas tú como una vela
Tácitamente encendida todo el día
Hasta que llegue la noche de la llama verdadera
Y en el altar que guardas
Tú hagas la misa
Hay una noche para mí
La tienes tú para mis botes a la hora de las quillas
Hay una nueva paz para mí
Los corales lentos luego detenidos
Donde las anclas fatigadas
Rezan su herrumbre
Como un pez siempre conocido
Comprobado tras las redes.




XVII

Bosquejaré una enredadera de besos
Que trepen por las columnas de tus piernas
Y lleguen hasta el musgo del techo y se tejan en él
Como el humo se arrastra hasta las nubes
Para unir sus manos
Y allí el instante encontrará su lentitud
Y se demorará la sensación inmutable de tu cercanía
Subsistiendo a los segundos irriendables
Como gases o fantasmas
Y se abultará un grito en mi garganta
Y será tan grande que no me abandonará
Y asfixiaré una palabra que tú también evitarás decir
Y me preguntarás si escucho tu silencio
Y entenderás el mío
Y serás dueña de mi tristeza inevitable
Y estaré contento
Y se empañarán las cosas
Y serán nosotros nuestras lágrimas
Cuando caigan en las bocas juntas
Porque tu sal será mía y estaré en tu sabor
Y hormaré en ti como las cosas contenidas
Y seré un verso amordazado entre tus páginas
Como una campana seca
O la lengua quieta de un campana
Y crecerá el empalago de un sonido presentido
Y te cantaré tu melodía
Y derramarás la mía
Como un revoloteo agonizante de alas de campana
Que irán enloqueciendo hasta despertarse del desmayo
E ignorantes del tiempo
Que la felicidad nos emboscaba
Pensaremos fugazmente
¿Cuánto hace que podíamos amarnos?
Y no sabremos ni siquiera de nuestro principio
Y nuestro amor se estirará desde un incierto cuando
Y nos sabremos unidos
Sin entender la intrincada unión
Y veremos plumas caídas de la locura de los pájaros
Y el agua estará dura y chata en los estanques
Y tendremos frío
De pensar haber estado menos juntos.




XVIII

Tú eres como el único frente del espejo
Ignoro el silencio infinito
Para oponer a una palabra tuya
No sé el grito imposible
Para aplacar tu silencio
Eres como la única manera del abismo
Puedo empezar por tus ojos
Y terminar en tus manos
O comenzar por tu boca
Para arribar a tu vientre
—No eres como el túnel de la música
Que tiene dos entradas—
Si te amara mañana persistirás
Al margen de los días
O mi amor será la sombra
En tu trayecto por las horas
Pueden agregársete las veces
Pero las viejas no se herrumbrarán de polvo
Pueden adherírsete silencios
Pero no han de agriarse tus palabras
Pueden adosársete mil noches
Pero no estarán roncos los violines derretidos
Eres como una calle
De neblina final no resuelta
El frío podrá remedarte
Como la sed imita el sorbo
Pero seguirás siendo tú
Como una hora que corre por el tiempo
Huyendo de su espalda sin abrigo
Que besa la nada del intiempo.




XIX

Arde como una vertiente
En mi charco desteñido de polvo
Para mi alma turbia tu imagen
Que es como un farol en la niebla

Yo apoyo mis besos
Como góndolas en ti
Y tú te enturbias como tiritando
Cuando yo apoyo mis besos como palomas en tus iglesias

Muchas veces me quedo dormido como un frasco
De donde escapa el fantasma del perfume por el hábito
Hasta que lo olvidemos
Y podamos volver a comprobarlo
Y despierto sorprendido de tu vientre
Que trama el hijo
Como una rueca frutal
Porque luego él será como las hiedras y trepará hasta tus ojos
Y yo lo aprenderé tras las ventanas
Como la mañana pobre que chorrean las claraboyas
Pero un día escalará por las columnas hasta tus ojos
Y podrá verme en tu vientre guardando su tumba como una vela
Porque habrá resucitado de tu vientre al cielo de tus ojos
Y él será la hiedra que crecerá como el humo
Adosado a tus cráteres a tus volcanes
Mientras su sombra se aferra en nuestras almas
Como la humedad cicatriza los muros de los templos

A veces me quedo dormido
Y al despertar pienso mientras tú sueñas
Y escucho cantos que se atreven en tus senos
Como las mariposas del panal que sueñas
Y escucho en sus cúpulas cómo el jugo se enrolla
Para nuestro inimposible uno y otro
Para nuestra sola persona
Para nuestra sola carne

Cuando te miro de cerca eres como de naranja
Como si estuviese acostado
En un cielo nocturno completado
O una playa
No importa que no pueda sumergirme
Hasta el primer tamaño antes de la nada
Me basta con sospecharte de uvas
Y pensar que en cada lugar tienes un árbol de mil manos
Que esperan como flores el rocío de los míos
Me basta con rozar un gong en una uva de tu vientre
E incendiarte de ecos con mi antorcha
Puedes ser íntegramente mía como mil estrellas simultáneas de mis ojos
Con sólo convertirme en un pecho de tu abrazo
Un pez de tu vena
Mango de tu puño
Para la noche en que eres valiente como la guarida de una grieta
Para la noche doble de los túneles
En que deletreo a tientas los misterios de las vainas comprobadas
Las velas son pinceles velocísimos que hacen las cosas
Son puñales de la noche
Pero las velas no pudieron hacerte
Los ojos de mis manos te tuvieron antes de las velas
Porque eres perpetua de mis ojos
Como las lágrimas como los párpados
Ha llegado la primavera y tú me emites de tus grutas
Como el canto del agua próxima
Porque he quedado como el eco del perfume
Y yo corro por el páramo preparado de árboles
Como la playa perfecta que saben las olas
Que se llevan el secreto de los castillos
Como la herida que tienen los puñales
Antes de la herida
Y te despierto para decirte que el invierno ya pasó
Y que en las guitarras de las ramas
Crecen las frutas como un canto
Pero
Tú que eres la tierra tiemblas aún por el arado
Como un corazón
Y yo detengo el agónico ariete de la sangre
Para apaciguar las olas
Que aletean aún contra los muros.




XX

El silencio se enturbia con mi voz empañada y polvorienta
Como un río donde tú has cruzado
Tu perfume susurra como un humo suave y lento
Yo te recorro lentamente como un pez que se adosa a los muros de su pecera
Y transcurro olas
Y desenredo espumas después del pequeño remanso de tu vientre
Como un cerrojo del hijo
Y no me importa un cielo aturdido de nubes
Y voy olvidando el silencio
Como un frío que muere en la dentadura de las llamas
Porque mis botes descifran las olas
Como cuando mis manos despiertan tus formas
Porque más que todo
Me apoyo como el cielo en nuestro amor de horizonte
Y corrí por las montañas como el viento
Y quedé sobre el abismo colgado de los árboles del bosque
Y ahora con los escombros de los gajos quebrados
Mis nubes se deshojan sobre ti
Como un pájaro de fuego que será reemplazado
Porque sus alas que nos empujaron
Se están quemando en tus altares.




