Poemas
Moderador: Julian Lopez
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Te acorralaré hasta matarte
Te acorralaré hasta matarte
CUENTOS
Tenemos que aspirar a vivir en estado poético y evitar que la prosa sumerja para siempre nuestras vidas.
CARLOS NORONHA
CACHO UNO
Viaje al fondo del mar
¿CUÃ
CUENTOS
Tenemos que aspirar a vivir en estado poético y evitar que la prosa sumerja para siempre nuestras vidas.
CARLOS NORONHA
CACHO UNO
Viaje al fondo del mar
¿CUÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Continuación
SOLO COMO EL PRIMER MUERTO
...¿O acaso cree ser la única que tiene derecho a su voz, a sus manos?
Estoy solo. ¿No lo entiende?
¡Solo! ¡Solo!... Solo.
Y estoy más solo que lo que puede entenderme.
Más solo que solo.
Porque alguna vez no estuve solo.
Porque no puedo estar solo del todo. Porque tengo voz, y manos. Y no crea que eso es asqueroso... Es... ¡Qué sé yo!... Es triste.
Vea, m..., me da ganas de llorar. ¡Y he llorado!
Yo sé que hay muchos solos.
Y que nos damos las manos de los ojos en las estrellas.
Pero después... ¿Qué estrellas?...
Uno se hace un levante y pierde confianza con el cielo.
Y sale mucho más triste al frÃo, con el aire hurgándole el alma, y con más ganas de llorar.
Porque no tiene con qué.
Ya a esta altura del partido debo tener el alma herrumbrada.
Tengo callos en los ojos.
Y el corazón abollado de tanto aletear sin razón.
¿Sabe?... Vivir sin fe es sólo aptitud para morir.
Siento que el alma se me evapora, que sube como si fuera de humo hasta el corazón del cielo.
Y después me llovizna por la espalda decepcionada.
¿No cree que el alma está en el vientre? ¿Después de todo?...
Una mano le pide a la otra... Mire, ya las tengo secas.
Y tengo ganas de gritar.
De meter las muelas de arriba en las de abajo. Y al revés al mismo tiempo.
Y tengo miedo de morirme...
O de despertarme y ver que soñé algo tristÃsimo y que estoy más solo que el primer muerto.
Estoy atrozmente solo. Dejado. Quedado... Como el último vivo.
Un ciego de nacimiento, si es que llora, no sabe por qué.
Yo sÃ. Yo sé que no veré más.
Yo iré olvidando poco a poco, que es el peor de los recuerdos: saber que se ha olvidado.
Es la manera más vengativa de las cicatrices.
TODA LA NOCHE BESADOS
La primera vez la habÃa visto sin pensar en la casualidad de que las cosas fueran como eran y no de manera diferente, que tal vez también me harÃa pensar en la casualidad.
Pero ella no era ella, porque por qué no una que leÃa con los dedos olvidados en una obsesión entre el pelo, o la que se habÃa bajado por adelante o la que a veces en un bache me rozaba sin dar tiempo a la noción que apenas ensayaba una sensación sin luego.
Porque uno es uno entre muchos, y me sorprende la posibilidad de hoy, ida y vuelta hasta aquel dÃa, como un temor de que no hubiera sido.
Nunca se separa cada uno de todos.
Advertido es uno y los otros, por eso ella, que no tenÃa por qué serlo, era ella. Por qué hoy, porque hoy tal vez es ella desde antes, pero recién hoy, porque ya puede haber recuerdo, ya tenemos antes hoy, ese extraño futuro recogido donde aprendo que las segundas veces son una casualidad mayor, o la primera casualidad, porque por qué no en realidad la primera vez.
Porque los colectivos llevan gente y la gente debe ser gente, y todos los que son, en alguna parte, pueden tomar ese colectivo, y habrÃan podido ser y fueron, o no fueron, y todo debe ser dónde y también cuándo, y con quién. Por eso es razonable que sea, que haya sido, y que las veces se recojan también en la segunda, cuando la primera se vuelve primera y algo pierde el anónimo olvido cotidiano, preparado para todo lo que no queda o, tal vez, por tan poco, ni siquiera pasa, y me vuelve testigo, me es un poco la tarde, mi certeza de ella.
De repente algo tiene razones, cobra dudas y preguntas, se cae en la cuenta de los quizá que pierden el infinito en una vez, para haber sido definitivamente inexorable.
Por eso todo lo que es tiene los "como" en el ahora estrenado.
Y el colectivo incesante reuniendo el nunca con el siempre. El cada dÃa con el primer dÃa (siempre hay un primer dÃa) y ese hastÃo vertical acosado del diario naufragio de siempre anonimato, cuando no asusta ni sorprende que todas las veces que son primeras también pueden ser últimas. Y no pregunto por los que ni siquiera revisé (amontonadamente todo o siempre), no pregunto quién, no sabré luego que vi o pude haberla visto ese dÃa. O quién morirá mañana o no tendrá otras veces, o no recuerdo hoy si antes.
Y el fragor del lunes nos alcanzaba a todos, pero a los dos, porque ya los dos, ya ella.
Y el pelo se le subÃa hasta la cabeza como un tigre azul.
Y mi certeza en un segundo y mi anonimato interrumpido y siempre por atrás y por delante. Esa mirada de ser también los otros. De ser el púlpito que somos hacia más allá de nosotros. Esa mirada de colectivo, de lunes, de nunca y de tal vez.
Hoy la conozco. Viajé hasta su imagen por las veces. Hoy no comprendo cómo pudo un dÃa no parecerse a nadie. Hoy que recuerdo que tantas veces se parece a ella. (Que cada mirada primera hasta lograr la segunda que necesita ya un recuerdo o un olvido preparado), que cada mirada vacilada en el reflejo de los vidrios, que su mirada entrecortada entre tráficos de lunes y ciudad, entre cabezas y brazos hacia el pasamanos. Hoy que recuerdo que de las historias se guardó una sola cosa de los dÃas y tengo su cara fácil que no puede ser incierta, su cara que no habÃa sido.
Hoy recuerdo que nos fuimos por las veces sin preguntar mañana y amontonando ayer parados sobre un punto.
HabÃa recordado ese ronco 60 sobre Las Heras, todas las cosas que venÃan empujadas de ayer y que recién tenÃan hoy. HabÃa recordado que siempre es porque sà o porque algo; un libro en la mano y una carpeta acostumbrada (cuántas cosas que son costumbres pueden ser nuevas y sorprendentes con sólo cambiar una persona).
HabÃa recordado que nos habÃamos ido hasta el dÃa sin contarnos, que los dÃas empiezan hace mucho encontrándose el proceso, la algebraica antecesión, la sucesión causal de lo que sólo se dice historia (siempre el quizá hacia adelante).
Y no bastan los mañanas recorridos ni las cosas justas o las premisas que no han sido todo lo que ha sido.
Hoy recuerdo el miedo primitivo (el dÃa que me persiguió hasta el dÃa). Aprender los primeros olvidos.
Estuvimos toda la noche besados contra el insomnio inminente. Toda la carne abandonada al rastro del sueño. Después volvimos como los murciélagos.
Recobramos los ojos, la mentira y el miedo y nos tanteamos el silencio hasta encontrar el dÃa de los dÃas.
Aquella casa vieja donde Ãbamos a lavarnos el domingo.
Tu vez herrumbrada después de tanta travesÃa.
LAS FLORES DE ELLA
He recordado a veces cosas que han perdido el orden y los números. He recordado siempre. Hasta que el recuerdo es más largo que el tiempo de las cosas.
Porque viajados, rutinarios, encontramos el nosotros, dejamos de ser cada uno.
Y yo me expliqué tus libros, y supe qué cosas son a veces, porque tuve, me acerqué a tu siempre.
Tú me sirves de costado. Marchas conmigo y yo te cuento estas cosas eligiendo las palabras como las frutas.
HabÃa siempre un espejo donde aprendernos. Sentados hacia nosotros, estuvimos comiéndonos los gatos que giraban en nuestros arrabales.
La tarde era hermosa, tan hermosa que podÃan ser hermosos los cementerios.
La gente del domingo que hace lunes sobre los ómnibus, me servÃa sin costumbre para la costumbre.
Hoy le llevaba flores. Una vez las flores, recuerdo... Ella no habÃa dicho nada.
Cuando di la vuelta, el panteón que siempre me servÃa de orientación, dejó de seguirme.
...MIENTRAS ES MIENTRAS
Después de todo, no estaba tan mal, siempre para no dar por perdido el tiempo de una espera que se prolonga.
Siempre luego de una espera y una renuncia que no se acata, se transige porque ya no es antes, porque cuando es tarde, antes siempre podrá ser, y siempre ha sido tarde porque siempre hay antes.
Ahora sà que estoy lucido. Ahora ya es tarde. Tantas veces fue temprano y dije ya no es hora. Cuántas veces no pensé que después antes siempre ha sido más temprano.
Estábamos los siete. Siete porque sÃ. Ningún ajedrez se nos volcaba encima. No tenÃamos el orden para nuestra solución. Nos antecedÃa la razón invariable del porque sÃ.
Ya no, ahora que seguimos estando los siete las razones nos empujan. Los seis nos sincronizan.
DOMINGO DE REZAR SOLO
Domingo de hoy de rezar solo
Domingo de Domingo de creer de a ratos
que se alzará tu llamado.
de comprobarte tú, de quererte tú,
de eternizarte en el tú
de llorarte, de rogar: Dios mÃo ya
no es alguien del mundo, es ella. Ayer quise
su principio y su llegada,
Dios mÃo, que vuelva.
*
Gracias por hacerme ser para que me
agradezcas
gracias por agradecerme
y por poder darte las gracias.
EL ROSAL
Comedor, una mesa. Derecha, puerta de entrada; junto a ésta una ventana. Se ve un patio y un rosal. A foro puerta de dormitorio. Entra el hombre, recorre con la mirada la habitación, se seca la transpiración con el pañuelo. Llega la mujer del dormitorio, está en combinación y descalza.
MUJER: ¿Para cuándo es?
H: Dentro de una hora ocupamos la fábrica.
(La MUJER toma una revista, trata de leer... y trata de leer, luego se apantalla.)
M: Hace un calor terrible, no podÃa dormir. Tengo las manos pegajosas.
(El HOMBRE va a la ventana.)
H: Ya amanece.
(La MUJER le da un vaso de agua.)
M: Toma.
H: Han movilizado a la policÃa.
M (junto a la ventana): Los veo.
¿Quieres comer?
H: ¿Hay algo?
M: No. Pero podrÃa preparar un poco de café.
H: Están armados con ametralladoras.
M: Ha florecido el rosal.
H: No sé qué podremos hacer con las armas que tenemos.
M: Te burlabas cuando lo planté.
H: SalÃas consiguió una pistola.
M: El hollÃn le sirvió de abono (se acerca con la rosa).
H: Tengo miedo.
(Ella le besa la nuca, se sienta a sus pies, tararea una canción, se levanta, va al dormitorio, vuelve, trae una campera, le ayuda a ponérsela, lo besa.)
M: Hasta luego.
(El HOMBRE sale, la M. se sirve el café, se sienta, comienza a revolver lentamente, oye unos tiros, llorosa sigue revolviendo el café.)
ESTOY ESCRIBIENDO TU NOMBRE
En esta noche aquà en esta ciudad
hoy, cualquier dÃa un cualquier nunca
en esta ninguna parte rescatada
yo: este nadie de cosas y almanaques
de resecadas rosas y poemas volados
aquà en esta ciudad yo ahora
estoy escribiendo tu nombre
con dedos de niebla
roto contra el aire encallado
en la noche triste y sola de esta ciudad
donde hay tantos que tal vez recogen
su memoria, su alma, su tristeza
para llevársela luego a algún poema oscuro
en una ciudad cualquiera, solos.
EL CUCHILLO
Cuál habrá sido el grito de los héroes, de esos que me dan miedo de tener miedo de morir y gritar gritaaaar.
Inundarlo todo como la luz total. Pero mi mar es apenas latidos. Y naufrago.
Un ciego se cierra por afuera de las cosas, todo se lo traga como el silencio.
—Nada. Pienso.
¿Qué dijiste?
¿El cuchillo?
En la coc(s)ina, creo. (Sentà que lo decÃa con ese.)
Hoy siento los colores con falta de ortografÃa.
¿Anillo, sacabrillo, sencillo?
¡Ay...! ¡Qué grito me apareció como un animal!
Cuchillo. Eso era.
Me estoy por morir. El tiempo ya no tiene medida, lo entiendo. Me quedo para siempre en este instante.
Esto es la eternidad, un punto infinito.
No entiendo por qué me mato.
Morirme sin argumento. Si esto fuese un cuento... TerminarÃa mal.
Claro: al final todas las muertes, todas las realidades tienen un argumento por fuera y una incomprensión y una sinrazón absurda por adentro.
Nadie entiende su propia muerte.
Ninguna razón tiene tanta verdad como uno mismo.
Un espejo sin fondo, un abismo cualquiera y esta muerte que se me ocurrió. Y podrÃa haber sido cierta, por qué no por qué no. Si esto fuera el cuento sobre esa muerte que hubiese sido verdadera. SerÃa perfecto y este argumento como una canción de una melodÃa recta serÃa irreprochable.
Ah, me olvidaba. El cuchillo...
¿Dolerá?
Este cuento al final no sirve para un carajo. Ni siquiera para imaginarse que a uno lo matan porque sÃ.
Sin embargo lo escribo, como si importara. (Me refiero a la reflexión de que el cuento no sirve.)
LA CONSTANCIA DE SU VIGILIA INDIFERENTE
Un banco que no importa me soporta.
Tengo alguien al costado.
Una señora insistentemente al frente me mira como si se supiera en mÃ.
Y yo me hundo y pienso y cuando vuelvo está ella con la constancia de su vigilia indiferente puesta allÃ, como una idea mÃa.
INTROVERTIDOS COMO UNA TORTUGA
Era un pasillo pintado de blanco, con la perspectiva paulatina resolviéndole la monótona lejanÃa.
RÃtmicamente se sucedÃan puertas grises, heraldos de un misterio que guardaban.
Cada cerrojo resolvÃa dudas y deducÃa preguntas sin clausura.
La gente del ahora, en el puntual momento se sabÃa y se ignoraba.
22 ó 30, ó 25, dos polleras negras, un montón de tal vez no investigados y verdaderos colores en la ropa que no indaga el ojo distraÃdo que mejor supone.
Todo allÃ, una hora cualquiera. Yo y los otros, y en cada ojo de alguno de los otros, un él que se ensimisma, mirándome como a uno de los otros. Todos somos los otros; y el cada uno un recodo que no averigua la ganzúa del ojo obstinado.
Yo me escondo detrás de la mirada, como soy desnudo bajo el calzoncillo.
