Poemas

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Moderador: Julian Lopez

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Jorge Lemoine y Bosshardt
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Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
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Para iluminar el ciego labriego de tu telar savia adentro

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Para iluminar el ciego labriego de tu telar savia adentro



POEMAS




1.

los grillos tiritan de estrellas
se destejen en mí las horas de arena

voy recorriendo las horas preparadas
anteriores a mí como paisajes
en las costas
tú puedes desmoronar los pájaros
del eco
o lacrar el candado de mi
silencio
mi oración humea desde
mis cenizas más que como
un ruego
como una evocación
porque no me basta tu recuerdo
blando como las cosas tras el
humo
porque no tiene cara ni
palabras,
tan sólo la certeza de que tú eres.
y de que puedo amarte




2.

por una tristeza
que me dejó a oscuras.
porque ya consumió su vela.
la ra la ra... ra
¡tristeza!, perdón, perdón,
no puedo cantar sin voz ronca
sin voz sucia con grumos como
sangre en el agua.
no puedo evitar esta nueva hora de tristeza
la ra ra la ra
que se anuda con lo viejo
como dos enredaderas en la columna de mi
alma.
como este silencio
mezclado con el frío
de tus manos lejos.




3.

Alma de mi alma
como el altar de mi templo
como una vela en un muerto
como en mi carne mi hueso
como en la mano, una mano.
como la noche en mi beso
como las sombras mi ruego en la sombra
como esta muerte sin muerto
como en los siglos la hora,
Ay, esta hora en que muero
Ay aunque no encuentro mi muerte
y aunque tampoco la pierdo
alma de mi alma es de noche
y no sé si mi muerte es un sueño
y estás muy cerca o si ahora
me estoy muriendo y tú lejos,
como una mañana de ahora
como otra piel de mis dedos




4.

Como una música de polvo
como una música quieta en un instante
sin horario pero rueda por las horas
como una canción puntual de todo un viento




5.

el recuerdo no es siempre la cabeza
vuelta al rastro, hoy es
el silencio de una vez sobre mil horas




6.

Acércame el hambre
para jugar a los niños con la guerra
para pulsar batallas como locos




7.

escucha mis ojos, me gusta oírte
sobre el humo de mi sueño
como un reflejo de sol
tras la niebla de mi
adormecimiento
como el aliento de tu boca
desde el beso luego que
se acerca.




8.

Cuando escucho el silencio en que me escuchas
y veo el ojo tuyo imbuido de mis ojos
cuando palpo el toque en que tu piel me comprueba
muero de a poco
y podría haberte oído
podría haberte visto más que lo que vi.
¿Conozco el mundo?
quisiera conocerlo y vivir en ti
poder emular tu geografía y la hondura donde
me conservas
y ser feliz y sin pensarlo
así como lo soy cuando me olvido
e ignorar que soy feliz y creer en mi llanto
y dudar de mi alegría
convencido que desde ti me llegan
y ser tan libre como los fantasmas en
las piedras
y con la harina de tu silencio
hacer el pan de un verso callado
donde sigas callando como callas
desde el que pueda hacer un verso
donde calles
Quiero tocarte y mis manos son
de espacio
transparentes como las haches
aunque te toque
porque eres más grande
que el infinito que entiendo
y me resbalo y corro
y el camino me persigue
y me vuelve quieto
y corro más y empujo el horizonte
que corre con mis pasos
y no llego y llego y como el horizonte
sigue siendo
ignoro dónde llego
y sé lo lejos como lo que no ocupo
como lo que espera mi dudar para
moverse
o lo que cuando anda me mueve




9.

Parte tu olvido
quien venga a hablarme de ti
te comenzará de nuevo,
ahora ya sólo eres pasado
tu partida entera
sólo admite el asombro de que existas
Parte tu olvido.
otra vez eres tal vez hasta el día de la certeza
o hasta siempre que nunca.




10.

porque sé que soy un ala de los dos
y volamos
porque desde mí eres tú
y desde ti soy tú
porque tengo sed de tu sed
y yo soy agua
y porque si fueras espejismo
sobre la espinosa arena de un desierto
abandonado
bebería mi muerte tras del sueño,
y sin embargo mañana estoy contigo
Por eso creo en ti,
como en la luz, tras de ser ciego
Por eso creo en ti
como en la risa tras las lágrimas
Por eso creo en ti,
y porque te quiero
y no sé si no te quise
antes de creer en ti.




11.

Si voy como un ladrón a la gruta de
nuestro amor mientras tú duermes
pierdo tu imagen como si tuviera miedo de ti.
Tú puedes ser terrible levantarte
en la piel del instante
exacta como el filo total
puedes decirme: ¡vete!
puedes reírte como un río que
se enturbia para no dejarme
beber.
pero tú me dices: (mientras comprendo
que no perdí tu imagen sino
que me extravié entre otras)
soñaba que me tenías miedo
es decir que me acercaba lentamente
a una pluma de tu sangre
y te amo.
desesperadamente porque te herí
porque te herí de amor.

Y no puedo detener las olas de
mi corazón
y siento que el eco despavorido
remeda su propia sombra
hasta remar lentamente
cuando yo soy un niño verdadero
y tú estás allí perdonándome
como tu primer hijo
dándome de beber la sangre
de tu herida y las lágrimas




12.

A veces no sé si tu imagen crece con tus
veces o si le agrego a tu rostro y a tu
nombre el albedrío de mi sueño sin
costados. Te pareces a mi sueño cuando
libero de las jaulas que les impone
el mundo la larga sombra de mis
pájaros más hondos.
Entonces apareces de verdad
tú, la mañana, porque eres de mi
sol de mis flores levantadas como
cruces en los templos, eres de mis
pájaros desbocados de alas ya sin anclas
y de velas sin cerrojos. Entonces te
pareces a mi alma y mi silencio es
tu distancia, mientras el sueño crece
tras el mundo y hasta que de nuevo
el mundo.
En los quietos lagos de mi paz conquis-
tada tu corazón en mediodía es una
campana de oro que aprendí para
nombrar mi oficio de pensarte
Tú eres, dulce cisne, la luna de mi cielo
bajado, aunque yo te duela cuando tu
soledad no encuentra el rumbo, y
mueres sin testigos sin que nadie
rescate tus ojos partidos fuego adentro
del ensueño empezado.
A veces creo que puedo ir a buscar levando
anclas mi locura, tus barcos echados
a volar la libertad de tu pensamiento
desatado, Entonces digo tu verdad
para nombrar la mía porque tu
proa es mi frente y tu espalda
el olvido sin preguntas.
Yo te guardo si te pierdes mar
adentro del fuego y para romper
tu naufragio si claudica tu empeño
de distancias a la hora del galeote
derrotado, puedo remar contigo
para cruzar la ventana de las llamas
siguiendo el rumbo de una extraña
golondrina, hasta subir o bajar
hasta la entraña de tus ojos, lograda
tu honda travesía de poeta en las
tardes solas en que echas tus redes
al fuego.
A tu pescador solariego puedo regalarle
cierto viejo anzuelo de soñar que suele
ser el buzo de mis noches lentas, cuando
el coral que trae de entre las olas
rojas que crecen de mi leña (yo
también tengo mi manera de melancolía)
es tu rostro.




13.

Condena señor este amor indetenido
condéname que comulgué la miga del pecado
condéname señor que tu hostia he comulgado
condena el amor con que he desobedecido
condena la sangre de tus lágrimas lloradas
condena esta alma donde él ha habitado
aunque sea la misma con que te ha querido
condena estas palabras con que he blasfemado
aunque sean las mismas con que perdón te pido




14.

tu boca es como un
cántaro
milagrosamente blando

tus párpados lentos como patenas
guardan las migas del beso,
tu noche acurrucada
me besa más que tu beso.




15.

Transitaré el año de tu cuerpo día a día
desde el enero líquido de las olas del pelo
y los peces encontrados
con mis dedos redosos
como si silabeara la primera
baldosa de un patio
que contemplo desde un balcón
y la canción de ti en la primera nota
como si en un primer punto
en que empiece a trazar la línea
destilaras por mis pasos gota a
gota los adoquines de tu calle
hasta un tiempo blando de ventana
enrejado entre un séquito de 29
pestañas
y allí me desnudaré de mi veneno
vaciando de mí la manga de
la piel
y se volcará el alma, sin cáscara
como la yema de una fruta
para rescatar del agua de un
aljibe la ascensión eterna
del balde de mi propia
imagen

ése es tu cuerpo
de carne de minutos
que en mi ojo es continuo
hasta ser sólo uno
y que si fuese lo más cerca de la nada
vería como un cielo estrellado
como una playa con arena de tus átomos
y luego de tus 12 capítulos de versos
mano uña de 12 dedos míos
tendré 12 lágrimas distintas
para llorar nuestro año de años




16.

Tú eras la brújula que bosquejaba mi rumbo
mi ansiedad el timón que trazaba mi marcha
la distancia el puerto que dejé a mi espalda
soy el puerto último que tu espalda tuvo
Yo era para ti como el calor del fuego
como tú para mí como al calor la llama
tú fuiste la cúspide a la que ascendía
yo soy el puerto que dejaste en la distancia

¿viajo yo y tú fuiste un punto en mi camino?
¿viajas tú y yo fui un lugar en tu sendero?
¿viajamos y nos unimos en un beso de no?
mi pie esta vacío como tu camino de mis dedos.




17.

La tarde pone lenta
una limosna de sol
en el horizonte de alcancía
Amarnos fue un ocaso
y atardecí en ti
y me diste tú la limosna
y visité tu sombra
y me desnudé de tu lejanía
y ocupé tu abrazo
y fuiste la u de un valle
y te acentué de lluvias
y destruí el diptongo de los dos en una noche
y nos descuartizamos
y se ignorará que fuimos,
y que somos ahora
dos esquirlas de una piedra rota
y sangras donde estuve en ti
y sangro, donde estuve en ti
y tengo frío en ti donde ya no estoy
y estás vacía
donde ya no existo en ti.
Y sigues andando, mutilada,
pero andas
y quedé tirado en un campo de batalla
como la yema que perdiste
o una daga con sangre y sin herida
o caída del tajo
donde entendió su existencia
sangrando un llanto
como un brazo amputado
y con la mano cerrada en un mango de recuerdos.

Y aún así existimos
aún donde ya no somos
y quedaremos allí
como dos alas de un perfume indivisible
sin que se pueda nunca
adivinar a cada uno de nosotros
como una costumbre de haber sido
y una ansiedad de seguir siendo
como una sombra que es más bien




18.

Te callé tantas veces, te olvidé tantas
Te inventé en tantos sueños
Te descubrí en tantos rostros
te equivoqué tantas veces
te renegué tanto
te mentí en mi ceguera intencionada
te llamé tantas veces,
tantas veces fuiste
y eres
ahora para no haber sido nunca
Aprendida para siempre
y ahora desde siempre
ahora amor,
ahora que has venido
ahora que pasar es haber sido
toda tu vida recogida
ahora que soy
que soy sobre tus cosas
escogidos y encontrados
como nuestras manos
y nuestros silencios y nuestros
costados que tantas veces
transitando las gentes
trasponiendo los días
con la espera abierta
con el alma llena tantas veces
y siempre amor siempre vacía
tantas veces nos buscaron de algún modo
ahora que nos parecemos a todo
a las tristezas recorridas
a tanta historia que nos sube hasta
los ojos
ahora que ya nadie nos parece
ahora que todo nos olvida
que tenemos la exacta dimensión para los otros
ahora que el tú nos llama para siempre
Ahora sé por fin todo el camino
porque sé que eres
el otro lado de todos mis sentidos
por eso ahora digo
te callé tantas veces
te inventé tanto y te dolí tanto olvido
que con la historia doble que nos precede
con las manos erradas
y errantes tantas veces
abro como un volcán subido a mi garganta
el primer grito,
que ya no te calla
que no te recuerda
aunque seas un poco todo lo que ha sido
que ya no te inventa
y que se ahueca mansamente
para echar palomas a tu nombre
palomas guardadas desde siempre
que ni yo sé dónde




19.

Algo cayó, como un signo
se acomodaron las palabras
actitudes fantásticas del silencio
como las íntimas luciérnagas de los ciegos.
¿cómo desmentir lo que se sueña
con la voz y las manos que me sueñan?




20.

Déjame haberte dicho cada cosa
cada terrón clamoroso de esta tierra
tu imagen fue mi guía en el trayecto
y mis pies vocación de primavera
Has explorado cada grieta de mi pecho
cada válvula cada seña de mis venas
sabes mis palomas, sabes mis espejos
sabes tu retrato cuando eres la ausencia.
Todo te lo dejo como un sagrado diagrama
para que viajes tus ojos por mis sueños
para que en la primera estrella de tu ventana
encuentres junto al tuyo mi deseo.
Éste es el sagrario de mis noches solas
guarda en él tus ojos y si quieres tu alma
echa a volar los hondos ríos de tu boca
o agrega las tuyas a estas alas,
si no basta mi miope fantasía
para los paisajes suntuosos de tu entraña.
Ésta es toda, amor, la geografía
de mi mente un poco enmarañada
Te lo doy como a un país como a esa isla
como a esa mano o también esa manzana
Te lo doy como te doy mi vida
como en esa canción que te gustaba




21.

nievan pétalos de nada
hojas de los árboles del nunca
sobre mi tierra silente.

sigo.—




22.

Voy a expulgarme hasta el último clavo
voy a tironear de todos los cobardes
que tengo por adentro hasta sacarlos
los voy a clavar en un espejo
Voy a quemar sus ojos pedernales
Y a pisotear cada uno de sus dedos.
No quiero un seudónimo de palomas regaladas
prefiero renunciar todos mis sueños de aire
Quiero la justa medida de mi alma
Acepto llamarme incluso: nadie




23.

Caíamos hacia arriba. Estatismo infinito de
lo que nunca llega.
Cielo remoto.




24.

He llegado a la cima de mi boca
a la cúspide de mi insomne empresa
he trepado al final de este cuaderno
con las redes ávidas y con el sueño alerta.
Si ahora puedo echar al fuego
todas mis guitarras y ver cómo se queman
y vuelvo a empezar la golondrina
por aquella primera primavera
Es que este itinerario de mis manos
siguió sin perderse su avisada estrella.
Tengo otro desierto que emprender para tus ojos
otro mapa de páginas y estepas
para construirle nidos a tus pestañas
y a tu corazón una extensa madriguera.




25.

tu infinita actitud dinamismo de verbo
tu obediencia mineral
mecer tu sangre como a un largo barco raíz
ciego como un vegetal
íntimo y total como un mineral
actitud vegetal
gris y viejo
pero mi silencio no te asuela como un grito
vacío
rompe su historia de náufragos
e imponderables tumbas
en la arena de tus manos
sin indicio de tal vez remotos tiempos
sin hebras de música que nadie asistiera
sin estrellas que equivocarte la
verdad
como haber despertado al otro lado
de un espejo y la duda indescifrable.
Mi silencio te moja los pies del alma
como un lacio gato que mi tristeza.
Y yo seguiré mi punto de altura
mi luna obedecida
mi astral conjetura de designios
(en el rito riguroso que inventamos
de saber contar y tiempo)
porque soy el sitio del día
la medida de un lenguaje intranspensable
la ameba eterna que
pero no se repite.




26.

tu voz de trigo y caracol
que no he bebido nunca

los hombres flotan en los
ojos que soy

empapados de sol
rotos de lento alcohol
borrachos.
volver nunca es lo
que importa




27.

el que encuentra una
razón para volver
ya no parte por la razón
que se fue,




28.

las semillas del pan.




29.

Por eso mi silencio no te asuela
no espanta lámparas como una
lámpara de sombra
no quema estrellas ni palabras
como tachando templos
ni destapa savias
subhumanas
como inaugurando espejismos
en altares nunca desmentidos.
Por eso digo que mi silencio
Por eso voy que mi punto de altura
Por eso muero que mi luna obedecida
aunque queden mis himnos
sonando a caracoles en tus manos
y en la punta de mi
catacumba
muera de sol el náufrago
ciego cerrado
que buscó la salida y no
entendió el alba.




30.

Gracias por mi alma desnuda
por mi mente con fuentes
donde surgen lagartos de diamante
Que hacen el amor como suicidas
hasta evaporarse
Gracias por este dolor
insoportable por esta dulzura
incandescente
Gracias por poder volar
como un demente
con los pies atados
y los ojos pisoteados por la gente
Gracias por la palabra gracias
por este amor caliente
por este cuerpo mío
de praderas enamoradas
Gracias por poder pensarte
por poder creerte
por imaginarte
con locura candente
por besar el aire
o arrancar estrellas
o explotar en mil avispas
de repente.
Gracias hembra constelada
por tus abismos de amor
que me perduran
Gracias por tu boca sin fronteras
habitada
Gracias por tu aliento donde viven
mil planetas
Gracias por tu mirada
innumerable, incontenible
que todo lo bebe
como una infinita ciénaga
Gracias por estar locos
por poder descalzarnos
los dos juntos
para entrar a un templo
donde entran solamente
a casarse las estrellas.
Gracias por mi alma desnuda

¿cómo podría si no
decir cosas como ésta?
Usando ademanes de poesía
con mis torpes manos de madera.




31.

Ahora siento que mi cuerpo
es un compacto nudo un pan un ladrillo de tajos.




32.

hacha de estrella en la piedra
potro cerrado
fuego de música vacío
espacio innumerable de la nada.




33.

Me gusta verte pasar
decidiendo el espacio con tu cuerpo
derramando nadas que no eres
hiriendo a muerte al tiempo
con tu sonrisa inagotable
Me gusta verte pasar
decididamente no hay nada
que me guste más
Ver tu pelo a chorros que lame
el espacio. Verte
elegir la silla donde te vas a sentar
o buscar un libro cualquiera.
y no es por ninguna de estas razones
que me gusta verte pasar
Es sólo que me gusta verte
saber que estás viva
contenerte con mis ojos lanzados
insaciablemente hacia ti.




34.

que el mar no es muchas gotas
sino una gota un pedazo de mar.




35.

Mi amor que si comparo con el mar
parece el mar y éste una gota y sólo eso.




36.

Con tu pelo en silencio, agua de trigo
asomados al tiempo
en la torre inmóvil que se repite a cada
acecho
en el sitio estrecho que nos digo
en el hombro de la noche y cielo




37.

He hablado con el reloj de las medidas
con el fogonero de todos los tamaños
con el chofer de las dimensiones absolutas
Él me ha dado un brebaje de ocultarnos
un talismán de desaparición de hacernos aire
una medalla para ser como queramos.
Así podremos irnos a vivir bajo los hongos
a edificar un palacio entre las alas del trébol
a enseñar un Dios cualquiera a las hormigas
a que los besos nunca sean más pequeños
a tener miedo de las gigantescas cucarachas
podremos domar una luciérnaga
y luciernagar como jinetes de una lámpara
podremos domesticar al terremoto
y hacer temblar la tierra con tu orgasmo
haremos el amor como dos gotas
que se juntan en un beso innumerable
sobre el terciopelo infinitesimal de las corolas.
Y después cansados de ocultarnos
podremos frotar nuestro amuleto
y saltar como relámpagos que emergen
y tapar el sol con nuestros cuerpos.




38.

de vientres y lanzas
de oscuros panales
y pasillos sonoros de lámparas
de penúltimos estambres
de labios azules soportando naves
de cálidas dagas
y travesía innumerable sin lugares
de hombres desfondados
como el eco indescifrable en los pasillos
de hombres largos
en el círculo infinito del anillo
retomo la carne
y el tiempo estacionario
el infinito inmóvil me desvisto
me fue designada la llave
y desde vientres largos
asumo la vez que me asisto
olvidado ya el número del ave
y el diluvio inmemorial que me subsisto.




39.

Tu sombra se explaya como la lengua de las olas dejan la arena mojada
No importa tu sombra pero la miro.
Hay lanzas de luz que no pueden reventar de grito entre tu sombra y el
suelo.
Yo quiero tu sombra porque la miro cuando te vas
y yo no puedo reventar de grito de tu nombre entre la noche y tú
y los ojos me sangran con la sangre que más duele,
porque en un instante son mi peor herida
y tú te sangras de mí.
Hay estrellas, algunas como bollos de pelusa porque las nubes
absorben su luz con la
aspereza de un secante,
Hay estrellas ásperas, entre las nubes,
tu sombra no es áspera
pero mi voz es áspera de gritar.
Yo no he gritado
pero en el silencio
se erectan las eles de mis gritos.
tú fuiste silencio y las flechas de los gritos fueron mías.
Ahora tu sombra se hace áspera como las estrellas
las nubes son de mis ojos.
Falta poco para la importancia de las nubes,
cuando ya no tenga ni tu sombra.




40.

a la orilla
De tu savia nómada como el verano
fui degollando flores
que se convertían en mariposas.




41.

Voy pregonando mi despertar a través de mi conciencia
enarbolando tu nombre como una bandera nueva
y me recorre mi convencimiento en una frenética carrera
y llega hasta mi duda, hasta ayer
hasta ti y sigues siendo su crin o su melena
hoy tengo miedo de pensar y de gritar y de no llamarte, porque estés
nuestro beso de costas mata un río
Desde nuestras manos tenidas otras morirán de frío
Somos dos valvas de una boca y haremos un silencio
¿Vale nuestro beso el cadáver de la voz que ahogaremos?
mi miedo empieza en ti
y yacerá a nuestros pies y nos abrazaremos




42.

De savia vengo
de telares remotos
urdiendo centinelas en las torres
del ciego vegetativo como la nada
por el tiempo sagital que me numera.

En una tumba de altura
la luz que me transcurre

digo madre

el candado florece como el pájaro coral
el buzo que pasará a verdad
ya existo la mirada del que sea testimonio

en una mesa azul olvido vasos de música
me han sido cambiados los emblemas de la sed.
los signos que ya no significan
ya con como cadáveres que no son muertos.
y desde los lenguajes desmentidos
que nos solos
algas en el inapelable infinito de la nada

digo madre y suena
a rostro aún
a palabra que subsistió la cancela
como asumiendo el espejismo
de creer en espejismos.




43.

El sol se ha subido a su púlpito
celeste y derrama su discurso de luz
sobre la tierra
Hay pájaros anclados en el aire
tembloroso de la mañana
Cómo no tener yo también algo de flor
cómo no amarte en un día como éste
Cómo no haberte escrito estos jardines
a pesar del atuendo ceniciento
de este día,
si tengo tu recuerdo en mediodía
izado en el cenit de mi alma?




44.

Perdido el tiempo de recoger actitudes
de alguna mañana que me exista los ojos
sentenciado a sal
de barro proverbial
descifrado
o templo desmentido
la trinchera abandonada
el acecho sitial de los ojos de un muerto
rictus infinito que no desmentirán los gusanos.

descifrado.




45.

Me descalcé el mundo me cegué los dedos
me desnudé el mundo
cerré cinco ventanas en muro
ciego por ciego
ya sabía silencio
ya sabía negro
por eso silencio negro
por eso todo silencio
y la vigilia en un punto
en silencio de silencio




46.

llevaba los ojos raspados de vientos azules
y un día retorné a mi vigilia
de ventanas dibujadas en los muros




47.

Era la inmovilidad total, la nada
el silencio inmemorial, todo infinito
de repente un temblor, un párpado, un ala
la soledad que estallaba en un latido
Tal vez dios no ha empezado todavía
Yo sé sólo de espigas y raíces.
sé de mis cuadernos y de tu poesía
de lo que te digo y lo que tú me dices.
Pero a veces pienso que llevamos
en el alma un instinto de sismo
que acarreamos la raíz de los relámpagos
el ovario primordial de los destinos.
Y se me ocurre que dios es la burbuja
el equívoco de la inmensidad desolada
que de repente se levanta y desoculta
como el amor que hasta el encuentro nos buscaba.
La eternidad la entiendo por delante
por detrás es un desierto que atropella
pienso en el extravío que nos precedía
como una jauría de rostros y de puertas
Y me parece haber tenido acceso
por tu boca a la ruta profética
a mi primer pie y a mi primera huella
Y con todos mis insomnios en suspenso
me parece que en ti dios se cumpliera.




48.

de soñar con rigor diario las mismas cosas
que dejaba en el sueño como despertando
perdí la realidad.




49.

No sé qué silencio usar
para hacer el monumento del sonido
tal vez el fragor de las cascadas
en las vísceras del hielo contenido
tal vez el del zumbido
derramado
de un caracol triturado, hecho añicos
o el silencio que queda en los abismos
después que cae un pájaro herido.
Puedo usar el silencio de los astros,
que se apagan en la carne de los siglos
—no quiero el silencio que sucede
a las balas de ningún suicidio—

puedo usar el sonido de tu boca
cuando en un beso infinito nos hundimos
o el silencio del silencio cuando saltan
por el aire los desollados ruidos
de la ciudad que se debate en mi ventana.
Hay otros sonidos de martirio
que dejan silencios mucho más dolorosos
esas trompetas con que nos derretimos
volando como evaporados pozos.
Ya elegiré bien con cuidado los ladrillos
de mi torre para construir la anatomía
de la música donde tú y yo vivimos.
Ahora me preocupa el pedestal
la base donde quedará erigido
la palabra que diré para ofrecértelo
Porque de tantos silencios elegidos
si digo el término equivocado
podría derrumbarse mi obelisco.
¡Creo que he encontrado el material más adecuado!
es el silencio de la palabra olvido.
Ahora puedo cantar ¡canta conmigo!
el monumento cantará callado.




50.

no sé con
qué palabra ofrecértelo
para que no
se me derrumbe




51.

música: fuego helado
hielo de música: color.




52.

Quiero un idioma que no tenga silencios
para callar a fuerza de mirarte




53.

A la sombra del pájaro fundamental
el átomo infinito
irradia su lámpara de sombra música




54.

cuando te digo que te quiero
el alma se me acumula en
la garganta




55.

Encender en tu vientre una lámpara
de música para iluminar el ciego
labriego de tu telar savia adentro.




56.

camuflado
mi corazón chisporrotea
trueno, esculpido, virola
y entrabas arrollando como la primavera




57.

Pero un espejo no me responde
y no hay testimonio indudable.




58.

El tiempo pasa a confiscarme los ojos
a dejar mi alma
como un pájaro de savia
desarteriado.
Volveré por estos despojos
a reclamar las líneas de mi palma
con todos los astros de mi rabia
a ser lo que fui profetizado.
No quiero otra historia que la mía
no quiero otros pies que mi camino
con porfía
recogeré cada hito de mi huella.
Después de mi destino
Podré volver completado, a ser estrella.




59.

Cat,
gata,
catarata,
caterva de monjes en celo,
catástrofe de felicidad,
catastro de mis encrucijadas,
cateto donde se deslizan
mis astros capitanes.
Cátodo de mis raíces emigrantes.
categoría total de los dioses.
catedral, sí, catedral
de mis palomas exhaustas
de diluvio y búsqueda,
catedral del vino,
catedral del orgasmo,
catedral del verano
catedral de catedrales




60.

Puse dos espejos paralelos y sin finitud
andaba el infinito por afuera.




61.

He estado en el almacén viendo unas nueces
esos pequeños cráneos arrugados
caparazones hemisféricos, tortugas o peces
pequeños planetas disecados.
Me asustan sus cerebros encerrados
como una mariposa fetal que nunca crece
Hasta ahora nunca los había contemplado
me las comía la mayoría de las veces.

De algunos peces tienen la inmovilidad taciturna
son peces del aire. Piedras emigradas
trepadas por raíces hasta fundar su urna
Donde guardan un secreto ya olvidado.
ostra vegetal, sin corazón de luna nacarada
el árbol las atrapó con oleaje rezagado.




62.

Interrumpir el infinito interceptado
al medio de dos espejos con mi cabeza
que busca lo inalcanzable.




63.

¿Quién apaga la tiniebla
quién me lava estos rincones
quién me enseña algún idioma
que no tenga la palabra silencio
Quién viene a darme de alta la soledad
A decirme que me vaya a una guitarra
Quién viene a mostrarme una paloma
a decirme que he nacido
A enseñarme a pronunciar tu nombre
con mis manos
Quién viene a decirme que no soy
un delito
Quién me indulta de todos los perdones
quién me dice que estoy vivo
Quién me dice que mis pies hacen caminos
Quién me dice que me llamo
número siempre
quién me paloma
quién me cambia por un beso
la palabra Dios?




64.

Por el acantilado de tu hombro
se despeñará mi cabeza como un
cóndor vacío.
A la orilla de la luna acatada en
las aspas de las olas
latirá como el agua final
definitiva
de la música que se derretirá en las venas




65.

Téjeme un vuelo con tu aliento
píntame un olvido en mis recuerdos
dibújame un ancla con tus dedos
que se me vaya metiendo muy adentro
dame a beber tu sonrisa sin inviernos
lávame con tu lengua todos estos senderos
después podrías secarme con tu pelo
y cantarme esa canción que traes de tan lejos.
Ã
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
Mensajes: 66
Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
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Palomas guardadas

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Palomas guardadas



POEMAS




1.

Tú no sabes cómo sólo tengo la luz




2.

Lloré que todo lo veía con hache.




3.

Tu boca late
y despunto sangre
que quedó enredada con la mía
como nuestras ramas
(podrían estar guardadas
bajo la lápida del lacre).
Tu boca es mía, es de mi boca,
como de mi sangre tu sangre,
los dedos de nuestras bocas se embastonan
en los leños del beso
como dos llamas del fuego




4.

Te pintaré los ojos cuando tú mueras,
te besaré la boca fría y seca
apretaré tus manos duras, de madera
y enjuagaré los dedos en tu pelo de cera
tenderé un silencio sobre tu piel de cala
morderé con mis manos, las tuyas pálidas
y apagaré la noche con alguna lámpara
para ver tus ojos como los pintabas.
Te pintaré los ojos, no lloraré, lo sabes
pero si acaso alguna gota sobre tu muerte cae
¿Qué más dará llorar tristezas que no sabes,
si habrás muerto sola
sin mi verdad que ignoras.




5.

Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecía acatada antes del día.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanía
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera, amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.




6.

Era un altar de madera que dormía
y dormían en su sueño misas pasadas
y un cáliz con sangre marchitada
y dos velas chamuscadas de llorar su existencia
sobre su muerte lenta, lentamente.
Y una flor arrugada, caída de una ofrenda
y en ella el cadáver de un perfume desteñido
y me acerqué y mentí la devoción hincado
y lo abracé y tomé la flor
y adiviné el perfume
y me crucifiqué en su cruz
y fui yo y también un clavo
y lavé el cáliz y siguió llorando
y me bajé de la cruz
y no guardé los clavos
y salé a savia de la madera donde fui crucificado
y el cáliz siguió sangrando y las velas se apagaron.
Y la persigné con tres besos
y vi lágrimas y sangre
en la tierra de las raíces de una lanza
y dije amén llorando
y no sé qué hubo en ella después de mí.
Y estoy llorando y escribiendo su residuo.




7.

Si tuviera
podríamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podríamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raíces
Es que contigo podría hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
Podríamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso sería necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harían pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirían. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allí habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difícil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.




8.

Quisiera cada gesto innumerable de las
moscas
cada mínimo amor de este planeta
cada polen de arroz
cada hormiguero
cada lluvia que se enguanta por la tierra
cada rayo de luna en el océano
cada faro derretido bajo el agua
la hondura total de las insondables cuevas
cada beso fugaz de cada boca
cada constelación de saliva que destella
cada arruga dactilar
en las piedras colosales de las cordilleras
cada rayo cayendo cada brasa
cada escama de ceniza cada huella
el número total del desarrollo
la molienda de las olas, cada ala
cada cosa en fin para ponerla
desnuda e infinita como harina
en tu cuerpo y tu alma y en tus piernas
en tu memoria hasta el éxtasis que huye
y se agazapa
a cada gramo cada instante de tu vida
para que sepas el completo abecedario
de planetas de sal y de rugidos
de gemidos de galope y de colmena
con que junto a tu nombre catarata
construyo el del amor como alfarero
sideral en esta pieza.




9.

Esta noche la música se arrastra pesada y resbalosa como un
tul que arrolla. Ésta es música recién descubierta, no se copia de su
propio nombre. Nadie podrá recogerla.




10.

En los suburbios laterales de esta noche, corren ríos subterráneos del
silencio. El silencio está constelado de grillos, o de chispas sonoras
o de lluvia deletreada. Las cigarras chisporrotean, tal vez titilan.
La música impregna el aire, como un aroma melancólico.
Desde esta noche a mí no hay música. Lo sé. De mí
a la noche
yo escucho la música de esta noche. Pero no puedo estar seguro.
La música es mía. Pero tal vez no la ponga yo.