XXI

Estás en mis ganas de llamarte
Como un gesto de grito en la voz
Y te llamo
Y vengo contigo desde las horas tendidas que yacen duras
Vengo con las cosas que quiero en sus veces que ya fueron
Y te llamo
Y estoy triste y solo
Y contento porque sé que vendrías
Y estás conmigo ayer
Y hoy desde ayer
Y dudo de ti seguro de creerte
Tan sólo porque quiero renovar tu comienzo
Y vuelvo a llamarte
Y pienso que vienes
Y que quizá me llamas y que piensas que voy
Y que me escribes un verso triste
Y más que triste tuyo
Con toda la tristeza que no existe
Con la misma tristeza con que estoy alegre
De que sea hoy de mañana
Y de que las últimas palabras que guardaste
Fueron mías.




XXII

Voy navegando el río de tu cuerpo y mi boca rema
Donde una brisa canta su túnica de sombras
He desenrollado el vértigo de dos remansos
Deletreé los ladrillos laterales de los aljibes
Mientras los peces atónitos
Se enrollaban en la columna de mi pecera como una hiedra
Ésa es mi primera paz
Tus ojos
Transcurrí tus brazos como arroyos mansos
Luego pedregosos y turbulentos
Ésas son mis primeras olas
Tus manos
Resolví los peces intrincados con las anclas
Y tu imagen se derritió entre las olas
Como las cosas tras el humo caliente
Hasta que bajaron tus ojos
A revolotear sus vértigos y enloquecerse
Y tu amor rodó como un pájaro herido
Como mis besos heridos que ya no remaban
Que parpadeaban sus últimas alas moribundos
Y el agua se desangraba en racimos de mariposas
Y quedó el mar paladeando
Y cabeceando contra los muros
Con la primera quietud del árbol caído sumergida
Y las frutas mejores hundidas con los peces
Ése es mi amor
Nosotros
Mi nueva paz como tus ojos rescatados
Como el río alisado tras las piedras.




XXIII

Abro ritualmente los párpados de un templo habitual
La mañana ha abolido el silencio como una llave
Mi alma es un cráneo
Acércate a ella
Puedes encender la fogata de tus manos
Tiene ecos arrinconados como horas antiguas
Tú puedes desengrillarlos como ablandarías las imágenes en el agua
Así Así Quédate ahora
Gotea poco a poco las palabras
¿Ves? Las mariposas amordazadas se liberan
Mi alma no es un cráneo ya
Tú la has convertido en una mente

Cierro el templo con un gesto nuevo
Mirando por última vez la noche
No extrañaré sus estrellas
Cierro las puertas con la mañana adentro
Ahora quiero besarte

Ya el templo es un puño eterno
Tiene un candado de sol que encadena la noche
Ya la luna no sabrá de nosotros
Lacraré mis manos con las tuyas
Me he traído al templo una lágrima para recordar tu antes
Acércate
Muchas gracias por la mañana de mi alma
La noche está arrinconada en el silencio
Conserva muchos ojos pero le faltan estrellas
Ahora revisemos las velas limpiemos las imágenes
Resucitemos el púlpito
Y ocupemos los bancos uno a uno
Ya pasará el temor
Besaré el ara
Inaugurarás el cáliz
Y la misa será.




XXIV

Ahora que hemos sido ya nosotros seamos cada uno
Aunque las manos sangren y el silencio aturda
Aunque me llames y te llame no responda ni respondas
Aunque nos amemos siempre tengámonos ya nunca

Aunque el corazón se atragante como un puño apretado
Aunque no cicatrice el rastro del recuerdo y siga ecando
Y aunque desde esas huellas en un sendero caminado que no caminaremos
Nos prolonguemos hasta el instante como si nos deshilacháramos

Libera mis pasos desenjaularé los tuyos
Nuestro abrazo desgarrado no estará destejido
Y en él nos seguiremos abrazando ya lejanos
Mas el desabrigo será desiertamente frío

Aunque te extirpen de mí te quedarás conmigo
Aunque me amputen de ti perduraré en tu fondo
Y aunque quedemos en las almas como el humo de los barcos
Será triste tristísima nuestra realidad de solos.




XXV

En el silencio transparente tus imágenes brotan desde la arena
Como las burbujas de los peces
Y flamean como una llama indecisa de su forma
Yo ni siquiera intento atraparlas
Me arde en el alma ya cuarteada la arena que segrega
El silencio estático me encandada
El líquido cristal de sus paredes imprime voces sospechadas
Yo podría rogarte pero el silencio ha llegado como la noche a tus manos
No sé cuántas imágenes olearon la blandez de su humo
A veces lentamente corrijo una sonrisa
Amontono una lágrima
O cierro la puerta de un dedo sobre tu palabra contenida
Entonces
Como humea del fuego de la herida una polvareda de sangre bajo el agua
Se resbala desde un rincón
Hacia donde la sangre murmura
La ascención de un escalofrío
O un frío
O mi soledad que se revuelve para impedirme olvidarla
Yo sigo flotando en mi silencio
Dudando de la verdad de las imágenes
Con los errores que mis lágrimas imprimen a tus gestos
Con la ignorancia de los últimos
Y la duda del que vino conmigo.




XXVI

Quiero atizar los escombros
De tu ciudad derruida
Para que ardan de nuevo
Las quietas llamaradas de tus torres
Y tus inválidos muros cicatricen
Y puedas esgrimir el abrazo de tus bordes
Para que lague en tus valles
Y se desparrame por tus lugares
El eco de mi realidad
Mientras en mi visita perpetua
Ponga mi mano en tus parches
Para amordazar los latidos de los ecos de voces viejas
En tus tambores.




XXVII

Tu presencia se esparce en mis ámbitos
Como la arena en el viento de cada noción de tu piel
De cada palabra
Y un himno de sol quiebra el silencio de las nubes
En mi alma
Mientras el eco del antiguo vacío
Se alza como un arco iris
Que se disipa
Hasta que todo es tú
Y estás en todo
O te quedas en mis ventanas
Y la mañana se contagia de los vidrios.




XXVIII

Mis olas acumulan en tus golfos
Los peces muertos de mi amor vivo
Y las rocas de las playas y la playa
Están quebradas de musgo y sal quedada
Y los peces de mi amor llegan marcados en las olas intermitentes
Y puedes confundirme con el cielo
Y puedo verte en la arena de mi alma
Donde los peces de mi amor crecen
Para el día de amarte
Y en un momento la luna
La luna del amor
Y las playas arrasadas en el momento de la luna del amor
Y los musgos destrozados
Y la arena de mi alma
Transpira por los labios de mis olas
Y no recobraré la arena de mi alma
Y no recuperarás la arena de tus playas
Y la mano rota de un barco
Desesperada
Con las astillas de sus manos mordiendo la costa allá lejos
En ese momento de la luna del amor
En ese momento apretado del amor que bosteza
Cuando la luna cae como un grito en el agua
Y rompe las olas de mi amor
Y mi amor queda quebrado en la espuma
En la espuma de las esquirlas de mi amor
Has llegado tú
Tú de mi amor
Tras la luna de mi amor como un ciclón
Y eres el país extraño donde puedo levantarme tras el viento
Y eres la imagen pura de Dios
Que se pierde en un instante
Cuando vuelvo a caer en los escombros de las olas
En la playa hecha trizas
Y los peces ya muertos de mi amor
Y el musgo.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
Ubicación: Mar del Plata
Contactar:

Palomas guardadas

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Palomas guardadas



POEMAS




1.