NOCTURNO PEDESTAL (ADULTERIO)
No te quiero más le he dicho
y una andanada de dedos aullantes
me han empujado contra la pared
oscura de los mÃnimos delitos
Pero si hubiera decidido hacer
de mi vida otro instrumento de culto
pavoroso, ir a la guerra tal vez,
hacerme sacerdote empasillado en
conventos insondables, dedicarme a la
sonrisa, sacarle fotografÃas a la muerte
profesionalizarme en un espejismo
cualquiera, entonces tal vez
escogerÃan mi nombre entre palabras lustrosas
y desde el héroe al santo desde el mártir
al mentiroso acomodarÃan mi pedestal de nácar.
Pero el amor es mi bandera mi altar
mi alquimia mi pincel. Por eso soy un
delincuente.
MUERTO DE LOCURA
Una mañana de lluvia tenÃa los ojos con hache, linyera en el zaguán del tiempo; redondo de frÃo y de hambre extendió los ojos como manos, despidiendo un barco alucinado.
Lo encontraron muerto de locura, pero él ya viaja en el barco.
RITO ELEMENTAL
Al entrar, me acometió ese sonoro
hueco de silencio que retumba
en las iglesias. Un fragor de catacumba
se levantaba remoto como un último coro.
Las velas estallaban múltiples en el oro;
reconocà el miedo infantil que me zumba
a veces como el presagio que me sube de la tumba,
de las viejas armas o de los tesoros.
Entonces me debatÃa como los suicidas.
Los espejos del eco me repetÃan en las naves;
tuve en mis manos el número exacto de mi vida.
Me acerqué a un santo —cualquier santo—,
y pensé: "Señor, he venido a que me laves".
Se me alargó el suicidio por la sangre, y
me llené de espanto.
LA DEMORA DE MI MUERTE
Basta ya de edificar columnas
me voy a lanzar en avalancha. Mi querida
Loi
Esta aula es un útero negro y un poco el paladar sangriento del infierno.
Aquà se puede morir azotado de burbujas. Pero no hay ningún modo de nacer en este sitio.
Como te imaginarás aquà no viven palomas
esos pequeños planetas de harina que yo venero para dibujar tu cuerpo. Por supuesto no hay tampoco extraviadas golondrinas retazos de emigrados veranos, ateridas de soledad en este jardÃn de turbios aplausos.
Me he zambullido en esta página como un fugitivo
entre la maleza quiero enterrarme bajo el aire un poco como Casuarinas bajo su cielo marrón-ocupado.
No quiero estos nadies con historia que giran entre la concurrencia. No sé los nombres de ninguno. Odio este sitio lentamente. Cada cosa está sucia de distancia. Éste es el sitio de mi primer abandono. Ésta es nuestra primera lejanÃa. Por eso execro cada célula de espacio cada átomo de soledad.
A veces me parece triste que no sepas qué zapatos tengo puestos, qué camisa, qué recuerdo qué
exacta postergación qué número soy de la demora de mi muerte. Yo me estoy poniendo color de araña. ¿No es triste de verdad? De todos modos estoy desnudo bajo la ropa igual que estamos juntos dentro mÃo.
Hay algo más que he comprendido
es algo que se podrÃa dibujar con anatomÃa de balanza. Imaginate si creyera en Dios
Y le pidiera que todo salga bien. Imaginate que Ainara hiciera algo proporcional.
A que no te podés imaginar el desastre administrativo de las oficinas Celestes?
Es mejor que no creamos. Dios nos agradecerá sus vacaciones.
EL ENCUENTRO
...Cortó una lámina de fuego. Lo dejó sobre la mesa.
Palpitaba como una rana de música de sangre hueca.
Cuando se enfrió un poco, se sirvió un vaso de música, y empezó a comer.
Yo lo miraba. Me ofreció. Sentà miedo. (Se abren y cierran puertas como desenredando espejos más allá de una mirada inconsciente.)
AccedÃ. Me extendió un trozo del trapo de fuego casi frÃo. SeguÃa latiendo como un caracol.
(Cuántas consignas no se comprenden. Cuántos lenguajes nos pasan por la presencia intestimonial.)
Sentà que podÃan haber pasado siglos. Mis sÃmbolos numerales no tenÃan ritmo fuera del tiempo.
En la nada, no se lleva la cuenta, como en un desierto vacÃo sin costados.
Me llevé un pedazo (con miedo) a la boca. Me sorprendió no quemarme. El fuego es un animal, me dijo.
Pensé que habÃa sido un necio en llevarme el trozo a la boca, si luego me causó sorpresa el no haberme quemado.
La razón, dijo, es un cuadrado. Dibujó con los dedos un cuadrado.
"Tiene puntas, y eso es un sitio determinado, y se puede saber dónde se está y medir.
"Pero con el mismo trazo, con la misma longitud, un cÃrculo me da la libertad de no tener principio ni fin ni sitio ni cuenta."
Dibujó con los dedos una circunferencia.
"Esto, yo no lo entiendo, no lo pienso, no lo soy."
Después de un rato de silencio (él no sentÃa silencios), pensé que habÃa imaginado o asimilado su esencia irracional.
Entonces pensé que lo que él hacÃa con el fuego no era comer, y que nunca (él no tiene cuandos) me habÃa dicho el fuego es un animal.
Entonces creà hallar algo, anoté una palabra (".............."), vacÃo, una que fuera todas las de todos los lenguajes y todos los silencios.
Seguà caminando.
CIEN MIL AÑOS DE SUEÑO
Haber cambiado es que alguien al pasar donde estamos no nos reconozca. No has cambiado.
Como podrÃan pasar 100.000 años de sueño, de quietud o de fantasÃa y el hombre siempre reconocerÃa su espÃritu.
En cada lejanÃa somos un ciego hasta el tal vez. Diariamente se abre y se cierra el ciego irrepetible de alguna manera diferente. A veces vuelvo del alma sobre el dÃa y corrijo la imagen de la gente. Sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro, sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras.
¿Quién puede medir el tiempo si no hay nada diferente entre el primero y último instante?
Tantos tiempos hay en un mismo tiempo, tiempo de tantas cosas.
Y sólo una cosa nos dice hace mucho y tan poco.
¿Cómo haberte olvidado, si conocerte fue aprender que mi alma existÃa por afuera también (sin necesidad de serme)?
¿Cómo olvidarte si toda tú nunca?; no eres nada nuevo sino yo mismo que me vengo por las cosas. ¿Cómo si eres la única certeza de que todo lo que veo y siento no es mi delirio, cómo si era mi fantasÃa más real? ¿O tal vez aprendà en un segundo la eternidad de haber sido siempre, tal vez me descubrà el alma por ti, como entendà que no era ciego en la primera luz?
UNA NIEBLA PARA MÃ
...¿O acaso cree ser la única que tiene derecho a su voz, a sus manos?
Estoy solo. ¿No lo entiende?
¡Solo! ¡Solo!... Solo.
Y estoy más solo que lo que puede entenderme.
Más solo que solo.
Porque alguna vez no estuve solo.
Porque no puedo estar solo del todo. Porque tengo voz, y manos. Y no crea que eso es asqueroso... Es... ¡Qué sé yo!... Es triste.
Vea, m..., me da ganas de llorar. ¡Y he llorado!
Yo sé que hay muchos solos.
Y que nos damos las manos de los ojos en las estrellas.
Pero después... ¿Qué estrellas?...
Uno se hace un levante y pierde confianza con el cielo.
Y sale mucho más triste al frÃo, con el aire hurgándole el alma, y con más ganas de llorar.
Porque no tiene con qué.
Ya a esta altura del partido debo tener el alma herrumbrada.
Tengo callos en los ojos.
Y el corazón abollado de tanto aletear sin razón.
¿Sabe?... Vivir sin fe es sólo aptitud para morir.
Siento que el alma se me evapora, que sube como si fuera de humo hasta el corazón del cielo.
Y después me llovizna por la espalda decepcionada.
¿No cree que el alma está en el vientre? ¿Después de todo?...
Una mano le pide a la otra... Mire, ya las tengo secas.
Y tengo ganas de gritar.
De meter las muelas de arriba en las de abajo. Y al revés al mismo tiempo.
Y tengo miedo de morirme...
O de despertarme y ver que soñé algo tristÃsimo y que estoy más solo que el primer muerto.
Estoy atrozmente solo. Dejado. Quedado... Como el último vivo.
Un ciego de nacimiento, si es que llora, no sabe por qué.
Yo sÃ. Yo sé que no veré más.
Yo iré olvidando poco a poco, que es el peor de los recuerdos: saber que se ha olvidado.
Es la manera más vengativa de las cicatrices.
TODA LA NOCHE BESADOS
La primera vez la habÃa visto sin pensar en la casualidad de que las cosas fueran como eran y no de manera diferente, que tal vez también me harÃa pensar en la casualidad.
Pero ella no era ella, porque por qué no una que leÃa con los dedos olvidados en una obsesión entre el pelo, o la que se habÃa bajado por adelante o la que a veces en un bache me rozaba sin dar tiempo a la noción que apenas ensayaba una sensación sin luego.
Porque uno es uno entre muchos, y me sorprende la posibilidad de hoy, ida y vuelta hasta aquel dÃa, como un temor de que no hubiera sido.
Nunca se separa cada uno de todos.
Advertido es uno y los otros, por eso ella, que no tenÃa por qué serlo, era ella. Por qué hoy, porque hoy tal vez es ella desde antes, pero recién hoy, porque ya puede haber recuerdo, ya tenemos antes hoy, ese extraño futuro recogido donde aprendo que las segundas veces son una casualidad mayor, o la primera casualidad, porque por qué no en realidad la primera vez.
Porque los colectivos llevan gente y la gente debe ser gente, y todos los que son, en alguna parte, pueden tomar ese colectivo, y habrÃan podido ser y fueron, o no fueron, y todo debe ser dónde y también cuándo, y con quién. Por eso es razonable que sea, que haya sido, y que las veces se recojan también en la segunda, cuando la primera se vuelve primera y algo pierde el anónimo olvido cotidiano, preparado para todo lo que no queda o, tal vez, por tan poco, ni siquiera pasa, y me vuelve testigo, me es un poco la tarde, mi certeza de ella.
De repente algo tiene razones, cobra dudas y preguntas, se cae en la cuenta de los quizá que pierden el infinito en una vez, para haber sido definitivamente inexorable.
Por eso todo lo que es tiene los "como" en el ahora estrenado.
Y el colectivo incesante reuniendo el nunca con el siempre. El cada dÃa con el primer dÃa (siempre hay un primer dÃa) y ese hastÃo vertical acosado del diario naufragio de siempre anonimato, cuando no asusta ni sorprende que todas las veces que son primeras también pueden ser últimas. Y no pregunto por los que ni siquiera revisé (amontonadamente todo o siempre), no pregunto quién, no sabré luego que vi o pude haberla visto ese dÃa. O quién morirá mañana o no tendrá otras veces, o no recuerdo hoy si antes.
Y el fragor del lunes nos alcanzaba a todos, pero a los dos, porque ya los dos, ya ella.
Y el pelo se le subÃa hasta la cabeza como un tigre azul.
Y mi certeza en un segundo y mi anonimato interrumpido y siempre por atrás y por delante. Esa mirada de ser también los otros. De ser el púlpito que somos hacia más allá de nosotros. Esa mirada de colectivo, de lunes, de nunca y de tal vez.
Hoy la conozco. Viajé hasta su imagen por las veces. Hoy no comprendo cómo pudo un dÃa no parecerse a nadie. Hoy que recuerdo que tantas veces se parece a ella. (Que cada mirada primera hasta lograr la segunda que necesita ya un recuerdo o un olvido preparado), que cada mirada vacilada en el reflejo de los vidrios, que su mirada entrecortada entre tráficos de lunes y ciudad, entre cabezas y brazos hacia el pasamanos. Hoy que recuerdo que de las historias se guardó una sola cosa de los dÃas y tengo su cara fácil que no puede ser incierta, su cara que no habÃa sido.
Hoy recuerdo que nos fuimos por las veces sin preguntar mañana y amontonando ayer parados sobre un punto.
HabÃa recordado ese ronco 60 sobre Las Heras, todas las cosas que venÃan empujadas de ayer y que recién tenÃan hoy. HabÃa recordado que siempre es porque sà o porque algo; un libro en la mano y una carpeta acostumbrada (cuántas cosas que son costumbres pueden ser nuevas y sorprendentes con sólo cambiar una persona).
HabÃa recordado que nos habÃamos ido hasta el dÃa sin contarnos, que los dÃas empiezan hace mucho encontrándose el proceso, la algebraica antecesión, la sucesión causal de lo que sólo se dice historia (siempre el quizá hacia adelante).
Y no bastan los mañanas recorridos ni las cosas justas o las premisas que no han sido todo lo que ha sido.
Hoy recuerdo el miedo primitivo (el dÃa que me persiguió hasta el dÃa). Aprender los primeros olvidos.
Estuvimos toda la noche besados contra el insomnio inminente. Toda la carne abandonada al rastro del sueño. Después volvimos como los murciélagos.
Recobramos los ojos, la mentira y el miedo y nos tanteamos el silencio hasta encontrar el dÃa de los dÃas.
Aquella casa vieja donde Ãbamos a lavarnos el domingo.
Tu vez herrumbrada después de tanta travesÃa.
LAS FLORES DE ELLA
He recordado a veces cosas que han perdido el orden y los números. He recordado siempre. Hasta que el recuerdo es más largo que el tiempo de las cosas.
Porque viajados, rutinarios, encontramos el nosotros, dejamos de ser cada uno.
Y yo me expliqué tus libros, y supe qué cosas son a veces, porque tuve, me acerqué a tu siempre.
Tú me sirves de costado. Marchas conmigo y yo te cuento estas cosas eligiendo las palabras como las frutas.
HabÃa siempre un espejo donde aprendernos. Sentados hacia nosotros, estuvimos comiéndonos los gatos que giraban en nuestros arrabales.
La tarde era hermosa, tan hermosa que podÃan ser hermosos los cementerios.
La gente del domingo que hace lunes sobre los ómnibus, me servÃa sin costumbre para la costumbre.
Hoy le llevaba flores. Una vez las flores, recuerdo... Ella no habÃa dicho nada.
Cuando di la vuelta, el panteón que siempre me servÃa de orientación, dejó de seguirme.
...MIENTRAS ES MIENTRAS
Después de todo, no estaba tan mal, siempre para no dar por perdido el tiempo de una espera que se prolonga.
Siempre luego de una espera y una renuncia que no se acata, se transige porque ya no es antes, porque cuando es tarde, antes siempre podrá ser, y siempre ha sido tarde porque siempre hay antes.
Ahora sà que estoy lucido. Ahora ya es tarde. Tantas veces fue temprano y dije ya no es hora. Cuántas veces no pensé que después antes siempre ha sido más temprano.
