Verdea el dí¬a con rayos de sol;
a veces relámpagos, y luces rojas;
nadie advierte el pulso de la vida
late un impromptu bello, sorpresivo,
nace del corazón del poeta, músico, del pintor,
transportado por la mano del que escribe
sus má gicos arpegios, rimas, sonidos, coloridos,
es la vida que fluye en animosa cascada
con la sangre navegando por sus ríos interiores,
y las ideas fluyen como flautas traversas.
Y allí enfrenta al mar, su constante oleaje,
corre el vacío por calles insondables y perplejas,
su amor une al impromptu que se estrella en las rocas,
es el cambio de mente de ciudad al océano,
confusión agolpada en mil ojos que miran sin ver,
confusas ideas de una viudez literaria
que se agolpan en márgenes estrechos, de amar sin querer.
Más tarde, la luz de un candil reverbera las mil pausas
y un sonido de paz se incorpora en todos lados,
al echarse de menos algo que no se sabe:
el hueco de nostalgia que aparece en la nada,
eres tú amor que te siento tan lejos,
insoslayable y eterno scherzzo necesario,
no se puede expresar en abecedarios,
impromptu, que se aparece en todas partes.
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