11.
EL CIEGO

Mira mis ojos
estos ojos te sostuvieron
sobre todas las noches
han sido gargantas
por donde he tragado
el mundo
como la lluvia
que se afina íntima
en los hormigueros.
¡Míralos!
estos ojos, estos
hormigueros
donde has sido lluvia
para la savia en que tú
hecha hiedra asumiste
vertical la soledad
de mis muros.
Estos como naves sin
horizonte como barcos
sin proa y sin espalda
aquí mi huerto
se amamantaba de
luna y tú eras.
Mírame los ojos por afuera
como iglesias cerradas
por adentro
Mírame los ojos,
míralo todo.
Ya el mundo rompe
como un mar inútilmente
sobre mi última mirada
infinita.
La lluvia ya siempre
llegará tarde a la tierra
envenenada por el vientre.




12.

Ven a vivirme, la soledad me amortaja
con manos deshabitadas.




13.

Y la noche mordiendo, encepando
ferozmente las sienes desesperadas
de la noche enloquecida




14.

Un relámpago de hiedra
Mi alma ha concluido
Fajado el corazón de un puño de angustia
Arranco de ti una paloma que parpadea y tirita
que agoniza y sangra de savia, desesperada de
ecos en sus alas, de alas en su corazón
Ésa es la patria
de mis sueños
Se han resumido allí.




15.

Soñé que me forraba un abrazo
y me desperté enmangando las fauces
de mi soledad




16.

Como un reloj de arena
la guitarra gutural de tu corazón
empuñado
en los tallos de tu
sangre
rema




17.

Así eras tú,
te bebías la mañana de las plazas
corriendo descalza
como una golondrina de oro.
Tenías una lámpara clavada en las
entrañas,
Y la turbia suavidad
de los tibios duraznos a la siesta
Eras así, amada.
Eso era lo que más me gustaba de ti: que
tú eras tú y que yo te amaba
Y a veces una ternura de mirarte
emergía desde el alma
y me alertaba la carne.
Así eras tú rutinaria
y fresca y nueva y necesaria
como la mañana
Y tu mano cotidiana
como un gorrión adormecido en la ventana
en un rincón de la mía
se acurrucaba.
Tu beso silvestre como el de las abejas
en las plantas
recolectaba el polen de los sueños
con ingenuidad de niño que rezara.
Y tú tenías Dios y me contabas
todas las mañanas
que le rezabas que nos conservara.
Enjugabas tus ojos con silencio
y me mirabas
y enjuagabas tus manos en tu pelo
porque tú sabías que me gustaba.
Pero a veces te escondías detrás de tu
mirada
con recelo de paloma algo asustada
y ya ni la mañana te podía
hacer dorada
porque eras una ventana
obsesivamente cerrada y clausurada.
Las noches de esos días, amor mío
yo rezaba como tú rezabas
(todavía rezo a veces, cuando te recuerdo)




18.

A la hora de recordarte, acomodo las mejores cosas
sobre tu nombre, para poder pensarte.
Alguna vez no fuiste muy hermosa, pero te
agregué tu propia belleza,
ya la había aprendido de ti,
¿qué importaba que un día no fueras hermosa?
Yo te amaba tibiamente,
como esas cosas que se hacen fácilmente
como ser de una manera o estar en silencio
o rezar.
Desde ti emergía un túnel para
que los húmedos murciélagos no
interrumpieran palomas.
Todo lo tenías de alguna manera,
como una ventana
y yo aprendí sobre tu cántaro
a callar
como contando lluvias
sobre el agua antigua que me remedaba
Podríamos habernos dado la mano
cotidiana
Y guardarnos toda la inmensa mañana
de las plazas
Todo se volvía fácil contigo
como descifrar la música ignota sobre un
piano laberinto, y la adivinábamos.
Podríamos habernos mirado ritualmente
y como constantes extraños cada vez menos extraños
Podríamos habernos amado al margen de las
cosas que envejecen
Habernos abonado al silencio
como a un lento país donde no hay lejanía
para las palabras en voz baja.
Podríamos haber callado con el mismo silencio
Pero buscamos la forma de recordarnos
tristemente.
Por eso a la hora de recordarte,
busco las cosas de mi tristeza
y te construyo fácilmente como eras.




19.

Cuántas cosas dejo
yo para alcanzarte,
cuánto hay que pierdo
yo para ganarte;
yo gané perder
lo que pierdo al tomarte.
Cuántas cosas tuve,
muchas, que no tengo,
cuántas que por ti
día a día pierdo.
Cuántas cosas, muchas
infinitas, dejo,
sin embargo gano
en ti, el mundo entero.




20.

Si estuviera untando tu boca
vendrían a mullirse los himnos
en la mía
mientras deletreara cada hebra de tu
pelo distraídamente
y recorrieran mis concavidades
las esquirlas del escalofrío como
una tormenta de arena
y hundiera en tu tinta
todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego, en que me dieras a leer una
carta de amor, pequeña
con mis palabras
tu conciencia
de papel.
la tinta derramada
y tus laberintos de papel
tú y yo
y la oscuridad de tus
túneles riando como
un canto hacia
la mañana




21.

Tengo una mancha de humedad en el alma




22.

y se están ahogando de cielo
y el cíclope del sol
no les sirva de isla
¿Cómo llover hacia ellas
y decirles que no sé qué quieren?



y el viento es un galeote eterno
es un buey
y los barcos de música
van por tierra
(porque se han vuelto nubes)
y son como los peces del alma
que se sacrifica al cantar.
Han muerto fuera (del agua a su manera)
Alguien pensará que quieren
agitar el cielo.
Yo no puedo salvar las nubes.
si yo fuese una nube
tal vez comprendiera
qué les pasa ahora
Pero veo nubes y no sé si son pájaros
disueltos
Animales asustados o el alma del
mar que acaba de morir y
no lo sé.
Y no puedo pensarles maneras o gestos
y no sé dónde temer o apiadarme de
sus ojos.
Quizá quiera curarlas cuando llueve
o crea que sonríen,
Donde tiene la sangre del viento corazón




23.

Para pensar en ti,
clausuro una a una las palabras viejas
inauguro algún silencio sobre las cosas nuevas
y acomodo los nombres,
Tú tienes el pelo como infinitas
guitarras relajadas
como lacios y tibios violines de
mañana
con el flojo vuelo de las gaviotas
dormidas
y la silvestre hebra de los helechos
o el musgo de las piedras
Te acorralo contra el sueño, dulcemente
y una mano se acurruca en una mano
y la otra enjuaga la ternura
en tu pelo como el tuyo.
Azul y dorada te pareces a la
primera mañana.
Eres lo que me faltaba para ser nosotros.
por eso tu nombre es el tú que me faltaba
por eso te pareces a mi alma.




24.

La noche rompe contra
los muros de tu carne
con fragor y ritmo de molino
roto
y obcecación de ariete en la hora
ciega
y latido de pájaro en la estrella
que tiembla
La noche te embiste
como un toro rabiosa
y quieta como la
caricia que apacigua
en la mano cautelosa.
Y se alza todo tu horizonte
lateral y valiente
con los animales de mi mente
pululándote la catacumba
de la vena donde el remero
de rito acarrea un relámpago
apretado.




25.

Cuando hay bocas eternos
diapasones de silencio
que nos callan,
(porque una vez nos dijeron)
cuando hay labios
con los vientres del beso secos.
, porque siempre en las bocas
chorrea un beso
y hay miles clausurados en las
horas porque nadie los fue a buscar;
porque el beso es un nosotros de
labios
y si falta una boca hay un yo solitario.




26.

De tu noche sólo tengo lo que escribo.




27.

Los gritos del silencio remansan
aullándome esta noche
mis ojos abejas de los tuyos
han perdido tus jardines
Tengo el alma llena de miel
con tu sabor.
Mi alma se ensancha
y se vuelca por el silencio
El polen de esta noche rocía
sobre mis techos
El silencio crece en las voces
ajenas
(por mi espejismo de tus cosas)
El durazno de mi corazón ha madurado
y va a caer por mi boca
como tantos hijos tuyos no sidos
mis pasos corazonan por la sangre
de las calles
Y en los suburbios de mi sangre
alumbra un sabor a música
con el gesto de tus ojos
Los peces de mi alma se
enredan en el musgo de mis
tantas horas calladas
Y las abejas de mis ojos
Y las abejas de mis manos
y las abejas de mi alma
ahogadas de miel te han perdido
(colmena mía del corazón
de casa)
basta tu silencio para
el silencio
basta tu ausencia para
la soledad
Tú de la sangre peregrina del
eterno horizonte
como el eterno rumbo de
un anillo
Has dejado la misa de tu imagen
constantemente consagrada
(colmena mía) déjame guardar
tu polen que aunque no quiera
queda conmigo




28.

Busco la poesía ansiosamente
hachando rostros con desenfreno de molino
roto.
Muerdo la palabra hasta hacer sangrar
su cosa
y la mañana me entra por la boca y se
vuelve tarde agonizada en el sótano del alma.
Quiero descifrar la hebra del
vuelo de las aves y los ojos se anudan
y creo la palabra sin cosa
y un nombre sin rostro
y entre la tarde dorada y yo
pongo melancólicas y afónicas ventanas de lisiado
y digo que la tarde tiene olor azul
y ruido de ojo ciego
y olvido tus ojos que no son de uva
y tu pelo
— donde enjuago la tibieza de una
caricia ingenua y simple)
digo que es chorro o hebra de
música caliente.
Y el corazón hace un buche de música
caliente y dulcísima
y callo y acurruco tu mano en una
mano,
te miro al polen de los ojos
como una abeja
y vuelvo a callar
y te digo luego que te quiero
y la poesía pasa a mi lado
líquida y silvestre
y yo muerdo troncos secos
para beber la savia.




29.

Al borde de tu arena revolotean los molinos
de las olas
como alas o ecos de corazón
Las gaviotas del beso triscan la espuma
Ah! las caricias como alas en descanso
o barcos dormidos
Hacia las piedras terribles se
acantilan rumbos
como pupilas de balcones
Y ya no me importa nada
borracho de un orgasmo de música
en el alma
morderé corales
como empuñando tras la sed
mangos de agua en la garganta.
estás llena de perfume
como respuesta al rocío —
cerrarte un candado en mi silencio
como un silencio alrededor de un tímpano
enguanta astas en un bolsillo
de mar




30.

Un día voy a gritar sobre tus ojos, y clavaré la
antorcha de mi voz sobre tu alma
Callaré tu sólo silencio rectilíneo
y amordazaré las sombras con la eterna mañana.




31.

Me gusta morder las vísceras de tu alma
por tus ojos de uva o charco sobre el barro
porque son túneles que dan a un templo oscuro
con sabor de silencio y ruido de sombras.
Yo me siento al eco hondo de pájaros
y los rostros cotidianos enfrentados
con el gesto arbitrario en los amigos
en el fondo del secreto dan las manos.
Tú reemplazas palabras que no dicen cosas
siglos de sombras amordazadas con antorchas
nombres que son rostros olvidados poco a poco
y te abres adelante inexorable y única
como un sendero no tramado
que no sorprende al sueño y que se parece al alma




32.

Voy a buscarte
donde puedo mirarte varias
veces en el mismo instante
Donde puedo contemplarte horas
sin que tu momento se inquiete
en la corriente de esas horas
y me estucho en mis recuerdos
e ignoro qué luz visita mis
ojos abiertos
en qué frío me desvisto de mi
desnudez sin fuegos y sin hielo
mientras soy un trago de
mi propia hambre
y en el estómago de la
mente me disuelvo
y reconstruyo mi antes gastado o
cambiado
o me agrego a mí en un día ese día
imposible de ser
y visito mis ojos visitados por ti
Allí te eres como fuiste.
tu imagen se enganchó
como el musgo en las piedras
y te caíste de las horas,
o yo fui goteando migas
de donde puedes estar en mí
para tenerte en uno solo, en
todos tus minutos.
Tus imágenes son quietas y
duras.
Las horas pasaron como las olas
y tu presente y mi conciencia
de ti viajaron en pos de la siempre hora
nueva, como el agua recorrida
por la onda,
Y voy eligiendo entre las
gotas de tu rastro revisando
pie por pie hasta llegar
al beso que aún no se secó
a la puerta que se impone
como yéndome a buscar al
fondo de mi enmimismamiento
o que a mi súbita estación en
mí durante el momento
que será pasado está sin principio,
por la que te has ido
como todos los días y desde
la que empiezo solo y me alegro
de nuestra realidad
Y me vuelvo a hundir a bucear
las imágenes que viven en los
juntos.
y empiezo a extrañarte,
e intento traerte y meto
las manos en el agua
y el agua me dé la respuesta
de su carne vacía de ti
que te desordenas en ella como
las cosas a través de las llamas
y no puedo atraparte
y mis manos son jaulas de leones
y puedes irte como un gorrión
cansada de tu curiosidad
y dejarme con mi impotencia
de caja para encerrar la luz
fantástica entre mis dedos de piedra
con mi impotencia de caja
para vaciarme del vacío de ti
que me llena como la oscuri-
dad de una caja cerrada.




33.
A UNA CHICA EN EL TREN

En las tardes tristes
tu cara segrega una paz infinita
Basta esta sola vez de tu rostro
para amar tu gesto de nostalgia.
No puedo jurarte un recuerdo para siempre.
Pero si olvido cómo y cuándo,
a veces ignoraré que esta sensación de piedad te pertenece.
Ante tu tristeza abierta y franca
mi rito de alegría se envenena.
suicidaré mi sonrisa y lloraré contigo
después de haber contado
los rostros del recuerdo que no pudieron hacerme
llorar.
Porque esta impotencia de tristeza
me aquieta las horas
como una manera de vivir de menos.




34.

Me gustan tus ojos de música
congelada,
lentos como la tristeza
al otro lado de las botellas
me gustan tus ojos de cenicero y sagrario
donde se acantilan palomas de
preguntas que no vuelven
de los finales del diluvio
me gustan y amo tus ojos
de túneles clavados a tu alma
de grutas donde tantear el
silencio que te ocupa
como los grillos primeros, cautelosos
luego de la lluvia.
me gustan tus ojos de reloj
detenidos en la hora eterna
que no lleva la cuenta
de las cosas que pasan.
me gustan tus ojos como
rodajas de uvas negras




35.

se ha roto la sangre, la sangre de mi grito
el alarido de mi sangre.
El sol se ha secado y en el suelo están los
escombros de la sangre.
Tú no viniste a beber el pájaro del grito
no vienes a recoger las plumas astilladas.
la sangre se ha quebrado
hay arena en la columna de la sangre
y el yesero se derrite con el agua del viejo
sol ya seco.
Ya no podrás recoger la luz de las palabras,
la vela del alma consumida
salpica mi cadáver
y la espuma seca como el sol
seco no alumbra
de palabras




36.

Beberé telares de la música
cuando pueble tu risa
como un pájaro cansado.
Ah!, el piano de larga espera
como la tierra, como tu risa,
lloveré, La mano multiplicada
a remar
en tu paloma de sangre
soledad para llegar
Todos tenemos una soledad para
cada viajero.
A caer cansado con el ciego
a despertar en la raíz, mano de sed,
del árbol del sueño sin despertar.
Sólo "escalera que sólo sube"
Cómo detenerme
si la sangre me sigue a paso
de campana
A ti, soy
infinitos, existimos en los espejos
enfrentados
pero ser al otro lado
al otro lado imposible inimposible de un espejo.
Ah! estarnos risa a risa
como los locos,
tal vez en la locura no nos sepamos
juntos ni sernos testigos de la propia
locura.




37.

Aquí estoy amiga
levantado ante tu espacio
tanteándote el silencio.
La hora sube de la distancia
y tú bajas al verso.




38.

Paso a recoger tu hermosura.
Cuando yo te miro eres hermosa.
El mundo no tiene mis ojos.
sólo cuando yo te miro eres hermosa.




39.

Perdóname que no sea un poeta
pero te quiero todo lo que te escribo, como
si lo fuera.




40.

La lluvia trota
como corazonando en la sangre
del carro de las horas.
La lluvia estrella el firmamento de mi silencio
El corazón deshilacha el sendero de la sangre.
tú detienes el tiempo de la sangre
para que pueda volver a empezar.
y allí chapotean los últimos párpados.
Hay muchos pájaros derretidos en el viento
en el viento de la sangre,
no importan
hay alas que se reiteran en el pecho los pájaros.
y la savia empecinada que tropieza
los árboles de las manos vociferan su crispación
en el viento
y las raíces son manos acandadadas en mí
ya el ariete testarudo, propio corazón.
como el mar contra los muros.
barcas sueltas
musgos rotos
algas muertas
tallos hondos.
el silencio sangra
tu silencio sangra
guardas ecos de la espada
y devolverás las palabras
y yo mientras escucho
cómo el perfume
gotea de las hojas
como tus ojos
emiten un arco
iris
como un
himno arderá con el fuego
eterno que encofran las cenizas




41.

En el fragor de la tristeza lenta y tibia
suelo llorar y nombrarte,
y agitar los brazos de mi corazón
como las hélices de un molino borracho
de tormenta,
o una golondrina cansada, en el
medio del mar.
La pena y la noche me llegan al
cuello
y nado para llegar al otro lado de la
noche,
con el silencio clavado en medio
de tu rostro.
nado como solía algunas tardes
nadar en tu boca en el pájaro
nuevo del beso que aprendía a volar
Si tú supieras lo que es cruzar
ciego y a tientas los inmensos
territorios de silencio y de soledad,
por las noches sin luna y sin barandas,
mordiendo los ojos con los párpados
apretados de fervor sin fe
y las manos cerradas sobre el lugar
que dejaron las tuyas,
y el nombre tuyo dicho a veces
ronca e inconscientemente
como si susurrara: Dios mío.
Te quiero, lejana y cada vez más
olvido,
porque el rito de empozarme en la
tristeza es un calvario cotidiano
de las noches,
en que no puedo quererte
sin nombrarte.
Te amo y te odio,
cuando eres lejana y necesaria.
Y sobre las cenizas de la locura de
la noche triste
me alzo contra el alba,
salvado porque siempre el
sol llega antes de la muerte
con tu imagen en los ojos
ya secos y abiertos, contra
la cosa última.
Ese frío no me alcanza,
pero algunas veces en el fragor
de las noches tristes me entra frío por la
boca, como a los peces,
cuando te nombro para asirme de tu
nombre y embastonar tu recuerdo
para no morir náufrago
de la noche




42.

A veces me hablan de ti, pequeña mía
y yo no sé qué decir...
Por eso ahora quiero decirte algo.
¡Olvídame! es necesario
desde el nosotros bifurcado.
Pero olvídame sin quitar mi nombre
de las cosas
Olvídame sin olvido
porque morirías en parte
si llegaras a ignorarme
Olvídame que te encontrarás sin buscarte,
esperándote en la hora en que tu soledad
te dejó sola.
Y podrás estar sola casi igual que antes,
pero será más solitario
porque recordarás.
Yo no haré lo mismo,
Ya no puedo encontrarme,
sólo recogeré tu nombre tu rostro y las
mejores veces
Y me iré a jugar contigo al sueño
Y tal vez te guarde tal vez en el rencor.
Pero, escúchame bien:
no es necesario trocarme por mentiras
Seguirás siendo paloma y necesaria,
y azul y mañana y dorada y descalza,
pero ya no serás ritual y diaria y nueva
como el alba,
y el hábito aprendido de tu mano y de tu nombre
será sólo manera de otro
nombre y otra mano para mi costado.
Ésta es mi manera de olvidarte.
Pero esto, no debes olvidarlo:
En mi olvido serás reemplazada,
serán mejores que tú y más nuevas
y costumbres, pero si hubieras querido
Podrías haber sido
todos los nombres y las manos de
mi costado, y mejor que tú misma,
tú sin olvido y sin pasado, pasado.




43.

Amada mía
la tarde está amarilla y desteñida
pálida y raída
como los ojos previos a la muerte — casi abandona-
dos.
Anoche, la noche me estrangulaba,
y tú no estabas
porque otras veces duermo con una víspera
en la mañana
pero anoche lloré.
Todo se prolonga lento,
sólo es diferente la hora de los otros
y el silencio verdadero más el mío, por las
noches.
He dejado el alma en un cepo indescifrable,
y suelo caminar solo algunas noches,
con la sombra acorralada por las luces
más agobiada y más harapo
con los pasos roncos de baldosas, pesados
y rastreros,
Todo te recuerda,
o acaso sea esta manera de las cosas
mientras yo escarbo tu recuerdo urgente
como el alcohol ritual.
A veces tu recuerdo y el silencio crecen
como un eco sucesivo
esta tarde el sol y las palomas buenas
ya me llega al cuello.
Tienes algo de tarde postergada
en esta hora vacía de la tarde falsa.
Sí te amaba amada mía
y sólo queda
el fervor del sueño apretado como el ojo
credo
y la piedad del niño de las manos juntas
inocente o idiota como el quizá del rezo
de las tardes tristes y solas de recuerdo.
El sabor cotidiano y solo de los trenes
se adelgaza como un estrecho pasillo
perspectivo
Yo arrastro tu recuerdo
de palabra acobardada alguna tarde última
que quedó en el puño de la boca clausurada
como el miedo de descubrir la vanidad de
un ruego
Los gorriones son iguales aquí en la soledad
y en tus mañanas
El rito de las tardes es un hábito del sol y no
una espera
Yo sé que la tristeza es un país transitorio
entre dos rostros y dos nombres
Pero ¡qué importa un nombre posterior a esta
tristeza de no tener tu rostro
sino para las tardes de gorriones iguales
y de recuerdo cada vez más olvido!
¡Qué importa un nombre que no sé decir
y que es sólo un hueco con tu voz hecha
silencio a mi costado!
Qué importa la libertad del olvido
conseguido si esta tarde tus veces
más intensas que otras veces de la
tristeza solitaria
me aprieta desde el último atrás
como la soledad de un
único atroz sobreviviente.




44.

Pienso en ti y te acerco a tus
instantes.
Te ignoro y sé sólo cómo fuiste
ignoro cómo eres pero sé cómo te sé
y sé cómo quisiera que fueras
y cómo voy queriendo que seas como eres.

Creo en ti, porque guardo un rastro que
sangraste
sobre mí
porque tuve la noche
y ya no es mía
porque te has acumulado en mis abrazos
antes despoblados
porque he vaciado el vacío de tu abrazo
más hondo que tus brazos
porque ya no te espero
porque ya no vendrás
y no estoy triste
y no estoy solo
y no solamente no estoy solo
sino que me escuchas
y tienes lo que quiero que tú quieres
y quiero lo que sé que tengo




45.

Escribía palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.




46.

Somos palabras y así nos acepto
pero ahora mezclémonos las manos
subterráneas del silencio




47.

Con el canto de mis manos te iba haciendo estelas
en el silencio de tu piel como la tarde




48.

Porque es mucho más lo que te vas
que lo que yo te quedo
(¿cómo podría serte nunca mejor con el
pensamiento?)
y sin embargo te quedo mucho más
porque es mucho más lo que me quedo
que lo que tú me puedes llevar
porque hay algo que nos vivimos
más allá del espacio
pero el tiempo nos acorrala en la realidad
la distancia nos destierra de las ocasiones
pero nos queda
mucho más aún de lo que estamos
como en el silencio laten las palabras
y crecen el infinito
que no nos cabe en la garganta.




49.

Para irme todos los barriletes de tu piel vivida de silencio
Para callarme todos los regresos que vengo por tus manos
tus manos de raíz
como la lluvia a las raíces
Para caerme por tus ojos como el verano se agrega a la
tierra en la fruta derrotada
Para habitar tus acechos
enderezando los pasillos de tu sombra
con la mañana a los dos lados o una lámpara
clavada en el silencio
Para arrancarte el buzo de los ojos
y echar al viento todos los pájaros que hasta ahora
Soledad.




50.

Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una




51.

Y qué estamos dispuestos a decir
sino nuestros propios parapetos.
hacer un caracol de grito
y escondernos
topos en nuestra propia garganta indescifrable.
Y las cosas siguen en pie. fantasmas impalpables.
como asir las ideas con palabras.
Y las cosas siguen en pie —mientras haya
alguien que las piense—
(el pensamiento es una manera de existir que
no se repite)
Pero decimos diariamente como haciendo camino
hacia nosotros que nunca termina.




52.

Algún día conoceré tus pies.
ya no me extraviaré en tus abismos. conoceré tus
vertientes tus túneles tu soledad, tus pájaros muertos
las viejas ciudades los cementerios sin historias con
algún nombre tal vez de extraña lengua.
Algún día seré yo el pastor de tus ríos
de tu silencio.
remaré todos
tus vientos
me habré lavado
tantos rostros de las manos
tanto habrán masticado mis dedos el musgo de tu
pelo.
tantas veces te habré viajado y guardado el barco errante
en tus guaridas
y el ancla y la savia y el Este en tu luna invadida
y despertada en la marea.
Sí algún día conoceré tus pies sabré dormir mis cosas a la
sombra de todas las cosas.
y el silencio convocado en mi actitud de absoluto.
Sí es cierto, me faltará tu historia
pero ningún cerrojo tuyo me guardará un
nunca, habré vivido todos tus testimonios
y habré vuelto a tus pies como a la raíz
para arrancarme el viento de la boca
que me madura en la garganta frutal.




53.

Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesía
vuelve por la soledad de tantos días
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mí
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.




54.

enjuagabas tus ojos en silencio
enjuagabas tus manos
con hebras hilachas harapos
del viento




55.

Y será ésa, otra manera de mentirnos,
como al decir adiós.
No puedes parecerte a las palabras que me dicen.
¿acaso alguna vez, fui como una palabra que escuchaste?
Escucha pequeña, aunque ya no me oigas
, deja romper las olas del silencio que te
ahorca por las noches. Llora.
Luego llámame, no te oiré.
Luego toma esta pregunta como una antorcha,
y baja al sótano de tu alma a descifrarte.
¿qué día es el olvido?
yo no lo sé, ese día y por haberte ya olvidado,
no recordaré llamarte para contártelo

Si enfrentas el olvido, con sólo recuerdo
¿para qué olvidarse?
Si sólo hemos pedido ayuda de los otros
y nunca nos gritamos a nosotros mismos




56.

Pude tal vez echar un ancla en tu tormenta,
resistir al mundo y la mentira ajena,
pero cerré los ojos y confié en los tuyos
y me dejaste ciego, frente a la mentira y frente
al mundo.
Ya no importa llorar ni perdonarnos
ni hacer preguntas y responder silencios
Ya todo está. ¿Para qué secar la leña
inútilmente si las piedras mismas de hacer chispas
dimitieron.
Puedes restaurar, quizá, mi memoria,
seré un recuerdo más yo o menos yo, eso no importa
Pero el nosotros que yace donde el camino se bifurca
no volverá ya a nombrar nuestras manos juntas
Hemos perdido para los nombres por venir,
ese fervor de apretar los ojos, como rezando.
Por eso seremos los dos, siempre mejores,
aunque digamos dejarnos para buscar lo verdadero

Es por eso el rencor, no tendremos olvido.
todas nuestras palabras de olvido serán para nosotros.




57.

Nos tanteábamos como ciegos recelosos
Los tibios países de trapo y de durazno
y las manos avisaban nuestros
territorios
como tildando el lugar donde éramos




58.

A veces, porque todo a veces
en tu soledad de túnel
irrumpe un sol que equivocó su altura en una
lámpara.




59.

...Y tus ojos como dos gorriones huecos.
tu pelo
largo pájaro de sombras y silencio
Todo lo recuerdo
y tu pecho roto
donde quise quedar o queda todo
La noche era nosotros
por eso
todo lo recuerdo
y desde ti estoy solo




60.

De la tarde sola,
del cielo lívido sobre las últimas casas
de la mansedumbre
con que es hermosa para otros esta tarde
me viene esta tristeza
de ver temblar al viento entre las hojas
Tanto se depone
acortando mañana
aunque siempre queda todavía
Vendrá la noche entonces
y se agremiará en los últimos rincones
y vendrá el espejismo
a vivir desde las manos
Nada demora lo innumerable
y la tristeza sólo cambia de calles
por eso el cielo lívido y los otros y las casas
y la tarde de los otros mansa
y mi tarde




61.

Mi silencio hace un ruido infernal




62.

Quiero tener tanto que
no tenga lugar para
tener el no
tener
de lo que no
tuve




63.

y el beso viceversa que es nosotros o tú desde los dos




64.

¿Qué dejarte amiga mía ahora que parto
para ser más extenso que el olvido?
cruzarte la cintura tal vez por un camino
donde el beso ha errado tanto
¿cómo quedarme desde más allá contigo
cómo buscarte ahora que ya has sido y que me
alejo
si yo mismo soy en todo lo que dejo
Ahora que emprendo la orfandad del hijo?
...Tanto anduvimos por los días cortos...
Aunque en cada rostro del camino te descubra
Más allá de nosotros el mundo tiene todavía
por allí andaré alargando la tristeza
acortando por delante la tristeza que nos
queda
Hasta que vuelva a gritar que te he olvidado
y sea mentira.




65.

Te recojo de todas las cosas que me son esta tarde
has crecido de pronto donde el olvido no pudo nombrarte
Y aunque queda mañana por delante
Yo te guardo y no puedo guardarte
Esta tarde es tuya ¿cuántas tardes serán tuyas
Nos vamos por tu sombra donde mañana es
nunca
por eso quiero ahora que me escuchas
dejarte mi raíz que ya
no tendrá lluvia
Desde otro mañana que ya no será y no tendrá
espera
Un niño dice adiós para cambiar el
rostro a medias
Y porque siempre será en ti la primavera
yo te bendigo desde la tristeza.




66.

a la deriva del silencio
como la lluvia destapa las gargantas
de la tierra
me recorro las palabras

hoy
sobre tu tierra viva
se me cae una palabra muerta

pero el perdón es una flor
más alta que los ojos




67.

si tu pecho es una proa
cuando el mundo arrecia
venceremos juntos
no te detengas entonces
cuando griten
que siempre vendrá un dedo a señalarnos
y te dirán aquél es como el ave
que no tiene rumbo
y te dirán que no tengo raíces
y te acosarán
como el mar
obstina a lo que empuja sobre
las rocas el naufragio

todo lo dirán de nosotros
pero yo que creo en ti te guardaré
de verdad




68.

Me desperté y equivocado u olvidado
supe tocar el piano.
Temo despertar cada vez en una realidad
espantosa.




69.

háblame doblado el día
que toda mi tierra te reclama

vendrás a cantarme
con tu estrella hueca
con la íntima guitarra de la entraña
y a untarme en las manos un
sabor de lejanía




70.

Tengo en la ternura la ferocidad de la lluvia
voy a navegarte
soy tu capitán
y me tengo en las manos
para untarte mi sombra caliente
mar mío
capitán en tu estrella de sangre
apenas te he visto mirarme
y ya te digo mujer porque hasta conmigo.




71.
EL PESCADOR

A la orilla del silencio
con la mirada innumerable
la red tendida como el musgo crecido
de las manos
te piensan así poeta




72.

El corazón hizo una gárgara de sangre
como un molino roto que encalló
el viento,
Y el velamen del pájaro de barco
perdió la cuenta del empuje
y calló a la orilla de la sangre
detenido o quedado como un
andén.




73.

Te desteñías poco a poco como si te desafinaras
pálida
La noche me estranguló




74.

Levanto mi mano como un palomar de sombras
el silencio me vive;
¿qué me quitará la muerte?




75.

Quisiera que supieras que algún día
cuando la mañana se parece a tu mañana
retozas dorada y descalza
en el patio de mi alma
que se llena de mañana.
Hace mucho que llueve,
las olas borran los castillos de las playas
y acomodan la arena de los pasos
y se llevan el testimonio de las plantas
caminadas.
La sombra se esconde del sol detrás del
árbol
obediente y acorralada,
todavía al mirarte te parecerías a las
garzas,
y más que todo paloma mía blanca
te parecerías a mi alma.
Todo lo tuyo era fácil
menos recordarte sin tristeza y sin palabras.
Podrías llegar aún una mañana
Y yo no te preguntaría nada,
y tomaría tu mano nuevamente diaria
e iríamos a bebernos los dos juntos,
la dorada mañana de las plazas




76.

Todo te dice adiós en esta tarde de trenes partidos
y resignación de andén
las manos como casas inútiles con los
, vidrios rotos, de tanta historia ignota,
están cerradas como el frío obligatorio y
más intenso de los acurrucados pordioseros
en las puertas. Y la noche es fría para
algunos, desde afuera,
y la noche es fría desde adentro para
mí
en esta tarde roja de trenes contra la
lejanía e inmensos territorios de
silencio y miedo
en los muelles a la espalda de los
que partieron.
Todo te dice adiós y te ama esta
tarde
esta última tarde del dogma
de las golondrinas
en que agrego la tristeza y las partidas
a las cosas — como las ventanas del inválido
suman al ocaso
las gotas quedadas de la lluvia ya callada —




77.