Estábamos los siete. Siete porque sÃ. Ningún ajedrez se nos volcaba encima. No tenÃamos el orden para nuestra solución. Nos antecedÃa la razón invariable del porque sÃ.
Ya no, ahora que seguimos estando los siete las razones nos empujan. Los seis nos sincronizan.
DOMINGO DE REZAR SOLO
Domingo de hoy de rezar solo
Domingo de Domingo de creer de a ratos
que se alzará tu llamado.
de comprobarte tú, de quererte tú,
de eternizarte en el tú
de llorarte, de rogar: Dios mÃo ya
no es alguien del mundo, es ella. Ayer quise
su principio y su llegada,
Dios mÃo, que vuelva.
*
Gracias por hacerme ser para que me
agradezcas
gracias por agradecerme
y por poder darte las gracias.
EL ROSAL
Comedor, una mesa. Derecha, puerta de entrada; junto a ésta una ventana. Se ve un patio y un rosal. A foro puerta de dormitorio. Entra el hombre, recorre con la mirada la habitación, se seca la transpiración con el pañuelo. Llega la mujer del dormitorio, está en combinación y descalza.
MUJER: ¿Para cuándo es?
H: Dentro de una hora ocupamos la fábrica.
(La MUJER toma una revista, trata de leer... y trata de leer, luego se apantalla.)
M: Hace un calor terrible, no podÃa dormir. Tengo las manos pegajosas.
(El HOMBRE va a la ventana.)
H: Ya amanece.
(La MUJER le da un vaso de agua.)
M: Toma.
H: Han movilizado a la policÃa.
M (junto a la ventana): Los veo.
¿Quieres comer?
H: ¿Hay algo?
M: No. Pero podrÃa preparar un poco de café.
H: Están armados con ametralladoras.
M: Ha florecido el rosal.
H: No sé qué podremos hacer con las armas que tenemos.
M: Te burlabas cuando lo planté.
H: SalÃas consiguió una pistola.
M: El hollÃn le sirvió de abono (se acerca con la rosa).
H: Tengo miedo.
(Ella le besa la nuca, se sienta a sus pies, tararea una canción, se levanta, va al dormitorio, vuelve, trae una campera, le ayuda a ponérsela, lo besa.)
M: Hasta luego.
(El HOMBRE sale, la M. se sirve el café, se sienta, comienza a revolver lentamente, oye unos tiros, llorosa sigue revolviendo el café.)
ESTOY ESCRIBIENDO TU NOMBRE
En esta noche aquà en esta ciudad
hoy, cualquier dÃa un cualquier nunca
en esta ninguna parte rescatada
yo: este nadie de cosas y almanaques
de resecadas rosas y poemas volados
aquà en esta ciudad yo ahora
estoy escribiendo tu nombre
con dedos de niebla
roto contra el aire encallado
en la noche triste y sola de esta ciudad
donde hay tantos que tal vez recogen
su memoria, su alma, su tristeza
para llevársela luego a algún poema oscuro
en una ciudad cualquiera, solos.
EL CUCHILLO
Cuál habrá sido el grito de los héroes, de esos que me dan miedo de tener miedo de morir y gritar gritaaaar.
Inundarlo todo como la luz total. Pero mi mar es apenas latidos. Y naufrago.
Un ciego se cierra por afuera de las cosas, todo se lo traga como el silencio.
—Nada. Pienso.
¿Qué dijiste?
¿El cuchillo?
En la coc(s)ina, creo. (Sentà que lo decÃa con ese.)
Hoy siento los colores con falta de ortografÃa.
¿Anillo, sacabrillo, sencillo?
¡Ay...! ¡Qué grito me apareció como un animal!
Cuchillo. Eso era.
Me estoy por morir. El tiempo ya no tiene medida, lo entiendo. Me quedo para siempre en este instante.
Esto es la eternidad, un punto infinito.
No entiendo por qué me mato.
Morirme sin argumento. Si esto fuese un cuento... TerminarÃa mal.
Claro: al final todas las muertes, todas las realidades tienen un argumento por fuera y una incomprensión y una sinrazón absurda por adentro.
Nadie entiende su propia muerte.
Ninguna razón tiene tanta verdad como uno mismo.
Un espejo sin fondo, un abismo cualquiera y esta muerte que se me ocurrió. Y podrÃa haber sido cierta, por qué no por qué no. Si esto fuera el cuento sobre esa muerte que hubiese sido verdadera. SerÃa perfecto y este argumento como una canción de una melodÃa recta serÃa irreprochable.
Ah, me olvidaba. El cuchillo...
¿Dolerá?
Este cuento al final no sirve para un carajo. Ni siquiera para imaginarse que a uno lo matan porque sÃ.
Sin embargo lo escribo, como si importara. (Me refiero a la reflexión de que el cuento no sirve.)
LA CONSTANCIA DE SU VIGILIA INDIFERENTE
Un banco que no importa me soporta.
Tengo alguien al costado.
Una señora insistentemente al frente me mira como si se supiera en mÃ.
Y yo me hundo y pienso y cuando vuelvo está ella con la constancia de su vigilia indiferente puesta allÃ, como una idea mÃa.
INTROVERTIDOS COMO UNA TORTUGA
Era un pasillo pintado de blanco, con la perspectiva paulatina resolviéndole la monótona lejanÃa.
RÃtmicamente se sucedÃan puertas grises, heraldos de un misterio que guardaban.
Cada cerrojo resolvÃa dudas y deducÃa preguntas sin clausura.
La gente del ahora, en el puntual momento se sabÃa y se ignoraba.
22 ó 30, ó 25, dos polleras negras, un montón de tal vez no investigados y verdaderos colores en la ropa que no indaga el ojo distraÃdo que mejor supone.
Todo allÃ, una hora cualquiera. Yo y los otros, y en cada ojo de alguno de los otros, un él que se ensimisma, mirándome como a uno de los otros. Todos somos los otros; y el cada uno un recodo que no averigua la ganzúa del ojo obstinado.
Yo me escondo detrás de la mirada, como soy desnudo bajo el calzoncillo.
NOCTURNO PEDESTAL (ADULTERIO)
No te quiero más le he dicho
y una andanada de dedos aullantes
me han empujado contra la pared
oscura de los mÃnimos delitos
Pero si hubiera decidido hacer
de mi vida otro instrumento de culto
pavoroso, ir a la guerra tal vez,
hacerme sacerdote empasillado en
conventos insondables, dedicarme a la
sonrisa, sacarle fotografÃas a la muerte
profesionalizarme en un espejismo
cualquiera, entonces tal vez
escogerÃan mi nombre entre palabras lustrosas
y desde el héroe al santo desde el mártir
al mentiroso acomodarÃan mi pedestal de nácar.
Pero el amor es mi bandera mi altar
mi alquimia mi pincel. Por eso soy un
delincuente.
MUERTO DE LOCURA
Una mañana de lluvia tenÃa los ojos con hache, linyera en el zaguán del tiempo; redondo de frÃo y de hambre extendió los ojos como manos, despidiendo un barco alucinado.
Lo encontraron muerto de locura, pero él ya viaja en el barco.
RITO ELEMENTAL
Al entrar, me acometió ese sonoro
hueco de silencio que retumba
en las iglesias. Un fragor de catacumba
se levantaba remoto como un último coro.
Las velas estallaban múltiples en el oro;
reconocà el miedo infantil que me zumba
a veces como el presagio que me sube de la tumba,
de las viejas armas o de los tesoros.
Entonces me debatÃa como los suicidas.
Los espejos del eco me repetÃan en las naves;
tuve en mis manos el número exacto de mi vida.
Me acerqué a un santo —cualquier santo—,
y pensé: "Señor, he venido a que me laves".
Se me alargó el suicidio por la sangre, y
me llené de espanto.
LA DEMORA DE MI MUERTE
Basta ya de edificar columnas
me voy a lanzar en avalancha. Mi querida
Loi
Esta aula es un útero negro y un poco el paladar sangriento del infierno.
Aquà se puede morir azotado de burbujas. Pero no hay ningún modo de nacer en este sitio.
Como te imaginarás aquà no viven palomas
esos pequeños planetas de harina que yo venero para dibujar tu cuerpo. Por supuesto no hay tampoco extraviadas golondrinas retazos de emigrados veranos, ateridas de soledad en este jardÃn de turbios aplausos.
Me he zambullido en esta página como un fugitivo
entre la maleza quiero enterrarme bajo el aire un poco como Casuarinas bajo su cielo marrón-ocupado.
No quiero estos nadies con historia que giran entre la concurrencia. No sé los nombres de ninguno. Odio este sitio lentamente. Cada cosa está sucia de distancia. Éste es el sitio de mi primer abandono. Ésta es nuestra primera lejanÃa. Por eso execro cada célula de espacio cada átomo de soledad.
A veces me parece triste que no sepas qué zapatos tengo puestos, qué camisa, qué recuerdo qué
exacta postergación qué número soy de la demora de mi muerte. Yo me estoy poniendo color de araña. ¿No es triste de verdad? De todos modos estoy desnudo bajo la ropa igual que estamos juntos dentro mÃo.
Hay algo más que he comprendido
es algo que se podrÃa dibujar con anatomÃa de balanza. Imaginate si creyera en Dios
Y le pidiera que todo salga bien. Imaginate que Ainara hiciera algo proporcional.
A que no te podés imaginar el desastre administrativo de las oficinas Celestes?
Es mejor que no creamos. Dios nos agradecerá sus vacaciones.
EL ENCUENTRO
...Cortó una lámina de fuego. Lo dejó sobre la mesa.
Palpitaba como una rana de música de sangre hueca.
Cuando se enfrió un poco, se sirvió un vaso de música, y empezó a comer.
Yo lo miraba. Me ofreció. Sentà miedo. (Se abren y cierran puertas como desenredando espejos más allá de una mirada inconsciente.)
AccedÃ. Me extendió un trozo del trapo de fuego casi frÃo. SeguÃa latiendo como un caracol.
(Cuántas consignas no se comprenden. Cuántos lenguajes nos pasan por la presencia intestimonial.)
Sentà que podÃan haber pasado siglos. Mis sÃmbolos numerales no tenÃan ritmo fuera del tiempo.
En la nada, no se lleva la cuenta, como en un desierto vacÃo sin costados.
Me llevé un pedazo (con miedo) a la boca. Me sorprendió no quemarme. El fuego es un animal, me dijo.
Pensé que habÃa sido un necio en llevarme el trozo a la boca, si luego me causó sorpresa el no haberme quemado.
La razón, dijo, es un cuadrado. Dibujó con los dedos un cuadrado.
"Tiene puntas, y eso es un sitio determinado, y se puede saber dónde se está y medir.
"Pero con el mismo trazo, con la misma longitud, un cÃrculo me da la libertad de no tener principio ni fin ni sitio ni cuenta."
Dibujó con los dedos una circunferencia.
"Esto, yo no lo entiendo, no lo pienso, no lo soy."
Después de un rato de silencio (él no sentÃa silencios), pensé que habÃa imaginado o asimilado su esencia irracional.
Entonces pensé que lo que él hacÃa con el fuego no era comer, y que nunca (él no tiene cuandos) me habÃa dicho el fuego es un animal.
Entonces creà hallar algo, anoté una palabra (".............."), vacÃo, una que fuera todas las de todos los lenguajes y todos los silencios.
Seguà caminando.
CIEN MIL AÑOS DE SUEÑO
Haber cambiado es que alguien al pasar donde estamos no nos reconozca. No has cambiado.
Como podrÃan pasar 100.000 años de sueño, de quietud o de fantasÃa y el hombre siempre reconocerÃa su espÃritu.
En cada lejanÃa somos un ciego hasta el tal vez. Diariamente se abre y se cierra el ciego irrepetible de alguna manera diferente. A veces vuelvo del alma sobre el dÃa y corrijo la imagen de la gente. Sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro, sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras.
¿Quién puede medir el tiempo si no hay nada diferente entre el primero y último instante?
Tantos tiempos hay en un mismo tiempo, tiempo de tantas cosas.
Y sólo una cosa nos dice hace mucho y tan poco.
¿Cómo haberte olvidado, si conocerte fue aprender que mi alma existÃa por afuera también (sin necesidad de serme)?
¿Cómo olvidarte si toda tú nunca?; no eres nada nuevo sino yo mismo que me vengo por las cosas. ¿Cómo si eres la única certeza de que todo lo que veo y siento no es mi delirio, cómo si era mi fantasÃa más real? ¿O tal vez aprendà en un segundo la eternidad de haber sido siempre, tal vez me descubrà el alma por ti, como entendà que no era ciego en la primera luz?
UNA NIEBLA PARA MÃ
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
MAHOMA
ESTIMADO SEÑOR JORGE:
ME HE QUEDADO SIN PALABRAS PARA EXPRESAR LO IMPORTANTE QUE ES
EN ESTA VIDA EL PODER RECORDAR CADA MOMENTO, CADA EXPERIENCIA,
CADA LUGAR COMPARTIDO, CADA TRISTEZA. LA VIDA ES NUESTRA PROPIA
JUEZA DE LO EXACTO. UN GRAN ABRAZO DE OTRA POETA. VICTORIA.....
ME HE QUEDADO SIN PALABRAS PARA EXPRESAR LO IMPORTANTE QUE ES
EN ESTA VIDA EL PODER RECORDAR CADA MOMENTO, CADA EXPERIENCIA,
CADA LUGAR COMPARTIDO, CADA TRISTEZA. LA VIDA ES NUESTRA PROPIA
JUEZA DE LO EXACTO. UN GRAN ABRAZO DE OTRA POETA. VICTORIA.....
María Victoria Campos Pérez
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Gracias Victoria
Gracias Victoria, muchas gracias, muchas gracias querida compañera, un beso muy grande.