Tú no sabes cómo sólo tengo la luz




2.

Lloré que todo lo veía con hache.




3.

Tu boca late
y despunto sangre
que quedó enredada con la mía
como nuestras ramas
(podrían estar guardadas
bajo la lápida del lacre).
Tu boca es mía, es de mi boca,
como de mi sangre tu sangre,
los dedos de nuestras bocas se embastonan
en los leños del beso
como dos llamas del fuego




4.

Te pintaré los ojos cuando tú mueras,
te besaré la boca fría y seca
apretaré tus manos duras, de madera
y enjuagaré los dedos en tu pelo de cera
tenderé un silencio sobre tu piel de cala
morderé con mis manos, las tuyas pálidas
y apagaré la noche con alguna lámpara
para ver tus ojos como los pintabas.
Te pintaré los ojos, no lloraré, lo sabes
pero si acaso alguna gota sobre tu muerte cae
¿Qué más dará llorar tristezas que no sabes,
si habrás muerto sola
sin mi verdad que ignoras.




5.

Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecía acatada antes del día.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanía
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera, amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.




6.

Era un altar de madera que dormía
y dormían en su sueño misas pasadas
y un cáliz con sangre marchitada
y dos velas chamuscadas de llorar su existencia
sobre su muerte lenta, lentamente.
Y una flor arrugada, caída de una ofrenda
y en ella el cadáver de un perfume desteñido
y me acerqué y mentí la devoción hincado
y lo abracé y tomé la flor
y adiviné el perfume
y me crucifiqué en su cruz
y fui yo y también un clavo
y lavé el cáliz y siguió llorando
y me bajé de la cruz
y no guardé los clavos
y salé a savia de la madera donde fui crucificado
y el cáliz siguió sangrando y las velas se apagaron.
Y la persigné con tres besos
y vi lágrimas y sangre
en la tierra de las raíces de una lanza
y dije amén llorando
y no sé qué hubo en ella después de mí.
Y estoy llorando y escribiendo su residuo.




7.

Si tuviera
podríamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podríamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raíces
Es que contigo podría hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
Podríamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso sería necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harían pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirían. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allí habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difícil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.




8.

Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mínimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.




9.

Esta noche la música se arrastra pesada y resbalosa como un
tul que arrolla. Ésta es música recién descubierta, no se copia de su
propio nombre. Nadie podrá recogerla.




10.

En los suburbios laterales de esta noche, corren ríos subterráneos del
silencio. El silencio está constelado de grillos, o de chispas sonoras
o de lluvia deletreada. Las cigarras chisporrotean, tal vez titilan.
La música impregna el aire, como un aroma melancólico.
Desde esta noche a mí no hay música. Lo sé. De mí
a la noche
yo escucho la música de esta noche. Pero no puedo estar seguro.
La música es mía. Pero tal vez no la ponga yo.




11.
EL CIEGO

Mira mis ojos
estos ojos te sostuvieron
sobre todas las noches
han sido gargantas
por donde he tragado
el mundo
como la lluvia
que se afina íntima
en los hormigueros.
¡Míralos!
estos ojos, estos
hormigueros
donde has sido lluvia
para la savia en que tú
hecha hiedra asumiste
vertical la soledad
de mis muros.
Estos como naves sin
horizonte como barcos
sin proa y sin espalda
aquí mi huerto
se amamantaba de
luna y tú eras.
Mírame los ojos por afuera
como iglesias cerradas
por adentro
Mírame los ojos,
míralo todo.
Ya el mundo rompe
como un mar inútilmente
sobre mi última mirada
infinita.
La lluvia ya siempre
llegará tarde a la tierra
envenenada por el vientre.




12.

Ven a vivirme, la soledad me amortaja
con manos deshabitadas.




13.

Y la noche mordiendo, encepando
ferozmente las sienes desesperadas
de la noche enloquecida




14.

Un relámpago de hiedra
Mi alma ha concluido
Fajado el corazón de un puño de angustia
Arranco de ti una paloma que parpadea y tirita
que agoniza y sangra de savia, desesperada de
ecos en sus alas, de alas en su corazón
Ésa es la patria
de mis sueños
Se han resumido allí.




15.

Soñé que me forraba un abrazo
y me desperté enmangando las fauces
de mi soledad




16.

Como un reloj de arena
la guitarra gutural de tu corazón
empuñado
en los tallos de tu
sangre
rema




17.

Así eras tú,
te bebías la mañana de las plazas
corriendo descalza
como una golondrina de oro.
Tenías una lámpara clavada en las
entrañas,
Y la turbia suavidad
de los tibios duraznos a la siesta
Eras así, amada.
Eso era lo que más me gustaba de ti: que
tú eras tú y que yo te amaba
Y a veces una ternura de mirarte
emergía desde el alma
y me alertaba la carne.
Así eras tú rutinaria
y fresca y nueva y necesaria
como la mañana
Y tu mano cotidiana
como un gorrión adormecido en la ventana
en un rincón de la mía
se acurrucaba.
Tu beso silvestre como el de las abejas
en las plantas
recolectaba el polen de los sueños
con ingenuidad de niño que rezara.
Y tú tenías Dios y me contabas
todas las mañanas
que le rezabas que nos conservara.
Enjugabas tus ojos con silencio
y me mirabas
y enjuagabas tus manos en tu pelo
porque tú sabías que me gustaba.
Pero a veces te escondías detrás de tu
mirada
con recelo de paloma algo asustada
y ya ni la mañana te podía
hacer dorada
porque eras una ventana
obsesivamente cerrada y clausurada.
Las noches de esos días, amor mío
yo rezaba como tú rezabas
(todavía rezo a veces, cuando te recuerdo)




18.

A la hora de recordarte, acomodo las mejores cosas
sobre tu nombre, para poder pensarte.
Alguna vez no fuiste muy hermosa, pero te
agregué tu propia belleza,
ya la había aprendido de ti,
¿qué importaba que un día no fueras hermosa?
Yo te amaba tibiamente,
como esas cosas que se hacen fácilmente
como ser de una manera o estar en silencio
o rezar.
Desde ti emergía un túnel para
que los húmedos murciélagos no
interrumpieran palomas.
Todo lo tenías de alguna manera,
como una ventana
y yo aprendí sobre tu cántaro
a callar
como contando lluvias
sobre el agua antigua que me remedaba
Podríamos habernos dado la mano
cotidiana
Y guardarnos toda la inmensa mañana
de las plazas
Todo se volvía fácil contigo
como descifrar la música ignota sobre un
piano laberinto, y la adivinábamos.
Podríamos habernos mirado ritualmente
y como constantes extraños cada vez menos extraños
Podríamos habernos amado al margen de las
cosas que envejecen
Habernos abonado al silencio
como a un lento país donde no hay lejanía
para las palabras en voz baja.
Podríamos haber callado con el mismo silencio
Pero buscamos la forma de recordarnos
tristemente.
Por eso a la hora de recordarte,
busco las cosas de mi tristeza
y te construyo fácilmente como eras.