Las olas del viento rompen en mí
como una vez tus manos,
como pájaros moribundos
desesperados.
Las olas de tus manos ya no
rompen en mí
como pájaros
y yo
simplemente abandonado.

Iba a decir de ti que revoloteas
como un remanso sobre mis horas
Y dije: a veces tus manos caen a mis
olas como palomas heridas.
y su sangre se enreda con mis peces.
Iba a decir de tus manos, que tienen las
mejores páginas y dije:
en el fondo de tus ojos las alas de los
primeros se derriten.
Iba a decir de tus ojos: que son líquidos
como un susurro de tus manos,
y callé para no enturbiar la voz
del perfume que sale de los sótanos.
Y dije de tus ojos: hay en ellos un pez
adivinado como el árbol bajo el suelo
que se parece a nosotros.




78.

Una melancolía de vereda
trepa al alma como los gatos de una hiedra
al muro
No sé cómo es de verdad la tarde,
pero debo decirte en esta carta
que la tarde es de mensaje y última esperanza
Debo decirte que esta tarde tiene un sol ficticio
y está llena de palomas mensajeras
derretidas en la lejanía al cruzar el
acceso de mis ojos a la nada de las
tácitas cosas más allá de mis imágenes.
Quiero escribirte que la tristeza es desteñida
y amarilla como esta tarde pálida
y que tengo olor a puerto y eco de últimos
pitazos de partidas a la tarde
y el sólo humo de los barcos que se enreda con las
nubes del horizonte,
metido en el hueco donde hallaba
el agreste jardín de los pájaros en el
verano
ahora que todas son desoladas regiones
de silencio espeso.
Voy raspando los ojos contra las baldosas,
y tal vez alguna mano sobre una
pared cualquiera de una mano,
donde la dejé olvidada en algún paso viejo,
mientras seguro revisando la buhardilla
de mi alma
te recordaba.
Tengo las manos a lo mejor más roncas
como las agrias o tal vez amargas nueces
por afuera
tengo los ojos más lavados y más pálidos
y la voz más sucia de tanto suburbio
de silencio
Tal vez en estas tardes el alma es mucho
más de sótano
con un acceso al sol medio vencido, en
una banderola,
tal vez para decir tu nombre, la voz llena
de pelusas,
ya no tenga la diaria costumbre de tu rostro
Por eso no sé cómo es de verdad la tarde
y te escribo en esta carta que la tarde
es triste.
Te quiero aún, aunque no sé de verdad si te
recuerdo sin equivocarme.
Es decir, algunas tardes opacas y afónicas como
ésta,
busco el último rostro en mis recuerdos
y le digo la última palabra rota
que ya olvido cuándo la dejé en la boca.
Tal vez atrás de todo tenga un beso viejo
eso tiene el hábito nocturno de la almohada.
Ya te he dicho, entonces, que te quiero todavía
¿acaso podría alguna vez decir: ya eres olvido?
Es verdad mi última palabra fue de amor
contra tu cara.
Sólo tendrás mi olvido, cuando en esas melancólicas es-
peras de la tarde
no mengüe tu silencio alguna carta.




79.

Las palabras nos van endureciendo
el tiempo que fuimos.
Y todo palabras
pero es tan fácil
antes del estático testigo
el infinito tal vez.
Así quedaremos
fijos en el tiempo que crecerá de nosotros
pero la eternidad nos guardaremos entre los
instantes
esperándonos los cerrojos descarnados.




80.

¿Por qué, si tenemos para olvidarnos, dos
tristezas?
Dime, ¿por qué dejamos crecer alrededor
el mundo y proponemos olvidarnos?
¿Cuántas palabras, dime, intentan
a veces acallar tu silencio ¿lo consiguen?
¿Cuántas veces tiemblas ante una carta
esperada largo tiempo?
Dime, entonces, ¿qué buscamos separándonos?
¿Qué razón me vuelve necesariamente
recordado?
Aunque tú no puedas interponer el
olvido entre el adiós y tú
¿Por qué decimos que la felicidad vale
más que todo?
y nos obligamos a llorar por algo secundario
que intenta aislarnos?
Decimos que el mundo inarreglablemente
tornó el nosotros y amputó al lejano.
¿Por qué volvemos a todo un enemigo?
Cuando podemos tomarnos de la mano
y caminar entre los otros amigos del
mundo y de todo.
Porque en verdad no sabemos de imposibles.




81.

Un día el mar
como un animal indómito de olor a pasto y
de canto de hormigas
dormirá como el zumbido de las flores
a tu piel
será mi piel de barro
Hembra mía
para la tuya luminosa
de trigo y de pan
Entonces serás abierta como los caracoles
sonarás como un árbol de mi tierra
el canto del relámpago de savia
Colmena mía
a ti todos los labriegos de la sangre
para la invasión del grito que se repartirá
en tu carne
como el olor de las frutas en el viento.




82.

Ésta es una carta.
De mis selvas arranco los mejores dolores
vegetales para tejer este barco.
voy a buscarte
Voy a tocar el amor con la savia del
silencio.
En algunas palabras duele aún el golpe
del hacha




83.

Es cierto que despertar un beso es encontrarnos.
crecemos del nunca en el asombro
de exceder el pensamiento.




84.

A veces sabemos por dónde seguirnos
pero nos dejamos dormir
por temor a no caber en la realidad
con nuestras verdades.
Por eso, garza mía
estoy dormido en tu cuerpo
gigante y salvaje como toda la tierra
pero yo mismo me dejo dormir
por temor a despertarte donde
duermes mi sangre.




85.

UNA EXTRAÑA HA VENIDO
A COMPARTIR MI CUARTO EN ESTA CASA QUE ANDA MAL DE
LA CABEZA,
UNA MUCHACHA LOCA COMO LOS PÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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Palomas guardadas (Continuación)

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

129.

en tu estirpe de tierra
mis campanas romperán como los duraznos
tu mano sangrará gorriones de barro
barro de sangre

tu mano cíclope en el vientre

allí vivirán mis ojos

(como el alma de la luna
que está loca)
como una luna quemada
que guardó antes de la tormenta
su razón en tus guaridas

perdóname

perdona mi hombría
no pude sernos
el hijo sin sangre
no pude sernos el hijo
sin sangre

en la frente de tus manos
techo de madera y leche
mi beso se arrodilla
como un árbol

un rey
tributo sobre la tierra
por tanta saciedad recogida

ahora
la historia nos espera
los rostros nos repetirán hasta diluirnos
los rostros acechan en el tiempo del hijo

ven madre
amiga de mis manos

nosotros
a ungir de dios mi silencio vacío

tu silencio sobre el mío
es vigilia y plenitud

fuimos de la mano hasta tu vientre
y no tuve miedo (sino dios) de la eternidad

tuve dios amiga
yo también he creado

tu telar guarda mis manos
como la tierra gira por los árboles
y los cementerios
como si todo fuese líquido
y los lugares en proporción
sólo fueran en el exterior que es
una vasija

así gira todo dentro de nosotros
yo dentro de mí
que fijamente soy sólo yo
mi afuera
las veces de los otros

dame tus manos
raíces
pájaros
libertad y
libertad




130.

Iré a buscarte los días
a poblarte las horas
a urdirte la sangre
como una ciudad nocturna




131.

tus manos latirán
como los pájaros que esperan la raza
en el trasbordo ritual de los diluvios
pero llegará la paz al beso
y un rumbo para la libertad
que nos está buscando

ven grita conmigo
descalza como la tierra
echa a volar tu pájaro total
tu pan tu molino tu espiga
cisnes por fin
tascando las tormentas
como una nave
que late el mar
como tú amiga mía

baila baila baila
el viento se ha hecho para ti
árbol en libertad
levanta tu raíz muerde las
nubes con las manos
que yo besaré tu locura mientras tu luna
amiga
amor
te azuza el mar
que llevas dentro




132.

amortajado de sombras voy esta sonoridad de silencio por el borde
más ingenital de la noche. Tu imagen me arroja una lámpara
tu boca una antorcha de sonido para incendiar al silencio.




133.

Siempre
empieza
constantemente
como un río
este amor
que no termina
nunca




134.

Cuando no estamos juntos
me sobro.




135.

No me dejes en esta tiniebla de tu vida
con mi soledad. Dile que se vaya, que me deje
solo.




136.

¡No puedo ni decirte adiós!
Mi alma deshecha se enreda
en las piedras de mis dientes
como un musgo y la noche
continúa como un río
y siempre será menor mi
tristeza anterior

yo te ofrezco mis ojos como una
costa pero muchas plumas
del puente se las ha llevado
el viento del agua
Y yo te extiendo mis ojos
como una mano.
y vuelven como redes
desde un mar ya sin
peces.




137.

Un día estaremos sentados
a la sombra del tiempo
de la mano
leyendo tus versos y los míos
los dos como una sola flor
la que hubiera sido el infinito
si no se hubiera derramado.
Un día, amor.




138.

Entre palmeras de multiplicadas manos
inmóviles alas de abanicos
sobre la hierba cómplice
entre el aroma sonoro de los eucaliptos
sobre la tierra desvestida
sobre algunas piedras huérfanas
contra la tumultuosa cabellera oceánica
recogíamos piedras o caracoles
cazábamos canciones en el aire
y atrapábamos las palabras
con que ahora edifico estos recuerdos.




139.

Desmantelando naranjas
demoliendo pianos
triturando caracoles
como a fetos de flautas
voy y vengo entre pies
e iluminación vacía
besando la íntima piel de algún espejo
con reflejos de lenguajes diferentes
De esta peregrinación por el aire
de esta torre de saliva
se pueden decir tantas cosas
tiene tantos nombres la soledad

Y el tuyo, el más atroz




140.

Te llamé por teléfono.
era el silencio en punto de tu ausencia
en mi pieza sin tiempo
Te llamé con insistencia
la llamada se extendía por el aire
la llamada sin respuesta
como un grito agonizante
inundaba el vacío callado de tu casa
y sonaba tristemente a nadie
Colgué. hice otra llamada
la misma cruenta voz que se partía
la misma temblorosa campanada
Me pareció que tenía algo de risa
recorrí en mi memoria todo el ámbito
un silencio sonoro que dolía
Volví a cortar. Estoy pensando
ahora en los venarios corredores, en la puerta
en los discos quietos y callados.
en la paz tranquila de la mesa
en el pasillo aortal que se derrama
y que pasa delante de tu pieza
Al pasar me fijo en la ventana
Tu mundo de misterios escondidos
y me siento de recuerdos en tu cama
Se me sube a los ojos el vacío
se encarama tenaz a mi garganta
me siento encerrado en el delirio
Ahora pienso y se me anega el alma
que tal vez cuando te llame nuevamente
me responderá el silencio de tu casa
Y mañana y después al día siguiente
y también después de una semana
y otra más y después ya para siempre
Hasta que yo sepa de verdad qué pasa
: que sólo existes en mis sueños de demente.




141.
CLICK

Ya está la foto.
No puedo entender que fuéramos
que ese tiempo de beso
tiempo de nosotros
en que atrapábamos la vida
se haya vuelto papel de fotografía
y yo la mire solo.




142.

Y cuando se pronuncia la primera letra
de silencio, yo ignoro si es la pausa
de una coma o si es la semirrecta
decisiva de un punto final;




143.

Me ha llegado una carta tuya
desde antes
desde un día en que podría haberte averigua-
do
Hoy es el día en que sé que podrías haber
llegado
Hoy es el día en que
creces con los instantes
de mi caída
a lo largo de tu tamaño de pozo.
Tú eres un sobre cerrado desde que
existes carta.
Aquí.
Hoy, tus ojos:
¡Querida tú!
tu boca:
esperada, llegada, tenida tú
mis manos mar y anclas
tus manos anclas y mar
tú: mar
yo: ancla quilla
En el horizonte, esta manera de
nosotros
esta forma estridente de decir
esta forma ajustada de ser.
Me he caído a las entrañas de
tu alma,
allí me quieres
encontré la bandera de mi
imagen
y un llamado que esperaba
que lo fuese a buscar
a escuchar
un candado grita su dolor
estático.
Se aprietan las voces de
tus cosas y no te entiendo
y se deforma tu imagen
simple,
complicada.,
Me abrazan los renglones de
tu abrazo.
Mañana seguiré la
estela de mis ojos
Me acantilé desde tus ojos
aludando a tus sótanos desde un balcón

y se encontraron mis dos maneras
de verte de escucharte de
hundirme
Mi conciencia está en tu alma

He despertado en tus playas duras
o como mi blandísima manera
de sentirlas.
el tú que pienso se infla de ti
Eres enorme
y eres tú
y te sospecho infinita.
Tú eres hasta donde son las cosas en que
existo en el instante último en que
estás llegando
Hasta allí eres tú,
pero hoy que lo sé desde allí eres
hasta donde llamo tú.




144.

A veces no bastan mis maneras de tenerte
para mi voracidad.
Me empalagan los abrazos apelmazados
y un bostezo se infla en mí
y te aprieto con la desesperada
fruición de dos muelas en mis brazos.
y vienes a enhebrar mi abrazo
a imprimir tus bordes en mi piel
a caber en una cueva
que se encueva en ti
como una espada de luz
que hace sangrar el misterio de los cofres
y atardezco en tus aguas mi
naufragio de ocaso
tu mejor abrazo
mi manera de abrazado
también tus brazos
tus pliegues
la ciénaga en los
hombros de tus brazos
mis raíces
Se elevan los mástiles al cielo
se acantilan las quillas en el mar
déjame guiar el barco de
este abrazo
tú guárdalo
cierra un párpado sobre los cráteres
déjame nacer de ti
como una lágrima de lava
como la derrota
de mi mano abierta
y luego ansiar en tus
costas la gruta del remanso.




145.

Me gusta llegar a las guitarras de tus manos
porque son telares de silencio
y cantan mi paz
y en sus acequias caen mis mejores
horas con los cadáveres de mis lágrimas
como un simple posible sabor que no
he sentido
por eso me gustan los candelabros de tus
manos.
porque ellos no dejan acercar la noche
y arde a la paz de mis imágenes como
velas sin viento
Te perdono porque tengo derecho de llorar
y perdonarte
Porque todos tienen derecho de ser una
vez culpables
porque todos tienen derecho de ser
perdonados.
porque te amé después de un perdón
y necesitas mi perdón después
de amarte




146.

Tú llegas a veces para recomenzar este silencio
desteñido polvoriento de astillas de
bocas escombradas, enmohecido
de quizá llamados que cayeron
exhaustos antes de mi noción
de soledad antigua
como el fuego de una antorcha
no me regala ni un silencio
de oscuridad a mí que estoy
en sus últimas olas casi
en las playas de la luz,
que en mi asfixia cabe sólo
la sorpresa del aire
y hasta que compruebe
sus gotas no sabré de
su tal vez cercanía de
sus tal vez gotas de mi
quizá muerte;
porque los brazos de los
gritos, mutilados antes
de mí no descascaran
la burbuja de mi silencio
por eso tú vienes a recomenzar este silencio,
éste mi fiel, porque no hay un instante de no él hasta
él desde mí en que esté solo de él
este silencio pegajoso, meloso, oxidado, ya no sé si
del metal de la estatua de mi alma o de
la corona con que es
él, y mi soledad
existe.




147.

La primavera encendió fogatas
verdes en el campo virulentas
de caspa de margaritas, el viento
se apoyaba en los titubeantes
árboles




148.

la música se destiñe

en mi corazón como una
bocanada de niebla
indescifrable llora
mi corazón
mi corazón llora y tus
imágenes desafinadas
como una calle tras una
ventana de invierno

y tú subes como un incienso
de vino




149.

Tu frente como un altar de música
risco de vientre, proa o techo de fruta
y mientras un bostezo de música caliente
nieva a mi alma como un último velo
a esa hora sin culpas y sin manos
llena de ojos sin mirada de rostros sin rostros
a esa hora en que acuden como arroyos
revertidos
las horas que oraron;
tu vientre, tu vientre de faro, de reloj,
de cerradura y de campana
con los ecos lejanos del rojo campanario
con las alas alertas de campana entre las
páginas
con las viejas olas guardadas
que rompieron de violines tras los arietes
encallados
tu vientre de bodega y sótano
de caracol y pájaro
de incienso profundo entre la hiedra
heraldo y soldado de la gruta
tu vientre de la música coagulada
del agua enmaderada
del agua derretida
de la música derretida a la hora
de empezar a esperar
y de llenarse los ojos de perfume
como antiguos altares de templos recónditos
adormecidos de rito y pulso de pájaro.
tu vientre y tus manos
tus manos de puñado de piano
de candelabro de lana o miga
con rumbo de guitarra
y ya ahora toda tú
viejo crucifijo de fe
ya no volveré a rezar en ti
barco de tantas tormentas de ciego
simplemente
tristemente como a una siempre casa
con ese diario olor a cosa mía
tengo derecho y ganas de llorar por eso no lloro
persigno tu recuerdo
tu hondo recuerdo de cosa que comienza a olvidarse
yo no te olvidaré porque has sido
quedarás en el mismo recuerdo de tantas cosas
y tantas horas y yo mismo dejado,
abandonado de ser
para orar por las tardes de recuerdo infinito
hasta ser el que te ha olvidado.




150.

¿Quién puede decirme el orden de la
espuma
los laberintos descifrados de la
espuma
los panales resueltos de la espuma

¿Quién puede decirme sin dudas
la duda
el garfio interrogante en la
penumbra
sin dudar, el rostro perfecto
de la duda?

¿Quién puede decirme: no
despertarás del mundo;
y pensarás: en la vena de mi inimposi-
ble soledad aferré un puño
y en la garganta inexorable
del silencio mordí un nudo?
y pensarás: descubrí una manera
de ser más que una mente
¿quién puede explicarme
ese miedo de
caerme del carro de las horas
y quedarme como las piedras
empedrecidas y demoradas
de las costas
que (¿quién puede decirme que
no fueron gotas?)?
y no sé si tengo sentidos extraviados
en un mundo incoherente
o estoy decapitado de sentidos
en un mundo de cosas y de gentes




151.

Tu silencio es de noche y yo tengo tu
silencio
y he naufragado en él como un ciego y con frío
y aunque se acumula en mí un vacío
de ti
tu silencio es mío

Estoy vacío de silencio y me guarido en el silencio
Estoy lleno de palabras, mas no sé
decirlas
tengo fiebre en las lágrimas y nada de ti
sin embargo tengo; tu partida.




152.

No he lavado la ropa que tenía
la noche que nos desenvainamos
y desnudos como la miel que cae
de los higos maduros a la siesta,
nos anudamos acuáticamente
como dos lagos o dos gotas de agua
que se juntan innumerablemente.
No voy a lavar esa camisa.




153.

En esta noche aquí en esta ciudad
hoy, cualquier día un cualquier nunca
en esta ninguna parte rescatada
yo: este nadie de cosas y almanaques
de resecadas rosas y poemas volados
aquí en esta ciudad yo ahora
estoy escribiendo tu nombre
con dedos de niebla
roto contra el aire encallado
en la noche triste y sola de esta ciudad
donde hay tantos que tal vez recogen
su memoria, su alma, su tristeza
para llevársela luego a algún poema oscuro
en una ciudad cualquiera, solos.




154.

Necesito un jirón de tu voz para amordazar la noche
La noche sangra la noche sobre la piel de mi alma
Y mi alma, muere equivocada con la sangre suya
de la noche.
La noche inunda la noche como en tu voz vive tu voz,
Tú me señalas con el índice de tu silencio el viento
de la noche,
las olas de mis brazos rompen en la playa
de río de esta noche, y tu dedo se alarga con
mi deriva inevitable.
Tú me puedes salvar,
La noche ya me llega al cuello,
el silencio alarida su brazo oblicuo y negro e instantáneo
cuando reviso mis oídos.
bajo mis ojos impotentes de las ventanas vacías
voy a la bodega de mi mente a sacar el polvo
a las imágenes,
Estuviste tanto conmigo que nunca tuve tiempo
de recordarte o sospecharte,
Me sobra tiempo para morir
Me sobra tiempo para recordar
Me sobra tiempo para esperar
Me sobra noche y silencio para morir las mil veces
de mi amor sediento y vacío
me sobra el pecho de mi ansiedad y mi angustia
para la última espada conocida del silencio que
me sobra, que sobrará,...
y el polvo.




155.

Así yo en ti
tu imagen puntiaguda y penetrante
ha llegado como un mástil a la vagina del alma
y se yergue allí como el murmullo sigiloso
de un estruendo guardado y contenido
Por eso mi boca se titula con tu nombre
y tras tus puertas, en el templo abrazante de nuestra
hora y de nosotros,
donde la oscuridad reina como en una caja cerrada
coronas como un anillo mi existencia íntegra
mientras mi rezo lancea el cielo
las palomas del eco se acercan a parpadear con sus alas
y los muros se derrumban con estrépito de humo
Y nado en la pecera de una lágrima
mientras se van derrumbando tus cristales de
burbuja
hasta que el vértigo en que nos evaporamos hasta
mezclarnos
resucita de nosotros
y estamos diferentes y nítidos
como cada uno de nosotros
borrachos aún de cada uno.
como dos vasijas quebradas
y las aguas novias
inundando la ciudad de los pedazos.




156.

Como una bisectriz del alma

*

La luna me seguía como un perro redondo




157.

Se ha inflado de silencio el ojal vacío de mi alma
la débil piel de una O anilla como un puño en el mango de mi ahogo
como una burbuja que me socava la garganta
y más allá de la sola oscuridad que sólo me llega de la luz




158.

La página existe como un abismo imperativo
y sube en mi busca pues mi caída la eleva
y soy un alud por ella y quiero caer.
y sé que dejaré la huella de la huella de tu imagen en mí
y tengo para hacerlo un mar esférico
mi rumbo insabido puede ser cualquiera
mas sé que uno acaba o existe entre la costa y yo
y a veces supongo que son más de uno




159.

Esta zozobra de todos los altares
esta prisión de todo mi albedrío
Es una cosa de verdad incalculable
esta deriva ciega, sin destino.

No te asustes de esas cicatrices
son parte de mis gestos, son sonrisas
—No entiendo bien lo que me dices.
¿Que de quién son esas fotografías?

Me parece que son de una película
me las traje puestas desde el cine.

Ahora mientras te quitas los zapatos
voy a echar al fuego alguna leña
de paso tiro esos retratos.
Podrías abrir esa botella?




160.

una luz una señal una estrella a través de la larga oscuridad
el jardín de tus manos la granja de tus ojos
y yo podía deletrear tu respiración descifrar tu respiración cada célula de tus palabras
era un luminoso viaje a través de los pulmones de la oscuridad de la sombra de las tinieblas
como es todo contigo como pasa con cada cosa contigo
todo un universo en una lágrima
un completo universo en una lágrima

el amor me hace ver todo con arcos iris y pájaros volando entre medio
pero hubo un día en que yo no te quería hubo un día en que yo todavía no te conocía
hubo un día en que yo todavía no te había visto nunca
y cuando yo te vi por primera vez
la primera vez que te vi había pájaros y arcos iris
sonriéndole a mi vida
te amo
no estoy muy seguro de las cosas que no amé antes de ti
no estoy muy seguro de las cosas que no hice amándote antes
tú eres como mi alma
tal vez yo conduje tu imagen a través del completo inventario de mi vida de rostros
terminaba en el tuyo
parecía tan fácil tan natural

todo va ocupando su correcto lugar en mi espíritu
mi mente se aclara a cada día

el tiempo tiene delicadas manos y acomoda todas las cosas sin romper ninguna
mis manos no son tan delicadas rompí la alianza
rompí el anillo de casamiento
me gusta mi voz de pie en tu nombre me gusta mi voz haciendo pie en tu nombre
me gusta fijarme urgentemente en mi cuaderno de apuntes
corrijo: libro de marilói
para tocar tu mente
para mojar tu mente con un color
yo antes nunca pensé acerca del amor relacionado con colores
un color no religioso como el color religioso del amor
ahora ya sé cuál es. el color de mis ojos cerrados cuando a veces el oro es oscuro
ya no tengo más garantías en mi sangre mis ojos vuelan con alas matinales
tú lavaste toda la mañana que yo venía trayendo en mi boca
todo el acero que tenía toda la soga los amarres ataduras todos los pesos que tenía
las cargas
es para estar en tu libertad para estar para estar
con tu libre asidero tu libre adherimiento tu libre pegarme a ti
si tú abres tus ojos yo reviento la luz rompo con la luz
tú me sangras me desangras tu mirada
tu respiración construye mi alma tu aliento, la edifica
yo recuerdo tus dedos arrastrándose
moviéndose cautelosamente sobre mi piel
inventando mi forma
ciñiendo mi cuerpo con espacio
soy una isla en el medio de un océano ausente
esta soledad esta tristeza del aislamiento me hunden
miento en tu ausencia olvidándote




161.

Mi corazón camina en mi sangre
mientras va penetrando.
Su boca trepa a través de mi
pecho como un profundo castor
Hace un agujero
y vuela hacia el sol. Mientras asciende
gotea un sueño que cae sobre mis
manos. Y nosotros estamos ahí, cuerpo
a cuerpo, paseando por una muy larga
calle. Ahora puedo empezar yo también.

Me, to the earth.




162.

Como la piel de una palabra

*

Luna: hostia de mi desesperación




163.

Disuélvete en la noche poco a poco
como cuando te disolviste de la noche en mí
ve apagando las velas encendidas
una a una
yo quedaré como en un templo a oscuras
como el alma del templo, como mi alma en mí
ardiendo como hostias en los cálices
con ese fuego antiguo que es tan fuego
que arde mudo y no se puede extinguir

Recoge las palabras de los sitios
termina la agonía de los pájaros del eco,
desfigura de mi iglesia tus imágenes,
Hay una nueva sobre el altar
tú eres una imagen de ella
te romperás sin poderla quebrar

Y luego con los puños solos
Sin manos para un fin o un "otra vez"
yacerán los pedazos de la imagen de nosotros
sin poder ser nunca ni otro pedestal,
y si un día sobre cal de tu cadáver
se desmorona una lágrima imposible de llorar
alguien como todos que no sepa que estás viva
pensará en la lluvia, o en el agua nada más.




164.

Yo te perdono las manos de un tú de las que se aferraba
alguien tú, regocijándose de sus dedos, y de sus dedos
toco no las mías transparentes como el silencio
, con vocación de tú, que tú confundías con lo que
no era tú, o ignorabas y que ahora te tiendo
ayer.




165.

Los dedos de los dedos de nuestros dedos
con que se anonimizan nuestras manos
de donde emerge el aroma puro de nosotros
donde no existe cada uno pero existimos
mueren cuando podemos estar juntos,
porque ya no lo estamos;
por eso son de cada vez.




166.

Que estas puertas de llegar
sean las de partir
si no encuentras tu vida
en mi sendero,
si tu memoria me renuncia
si tu amor
se descalza de mi nombre.




167.

Tú mujer,
tú amiga, luz,
tripulación total de mis espigas,
tesoro en llamas en la boca
de la madrugada
tienes las llaves y el timón de mi vida,
las anclas de todo mi destino.
Eso te lo doy. Como una mano,
como una manzana.
Pero no debes tropezar
con mis pies.
No te sientas encerrada
en mi libertad
que te regalo.
Quiero ser tu camino
no tu calvario.




168.

El tren de la sangre avienta barbotando alas
Yo no puedo amordazar las mil manos
de los borbotones que van a buscarte
Mi conciencia es piel de mis olas
pero a veces




169.

If I could lock your memory
with my dreams
If I could




170.

Es más rotundo el silencio
con las voces de los que no están
conmigo.




171.

la oscuridad de tus laberintos va acurrucándose
en tus vértices
simultánea de la voz de mis
antorchas
con el silencio apretado
en los rincones silenciosos
luego yo mismo
recorro tus cenizas




172.

¿Sabes que a veces se me esfuma
tu perfil? corro por la incertidumbre
desesperadamente como queriendo
atrapar un perfume en el aire y cuando
lo logro, como un buzo que emerge
por el polo salgo de los misterios de mi
memoria con mi tesoro en la boca.




173.

Hace poquito, apenas diez minutos
estaba en la habitación escribiendo un poema
y tenía la voz algo nublada, casi
como callos de callar en el aliento. Y no
podía dibujar, la música se me caía del
pincel, el aire estaba lastimado (se han
muerto demasiadas palomas en el mundo).
Entonces cazando con mi arco sin flechas
ante un público fantasma Me sentí
vulnerable demasiadamente herible por
afuera y me metí en tus ojos que
estaban dentro de los míos y dejé
que mi voz rodara como un tronco usado
sin miedo del espacio ni de la
ausencia de las golondrinas.
Te llevo como un escudo por dentro
emperatriz de mis dientes.




174.

Domingo de hoy de rezar solo
Domingo de Domingo de creer de a ratos
que se alzará tu llamado.
de comprobarte tú, de quererte tú,
de eternizarte en el tú
de llorarte, de rogar: Dios mío ya
no es alguien del mundo, es ella. Ayer quise
su principio y su llegada,
Dios mío, que vuelva.




175.

Gracias por hacerme ser para que me
agradezcas
gracias por agradecerme
y por poder darte las gracias.




176.

Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacío
que se me infla dentro
cuando pienso con miedo en no haber sido yo
en que pudieras no llamarme con tu tú
está un ruego
estás en mi alma de pupila como tu observado
y yo sé que alguien te mira como yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro más)
y no quiero gastar en lágrimas,




177.

Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú




178.

Escucha esta oración de siete versos
semana de amor desde un domingo solo en que rogaba:
Dios mío si llega sabré que es ella y podré decirle tú
tiene la cara que tendrá, la que en este día,
mañana no ignoraré
Señor dame una llave para romper
el candado de mi silencio, de mi noche,
de mi tristeza circular que me anilla
como el vacío que ocupo.
Lunes de ilusión, de buscar mi sueño
en mis preguntas
de evitar mi piel por temor de despertar
martes de amor supremo de palabras
de piel de temor inmenso de convicción
tan fuerte como el amor sentido
Miércoles de pendiente, de alud
de involuntad de piedra
de escombros en los diques
de riendas mutiladas
de amor crecido de alma hinchada
y ajustada contra el abrazo de
donde cabe.
Jueves de embarazo de amor de corazón
inflado, de ruego, de amarte
más que ayer de muros superados
de martes insignificante
de miedo de mañana
Viernes de hondura de lágrimas
de miedo de tu primera palabra
de ahogo en la garganta de
mil palabras rengas de voluntad
ficticia sábado débil de los dos
gastados de los dos inmensos de Domingo
con cruces de Iglesias con los dos.




179.

Amiga
dejemos la poesía
para los que no tengan la vida
depongamos los nadie
que nos somos
y entrémonos fácilmente
como la soledad.
Démonos las manos
cambiémonos las manos
como antorchas
para explorarnos
para medirnos el nunca con la piel.




180.

Enfrentarnos aquí
(el frente redondo de los ciegos)
Después de todos los caminos
que hicimos en el silencio
habitarnos el tiempo
con un gesto de espacio
Poblarnos esta actitud de manos
con raíces penetradas de altura
dejando la saliva de las horas
en el borde luminoso de los ciegos
Enfrentarnos aquí
mi silencio envainado en tu
garganta
la vida uncida en las palabras
untándonos los ojos de testigos
Enfrentarnos aquí externos a dos
ojos adentro
como el innumerable infinito en los
espejos.
Enfrentarnos aquí
aceptando un rostro para la soledad.
Y el largo miedo
hasta el silencio.




181.

Volcarme por los bordes de la cordura
caer como hormigas que trepan
chorreando la sombra
desviscerada con palabras
vociferar mi silencio
como anchas lanzas de espacio
vivirlo todo con la infatigable infinitud de un verbo
y olvidar
o ya no pensar en todos los hombres que
he sido
redondo en mí
de haberte tragado como a un
túnel
y decir que hasta
asido como un náufrago en tu boca
cruda como el sol como el fuego
encallado en tus dientes
diciendo amor con pájaros calientes
rebalsándome los ojos
que cerraban la locura.




182.

Canta como si fuéramos antiguos


Tal vez preguntes por qué elijo palabras que no se parezcan a sí mismas por qué escribo cosas tal vez incomprensibles como elegir en vez de un rostro, el eco en un espejo. Tal vez me preguntes por qué anudar palabras como eso de tejer colores en los ciegos y hacer largas trenzas que se desatan con sólo tirar de los extremos. Tal vez me preguntes con insultante franqueza por qué desvarío
por qué, y mediando una buena voluntad de entenderme, intento conceptos inasibles, fantasmales abstracciones como son los caóticos absurdos construidos con las cosas más sencillas, simples y cotidianas como el sol o todo lo animal y lo vegetal y mineral. Y por qué no digo nunca amor o tristeza o melancolía
Pues entonces me alegraría de no saber qué contestarte.
Y te seguiría diciendo cosas incomprensibles tanto
como es amar.