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Ave de música latida en luna
Ave de música latida en luna
POEMAS
1.
y aquà estoy nombrando cosas
que no nombras y eres
porque tu rostro sirve para mis
manos
y a este hueco sonoro que tiene
tu nombre
le crecen palabras en la
primavera
2.
has caÃdo a mi garganta para
mi voz sin cadenas
por eso tu albedrÃo está en mis
alas y mis velas
y puedo gritar
3.
asómate a mi voz
como a una rama donde están preparados
ya todos los veranos
todas las palabras hacen el silencio
como una tierra marina
donde mi insomnio echa redes
de campana
asómate a mi voz
como la última lluvia
total sobre la tierra
mi garganta de semilla se
desquicia
grito de flor en el cuello de la tierra
todo será dicho sobre ti
asómate a la tierra
a beberte mis veranos de voz baja
mi silencio de caña se destapa
como un espejo
esperando los dedos que eres viento
para que abras mis palabras
como un testigo
4.
hoy el viento me lava tus horas
la lluvia alarga sus dedos sobre mi cara descalza
trigo de plata uncido
al camino del otoño
asà me voy
alargando la espalda
y no importa el rastro por delante que será
5.
háblame doblado el dÃa
que toda mi tierra te reclama
vendrás a cantarme
con tu estrella hueca
con la Ãntima guitarra de la entraña
y a untarme en las manos un
sabor de lejanÃa
6.
si tu pecho es una proa
cuando el mundo arrecia
venceremos juntos
no te detengas entonces
cuando griten
que siempre vendrá un dedo a señalarnos
y te dirán aquél es como el ave
que no tiene rumbo
y te dirán que no tengo raÃces
y te acosarán
como el mar
obstina a lo que empuja sobre
las rocas el naufragio
todo lo dirán de nosotros
pero yo que creo en ti te guardaré
de verdad
7.
toma mi grito como un barco
tú tienes un arco
en la garganta
para levar anclas en la flecha
y liberar la paloma de tu alma
8.
a la deriva del silencio
como la lluvia destapa las gargantas
de la tierra
me recorro las palabras
hoy
sobre tu tierra viva
se me cae una palabra muerta
pero el perdón es una flor
más alta que los ojos
9.
tú no sabes cómo sólo tengo la luz
yo a veces busco tu recuerdo
para encenderle a mi silencio una lámpara
despido mi último verano
y no vuelvo la cabeza hacia ninguna golondrina
pero esta tarde
suelto el pez de mis manos
para buscar el rumbo de mi silencio olvidado
sÃ
es cierto
te canta la sangre
su canción de tarde
te enciende el rezo la azul melancolÃa
pero ya todo el acecho asomado
se retrae
para guardarte sólo
como un ara
basta tu recuerdo
ahora
tal vez una manera de olvidarte
10.
vuelve al templo el fervor perdido
ya no soñará
la paloma de la altura
que se alaga sobre playa solitaria
esta tarde
esta tarde de vino se me clava
como se me clavó tu rostro al medio
del lejano sueño
ya no será mÃa aquella canción sin ruido
aquel buzo que fui a buscar en tu mano de campana
11.
en los suburbios de tu sangre
donde las cenizas del vino son
pájaros que
perdieron la altura
andén de espera sin distancia
tu corazón queda
como un puerto sin partida
yo tengo tu albedrÃo de
ciego mientras el mundo postergado
ojos atrás del
vino que te empuja
leva anclas
más allá de
la niebla
y más acá
de un templo
dimitido
12.
mi cabeza
todo el mar degollado ave de música latida en luna
sobre tu pie marino raÃz de pan pájaro dormido
tañerá el hambre mineral que te tierra
desde la música que se derrite en tus manos
hasta el campanario que silencio a caracol
en el águila de trigo
en la arista de dolor que te afila las esquinas
recodo inmemorial el muelle sin partida
andenes de sangre cortada en piedra
el ciego de cerrojo apila manos de silencio
en la garganta que te ultima en sombra
13.
llegarán un dÃa mis pájaros
a poblarte el beso
poniendo más allá la lejanÃa
de un diluvio cualquiera
¿qué podrá consumirnos las
distancias entonces
que hemos hallado todos los sitios
donde podÃamos buscarnos?...
y el mundo se abre a nuestros
pies como una fruta caÃda
asumida o invadida
por las hormigas
el viento nos lava el beso
y más de dos hormigas
mueren bajo nuestros pies ciegos
y no somos asesinos en verdad
y somos
la horda seglar
de que hablan algunos
viejos que se emborrachan
en los hormigueros
y cuentan de los cÃclopes pasados
¿quién nos alcanza el beso
aunque se emborrachen
los hombres y las hormigas
vayan a la guerra y a los
cementerios?
¿quién nos amará como
nosotros que hemos inventado
el amor o lo hemos encontrado?
14.
aquà eres
yo que te existo como
un espejo
y voy a ser a veces sobre
tu cristal
porque seremos recién en
el testigo
voy siendo mi parte de
nosotros
que podemos tantas presencias
15.
ah! tu pozo volcado
cerrojo de infinitos
donde guardas
la locura tan oportunamente
cuerda
pozo hacia fuera
hacia el cielo
16.
no volveré por mis palabras
ni a buscarlas
ni como un barco que vuelve a ayer
mordiendo la cuerda que se fue a sà mismo
que dejó a la espalda
no volveré
un dÃa partido
partido cada dÃa
porque partir es mañana siempre todavÃa
no voy hacia la palabra que diré
aunque pase por mà tantas veces
17.
te pude
ahora yo
amiga mÃa
el sueño fue
quiero beberte la voz
agua de fuego
lluvia trigo de música
18.
inviolable hermetismo encascara mi mente
cárcel corpórea de etéreo prisionero
19.
la paz de piedra inmóvil
el pensamiento ágil
la paz de goma ágil
el pensamiento quieto
20.
una misma velocidad
dos ritmos diferentes
objetos diferentes
un mismo ritmo
velocidades diferentes
tiempo diferente
21.
tú emites mi silencio
tú profieres este alarido de silencio
tú callas
ya no sé dónde quedan las
ventanas
...hace tanto tiempo
que es de noche... hace tanto
que no llaman a la puerta...
es que ya no hay pájaros ni sol?
hace tanto que no
vienes a avisarme dónde
está la piel del silencio
que me siento mezclado
con él
y no sé dónde termino
ni dónde empieza mi soledad
como si yo
vuelto silencio
también
fuese una isla de agua
un náufrago de agua
brutalmente de agua
que nadie puede salvar
tú profieres esta oscuridad
tú callas
tú faltas
tú no llegas
tú te diluyes
como el humo
como una palabra sólo sospechada
te quedas
como un atroz frÃo
de ceniza contra los recuerdos
contra mi alma que ya
no se parece a nada
porque ya hasta te equivoco
con una imagen llena de cosas
viejas
elena de mÃ
que he quedado detenido
allá
desde donde tú profieres
mi silencio
como una luna negra o
quemada
tú profieres esa luz
donde no puedo ver las caras
de las palabras
y tu nombre
sido muchas más veces
que tú
que ya te ha dejado atrás
sirve como una luz ronca
para acrecentar las
sombras de mi silencio
22.
la noche tiene náufragos peregrinos que silban
regresos
sabor a derrotas y locura por la boca
alas derretidas de bajados besos
23.
yo que yo
con el ser sin deuda
tengo colores y cosas en las veces
acudido al asombro
naturalmente
de mi aquà siempre mi
aquà sobre cualquier ahora
siempre mi ahora sobre
cualquier aquÃ
yo que yo
siempre
24.
las horas me trasponen
andar es ponerme la historia
en los costados
desde ti encuentro el rostro
del costado
la mano de las manos
25.
el ojo boquiabierto
se detiene lentamente
como un pez
echado a andar en el intiempo
¿qué creÃas acaso
que el silencio no tiene molinos?
el silencio pasa por mis manos
y me mueve el trigo
el ojo boquiabierto
en una actitud de infinito
se espacia de vacÃo
¿creÃas que el silencio no tiene
testigos?
alguien será el último muerto
(o vivo)
el silencio empezó con las palabras
26.
para llegarte
todos los dÃas de la
imaginación de dios lo romperé todo
clavaré tus manos en el barro morderé tus
sombras como la carne
desquiciaré los candados de tu
cuello hasta emergerme tu grito
hasta obligarte la raÃz que me existas
y luego pisarte los ojos para
desexistirme porque ya nada
importará sino la nada después
de un testimonio que siempre buscará
un testigo
27.
quiero en ti las catedrales
las raÃces afanadas en la tierra
la lluvia innumerable sobre el techo
o la devoción telar de las abejas
todo lo quiero en ti
cisne y buena y lejanÃa
pero no quiero la distancia
en cambio
quiero por ejemplo
ahuecarte un caracol en las entrañas
donde el mar se quedó guardado y canta
y quiero beberte los ojos extendidos desde el pelo
(como un largo pájaro de sombras)
hasta las manos de ojos cerrados dulcemente
quiero guardarte también y que me guardes
más acá de la distancia el sol no tiene invierno
por eso quiero quedarme
y quiero hacerte en la cintura
el camino del beso
nómade azul el beso peregrino
que baja desde el pecho de pan o de vino
hasta el musgo en los rincones de la herida o la trinchera
todo lo quiero amor
todo contigo
desde el dÃa en que ya nunca no serás
desde el dÃa en que siempre ha encontrado ya el principio
todo lo quiero ahora
ahora amor que te he aprendido
que he enjuagado mis manos en tus dedos
y se ha limpiado la tristeza de los ojos
con la tristeza nunca más
que yo lavé en tus ojos buenos
28.
y mi beso aprenderá a amanecer y a ponerse
en el labio horizontal de tu cuerpo como el sol
tu latido marino
mi boca te atrapará como el grito seco y vacÃo
te atrapará en la ferocidad de la luna
en la taquicardia del mar
el mar
y tu corazón campanario
aleteando en la agonÃa de la locura
y tu Ãntimo bocado de mis lanzas
29.
muéreme
como un espejo cerrado me niega un
testimonio
como volver para saber quién soy
y encontrar ciegos a todos los que me vieron partir
muéreme
como un espejo cerrado se abre tal vez hacia
otro lado
muéreme como tal vez espero como un rostro
vacÃo en un espejo
que me vuelvas sobre mà mismo
para recogerme los ojos que quedaron del lado
de la imagen y no de el del cuerpo
muéreme pero regrésame
que me espero en ti para seguirme
por tu testimonio
como hallado un abierto entre los ciegos
30.
cuando se alarga el tedio meticuloso de los escaparates
y el oficio es un paulatino y absurdo pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco
y un ojo final definitivo
volcanes de música
enarbolado
en ristre
lanza
fusil
alba fundamental
agua de acero
31.
mi piedra de pan
tigre de niño
camina las venas de la tierra sin venas
está haciendo caminos
o se queda como un muelle
a la espalda de los que se van
mi tigre de pan
anda viviendo hormigas
mi niño de piedra
pone la nuca
(todo nuca el ciego redondo de la piedra)
para mirar la lluvia
como miran el nunca
los cerrojos de los muros sin puertas
32.
de todos los nunca que nos dan el tiempo
porque el tiempo es nuestra pobreza de eternidad
en el azar de las cosas que no tienen veces
yo
como deponiendo mi nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la fantasÃa
pasé tildando un instante de otro tiempo distinto
como el que no pasa a buscar actitudes estáticas para
hacer mover las cosas
como el que queda en el Ãntimo infinito de los muertos
en la quietud absoluta del silencio sin lÃmites
33.
cuando pueda con la última garganta de mis manos
rayar el cielo más hondo
tierra abajo de todas las cosas
escrutando la última sombra
el número embrional sin antes
como un ateo destapando los escondrijos
de dios
cuando haya levantado el último sitio
y pueda decir la nada entonces
cuando todo el tiempo haya sido veces
y entonces la eternidad y el infinito
sean en absoluta quietud de un
instante
cuando haya atestiguado
todo como la mutua realidad de
cinco sentidos y todas las cosas
si no me apago como se desvanecen
los rostros de los sueños
si no me detengo en el inexorable
vacÃo de una imaginación que ya
no me exista
y si el tiempo en realidad ha sido veces
qué me quedará para dudar o creer a
dios?
34.
el pasado aroma mis recuerdos
mis recuerdos aroman mi memoria
35.
sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro
sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras
36.
he estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huÃa desfondado hacia la sombra
yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas
pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros
abajo de un poco tu ceguera cada dÃa
recogà mi anónimo redondo averiguado
ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraÃdo de la tierra
con palabras extrañas
que no entiendas
37.
los brazos de las olas vociferan su debatimiento y se
sumergen en el pecho en el instante incomprensible
del sueño
el mar duerme en cada instante
ya tenga uno de horas
sacado del sueño de su ola
nota despertando en cada instante de su
quietud la inquietud de un instante nuevo para
mis ojos aún acostumbrados al instante viejo
y
entre cada dos instantes mil instantes para que
el instante llegue al instante
38.
en tu estirpe de tierra
mis campanas romperán como los duraznos
tu mano sangrará gorriones de barro
barro de sangre
tu mano cÃclope en el vientre
allà vivirán mis ojos
(como el alma de la luna
que está loca)
como una luna quemada
que guardó antes de la tormenta
su razón en tus guaridas
perdóname
perdona mi hombrÃa
no pude sernos
el hijo sin sangre
no pude sernos el hijo
sin sangre
en la frente de tus manos
techo de madera y leche
mi beso se arrodilla
como un árbol
un rey
tributo sobre la tierra
por tanta saciedad recogida
ahora
la historia nos espera
los rostros nos repetirán hasta diluirnos
los rostros acechan en el tiempo del hijo
ven madre
amiga de mis manos
nosotros
a ungir de dios mi silencio vacÃo
tu silencio sobre el mÃo
es vigilia y plenitud
fuimos de la mano hasta tu vientre
y no tuve miedo (sino dios) de la eternidad
tuve dios amiga
yo también he creado
tu telar guarda mis manos
como la tierra gira por los árboles
y los cementerios
como si todo fuese lÃquido
y los lugares en proporción
sólo fueran en el exterior que es
una vasija
asà gira todo dentro de nosotros
yo dentro de mÃ
que fijamente soy sólo yo
mi afuera
las veces de los otros
dame tus manos
raÃces
pájaros
libertad y
libertad
39.
y el beso viceversa que es nosotros o tú desde los dos
40.
elena
las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda
como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas
yo te dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
para ti que fuiste como
mi dios
41.
entonces
medÃamos el mundo con palabras
ahora
parados en la punta del amor
como en un muelle
echamos las manos a la vida
42.
el nocturno corazón de sótanos ahora vive
en la mañana como un murciélago que despertó
paloma
43.
yo que me empujo con navajas y me llamo con sirenas
veo pasar a los que caminan hacia el horizonte
44.
oración por los que nunca rezan
dios...
alguien que rece por mà que no lo hago nunca
45.
si he rezado
después de haber gritado y dicho tanto
he logrado la voz
46.
vendrá la noche y tendrá tus ojos descalzos
acorralados de sombras contra el espanto
(una sola sombra no vencida
es la duda de estar ciego)
sÃ
vendrá la noche y tendrá tus dulces batallas
los tiernos cementerios y los surcos de sangre
ésas son tus cenizas
vendrá la noche o irás
la soledad es siempre dos
y partir o quedar
qué más da
los ojos vacÃos a la espalda
la soledad es una cuando empieza
¿quién la nombra si no tiene principio?
solo
quedado solo
por eso vendrá la noche
con su música vacÃa a clavarte espacios
en los lentos lugares
llevar la cuenta es imposible entonces
cinco veces ciega y un solo bajo dolor
cómo contar el camino
cómo nombrar las certezas?