19.

Cuántas cosas dejo
yo para alcanzarte,
cuánto hay que pierdo
yo para ganarte;
yo gané perder
lo que pierdo al tomarte.
Cuántas cosas tuve,
muchas, que no tengo,
cuántas que por ti
día a día pierdo.
Cuántas cosas, muchas
infinitas, dejo,
sin embargo gano
en ti, el mundo entero.




20.

Si estuviera untando tu boca
vendrían a mullirse los himnos
en la mía
mientras deletreara cada hebra de tu
pelo distraídamente
y recorrieran mis concavidades
las esquirlas del escalofrío como
una tormenta de arena
y hundiera en tu tinta
todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego, en que me dieras a leer una
carta de amor, pequeña
con mis palabras
tu conciencia
de papel.
la tinta derramada
y tus laberintos de papel
tú y yo
y la oscuridad de tus
túneles riando como
un canto hacia
la mañana




21.

Tengo una mancha de humedad en el alma




22.

y se están ahogando de cielo
y el cíclope del sol
no les sirva de isla
¿Cómo llover hacia ellas
y decirles que no sé qué quieren?



y el viento es un galeote eterno
es un buey
y los barcos de música
van por tierra
(porque se han vuelto nubes)
y son como los peces del alma
que se sacrifica al cantar.
Han muerto fuera (del agua a su manera)
Alguien pensará que quieren
agitar el cielo.
Yo no puedo salvar las nubes.
si yo fuese una nube
tal vez comprendiera
qué les pasa ahora
Pero veo nubes y no sé si son pájaros
disueltos
Animales asustados o el alma del
mar que acaba de morir y
no lo sé.
Y no puedo pensarles maneras o gestos
y no sé dónde temer o apiadarme de
sus ojos.
Quizá quiera curarlas cuando llueve
o crea que sonríen,
Donde tiene la sangre del viento corazón




23.

Para pensar en ti,
clausuro una a una las palabras viejas
inauguro algún silencio sobre las cosas nuevas
y acomodo los nombres,
Tú tienes el pelo como infinitas
guitarras relajadas
como lacios y tibios violines de
mañana
con el flojo vuelo de las gaviotas
dormidas
y la silvestre hebra de los helechos
o el musgo de las piedras
Te acorralo contra el sueño, dulcemente
y una mano se acurruca en una mano
y la otra enjuaga la ternura
en tu pelo como el tuyo.
Azul y dorada te pareces a la
primera mañana.
Eres lo que me faltaba para ser nosotros.
por eso tu nombre es el tú que me faltaba
por eso te pareces a mi alma.




24.

La noche rompe contra
los muros de tu carne
con fragor y ritmo de molino
roto
y obcecación de ariete en la hora
ciega
y latido de pájaro en la estrella
que tiembla
La noche te embiste
como un toro rabiosa
y quieta como la
caricia que apacigua
en la mano cautelosa.
Y se alza todo tu horizonte
lateral y valiente
con los animales de mi mente
pululándote la catacumba
de la vena donde el remero
de rito acarrea un relámpago
apretado.




25.

Cuando hay bocas eternos
diapasones de silencio
que nos callan,
(porque una vez nos dijeron)
cuando hay labios
con los vientres del beso secos.
, porque siempre en las bocas
chorrea un beso
y hay miles clausurados en las
horas porque nadie los fue a buscar;
porque el beso es un nosotros de
labios
y si falta una boca hay un yo solitario.




26.

De tu noche sólo tengo lo que escribo.




27.

Los gritos del silencio remansan
aullándome esta noche
mis ojos abejas de los tuyos
han perdido tus jardines
Tengo el alma llena de miel
con tu sabor.
Mi alma se ensancha
y se vuelca por el silencio
El polen de esta noche rocía
sobre mis techos
El silencio crece en las voces
ajenas
(por mi espejismo de tus cosas)
El durazno de mi corazón ha madurado
y va a caer por mi boca
como tantos hijos tuyos no sidos
mis pasos corazonan por la sangre
de las calles
Y en los suburbios de mi sangre
alumbra un sabor a música
con el gesto de tus ojos
Los peces de mi alma se
enredan en el musgo de mis
tantas horas calladas
Y las abejas de mis ojos
Y las abejas de mis manos
y las abejas de mi alma
ahogadas de miel te han perdido
(colmena mía del corazón
de casa)
basta tu silencio para
el silencio
basta tu ausencia para
la soledad
Tú de la sangre peregrina del
eterno horizonte
como el eterno rumbo de
un anillo
Has dejado la misa de tu imagen
constantemente consagrada
(colmena mía) déjame guardar
tu polen que aunque no quiera
queda conmigo




28.

Busco la poesía ansiosamente
hachando rostros con desenfreno de molino
roto.
Muerdo la palabra hasta hacer sangrar
su cosa
y la mañana me entra por la boca y se
vuelve tarde agonizada en el sótano del alma.
Quiero descifrar la hebra del
vuelo de las aves y los ojos se anudan
y creo la palabra sin cosa
y un nombre sin rostro
y entre la tarde dorada y yo
pongo melancólicas y afónicas ventanas de lisiado
y digo que la tarde tiene olor azul
y ruido de ojo ciego
y olvido tus ojos que no son de uva
y tu pelo
— donde enjuago la tibieza de una
caricia ingenua y simple)
digo que es chorro o hebra de
música caliente.
Y el corazón hace un buche de música
caliente y dulcísima
y callo y acurruco tu mano en una
mano,
te miro al polen de los ojos
como una abeja
y vuelvo a callar
y te digo luego que te quiero
y la poesía pasa a mi lado
líquida y silvestre
y yo muerdo troncos secos
para beber la savia.




29.

Al borde de tu arena revolotean los molinos
de las olas
como alas o ecos de corazón
Las gaviotas del beso triscan la espuma
Ah! las caricias como alas en descanso
o barcos dormidos
Hacia las piedras terribles se
acantilan rumbos
como pupilas de balcones
Y ya no me importa nada
borracho de un orgasmo de música
en el alma
morderé corales
como empuñando tras la sed
mangos de agua en la garganta.
estás llena de perfume
como respuesta al rocío —
cerrarte un candado en mi silencio
como un silencio alrededor de un tímpano
enguanta astas en un bolsillo
de mar




30.

Un día voy a gritar sobre tus ojos, y clavaré la
antorcha de mi voz sobre tu alma
Callaré tu sólo silencio rectilíneo
y amordazaré las sombras con la eterna mañana.




31.

Me gusta morder las vísceras de tu alma
por tus ojos de uva o charco sobre el barro
porque son túneles que dan a un templo oscuro
con sabor de silencio y ruido de sombras.
Yo me siento al eco hondo de pájaros
y los rostros cotidianos enfrentados
con el gesto arbitrario en los amigos
en el fondo del secreto dan las manos.
Tú reemplazas palabras que no dicen cosas
siglos de sombras amordazadas con antorchas
nombres que son rostros olvidados poco a poco
y te abres adelante inexorable y única
como un sendero no tramado
que no sorprende al sueño y que se parece al alma




32.