183.

Quiero ser dulce como un soldado herido.
Haber delirado en las manos de tu
insomnio.




184.

Entraré en ti hasta el exterminio
las hordas de mi sangre
te confinarán en tus propios rincones
mataré tus rebaños para dar
de comer a mis soldados
De todos los palacios que me sobren
haré lugares para mis caballos
violaré tus cementerios
y te obligaré nuevos Dioses
te comeré las manos y lo que
sobre engordará mis perros
y no me traicionarás ni con veneno en
mi vino
ni cuando duerma la embriaguez
de las orgías.
Afilarás mis espadas y mis lanzas
y curarás con tu polen las heridas
que los tuyos hayan clavado en mis
soldados.
Y luego, manso como un rey
te diré que te he amado mucho.




185.

estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron días
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacío que voy




186.

entiendo tu miedo y tu
Algo nos asusta al empezar
a ser trascendentes para alguien

No todas las cosas vuelven a su
origen, tal vez sí en lo absoluto,
pero no siempre en el tiempo.
me basta pensar en mi madre
por eso es aquí, esto no es para
sino por vos,. qué tiene que ver eso
del origen, tiene, porque si bien
digo que antes y eso implica bastante
"antes para llegar a hoy" y eso
implica antes pero fundamen-
talmente hoy, y hoy que es un
ahora, un desde y un hasta digo
ahora tú, hasta que tú y desde
nosotros, y éste es el origen de
vos en mí y de que todas las cosas
sean por vos y para siempre

entiendo tu miedo y tu
orgullo. Ni siquiera te lo pregun-
to. Cuento con ellos como
conmigo. Y sobre eso de preguntar
te diré algo que siento sobre las
cosas y sus palabras. Hay algunas
que son retóricas, otras viven más
en el silencio y en el vivir las palabras
más abajo de la piel de las palabras
mismas. Otras son dulces.
Brutal y ferozmente dulces como
te putita o te quiero
o mujer mientras morderte
la boca y muelle muelle
muelle y agua muelle agua
y el mar como un gato cabecean-
do y te quiero y entiendo
tu miedo y envainarme en
vos como un topo ciego redondos
de tan enteros iluminados
con la dulzura de los locos y la
ferocidad de la dulzura. niños
viejos y leones tocándose con
los ojos los astros que nos entran
por el tiempo y como ves todas
las palabras perdidas porque
vale más vivirnos que pensarnos
y hasta equivocarnos que saber.




187.

A noche y rabia
destejo la sal de tu espuma.
otras lunas traerán las olas nuevas.
Para olvidarte me basta encontrarte nueva-
mente.




188.

Buzo a la nada
Naufragario
¿qué es de tu vida? —yo—

El huerto de choqui
ésta es tu tierra
inexorable como una abeja
siembro en tu silencio.




189.

Sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro.
Sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras.




190.

Tantos tiempos hay en un mismo tiempo,
tiempo de tantas cosas.




191.

Está visto
Está sabido que
Está sido que yo
Está vivido que yo nunca
Hubiera sido uno
de esos solemnes o terribles señores
con anteojos y joroba.
De esos que se mueven por
sus bibliotecas con la familiaridad
de un pez solo en su escueta pecera.
A veces creo que tienen algo de
dromedario, que guardan litros
de páginas en la joroba de la espalda
y las de los dedos. Los infaltables juanetes.
Porque casi todos tienen cabeza
pequeña, tal vez para tener los ojos
más juntos, —la nariz no es importante—
nunca se muerden la boca; y las orejas
a veces son alas deterioradas, grandes
como paraguas, a veces un poco chamuscadas
y otras veces se les caen por el mismo
camino de la calva.
No sé si hay alguno que se coma
las uñas, ancestros de roedor no les faltan.
Algunos chupan de la pipa con invertida
frustración de flautistas y oyen una
inédita música con los catacúmbicos bronquios.
(espero que no hayan leído nunca
la palabra catacúmbicos) ¡Qué volutas
de abortadas melodías!
Asunto corbatas = me abstengo;
casi todos la tienen sucia y otros la dejan
para marcar una página remota, donde
el torturado trapo convive
con las migas de un irrecuperable
sandwich. (quién sabe cuánta
sombra ha recorrido).
No! definitivamente,
porque yo no dejo migas
ni tengo orejas migratorias
porque sólo me como las uñas
cuando espero en las estaciones ferroviarias;
porque no sé nadar como el
alegórico pez
ni soporto el olor satánico de los
libros añejos,
porque entre una flauta y una
pipa prefiero una guitarra
y mucho más soplar en la caña
innumerable de tu aliento
y porque no uso tiradores,
(olvidemos la boca que yo también
me muerdo cuando quiero
imaginarte)
porque mi única joroba es un
dolor de caminos
y no recuerdo cuánto leo, sino tus
cartas,
por todo eso y un montón de otras
razones, no soy uno
de esos solemnes o terribles señores.
Además, si lo fuera,
cómo hubiera hecho para darme
cuenta cuando pasabas y tenías
la boca encinta de palomas.
No! definitivamente no lo soy.
Y si lo fuera
me cortaría las manos y la boca
y trituraría mis dientes
y después me escondería
con esa sucia corbata confundido
entre las migas
por haberte amado
y profanado con derrota y otoño
tu cuerpo de claridad
hecha pan.




192.

Quisiera que fueras sucia alguna vez
con el olor bullicioso de los rinocerontes
que en ti habitaran
duendes diminutos
una constelación de piojos
labriegos y mineros de tu pelo
y de tu piel
ellos me podrían contar de su amor planetario
de los hormigueros luminosos
de las madrigueras amadas
donde mi lengua no puede envainarse
y pasa a veces como un glaciar quemante
como un mar al galope.
Ellos me podrían decir las diminutas rosas
las quebradas los terribles
cañones de tus huellas dactilares
los aljibes insondables de tus poros
ellos conocerían los remotos senderos
las vertientes los guijarros
las olas enterradas de tu pecho
tus pezones como cúpulas sagradas
sagrados como templos
todos los jardines
cada cementerio.
ellos acamparían bajo el trébol
fresco
el que crece en la desembocadura
de tu cuerpo continental
ellos ordenarían
tras nuestras enamoradas batallas
los húmedos minerales de la savia tibia
las herramientas exhaustas del amor.
Quisiera recorrerte
como una lagartija
esconderme bajo cada piedra
mirarnos a los dos
crepitando como mares anudados
y ser a veces mar
y a veces caracol.




193.

El mapa de la felicidad es cualquier
parte
tu mano ecuatorial es la partida
si tú caminas conmigo
puedo fundar rosas con mi pie
puedo enseñarle a adorar a las avispas
averiguar el secreto melodioso
de la cola musical de las ardillas
y si la dibujo con mi dedo y tú sonríes
toda la tierra me regala su sonrisa
contigo puedo ir a cualquier parte
hay un solo país que me intimida
es un sitio cualquiera en que me encuentre
y esté solo con tu lejanía.




194.

De tanto bajar por petrificadas venas
buzo mineral
de tanto recorrer el pasadizo
que conduce a mi memoria
tengo este olor a catacumba
esta mirada de bodega
donde maceran venenos.




195.

Mi convicción de tu presencia tiene
el seudónimo de: tus manos.




196.

todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego en que me dieras a leer una
carta de amor




197.

mis horizontes comprimidos
los renglones de una prisión




198.

Sobre la tarde
grito mi paloma de plata




199.

No es más elocuente el que dice
sino el que calla y dice que calla.




200.

Los reyes derrotados son más sumi-
sos que los esclavos de siempre.




201.

Hay alguien que no lo sabe aún. Que pasa
tranquilo por delante del espejo
Hay alguien que no sabe que está
muerto
que no sabe que no es ésa su mirada
(que no sabe que le sobra un sueño una
ignorancia)

Hay alguien que puede abrir la puerta
con la misma mano cotidiana
Hay alguien que no sabe la sorpresa
que camina con olor a puñalada.

Hay alguien que lleva entre la carne
una atroz herida hospitalaria
hay alguien que aún no ve la sangre
cayéndosele de las entrañas.

Hay alguien que me mira como siempre
que no entiende mis manos a la espalda
que sospecha unas rosas o claveles
en lugar de la honda cuchillada

Me reconoce pero no me conoce
Sabe que me ha visto cuándo y dónde
Hay alguien que no sabe nada

Yo traigo detenido su reloj en mi bolsillo
Yo traigo su mirada ya apagada

Y un retrato en la mano del cuchillo.

(Es el tuyo, dime cómo he de matarla)




202.

No quiero acarrear estos puñales
suministrar alas heladas
ni amputar sueños.
Todos somos el derecho de todos
mientras yo festejo nuevas anclas y brújulas nuevas
tú vas por la casa recogiendo fotografías.
Yo te quería tal vez
tal vez te quiero todavía. tal vez tantas cosas todavía.
Tú estás lejos enhebrada por pasillos y trincheras
por ventanas que la mañana moja
con sábanas infinitas
y yo estibo en mi garganta este árbol de clavos
yo llevo tu muerte
en mis manos que lloran y tiemblan.
porque querían ser golondrinas.
Amiga, vieja compañera
mi amor no puede sucumbirte
pero se me escapa del alma.
Esta impotencia de redes
esta agua que se adelgaza entre los hilos
Cómo puedo morirte sin muerte?
cómo puedo vivirte sin morir?
Hay volcanes que tiran de mis ojos
como toros empecinados
hay timones que llueven sobre mi corazón
Yo te quería
Y hasta a veces me lamía sediento las heridas
y vigilaba anhelante las espuelas
de nuestras batallas.
Recuerdo nuestra cama (la última) como un barco
tal vez como una mesa sola en una casa sola
recuerdo tu espalda tus ojos distantes
tantas veces mi mirada naufragada
mis huidos cuadernos mi fulgor de ceniza
mi ronquera de rincones, recuerdo una por una
cada cosa.
La geografía de mi memoria se echa a dormir en las bahías de tu cuerpo. Y yo no quiero dolerte yo no quiero las palabras del olvido esas que amordazan los antiguos poemas las que arrasan el amor con el nombre nuevo del amor.
Yo no quiero pisoteando borrar con pies desaforados aquellos caminos esenciales aquella amada piedra el árbol sospechoso el primer jardín de las distancias
Durante tanto fracasado milagro durante tanto extravío he querido quererte (Tal vez lo conseguía) he querido juntar en un retablo amanecido los pedazos indescifrables de mi alma en ruinas.
y en ese inventario de turbias demoliciones de escombros de suicidios a los que llegué tarde, tantas veces no encontraba mis pies o mi nombre o equivocaba el orden de mis dientes y ponía esa incriminada golondrina en el lugar sonoro de mi corazón. Estas páginas son siempre las sábanas del amor, las de los pies fugaces de mi boca. Y en una ráfaga de agonizadas palomas veo aquel denodado poema la letra vegetal del amor que se hinchaba veo aquella estrella hecha de beso el muelle tanto pan y algo ventana de la espera en que nos dábamos la mano para tantear al hijo que venía (y vena) por tu cuerpo con su inmóvil galope de duraznos, su naranja de terremoto sus manos que se han hecho pequeños barquitos de papel.
Perdona que no ponga si lloro mientras escribo. El canto de la muerte es en silencio. Yo sé que a veces creías que por vertederos finales y cerrojos amainaban esas cartas y esos lejanos meses de lejanía y esas fotografías ocultas que te dolían silenciosas en algún cajón donde se guarecían monstruos y venenos y nombres prohibidos. Yo sé que a veces detrás de mis desnudos antifaces sentías gemir, crujir, jadear o suspirar los tallos que se iban despertando y que contabas con genital paciencia, como las de aquellas plantas que eran casi flores, las hojas nuevas que recuperaban mis pupilas. Yo sé de mis trincheras de mis uñas de mis agónicos recodos, sé de algunas palabras que se escapaban como humedad o promesa De esas intrincadas olas del asalto sin besos de la espuma a veces solitaria, De los arcos iris que no tenían suficiente cielo y de las otras playas extáticas a veces donde entre viejas resacas íbamos reconstruyendo con ansiosos dedos y clavos de saliva el barco de nuestro primer naufragio.
Todo lo sé. Sé que las flores serán las de un desierto.
Sé que te di una paloma herida que cuando trató de volar abrió su tajo en llamas y te mojó de sombras. Te dije que vinieras y te dije que no vinieras, te regalé las llaves pero clavé la puerta. Qué puedo hacer. Cuál es el primer día del fracaso? cuál es el límite de la derrota? hasta cuándo se golpea hasta cuándo se uñas y muñones en este derrumbado túnel sin salir o morir?
No volvimos a preguntarnos por los anzuelos primeros, por aquel zarpazo de nombres que entró o entré como una inundación en la casa de nosotros, derrumbando sillas y mordiendo retratos. O mejor no volví a respondernos.
Fui de nube o peor de humo anduve escabulléndome como un fusil, con la promesa debatiéndose y la traición furtiva.
Tu dolor me duele con páginas vacías con días que no supe que iban siendo despedidas, tu dolor me sube como un candado y me muere me escupe la voz con flores de raza equivocada. Tu dolor soy delito y sacerdote del otoño. Pero hay caminos que estallan las anclas, una marea de caminos una marea alta una noche de faros ululantes y tiniebla a gritos y yo zarpo como naciendo o muriendo y te arranco de cuajo la memoria. ¿Cómo pedirte perdón, con qué palabras, con qué caricias secarte la casa solitaria con qué besos enjuagarte los besos que no quedo con qué olvido no haber sido con qué recuerdo quedarme? En mí se trama una rosa de desiertos un nudo de ebriedades sin dios ni horizonte. Tantas veces parto tantas veces apenas llego y apenas parto después de tanto apenas vuelto. Tantas veces Lautaro me ata la sombra con sus atroces juguetes y me fusila con su voz de colibríes con su voz pequeña de candentes precipicios Tantas veces Tantas y estas fotos con que me suicido de a poco. Este minucioso veneno, qué puedo hacer, cómo quedarme este espantoso equipaje de cuevas metido siempre hasta los ojos en mis cuadernos de pozos o trincheras Yo quisiera llevarte la mañana, un racimo cotidiano de canciones y esas rosas que hablaban rojamente como un pan de velas encendidas pero te llevo la ronquera de mis manos mi voz que tropieza y un espejismo de días sin bandera. Quise fundar mi memoria deponer mis lejanías, redimir mis huellas rendir mis salados recovecos Decirte un día después de tantos días que ya había vuelto, darme cuenta de tu mesa congregada y apreté los dientes y cerré los puños y contuve el aliento de mi arreciante podredumbre, pero te clavé de desertadas canciones, te crucifiqué de desmentido herrumbre con altares disfrazados, con cadalsos que tenían voz de sirena. Tal vez dos muertes no sea bastante. mis pezuñas criminales devastarán cada cúpula sagrada cada almena depuesta cada arco de rosas que se te haya caído en la batalla. Y yo quedaré herido con tu espera con tus rosas de nuevo con tu traicionada primavera y yo quedo herido pero no me muero y mi herida es culpa y mi dolor tendrá sonrientes espejos cuando no quiera verme frente a frente con el cuchillo ensangrentado de luna y el poema ensangrentado de silencio, cara a cara con el crimen


Un día en nosotros fueron todos los ovarios de la tierra
telares de alba nos buscaban la lengua
carcajadas de lava levantaban nuestro aliento
desatados ríos acarreaban la primavera hasta mi cama sin cenizas.
En el pan nos encontrábamos y en la campana.
Y el aburrimiento no andaba socavando ni enmoheciendo. La rutina no lamía las cosas que sostenían el día. ¿Cómo decirte que ahora sí. Dame tu herida como una sonrisa para poner mi puñal como una rosa. Cómo puedo no terminar esta carta con aquella misma estrella. cómo besar la frente de lautaro yo cómplice de la noche polizón de la puerta, cómo martillar su mirada desnuda con mi espalda turbulenta de nuncas?
¿Cómo cambiar tu nombre por el de una hermana cómo darte de beber estos andenes cómo asestarte este puñetazo de lágrimas cómo decirte estas equivocadas brújulas. cómo pedirte que guardes los zapatos viejos de mi historia? No me voy de tus altares a otros templos. mi boca no trasborda nombres mis sueños no se visten de nuevos lenguajes. Me he quedado sin dios eso es todo. Ahora ya sé que no puedo construir a dios con sólo rezos a pesar de que nunca tuve palabras suficientes ni manos apretadas suficientes o que ahora nunca las habría tenido. Pusiste en el teléfono tu voz como una ofrenda como una mansa llamarada de campanas, yo les arranqué el domingo les amputé las alas te escupí la lengua con ronquera. Siempre el mismo labriego de flores venenosas, de cosas con las que no se puede hacer pan.
Ahora necesito quitarme la coraza ser mucho más víctima decirte que lloro, ser menos culpable estar un poco loco tener olor a sonámbulo pasearme por nevadas cornisas abrir la boca para que entre alguna herida a raudales. De par en par el silencio para tener alguna lápida que llame a los que vendrán a perdonarme. Y sin embargo no comprendo el perdón. No sé siquiera si edifico en esta página un espejo. si le escribo esta carta a mis insomnios a mi conciencia si quiero demorar la copa clandestina. La azotea que se derrama sobre las sirenas, los sueños desterrados.
No quisiera ser el turbio sacerdote, la ritual cicatriz la canción que se condensa y lava. No quisiera ser mi absolución. Quiero bayonetas ladrándome jardines ladrándome arrojándome puñados de sequía, conminatorios hermanos sin sillas para mi destierro. un inventario de soledad para mi culpa.
No soy un emigrante; prófugo de la tierra gangrena planetaria. Pero antes de irrumpirte esta carta antes de estallarte la boca, de hacharte los ojos y machacarte hasta la última ceniza quiero dejarte el mapa de mi cueva el itinerario de mi despavorido escondrijo, para que si un día amaina mi crimen en tu carne y puedes enterrar también las cruces de tu cementerio, vengas a mis costras sobrevivientes a encontrar al amigo que también fui nube que tampoco claridad que ni siquiera pañuelo.


He releído esta carta durante la que mi boca no tropezó ni acampó para secarse el sudor. Apenas alguna ventana del avión el tórax americano disminuido bajo la altura como una dentadura de piedra montañas desencadenadas, cráneo mandíbula geográfica.
No podía detenerme. borbotones de lámparas envenenadas se me desmoronaban por dentro y caían al renglón amigo. Al silencio ordenado e inventariado en blanco.
Hay en los hombres la misma fatigabilidad de la tierra. A veces se cambian las semillas a veces se amamanta el polvo con sus propios hijos como las gatas que se comen la placenta. Y a veces a pesar del sudor, de las tempranas fatigas de las lluvias y las nobles semillas, la primavera sopla en la flauta terrestre pero la canción de espigas no brota. Es entonces cuando el terreno está ronco. Los cardos andan recuperándome el alma.
Con esto no digo que ninguna flor es cierta o que no podríamos poner los mismos cardos en un jarrón, sobre la mesa. Digo que la arena me intenta que la piedra me interrumpe y la aridez logra mis vetas. No quiero los nombres cotidianos del amor para nombrar su muerte. sería demasiado doloroso.
Naro, yo tengo esta enfermedad de tinta y a veces la piel de mi alma se oculta debajo de mis costras se esconde debajo de las ampollas bajo el pus enmascarado de las pústulas. Vos lo sabes. has deletreado mi boca tantas veces. No puedo emprender este lanzazo sin disfrazarlo de paloma.
Voy de carta en carta de nombre en nombre de amigo en amigo de recuerdo en recuerdo palpando a tientas el óxido y el terciopelo
Hablo a los amigos con que hablábamos lloro sobre nuestro cubrecama en mi memoria. Les sonrío a las macetas del balcón a través de la distante ventana. Estoy solo en esta culpa como un cáncer de carbón en una napa de oro. Y no sé mentir ni decir la verdad. No puedo quedarme ni partir. Lloro o sonrío le hablo al espejo, al aire, me miro la memoria al espejo me miro el crimen y el silencio al espejo Me miro la vida y el futuro al espejo, sonrío o lloro es la única imagen que recojo.
Si pudiera haberte regalado muchas más flores flamantes puñados de canciones una camisa de besos para tus hombros donde hacía pie la tarde... Recuerdo cuando a veces volvíamos de la rabia con espuma de cuchillos en la boca salpicando gritos derretidos aún y de repente la espuma era de súbita flor los gritos eran súbitamente tules que volaban y deponíamos esa especie de odio indesterrable escondiéndolo bajo la alfombra, detrás de algún párpado o entre las muelas junto al musgo del tiempo. Recuerdo cuántas veces estuve por escribir de nuevo la palabra amor y mi garganta se agachaba o se quebraba en el aire como un barrilete roto y te decía apenas una mirada esquiva, un recodo en la boca. Nunca habré sabido dónde empezaba esta carta. Tal vez en algún descuidado ademán en un borbotón de murciélagos cuando vigilábamos mariposas o atajábamos guitarras con el pecho. No lo sé, no lo sabré. la vida es un laberinto sin retroceso. La piel de la tierra era toda caminos. Tuvimos pies para éste. El destino era cualquiera y emprendimos esta memoria con lentitud de empecinados dientes. Y aquí estamos ahora
No podés mirarme a los ojos. Te llamo para que lo hagas para que precipites tu última herramienta tu último anzuelo ávido. La vida no nos permite una vuelta de pista preliminar un recorrido estudioso.
¿Cuántos errores nos quedan-amos por nacer o morir? Yo no lo sé.
Ayudémonos a alguna paz cualquiera.
Yo siento que llegamos a la cima de nuestras manos a la cúspide de nuestros almanaques aquí nuestro camino cae bifurcado. Nos queda un único cauce común la única vaina donde esconder esta ceniza, lautaro. Él es el guante que guarda nuestras manos juntas. Qué más puedo decirte? Es cuestión de decidir. Decidir quedarnos o decidir partir. Decidir durar o decidir decidir. Y yo tengo miedo de saber que ya he tomado mi rumbo que ya he echado a andar el viento que mis velas se hinchan y tiran y que el tiempo ya me da la nuca.
Quiero un último tramo de espejismos para arrancarme si es preciso las manos buscando el agua en nuestra arena. Por eso quiero que vengas para que la tal vez última vez no haya pasado inadvertida.
Caminar por un muelle como un ciego sin saberlo, es un poco lo que no habría pasado
no es justo resbalar. Debemos arrojarnos o permanecer de pie. No elijamos la cobardía del tropiezo. Ya tanto ha sido casualidad. Yo no quiero darle llaves al destino. Soy yo el jinete de mi vida. timonel y fogonero. Subámonos a la locomotora aunque sea sangrando rieles pero mereciendo el rastro que dejamos aunque sea de escombros y gangrena.


_________________

¿cuándo empieza la certeza?

*

un interminable camino de certeza

*

Estas cosas se hacen siempre mal, porque son malas.




203.

pero yo sí diré que soy un tigre
hermoso y fiero como un tigre

lacio, como un tigre líquido como
una gaviota,
y nos lameré con sombras luminosas
en la piel de las palabras donde
flotarán los hombres.
Y seguiremos diciéndolo todo,
y entre todos los cadáveres que
arrastre la resaca de nuestros
gritos en el flujo que obedecimos
al mundo que se nos sube a
la cabeza como una luna
las algas de mis palabras subsis-
tirán como el agua
para que todos sepan que yo mismo
anduve cantando mi hermosura
de tigre
de la ferocidad de los niños
y del hambre
afeminado y elegante como
una espada y brutal como
un grito descerrajado a un
moribundo

todo lo digo
porque estoy enamorado como un hombre.




204.

Creo en ti.
cuando la luna azuza el mar que
se desnuca
cuando nocturno el corazón de roca
lleva la cuenta de la ola y de la espuma.
Creo en ti,
porque aquietado el mundo
cuando las calles son andenes de sangre
detenida
me sube tu imagen como un eco profundo
de una plegaria nueva día a día
Y aferrado de tu rostro
(qué mano remota tiende el sueño)
resisto como un náufrago
el silencio empecinado en mil gargantas.
Creo en ti porque a la hora del pavor
la sien que se desboca
tasca apaciguada tu perduración sin horas
como el rumor que se afana en el rincón
de un caracol
Creo, sí
creo en ti
y mucho más porque las cosas que me
son el día
tienen tu nombre sin palabra para
recordarte.
En las tardes altas
alto labriego de sangre
el ocaso te intenta
para guardarte
Hoy se pierde mi poesía rota en tu ciudad
callada.
Apenas recuperan las cosas las palabras
pero ¡Qué poco puede tu mano,
decir: tu mano!
Creo en tus manos de pan
en tus dedos sin rumbos
como las cañas dormidos
como los lentos juncos
Porque hoy la mano sola,
la mano hueca
tal vez la espalda de un camino partido,
tal vez una orilla de alguna lejanía
te tiende una espera de agonía
sobre el rastro donde nunca has sido
aunque




205.

Quisiera que fuéramos los dos
tomados de las manos
tomados de la saliva
atados del aliento
enredados por la mirada
sin haber sabido contar nunca
sólo guardando el número 1000
para decir estrellas
para numerar palomas
para saber que ése es el número
uno de los besos
la mínima dosis de amor entre los dos.




206.

He apagado todas las lejanías
he decidido que estás aquí conmigo
detrás de alguna puerta,
lavándote la cara
amasando un trago de ventanas en un
papel, o bebiendo un chorro de mariposas
en alguno de tus libros amarillos.
He decidido que la soledad no nos cabe
Somos demasiado para los enjutos territorios
de la nada.
Y si alguien no lo cree puede leer
en los legajos de la primavera sobre nuestro
encuentro desde los parietales de la tierra
de nuestra insobornable brújula de equinoccios
Sí! Estás comprando el pan para nuestro desayuno
Un par de velas para agrandar la oscuridad
ese esmalte multicolor para pintarnos camelias
en los brazos y hacer el amor como las enredaderas.
No encuentro la nota que me escribiste
mientras dormía
Te habrás olvidado de dejarla.
No importa, sé que la has escrito y que
decías que volvías en seguida, que no
querías despertarme.
Ahora me voy a meter al baño
voy a demorar un poco para darte
tiempo de volver e irte otra vez.
Me gusta tu forma de estar
tu presencia vacía, llena de sospechas
tu ausencia habitada,
tus constantes salidas.
Ah! espero que no olvides traerme
el bloc de cartas y los sobres.
No puedo estar sin escribirte cada día.




207.

No te quiero más le he dicho
y una andanada de dedos aullantes
me han empujado contra la pared
oscura de los mínimos delitos
Pero si hubiera decidido hacer
de mi vida otro instrumento de culto
pavoroso, ir a la guerra tal vez,
hacerme sacerdote empasillado en
conventos insondables, dedicarme a la
sonrisa, sacarle fotografías a la muerte
profesionalizarme en un espejismo
cualquiera, entonces tal vez
escogerían mi nombre entre palabras lustrosas
y desde el héroe al santo desde el mártir
al mentiroso acomodarían mi pedestal de nácar.
Pero el amor es mi bandera mi altar
mi alquimia mi pincel. Por eso soy un
delincuente.




208.

Al entrar, me acometió ese sonoro
hueco de silencio que retumba
en las iglesias. Un fragor de catacumba
se levantaba remoto como un último coro.
Las velas estallaban múltiples en el oro;
reconocí el miedo infantil que me zumba
a veces como el presagio que me sube de la tumba,
de las viejas armas o de los tesoros.
Entonces me debatía como los suicidas.
Los espejos del eco me repetían en las naves;
tuve en mis manos el número exacto de mi vida.
Me acerqué a un santo —cualquier santo—,
y pensé: "Señor, he venido a que me laves".
Se me alargó el suicidio por la sangre, y
me llené de espanto.




209.
PASTOR DE PALABRAS NO TENGO

Tía, las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda, como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas.
Yo le dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
Para usted que fue como
mi madre




210.

Entre acordes esparcidos por
el aire, vuelan, giran locamente
algunas palomas suburbanas
Me parece tan justo que estén
navegando en el cielo de esta
mañana que no imagino
dónde viven por la noche.
De la iglesia abierta emanan
ráfagas de música
el aceite melodioso del órgano.
los árboles enjuagan en la música
sus crispadas cabelleras.
yo camino plaza abajo.
Quién sabe si alguien se pregunta
qué hago pasando por aquí,
quién soy, de qué huyo,
en qué colchón de quién sabe
qué historia voy a revolcarme.
No, hay demasiadas alas en
el mediodía. Yo y cada cual
somos parte de la casualidad
O de un aglomerado manojo
de indescifrables voluntades.
¿Quién indaga un profetizado
orden de las palomas,
el justo cántico que se derrama
los dedos del organista
el culpable arrodillado
el pisoteado cigarrillo del asesino
nocturno?
No nadie se pregunta por mí.
A quién le importa saber adónde voy.
Y, después de todo,
¿adónde voy?
Tal vez ni siquiera estoy pasando por aquí
Ni siquiera aquí. Ni.




211.

yo te quería azul y dorada como las
mañanas enormes
con tus manos transparentes como los místicos
silencios en el templo

yo te quería cotidiana y tibia
llena de las
mariposas silvestres que giraban en tus
ojos

yo te quería así
como eras fácilmente
sin la severa gesticulación de los que ya no
son niños

yo te quería indestructible y frágil
como una espada de cristal en la
fuente de un jardín al alba

eras amarilla y azul como yo te quería
tu voz polvorienta parecía agua fibrosa y
seca
y estabas llena de caminos sin
senda porque nunca fuiste caminada

yo te quería honda como los túneles pero pura
como las catedrales
de cristal
como la dimensión en que
los peces entre la mañana y la arena
son abejas sobre los caracoles

pero tenías un hueco a la espalda
como el acceso indescifrable del silencio a la muerte
y en ti la mañana
redonda al otro lado
de los túneles
rompía el eterno infinito
descifrado y no encontrado

desde ti me llegaba la piedad de la leña
y las llamas eran tiernas pero las sombras
veladas
y el fuego era un jardín
como tus manos
y la sombra del fuego procesiones de fantasmas

yo no sé si te amaba pero te era fácilmente
podía rezar con tus dogmas porque creía
en ti como creo en la mañana

y ahora tengo miedo de la noche infinita
y quiero retroceder el túnel que no
avisa el sol del otro lado

ahora sí te amo porque ya no eres mía
y ahora tengo el miedo que no tuve
mientras eras dorada porque podías
ahora ser recuerdo hace mucho




212.

La página existe como un abismo imperativo
y sube en mi busca pues mi caída la eleva
y soy un alud por ella y quiero caer.
y sé que dejaré la huella de la huella de tu imagen en mí
y tengo para hacerlo un mar esférico
mi rumbo insabido puede ser cualquiera
mas sé que uno acaba o existe entre la costa y yo
y a veces supongo que son más de uno




213.

Tus ojos como dos redondas flores de silencio




214.

Te levantas como un seno sobre el mundo
Y mi infancia parasita en ti,
como en una pierna
Y yo, leproso de lágrimas
tengo otoño en la tristeza
Y tú llegas, no como un pañuelo,
como una primavera.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

(Continúa.)
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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Palomas guardadas (Continuación)

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

215.

Yo acaté mi recodo, me crecí el silencio
Haché todas las cruces de mi cementerio
(ahora no sé dónde rezar)
callé a cada campana
a cada grito maniatado que me fui tu olvido




216.
NIEVAN CENIZAS DE MÚSICA SOBRE EL ALMA

Si hay algo que decir de mí que sea esto
Y además que te busqué por las palabras
tanteando como a Dios entre los símbolos vacíos
como esperando algo entre mis restos
hasta que la palabra o la imagen que se abra
en el vano espejismo de haber lo que no es mío:

Ahora que nosotros
Ahora que nosotros nos estamos
Ahora que nosotros nos estamos emprendiendo
como el verano por las manos de los árboles
Ahora que nosotros por las manos
nos nosotros hasta el íntimo relámpago.
ahora amiga, estrella, que nos vamos
que nos vamos mucho más
que nos vamos mucho más, de
quedar como quedamos de testigos
Ahora amiga que lo digo
que lo digo por quedar
Ahora que quedamos mucho más
como queda mejor lo
que ha partido
Ahora amor abeja
ahora que Asumimos.

ahora que asumimos el polen de estrellas en
la sangre
Ahora,
Ahora que tú,
Ahora que tú, colmena y casa
Ahora que tu colmena destapa los rostros
de mis astros
Ahora que retomo algún primer camino
Ahora y siempre que me existas en el hijo
que se diga de mí lo que yo digo
que se diga amor colmena labrador y amigo
Ahora que tú que tus cerrojos
Ahora que la tierra
Porque siempre es el tiempo que nos venimos
desde ahora que nosotros.