vendrá la noche y tendrá tus hogueras
quemará tus cotidianos hechiceros
asà se suicidan tus manos
honda y lúgubre raza de pájaros sin raza
donde son palomas no han sido o ya no
por eso las ventanas con cerrojo
son el dolor de un muro sin pausa
ya no son
ya no soy
y tú mueres
a noche mueres
cuando el silencio arrecia
y la distancia es un lugar infinito alrededor
y el infinito ya no tiene números
donde morir
sobre la noche echa a volar
las mariposas de tu sangre
para envenenarte con bocados de noche
hasta que haya venido del todo
como la diaria muerte nocturna
que termina en la mañana cotidiana
47.
tus manos latirán
como los pájaros que esperan la raza
en el trasbordo ritual de los diluvios
pero llegará la paz al beso
y un rumbo para la libertad
que nos está buscando
ven grita conmigo
descalza como la tierra
echa a volar tu pájaro total
tu pan tu molino tu espiga
cisnes por fin
tascando las tormentas
como una nave
que late el mar
como tú amiga mÃa
baila baila baila
el viento se ha hecho para ti
árbol en libertad
levanta tu raÃz muerde las
nubes con las manos
que yo besaré tu locura mientras tu luna
amiga
amor
te azuza el mar
que llevas dentro
48.
quiero hacerte un nido largo
que te baje por los ojos a la tierra
que se enrolle y cante por la savia
de la fruta doble que te bifurca el pecho
quiero remar en tu sangre como un náufrago
como un centauro
sobre tu corazón ya desbocado
para llegarte hasta la luna grande
que te subleva la marea de las venas
y quiero que mis manos vivan en tus vértices
amigas de la sombra y tu silencio tanto
y quiero hundirme como un torrente
por tu garganta a media asta
que es un pasillo largo hacia mañana
y descubrir la herida anterior de la espada y la batalla
con la feroz ternura de los barcos
que parten a tu vientre
y quiero bajarte como un buzo
hasta el telar del medio
donde guardas un espejo para
alguna primavera
y subirte por el camino de la fruta
hasta caerte por el pelo que no he mordido nunca
y quiero trepar como las enredaderas
por tus pies de pan y de raÃz sin beso
buscándote las tumbas y el verano
para nadar hasta la orilla de tu muerte conquistada
y quiero olvidarme cualquier cosa
y que nos baste con morder el beso
o empeñar el insomnio en tu agonÃa
para despertarnos más allá de todo
con el olor vegetal que nos crece por los dedos
y las manos juntas subsistidas
en la húmeda dulzura a la batalla
49.
te clavaré las manos
el pájaro inicial que no se encuentra el ojo
un diluvio
el viento numerado por el ala
de algún viajero volveré sin saber que vengo
volveré
a descubrir lenguajes que me testimonian
pero no me regresaré
por donde las manos tapo
en tu tierra
en tu tierra última
donde estás la sombra o la luz
completada
y el silencio
o la palabra total definitiva
no me regresaré
porque ya no me
como al que ojo
como al que sitio y vez
porque ya me tú
para siempre
para nosotros
como venir es un regreso de no saber de
dónde
en el último andén del tiempo
innumerado
50.
te viviré una araña sin raza ni asesino
51.
sobre ti descubro que el amor
lo llevo adentro
es tan fácil amar...
basta aprender la gente
somos amor
y largos ratos silencio
olvidos partidas
rostros nuevos
y un amor largo
como un rÃo
que pasó por un hombre
en cada aldea
52.
se cierran las puertas de los dÃas
mañana es un infinito que se acorta
el mundo va capturando la historia
los dÃas fijados ¡ya los dÃas!
el nunca pierde circunstancias
acorralado desde lo existido
hacia el tal vez sin certeza que no ha sido
sobre la verdad puntualmente verdadera
53.
escribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy
tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras
54.
tantos tiempos hay en un mismo tiempo
tiempo de tantas cosas
y sólo una cosa nos dice hace mucho y tan poco
55.
¿cómo haberte olvidado
si conocerte fue aprender que mi alma existÃa por afuera también
(sin necesidad de serme)?
¿cómo olvidarte si toda tú nunca
no eres nada nuevo sino yo mismo que me vengo por las cosas
¿cómo si eres la única certeza de que todo lo que veo y siento
no es mi delirio
cómo si eres mi fantasÃa más real?
¿o tal vez aprendà en un segundo
la eternidad de haber sido siempre
tal vez me descubrà el alma por ti
como entendà que no era ciego
en la primera luz?
56.
nada es partido si no tiene rumbo
porque ir implica un donde
por eso un canto a nadie es como un silencio
un pozo se guardó las estrellas antes que el cielo se apagara
nada canto tus nunca
entonces ya no me importó decir algo que no fuera nuevo
ya no era vital romper sistemas
o inventar nada
para poder caber un nombre que yo también inaugurase
abolir costumbres
y la costumbre de abolirlo todo
si es cierto que los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio
pero desusarlo todo por temor a bajarme del tiempo
como si repetir fuese quedar
57.
tus pies tienen flores en el camino
lámparas en la noche
manos y lámpara a la hora del ciego
tus pies tienen raÃces en el camino
tienen testimonio
y tu historia
pasan rÃos de guerra y hombres y cementerios
pasan vientos de cantos
de manos calientes y ventanas
pasan púlpitos a oÃrte y señalarte
pasan lámparas de sombras y estrellas vacÃas
pasa
y yo apenas en un dÃa sin nombre y sin número
sin la sorpresa de ser
sin el asombro de somos
en un dÃa sin historia o deseternidad
(como los de las cosas que buscan encontrarse
desde alguna parte o desde mañana)
paso con mi ventana ante la tuya
sin frenar todo lo que nos está humanos
y apenas sabemos que nosotros
que aceptamos
que nos debatimos en el naufragio cotidiano
más allá o acá o más a tiempo
y mundo de un dÃa que no existe
entonces aceptamos otros rostros
la distancia
como siendo más dulce esperar para otra historia
porque mis pies tienen espalda y frente
y semillas y sangre
y testimonio y mi historia
pero donde no nos encontramos
donde sabemos que nuestra diariedad no nos hallará jamás
como buscando con ojos de lenguaje diferente
y carne de una dimensión distinta
tal vez con la única verdad que es el silencio
la profunda mano tendida en una mirada sin carne
que a veces emerge de sitios donde no estamos
o de la nuca
sabemos que nosotros
en una espera que nos hallará
más allá de todo
58.
recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes
59.
qué más da si parto o si llego
si soy o me imagina
¿qué es una lÃnea a partir de nada?
¿qué importaba entonces
saciar mi vez en dos?
me sentà transparente como una hache
60.
tu voz esbelta
tallo de gaviota y luna
manantial
mana de la entraña del
silencio
como una flor crecida de la
arena o un pino de fuego
proferido por el agua
61.
como la flor (luna de sangre)
y el pasto
como la rama de espinas
y el pájaro
como tu voz y la mÃa...
pienso que puedo ahuecarte las
manos
62.
un dÃa
amor
será cierto
y el mundo se inundará de música
porque el sol amanecido será un
pájaro gigante
equivocado sobre el canto que hallaremos
juntos
63.
desde tu altura busco la sombra
visceral de tus
aljibes
64.
DUDAMOS
porque el mundo es cada uno de nosotros
como millones de tal vez fantasÃas
sincronizadas y puestas de acuerdo
como un lenguaje que más allá de los sÃmbolos
es irrepetible
entonces
no somos egocéntricos
o el punto de vista o el centinela
el testimonio
en realidad la única
realidad
(tantas veces) de las cosas
65.
cierro los ojos para pensar tu imagen
entre pasillos de niebla
creces
como se puebla de cantos el silencio
entonces el que crecà por dentro
cierro los ojos para existirte
como ciego
la tierra en el ojo completo
de la sombra infinita
66.
búsqueda de la verdad o de cualquier
otra cosa que nos haga dudas la
posibilidad de haber sido diferente
67.
no estaba preparado para la luz y no resistió
desnudarse la ceguera
se metió en una plaza de luz un ciego
y lo acribillaron
68.
nievan cenizas de música sobre el alma
incidencia
si hay algo que decir de mà que sea esto
y además que te busqué por las palabras
tanteando como a dios entre los sÃmbolos vacÃos
como esperando algo entre mis restos
hasta que la palabra o la imagen que se abra
en el vano espejismo de haber lo que no es mÃo:
ahora que nosotros
ahora que nosotros nos estamos
ahora que nosotros nos estamos emprendiendo
como el verano por las manos de los árboles
ahora que nosotros por las manos
nos nosotros hasta el Ãntimo relámpago
ahora
amiga
estrella
que nos vamos
que nos vamos mucho más
que nos vamos mucho más
de
quedar como quedamos de testigos
ahora amiga que lo digo
que lo digo por quedar
ahora que quedamos mucho más
como queda mejor lo
que ha partido
ahora amor abeja
ahora que asumimos
ahora que asumimos el polen de estrellas en
la sangre
ahora
ahora que tú
ahora que tú
colmena y casa
ahora que tu colmena destapa los rostros
de mis astros
ahora que retomo algún primer camino
ahora y siempre que me existas en el hijo
que se diga de mà lo que yo digo
que se diga amor colmena labrador y amigo
ahora que tú que tus cerrojos
ahora que la tierra
porque siempre es el tiempo que nos venimos
desde ahora que nosotros
(ahora que en un rostro doble somos
dos lo mismo
mucho más atrás de nosotros)
69.
tú que tienes los defectos más hermosos
del mundo:
mi tristeza más dulce
mi soledad más buena
70.
abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrÃculo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después
todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio
71.
ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra
72.
estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron dÃas
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacÃo que voy
73.
en las sienes de la noche se desmoronan los trenes
en el azul silencio del cielo tiritan grillos de plata
yo camino recogiendo la poesÃa en cada cosa
para vivÃrtela asà como me viene
para irte el amor que se desata
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
POEMAS
1.
y aquà estoy nombrando cosas
que no nombras y eres
porque tu rostro sirve para mis
manos
y a este hueco sonoro que tiene
tu nombre
le crecen palabras en la
primavera
2.
has caÃdo a mi garganta para
mi voz sin cadenas
por eso tu albedrÃo está en mis
alas y mis velas
y puedo gritar
3.
asómate a mi voz
como a una rama donde están preparados
ya todos los veranos
todas las palabras hacen el silencio
como una tierra marina
donde mi insomnio echa redes
de campana
asómate a mi voz
como la última lluvia
total sobre la tierra
mi garganta de semilla se
desquicia
grito de flor en el cuello de la tierra
todo será dicho sobre ti
asómate a la tierra
a beberte mis veranos de voz baja
mi silencio de caña se destapa
como un espejo
esperando los dedos que eres viento
para que abras mis palabras
como un testigo
4.
hoy el viento me lava tus horas
la lluvia alarga sus dedos sobre mi cara descalza
trigo de plata uncido
al camino del otoño
asà me voy
alargando la espalda
y no importa el rastro por delante que será
5.
háblame doblado el dÃa
que toda mi tierra te reclama
vendrás a cantarme
con tu estrella hueca
con la Ãntima guitarra de la entraña
y a untarme en las manos un
sabor de lejanÃa
6.
si tu pecho es una proa
cuando el mundo arrecia
venceremos juntos
no te detengas entonces
cuando griten
que siempre vendrá un dedo a señalarnos
y te dirán aquél es como el ave
que no tiene rumbo
y te dirán que no tengo raÃces
y te acosarán
como el mar
obstina a lo que empuja sobre
las rocas el naufragio
todo lo dirán de nosotros
pero yo que creo en ti te guardaré
de verdad
7.
toma mi grito como un barco
tú tienes un arco
en la garganta
para levar anclas en la flecha
y liberar la paloma de tu alma
8.
a la deriva del silencio
como la lluvia destapa las gargantas
de la tierra
me recorro las palabras
hoy
sobre tu tierra viva
se me cae una palabra muerta
pero el perdón es una flor
más alta que los ojos
9.
tú no sabes cómo sólo tengo la luz
yo a veces busco tu recuerdo
para encenderle a mi silencio una lámpara
despido mi último verano
y no vuelvo la cabeza hacia ninguna golondrina
pero esta tarde
suelto el pez de mis manos
para buscar el rumbo de mi silencio olvidado
sÃ
es cierto
te canta la sangre
su canción de tarde
te enciende el rezo la azul melancolÃa
pero ya todo el acecho asomado
se retrae
para guardarte sólo
como un ara
basta tu recuerdo
ahora
tal vez una manera de olvidarte
10.
vuelve al templo el fervor perdido
ya no soñará
la paloma de la altura
que se alaga sobre playa solitaria
esta tarde
esta tarde de vino se me clava
como se me clavó tu rostro al medio
del lejano sueño
ya no será mÃa aquella canción sin ruido
aquel buzo que fui a buscar en tu mano de campana
11.
en los suburbios de tu sangre
donde las cenizas del vino son
pájaros que
perdieron la altura
andén de espera sin distancia
tu corazón queda
como un puerto sin partida
yo tengo tu albedrÃo de
ciego mientras el mundo postergado
ojos atrás del
vino que te empuja
leva anclas
más allá de
la niebla
y más acá
de un templo
dimitido
12.
mi cabeza
todo el mar degollado ave de música latida en luna
sobre tu pie marino raÃz de pan pájaro dormido
tañerá el hambre mineral que te tierra
desde la música que se derrite en tus manos
hasta el campanario que silencio a caracol
en el águila de trigo
en la arista de dolor que te afila las esquinas
recodo inmemorial el muelle sin partida
andenes de sangre cortada en piedra
el ciego de cerrojo apila manos de silencio
en la garganta que te ultima en sombra
13.
llegarán un dÃa mis pájaros
a poblarte el beso
poniendo más allá la lejanÃa
de un diluvio cualquiera
¿qué podrá consumirnos las
distancias entonces
que hemos hallado todos los sitios
donde podÃamos buscarnos?...
y el mundo se abre a nuestros
pies como una fruta caÃda
asumida o invadida
por las hormigas
el viento nos lava el beso
y más de dos hormigas
mueren bajo nuestros pies ciegos
y no somos asesinos en verdad
y somos
la horda seglar
de que hablan algunos
viejos que se emborrachan
en los hormigueros
y cuentan de los cÃclopes pasados
¿quién nos alcanza el beso
aunque se emborrachen
los hombres y las hormigas
vayan a la guerra y a los
cementerios?
¿quién nos amará como
nosotros que hemos inventado
el amor o lo hemos encontrado?