Voy a buscarte
donde puedo mirarte varias
veces en el mismo instante
Donde puedo contemplarte horas
sin que tu momento se inquiete
en la corriente de esas horas
y me estucho en mis recuerdos
e ignoro qué luz visita mis
ojos abiertos
en qué frío me desvisto de mi
desnudez sin fuegos y sin hielo
mientras soy un trago de
mi propia hambre
y en el estómago de la
mente me disuelvo
y reconstruyo mi antes gastado o
cambiado
o me agrego a mí en un día ese día
imposible de ser
y visito mis ojos visitados por ti
Allí te eres como fuiste.
tu imagen se enganchó
como el musgo en las piedras
y te caíste de las horas,
o yo fui goteando migas
de donde puedes estar en mí
para tenerte en uno solo, en
todos tus minutos.
Tus imágenes son quietas y
duras.
Las horas pasaron como las olas
y tu presente y mi conciencia
de ti viajaron en pos de la siempre hora
nueva, como el agua recorrida
por la onda,
Y voy eligiendo entre las
gotas de tu rastro revisando
pie por pie hasta llegar
al beso que aún no se secó
a la puerta que se impone
como yéndome a buscar al
fondo de mi enmimismamiento
o que a mi súbita estación en
mí durante el momento
que será pasado está sin principio,
por la que te has ido
como todos los días y desde
la que empiezo solo y me alegro
de nuestra realidad
Y me vuelvo a hundir a bucear
las imágenes que viven en los
juntos.
y empiezo a extrañarte,
e intento traerte y meto
las manos en el agua
y el agua me dé la respuesta
de su carne vacía de ti
que te desordenas en ella como
las cosas a través de las llamas
y no puedo atraparte
y mis manos son jaulas de leones
y puedes irte como un gorrión
cansada de tu curiosidad
y dejarme con mi impotencia
de caja para encerrar la luz
fantástica entre mis dedos de piedra
con mi impotencia de caja
para vaciarme del vacío de ti
que me llena como la oscuri-
dad de una caja cerrada.




33.
A UNA CHICA EN EL TREN

En las tardes tristes
tu cara segrega una paz infinita
Basta esta sola vez de tu rostro
para amar tu gesto de nostalgia.
No puedo jurarte un recuerdo para siempre.
Pero si olvido cómo y cuándo,
a veces ignoraré que esta sensación de piedad te pertenece.
Ante tu tristeza abierta y franca
mi rito de alegría se envenena.
suicidaré mi sonrisa y lloraré contigo
después de haber contado
los rostros del recuerdo que no pudieron hacerme
llorar.
Porque esta impotencia de tristeza
me aquieta las horas
como una manera de vivir de menos.




34.

Me gustan tus ojos de música
congelada,
lentos como la tristeza
al otro lado de las botellas
me gustan tus ojos de cenicero y sagrario
donde se acantilan palomas de
preguntas que no vuelven
de los finales del diluvio
me gustan y amo tus ojos
de túneles clavados a tu alma
de grutas donde tantear el
silencio que te ocupa
como los grillos primeros, cautelosos
luego de la lluvia.
me gustan tus ojos de reloj
detenidos en la hora eterna
que no lleva la cuenta
de las cosas que pasan.
me gustan tus ojos como
rodajas de uvas negras




35.

se ha roto la sangre, la sangre de mi grito
el alarido de mi sangre.
El sol se ha secado y en el suelo están los
escombros de la sangre.
Tú no viniste a beber el pájaro del grito
no vienes a recoger las plumas astilladas.
la sangre se ha quebrado
hay arena en la columna de la sangre
y el yesero se derrite con el agua del viejo
sol ya seco.
Ya no podrás recoger la luz de las palabras,
la vela del alma consumida
salpica mi cadáver
y la espuma seca como el sol
seco no alumbra
de palabras




36.

Beberé telares de la música
cuando pueble tu risa
como un pájaro cansado.
Ah!, el piano de larga espera
como la tierra, como tu risa,
lloveré, La mano multiplicada
a remar
en tu paloma de sangre
soledad para llegar
Todos tenemos una soledad para
cada viajero.
A caer cansado con el ciego
a despertar en la raíz, mano de sed,
del árbol del sueño sin despertar.
Sólo "escalera que sólo sube"
Cómo detenerme
si la sangre me sigue a paso
de campana
A ti, soy
infinitos, existimos en los espejos
enfrentados
pero ser al otro lado
al otro lado imposible inimposible de un espejo.
Ah! estarnos risa a risa
como los locos,
tal vez en la locura no nos sepamos
juntos ni sernos testigos de la propia
locura.




37.

Aquí estoy amiga
levantado ante tu espacio
tanteándote el silencio.
La hora sube de la distancia
y tú bajas al verso.




38.

Paso a recoger tu hermosura.
Cuando yo te miro eres hermosa.
El mundo no tiene mis ojos.
sólo cuando yo te miro eres hermosa.




39.

Perdóname que no sea un poeta
pero te quiero todo lo que te escribo, como
si lo fuera.




40.

La lluvia trota
como corazonando en la sangre
del carro de las horas.
La lluvia estrella el firmamento de mi silencio
El corazón deshilacha el sendero de la sangre.
tú detienes el tiempo de la sangre
para que pueda volver a empezar.
y allí chapotean los últimos párpados.
Hay muchos pájaros derretidos en el viento
en el viento de la sangre,
no importan
hay alas que se reiteran en el pecho los pájaros.
y la savia empecinada que tropieza
los árboles de las manos vociferan su crispación
en el viento
y las raíces son manos acandadadas en mí
ya el ariete testarudo, propio corazón.
como el mar contra los muros.
barcas sueltas
musgos rotos
algas muertas
tallos hondos.
el silencio sangra
tu silencio sangra
guardas ecos de la espada
y devolverás las palabras
y yo mientras escucho
cómo el perfume
gotea de las hojas
como tus ojos
emiten un arco
iris
como un
himno arderá con el fuego
eterno que encofran las cenizas




41.

En el fragor de la tristeza lenta y tibia
suelo llorar y nombrarte,
y agitar los brazos de mi corazón
como las hélices de un molino borracho
de tormenta,
o una golondrina cansada, en el
medio del mar.
La pena y la noche me llegan al
cuello
y nado para llegar al otro lado de la
noche,
con el silencio clavado en medio
de tu rostro.
nado como solía algunas tardes
nadar en tu boca en el pájaro
nuevo del beso que aprendía a volar
Si tú supieras lo que es cruzar
ciego y a tientas los inmensos
territorios de silencio y de soledad,
por las noches sin luna y sin barandas,
mordiendo los ojos con los párpados
apretados de fervor sin fe
y las manos cerradas sobre el lugar
que dejaron las tuyas,
y el nombre tuyo dicho a veces
ronca e inconscientemente
como si susurrara: Dios mío.
Te quiero, lejana y cada vez más
olvido,
porque el rito de empozarme en la
tristeza es un calvario cotidiano
de las noches,
en que no puedo quererte
sin nombrarte.
Te amo y te odio,
cuando eres lejana y necesaria.
Y sobre las cenizas de la locura de
la noche triste
me alzo contra el alba,
salvado porque siempre el
sol llega antes de la muerte
con tu imagen en los ojos
ya secos y abiertos, contra
la cosa última.
Ese frío no me alcanza,
pero algunas veces en el fragor
de las noches tristes me entra frío por la
boca, como a los peces,
cuando te nombro para asirme de tu
nombre y embastonar tu recuerdo
para no morir náufrago
de la noche




42.

