con paisajes urbanos vestidos de harapos,
empedradas veredas, torcidas trenzas de huellas
caminan mis dos piernas en un dueto,
y miro aquel gran árbol que se ve tan cansado
muy vacías sus hojas de aires
en verdes y amarillos tonos
que semejando pájaros con sueños perplejos
me prenden luz del día y su energía,
son caminos con pasos olvidados,
lacios, atormentados zapatones
crujiendo sus canciones que bermejas
parecen el croar de ranas
cantándole a su charca .
Son paisajes urbanos con huecas catedrales,
sin cúpulas, ausentes campanarios
esparcen silencio gris,
es tarde de domingo este enero tan seco,
mis dos piernas son duetos, un triste lamentar,
sin encontrar el cauce
de un riachuelo fresco para apagar la sed;
está vestida en seda la mañana cansada
las horas en péndulos estiran trenzas rubias
con hilos de Ariadna, enrollada madeja
pero la vida sigue detrás del minutero
pues ella no se cansa, y vive caminando.