14.
aquà eres
yo que te existo como
un espejo
y voy a ser a veces sobre
tu cristal
porque seremos recién en
el testigo
voy siendo mi parte de
nosotros
que podemos tantas presencias
15.
ah! tu pozo volcado
cerrojo de infinitos
donde guardas
la locura tan oportunamente
cuerda
pozo hacia fuera
hacia el cielo
16.
no volveré por mis palabras
ni a buscarlas
ni como un barco que vuelve a ayer
mordiendo la cuerda que se fue a sà mismo
que dejó a la espalda
no volveré
un dÃa partido
partido cada dÃa
porque partir es mañana siempre todavÃa
no voy hacia la palabra que diré
aunque pase por mà tantas veces
17.
te pude
ahora yo
amiga mÃa
el sueño fue
quiero beberte la voz
agua de fuego
lluvia trigo de música
18.
inviolable hermetismo encascara mi mente
cárcel corpórea de etéreo prisionero
19.
la paz de piedra inmóvil
el pensamiento ágil
la paz de goma ágil
el pensamiento quieto
20.
una misma velocidad
dos ritmos diferentes
objetos diferentes
un mismo ritmo
velocidades diferentes
tiempo diferente
21.
tú emites mi silencio
tú profieres este alarido de silencio
tú callas
ya no sé dónde quedan las
ventanas
...hace tanto tiempo
que es de noche... hace tanto
que no llaman a la puerta...
es que ya no hay pájaros ni sol?
hace tanto que no
vienes a avisarme dónde
está la piel del silencio
que me siento mezclado
con él
y no sé dónde termino
ni dónde empieza mi soledad
como si yo
vuelto silencio
también
fuese una isla de agua
un náufrago de agua
brutalmente de agua
que nadie puede salvar
tú profieres esta oscuridad
tú callas
tú faltas
tú no llegas
tú te diluyes
como el humo
como una palabra sólo sospechada
te quedas
como un atroz frÃo
de ceniza contra los recuerdos
contra mi alma que ya
no se parece a nada
porque ya hasta te equivoco
con una imagen llena de cosas
viejas
elena de mÃ
que he quedado detenido
allá
desde donde tú profieres
mi silencio
como una luna negra o
quemada
tú profieres esa luz
donde no puedo ver las caras
de las palabras
y tu nombre
sido muchas más veces
que tú
que ya te ha dejado atrás
sirve como una luz ronca
para acrecentar las
sombras de mi silencio
22.
la noche tiene náufragos peregrinos que silban
regresos
sabor a derrotas y locura por la boca
alas derretidas de bajados besos
23.
yo que yo
con el ser sin deuda
tengo colores y cosas en las veces
acudido al asombro
naturalmente
de mi aquà siempre mi
aquà sobre cualquier ahora
siempre mi ahora sobre
cualquier aquÃ
yo que yo
siempre
24.
las horas me trasponen
andar es ponerme la historia
en los costados
desde ti encuentro el rostro
del costado
la mano de las manos
25.
el ojo boquiabierto
se detiene lentamente
como un pez
echado a andar en el intiempo
¿qué creÃas acaso
que el silencio no tiene molinos?
el silencio pasa por mis manos
y me mueve el trigo
el ojo boquiabierto
en una actitud de infinito
se espacia de vacÃo
¿creÃas que el silencio no tiene
testigos?
alguien será el último muerto
(o vivo)
el silencio empezó con las palabras
26.
para llegarte
todos los dÃas de la
imaginación de dios lo romperé todo
clavaré tus manos en el barro morderé tus
sombras como la carne
desquiciaré los candados de tu
cuello hasta emergerme tu grito
hasta obligarte la raÃz que me existas
y luego pisarte los ojos para
desexistirme porque ya nada
importará sino la nada después
de un testimonio que siempre buscará
un testigo
27.
quiero en ti las catedrales
las raÃces afanadas en la tierra
la lluvia innumerable sobre el techo
o la devoción telar de las abejas
todo lo quiero en ti
cisne y buena y lejanÃa
pero no quiero la distancia
en cambio
quiero por ejemplo
ahuecarte un caracol en las entrañas
donde el mar se quedó guardado y canta
y quiero beberte los ojos extendidos desde el pelo
(como un largo pájaro de sombras)
hasta las manos de ojos cerrados dulcemente
quiero guardarte también y que me guardes
más acá de la distancia el sol no tiene invierno
por eso quiero quedarme
y quiero hacerte en la cintura
el camino del beso
nómade azul el beso peregrino
que baja desde el pecho de pan o de vino
hasta el musgo en los rincones de la herida o la trinchera
todo lo quiero amor
todo contigo
desde el dÃa en que ya nunca no serás
desde el dÃa en que siempre ha encontrado ya el principio
todo lo quiero ahora
ahora amor que te he aprendido
que he enjuagado mis manos en tus dedos
y se ha limpiado la tristeza de los ojos
con la tristeza nunca más
que yo lavé en tus ojos buenos
28.
y mi beso aprenderá a amanecer y a ponerse
en el labio horizontal de tu cuerpo como el sol
tu latido marino
mi boca te atrapará como el grito seco y vacÃo
te atrapará en la ferocidad de la luna
en la taquicardia del mar
el mar
y tu corazón campanario
aleteando en la agonÃa de la locura
y tu Ãntimo bocado de mis lanzas
29.
muéreme
como un espejo cerrado me niega un
testimonio
como volver para saber quién soy
y encontrar ciegos a todos los que me vieron partir
muéreme
como un espejo cerrado se abre tal vez hacia
otro lado
muéreme como tal vez espero como un rostro
vacÃo en un espejo
que me vuelvas sobre mà mismo
para recogerme los ojos que quedaron del lado
de la imagen y no de el del cuerpo
muéreme pero regrésame
que me espero en ti para seguirme
por tu testimonio
como hallado un abierto entre los ciegos
30.
cuando se alarga el tedio meticuloso de los escaparates
y el oficio es un paulatino y absurdo pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco
y un ojo final definitivo
volcanes de música
enarbolado
en ristre
lanza
fusil
alba fundamental
agua de acero
31.
mi piedra de pan
tigre de niño
camina las venas de la tierra sin venas
está haciendo caminos
o se queda como un muelle
a la espalda de los que se van
mi tigre de pan
anda viviendo hormigas
mi niño de piedra
pone la nuca
(todo nuca el ciego redondo de la piedra)
para mirar la lluvia
como miran el nunca
los cerrojos de los muros sin puertas
32.
de todos los nunca que nos dan el tiempo
porque el tiempo es nuestra pobreza de eternidad
en el azar de las cosas que no tienen veces
yo
como deponiendo mi nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la fantasÃa
pasé tildando un instante de otro tiempo distinto
como el que no pasa a buscar actitudes estáticas para
hacer mover las cosas
como el que queda en el Ãntimo infinito de los muertos
en la quietud absoluta del silencio sin lÃmites
33.
cuando pueda con la última garganta de mis manos
rayar el cielo más hondo
tierra abajo de todas las cosas
escrutando la última sombra
el número embrional sin antes
como un ateo destapando los escondrijos
de dios
cuando haya levantado el último sitio
y pueda decir la nada entonces
cuando todo el tiempo haya sido veces
y entonces la eternidad y el infinito
sean en absoluta quietud de un
instante
cuando haya atestiguado
todo como la mutua realidad de
cinco sentidos y todas las cosas
si no me apago como se desvanecen
los rostros de los sueños
si no me detengo en el inexorable
vacÃo de una imaginación que ya
no me exista
y si el tiempo en realidad ha sido veces
qué me quedará para dudar o creer a
dios?
34.
el pasado aroma mis recuerdos
mis recuerdos aroman mi memoria
35.
sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro
sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras
36.
he estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huÃa desfondado hacia la sombra
yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas
pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros
abajo de un poco tu ceguera cada dÃa
recogà mi anónimo redondo averiguado
ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraÃdo de la tierra
con palabras extrañas
que no entiendas
37.
los brazos de las olas vociferan su debatimiento y se
sumergen en el pecho en el instante incomprensible
del sueño
el mar duerme en cada instante
ya tenga uno de horas
sacado del sueño de su ola
nota despertando en cada instante de su
quietud la inquietud de un instante nuevo para
mis ojos aún acostumbrados al instante viejo
y
entre cada dos instantes mil instantes para que
el instante llegue al instante
38.
en tu estirpe de tierra
mis campanas romperán como los duraznos
tu mano sangrará gorriones de barro
barro de sangre
tu mano cÃclope en el vientre
allà vivirán mis ojos
(como el alma de la luna
que está loca)
como una luna quemada
que guardó antes de la tormenta
su razón en tus guaridas
perdóname
perdona mi hombrÃa
no pude sernos
el hijo sin sangre
no pude sernos el hijo
sin sangre
en la frente de tus manos
techo de madera y leche
mi beso se arrodilla
como un árbol
un rey
tributo sobre la tierra
por tanta saciedad recogida
ahora
la historia nos espera
los rostros nos repetirán hasta diluirnos
los rostros acechan en el tiempo del hijo
ven madre
amiga de mis manos
nosotros
a ungir de dios mi silencio vacÃo
tu silencio sobre el mÃo
es vigilia y plenitud
fuimos de la mano hasta tu vientre
y no tuve miedo (sino dios) de la eternidad
tuve dios amiga
yo también he creado
tu telar guarda mis manos
como la tierra gira por los árboles
y los cementerios
como si todo fuese lÃquido
y los lugares en proporción
sólo fueran en el exterior que es
una vasija
asà gira todo dentro de nosotros
yo dentro de mÃ
que fijamente soy sólo yo
mi afuera
las veces de los otros
dame tus manos
raÃces
pájaros
libertad y
libertad
39.
y el beso viceversa que es nosotros o tú desde los dos
40.
elena
las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda
como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas
yo te dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
para ti que fuiste como
mi dios
41.
entonces
medÃamos el mundo con palabras
ahora
parados en la punta del amor
como en un muelle
echamos las manos a la vida
42.
el nocturno corazón de sótanos ahora vive
en la mañana como un murciélago que despertó
paloma
43.
yo que me empujo con navajas y me llamo con sirenas
veo pasar a los que caminan hacia el horizonte
44.
oración por los que nunca rezan
dios...
alguien que rece por mà que no lo hago nunca
45.
si he rezado
después de haber gritado y dicho tanto
he logrado la voz
46.
vendrá la noche y tendrá tus ojos descalzos
acorralados de sombras contra el espanto
(una sola sombra no vencida
es la duda de estar ciego)
sÃ
vendrá la noche y tendrá tus dulces batallas
los tiernos cementerios y los surcos de sangre
ésas son tus cenizas
vendrá la noche o irás
la soledad es siempre dos
y partir o quedar
qué más da
los ojos vacÃos a la espalda
la soledad es una cuando empieza
¿quién la nombra si no tiene principio?
solo
quedado solo
por eso vendrá la noche
con su música vacÃa a clavarte espacios
en los lentos lugares
llevar la cuenta es imposible entonces
cinco veces ciega y un solo bajo dolor
cómo contar el camino
cómo nombrar las certezas?
vendrá la noche y tendrá tus hogueras
quemará tus cotidianos hechiceros
asà se suicidan tus manos
honda y lúgubre raza de pájaros sin raza
donde son palomas no han sido o ya no
por eso las ventanas con cerrojo
son el dolor de un muro sin pausa
ya no son
ya no soy
y tú mueres
a noche mueres
cuando el silencio arrecia
y la distancia es un lugar infinito alrededor
y el infinito ya no tiene números
donde morir
sobre la noche echa a volar
las mariposas de tu sangre
para envenenarte con bocados de noche
hasta que haya venido del todo
como la diaria muerte nocturna
que termina en la mañana cotidiana
47.
tus manos latirán
como los pájaros que esperan la raza
en el trasbordo ritual de los diluvios
pero llegará la paz al beso
y un rumbo para la libertad
que nos está buscando
ven grita conmigo
descalza como la tierra
echa a volar tu pájaro total
tu pan tu molino tu espiga
cisnes por fin
tascando las tormentas
como una nave
que late el mar
como tú amiga mÃa
baila baila baila
el viento se ha hecho para ti
árbol en libertad
levanta tu raÃz muerde las
nubes con las manos
que yo besaré tu locura mientras tu luna
amiga
amor
te azuza el mar
que llevas dentro
48.
quiero hacerte un nido largo
que te baje por los ojos a la tierra
que se enrolle y cante por la savia
de la fruta doble que te bifurca el pecho
quiero remar en tu sangre como un náufrago
como un centauro
sobre tu corazón ya desbocado
para llegarte hasta la luna grande
que te subleva la marea de las venas
y quiero que mis manos vivan en tus vértices
amigas de la sombra y tu silencio tanto
y quiero hundirme como un torrente
por tu garganta a media asta
que es un pasillo largo hacia mañana
y descubrir la herida anterior de la espada y la batalla
con la feroz ternura de los barcos
que parten a tu vientre
y quiero bajarte como un buzo
hasta el telar del medio
donde guardas un espejo para
alguna primavera
y subirte por el camino de la fruta
hasta caerte por el pelo que no he mordido nunca
y quiero trepar como las enredaderas
por tus pies de pan y de raÃz sin beso
buscándote las tumbas y el verano
para nadar hasta la orilla de tu muerte conquistada
y quiero olvidarme cualquier cosa
y que nos baste con morder el beso
o empeñar el insomnio en tu agonÃa
para despertarnos más allá de todo
con el olor vegetal que nos crece por los dedos
y las manos juntas subsistidas
en la húmeda dulzura a la batalla
49.
te clavaré las manos
el pájaro inicial que no se encuentra el ojo
un diluvio
el viento numerado por el ala
de algún viajero volveré sin saber que vengo
volveré
a descubrir lenguajes que me testimonian
pero no me regresaré
por donde las manos tapo
en tu tierra
en tu tierra última
donde estás la sombra o la luz
completada
y el silencio
o la palabra total definitiva
no me regresaré
porque ya no me
como al que ojo
como al que sitio y vez
porque ya me tú
para siempre
para nosotros
como venir es un regreso de no saber de
dónde
en el último andén del tiempo
innumerado
50.
te viviré una araña sin raza ni asesino
51.
sobre ti descubro que el amor
lo llevo adentro
es tan fácil amar...
basta aprender la gente
somos amor
y largos ratos silencio
olvidos partidas
rostros nuevos
y un amor largo
como un rÃo
que pasó por un hombre
en cada aldea
52.
se cierran las puertas de los dÃas
mañana es un infinito que se acorta
el mundo va capturando la historia
los dÃas fijados ¡ya los dÃas!
el nunca pierde circunstancias
acorralado desde lo existido
hacia el tal vez sin certeza que no ha sido
sobre la verdad puntualmente verdadera
53.
escribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy
tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras
54.
tantos tiempos hay en un mismo tiempo
tiempo de tantas cosas
y sólo una cosa nos dice hace mucho y tan poco
55.
¿cómo haberte olvidado
si conocerte fue aprender que mi alma existÃa por afuera también
(sin necesidad de serme)?
¿cómo olvidarte si toda tú nunca
no eres nada nuevo sino yo mismo que me vengo por las cosas
¿cómo si eres la única certeza de que todo lo que veo y siento
no es mi delirio
cómo si eres mi fantasÃa más real?