A veces me hablan de ti, pequeña mía
y yo no sé qué decir...
Por eso ahora quiero decirte algo.
¡Olvídame! es necesario
desde el nosotros bifurcado.
Pero olvídame sin quitar mi nombre
de las cosas
Olvídame sin olvido
porque morirías en parte
si llegaras a ignorarme
Olvídame que te encontrarás sin buscarte,
esperándote en la hora en que tu soledad
te dejó sola.
Y podrás estar sola casi igual que antes,
pero será más solitario
porque recordarás.
Yo no haré lo mismo,
Ya no puedo encontrarme,
sólo recogeré tu nombre tu rostro y las
mejores veces
Y me iré a jugar contigo al sueño
Y tal vez te guarde tal vez en el rencor.
Pero, escúchame bien:
no es necesario trocarme por mentiras
Seguirás siendo paloma y necesaria,
y azul y mañana y dorada y descalza,
pero ya no serás ritual y diaria y nueva
como el alba,
y el hábito aprendido de tu mano y de tu nombre
será sólo manera de otro
nombre y otra mano para mi costado.
Ésta es mi manera de olvidarte.
Pero esto, no debes olvidarlo:
En mi olvido serás reemplazada,
serán mejores que tú y más nuevas
y costumbres, pero si hubieras querido
Podrías haber sido
todos los nombres y las manos de
mi costado, y mejor que tú misma,
tú sin olvido y sin pasado, pasado.




43.

Amada mía
la tarde está amarilla y desteñida
pálida y raída
como los ojos previos a la muerte — casi abandona-
dos.
Anoche, la noche me estrangulaba,
y tú no estabas
porque otras veces duermo con una víspera
en la mañana
pero anoche lloré.
Todo se prolonga lento,
sólo es diferente la hora de los otros
y el silencio verdadero más el mío, por las
noches.
He dejado el alma en un cepo indescifrable,
y suelo caminar solo algunas noches,
con la sombra acorralada por las luces
más agobiada y más harapo
con los pasos roncos de baldosas, pesados
y rastreros,
Todo te recuerda,
o acaso sea esta manera de las cosas
mientras yo escarbo tu recuerdo urgente
como el alcohol ritual.
A veces tu recuerdo y el silencio crecen
como un eco sucesivo
esta tarde el sol y las palomas buenas
ya me llega al cuello.
Tienes algo de tarde postergada
en esta hora vacía de la tarde falsa.
Sí te amaba amada mía
y sólo queda
el fervor del sueño apretado como el ojo
credo
y la piedad del niño de las manos juntas
inocente o idiota como el quizá del rezo
de las tardes tristes y solas de recuerdo.
El sabor cotidiano y solo de los trenes
se adelgaza como un estrecho pasillo
perspectivo
Yo arrastro tu recuerdo
de palabra acobardada alguna tarde última
que quedó en el puño de la boca clausurada
como el miedo de descubrir la vanidad de
un ruego
Los gorriones son iguales aquí en la soledad
y en tus mañanas
El rito de las tardes es un hábito del sol y no
una espera
Yo sé que la tristeza es un país transitorio
entre dos rostros y dos nombres
Pero ¡qué importa un nombre posterior a esta
tristeza de no tener tu rostro
sino para las tardes de gorriones iguales
y de recuerdo cada vez más olvido!
¡Qué importa un nombre que no sé decir
y que es sólo un hueco con tu voz hecha
silencio a mi costado!
Qué importa la libertad del olvido
conseguido si esta tarde tus veces
más intensas que otras veces de la
tristeza solitaria
me aprieta desde el último atrás
como la soledad de un
único atroz sobreviviente.




44.

Pienso en ti y te acerco a tus
instantes.
Te ignoro y sé sólo cómo fuiste
ignoro cómo eres pero sé cómo te sé
y sé cómo quisiera que fueras
y cómo voy queriendo que seas como eres.

Creo en ti, porque guardo un rastro que
sangraste
sobre mí
porque tuve la noche
y ya no es mía
porque te has acumulado en mis abrazos
antes despoblados
porque he vaciado el vacío de tu abrazo
más hondo que tus brazos
porque ya no te espero
porque ya no vendrás
y no estoy triste
y no estoy solo
y no solamente no estoy solo
sino que me escuchas
y tienes lo que quiero que tú quieres
y quiero lo que sé que tengo




45.

Escribía palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.




46.

Somos palabras y así nos acepto
pero ahora mezclémonos las manos
subterráneas del silencio




47.

Con el canto de mis manos te iba haciendo estelas
en el silencio de tu piel como la tarde




48.

Porque es mucho más lo que te vas
que lo que yo te quedo
(¿cómo podría serte nunca mejor con el
pensamiento?)
y sin embargo te quedo mucho más
porque es mucho más lo que me quedo
que lo que tú me puedes llevar
porque hay algo que nos vivimos
más allá del espacio
pero el tiempo nos acorrala en la realidad
la distancia nos destierra de las ocasiones
pero nos queda
mucho más aún de lo que estamos
como en el silencio laten las palabras
y crecen el infinito
que no nos cabe en la garganta.




49.

Para irme todos los barriletes de tu piel vivida de silencio
Para callarme todos los regresos que vengo por tus manos
tus manos de raíz
como la lluvia a las raíces
Para caerme por tus ojos como el verano se agrega a la
tierra en la fruta derrotada
Para habitar tus acechos
enderezando los pasillos de tu sombra
con la mañana a los dos lados o una lámpara
clavada en el silencio
Para arrancarte el buzo de los ojos
y echar al viento todos los pájaros que hasta ahora
Soledad.




50.

Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una




51.

Y qué estamos dispuestos a decir
sino nuestros propios parapetos.
hacer un caracol de grito
y escondernos
topos en nuestra propia garganta indescifrable.
Y las cosas siguen en pie. fantasmas impalpables.
como asir las ideas con palabras.
Y las cosas siguen en pie —mientras haya
alguien que las piense—
(el pensamiento es una manera de existir que
no se repite)
Pero decimos diariamente como haciendo camino
hacia nosotros que nunca termina.




52.