(Ahora que en un rostro doble somos
dos lo mismo.
Mucho más atrás de nosotros.




217.

tú que tienes los defectos más hermosos
del mundo:
mi tristeza más dulce
mi soledad más buena




218.

Al horizonte se le hielan los bostezos
Y mi alma también está nublada y llovida
Por fuera,
dura y fría y valiente como un techo
Y por dentro el cofre de un hogar
donde tu rostro se deforma y se corrige entre las olas
Y cabe con el cadáver de las horas y las cosas,
Con la eterna estación que hay en las tumbas
Burlándose de tu fugacidad de túnel
llorando la brevedad de mi cementerio.




219.

He estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huía desfondado hacia la
sombra
Yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas.
Pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros.
Abajo de un poco tu ceguera cada día
recogí mi anónimo redondo averiguado
Ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
Sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraído de la tierra
con palabras extrañas, que no entiendas.




220.

Esgrimo tu imagen como una antorcha
con que flotar en un mar de tinieblas
hasta que llegue el alba y pueda
soplar sobre las velas.




221.

Abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrículo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después. todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio




222.

Subiré por la sien de tus
días como un cóndor ciego
hasta despeñarme el deshielo
de tus ídolos
Recojo de mi
estirpe de pasajero
en cada rostro de la historia




223.

ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al
infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra




224.

las hojas del pájaro reman.
Tu boca es un pájaro
A veces viene viento y sus páginas vibran
Tu boca es un pájaro
tu boca es alas
como una campana herida que tirita y nada
tratando de arrancarse el silencio
tratando de rescatar su voz
que se adhiere como un pájaro volado
tu boca es un pájaro; tengo dos plumas,
que tiritan en mis labios

tu boca es alas, con el gesto rígido del suelo
tu boca está crucificada en el silencio
las alas del pájaro están en un cepo.




225.

el testigo de los ciegos
no tantea entre olas de silencio
y comprende el lenguaje
de los vacíos sin tiempos
a la sombra de las cosas.




226.

tus ojos son peceras
donde las alimañas son
dulces como el veneno de
las frutas cuando la muerte
qué más da.




227.

De campanas de miel
y tallos de música en el
pelo
de un campanario de
hambre y pozo
en la madera de tu tierra
te busco.




228.

Sabes que llegaré a ti como la lluvia
porque te hablé con nubes de amor en mis palabras.
Creo que el pasto dice que serás él.
Llegará el otoño de agua.




229.

Ya lo ves,
hasta aquí has llegado
—me estabas escuchando desde siempre
tal vez no nací para llegar a escribir
esto, tal vez no tenga importancia
que al empezar tú a leerlo ya estuviera
todo escrito.
Pero te regalé una noche, te hablé
al oído
porque me escuchas mucho más
cuando estoy solo.
hasta aquí has recorrido mi garganta como el camino de las hormigas.
Tal vez quieras saber dónde está
la veta del hormiguero
para echarle el veneno como el padre
Azcárate.
Pues bien el hormiguero está en mi
alma. (aprendo a creer en las palabras
que me invento)
[por eso creo en Dios ahora que
lo he inventado]
pero no morirá, ni mis hormigas
porque debería morir yo
pero yo no puedo morir
porque has creído en mí
y tú eres inmortal
porque yo creo en ti
yo que te inventé
cuando descubrí el
amor
y luego te vi caminando por el tiempo
y te quise llamar y no sabía tu
nombre
y me reí por esta costumbre larga
de mi alma
y por ese hábito de ti
sin haber tenido historia.
Ahora quieres saber
qué deberás hacer con el veneno que
te sobra. No te sobra
Debes rodear el mundo de veneno
para que ya no nos alcancen
las hormigas de nadie
Ni todos los jardines. gente absurda
cuando se siente el nosotros.
Y entonces no será prohibido
que nos comamos la sonrisa de las
flores,
que nos comamos todas las flores de
la tierra
y que reventemos de gordos
y después que lo hayamos
comido todo
nos muramos de hambre

pero juntos




230.

Desde tus veredas,
mis manos contemplan
tus olas y tus arboledas
Y sobre ti resbalan
remedando tus playas.
Tienes el sonido mismo de los ecos
de las caricias con que ya te acaricié.
Voy comprobando tu realidad
y presiento tus confines;
y sé cómo continúas desde donde en ti yo estoy
Y como un ciego leo
la ene de tus pechos
y leo como un ciego
la u de tus misterios
donde tus páginas convergen.
Y tus costillas rimadas
Y tu pelo ordeñado
y nuestras manos disueltas.




231.

Allí donde mis pasos estrellan un
cielo vacío, en ese techo
perforado de intemperie de
tacones

Quererte es fácil como amar
porque si amo eres querida
porque si vivo amo
y porque amarte es la vida de mi vida.

Cuando partes de mi lado, llegas
porque vuelves en la idea y ella en ti
vuelves desde el sueño no soñado o voy
al sueño
se despierta
el despertar en que despierto
fui

Tengo el alma perforada que se me
vacía




232.

Yo lamía los ojos del silencio
como un ciego manosea las estrellas
todo lo acariciaba
y el perro azul de tu cabeza
y pasaba los ojos por la lengua del silencio
para lavarme la vida con estrellas
Y el perro azul de mi silencio
se comía el perro azul de tu cabeza
Todo lo entendía
como un ciego
pero luego vinieron las cosas sin certeza
entonces el silencio que cerró los ojos
y el ciego abierto por afuera
con todo el vientre de cerrojos
midiéndome la vida en tu cabeza.
Mal perro azul de mi silencio
le crecieron estrellas
Y entonces la poesía y el perro azul
de tu silencio
pasándome la lengua por la lengua.




233.

Somos hermosos como los rinocerontes
como las hormigas y como las águilas
porque tenemos ojos para nosotros;
y lo seríamos como los hombres
si en vez de pensar el amor nos
lamiéramos con las manos.




234.

Sabemos que no somos
ninguna de las palabras
que nos decimos
vivimos más atrás de nuestros acuerdos
mirándonos desde las heridas
qué certeza tiene un ciego
de que el otro también lo está?
Y un día
después de tantos acechos
después de habernos
después de habernos parapetado detrás de
las palabras
abarcamos la certeza
como a los sueños
y nos sentamos juntos
juntos al silencio
convocados a todas las cosas
y tal vez tengamos las palabras para decir
que la fe que nos viene
después de habernos desconfiado
nos vive mucho más.




235.

Si piensas que a veces
que lo que te escribo
no lo he escrito para ti
No pienses eso
este cuaderno
terminará diciendo
que me perdones por no
habértelo dedicado.




236.

canción de doce teclas
pero rosario infinito
reloj en que viajan mis
besos de agujas




237.

si hay una soledad para que yo esté solo
necesita el espacio que ocupas para estar




238.

Un día, de tu carne gritada amaneceremos.
Yo te lameré el dolor para sentirme menos inútil.




239.

Mis dedos silabean cada momento
de la hora de tu cuerpo




240.

Vivir somos esto.

desollados como la harina




241.

Sentí que el perdón era un regalo gratuito y libre




242.

La baba de tu mirada se adhiere
a mis gotas como el musgo.
y siento que entre las paredes del
viento están tendidas las telarañas
del viento y yo me freno en ellas
y en mi espalda se precipita
la hora del escalofrío
en el agua de la boca
ronronean aún las olas
que imprimió tu beso
en las manos socavadas
se acurruca la cúpula del
vacío y en su concavidad
chapotean las alas de tus
manos que se desmoronan.
Aún me abrazas
El frío endurece los muros
de su vientre con un hueco
como yo
En alguna parte de mí
aún tu piel me moja
de mi piel.
Una llamarada de viento
me inunda al respirar
Se destiñe el humo de tu
imagen con el viento
a veces cae una piedra
de silencio en mi mente
de agua y una tajada
de cebolla de ondas me
aturde
y se enredan en mi
voz las pelusas de mi
ronquera.
Y tus manos restauran
la imagen de tus manos




243.

Como un desaforado labriego
enterré mis palas en los surcos
de este cuaderno.
He ido despejando el cardo
peinando la tierra
la encía fecunda
la cabellera vacía
soplando en la fragua del delirio
hasta hacer saltar la espiga.
Éste es mi pan
mi harina enamorada
mi sudor de anhelos que te buscan
mujer ecuatorial
templo definitivo
altar de la fertilidad
A veces el silencio
a veces ciertas fotos viejas
arqueológicos naufragios
como sarmientos
mordían el arado infatigable
de mi lengua.
Esta siembra insucumbible
no teme la agresión de la pezuña
pueden invadirla los dientes del olvido
puede intentarla el fuego y el rumbo
lóbrego del pus
no hay silencio para el verso escrito
si ha pasado por tus ojos
por la siega de tu mente
por la molienda vigilante de tu alma.
Yo no quiero tener nombre de poeta
prefiero llamarme jardinero
pastor de rosas
timonel de savia
No hay en estas húmedas colinas
de papel, una sola piedra de aridez,
El sumergido mineral es todo de campanas.
No hay un solo fusil bajo la tierra
porque éste es mi prado de amor
mi arsenal de palomas
para tus ojos y tu sonrisa.
Ahora bien, mi pequeño horizonte
Amiga de mis horas lejanas
Es posible que los cuervos
del tiempo, los gusanos
tenebrosos que a veces
tenemos en el subsuelo de nuestra
memoria, pasen
a dimitirnos, a esparcirnos, a disipar
la semilla a barrernos con uñas
de huracán enfurecido.
Es posible que se desaten de
lejanas cumbres, desde destejida
nieve de recuerdos, algunos rostros
que traemos puestos, y que el agua
turbia del hastío alague nuestros
campos de besos y de veneración
trasnochada. Por ésas y por todas
las otras muertes posibles que
podrían sumergirnos yo quiero
dejar un dolmen eterno
para todas las expediciones
para todos los testimonios
para obligar los astros perezosos;
y ese monumento indemolible
lleva nuestros nombres y el del amor
en este cuaderno que es una
nave para todos los diluvios.
Así, tal vez para siempre
el talón de la atmósfera
será una lámpara custodia
para que no se nos echen encima
las escobas de la nada y nos sumerjan.




244.

Ser poeta es muy fácil
hace falta una distancia
una imagen que a veces
confundimos con la almohada
Hacen falta muchos besos
en la boca solitaria
y el silencio desnudo
acostado en nuestra cama
Es aún mucho más fácil
si se posa en la ventana
una paloma perdida
o una trémula guitarra
Se necesita una hoja
que se parezca a una sábana
y después cerrar los ojos
y arrojarlos en el alma
Y empezar a dibujar
con silencios o palabras
los caminos de los dedos
por el cuerpo que nos falta
Hay que estar enamorado
por eso hay pocos poetas
la poesía no se atrapa
con ávida red de letras
Hace falta algo de rezo
vivir con el sueño alerta
llorar al ver una rosa
y andar desnudo en la guerra
Si esto no da resultado
se compra un libro cualquiera
la poesía está en los ojos
del que pasa a recogerla




245.

Enjuago mis caricias en chorros de tu pelo
y vuelco mis ojos en los tuyos visitados
y digiero tu mirada que navega en mí
tu mirada navegada por mis ojos navegados.

Mis manos son una memoria donde habita el eco
de la historia de tu cuerpo que
vivirá de nuevo
Mis manos; ¡Gracias a mis manos por mías y por tuyas!

Qué triste su ceguera o el silencio de
tu piel en mis dedos
yo remedé el labio del aire que te besa
fui vendando tu contorno
copiando tus costas como un río.
y averigüé tu espuma de miga,
dragando en tu piel, como en un pan




246.

La historia te traspone por la vez
ojo viajado
el silencio se desboca a tu costado
como un mar de música vacía.
Después
la senda te regala el todavía
pero te aturden tus cauces por adentro
y la gente que es feroz ojos atrás
(como si Dios fuese verdad sólo en los templos
y la verdad no fuera de verdad.)
Te agregas a las cosas
todo tiene el sabor que tú le existes
y te rompes los dedos masticando sombras
y las sombras te embisten
por tus calles rojas.

Yo no puedo andarte la locura
no puedo ser el testigo, nadie tiene testimonio
pero puedo decir aquí los otros
una manera de tantear el nunca
y morir de siempre por los ojos.




247.

Escucha esta oración de siete versos
semana de amor desde un domingo solo
en que rogaba:
Dios mío si llega sabré que es ella y podré
decirle tú
tiene la cara que tendrá, la que en este día,
mañana no ignoraré
Señor dame una llave para romper
el candado de mi silencio, de mi noche
de mi tristeza circular que me anilla
como el vacío que ocupo.
Lunes de ilusión, de buscar mi sueño
en mis preguntas
de evitar mi piel por temor de despertar
martes de amor supremo de palabras
de piel de temor inmenso de convicción
tan fuerte como el amor sentido
miércoles de pendiente, de alud
de involuntad de piedra
de escombros en los diques
de riendas mutiladas
de amor crecido de alma hinchada
y ajustada contra el abrazo de
donde cabe.
Jueves de embarazo de amor de corazón
inflado, de ruego, de amarte
más que ayer de muros superados
de martes insignificante
de miedo de mañana.
Viernes de hondura de lágrimas
de miedo de tu primera palabra
de ahogo en la garganta de
mil palabras rengas de voluntad
ficticia sábado débil de los dos
gastados de los dos inmensos de Domingo
con cruces de Iglesias con los dos.




248.

a veces arrastro mi sombra como una es-
tela inevitable. Pero ella no me pesa.
a veces la sigo. y la empujo
como las sombras simultáneas de la
luz.
ni se demora ni me arrastra
es la más constante conmigo.
es como comprobar mi cuerpo
porque yo la emito.
aunque nunca la sentí
aunque nunca me dolió.
Ella determina el rumbo de los pasos
porque los huye simultánea de sus
voces.
nadie podría
tropezar con
ella
ni tomarla
como a una
bandera ni
como a un harapo
es blanda como el
frío que denuncia todos los
contornos
porque es siempre como una mera forma
apoyada sobre las cosas
o una presencia tácita u olvidada
a veces me fijo en ella y me sorprenden
los contornos de su charco
las riberas
Un siempre perro mi siempre
esclava.
acorralada como el agua entre las
costas
que
segregan
los faroles
Un siempre perro mi siempre
esclava.
y cuando no hay leña para anclar el fuego
mi siempre ángel
cuando la noche aturde
y ella puede ser cualquier eco
de mi cuerpo
y está condenada al según
de la primera espada de la noche.
Ahora que es totalmente tácita
es sólo la posibilidad de comprobarla
Mañana quizá para que no sangre
me detendré.
Hora que es totalmente tácita
es sólo la posibilidad de comprobarla
porque sé que un día acabará mi
sombra y yo no podré saberlo.
mañana me detendré para que quizás no sangre
quizá sola en ese silencio donde no puedo
recoger sus gotas.
Quién pudiera con un árbol de luz
empuñar el pájaro de la sombra
y acariciarla por tanta compañía.




249.

El silencio se solidifica con la cercanía de mi perfecto
espacio.
Lo tengo como un gesto en mi frío,
como un sabor en mi sangre
como un perfume en los intersticios de mi alma
como un naufragio nuevo que ocupó mis bodegas.
Ya me he acostumbrado a él como a una piel
Nadie viene a tocarme, ¿o es que mi piel ha
enceguecido?
Pongo mi oído en los muros de mí que no
sé dónde están y comprendo mi muerte
insuficiente. mi sola existencia de conciencia
mi noche achatada contra mis ojos
que dan para las cosas lo mismo que
mi alma
me falta un espacio
y me invade el miedo de que me sorprenda
una mano no perdida
o un ojo Recuperado. Puedo viajar vertigino-
Mi reencarnación. samente y el tiempo
me esquiva como
a una reliquia de la eternidad.
Hace un rato. ¡pero cómo! Ahora comprendo
Cuando se consuma mi conciencia
que se gasta en senderos sin horas
y quede una brasa inmediata de cenizas
entonces pensaré, sólo mi presente
aunque sea de recuerdos.
y habré perdido mi conciencia
porque me faltará una para pensar
que pienso.
la perspectiva de un túnel se disuelve
en mi mente
Mi presente se deshilacha hasta como
una cebolla que se desencierra hasta que
no queda.....




250.

Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las
palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza
empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacío
que se me infla dentro
cuando pienso en que pudieras no llamarme con tu tú
cuando pienso
con miedo en no haber sido yo
estás en mi alma de pupila como
tu observado
y yo sé que alguien te mira como
yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro
más)



Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi
llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú




251.

Para mí eres pequeña como dos instantes
como dos palabras tan sólo que hemos dicho
pero tienes el tamaño de mi vida
porque hoy siento que por esos dos momentos
he vivido.

Eres pequeña como un solo parpadeo
mas el eco de tus ojos dejaste en mi recuerdo
Y eres ínfima como una semilla
mas tienes en mí la extensión de un bosque inmenso

Eres pequeña en mí y grande también,
pequeña porque cabes en sólo dos encuentros
pero extensa como una llama débil
caída en un prado paja y yuyos seco.

Por eso eres pequeña como el sol visto de lejos
y enorme como claro en el desierto sin reparo
simple y chica como una estaca chica
y grande cual su sombra con la luz sobre
un costado.

Eres tan grande que aunque ni has empezado
me parece que yo he sido para llegar a hoy
y siempre te recuerdo cuando miro una fogata
que sopla su luz hasta donde no alcanzo a
ver yo.

Así eres tú como todo eso que digo
como una gota en la boca de mi sediento
o como una vasija de donde desbordaría
mi amor que si comparo con el mar

parece el mar y éste una gota y sólo eso.




252.

Oración por mí:
padre nuestro
que estás en los cielos
que estás a mi lado,
porque estoy con ella
que no recé un día.
señor, ¡no se fuera!
Que no grité un día:
no seas todo en la
altura,
Vuelve a existir en la
tierra
Hijo tuyo que estoy en la
tierra
que rezo que lloro,
que estás en los cielos
que ruego tu infinitud
eterna




253.

oración por nosotros:
padre nuestro
que trajiste el cielo
a un instante de los dos
que hiciste el puño entreabierto
de un pesebre
con sus tablas y sus clavos
que tomaste el amor
de un martillo
para injertar
nuestra algún día
carne dividida
con el abrazo perpetuo
y duro de los muros
elevados
no dejes caer nuestra
unidad de cuna
en el suelo de los solos
clavos y tablas
de las manos vacías, o peor
no queridas llenas.




254.

Tus manos llegan con espuma para mis costas
como las palomas de las olas asustadas del mar
como las manos que huyen de los hombros en un ruego.
¡Quédate con mis manos!
y la nieve se desmorona desde mis muros llena de ojos viejos
para que inaugures mis paredes viejas como las playas
pero nuevas tras cada ola.
Así nunca recuerdo tus manos.
Ellas llegan por primera vez cada vez.
Tus manos llegan como la dentadura fundida de los pianos
a avisarme mis contornos.
como la música me comprueba mis oídos.




255.

Tu frente como un altar de música
risco de vientre, proa o techo de fruta
y mientras un bostezo de música caliente
nieva a mi alma como un último velo
a esa hora sin culpas y sin manos
llena de ojos sin mirada de rostros sin rostros
a esa hora en que acuden como arroyos
revertidos
las horas que oraron;
tu vientre, tu vientre de faro, de reloj,
de cerradura y de campana
con los ecos lejanos del rojo campanario
con las alas alertas de campana entre las
páginas
con las viejas olas guardadas
que rompieron de violines tras los arietes
encallados
tu vientre de bodega y sótano
de caracol y pájaro
de incienso profundo entre la hiedra
heraldo y soldado de la gruta
tu vientre de la música coagulada
del agua enmaderada
del agua derretida
de la música derretida a la hora
de empezar a esperar
y de llenarse los ojos de perfume
como antiguos altares de templos recónditos
adormecidos de rito y pulso de pájaro.
tu vientre y tus manos
tus manos de puñado de piano
de candelabro de lana o miga
con rumbo de guitarra
y ya ahora toda tú
viejo crucifijo de fe
ya no volveré a rezar en ti
barco de tantas tormentas de ciego
simplemente
tristemente como a una siempre casa
con ese diario olor a cosa mía
tengo derecho y ganas de llorar por eso no lloro
persigno tu recuerdo
tu hondo recuerdo de cosa que comienza a olvidarse
yo no te olvidaré porque has sido
quedarás en el mismo recuerdo de tantas cosas
y tantas horas y yo mismo dejado,
abandonado de ser
para orar por las tardes de recuerdo infinito
hasta ser el que te ha olvidado.




256.

La música se destiñe

en mi corazón como una
bocanada de niebla
indescifrable
mi corazón llora

mi corazón llora y tus
imágenes desafinadas
como una calle tras una
ventana de invierno

y tú subes como un incienso
de vino




257.

Necesito un papel muy viejo
para escribir una frase vieja:
te quiero
La tinta es marrón,
como la sangre seca.
necesito un idioma entero
para empezar a hablar desde el principio
necesito muchos años de tu tiempo
para tenerte lo que necesito.
Para inaugurar tu primer
instante
necesitas un segundo
quedarías como un árbol contemplando
mis olas de aguas
muertas
Pero podrías ser un árbol asido de mis
gotas
y yo contar mi verdad de savia
por tus laberintos




258.

Si un día la costumbre
liturgiara en nuestras almas
o mejor en la diaria creencia
de querernos




259.

Cuando el alma se evapore
como un himno de chimeneas.




260.

Tu mano como una baranda
para caminar por los muelles de
la noche
como un silencio y palabras derogadas
como un idioma de pájaros
y un silencio de ramas
como banderas de pentagramas
o dentaduras de pianos
me recuerdan los faros de las costas.
se parecen al humo de rumbo
involuntario
veletas de mi silencio
como un compendio de castillos
Tú con tu sola importancia de
guante
y ritual secreto de aras
contra un rincón conseguido
puedes volverte sólo corazón
incendiada de sangre
con los techos titulados como iglesias
luego de las estocadas.
Tú con tu sola importancia de aljibe
con dos candelabros laterales
Del cerrojo del hijo
emerge como de un remanso
el vapor de una fe infinita

Niño desde una mujer
hasta otra, niño.
Tengo ganas de rezar...
En el nombre de tus ojos
y de tus grutas o tablas
y un eco de arietes y clavos
y de tus manos.
Ya puedo decir amén en tu boca
y dormir.




261.

Cuando falte sólo un lugar donde buscarte
te habré perdido
porque quizá pudiera encontrarte
y no te encuentro
por miedo de comprobar mi desesperanza




262.

Mi amor está en el reguero de mi sombra
Estoy en mi amor y me hallarás en él
No busques mi amor en mí, no será todo
Lo encontrarás en las horas en que aún no es
y ayer.
Desde aquí te quiero hasta donde estaré




263.

Tu recuerdo humea en mí como una bandera de perfume;
más que como un canto persistente,
como un calor contiguo de las horas.
Tú eres aérea como las abejas que pueden extraviarse en un rosal.
Has quedado como la sal que titula mis redes
en las brechas de mis venas
porque el amor no puede encerrarse en una caja
ni quedar en los versos sin evaporarse.
Yo también me extravié en tus laberintos
y siempre hubo un misterio indescifrable en tus colmenas.
Pero el amor no puede guardarse
como un sabor
o como el murmullo del fuego.
Tú lo sabes
porque has guardado las rosas en los libros.
El amor de los versos es un caracol de sangre
donde laten los ecos
del corazón del mar.
Tú no puedes tomar mi amor entre tus manos
pero yo sé que sí porque lo has tenido.
Ya puedo recuperar de las olas mis anzuelos vacíos
no me importan los peces porque no estás en el mar.
Es infinita la tristeza de mis manos.
Hay hojas secas
o palomas.
Tus manos revoloteaban como pájaros
y tus ojos tiritaban como mariposas.
Hay cenizas y hojas secas en el viento.
No quiero pensar que me recuerdan a tus manos.




264.

Hay un rincón remoto
donde el corazón tiene pasos más que en la sangre.
Un lugar que está detrás de las gargantas
donde se grita el viento;
tras las vertientes que guardan las ruecas de la música.
Un lugar agazapado tras los telares de las horas
que descansa como el misterio remoto de la vida
tras las glándulas que emiten el silencio.
Son pequeñas pupilas
(como guitarras de ternura)
Son los vientres
donde se hilan las sombras fantásticas de la felicidad;
donde van rostros
y voces
y manos
a convertirse en llaves
que descifren el candado de las almas.
Donde humean las mentes de los que sueñan
a recorrer el itinerario de los sueños
a describir la melodía de las verdaderas ilusiones.
Hay un lugar que es como el canto infinito
del gesto de los ojos;
donde los embriones de amor tienen una copa de poesía
para beberla simplemente
como a la tibieza de las manos.




265.

Ha caído salpicada a mi alma
una pluma de la cuerda de la guitarra de un grito
de lejos como un árbol nacido de amor
emitido de dolor
enfrutecido de llanto
y muerto de soledad.
Y agrio como un grillo
el relámpago de mi grito en mi alma;
y yo encendí en mis muros
la leña mojada de mi escalofrío.
Después la ola del silencio se llevó los castillos de la playa
y quedó la duda de las voces
Y un eco arenoso y frío
como un miedo de gritar y deshacerse como un castillo de arena.
Luego tomé una mano desesperadamente
sin olvidar una soledad recién empezada.




266.

Las páginas de los pájaros parpadean
Las palomas son botes que atestiguan la piel
de un mar consumido
el pájaro que no canta es sólo
un vértice de valvas
como un trébol incompleto y desanclado.




267.

En ese instante en que
de la vela del alma
se derrite la cera
del amor; que la llama
de tu imagen quema
y se desenreda por un
candelabro con una
gota de humedad
que la habitación aprie
ta sin espacio para
que de las paredes se
despelleje la luz y
deje la carne vivir
de las sombras




268.

Ahora no necesito la noche para ver las estrellas
un árbol enfruteció de estrellas
no hay mañana ni nubes para mis estrellas.
Yo las toco lentamente como a gotas de agua
y se adosan a mis islas como un náufrago
como una paloma tibia y nueva
a la que ha arrancado el viento de sus ramas como a un fruto.
yo acerco mi vela suavemente...
y las formas simultáneas me esperaban
y vienen las abejas a estrellar el cielo de
mis gajos
como el perfume arrinconado en tus vértices
y la honda humedad entre las páginas
Ahora no necesito la noche para ver las estrellas
ni las palabras para entender mi silencio anterior
y yo sé por qué quizá tú no lo sepas
porque tus ojos no caben en tus ojos
y las estrellas son tuyas
y caen hasta mí como la lluvia




269.

Los grillos de tu pelo, cuando mi
piel es de noche
desgranan el brillo de sus estrellas
como las mil manos tuyas ya
sidas que desde la lejanía
vinieran a visitarme,
tu pelo llueve sobre mí,
con la mejor espuma de una guitarra
y tu mano es luna,
y tu mano canta,
y es luna entre las estrellas
y es voz entre la guitarra
y es árbol entre las yerbas
y es grito entre un mar de silencio
como un barco que lleva
la mitad de mi vida que me falta.




270.

ya está tendida la
miel de las velas.
tus manos de miga me han
dejado un gusto seco en el silencio
los grillos chisporrotean
de frío
las cigarras tiritan y crujen de frío
las mariposas se desesperan
en las velas.

En una bandeja de
viento
hay copas de pájaros
y yo he bebido.
y estoy ebrio de cantos.




271.

Tú puedes extinguir las sombras
que humedecen los muros de mi alma
como banderas que titulan mi tristeza.

Tangente del tiempo
como una piedra en la costa del río de
las horas
Queda una idea como la sombra
tácita de un pájaro
de vuelo indescifrable.
como un único pie de un no sé si
largo camino de horizonte diferente
que sólo puedo sospechar.




272.

Ganar la soledad mientras otros ganan los trofeos
de la idiotez y la mentira.
Olvidarse del mundo, de la historia.
Vivir fuera del tiempo.
Insuperable programa para una rebeldía!
Una lección de montaña, una pureza de mar, una ac-
titud de espacio.




273.

Hay desgraciados que se creen con derecho
al rencor y a la maldad,
y quién tiene la culpa de su
desgracia?
la virtud de los agraciados,
el contraste o Dios.




274.

Todas estas voces ajenas,
embriones de silencio
son tuyas, ahora que me siento
solo,
como recordando.




275.

Ahora te nombro con imágenes
y te pido perdón.




276.

Hoy quiero morderte el corazón
asomado a tu boca como un pájaro
voy a cultivar el rumbo de tu sangre peregrina




277.

Alguien ha bebido de mi fervor, tal vez sin ver su
rostro sobre el agua
mi soledad se rompe de campanas,
qué más da que el domingo ya no sea mío




278.

la noche rompe sobre mi piel de filo,
mi ojo de piedra y agua es un hueco ventisquero

la noche sangra por la luna

¿qué moja su sangre más allá de la espuma?

Para cantarte, amiga de mi sueño, que te puede a veces

mi garganta sin mar, rompe en la piedra
como un pájaro nuevo
para tu mano de paloma, para nombrarte
mi corazón de palo y parche
enarbola un grito de silencio que te calla
Ya te puede la melancolía
barco partido sin partida
mi tristeza no te guarda como a las cosas que solía
como a la luna perdida.




279.

la rama lleva el camino de la fruta.
Cuando el río no tiene costados no sé si viene o voy al puerto
quién tiene la certeza del rumbo
cuando no hay dos árboles para señalarlo?




280.

la música que sube por tu espiga y se vuelca en perfume
a la mañana, como un racimo sedal que se dispersa
en líquidas palomas de cristal y niebla.




281.

vendrá el hombro del pájaro que fundía el aliento
filos de viento mordidos en esquina de mendigo
y doblará el recodo, final último amigo.
comprender lejanamente el principio del exilio
la soledad ¿quién la nombra a medio camino?
quién clausura el sueño antes del último segundo
la muerte queda con el mundo, quién sabe su propia muerte
la agonía la averiguan los que quedan
nadie supo su propia tarde
la esperanza es el último vestigio del naufragio
como una alta bandera que no es habitante de la muerte.




282.

Si siguen hablando como locos
voy a odiarlos, y ¿quién sabe si
aunque yo también lo ignore, nunca los perdono?




283.

Toma esta voz turbia
llena de pelusas, como
empañada de palabras
viejas. Toma estas
palabras que siempre son
viejas y son nuevas
pero que son tuyas.




284.

mi grito tiene embriones




285.

¿desde qué remotos embriones,
alumbra el resplandor de la música?




286.

la música me lava por la boca como un naufragio
de tules y colores.
palomas derretidas
líquidos pianos que flamean
banderas resbalosas
humo
niebla
ebriedad
orgasmo
agua de cristales
derretidos.


a media asta de mi
garganta como el trigo que
me sangra por las manos.




287.

Donde duermen tus manos a la
hora del exilio
mi canto es un pájaro de distancia
que no ha
sido
Como un rumor de invierno
en tus hogueras
y una tristeza de horneros en el
cuello.
A veces quiero decir con mi
verano, que el sol no tiene invierno
más acá del silencio
Por eso para destituir el mundo
(obsesivo mar a tu costado)
levo anclas en mi paloma de sol
y viajas hasta tu sangre
como un buzo o un grito sueña raíces de
savia
Mi voz tiene embriones de
viejas primaveras, allá te
levantas




288.

Soñé que cavaba un pozo en el cielo
para buscar a Dios
Y lo encontré como a una isla
ahorcada por el mar de mi alma




289.

Quise hallar la fe
con eso la destruía
La tenía antes de buscarla
pero no lo sabía.




290.

tengo clavado el vino rumbo adentro del corazón sin respuesta
y tu nombre subsiste a la honda desbocada
después de haber muerto, mordiendo tu rostro
como un pez, mi tristeza remota y
presagiada ya no callará su olvido.
deja que todo te lleve, mi tarde te despide
con gaviotas y no lloro porque no has sido tan poco
ni siquiera has sido, y una palabra se me atasca
como un grito ciego que te llama,
pero que no puede tu partida.
adiós, adiós, el corazón
hace buches de tarde,
la mano ya no responde las
sombras,
asida del silencio como un loco
empezado, después del último barco,
adiós, amor mío, adiós.




291.

No importa cómo eres.
Puedo decir que las abejas de tu cuerpo
se enjambran en mis ramas
(aunque
las estrellas se han enjambrado, salpicadas
de la luna.
el amor
de nuestra hora de amor flamea
Ha llovido y verificas los caracoles
de los besos).