¿o tal vez aprendà en un segundo
la eternidad de haber sido siempre
tal vez me descubrà el alma por ti
como entendà que no era ciego
en la primera luz?
56.
nada es partido si no tiene rumbo
porque ir implica un donde
por eso un canto a nadie es como un silencio
un pozo se guardó las estrellas antes que el cielo se apagara
nada canto tus nunca
entonces ya no me importó decir algo que no fuera nuevo
ya no era vital romper sistemas
o inventar nada
para poder caber un nombre que yo también inaugurase
abolir costumbres
y la costumbre de abolirlo todo
si es cierto que los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio
pero desusarlo todo por temor a bajarme del tiempo
como si repetir fuese quedar
57.
tus pies tienen flores en el camino
lámparas en la noche
manos y lámpara a la hora del ciego
tus pies tienen raÃces en el camino
tienen testimonio
y tu historia
pasan rÃos de guerra y hombres y cementerios
pasan vientos de cantos
de manos calientes y ventanas
pasan púlpitos a oÃrte y señalarte
pasan lámparas de sombras y estrellas vacÃas
pasa
y yo apenas en un dÃa sin nombre y sin número
sin la sorpresa de ser
sin el asombro de somos
en un dÃa sin historia o deseternidad
(como los de las cosas que buscan encontrarse
desde alguna parte o desde mañana)
paso con mi ventana ante la tuya
sin frenar todo lo que nos está humanos
y apenas sabemos que nosotros
que aceptamos
que nos debatimos en el naufragio cotidiano
más allá o acá o más a tiempo
y mundo de un dÃa que no existe
entonces aceptamos otros rostros
la distancia
como siendo más dulce esperar para otra historia
porque mis pies tienen espalda y frente
y semillas y sangre
y testimonio y mi historia
pero donde no nos encontramos
donde sabemos que nuestra diariedad no nos hallará jamás
como buscando con ojos de lenguaje diferente
y carne de una dimensión distinta
tal vez con la única verdad que es el silencio
la profunda mano tendida en una mirada sin carne
que a veces emerge de sitios donde no estamos
o de la nuca
sabemos que nosotros
en una espera que nos hallará
más allá de todo
58.
recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes
59.
qué más da si parto o si llego
si soy o me imagina
¿qué es una lÃnea a partir de nada?
¿qué importaba entonces
saciar mi vez en dos?
me sentà transparente como una hache
60.
tu voz esbelta
tallo de gaviota y luna
manantial
mana de la entraña del
silencio
como una flor crecida de la
arena o un pino de fuego
proferido por el agua
61.
como la flor (luna de sangre)
y el pasto
como la rama de espinas
y el pájaro
como tu voz y la mÃa...
pienso que puedo ahuecarte las
manos
62.
un dÃa
amor
será cierto
y el mundo se inundará de música
porque el sol amanecido será un
pájaro gigante
equivocado sobre el canto que hallaremos
juntos
63.
desde tu altura busco la sombra
visceral de tus
aljibes
64.
DUDAMOS
porque el mundo es cada uno de nosotros
como millones de tal vez fantasÃas
sincronizadas y puestas de acuerdo
como un lenguaje que más allá de los sÃmbolos
es irrepetible
entonces
no somos egocéntricos
o el punto de vista o el centinela
el testimonio
en realidad la única
realidad
(tantas veces) de las cosas
65.
cierro los ojos para pensar tu imagen
entre pasillos de niebla
creces
como se puebla de cantos el silencio
entonces el que crecà por dentro
cierro los ojos para existirte
como ciego
la tierra en el ojo completo
de la sombra infinita
66.
búsqueda de la verdad o de cualquier
otra cosa que nos haga dudas la
posibilidad de haber sido diferente
67.
no estaba preparado para la luz y no resistió
desnudarse la ceguera
se metió en una plaza de luz un ciego
y lo acribillaron
68.
nievan cenizas de música sobre el alma
incidencia
si hay algo que decir de mà que sea esto
y además que te busqué por las palabras
tanteando como a dios entre los sÃmbolos vacÃos
como esperando algo entre mis restos
hasta que la palabra o la imagen que se abra
en el vano espejismo de haber lo que no es mÃo:
ahora que nosotros
ahora que nosotros nos estamos
ahora que nosotros nos estamos emprendiendo
como el verano por las manos de los árboles
ahora que nosotros por las manos
nos nosotros hasta el Ãntimo relámpago
ahora
amiga
estrella
que nos vamos
que nos vamos mucho más
que nos vamos mucho más
de
quedar como quedamos de testigos
ahora amiga que lo digo
que lo digo por quedar
ahora que quedamos mucho más
como queda mejor lo
que ha partido
ahora amor abeja
ahora que asumimos
ahora que asumimos el polen de estrellas en
la sangre
ahora
ahora que tú
ahora que tú
colmena y casa
ahora que tu colmena destapa los rostros
de mis astros
ahora que retomo algún primer camino
ahora y siempre que me existas en el hijo
que se diga de mà lo que yo digo
que se diga amor colmena labrador y amigo
ahora que tú que tus cerrojos
ahora que la tierra
porque siempre es el tiempo que nos venimos
desde ahora que nosotros
(ahora que en un rostro doble somos
dos lo mismo
mucho más atrás de nosotros)
69.
tú que tienes los defectos más hermosos
del mundo:
mi tristeza más dulce
mi soledad más buena
70.
abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrÃculo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después
todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio
71.
ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra
72.
estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron dÃas
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacÃo que voy
73.
en las sienes de la noche se desmoronan los trenes
en el azul silencio del cielo tiritan grillos de plata
yo camino recogiendo la poesÃa en cada cosa
para vivÃrtela asà como me viene
para irte el amor que se desata
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Vale más vivirnos que pensarnos y hasta equivocarnos que sab
Vale más vivirnos que pensarnos y hasta equivocarnos que saber
POEMAS
1.
Escucha esta oración de siete versos
semana de amor desde un domingo solo en que rogaba:
Dios mÃo si llega sabré que es ella y podré decirle tú
tiene la cara que tendrá, la que en este dÃa,
mañana no ignoraré
Señor dame una llave para romper
el candado de mi silencio, de mi noche,
de mi tristeza circular que me anilla
como el vacÃo que ocupo.
Lunes de ilusión, de buscar mi sueño
en mis preguntas
de evitar mi piel por temor de despertar
martes de amor supremo de palabras
de piel de temor inmenso de convicción
tan fuerte como el amor sentido
Miércoles de pendiente, de alud
de involuntad de piedra
de escombros en los diques
de riendas mutiladas
de amor crecido de alma hinchada
y ajustada contra el abrazo de
donde cabe.
Jueves de embarazo de amor de corazón
inflado, de ruego, de amarte
más que ayer de muros superados
de martes insignificante
de miedo de mañana
Viernes de hondura de lágrimas
de miedo de tu primera palabra
de ahogo en la garganta de
mil palabras rengas de voluntad
ficticia sábado débil de los dos
gastados de los dos inmensos de Domingo
con cruces de Iglesias con los dos.
2.
Desde tus veredas,
mis manos contemplan
tus olas y tus arboledas
Y sobre ti resbalan
remedando tus playas.
Tienes el sonido mismo de los ecos
de las caricias con que ya te acaricié.
Voy comprobando tu realidad
y presiento tus confines;
y sé cómo continúas desde donde en ti yo estoy
Y como un ciego leo
la ene de tus pechos
y leo como un ciego
la u de tus misterios
donde tus páginas convergen.
Y tus costillas rimadas
Y tu pelo ordeñado
y nuestras manos disueltas.
3.
Allà donde mis pasos estrellan un
cielo vacÃo, en ese techo
perforado de intemperie de
tacones
Quererte es fácil como amar
porque si amo eres querida
porque si vivo amo
y porque amarte es la vida de mi vida.
Cuando partes de mi lado, llegas
porque vuelves en la idea y ella en ti
vuelves desde el sueño no soñado o voy
al sueño
se despierta
el despertar en que despierto
fui
Tengo el alma perforada que se me
vacÃa
4.
Yo lamÃa los ojos del silencio
como un ciego manosea las estrellas
todo lo acariciaba
y el perro azul de tu cabeza
y pasaba los ojos por la lengua del silencio
para lavarme la vida con estrellas
Y el perro azul de mi silencio
se comÃa el perro azul de tu cabeza
Todo lo entendÃa
como un ciego
pero luego vinieron las cosas sin certeza
entonces el silencio que cerró los ojos
y el ciego abierto por afuera
con todo el vientre de cerrojos
midiéndome la vida en tu cabeza.
Mal perro azul de mi silencio
le crecieron estrellas
Y entonces la poesÃa y el perro azul
de tu silencio
pasándome la lengua por la lengua.
5.
Somos hermosos como los rinocerontes
como las hormigas y como las águilas
porque tenemos ojos para nosotros;
y lo serÃamos como los hombres
si en vez de pensar el amor nos
lamiéramos con las manos.
6.
Sabemos que no somos
ninguna de las palabras
que nos decimos
vivimos más atrás de nuestros acuerdos
mirándonos desde las heridas
qué certeza tiene un ciego
de que el otro también lo está?
Y un dÃa
después de tantos acechos
después de habernos
después de habernos parapetado detrás de
las palabras
abarcamos la certeza
como a los sueños
y nos sentamos juntos
juntos al silencio
convocados a todas las cosas
y tal vez tengamos las palabras para decir
que la fe que nos viene
después de habernos desconfiado
nos vive mucho más.
7.
Si piensas que a veces
que lo que te escribo
no lo he escrito para ti
No pienses eso
este cuaderno
terminará diciendo
que me perdones por no
habértelo dedicado.
8.
canción de doce teclas
pero rosario infinito
reloj en que viajan mis
besos de agujas
9.
si hay una soledad para que yo esté solo
necesita el espacio que ocupas para estar
10.
Un dÃa, de tu carne gritada amaneceremos.
Yo te lameré el dolor para sentirme menos inútil.
11.
Mis dedos silabean cada momento
de la hora de tu cuerpo
12.
Vivir somos esto.
desollados como la harina
13.
Sentà que el perdón era un regalo gratuito y libre
14.
La baba de tu mirada se adhiere
a mis gotas como el musgo.
y siento que entre las paredes del
viento están tendidas las telarañas
del viento y yo me freno en ellas
y en mi espalda se precipita
la hora del escalofrÃo
en el agua de la boca
ronronean aún las olas
que imprimió tu beso
en las manos socavadas
se acurruca la cúpula del
vacÃo y en su concavidad
chapotean las alas de tus
manos que se desmoronan.
Aún me abrazas
El frÃo endurece los muros
de su vientre con un hueco
como yo
En alguna parte de mÃ
aún tu piel me moja
de mi piel.
Una llamarada de viento
me inunda al respirar
Se destiñe el humo de tu
imagen con el viento
a veces cae una piedra
de silencio en mi mente
de agua y una tajada
de cebolla de ondas me
aturde
y se enredan en mi
voz las pelusas de mi
ronquera.
Y tus manos restauran
la imagen de tus manos
15.
Como un desaforado labriego
enterré mis palas en los surcos
de este cuaderno.
He ido despejando el cardo
peinando la tierra
la encÃa fecunda
la cabellera vacÃa
soplando en la fragua del delirio
hasta hacer saltar la espiga.
Éste es mi pan
mi harina enamorada
mi sudor de anhelos que te buscan
mujer ecuatorial
templo definitivo
altar de la fertilidad
A veces el silencio
a veces ciertas fotos viejas
arqueológicos naufragios
como sarmientos
mordÃan el arado infatigable
de mi lengua.
Esta siembra insucumbible
no teme la agresión de la pezuña
pueden invadirla los dientes del olvido
puede intentarla el fuego y el rumbo
lóbrego del pus
no hay silencio para el verso escrito
si ha pasado por tus ojos
por la siega de tu mente
por la molienda vigilante de tu alma.
Yo no quiero tener nombre de poeta
prefiero llamarme jardinero
pastor de rosas
timonel de savia
No hay en estas húmedas colinas
de papel, una sola piedra de aridez,
El sumergido mineral es todo de campanas.
No hay un solo fusil bajo la tierra
porque éste es mi prado de amor
mi arsenal de palomas
para tus ojos y tu sonrisa.
Ahora bien, mi pequeño horizonte
Amiga de mis horas lejanas
Es posible que los cuervos
del tiempo, los gusanos
tenebrosos que a veces
tenemos en el subsuelo de nuestra
memoria, pasen
a dimitirnos, a esparcirnos, a disipar
la semilla a barrernos con uñas
de huracán enfurecido.
Es posible que se desaten de
lejanas cumbres, desde destejida
nieve de recuerdos, algunos rostros
que traemos puestos, y que el agua
turbia del hastÃo alague nuestros
campos de besos y de veneración
trasnochada. Por ésas y por todas
las otras muertes posibles que
podrÃan sumergirnos yo quiero
dejar un dolmen eterno
para todas las expediciones
para todos los testimonios
para obligar los astros perezosos;
y ese monumento indemolible
lleva nuestros nombres y el del amor
en este cuaderno que es una
nave para todos los diluvios.
AsÃ, tal vez para siempre
el talón de la atmósfera
será una lámpara custodia
para que no se nos echen encima
las escobas de la nada y nos sumerjan.
16.
Ser poeta es muy fácil
hace falta una distancia
una imagen que a veces
confundimos con la almohada
Hacen falta muchos besos
en la boca solitaria
y el silencio desnudo
acostado en nuestra cama
Es aún mucho más fácil
si se posa en la ventana
una paloma perdida
o una trémula guitarra
Se necesita una hoja
que se parezca a una sábana
y después cerrar los ojos
y arrojarlos en el alma
Y empezar a dibujar
con silencios o palabras
los caminos de los dedos
por el cuerpo que nos falta
Hay que estar enamorado
por eso hay pocos poetas
la poesÃa no se atrapa
con ávida red de letras
Hace falta algo de rezo
vivir con el sueño alerta
llorar al ver una rosa
y andar desnudo en la guerra
Si esto no da resultado
se compra un libro cualquiera
la poesÃa está en los ojos
del que pasa a recogerla
17.
Enjuago mis caricias en chorros de tu pelo
y vuelco mis ojos en los tuyos visitados
y digiero tu mirada que navega en mÃ
tu mirada navegada por mis ojos navegados.
Mis manos son una memoria donde habita el eco
de la historia de tu cuerpo que
vivirá de nuevo
Mis manos; ¡Gracias a mis manos por mÃas y por tuyas!
Qué triste su ceguera o el silencio de
tu piel en mis dedos
yo remedé el labio del aire que te besa
fui vendando tu contorno
copiando tus costas como un rÃo.
y averigüé tu espuma de miga,
dragando en tu piel, como en un pan
18.