Algún día conoceré tus pies.
ya no me extraviaré en tus abismos. conoceré tus
vertientes tus túneles tu soledad, tus pájaros muertos
las viejas ciudades los cementerios sin historias con
algún nombre tal vez de extraña lengua.
Algún día seré yo el pastor de tus ríos
de tu silencio.
remaré todos
tus vientos
me habré lavado
tantos rostros de las manos
tanto habrán masticado mis dedos el musgo de tu
pelo.
tantas veces te habré viajado y guardado el barco errante
en tus guaridas
y el ancla y la savia y el Este en tu luna invadida
y despertada en la marea.
Sí algún día conoceré tus pies sabré dormir mis cosas a la
sombra de todas las cosas.
y el silencio convocado en mi actitud de absoluto.
Sí es cierto, me faltará tu historia
pero ningún cerrojo tuyo me guardará un
nunca, habré vivido todos tus testimonios
y habré vuelto a tus pies como a la raíz
para arrancarme el viento de la boca
que me madura en la garganta frutal.




53.

Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesía
vuelve por la soledad de tantos días
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mí
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.




54.

enjuagabas tus ojos en silencio
enjuagabas tus manos
con hebras hilachas harapos
del viento




55.

Y será ésa, otra manera de mentirnos,
como al decir adiós.
No puedes parecerte a las palabras que me dicen.
¿acaso alguna vez, fui como una palabra que escuchaste?
Escucha pequeña, aunque ya no me oigas
, deja romper las olas del silencio que te
ahorca por las noches. Llora.
Luego llámame, no te oiré.
Luego toma esta pregunta como una antorcha,
y baja al sótano de tu alma a descifrarte.
¿qué día es el olvido?
yo no lo sé, ese día y por haberte ya olvidado,
no recordaré llamarte para contártelo

Si enfrentas el olvido, con sólo recuerdo
¿para qué olvidarse?
Si sólo hemos pedido ayuda de los otros
y nunca nos gritamos a nosotros mismos




56.

Pude tal vez echar un ancla en tu tormenta,
resistir al mundo y la mentira ajena,
pero cerré los ojos y confié en los tuyos
y me dejaste ciego, frente a la mentira y frente
al mundo.
Ya no importa llorar ni perdonarnos
ni hacer preguntas y responder silencios
Ya todo está. ¿Para qué secar la leña
inútilmente si las piedras mismas de hacer chispas
dimitieron.
Puedes restaurar, quizá, mi memoria,
seré un recuerdo más yo o menos yo, eso no importa
Pero el nosotros que yace donde el camino se bifurca
no volverá ya a nombrar nuestras manos juntas
Hemos perdido para los nombres por venir,
ese fervor de apretar los ojos, como rezando.
Por eso seremos los dos, siempre mejores,
aunque digamos dejarnos para buscar lo verdadero

Es por eso el rencor, no tendremos olvido.
todas nuestras palabras de olvido serán para nosotros.




57.

Nos tanteábamos como ciegos recelosos
Los tibios países de trapo y de durazno
y las manos avisaban nuestros
territorios
como tildando el lugar donde éramos




58.

A veces, porque todo a veces
en tu soledad de túnel
irrumpe un sol que equivocó su altura en una
lámpara.




59.

...Y tus ojos como dos gorriones huecos.
tu pelo
largo pájaro de sombras y silencio
Todo lo recuerdo
y tu pecho roto
donde quise quedar o queda todo
La noche era nosotros
por eso
todo lo recuerdo
y desde ti estoy solo




60.

De la tarde sola,
del cielo lívido sobre las últimas casas
de la mansedumbre
con que es hermosa para otros esta tarde
me viene esta tristeza
de ver temblar al viento entre las hojas
Tanto se depone
acortando mañana
aunque siempre queda todavía
Vendrá la noche entonces
y se agremiará en los últimos rincones
y vendrá el espejismo
a vivir desde las manos
Nada demora lo innumerable
y la tristeza sólo cambia de calles
por eso el cielo lívido y los otros y las casas
y la tarde de los otros mansa
y mi tarde




61.

Mi silencio hace un ruido infernal




62.

Quiero tener tanto que
no tenga lugar para
tener el no
tener
de lo que no
tuve




63.

y el beso viceversa que es nosotros o tú desde los dos




64.

¿Qué dejarte amiga mía ahora que parto
para ser más extenso que el olvido?
cruzarte la cintura tal vez por un camino
donde el beso ha errado tanto
¿cómo quedarme desde más allá contigo
cómo buscarte ahora que ya has sido y que me
alejo
si yo mismo soy en todo lo que dejo
Ahora que emprendo la orfandad del hijo?
...Tanto anduvimos por los días cortos...
Aunque en cada rostro del camino te descubra
Más allá de nosotros el mundo tiene todavía
por allí andaré alargando la tristeza
acortando por delante la tristeza que nos
queda
Hasta que vuelva a gritar que te he olvidado
y sea mentira.




65.

Te recojo de todas las cosas que me son esta tarde
has crecido de pronto donde el olvido no pudo nombrarte
Y aunque queda mañana por delante
Yo te guardo y no puedo guardarte
Esta tarde es tuya ¿cuántas tardes serán tuyas
Nos vamos por tu sombra donde mañana es
nunca
por eso quiero ahora que me escuchas
dejarte mi raíz que ya
no tendrá lluvia
Desde otro mañana que ya no será y no tendrá
espera
Un niño dice adiós para cambiar el
rostro a medias
Y porque siempre será en ti la primavera
yo te bendigo desde la tristeza.




66.

a la deriva del silencio
como la lluvia destapa las gargantas
de la tierra
me recorro las palabras

hoy
sobre tu tierra viva
se me cae una palabra muerta

pero el perdón es una flor
más alta que los ojos




67.

si tu pecho es una proa
cuando el mundo arrecia
venceremos juntos
no te detengas entonces
cuando griten
que siempre vendrá un dedo a señalarnos
y te dirán aquél es como el ave
que no tiene rumbo
y te dirán que no tengo raíces
y te acosarán
como el mar
obstina a lo que empuja sobre
las rocas el naufragio

todo lo dirán de nosotros
pero yo que creo en ti te guardaré
de verdad




68.

Me desperté y equivocado u olvidado
supe tocar el piano.
Temo despertar cada vez en una realidad
espantosa.




69.

háblame doblado el día
que toda mi tierra te reclama

vendrás a cantarme
con tu estrella hueca
con la íntima guitarra de la entraña
y a untarme en las manos un
sabor de lejanía




70.

Tengo en la ternura la ferocidad de la lluvia
voy a navegarte
soy tu capitán
y me tengo en las manos
para untarte mi sombra caliente
mar mío
capitán en tu estrella de sangre
apenas te he visto mirarme
y ya te digo mujer porque hasta conmigo.




71.
EL PESCADOR

A la orilla del silencio
con la mirada innumerable
la red tendida como el musgo crecido
de las manos
te piensan así poeta




72.

El corazón hizo una gárgara de sangre
como un molino roto que encalló
el viento,
Y el velamen del pájaro de barco
perdió la cuenta del empuje
y calló a la orilla de la sangre
detenido o quedado como un
andén.




73.

Te desteñías poco a poco como si te desafinaras
pálida
La noche me estranguló




74.

Levanto mi mano como un palomar de sombras
el silencio me vive;
¿qué me quitará la muerte?




75.