292.

Hacia mis nunca
diariamente se sepulta mi día que no
ha sido.
El tiempo va recogiendo historia
y el día ya no tiene el infinito sin
certeza
que es el albedrío donde el sueño
recorre la vigilia
Yo estoy y soy de símbolos
El mundo es diariamente
una manera de no poder ser ya
otra cosa
El será es un tal vez
El fue es un para siempre
una verdad que a veces no es certeza
pero es una verdad
y el lugar de la cobardía
y la posibilidad de la mentira
El mundo un lenguaje que siempre
es extranjero
se computan los símbolos,
y tras la imperfección de las
palabras
la soledad es una duda que crece
como un náufrago que ignora si
alucina señales o no.
En un punto ¿quién me ha entendido?
¿Quién tiene la exacta dimensión de mis señales?
¿quién ordena a mi manera
como yo en la libertad los significados,
en el impreciso albedrío de
la imagen?
En la duda de ser loco cada vez
toda pregunta es una certeza vacía.
¿Dónde estoy? ¿Dónde acaba cada sueño?
¿Qué rostro verdadero tiene cada nombre
que gritan a mi puerta?
Cuando pierda toda cuenta
(como un viajante que no puede numerar
su trayectoria en un desierto sin árboles)
cuando sea cinco veces ciego
a mi cadáver romperá la diaria
ola del mundo y yo seré una duda
interior, como ahora en que no tengo
la absoluta certeza de no estar muerto.




293.

estaba encerrado en las paredes de mí mismo
ya en la lengua hecho saliva el sabor de la ceguera
sin saber desde dónde se fue la última luz ya olvidada
y soñé que alguien entraba y me despertaste con la puerta

se aturdieron mis manos al tocarte
y tu voz me encandiló y me asusté de creer en tu existencia
y tuve miedo de ser muda baldosa en el oído de tus pasos
o que estuviera en mí la impotencia de una campana sin mano en su cadena.

Por eso me gusta desnudarte poco a poco de las sombras
y comprobar mi despertar no soñado
y el cadáver de tu ausencia.




294.

me gusta besarte y ensordecer mis ojos
ir disolviendo en silencio el rumor de tu cara
Y luego verte resucitar entre los peces en mis párpados
y no entender tu cercanía y mi alegría insospechada

y miro tu pequeñez y te veo enorme y me extraviara en tu boca
como si me acercara tanto que viviera en tus poros
y me sumerjo en las olas de tus ojos blandos
y nado en ellos y me queda el gusto a sal de sus gotas.

y las cosas tienen un ocaso y se guardan en ti
y amordazas el mundo como la persiana de un cuarto solitario
y zozobro en mi silencio construido con mi voz
y en el techo de la noche eres la estrella que estoy mirando.




295.

Ya no quiero amordazar la noche con fatuas antorchas
y tampoco clausurar las sombras del silencio
con palabras de mentira como estrellas.
Ya me basta con la luz de una luciérnaga
para erigir incendios de música en el alma




296.

A ti que tienes la ruta de mi profecía
talón de sangre y azul de golondrina.




297.

Habían quedado tantas palabras incrustadas en
mis labios.
Herían.
Eran la verdad y la espada.




298.

Quiero que empieces ciega con mi frente
volver muros tus ventanas,
yo soy para siempre la mañana
soy el sol y el mundo, soy la gente

Tu mirada será un muelle ausente
mis barcos cancelarán tu vigilia vana
sobrarán mis alas para tu libertad ya sobrehumana
Y para hachar silencios en tus manos, te bastarán mis
dientes

mañana es un sueño, pero mucho más un miedo

Tus ojos terminan en un recodo de un sendero
deja que tu ruta sea mi dedo.
Morderás mi semilla, más acá de la tierra
tu silencio (tu mejor palabra) ya será sincero
por tanta mitigada soledad que ahora te encierra.




299.

Si tú me escuchas esta noche,
cuando haya madurado la
mañana que te sueño, cuando entorne mi silencio ojos
adentro

Cuando un canto un poco torpe
se levante de las ranas de mi pozo
si asomas tu recodo al canto en que me asomo
y tus manos maduras pueden flores




300.

tanto cáliz derogado




301.

Desde dónde nos vendrá
este hijo desde qué hora
qué olvido o qué locura?




302.

la muchedumbre
se cerraba tras de mí
como un barco entre
un mar de gente corto




303.

Para arrodillar el potro de soberbia doble-
gado
recuperado el niño, desnudado el
cobarde
la coraza más acá del acecho
vuelvo atrás mi trono es
mi destrono
de no haber sido y ser mi
propio amigo.
Y a los amigos insultados
me descalzo la garganta
todo el mundo fue mi tarde
(inflamado el rencor de ser
mi propio solo)
para todo el mundo una ventana
que será mi propia lámpara
(un
ciego
logrado a mis espaldas)
Hoy los ídolos tienen primavera
pero pueden sucumbir de
sed y de impaciencia.
Hoy alguna madre hará
una cuna en mis trincheras
en mis recodos dormirá un
mendigo
porque ya puedo un umbral
caliente donde hice buches
de invierno
Pueden comerme las manos
también me crecen flores en
verano
y se me caen los ojos en otoño
Puedo amamantar de poesía al
que ha perdido templos
olvido los candados de
mi puerta para que
puedan los que vengan mirar
las estrellas desde mis lugares.
mi silencio es una nueva
comarca de plegaria
un cementerio para empezar
(el otro lado de las tumbas).
Ésta es mi nueva voz
mi primera primavera.
me sacudo eternas golondrinas
y corro por mi sangre para
anunciar mis remos
lavo con música mis dedos
que no tuvieron dogmas
y desde niño lograré
mi sombra para subir
por mi talón hasta
acomodar
mi nuevo bueno
en mis ámbitos desmantela-
dos.




304.

Esta noche mi corazón emana
como un pájaro moribundo
desde un rincón de mi soledad
El silencio está perforado de
los pasos de mi corazón
mis manos no disminuyen
mi soledad ni acortan
distancias

Yo juego en tus médanos
y mis botes rotos injertan
en las olas los mástiles vencidos
y el mar tirita pero reúne las
imágenes desgarradas como
retrocediendo una consagración




305.

Alguien pasará sobre mi boca
y no podrá recoger las uvas
de mis palabras
pero tú que tuviste mi voz como
la sangre
podrás beber en los gajos desiertos de mi silencio




306.

Habré sido tan falso que
un día
mi nombre será
un seudónimo




307.

si mi historia sin vez es un sendero prefijado
si el ahora es una cláusula de ser en cuando
si me persigue un inimposible imperativo de astros y
profecías
acatada mi irreversible y larga espalda de razas
destino inexorable
alzo mi rebelión de ser mi propio encuentro
este suicidio, tal vez (y este tal vez) estén escritos.
y sobre mi propio barro
seré mi propia mano seré mi propia imagen
seré el embrión de mi propia idea
y mi orfebre




308.

La boca hinchada de besos
callados que se amontonan




309.
EL PRÓLOGO DE TUS PECHOS

Mi pequeño
poblado de dos casas
Silencio y canto y corazón
hinchado
Balcones de tu alma




310.

yo soy ahora y aquí en cada lugar y cada día




311.

Estás creciendo en mí como una idea
y te pienso como quiero que seas
y te encuentro así, como quisiera
y te voy formando poco a poco, o te voy penetrando
y me encuentro en ti tan fácilmente




312.

Somos hoy. Inocentes de ayer y responsables de
mañana.




313.

A veces me caigo a tus ojos como un balde
y perturbo el parche del agua endurecida
y vuelvo chorreando respuestas y letras de tus
cosas
y las olas parpadean sus alas
y en ellas perdura el eco de mi pregunta.




314.

El silencio va enroscando su hebra
en mi conciencia de palo
hasta inflarse en el ovillo de un espacio
donde existir,
hasta inculcarme la sensación de mi
corteza de mi piel
comprimiéndome con el peso lejano
de las voces que dudo,
de las voces que no llegan
y tengo la sensación de mi redondez
cabida y empotrada en la burbuja
de un anillo
que corona mi verdad de frente
con la ininterrumpida espina
de un frío inevitable
tu voz suena como un grillo
ignorado o sabido de
a ratos
Ignoro mi quietud,
también mis pasos
la sombra detenida no se abraza
me aturdo de mí
como un carozo me rodeo
y estoy sumergido en una aureola
de vacío
o se han ensordecido mis pupilas
y mis tímpanos pupilan en un
iris de noche




315.

Soy topo y horado en tus orillas
barrosas y de pasto.
Y algunas noches, perfumadas de luna,
te decía amor,
pero más te amaba amor.




316.

Un piano gotea su estela de burbujas.
el silencio se completa en esa música
Una vegetación de tules se disuelve en el aire
Los edificios cordillean con su tablero de ventanas y
su gula de habitantes.
Yo estoy fuera para que todo pueda existir
junto
Quizás alguien se pregunta sobre alguien o
Puedo pensar, y pienso, y estoy triste
mi alegría, que existe en mi impensamiento,
no existe.
Qué horrible su existencia, si no pudiese
saberla
Qué espanto ignoro mi felicidad y ni soy feliz
con ella
a veces la carcajada de un vidrio roto
resquebraja el silencio nítido




317.

asumir la proa
del ahora que
ha sido todas las veces
y habrá sido todo
el tiempo.




318.
EXCLUIDO CONTORNO

(ahora, cotidiana
meta, fin y faro
punto de partida provi-
sorio)
imprevisible




319.

colonizaré tus selvas y seré
amigo de tus ciénagas




320.

Mi tarde tendrá el canto de
tus pájaros y volcaré mi sol
sobre tus últimas montañas
seré buzo y topo de sangre
en un punto de tus hormigueros




321.

probable es sólo aquello de lo que
tengo pruebas. Cómo dudar
de mí mismo si soy
todas las cosas que existen?




322.

Soy más yo que la opinión
de los que se pueden equivocar.
por eso no importa
desmentir los detractores




323.

suficiente hablar de mí con lo que hago,
¿desmentir a los equivocados.
yo no los equivoqué.




324.

cada cosa da su propia medida, mi
inteligencia me habló de sí misma




325.

permanecer firme sea cual
fuere el precio de mi fortaleza
aunque
mi motivo
les llegue a
confundir y
nombrar
con vanidad




326.

los libros esperan a cualquier
altura de la vida ser abiertos, la vida
no espera a cualquier
altura de la vida, ser vivida




327.

tú, sistema frutal




328.

Donde trajinan los tangos,
alimañas de suburbios




329.

Estás matada en mí, pero no has muerto
día a día riego el sendero
para que el pasto cicatrice el suelo
y astillo el agua para escombrar
tu perpetuidad de cielo
y cuando dejo de rodar en el vértigo y
despierto
las olas se han hundido y tu imagen
perfuma el agua
dormida
Y yo te he matado donde existes en mí
muerto
Y puedo matar tu cadáver
o hacharte como a la rama
crecida
y aunque te mato no puedo
porque tengo que hachar la
tierra




330.

tu pelo largo pájaro de sombras.




331.

El sueño no me alcanza para soñarte
la voz se me atasca en la garganta




332.

Para tu mano de pan y de guitarra
y la lacia gaviota de tu boca
quisiera el canto que ya no te alcanza
y el fervor del mar sobre las rocas.

Para tu voz azul
Para tus ojos con latir de mariposa.




333.

Para lavarte las palabras con silencio
para morder tu corazón de mano




334.

Cuando te haya zarpado rumbo adentro de
los ojos mi palabra nueva
cuando sea ausencia mi diaria lejanía
roto el mundo crecido sueño afuera
seré yo un poco tu melancolía




335.

A veces un rito de ausencia te reclama
y ojo atrás emprendes un sueño de espejismo
donde no tiene rostro la voz que llama
y te vuelves canto más allá de un abismo

Y haces un recodo más allá de la mirada
donde no te alcanza el mundo que se vuelve
vano




336.

En ti he perdido el rastro de mi espalda
la historia que me alcanza no llega hasta
mañana
y en la duda de que levanto mi pregunta
¿siempre todo es más allá de una ventana?

Ya no importa desde cuándo el sueño cambia
el rostro
el tal vez de profecía se vuelve
te acata.




337.

acatar mi rebelión
y maniatar el grito
crucificarme la garganta
derrotada
una raíz vencida sobre
la arena.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

(Continúa.)
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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448.

llevaba los ojos raspados de vientos azules
y un día retorné a mi vigilia
de ventanas dibujadas en los muros




449.

Era la inmovilidad total, la nada
el silencio inmemorial, todo infinito
de repente un temblor, un párpado, un ala
la soledad que estallaba en un latido
Tal vez dios no ha empezado todavía
Yo sé sólo de espigas y raíces.
sé de mis cuadernos y de tu poesía
de lo que te digo y lo que tú me dices.
Pero a veces pienso que llevamos
en el alma un instinto de sismo
que acarreamos la raíz de los relámpagos
el ovario primordial de los destinos.
Y se me ocurre que dios es la burbuja
el equívoco de la inmensidad desolada
que de repente se levanta y desoculta
como el amor que hasta el encuentro nos buscaba.
La eternidad la entiendo por delante
por detrás es un desierto que atropella
pienso en el extravío que nos precedía
como una jauría de rostros y de puertas
Y me parece haber tenido acceso
por tu boca a la ruta profética
a mi primer pie y a mi primera huella
Y con todos mis insomnios en suspenso
me parece que en ti dios se cumpliera.




450.

de soñar con rigor diario las mismas cosas
que dejaba en el sueño como despertando
perdí la realidad.




451.

No sé qué silencio usar
para hacer el monumento del sonido
tal vez el fragor de las cascadas
en las vísceras del hielo contenido
tal vez el del zumbido
derramado
de un caracol triturado, hecho añicos
o el silencio que queda en los abismos
después que cae un pájaro herido.
Puedo usar el silencio de los astros,
que se apagan en la carne de los siglos
—no quiero el silencio que sucede
a las balas de ningún suicidio—

puedo usar el sonido de tu boca
cuando en un beso infinito nos hundimos
o el silencio del silencio cuando saltan
por el aire los desollados ruidos
de la ciudad que se debate en mi ventana.
Hay otros sonidos de martirio
que dejan silencios mucho más dolorosos
esas trompetas con que nos derretimos
volando como evaporados pozos.
Ya elegiré bien con cuidado los ladrillos
de mi torre para construir la anatomía
de la música donde tú y yo vivimos.
Ahora me preocupa el pedestal
la base donde quedará erigido
la palabra que diré para ofrecértelo
Porque de tantos silencios elegidos
si digo el término equivocado
podría derrumbarse mi obelisco.
¡Creo que he encontrado el material más adecuado!
es el silencio de la palabra olvido.
Ahora puedo cantar ¡canta conmigo!
el monumento cantará callado.




452.

no sé con
qué palabra ofrecértelo
para que no
se me derrumbe




453.

música: fuego helado
hielo de música: color.




454.

Quiero un idioma que no tenga silencios
para callar a fuerza de mirarte




455.

A la sombra del pájaro fundamental
el átomo infinito
irradia su lámpara de sombra música




456.

cuando te digo que te quiero
el alma se me acumula en
la garganta




457.

Encender en tu vientre una lámpara
de música para iluminar el ciego
labriego de tu telar savia adentro.




458.

camuflado
mi corazón chisporrotea
trueno, esculpido, virola
y entrabas arrollando como la primavera




459.

Pero un espejo no me responde
y no hay testimonio indudable.




460.

El tiempo pasa a confiscarme los ojos
a dejar mi alma
como un pájaro de savia
desarteriado.
Volveré por estos despojos
a reclamar las líneas de mi palma
con todos los astros de mi rabia
a ser lo que fui profetizado.
No quiero otra historia que la mía
no quiero otros pies que mi camino
con porfía
recogeré cada hito de mi huella.
Después de mi destino
Podré volver completado, a ser estrella.




461.

Cat, gata, catarata, caterva de monjes en celo, catástrofe de felicidad, catastro de mis encrucijadas, cateto donde se deslizan mis astros capitanes. Cátodo de mis raíces emigrantes. categoría total de los dioses. catedral, sí catedral de mis palomas exhaustas de diluvio y búsqueda, catedral del vino, catedral del orgasmo, catedral del verano catedral de catedrales Amor Amor, Amor cat gata gatita: MIAU!!!




462.

Puse dos espejos paralelos y sin finitud
andaba el infinito por afuera.




463.

He estado en el almacén viendo unas nueces
esos pequeños cráneos arrugados
caparazones hemisféricos, tortugas o peces
pequeños planetas disecados.
Me asustan sus cerebros encerrados
como una mariposa fetal que nunca crece
Hasta ahora nunca los había contemplado
me las comía la mayoría de las veces.

De algunos peces tienen la inmovilidad taciturna
son peces del aire. Piedras emigradas
trepadas por raíces hasta fundar su urna
Donde guardan un secreto ya olvidado.
ostra vegetal, sin corazón de luna nacarada
el árbol las atrapó con oleaje rezagado.




464.

Interrumpir el infinito interceptado
al medio de dos espejos con mi cabeza
que busca lo inalcanzable.




465.
FE DE ERRATAS

En la página 193 se ha deslizado un chiste original del autor. Desgraciadamente el error fue descubierto cuando ya esta edición estaba en prensa, por lo que tomamos la responsabilidad de la publicación de la obra aun a riesgo de ser considerados como traidores a esta humanidad en donde "nada se crea, todo se transforma".

N. N.




466.

¿Quién apaga la tiniebla
quién me lava estos rincones
quién me enseña algún idioma
que no tenga la palabra silencio
Quién viene a darme de alta la soledad
A decirme que me vaya a una guitarra
Quién viene a mostrarme una paloma
a decirme que he nacido
A enseñarme a pronunciar tu nombre
con mis manos
Quién viene a decirme que no soy
un delito
Quién me indulta de todos los perdones
quién me dice que estoy vivo
Quién me dice que mis pies hacen caminos
Quién me dice que me llamo
número siempre
quién me paloma
quién me cambia por un beso
la palabra Dios?




467.

Por el acantilado de tu hombro
se despeñará mi cabeza como un
cóndor vacío.
A la orilla de la luna acatada en
las aspas de las olas
latirá como el agua final
definitiva
de la música que se derretirá en las venas




468.

Téjeme un vuelo con tu aliento
píntame un olvido en mis recuerdos
dibújame un ancla con tus dedos
que se me vaya metiendo muy adentro
dame a beber tu sonrisa sin inviernos
lávame con tu lengua todos estos senderos
después podrías secarme con tu pelo
y cantarme esa canción que traes de tan lejos.
Ã
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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553.

as never
as possible




554.

Entre la nieve ordenada de estas páginas
guardaba como el secreto hondo de las flores
nuestras fotografías (polen)
Y mientras soltaba barcos de papel cargados
con mensajes anhelantes hacia mi memoria
tu imagen se caía
llovía escondidamente sobre las frías baldosas.
Alguien las recogió y me las entregó reconocién-
dome
Estaban frías
Pero somos los mismos sobre el papel que nunca
pierde la memoria. Qué miedo tengo de la tuya
y de la mía.
Porque si caemos los sueños sobre las baldosas del tiempo
nadie recogerá nuestras almas. sin imágenes
vacías.




555.

Como un hechizo, surge entre vahos de silencio y delirio
el milagro peninsular de tu cabeza, como un faro
para las naves de la espera




556.

Quisiera ir a vivir en una flauta
para que cuando tú fueras a soplar
entrar sigilosamente en tu boca y
trasladarme dentro tuyo para
siempre como un parásito enamorado.




557.
IPAL

Un puto no tiene otra salida que fanatizarse con su desviación hasta el suicidio, o el suicidio mismo.
A todos los de Ipal les pasa lo mismo. María se les ha subido a la cabeza.
(Ipal es María, por eso es un camelo.)
Como a los putos obviando,
que a bastantes ya les pasó
lo de putos porque lo son.




558.

Creo en nosotros
en nuestras risas
Creo en mí
—si no creyera en mí no podría creer en nadie
creo en mí porque mucha
gente no me conoce
porque hay soldados en el Vietnam
(porque las madres dan hijas
para que yo me las coja)
porque al silencio lo beso en la boca
cuando me siento solo
porque hay gente
porque hay gente que nos venimos
por el tiempo buscándonos los ojos
porque hay alguien en alguna parte
que se va a casar
conmigo
¡Ah!
porque soy capaz de matar
se los juro
¿pueden creerme?
Y si pueden creerme, yo también
creo en mí por eso
y por lo de más allá
¡¡¡(rajá a la mierda pelotudo
no ves lo que me hacés poner?
y ahora ya está publicado.
Creo en mí porque hay gente que no
conozco y que voy a conocer algún
día
creo en mí menos cuando leo lo
que escribo
Creo en mí porque el padre Azcárate
me dijo:
¡No! esta vez no se equivocó el padre.
Creo en mí porque creo en mi mamá
pero mi mamá es los otros
Y dije que para creer en los otros debía
creer en mí
y si creo en los otros ya está
Y creo en Dios padre todopoderoso
porque hicimos las paces.
y me juró que no me va a
hacer picar por las hormigas
cuando
me quede dormido tomando sol.
Y creo
y creo que me estoy yendo
a la mierda.




559.

A veces yo bajo hasta donde el mar que es cielo techa un pequeño
mar de agua doble, donde las estrellas de los peces se reflejan
sobre una patena oscura y dorada dura y blanda, algodón y espada, pero
siempre tierra, donde tú guardas el secreto que te murmuré una noche,
una noche en que imprimí mi sombra como un árbol en la tierra
mi palabra se desplomó en ti como un pájaro en el agua hasta entonces
imblanda de un aljibe
allí goteó mi voz como el agua que se desenreda de las fisuras
y cayó espesa y única la palabra, la letra, el punto
que tú encofraste amor punto letra palabra grito.
a veces miro por tus rendijas dentro del templo y veo en el altar de
tu alma, sobre el ara de mi imagen un pájaro que abriga la
sombra de mi reflejo en ti que la vela paciente de tu amor
derrama.
Yo no tengo imagen de tu imagen tú la guardas por mí
junto a la mía; por eso encierras las más simples mariposas
de los ecos de mi voz que sigue conjugando: eras, eres fuiste y
eres y serás eternamente




560.

Con la patena de mi viento
voy a recoger de tus copas
tus gárgaras de pájaros
Un sorbo de misterios que bebe en un instante
la lengua de la llama.
Voy a buscar la fruta de tus ojos
a morder tu silencio
a amordazar de beso el beso
Vuelvo chorreando la sangre de las horas
los pájaros no llevan las migas
Un sorbo de la noche atraganta mis manos
el corazón gutural hace viento en la sangre
tus imágenes gotean sobre la arena
y sobresaltan el desierto de mi ceguera
pasas o paso y vuelves o vuelvo
pero nos acabamos intermitentemente
algunos pájaros recogen un minuto de las horas
la puerta no podrá detener nuestra
muerte sucesiva en cada instante de la hora
del instante,
mi cariño te persigue pero no alcanza
a quererte, tu muerte es más veloz que
mi amor.
las alas de la sangre se contraen
la noche aletea
las olas del silencio rompen
las olas del silencio, la espuma
los ojos de la espuma
la arena, mis ganas de morir
mi muerte sin importancia.
Tu imagen leve musica desde el vértice
del silencio, sin parpadeos
las peñas caídas de la sangre
se derriten,
He sobrevivido y desmoronando carne
del agua tomo tu mano y te extraigo
friolenta y trémula
Con la muerte en tus ojos y la vida
tras la muerte ya transparente
en tus ojos
Con la patena de mi viento recojo el silencio
de los pájaros ya dormidos en tus ramas




561.

En el cielo telarañan los relámpagos.
Hay un árbol lejos que es también un relámpago
que hiedra su humedad por el vientre
azul como un brazo de antiquísima
muerte que fibra su ruego oscuro
de várice.




562.

mis palabras se
enredan en el viento
y mi sangre se da la mano
con el río
y el agua anudada con el agua
habla de nosotros
y mis ojos se enlazan al silencio
y mis manos muerden las horas
de mis horas
de solo.




563.

Voy ganando pasos al camino
el tiempo se contrae y mi
existencia se dilata
el sol del tiempo baja
al costado de mi existencia
y la sombra de mi vida
se derrama,
Sobre el mar de mis horas
yacen mil ahoras
la ola del último aplasta
contra un cielo
yo vivo mi ajustado
presente de horizonte
y el cielo va bajando al mar
hasta que me quepa
el agua que se ignorará
total.




564.

Mis ojos se agregan la
perfección que es tuya
y llegas con el énfasis
del mar cuando mis
aguas de río se confunden
arrugadas tiñiéndose del
sabor de tu sal
y llegas,
y se despluma de las rocas
el puñado de arena de las
gaviotas que salpican mi escalofrío.




565.

En la lengua de mis dedos se disuelve el sabor de tus itinerarios.
Dejan los pájaros de tu piel el himno de sus alas como la
melodía de una estela que vierte la cabellera de sus olas
en el viento de mis manos




566.

Mis olas acumulan en tus golfos los peces muertos de mi amor vivo
y las rocas de las playas y la playa están
quebradas de musgo y sal quedada
y los peces de mi amor llegan marcados
en las olas intermitentes y puedes confundirme
con el cielo y puedo verte en la arena de mi
alma donde los peces de mi amor crecen para el
día de amarte,
y en un momento la luna, la luna del amor,
y las playas arrasadas en el momento de la luna
del amor, y los musgos destrozados y la arena
de mi alma transpira por los labios de mis olas
y no recobraré la arena de mi alma y no
recuperarás la arena de tus playas
y la mano rota de un barco desesperada con
las astillas de sus dedos mordiendo la costa
allá lejos en ese momento de la luna del amor
en ese momento apretado del amor que bosteza.
Cuando la luna cae como un grito en el agua
y rompe las olas de mi amor, y mi amor queda quebrado
en la espuma, en la espuma de las esquirlas de
mi amor.
Has llegado tú, tú de mi amor, tras la luna de
mi amor como un ciclón, y eres el país extraño
donde puedo levantarme tras el viento
Y eres la imagen pura de dios que se pierde
en un instante.
Cuando vuelvo a caer en los escombros de las olas
en la playa hecha trizas. Y los peces ya muertos de mi amor
Y el musgo.




567.

Hoy te vi de mí amputada, separada
te miré como se mira lo perdido
por un filo dividido
y supe que el sabor que gustaste en esa herida
era el mismo que dolía al dolor mío
y aunque tu dolor me ha dolido
saber que te dolía calmó el mío
acurrucadas las manos,
cansadas de ser puños
son cofres que abrigan
la perla del último toque

alma: empaña la voz
una vaporosa ronquera




568.

SE ME HA|ROTO|EL|ANILLO!!!




569.

Nunca has llegado aunque son ya
ayer, muchos mañana.
Pocas veces edifico mis sueños con los tuyos.
otras intento averiguarme en tus
gestos y palabras.
Siempre mis sueños han sido ellos




570.

Albaba su crepúsculo la mañana que esperaba.
Ya el momento era instante y era el antes nombrado.
Tú ya deberías estar esperando.




571.

sin saber si estás donde dijiste
que estarías,
aunque lejana estés o el tiempo
que yo tarde tú me esperes
yo ruego por que estés.
No podría cambiar el que no
hubieras venido.
Pero como si todo fuese lo que
mi ojo ocupa, yo que no te he visto
aún, ni he llegado, pido que hayas
venido.




572.

El frío ajusta la piel de esta noche
El silencio no calla,
perfuma el vacío redondo total y perfecto
El cielo murmura
un archipiélago de estrellas.
un valle techa mi impotencia de caerme.
Allá en el cielo hay una ciudad encendida
El río corre acá a mi lado su harapo de humo
quizá no tiene tiempo de correr en mí
quizá yo no abarqué dos segundos de su corriente.
¿Cómo es que alguien entiende mi
existencia sin que sea yo?
Mi lugar puede ser el allá de un dedo que señale
ya puedo ser el aquél de alguien que me nombre,
que es alguien, que nombro.
Estoy perfectamente solo.
perfectamente conmigo
Tengo miedo de enterarme de mi insoledad
pienso que alguien me escucha y finjo
Digo, y espero mis palabras
como un tren que escucho venir
desde las entrañas de un túnel
soy una arboleda de conciencias
y camino a través de mi
pensamiento.
Qué fácil saber nada, qué conciencia perfecta.
pero la busco en un baúl de cosas
donde es imposible
mejor dicho donde no es posible




573.

En el silencio el recuerdo de tu voz
fosforece




574.

Tu imagen enmantela las aguas de
mis horas,
como la sombra de un pájaro
resbala sobre el suelo de mi
ahora constantemente antes
voy quedando en las raíces que pordiosean
en mis costas
Tu imagen crece desde el pellejo mismo
del agua.
como mi existencia única
o el ancla del yo en que quepo.




575.
DOLOR A SILENCIO

Sobre el ananá de las calles de adoquines
tiritan las ruedas tartamudas
la trotada
y campanan las monedas de
la leche
en la alcancía del carrito con el
alba

Hay una honda tristeza de motores
en tus canas de litros y en tus cauces
en tus tuercas ajustadas hace mucho,
y en tus ruedas en tus calles
rutinarias ya gastadas

Zángano caballo carro zángano
que deletreabas los crujidos en los pozos
ya no tienen ni lugar en sus galpones
con tu sangre se han
comprado tu abandono




576 .

A veces los techos húmedos de mi
soledad se descascaran
Y el silencio lleno de polvo se va achatando con
el peso de las palabras que se desvanecen
antes de mí
yo no sé que las voces se deshila-
chan hacia mí pero no hasta
mí
De las palabras sé que las ignoro
De mí sé que mi contorno
completo me acoraza
Mi soledad impresentible me
sorprenderá
la burbuja de oscuridad
que me circunscribe reventará
de mañana
Y chorrearán tus dedos
sobre mi piel árida
y se despellejará el anonimato
de mi forma
y tú amputarás las costras
de soledad que me queden
pegadas, muertas
como una mano que me
mordiera con su ya eterna
manera de muerta




577.

Tú eres una metáfora de mis contornos
por eso no te aprendí,
Sino que te comprobé




578.

Ahora que mi imagen en ti te
está olvidando
la soledad de mi verdad de quererte
me encascara
y dentro crece el embarazo de los gritos
pero hay un grillo sobre
sus vainas
y se partirá la piel de mi silencio
mas en tu tierra serán mudas
las semillas.
las palabras vegetales serán puños
de banderas,
para ti que aún




579.

La cuenca de tu savia
circular
la ruta del molino
sin fatiga
rueca de savia tu
corazón de barco
agua luminosa




580.

Abro ritualmente los párpados de un templo habitual.
La mañana ha abolido el silencio como una llave.
mi alma es un cráneo. ¡No, no tengas miedo!
acércate a ella. Puedes encender la fogata
de tus manos. tiene
ecos arrinconados agazapados como horas
antiguas. Tú puedes desengrillarlos como
ablandarías las imágenes en el agua.
Así, así, quédate ahora gotea poco a poco
las palabras. ¿ves? Las mariposas amordazadas
se liberan. Mi alma, no es un cráneo ya.
Tú la has convertido en una mente.
Cierro el templo con un gesto nuevo mirando por última
vez la noche. No extrañaré sus estrellas.
Cierro las puertas con la mañana adentro.
Ahora bésame... Ya el templo
es un puño eterno. tiene un candado de sol
que encadena la noche.
Ya la luna no sabrá de nosotros.
Lacraré mis manos con las tuyas. Me he traído
al templo una lágrima, para recordar tu antes.
Acércate. Gracias, gracias.
La noche está arrinconada en el silencio.
Conserva muchos ojos pero le faltan dos estrellas.
Ahora revisemos las velas limpiemos las imágenes
Resucitemos el púlpito y ocupemos los bancos uno a uno.
Ya pasará el temor. Besaré el ara inaugurarás el cáliz
y la misa será.




581.