Quisiera que supieras que algún día
cuando la mañana se parece a tu mañana
retozas dorada y descalza
en el patio de mi alma
que se llena de mañana.
Hace mucho que llueve,
las olas borran los castillos de las playas
y acomodan la arena de los pasos
y se llevan el testimonio de las plantas
caminadas.
La sombra se esconde del sol detrás del
árbol
obediente y acorralada,
todavía al mirarte te parecerías a las
garzas,
y más que todo paloma mía blanca
te parecerías a mi alma.
Todo lo tuyo era fácil
menos recordarte sin tristeza y sin palabras.
Podrías llegar aún una mañana
Y yo no te preguntaría nada,
y tomaría tu mano nuevamente diaria
e iríamos a bebernos los dos juntos,
la dorada mañana de las plazas




76.

Todo te dice adiós en esta tarde de trenes partidos
y resignación de andén
las manos como casas inútiles con los
, vidrios rotos, de tanta historia ignota,
están cerradas como el frío obligatorio y
más intenso de los acurrucados pordioseros
en las puertas. Y la noche es fría para
algunos, desde afuera,
y la noche es fría desde adentro para
mí
en esta tarde roja de trenes contra la
lejanía e inmensos territorios de
silencio y miedo
en los muelles a la espalda de los
que partieron.
Todo te dice adiós y te ama esta
tarde
esta última tarde del dogma
de las golondrinas
en que agrego la tristeza y las partidas
a las cosas — como las ventanas del inválido
suman al ocaso
las gotas quedadas de la lluvia ya callada —




77.

Las olas del viento rompen en mí
como una vez tus manos,
como pájaros moribundos
desesperados.
Las olas de tus manos ya no
rompen en mí
como pájaros
y yo
simplemente abandonado.

Iba a decir de ti que revoloteas
como un remanso sobre mis horas
Y dije: a veces tus manos caen a mis
olas como palomas heridas.
y su sangre se enreda con mis peces.
Iba a decir de tus manos, que tienen las
mejores páginas y dije:
en el fondo de tus ojos las alas de los
primeros se derriten.
Iba a decir de tus ojos: que son líquidos
como un susurro de tus manos,
y callé para no enturbiar la voz
del perfume que sale de los sótanos.
Y dije de tus ojos: hay en ellos un pez
adivinado como el árbol bajo el suelo
que se parece a nosotros.




78.

Una melancolía de vereda
trepa al alma como los gatos de una hiedra
al muro
No sé cómo es de verdad la tarde,
pero debo decirte en esta carta
que la tarde es de mensaje y última esperanza
Debo decirte que esta tarde tiene un sol ficticio
y está llena de palomas mensajeras
derretidas en la lejanía al cruzar el
acceso de mis ojos a la nada de las
tácitas cosas más allá de mis imágenes.
Quiero escribirte que la tristeza es desteñida
y amarilla como esta tarde pálida
y que tengo olor a puerto y eco de últimos
pitazos de partidas a la tarde
y el sólo humo de los barcos que se enreda con las
nubes del horizonte,
metido en el hueco donde hallaba
el agreste jardín de los pájaros en el
verano
ahora que todas son desoladas regiones
de silencio espeso.
Voy raspando los ojos contra las baldosas,
y tal vez alguna mano sobre una
pared cualquiera de una mano,
donde la dejé olvidada en algún paso viejo,
mientras seguro revisando la buhardilla
de mi alma
te recordaba.
Tengo las manos a lo mejor más roncas
como las agrias o tal vez amargas nueces
por afuera
tengo los ojos más lavados y más pálidos
y la voz más sucia de tanto suburbio
de silencio
Tal vez en estas tardes el alma es mucho
más de sótano
con un acceso al sol medio vencido, en
una banderola,
tal vez para decir tu nombre, la voz llena
de pelusas,
ya no tenga la diaria costumbre de tu rostro
Por eso no sé cómo es de verdad la tarde
y te escribo en esta carta que la tarde
es triste.
Te quiero aún, aunque no sé de verdad si te
recuerdo sin equivocarme.
Es decir, algunas tardes opacas y afónicas como
ésta,
busco el último rostro en mis recuerdos
y le digo la última palabra rota
que ya olvido cuándo la dejé en la boca.
Tal vez atrás de todo tenga un beso viejo
eso tiene el hábito nocturno de la almohada.
Ya te he dicho, entonces, que te quiero todavía
¿acaso podría alguna vez decir: ya eres olvido?
Es verdad mi última palabra fue de amor
contra tu cara.
Sólo tendrás mi olvido, cuando en esas melancólicas es-
peras de la tarde
no mengüe tu silencio alguna carta.




79.

Las palabras nos van endureciendo
el tiempo que fuimos.
Y todo palabras
pero es tan fácil
antes del estático testigo
el infinito tal vez.
Así quedaremos
fijos en el tiempo que crecerá de nosotros
pero la eternidad nos guardaremos entre los
instantes
esperándonos los cerrojos descarnados.




80.

¿Por qué, si tenemos para olvidarnos, dos
tristezas?
Dime, ¿por qué dejamos crecer alrededor
el mundo y proponemos olvidarnos?
¿Cuántas palabras, dime, intentan
a veces acallar tu silencio ¿lo consiguen?
¿Cuántas veces tiemblas ante una carta
esperada largo tiempo?
Dime, entonces, ¿qué buscamos separándonos?
¿Qué razón me vuelve necesariamente
recordado?
Aunque tú no puedas interponer el
olvido entre el adiós y tú
¿Por qué decimos que la felicidad vale
más que todo?
y nos obligamos a llorar por algo secundario
que intenta aislarnos?
Decimos que el mundo inarreglablemente
tornó el nosotros y amputó al lejano.
¿Por qué volvemos a todo un enemigo?
Cuando podemos tomarnos de la mano
y caminar entre los otros amigos del
mundo y de todo.
Porque en verdad no sabemos de imposibles.




81.

Un día el mar
como un animal indómito de olor a pasto y
de canto de hormigas
dormirá como el zumbido de las flores
a tu piel
será mi piel de barro
Hembra mía
para la tuya luminosa
de trigo y de pan
Entonces serás abierta como los caracoles
sonarás como un árbol de mi tierra
el canto del relámpago de savia
Colmena mía
a ti todos los labriegos de la sangre
para la invasión del grito que se repartirá
en tu carne
como el olor de las frutas en el viento.




82.

Ésta es una carta.
De mis selvas arranco los mejores dolores
vegetales para tejer este barco.
voy a buscarte
Voy a tocar el amor con la savia del
silencio.
En algunas palabras duele aún el golpe
del hacha




83.

Es cierto que despertar un beso es encontrarnos.
crecemos del nunca en el asombro
de exceder el pensamiento.




84.

A veces sabemos por dónde seguirnos
pero nos dejamos dormir
por temor a no caber en la realidad
con nuestras verdades.
Por eso, garza mía
estoy dormido en tu cuerpo
gigante y salvaje como toda la tierra
pero yo mismo me dejo dormir
por temor a despertarte donde
duermes mi sangre.




85.

UNA EXTRAÑA HA VENIDO
A COMPARTIR MI CUARTO EN ESTA CASA QUE ANDA MAL DE
LA CABEZA,
UNA MUCHACHA LOCA COMO LOS PÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Responder