Bosquejaré una enredadera de besos
que trepen por las columnas de tus piernas
y lleguen hasta el musgo del techo
y se tejan en él como el humo
se arrastra hasta las nubes para unir sus manos.
Y allí el instante encontrará su lentitud
y se demorará la sensación
inmutable de tu cercanía
subsistiendo a los segundos
inriendables, como gases o fantasmas.
y se abultará mi grito en mi garganta
y será tan grande que no me abandonará
Y asfixiaré una palabra
que tú también evitarás decir
Y me preguntarás si escucho tu silencio
Y entenderás el mío
y serás dueña de mi tristeza inevitable
Y estaré contento y se empañarán las cosas
Y serán nosotros nuestras lágrimas
cuando caigan en las bocas juntas
y tu sal será mía y estaré en tu sabor.
Y hormaré en ti como las cosas contenidas
Y seré un verso amordazado entre tus páginas
como una campana seca
o la lengua quieta de una campana
y crecerá el empalago de un sonido presentido
y te cantaré tu melodía
Y derramarás la mía
como un revoloteo agonizante
de alas de campana
que irán enloqueciendo hasta despertarse del desmayo
E ignorantes del tiempo que la felicidad
nos emboscaba
pensaremos fugazmente:
¿cuánto hace que podíamos amarnos?
Y no sabremos ni siquiera de nuestro principio
Y nuestro amor se estirará desde un incierto cuando
Y nos sabremos unidos sin entender la intrincada unión
y veremos plumas caídas de la locura de los pájaros
y el agua estará dura y chata en los estanques
Y tendremos frío de pensar haber estado menos juntos.




582.

Me he constipado en mí contra mis paredes
ajustadísimos
estoy acostumbrado a ignorarme
a saberte
a que me sepas.
alguien debe no ignorarme
y no debo ignorar a alguien
y estoy solo
mi soledad yo.
mis palabras
mi llamado
mi desesperación
mi alarido
me preña el dolor de mi expansión contenida
ceñida con el puño de mi silencio...
¡Pero ya basta!
ven. ven. ven. ven.
mi llamado rebota contra la noche
y laten las alas del eco
la redundancia de su remedo triste
la noche te llama
y está mojada de mi necesidad de ti
y esto
en mis manos estruendan los huecos
donde te pido
en mi boca se atoran ya mis veces
de cada uno de mil besos
se gastan las quillas contra la arena
y las olas cloquean paladeándose
y más allá está el mar




583.

la quemazón me muerde
me clava
su cepillo de espinas




584.

Estoy llorando
las cosas se ablandan entre la niebla
y parecen más tristes y fofas
y yo estoy cansado de ellas sin ti
cansado de estar triste.
esta noche me he hartado de mí
me da asco la nitidez de mis límites
me da asco mi existencia de isla.
Las palabras; se han enmarañado
las palabras en mi boca
vieja, antigua en una noche,
pero, qué importan las palabras
podrían haber goteado
con el sigilo de una mirada llenísima
ahora, sangrarían,
Tendría que amputarlas
el dolor,
el dolor en ti cuando te abandono
me siento como un pez enganchado
las palabras
no quisiera decir un anzuelo de
palabras




585.

Rezo tus ojos
como la pupila de la leña exhala la mirada del humo

porque rezar es eso
dejar resucitar el perfume
como una metáfora de la propia muerte
como si la propia alma se evaporara.

Rezo a tus ojos y
chorreo los brazos de los míos
como un incienso hacia las cúpulas
como la sangre transparente de mi alma
aroma hacia los altares.

Rezo con tus ojos que rezo
como una plegaria
de red y peces juntos
como una mano extendida
con la copa y el agua
Porque tú has vuelto con tus
anzuelos enredados de mis imágenes
como a veces yo vuelvo con tus
rincones de aljibe
en mis antorchas como baldes.
y amén,
también en tus ojos




586.

Hoy te extraño como nunca
¿cuántos siempres caben en el nunca?




587.

Hace un rato estábamos ahora en mí
ahora estamos en mí, dentro de un rato

Del tiempo del silencio quiero un rato
Del agua del tiempo algunas gotas
Del abandono de tu piel quiero el silencio
Del murmullo de mí, quieras un grito.




588.

Yo no sé qué me pasa esta mañana
que no puedo mirar fotografías
que no puedo asomarme a la ventana
ni leer siquiera una poesía
Yo no sé qué me pasa esta ventana
yo no sé qué me duele esta poesía
qué oculto puñal en las fotografías
¿es que voy a suicidarme esta mañana?

Yo no sé de esta pieza qué me ahoga
¿serán esos implacables espejos?
hay algo que en mi alma se deroga
hay algo que me estoy volviendo lejos
Me parece que el aire me interroga
que se me clavan a fondo los espejos
Hay algo esta mañana que me ahoga
Hay algo que estoy mucho más viejo

Tal vez la inmovilidad de los retratos
la mirada total de la mañana
los versos que no escribo a ratos
me voy a volcar por la ventana




589.

Voy a tientas por un túnel que
me parece recordar de una vida pasada
hay reliquias y frases en el fondo
de las vainas
amamantar el silencio




590.

Cada día supero una medida
Cada hora derroto algo definitivo
Cada instante te quiero más que nunca
hasta dónde
ojalá esta primavera me acumule
en un eterno domingo de campanas
y de flores
yo no quiero que hayas sido otra historia
cualquier otro milagro forastero
otra cara
Siento el útero de una inmemorial astrología
pesando en mi memoria y en mi cuerpo
y en mi alma
algo me traía eternamente hacia este encuentro
me arrastraba hacia tus ojos me decía
que aquí estabas
Y ahora todo el inventario de mi vida
todas las alas de mi eterna travesía
echan anclas
en tu vida.




591.

Me vuelvo con tus gotas
que se me quedan como astillas clavadas
con tu olor que se me adhiere como una pelusa enganchada
con tus pelusas en la ropa
con tu saliva con tus lágrimas
con todas tus cosas
como yo me quedo en tu dolor de
mi apostizamiento a ti




592.

Quiero llamarme con el oro de la abeja
con el nombre del telar de la mañana
quiero mi nombre con los remos de la nieve
quiero ser parecido a una manzana
Quiero estar hecho de greda planetaria
que se peinen cataratas en mis dedos
tener ruido de luna en el perfume
parecerme un poco a cualquier templo
Quiero tener mil ríos en el cuerpo
y mirada de cueva derramándose
ser todo fuera, no tener adentro
como el aire y el silencio amándose
quiero aprender a ser fosforescente
tener algo de mosca, carne de agua
y poder sumergirme entre la gente
y emanar del silencio de una caña
Ser total como la música que mana
entre el cráneo colosal de los planetas
y el oceánico pecho del espacio
frotando sus incalculables cabelleras
Quiero tener cabellera de cometa
ser vertiginoso cayendo cielo abajo
parecerme a una fogata bajo un lago
que mi nombre se escriba con estrellas.
Quiero tener uñas como un mar que late
que me confundan fácilmente con un clavo
caber en la copa de un estambre
que no basta para mí todo el espacio
Y después, con este cuerpo de universo
poner mi existencia hecha de canto
en el momento de entregarte el verso.
al ponerlo como un beso entre tus manos




593.

Tu recuerdo flamea en mí como una bandera
de perfume
Más que como un canto persistente como un calor
contiguo de las horas.
Tú eres aérea como las abejas que pueden extraviarse en un rosal

Has quedado como la sal que titula mis redes
en las brechas de mis venas que el amor no
puede guardarse en una caja ni puede quedar
en los versos sin evaporarse.
yo también me extravié en tus laberintos
y siempre hubo un misterio indescifrable en
tus colmenas,
pero el amor no puede guardarse en una caja
como un sabor o como el murmullo del fuego.
Tú lo sabes, porque has guardado las rosas en los
libros.
El amor de los versos es un caracol de sangre
donde laten los ecos del corazón del mar.
Tú no puedes tomar mi amor entre tus manos
pero yo sé que sí porque lo has tenido.
Ya puedo recuperar de las olas mis anzuelos vacíos
no me importan los peces porque ya no estás en el mar.
La tristeza de mis manos es infinita.




594.

Me gustan los lugares espumosos
esos rincones con monstruos de pelusas
los bolsillos inefables de los pordioseros
la melena de las palmeras que se han ido a otro planeta
la boca de un Dios muerto comiéndose
una nube
algunas tardes tristes, grises
con manadas oceánicas de lana
el cuello de las palomas que se evaporaron
los cadáveres de las fogatas en la tierra
la llama de los candiles
las habitaciones donde aún no ha muerto nadie
las entrañas aéreas del pan.
Me he hecho amigo de las alfombras
de la ropa vieja que nunca se regala
de los diarios con historia arrepentida
del nido lunar de las gallinas
Y hasta casi del blanco pubis de las olas.
A veces he llegado a ponerme las manos en el pelo,
Buscando lugares espumosos




595.

Tú fuiste agua de mar
y yo la tierra de la península.

fuimos montaña y cielo vistos en horizonte
tú fuiste el azul apuñalado yo fui monte

tú fuiste tierra
yo río




596.

Dios es tantas cosas que no puede decir yo.
cuando dice yo dice nosotros




597.

Ciérrate como la tierra sin cicatrices
como el cielo a la nuca de los pájaros
en la tarde última
y calla
el silencio es un campanario de palabras vacías
Pero mucho más, llamados
de domingos sin campanas.
Ciérrate, el nunca es más allá de los diluvios
Ciérrate como las espaldas en la niebla
como los barcos últimos
y no busques un pájaro
que te embastone el ciego
a tientas, la historia te asume por las manos
Ciérrate. Guarda los ojos para los sueños
que la realidad sólo es testigos
Tu boca es un cerrojo
como un pez azul definitivamente
Las palabras terminan en los hombres
y tu boca es un cerrojo
como todas
el día de los hombres por adentro
El día de los miles únicos espejos
donde cada rostro tiene cada eco.
Ciérrate
es en vano, primavera
calla como la tierra sin cicatrices
las flores son bajo los huesos
y van campanarios en las ramas
sonando a silencio de verdad
sobre los muertos.




598.

los plenilunios que se ahorcan con las ramas




599.

Nunca tuve algo contra mí
siempre quise apoderarme de todo
no sé por qué ahora sucedo
que me miro de frente
me busco en los espejos
me envío sonrisas
y me las devuelvo
Será que desde que nos encontramos
y en la soledad soy mucho más solitario
Busco entre mis adentros
quiero tener lo más tuyo
Y cuando me encuentro
Ya no me siento tan solo
Con algo de tus recuerdos.




600.

Nada espero en ti
pasaré a buscarme por tu vez
pero el espejo mutuamente
dirá nosotros a la espalda de los días
No me guardes que somos partidos desde siempre
Debes estarme
yo te soy mañana algunas veces
Pero tenemos los costados de campanas.
Y hoy (apenas) nos toca golondrinas
vivirnos la irremediable soledad que vamos
a veces ciegamente
justificada de rostros que tanteamos.
pero solos
eternamente ausentes
Ah! podernos las manos un beso
un solo cerrojo abierto el ciego
medirnos soledad en un viajero
tantearnos en palabras el silencio.
Morirnos diariamente
Tú que nunca vuelves a ti misma
y que nunca existes igualmente
¿cómo guardarme?
¿cómo no perderte?
si en esta sólo soledad se abisma
cualquier pájaro que pase a visitarme.
No nos esperemos amiga
amor un beso
la mentira nos crece de las manos
pero el beso se vuelca como el canto
que emerge de la flor y de la espiga
Es sólo eso
nos podemos porque vamos
aunque mañana que no estamos
Grito de sangre caiga o diga
Amiga, amiga mía
mañana es siempre todavía
No partamos
pero vamos
Adiós o para siempre
porque fuimos y olvidamos
porque levantamos los ojos de la gente
y entre sangre y savia
y las estrellas maduras que nos pasan
morimos o vivimos diariamente




601.

Yo no conozco esta tierra
he visto su retrato verde en los mapas
sé que hay un río como un puma derretido
que se echa constantemente en el mar.
He visto de pasada algunas casas
algunas esbeltas palmeras, unos faros
unas calles que son siempre las mismas
Tanta gente que no es extranjera
se diría que la memoria
les creció aquí como los frutos
de una planta cualquiera
Ya no me asustan las ciudades como ésta
No me importa dónde tienen la mirada
no tengo miedo de sus policías
y hasta me dan un poco de ternura
sus escuelas y sus hospitales.
yo no conozco esta ciudad de nadies
Pero hay otra que tampoco conocía
donde andaban retrasados mis recuerdos
esperando que yo los recogiera.
Marilói, yo te encontré en una ciudad
ya no le tengo miedo a estas ciudades
y me parece que no voy a volver a decir
ni la palabra nunca ni la palabra nadie.




602.

No eres más oscuridad profunda
a mis ojos, como ayer, misterio




603.

Un día me sumergiré en una selva.
Dejaré estas camisas elegantes
estos zapatos de pisar domingos
— (Nunca tuve guantes)
Me iré a vivir conmigo.
Dejaré mi nombre colgado de la puerta.
Seguro que dirán: ¡se ha vuelto loco!
¡se escapó de una fotografía!
¡Tirarlo todo de este modo!
¡La carrera que tenía!
Alguno hasta dirá ¡Dios mío!
Llamarán por teléfono a mi casa
Dirán: ¡Ya lo veía venir! ¡Sí!
¡Esto no me extraña nada!
Nadie dirá que me he vuelto colibrí.
Sí, me iré a vivir como la tierra
estoy cansado de vivir como la gente
estoy cansado de durar de demorarme
quiero jugar un poco a ser vertiente
tener menos ganas de matarme.
Tal vez alguien que mucho olvido por delante
Se pregunte por mí
creerá que lloro por mi almohada
que extraño sentirlos aplaudir
Y quizás hasta me tenga lástima.
No me importa nada me voy a ser.
Estoy decidido a desnudarme
a olvidarme todas las palabras
a tacharme el nombre de las calles
a volverme olvido a olvido planta.
Las culpas ya están organizadas
para eso codifican las condenas
Se fue desnudo: ¡estaba loco!
se fue cantando: "—era poeta"
se fue no más: "¿eso fue todo?"
"Tal vez será mejor que nunca vuelva."
Tal vez me olvidaría este poema
con alguna flor reseca en una caja
Tal vez lo leyera una persona buena
alguna muchacha enamorada
que también soñará con una selva.
Ella sabrá qué me estaba pasando
y quemará esta carta como a un mapa
para irse a llorar en una rosa.
para esconderse detrás de su mirada.
Alguien dirá: "Se ha vuelto loca"
y después matará una mariposa.




604.

Cuando los pájaros del beso
nievan blandamente como una mirada
como las mariposas de tus dedos parpadean
En mi frente,
y.




605.

No tener más que una primavera
y sentir que las hojas
se aflojan
que hay alguna en el suelo.



Alguna vez me empecé a quedar sin dios
culpa de las cucarachas tal vez
que eran demasiadas
y había que ponerles los mismos venenos
que se usan en las iglesias.
El caso es que me empecé a quedar sin dios
se evaporó como un útero oceánico.
Esta cicatriz que tengo no me gusta
Es demasiada
A veces le echo puñados de arena
me desaforo con cosas menos minerales
me quedo despierto por la noche
doy vuelta los espejos
para descubrirlos in fraganti
leo libros empezando por
el modo de olvidarlos
Es inútil
Quedarse sin dios es algo irremediable
Es como de repente
haber nacido muerto.
Por eso miro los astros inexplicables
con ingenuidad esperanzada
y le pido a mis sueños
que imaginen
que me vivan
que me sean
una nave que se acerca
un bote fosforescente
un gondolero con alas
De repente una memoria completa
de cosas definitivas
Un abuelo de diamante
que me seca
la intemperie del tiempo
con una túnica de música.
Porque de repente me empecé a quedar sin dios
y me di cuenta
que mi memoria
es un oscuro pasadizo
Una puerta de llaves caprichosas.
Qué pena que hubiera
tantas cucarachas, de verdad.




606.

Cuando revienta el pájaro de
un gong en el templo de
mi alma
y el estremecimiento salpica mis paredes de plumas
como astillas en que se esquirla el eco
como si abrazase con mi pecho el abrojo del sol
como si apretase con el puño de mi alma
tu mano mojada de arena,
tú has dicho: yo te quiero
y he sentido tu hijo como yo áspero
que agonizó el aplauso de sus alas como un
relámpago que se disolvió en mi carne
y cayó caliente como mi alma derretida, como
la firma de un acento
hasta tu pecho del amor redondo
hasta tu hijo de mi amor de espina
hasta nosotros del amor del hijo.




607.

Por un parlante viejo se escapa
una canción vieja
Ya la había yo escuchado antes, muchas veces
Acaso cuando otra vez la escuche
tras de este instante
recordaré a esta versión mellada
de chisporroteos de tornillos flojos
Por un parlante viejo se escucha una vieja canción, hoy
Nueva para mí, distinta
distante de mi oído
maquillada de ajenos ruidos
este arroyo musical se va secando
Ya llegó a su último punto este segmento
ahora se escapan por un parlante viejo
los crocantes crujidos quebradizos
de un ronroneo metálico de chispas
y no sé si se fuga o queda dentro
un vacío muy espeso.
Ya hace rato que miro el aparato que está mudo,
que amortaja un silencio de mortaja




608.
BIER KELLER

cuando fui a este sitio
tenía tu carta en mi mano
y mi corazón se remontaba
como la primera paloma del día




609.

Ayer estuve amortajado en soledad
por tu adiós que bendijo mi matrimonio con la noche
anclado estuve en un océano vacío
hasta que tú me anudaste, desataste los cordones
que enmudecieron mi camino

cuántas veces las lacias cuerdas de mi prisión
tensó la cohesión hacia ti que me absorbía
mas estaba con un trozo de ti, con tu palabra
y eras la barrera que me detenía
y era tu voz esa distancia.




610.
EL PALADAR SANGRIENTO DEL INFIERNO

Basta ya de edificar columnas
me voy a lanzar en avalancha. Mi querida
Loi. Esta aula es un útero negro y un poco el paladar sangriento del infierno. Aquí se puede morir azotado de burbujas. Pero no hay ningún modo de nacer en este sitio
Como te imaginarás aquí no viven palomas
esos pequeños planetas de harina que yo venero para dibujar tu cuerpo. Por supuesto no hay tampoco extraviadas golondrinas retazos de emigrados veranos, ateridas de soledad en este jardín de turbios aplausos.
Me he zambullido en esta página como un fugitivo entre la maleza quiero enterrarme bajo el aire un poco como Casuarinas bajo su cielo marrón-ocupado.
No quiero estos nadies con historia que giran entre las butacas. No sé los nombres de ninguno. Odio este sitio lentamente. cada cosa está sucia de distancia. Éste es el sitio de mi primer abandono. Ésta es nuestra primera lejanía. Por eso execro cada célula de espacio cada átomo de soledad.
A veces me parece triste que no sepas qué zapatos tengo puestos, qué camisa, qué recuerdo qué exacta postergación qué número soy de la demora de mi muerte.
Yo me estoy poniendo color de araña. ¿No es triste de verdad? De todos modos estoy desnudo bajo la ropa igual que estamos juntos dentro mío.
Hay algo más que he comprendido
es algo que se podría dibujar con anatomía de balanza. Imaginate si creyera en Dios
Y le pidiera que todo salga bien. Imaginate que Ainara hiciera algo proporcional.
A que no te podés imaginar el desastre administrativo de las oficinas Celestes?
Es mejor que no creamos. Dios nos agradecerá sus vacaciones.




611.

Oh palomas;
no palomas
que voláis del nido.
sin vestir los huevos;
que voláis del nido.
sin haberlo hecho;
porque el nido es eso,
no mullido puño
con paja de dedos
porque el nido es vientre
transformado en huevo.
oh palomas
que en fuga de vuelo
derrumban todo
lo que antes hicieron
que dejan su vientre
en ramas muriendo
mirad vuestras alas
como dos veleros
en el mar del aire,
flotando en el viento
mirad vuestras plumas
que visten los pechos
sabedlos desnudos
cuando antes nacieron
mirad hacia el nido;
los huevos sedientos
que reclaman quietos
el calor materno.
sabed vuestras alas
como alas fueron
las que os cubrieron
y luego volad.
si podéis al cielo
al azul que niegas
a los que en los cuerpos
anidaron presos,
mirad vuestro vuelo
y el nido deshecho.
y luego si pueden
resbalen al viento

Desclave tu avance
la vida que dentro
las entrañas tejieron
apuñalen insectos
al vuelo los pechos




612.

5 casas de cristal y luna
cinco almenas de mármol y maíz
cal y copa
candelabro y pétalo,
cinco alas techos olas
pequeños
en el alero dulce y espigón
de tus uñas
ventanas tibias
sin adentro como conchas
en tus dedos de alfil
como naves de caña y pan




613.

Desde que te conozco me fijo siempre en las
florerías
Me miro pasar en los cristales
Y me da ganas de cortarme el pelo
Amo al inventor de la fotografía
Me parecen mariposas los sellos postales
Y a veces acaricio a los teléfonos
Desde que te conozco hago cosas sencillas
No tomo más café con el sepulturero
Me olvido de revisar el almanaque
Dejo siempre abiertas las canillas
Me dejo encerrado en las fotografías

Y nunca me doy cuenta que tengo hambre.
Desde que te conozco lo que más me gusta,
es que todo me parece milagroso:
Recordar quién soy por la mañana
mirar relojes que ya no me asustan
estar adentro de mis ojos
que la vida no sea imaginaria
De verdad todo es mejor desde Nosotros
empiezo a entender ciertas palabras
y me he hecho cliente de las florerías
progreso enormemente con el sonambulismo
Me han echado hace poco de la fábrica
me he comprado un libro de poesías.
Ah! y desde que te conozco
todo el mundo me dice que estoy loco
Que de dónde saco esta cara de alegría.




614.

Dos unidos en pareja por cariño,
como tierras lazadas por un istmo;
como el vientre íntimo y el niño;
dos que aun siendo dos son uno mismo;
Así como
dos soplos que un pecho tiene presos;
dos labios tejidos en un beso;
tú y yo somos.




615.

no quiero tratar de ser inteligente
de haber podido inventar cosas feroces
prefiero que me dejen con las flores
llévense estos números urgentes
no quiero que me hagan usar lentes
no quiero ir a discursos ni a reuniones
no me regalen ni fusiles ni relojes
no me recuerden la palabra muerte
¿No se dan cuenta de que estoy enamorado
que no tengo nada de teorema
que ya nunca voy a envenenarme?
el que quiera sentarse aquí, a mi lado
tiene que dejarse crecer la primavera
y olvidarse para siempre de olvidarse.




616.

Ya estoy cansado de no ser Dios
estoy harto de no haberme muerto nunca
Sáquenme de aquí
ábranme los ojos
déjenme volver a mi memoria.




617.

Oh palomas
no palomas
que voláis del nido
sin vestir los huevos
que voláis del nido
sin haberlo hecho
porque el nido es eso
no mullido puño
con paja de dedos
porque el nido es vientre
que se lleva dentro
porque el nido es vientre
transformado en huevo
Oh palomas
no palomas
que en fuga de vuelo
derrumban todo
lo que antes hicieron
que dejan entrañas
en ramas muriendo
mirad vuestras alas
como dos veleros
en el mar del aire
flotando en el viento
mirad vuestras plumas
que enmascaran los pechos
sabedlos desnudos
cuando antes nacieron
mirad hacia el nido
los huevos sedientos
que reclaman quietos
el calor materno
sabed vuestras alas
como alas fueron
las que os cubrieron
y luego volad
si podeís al cielo
al azul que niegas
a los que en los cuerpos
anidaron presos.




618.

Calló el hablar de los ojos
como una lengua tapiada entre los labios
así callaron mis ojos,
mordidos por los labios de mis párpados.
calló el ruego de los ojos
porque ya no escuchan tus ojos sordos.
Callaron los ruegos como
cuando calla la lluvia porque es estéril la tierra
Calló el ruego de los labios
porque ya no te importa lo que ruegan.




619.

Arde como una vertiente
en mi charco desteñido de polvo
para mi alma turbia tu imagen
que es como un farol en la niebla.

Yo apoyo mis besos
como góndolas en ti
y tú te enturbias como tiritando
cuando yo apoyo mis besos como palomas en tus iglesias.

Muchas veces me quedo dormido
como un frasco de donde escapa el fantasma del perfume por el hábito
hasta que lo olvidemos
y podamos volver a comprobarlo.

Y despierto
sorprendido de tu vientre
que trama el hijo
como una rueca frutal.

Porque luego él será como las hiedras y trepará hasta tus ojos
Y yo lo aprenderé tras las ventanas
y luego él trepará por las columnas hasta tus ojos
y podrá verme en tu vientre guardando su tumba como una vela

porque habrá resucitado de tu vientre al cielo de tus ojos
y él será la hiedra que crecerá como el humo adosado a tus cráteres a tus volcanes
mientras su sombra trepa en nuestras almas
como la humedad cicatriza los muros de los templos.

A veces me quedo dormido
y al despertar pienso mientras tú sueñas
y escucho cantos que se atreven en tus senos
como las mariposas del panal que sueñas.
Y escucho en sus cúpulas cómo el jugo se enrolla
para nuestro inimposible uno y otro
para nuestra sola persona
para nuestra sola carne.

Cuando te miro de cerca eres como de naranja
como si estuviese dormido sobre una playa o sobre un cielo completado

No importa que no pueda sumergirme
hasta el primer tamaño antes de la nada.

Me basta con sospecharte de uvas
y pensar que en cada lugar tienes un árbol de mil manos
que esperan como flores el rocío de las mías.

Me basta con rozar un gong en una uva de tu vientre con mi antorcha
e incendiarte de ecos.

puedes ser íntegramente mía como mil estrellas simultáneas de mis ojos
con sólo convertirme en un pecho de tu abrazo
un pez de tu vena
mango de tu puño
para la noche en que eres valiente como la guarida de una grieta.

Las velas son pinceles velocísimos que hacen las cosas
son puñales de la noche
Pero las velas no pudieron hacerte
los ojos de mis manos te tuvieron antes de las velas
porque eres perpetua de mis ojos como las lágrimas
como los párpados.

Ha llegado la primavera y tú me emites de tus grutas
como el canto del agua próxima
porque he quedado como el eco del perfume.

Y yo corro por el páramo preparado de árboles
como la playa perfecta que saben las olas que se llevan el secreto de los castillos.
como la herida que tienen los puñales antes de la herida.

y te despierto para decirte que el invierno ya pasó
y que en las guitarras de las ramas crecen las frutas como un canto

pero tú que eres la tierra tiemblas aún por el arado como un corazón
y yo detengo el agónico ariete de la sangre
para apaciguar las olas contra los muros.




620.

una vela titubea
como una estrella
tartamuda de brillo
que parpadea




621.

comprobar las cosas
modifica la idea
que se tiene de ellas
porque siempre se comprueba
el error en la duda




622.

El silencio se adosa como una sombra
en mis muros
se acerca como una mano
total de mi piel
como se adhiere la música de la oscu-
ridad en los rincones.
Simplemente para ponerme triste.
para titular mi soledad
para calmar la sed del amor
de un candado que ya es el círculo
completo de los infinitos caminos
que vienen a beber, agrios de dientes
que muerden su puño, en mi pecho
como pájaros desesperados que
morirían sin mi tristeza
como sombras sin muros donde
ser.




623.

Enarbolamos peligros como los ciegos




624.

Recién ahora que somos
sé que nunca he querido ser
otra persona.




625.

De testimonios póstumos
quedó flotando en nadas
de música
liquen en el agua sin número




626.

ésta es una
isla de besos
que te buscaban




627.

soñé saber que soñaba




628.

Pasando por aquí, tuve ganas de absorberte
los ojos




629.

Como en una selva de
trébol, viven insectarios besos
entre las papilas de mi
lengua




630.

Ahora, en que mientras, ahora digo
no llega a caber el nombre en cada instante dicho
Ahora en que el ojo del presente siempre caminante
transita un sendero sucesivo de instantes

Muere y nace mi existencia momentánea en cada paso, en cada ahora,
y vive mi conciencia de segundos en las horas
Para saber que ahora vivo, mi segundo de antes.




631.

quisiera ser de la garganta de las sombras
para beberme el agua de la tuya y calmar
esta ansiedad que quiero sed de tu sombra
Quisiera mi alma la vasija de un muro
intransparente para recoger el amor del agua
de tu sombra
porque soy de sombra como tu amor de sombra
y con mis manos líquidas no puedo
asir las vísceras de mi agua, porque
puedo confundirlas con cualquier parte de
mí porque están en mí encendidas como la esperanza
desierta de los dedos solos
y las quiero de boca para guardar tu beso
y son de beso, que se escapa de ser mi sino
como los ojos que no pueden verse a sí sin
la piel dura como el agua.
porque nuestro amor imposible de sombras
se duplica en nuestro punto pero
sintiendo amor, pero sin amarse.
con palabras y sin voz, con voz y sin
oídos, con la impotencia de la música
para no riendar o del viento para
bajarse de su movimiento.




632.

El sol lubrica el suelo para
que resbalen
las sombras.




633.

Para morder tres frutas
en tus ramas
cerré las mandíbulas
de mis dedos en ella
y clavé un hacha en tu
tronco para treparme
y me llené de savia

allí se ha secado
tu verde mejor
y creció una rama
que cayó a tu lado
para ocupar tu sombra.




634.

A veces en el espejo
mi imagen se diluye
como la tinta
Se estira en el agua
Y yo no la voy a buscar,

nunca podré comprenderme
mis alas se disuelven
en mi mente
y no puedo verme
volar.




635.

El silencio se enturbia con mi voz
empañada y polvorienta como un río
donde tú has cruzado.
tu perfume susurra como un humo suave y lento
Yo te recorro lentamente como un pez que se adosa
a los vidrios de su pecera
y transcurro olas y desenredo espumas
después del pequeño remanso como un cerrojo
del hijo
y no me importa el cielo aturdido de nubes
y voy olvidando el silencio como un frío
que muere en la dentadura de las llamas
porque mis botes descifran las olas
como cuando mis manos despiertan tus formas
porque más que todo me apoyo como el
cielo en nuestro amor de horizontes
Y corrí las montañas como el viento
y quedé colgado del bosque sobre el abismo
y ahora con los escombros de los gajos
quebrados mis nubes se despluman
sobre ti
como un pájaro de fuego que será reemplaza-
do
porque sus alas que nos empujaron
se están quemando en tus altares.




636.

La tierra se abre, los volcanes rumian,
la lava susurra olor a ella
vendrá la lava.
Los riscos están polvorientos de olas
La música se derrite y el aire
está harapiento de viento
las cuevas se llenan de agua interior
los aljibes desbordan

Allá lejos hay llamas en los bosques
la tierra se abre e himna un aliento
a fruta
La lava, se aprieta contra las cúpulas.
Dentro corre la brisa blanca y líquida
Tu mano muerde la sábana donde se enreda un
grito arrugado
La tierra abierta, y el olor a fruta...
Llegan pájaros de nubes y hay un remanso de humo, y cae
un dolor negro, y frío y se clava total...




637.

Volver a un sitio que no se ha buscado
nunca, es más difícil que llevar
un camino hacia donde no se
ha estado pero se busca.




638.

Dos unidos en pareja por cariño
como tierras lazadas por un istmo
como el vientre íntimo y el niño
Dos que aun siendo dos son uno mismo
así como
dos soplos de amor que un pecho tiene presos

dos bocas tejidas en un beso

tú y yo somos.




639.

Tú estás detrás de esta noche
no importan los ojos de la noche
tú estás detrás en otra noche
tú estás detrás en una nítida noche




640.

Hay un amor para mí
lo guardas tú como una
vela tácitamente encendida
todo el día
Hasta que llegue la noche
de la llama verdadera
y tú hagas la misa en el altar
que guardas

hay un silencio para mí, lo emites tú
emerge de tus ojos como una
mirada.
Hay una paz para mí
la voy a beber a tu arroyo
tus manos laten entre las mías
como el último pájaro que parpadea
entre las hojas por la tarde

Hay una nueva paz para
mí los corales lentos
luego detenidos donde
las anclas fatigadas
rezan su herrumbre

como un pez siempre
conocido comprobado
tras las redes.

Hay una noche para mí
la tienes tú para mis botes,
como un
mar
a la hora de las quillas




641.

Alcanza el último peregrino de la procesión del eco
torna el último tramo del viento y llega a la primera hoja caída
viaja desde el instante antes de la sequía, a través de los peces y
llega hasta la lluvia
Allí estamos siempre encontrándonos por primera vez
con la eternidad disuelta en la gota del primer instante que es mar
de la gota del primer beso, mientras el árbol del grito goteaba las
primeras hojas del eco y nosotros dejando el instante ya para siempre vivo
pero inalcanzable cuando nos despertamos del punto con las alas rotas
contra la correntada de las horas, inauguramos los huecos en los
brazos los himnos en los ojos los pozos en las manos las alas en los
labios y el horizonte azul donde en el crepúsculo cuando la leña del
alma sostiene la llama de la ilusión que exhala el humo de la esperanza
vimos dos que bajaban la montaña hacia el lugar de nuestra
ceguera y los seguimos.
si quieres saber cuándo antes de una noche ya el hijo es hijo
Alcanza el último peregrino de la procesión del eco.




642.

A veces yo bajo hasta donde el mar que es cielo techa un pequeño
mar de agua doble, donde las estrellas de los peces se reflejan
sobre una patena oscura y dorada dura y blanda, algodón y espada, pero
siempre tierra, donde tú guardas el secreto que te murmuré una noche,
una noche en que imprimí mi sombra como un árbol en la tierra
mi palabra se desplomó en ti como un pájaro en el agua hasta entonces
imblanda de un aljibe
allí goteó mi voz como el agua que se desenreda de las fisuras
y cayó espesa y única la palabra, la letra, el punto
que tú encofraste amor punto letra palabra grito.
a veces miro por tus rendijas dentro del templo y veo en el altar de
tu alma, sobre el ara de mi imagen un pájaro que abriga la
sombra de mi reflejo en ti que la vela paciente de tu amor
derrama.
Yo no tengo imagen de tu imagen tú la guardas por mí
junto a la mía; por eso encierras las más simples mariposas
de los ecos de mi voz que sigue conjugando: eras, eres fuiste y
eres y serás eternamente




643.

Tú eres como el único lado del
espejo.
Ignoro el silencio infinito para oponer
a una palabra tuya.
Ignoro la palabra infinita para
aplacar tu silencio.
Eres como la única manera del abismo
puedo empezar por tus ojos
y terminar en tus manos
puedo comenzar por tu boca
y arribar a tu vientre

—No eres como el túnel de la música
que tiene dos entradas—

si te amare mañana
persistirás al margen de los días
o mi amor será la sombra en tu
trayecto por las horas
Pueden agregársete las veces
pero las viejas no se herrumbrarán
de polvo.
pueden adherírsete silencios
pero no han de agriarse tus palabras.
pueden adosársete mil noches
pero no estarán rancios los violines
derretidos
eres como una calle de neblina
no resuelta
el frío podrá remedarte
como la sed imita el sorbo
pero seguirás siendo tú
como una hora que corre por el
tiempo.
Huyendo de su espalda sin abrigo
que besa la nada del intiempo.




644.

Mi corazón es un campanario
y garabatea palomas
y desenreda cadenas
y aletea ecos como un compendio del mar.
Tu mirada sangra de tus ojos que laten
como un corazón asombrado que parpadea.
En el cielo hay mariposas que tiritan.
mi sangre va clausurando grillos
e inaugurando los grillos y cigarras
de mi escalofrío.
los pájaros de tu corazón han hecho un nido
con los gajos secos de tus dedos
en las ramas muertas de mis manos.
La savia asombrada tiene fe de peregrino y canta.
Mi corazón es un campanario
y tú
alegremente desesperada
lo agitas como a un incensario
y mis ojos se perfuman.
Qué poco importa la belleza de las cosas
para que las cosas sean hermosas.
Ya puedo darte las gracias
por mis lágrimas abolidas y los silencios
atrofiados
por los fríos mutilados
y los candados rotos de los trenes de la sangre.
Ya puedo darte las gracias.
Qué poco importa el sol para que mi alma
esté sumergida en la mañana.




645.

Voy navegando el río de tu cuerpo
y mi boca rema
he desenrollado el vértigo de dos remansos
deletreé los ladrillos laterales
de los aljibes
donde una brisa canta su túnica
de sombras
mientras los peces atónitos
se enrollaban en la columna
de mi pecera como una
hiedra
Ésa es mi primera paz: tus ojos.
transcurrí tus brazos como
arroyos mansos luego pedregosos
y turbulentos
Ésas son mis primeras olas
tus manos.

Y descifré los peces intrincados con
las anclas
y tu imagen se derritió entre las
olas como las cosas tras el
humo caliente
hasta que bajaron tus ojos a revolotear
su remanso y enloquecerse

Y tu amor rodó como un pájaro herido
como mis besos heridos que ya no
remaban
que parpadeaban sus últimas alas
moribundos
y el agua se desangraba
en racimos de mariposas
y en grillos vibrantes como eres
que brillaban como arena
de cristal,
y quedó el mar paladeando
y cabeceando contra los muros
con la primera quietud
del árbol caído sumergida
y las frutas mejores hundidas
con los peces.
Ése es mi amor: nosotros.
Mi nueva paz, como tus ojos
rescatados
como el río alisado tras las
piedras


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

(Continúa.)
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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Palomas guardadas (Continuación)

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646.

Ahora que hemos sido ya nosotros seamos cada uno
aunque las manos sangren y el silencio aturda
aunque me llames y te llame no responda ni respondas
aunque nos amemos siempre, tengámonos ya nunca.

aunque el corazón se atragante como un puño apretado
aunque no cicatrice el rastro del recuerdo y siga ecando
y aunque desde esas huellas en un sendero caminado que no caminaremos
nos prolonguemos hasta el instante, como si nos deshilacháramos.

libera mis pasos, desenjaularé los tuyos
nuestro abrazo desgarrado no estará destejido
y en él nos seguiremos abrazando, ya lejanos
mas el desabrigo será desiertamente frío.

aunque te extirpen de mí, te quedarás conmigo
aunque me amputen de ti perduraré en tu fondo
y aunque quedemos en las almas como el humo de los barcos
será triste, tristísima nuestra realidad de solos




647.

Se deshojan las migas del cielo,
hay pianos roncos que borbotan
Los pájaros del viento ríen buscando los peces de las migas
la lluvia chisporrotea grillos en los charcos
un trueno existe como una bocanada de cavernas
Pero el silencio perforado subsiste
valiente y mío como un muro antiguo
calavérico que grita más porque muere
con mil flechas porque arde con las
llamas que yuyan sobre el cadáver
de la lluvia cuando no está muerta del
todo.
La lluvia es como esas vidas puntuales que
existen entre su luz y su noche como
un instantáneo modo de poder morir
Mi derrumbe ata más hondo que la lluvia
yo tengo alas de lluvia por mis ámbitos
mi derrumbe es más lento que la lluvia
y llego a conocer mi
muerte




648.

se hacen líquidas y
los cantos se divisan en
el agua donde caen,
como la noche necesaria
para las estrellas y
la fosforescencia de las
mariposas,
y los silencio se
endurecen
y se vacían las
ventanas de los ojos
y en el gesto inicial
de una gruta tu voz
desaparece como si mi
manera de escuchar
fuese de repente una
mano, y busco
a tientas tus acentos
que empiezo a dudar.
y todo se congrega en
una fuente de donde
se parten los hombros
de las copas y las aguas
caen como un manto
frío en mi estómago
de vidrio o como
la luz que resbala
o la tinta que se empaña
en el agua poco a poco.
mientras el mundo
es un corazón al aire




649.

Incrustada tan honda como en un ojo, la
mirada, así la planta en la tierra.




650.

En medio cráneo de tablas
, la carne muerta de un cuerpo,
cerebro vacío descansa.

aturdidos los ojos de negro
seca la boca de palabras
el oído encandila el silencio.

En su boca la lengua callada
como el mudo lago en su lecho
así el cuerpo en la mortaja.




651.

Y yo te habito y a veces
soy la tierra.




652.

Y me inculcarás mis relieves
El aplauso de las alas que laten el vuelo

recoger los rumbos de las palomas




653.

Si las cosas tuvieran el solo gesto
de la forma, existiría mi ceguera




654.

No puedo decir que el ciego no ve las
formas. Sólo que no ve el color




655.

enderezar el rumbo de la
música sin cambiarla




656.

Declamar, reclamar muñones




657.

y tú tiendes el visillo
de la última lenta
ala de una agonía
o vuelcas el humo de
un aroma desde el
mordisco de una fogata




658.

Los harapos de mi voz siguen
sangrando
como el último brazo de
la batalla ciego de bandera
como una savia ronca
de astillas
como una vela quebrada
pero ya no son míos
tus cántaros y mis
hilachas se vuelcan
con un silencio inevitable
tres veces
crucificado de impotencia
como una campana incompleta
como el primer instante
de un techo mutilado
de columnas desesperando
brazos inútiles que no puede
emitir antes de los
escombros




659.

Los cisnes de la savia




660.

Quiero que como se hincha de silencio
nuestra habitación
después de mil olas
semille mi
sombra haciéndose más gritada
y se acurruque en tu mejor hueco
mientras te enrollas alrededor como
un abrazo sin brazos




661.

Hace mucho me asomé a mi alma y vi que una vela humedecía el cuarto con tu imagen transparente y amarillenta
y empolvada como lo que se vuelve viejo al llegar y verse mucho tiempo esperado,
y volvía a mis ojos y dejé el candado de mi silencio en el sótano de mi alma.
He vuelto atónito de mi alma, subí las escaleras sucias de mi mente y me quedé en los ojos y me di cuenta
como de una traición, que me sobresaltaba el frío.
El candado me quemó la puerta estalló
el alma había crecido y la vela era como un álamo de agua que flameaba desesperado
los dedos blandos del fuego lamían como sombras los ladrillos
de los muros y corrí espantado, hasta mí, seguido por los ecos de tu idea
hasta mis ojos hasta mi piel y vi que el frío me
estaba esperando como el hueco reservado para ti.
He caído de mis ojos, de mi boca
de mi piel.
Estoy al borde de mí como una
fruta al pie del árbol. Yo arrojo el grito de tu nombre
te arrojé mis manos
rompí mi silencio,
sin darme cuenta
que no estabas para
detenerlos,
y caí con un vidrio de mi
silencio clavado en la garganta disuelto en el cadáver del grito y entre la piel seca de las manos solas
con todas tus palabras en el vidrio en mi garganta;
con mi soledad ya sin importancia




662.

Además supe
que los lechos
se arquean frente
a la soledad, nunca
desde la ventana veo
pasar al amor, siempre
desde la calle veo
la ventana envuelta
en encajes antiguos que mejor
te asoman,

pero la lámpara
está encendida.

A. RIMBAUD




663.

¡Qué alivio algún instante doloroso!
¡Qué hermosa aquella lágrima doliente!
¡Qué leve aquella pena que dolió tanto!
¡Qué intenso es el dolor que ahora duele!




664.

Miraba
una estaca
plantada
en el suelo.
y pensaba:
mi amor y mi palabra
son eso.
la sombra y la estaca.
mi amor
es la tabla
cuando el sol
está en el cielo
mi amor
es la sombra
cuando febo
asoma
mi amor
es la estaca
cuando la sombra
es corta
la estaca
es mi palabra
cuando la sombra
es larga.
y cuando
la sombra
y el palo
no son distintos
mi amor
se adormece
y mi voz
es un grito
mas siempre
mi voz
es tabla
cuando la sombra
es larga
mi amor
es la estaca
cuando la sombra
es corta
un mar es mi alma
mis palabras
tan sólo una gota.




665.

Cuando leo un verso tuyo,
como si mi alma en pulmón se transformara,
y fuese la tuya el aire que respiro,
me hincho de tu alma.

Cuando tengo en mis manos un verso tuyo,
es como si tuvieses en las tuyas uno mío,
porque en ese verso siento una caricia
y cuando lo toco, es tu mano que acaricio.

Cuando leo un verso tuyo,
como si te escuchara hablarme lo que él dice,
se evapora desde mi alma el recuerdo de tu voz,
y las palabras escritas me repite.

Cuando estoy a tu lado
y hablándome de amor yo te escucho,
injertadas nuestras manos,
yo leo un verso tuyo.




666.

solamente me han quedado
las huellas que tu paso puso
y eso es todo tan sólo

humaredas de polvo

polvaredas de humo




667.

Desde mi ambigua manera de bailar
crecías desde el suelo como
un álamo de fuego
era una cosa más, una cualquiera
donde sentía lo grotesco de existir
y sin embargo
la magnitud de exceder toda
simbología

toda poesía.




668.
REENCARNACIÓN

El hombre que nació antes de morir.




669.

A veces creo que para qué unas pocas
entre tantas cosas que serían
y otras
que por qué no esas pocas
ya que no tantas otras.




670.
SIGLA

morar infinitamente como el veneno.




671.

Nos hallarás
yo en silencio y al costado un silencio
del tamaño de tus cosas

En el silencio
como un castillo sin muros
nos hallarás
En la arena que no tuvimos
para lavarnos el mundo
en el mundo que nos olvidó fácilmente
en el pecho de la noche sorda
en el quicio de tu sangre
asomada a oír la luz de la piel
Nos hallarás
en el verso vacío de palabras
que no nos pasó nunca
en las palabras que vivimos
iluminando cosas que no nos fueron
Nos hallarás en fin
en todas nuestras cosas
cambiadas de sitio
Y en todas las cosas que no dolimos nunca
que te busquen el acceso de tus días.
Nos hallarás
si nos buscas amiga
Nosotros te guarda
es un huerto que fuiste tierra
y yo como un labriego loco y ciego
hablaré del sol
con los hombres que repitan como en sueños
una historia de dos
Nos hallarás si nos buscas amiga
volver
es haber partido
pero partir es un largo tal vez.
Nos hallarás en la punta de tu regreso
Si nos hallas
habrás vuelto.
Aun para preguntar si te esperábamos
Quieres saber quién es la otra
persona de quien te hablo
Eres tú misma
partir es quedar un poco
aunque te lleves los ojos
y el acceso de los días
aunque te lleves el testimonio
Aquí te quedas esperándote
o perdiéndote en el nunca




672.

Somos tan predecibles que no puede
ocurrir nunca algo que exceda la indefinición
del miedo.




673.

Las vidas ruedan como el agua hacia los valles.




674.

Hoy tengo el corazón hecho un nudo.
del subsuelo de mi alma emergen
como en un remanso que devora
manos que se agitan, gritos urgentes.

Amanecí como arrasado, roto,
como un campamento devastado.
como una iglesia profanada
como una tumba después de un terremoto

Como a una cruz o a un timón, los dos,
como a un bastón o a un mediodía
quise atrapar tu nombre que pasaba
pero las manos de quedarte no eran mías

La vida arrecia con rosas o puñales:
o como el pan de trigo o como el de veneno.
No me importa una muerte equivocada
yo sé cuál es el pan que quiero
si el pan de despertar no es morir sueños

Pero no quiero que mueras con mi muerte
no quiero inundarte con suicidio
Yo te invito a mi mesa, está servida
pero el pan, amor, es sólo mío.

En mi vida verás fotografías
y unos viejos floreros atendidos
Hay un sótano de rito inaccesible
sin embargo no hay nada prohibido.

En mi vida no hay puertas para abrirte
puedes pasar con sólo una mirada
pero antes de entrar, quiero decirte
algunas cosas que ya están gastadas.

Si te bastan estas pocas herramientas,
el poco combustible de mi lámpara,
mis manos un poco enronquecidas,
y mis ojos con restos de batallas,

Ya puedes pasar y acomodarte
Descálzate, si quieres, todo es tuyo.
Tengo sólo otra cosa que contarte:
entre estas sillas y estos muebles sucios

Hay algo nuevo que he encontrado
algo que entró recién junto contigo
que no tiene nada viejo ni gastado
Algo que soy de verdad mucho más niño
Algo que nunca había cultivado
Algo mágico que me hace ser más vivo
Es que nunca he estado enamorado.




675.

Hoy he amanecido con el alma enredada
con la voz que pierde su camino
con la memoria como desorientada
me parece que ni siquiera he amanecido

Una rosa me regala una promesa
una esquina me unta con delito
me asesta el vacío una ventana
Tal vez lo que más duele es el vacío

Es una cosa de verdad incalculable
esta deriva ciega, sin destino.

Esta zozobra de todos los altares
esta prisión de todo mi albedrío

He sentido que tiraba de un cadáver
un lastre acusatorio detrás de mí
era mi sombra, todo mi equipaje
mi rastro, las manos de mi hijo.

Quisiera arrancarme el corazón de cuajo
extricar este nudo a cuchilladas
y llevarlo lejos y enterrarlo
y dejar todas mis huellas enterradas.




676.

Tu orgasmo como un escalofrío del mundo




677.

Si fueras perro moverías la cola.




678.
SIMBOLOGÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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Palomas guardadas (Continuación)

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

700.

El trasbordo de la realidad a los
Símbolos




701.

La eficiencia de todas nuestras
compuertas y pulsos.

Choqui querida
siempre beso la boca
absurda del silencio.




702.

Durante siglos descubrí y abrí puertas
en muros. No llevaban a ninguna
parte. Pero ya el solo hecho
de develar el misterio de que hubiese
puertas ocultas me avisaba un
pasillo que aún espero. ahora abro
esta puerta. la pirámide completada
y me quedo con la eternidad, el
último instante es el tiempo
absoluto la inmovilidad del infinito
Todo lo abarco y lo comprendo, lo
soy. La última puerta.

"escrito aparecido en la pared de
la habitación donde apoyaba
la cabecera de la cama de
Ernesto el día de su muerte.
La tinta correspondía a la de la
birome del médico que confirmó
su muerte."




703.
EJECUTAR

territorio
ininteligible




704.

El follaje de mis sombras
hebra




705.

Generalmente después de sucedidas las
cosas tenemos la única certeza
posible, el pasado. Y también es
el momento en que comprendemos
qué fácilmente suceden. Allí
entonces medimos con la boca
del asombro el número del
peligro o la potencia que habemos;
lo uno en el caso de entender
que cerca de la muerte se está dia-
riamente a una distancia de
imperceptible "casi"; y lo otro en
el caso de arrepentirnos por el tiempo
perdido, por la cobardía de no ser
capaces del riesgo que al final de
cuentas es común a todas las cosas;
Esto último sucede, cuando vemos
consumada una empresa de que no
fuimos capaces, pero sólo en el
plano de la iniciativa o de la decisión.

En un último instante todo
nos acude a comprobar
nuestra potencia: ¡Pude!
¡Hubiera podido...
y las lamentables equivocaciones
hubiera podido pero ya es tarde
y las aún peores, era posible
cuando pensé que ya era tarde,
pero ahora imposible y siempre
cada vez es más tarde y en
verdad nada sería anticipar-
se. Siempre tenemos miedo
de la inoportunidad, cuando
en verdad la única es la
falta total de ellas, el
absoluto nunca, el no.
prudencia es mueca, lo
menos de un tiempo y la no
prudencia no significa imprudencia
sino vigencia. Es característico
de los indecisos (otros adjetivos también)
respaldarse en argumentadas precau-
ciones de las que hasta ellos mismos
llegan a convencerse.




706.

Yo algún día soñé con este día,
y hoy no puedo despertarme de ese sueño,
porque sueño sin soñar, sueño despierto.
Yo quisiera estar soñando todavía.
Oh, qué hermoso espejismo el sueño que dormía.
Ah, qué cálida luz soñar viviendo.
Ay qué oscuridad cuando quedan los recuerdos.
Yo quisiera estar soñando todavía.




707.

Así lloran los hombres
con lágrimas secas y sollozos callados.
Así lloran los hombres,
los hombres no lloran, son machos.

Todos van por la calle, ésos son los hombres.
De la mano llevan sus novias y esposas.
Yo no soy un hombre; son ésos los hombres;
ellos no están solos, por eso no lloran.




708.
OH PRIMERA HERIDA EN LA PIEL

Oh, bautismo de amor que yo te di,
yo te bauticé en el nombre de mi amor
Oh primera herida en la carne que herí
oh primera espina en la piel vacía de dolor
yo te di la madeja, tú tejerás la lana
digestión
de semillas
en estómago
abonado




709.

Toda la furia de este silencio
al que le soy unas olas que rompen
sobre la playa de la soledad.
Quiero medirte con las manos
Quiero medirte el silencio con las
manos como explorándote
No me dan miedo los capitanes
Ni los soldados muertos sobre tus
inatestiguables espantos, no me
espantan tus indios pintados de
silencio ni tus ratas sol.
Todo lo que quiero es medírtelo
todo con las manos para después chuparme
los dedos.
Todo te lo quiero, aunque no
sepa que me acechas más allá
porque yo sé que siempre sigues detrás
de un recodo y yo con una lámpara
te enderezaré el sol doble, como en
un túnel donde se ve la salida.
Todo te lo quiero y todo lo que
te quiero son yo. Qué más
acaso puedo pedirte más
que yo mismo.
Porque ni siquiera me dan
miedo los campamentos de tu
historia ni tus túneles poblados
de esqueletos. Porque si quieres,
me defenderé de tus indios con
lanzas y cuchillos que haré con los
huesos de tus muertos y si te
parece dulce me comeré las hormi-
gas con que devoraste tus capitanes
dormidos.




710.

Nada importa si estarás luego conmigo
Esperar el momento es remontar hacia una cima
Todo lo que pasa, son paisajes ignorados
Sólo tengo ojos para ti, amada mía.




711.

Tienes un nombre que repetía de memoria,
como si inconscientemente de la boca rodara
la piedra de una palabra despeñada de un monte.
Nunca supe, hasta hoy, qué significa esa palabra.

Ayer cuando te ibas quise clavar tu vuelo con un ruego
Quise poner en el arco de mi boca, la flecha que asesinara tu paso,
pero aquella palabra de memoria, había rodado de mi boca.
Hoy, con fruición infinita, la digo, llorando.




712.

Escríbeme el alma con la pluma de un ruego y con
tinta de lágrimas
Yo lloraré las letras por no haberlas silenciado
Yo contagiaré tu alma




713.

Yo quería decírtelo sin prisa
que esperaras y supieras que esperabas
Luego entonces la palabra llegaría.
Esperaste sin saber cuándo llegaba
y te ensordeciste de silencio desierto.
Luego vino, pero ya no me escuchabas
Cansada de esperar, ya no escuchaste
yo te amaba antes, pero fue poco eso
la palabra de amor te llegó tarde.
Luego en tus oídos las palabras fueron
como en el hermetismo impermeable de las piedras
tan sólo blando y casi
mudo viento.
Esa esperanza que tu alma ya no llena
es la que en la mía tu esperanza espera.




714.

acaso haber inventado el lenguaje
fue para poder mentir.




715.

lo mismo con tiempo y fuerza se tallan
el agua el aire la piedra o la madera




716.

Mientras está en silencio la ajena quietud
la miguita su paz.
yo soy el remanso que se acercó a la orilla
mientras corre borrascoso el río
todos siguen batallando, yo comencé a agonizar.




717.

Matrimonio de manos.
Viudez de penas.
Marchamos atados
por la vereda.
Divorcio de manos
matrimonio de penas
Camino solo
por la vereda




718.

tal vez en un primer momento todo
le agua
luego ya no sé si todo empieza
con la lluvia o con el más que nube




719.

Cuando tenga la real
bravura de los que pueden
ser mansos.




720.

En cada hueco blanco de este cuaderno
se detuvo mi alma y mi deseo a
reclamarte, y te busqué en el aire
para completar mis besos
para lavar el silencio de mis
manos en tu pelo tibio, para
despavorir mis miedos con tus ojos
como inundaciones de lámparas.




721.

Hoy es nunca.
El sitio de cualquier quizá
que nos encuentra.
Llegamos a nosotros.
El día nos sube a los ojos
por las cosas que vamos
Vas recogiendo tu tiempo.
un instante serás siempre.




722.

Empuñarte como un puñal y clavarte a mi lado,
contenerte en carcelero dique, agua fugitiva,
hacer una camisa de brazos que te embotelle,
es abrazarte con avidez infinita.

Ahorcar de un abrazo la persona amada,
Atarla, como la soga que circunscribe el cuello,
Y paladear con lengua de piel el gusto a piel de la piel palpada,
es sentir que el abrazo del alma aprieta un gozo inmenso.

Tender los brazos como laderas que se besan en un valle
esperando que un alma se desmorone dentro,
y volverlos como boca que bebió en un espejismo,
secos; Es el vano abrazo de un esfuerzo.

Sentir los brazos sucios de una hambrienta sed,
cuando labiaron un respiro ebrio de ansiedad
y se asfixiaron en un vacío desierto de ti
es comenzar, con avidez de luz, la ceguera a llorar

Sentir lo que se siente cuando se intenta inútilmente
asirse de una rama, cavernando algún abrazo,
Para descienagarse de la solicitud de la Soledad,
es sentirse como yo, solo y abandonado.




723.

las palabras las frutas tus
manos, el silencio con que
juego como con un gato
todas las cosas

la lluvia

cuando tenga la mansedum-
bre de los fácilmente bravíos
te llegaré desde la gente
manso como el silencio
y solo como las palabras
irreal como las cosas que
sólo son en los ojos
y si me preguntas
para qué he venido
me sacaré los zapatos
para mostrarte mi
vida y si no me preguntas
nada agregaré al tuyo
mi silencio redondo
para que bebamos los dos de
la misma soledad.




724.

el ocioso silencio de los barcos
dormidos




725.

Después de haber remado toda la luna.
entre los animales muertos y los gritos rotos
en tu bocado despeñado de luz
íntimo precipicio del pez sobre
la arena
en el musgo caliente que rodea
tu garganta más hambre
latiremos en silencio
como los barcos dormidos en los puertos.




726.

apenas se desenhebraba por
un alegre orificio de sangre
la bala. como si su carne se hubiese
puesto a silbar grotescamente
apenas se enhebraba por un pasadizo de su
mente un silbo de cordura como la
luz de un cerrojo.




727.

Sobre el labio de la nada
nos quedamos parados
como el testimonio

Una mano en los hombres
otra en el miedo

en dos manos era hombre.

Entonces nos quedaba entonces.
la única historia
y bajé los ojos

hasta tocarte el amor
con el silencio

Hasta entonces identificá
bamos las palabras
pero todo empezaba
a sernos más
que el pensamiento




728.

implacable atroz brutalmente
dulce.




729.

entrar en ti.




730.

sólo pude que hoy
no quiero verte.




731.

casi te di un beso.
Esto lo escribí, pensando que me
preguntarías qué había escrito.

ahora que lo has leído. (No vaya
a ser que no me preguntes qué he
escrito) ya sabes que si no
fuera por vos, o porque pienso
qué sé yo qué. hubiera
cambiado un papel por una
verdad.




732.

El silencio de mi pan se desangrará
en los dientes de tu insomnio

En el labio que sonríe tu locura
una golondrina como tu boca
se despecharía la luz.

Y yo quedaría
moviéndome
gestos feroces
con esta ininexistible actitud de
espacio
esta vívida medida de los muertos

profiriendo sombras
describiendo palabras feroces.
No.

Mejor salvarnos los ojos
medirnos el hambre con la piel
clavar los remos y el timón de los
barcos
quedarnos con las velas de la
sangre
involuntarios
en el incalculable designio
con la ferocidad de las estrellas
madurada en la ternura de
las manos.




733.

He dicho tres veces feroz.
tal vez porque quiero contigo
la mansedumbre de los tigres.




734.

He caminado por los hombres
poblándome los ojos
y todo se fue volviendo palabras.
Esto es todo.

Quiero alumbrarte con mis sombras
Echar el canto desierto del silencio
Para llenarte las manos con estrellas-
Víveme
Eso es todo
palabras

y aquí
quedarme tus ojos
todo lo existo como el silencio
que es todas las palabras




735.

Diccionario de quererte




736.

A veces no eras hasta que todas las veces

Beberte la historia que me venías

Secándonos el nunca
de los ojos vacíos de nosotros
en los días que nos llegamos.




737.

como un espejo en una habitación
donde todo está en sombras




738.

Escucha.
en la última lejanía
hay un mar que no tiene latidos




739.

yo no soy un hombre, los hombres son ésos
ellos no están solos,
por eso no lloran




740.

¿Qué decirte por que sepas cuánto lloro
si no hay lágrima que ablande tu silencio?
enmudece ese silencio que me aturde
yo callaré esta lágrima para escucharte atento.




741.
LAS HABITACIONES DEL INSOMNIO

Por fin sonó el teléfono. Un escalofrío me llenó de arena. Cuánto puede asombrarme lo que termina con una espera.
Qué ajena sentí la inquietud o no del que llamaba.
¿Qué era el otro lado de un teléfono?
Y tres veces la chicharra. Un ritmo interior separó mucho la cuarta. Sentí la eternidad, la última campanada. Y ya no sonó la chicharra. ¿Era ésa la consigna que estaba esperando? ¿Uno que se dio cuenta que equivocó el número al tercer timbrazo, o Graciela que se volvía al rincón de su café para ordenar el mientras de mi colectivo? Pensé en que dudaría ella también de haberse equivocado. Hay timbres parecidos. ¿Y si no había sido mi número, y yo aquí, otra vez con el corazón estirado equivocando rumbos en qué sé yo qué venas, con el saco en la mano como un idiota?
Había sido ella. ¿Quién si no a esa hora, y por qué equivocarse justo con mi casa y por qué tres timbrazos? Salí, con el saco en la mano todavía.
Tuve miedo de contar más ritmos en el ascensor, como si se me pasara el momento de evitar el infinito en un cuadrado tan verde con una fecha rayada a moneda y un lugar sin espejo, que necesité en ese momento. Siete pisos. Fácilmente un segundo pudo ser más largo que un día. Tantos segundos en ese día corto que también pudieron ser más largos que un día.
¿Y si Graciela estaba llamando, sin saber de poder ser dudada con un equivocado a las 12 y tres timbres iguales?
Creo que los locos empiezan perdiendo el ritmo. Las habitaciones del insomnio tienen paredes móviles que están acercándose constantemente y nunca llegan.
La calle se me aplastó contra la piel distraída. Me recortó los contornos con esa exactitud con que el frío limita los miembros que pudieron parecer infinitos.
La noche caminaba a mi costado. Ahora el ritmo era mío. Aunque había otros. Aunque hubiera otros.
Estaba parada afuera soportando el edificio que se le apoyaba en la espalda. La quería con esa sensación a gusto rojo y salada.
Adentro de la confitería, qué me importaban las gentes que no existían, no esperaban teléfonos ni la querían con sensaciones ni la veían soportando edificios.


Yo no manejaba las luces de las ventanas prendidas. Las recogía así, mías en un primer u octavo piso, la noche era así, y ninguna tuvo las luces en el mismo orden, o yo no lo vi.
Graciela compartía la noche a mi costado. Era dulce verla sufrir. Sí, sufría. Pobrecita, me comía su imagen como acurrucando un cachorro con frío.
Era múltiple, tenía raíces clavadas por adentro, y no entendía nunca que me gustaba besarla entre las piernas o chuparle los pies o morderle el pelo.


El saloncito era cuadrado, color crema, con guardas, cuadros, sillones, revistas y una mesa debajo de las revistas. La imagen era más Graciela. Yo miré cosa por cosa y la imagen siguió siendo más Graciela. Luego desaparecieron las guardas, las revistas, el color crema, la llave de la luz o el lugar del enchufe. Nunca me voy a acordar, era un lugar, una sala de espera, amontonadas un montón de cosas para ser sala de espera. La imagen era Graciela. Espera. Graciela. Me miré los zapatos. Todavía a veces me miro los zapatos, sin buscar nada.
No conté cuántas baldosas miraba ni miré el dibujo. Ya no llevé la cuenta de ritmos. Todo era un mazacote espeso de cuadros y enchufes y silencio entre Graciela y Graciela.
Otra vez el doctor. Corregí la primera imagen. Era más pelado que cuando entré y otras cosas más. Era ése y mi imagen que pierde facciones en seguida era igual pero toda distinta.
Salimos en el ascensor viejo, repetía por dentro tres días el antibiótico, no se esfuerce y ya sabe...
Otra vez los sótanos y las cosas.
Eso debería ser el mundo interior, digo yo.
No había pensado que ya no me preocupaba de los tres timbrazos del teléfono.
El tapado de ella era rojo, siempre me sorprendían las cosas, eran un poquito diferente a lo que yo las había aprendido. Esos botones también y siempre me doy cuenta.
Ahí terminaba el papel, no me disgustó del todo.




742.
LA CAMA DE LAS FRUSTRACIONES

Un par de putas licenciadas en algo


I

Ah, qué felicidad, qué felicidad. Estamos en verano, las camisas son prendiditas adelante, porque en invierno no hay suéter que aguante. Donde te lo querés poner se te ensartaron las lanas entre los cuernos. Está bien, la moda del cuerno con flecos. Deshilachados. Los chicos usan jeans desflecados y los viejos usan cuernos con flecos. ¿Qué decía tu mamá cuando eras chiquito? “Este chico no tiene mollera, tiene cuernos.â€
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
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Continúa

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

Continúa.

Continúan los poemas, Dios mediante.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

Jorge Lemoine y Bosshardt
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El enfermo soy yo

Mensaje por Jorge Lemoine y Bosshardt »

No son enfermos, el enfermo soy yo, dije cualquier cosa, pero hay que trabajar como trabajo yo.

Después borro todo. Nada tiene que ver con nada.




Ay Dios mío, ¡si me pusieran en Google! ¿No ven cómo trabajo? Como un caballo.

Es el trabajo de toda la vida, hay que considerar.




Quejarse es ser desagradecido con Dios.
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.

MAHOMA

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