La historia te traspone por la vez
ojo viajado
el silencio se desboca a tu costado
como un mar de música vacÃa.
Después
la senda te regala el todavÃa
pero te aturden tus cauces por adentro
y la gente que es feroz ojos atrás
(como si Dios fuese verdad sólo en los templos
y la verdad no fuera de verdad.)
Te agregas a las cosas
todo tiene el sabor que tú le existes
y te rompes los dedos masticando sombras
y las sombras te embisten
por tus calles rojas.
Yo no puedo andarte la locura
no puedo ser el testigo, nadie tiene testimonio
pero puedo decir aquà los otros
una manera de tantear el nunca
y morir de siempre por los ojos.
19.
a veces arrastro mi sombra como una es-
tela inevitable. Pero ella no me pesa.
a veces la sigo. y la empujo
como las sombras simultáneas de la
luz.
ni se demora ni me arrastra
es la más constante conmigo.
es como comprobar mi cuerpo
porque yo la emito.
aunque nunca la sentÃ
aunque nunca me dolió.
Ella determina el rumbo de los pasos
porque los huye simultánea de sus
voces.
nadie podrÃa
tropezar con
ella
ni tomarla
como a una
bandera ni
como a un harapo
es blanda como el
frÃo que denuncia todos los
contornos
porque es siempre como una mera forma
apoyada sobre las cosas
o una presencia tácita u olvidada
a veces me fijo en ella y me sorprenden
los contornos de su charco
las riberas
Un siempre perro mi siempre
esclava.
acorralada como el agua entre las
costas
que
segregan
los faroles
Un siempre perro mi siempre
esclava.
y cuando no hay leña para anclar el fuego
mi siempre ángel
cuando la noche aturde
y ella puede ser cualquier eco
de mi cuerpo
y está condenada al según
de la primera espada de la noche.
Ahora que es totalmente tácita
es sólo la posibilidad de comprobarla
Mañana quizá para que no sangre
me detendré.
Hora que es totalmente tácita
es sólo la posibilidad de comprobarla
porque sé que un dÃa acabará mi
sombra y yo no podré saberlo.
mañana me detendré para que quizás no sangre
quizá sola en ese silencio donde no puedo
recoger sus gotas.
Quién pudiera con un árbol de luz
empuñar el pájaro de la sombra
y acariciarla por tanta compañÃa.
20.
El silencio se solidifica con la cercanÃa de mi perfecto
espacio.
Lo tengo como un gesto en mi frÃo,
como un sabor en mi sangre
como un perfume en los intersticios de mi alma
como un naufragio nuevo que ocupó mis bodegas.
Ya me he acostumbrado a él como a una piel
Nadie viene a tocarme, ¿o es que mi piel ha
enceguecido?
Pongo mi oÃdo en los muros de mà que no
sé dónde están y comprendo mi muerte
insuficiente. mi sola existencia de conciencia
mi noche achatada contra mis ojos
que dan para las cosas lo mismo que
mi alma
me falta un espacio
y me invade el miedo de que me sorprenda
una mano no perdida
o un ojo Recuperado. Puedo viajar vertigino-
Mi Reencarnación. samente y el tiempo
me esquiva como
a una reliquia de la eternidad.
Hace un rato. ¡pero cómo! Ahora comprendo
Cuando se consuma mi conciencia
que se gasta en senderos sin horas
y quede una brasa inmediata de cenizas
entonces pensaré, sólo mi presente
aunque sea de recuerdos.
y habré perdido mi conciencia
porque me faltará una para pensar
que pienso.
la perspectiva de un túnel se disuelve
en mi mente
Mi presente se deshilacha hasta como
una cebolla que se desencierra hasta que
no queda.....
21.
Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las
palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza
empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacÃo
que se me infla dentro
cuando pienso en que pudieras no llamarme con tu tú
cuando pienso
con miedo en no haber sido yo
estás en mi alma de pupila como
tu observado
y yo sé que alguien te mira como
yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro
más)
Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi
llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú
22.
Para mà eres pequeña como dos instantes
como dos palabras tan sólo que hemos dicho
pero tienes el tamaño de mi vida
porque hoy siento que por esos dos momentos
he vivido.
Eres pequeña como un solo parpadeo
mas el eco de tus ojos dejaste en mi recuerdo
Y eres Ãnfima como una semilla
mas tienes en mà la extensión de un bosque inmenso
Eres pequeña en mà y grande también,
pequeña porque cabes en sólo dos encuentros
pero extensa como una llama débil
caÃda en un prado paja y yuyos seco.
Por eso eres pequeña como el sol visto de lejos
y enorme como claro en el desierto sin reparo
simple y chica como una estaca chica
y grande cual su sombra con la luz sobre
un costado.
Eres tan grande que aunque ni has empezado
me parece que yo he sido para llegar a hoy
y siempre te recuerdo cuando miro una fogata
que sopla su luz hasta donde no alcanzo a
ver yo.
Asà eres tú como todo eso que digo
como una gota en la boca de mi sediento
o como una vasija de donde desbordarÃa
mi amor que si comparo con el mar
parece el mar y éste una gota y sólo eso.
23.
Oración por mÃ:
padre nuestro
que estás en los cielos
que estás a mi lado,
porque estoy con ella
que no recé un dÃa.
señor, ¡no se fuera!
Que no grité un dÃa:
no seas todo en la
altura,
Vuelve a existir en la
tierra
Hijo tuyo que estoy en la
tierra
que rezo que lloro,
que estás en los cielos
que ruego tu infinitud
eterna
24.
oración por nosotros:
padre nuestro
que trajiste el cielo
a un instante de los dos
que hiciste el puño entreabierto
de un pesebre
con sus tablas y sus clavos
que tomaste el amor
de un martillo
para injertar
nuestra algún dÃa
carne dividida
con el abrazo perpetuo
y duro de los muros
elevados
no dejes caer nuestra
unidad de cuna
en el suelo de los solos
clavos y tablas
de las manos vacÃas, o peor
no queridas llenas.
25.
Tus manos llegan con espuma para mis costas
como las palomas de las olas asustadas del mar
como las manos que huyen de los hombros en un ruego.
¡Quédate con mis manos!
y la nieve se desmorona desde mis muros llena de ojos viejos
para que inaugures mis paredes viejas como las playas
pero nuevas tras cada ola.
Asà nunca recuerdo tus manos.
Ellas llegan por primera vez cada vez.
Tus manos llegan como la dentadura fundida de los pianos
a avisarme mis contornos.
como la música me comprueba mis oÃdos.
26.
Tu frente como un altar de música
risco de vientre, proa o techo de fruta
y mientras un bostezo de música caliente
nieva a mi alma como un último velo
a esa hora sin culpas y sin manos
llena de ojos sin mirada de rostros sin rostros
a esa hora en que acuden como arroyos
revertidos
las horas que oraron;
tu vientre, tu vientre de faro, de reloj,
de cerradura y de campana
con los ecos lejanos del rojo campanario
con las alas alertas de campana entre las
páginas
con las viejas olas guardadas
que rompieron de violines tras los arietes
encallados
tu vientre de bodega y sótano
de caracol y pájaro
de incienso profundo entre la hiedra
heraldo y soldado de la gruta
tu vientre de la música coagulada
del agua enmaderada
del agua derretida
de la música derretida a la hora
de empezar a esperar
y de llenarse los ojos de perfume
como antiguos altares de templos recónditos
adormecidos de rito y pulso de pájaro.
tu vientre y tus manos
tus manos de puñado de piano
de candelabro de lana o miga
con rumbo de guitarra
y ya ahora toda tú
viejo crucifijo de fe
ya no volveré a rezar en ti
barco de tantas tormentas de ciego
simplemente
tristemente como a una siempre casa
con ese diario olor a cosa mÃa
tengo derecho y ganas de llorar por eso no lloro
persigno tu recuerdo
tu hondo recuerdo de cosa que comienza a olvidarse
yo no te olvidaré porque has sido
quedarás en el mismo recuerdo de tantas cosas
y tantas horas y yo mismo dejado,
abandonado de ser
para orar por las tardes de recuerdo infinito
hasta ser el que te ha olvidado.
27.
El tren de la sangre aventa barbotando alas
Yo no puedo amordazar las mil manos
de los borbotones que van a buscarte
Mi conciencia es piel de mis olas
pero a veces
28.
Es más rotundo el silencio
con las voces de los que no están
conmigo.
29.
la oscuridad de tus laberintos va acurrucándose
en tus vértices
simultánea de la voz de mis
antorchas
con el silencio apretado
en los rincones silenciosos
luego yo mismo
recorro tus cenizas
30.
Domingo de hoy de rezar solo
Domingo de Domingo de creer de a ratos
que se alzará tu llamado.
de comprobarte tú, de quererte tú,
de eternizarte en el tú
de llorarte, de rogar: Dios mÃo ya
no es alguien del mundo, es ella. Ayer quise
su principio y su llegada,
Dios mÃo, que vuelva.
31.
Gracias por hacerme ser para que me
agradezcas
gracias por agradecerme
y por poder darte las gracias.
32.
Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacÃo
que se me infla dentro
cuando pienso con miedo en no haber sido yo
en que pudieras no llamarme con tu tú
está un ruego
estás en mi alma de pupila como tu observado
y yo sé que alguien te mira como yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro más)
y no quiero gastar en lágrimas,
33.
Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú
34.
Amiga
dejemos la poesÃa
para los que no tengan la vida
depongamos los nadie
que nos somos
y entrémonos fácilmente
como la soledad.
Démonos las manos
cambiémonos las manos
como antorchas
para explorarnos
para medirnos el nunca con la piel.
35.
Enfrentarnos aquÃ
(el frente redondo de los ciegos)
Después de todos los caminos
que hicimos en el silencio
habitarnos el tiempo
con un gesto de espacio
Poblarnos esta actitud de manos
con raÃces penetradas de altura
dejando la saliva de las horas
en el borde luminoso de los ciegos
Enfrentarnos aquÃ
mi silencio envainado en tu
garganta
la vida uncida en las palabras
untándonos los ojos de testigos
Enfrentarnos aquà externos a dos
ojos adentro
como el innumerable infinito en los
espejos.
Enfrentarnos aquÃ
aceptando un rostro para la soledad.
Y el largo miedo
hasta el silencio.
36.
Volcarme por los bordes de la cordura
caer como hormigas que trepan
chorreando la sombra
desviscerada con palabras
vociferar mi silencio
como anchas lanzas de espacio
vivirlo todo con la infatigable infinitud de un verbo
y olvidar
o ya no pensar en todos los hombres que
he sido
redondo en mÃ
de haberte tragado como a un
túnel
y decir que hasta
asido como un náufrago en tu boca
cruda como el sol como el fuego
encallado en tus dientes
diciendo amor con pájaros calientes
rebalsándome los ojos
que cerraban la locura.
37.
Canta como si fuéramos antiguos
Tal vez preguntes por qué elijo palabras que no se parezcan a sà mismas por qué escribo cosas tal vez incomprensibles como elegir en vez de un rostro, el eco en un espejo. Tal vez me preguntes por qué anudar palabras como eso de tejer colores en los ciegos y hacer largas trenzas que se desatan con sólo tirar de los extremos. Tal vez me preguntes con insultante franqueza por qué desvarÃo
por qué, y mediando una buena voluntad de entenderme, intento conceptos inasibles, fantasmales abstracciones como son los caóticos absurdos construidos con las cosas más sencillas, simples y cotidianas como el sol o todo lo animal y lo vegetal y mineral. Y por qué no digo nunca amor o tristeza o melancolÃa
Pues entonces me alegrarÃa de no saber qué contestarte.
Y te seguirÃa diciendo cosas incomprensibles tanto
como es amar.
38.
Quiero ser dulce como un soldado herido.
Haber delirado en las manos de tu
insomnio.
39.
Entraré en ti hasta el exterminio
las hordas de mi sangre
te confinarán en tus propios rincones
mataré tus rebaños para dar
de comer a mis soldados
De todos los palacios que me sobren
haré lugares para mis caballos
violaré tus cementerios
y te obligaré nuevos Dioses
te comeré las manos y lo que
sobre engordará mis perros
y no me traicionarás ni con veneno en
mi vino
ni cuando duerma la embriaguez
de las orgÃas.
Afilarás mis espadas y mis lanzas
y curarás con tu polen las heridas
que los tuyos hayan clavado en mis
soldados.
Y luego, manso como un rey
te diré que te he amado mucho.
40.
estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron dÃas
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacÃo que voy
41.
entiendo tu miedo y tu
Algo nos asusta al empezar
a ser trascendentes para alguien
No todas las cosas vuelven a su
origen, tal vez sà en lo absoluto,
pero no siempre en el tiempo.
me basta pensar en mi madre
por eso es aquÃ, esto no es para
sino por vos; qué tiene que ver eso
del origen, tiene, porque si bien
digo que antes y eso implica bastante
"antes para llegar a hoy" y eso
implica antes pero fundamen-
talmente hoy, y hoy que es un
ahora, un desde y un hasta digo
ahora tú, hasta que tú y desde
nosotros, y éste es el origen de
vos en mà y de que todas las cosas
sean por vos y para siempre
entiendo tu miedo y tu
orgullo. Ni siquiera te lo pregun-
to. Cuento con ellos como
conmigo. Y sobre eso de preguntar
te diré algo que siento sobre las
cosas y sus palabras. Hay algunas
que son retóricas, otras viven más
en el silencio y en el vivir las palabras
más abajo de la piel de las palabras
mismas. Otras son dulces.
Brutal y ferozmente dulces como
te putita o te quiero
o mujer mientras morderte
la boca y muelle muelle
muelle y agua muelle agua
y el mar como un gato cabecean-
do y te quiero y entiendo
tu miedo y envainarme en
vos como un topo ciego redondos
de tan enteros iluminados
con la dulzura de los locos y la
ferocidad de la dulzura. niños
viejos y leones tocándose con
los ojos los astros que nos entran
por el tiempo y como ves todas
las palabras perdidas porque
vale más vivirnos que pensarnos
y hasta equivocarnos que saber.
42.
A noche y rabia
destejo la sal de tu espuma.
otras lunas traerán las olas nuevas.
Para olvidarte me basta encontrarte nueva-
mente.
43.
Buzo a la nada
Naufragario
¿qué es de tu vida? —yo—
El huerto de choqui
ésta es tu tierra
inexorable como una abeja
siembro en tu silencio.
44.
Sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro.
Sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras.
45.
Tantos tiempos hay en un mismo tiempo,
tiempo de tantas cosas.
46.
El mapa de la felicidad es cualquier
parte
tu mano ecuatorial es la partida
si tú caminas conmigo
puedo fundar rosas con mi pie
puedo enseñarle a adorar a las avispas
averiguar el secreto melodioso
de la cola musical de las ardillas
y si la dibujo con mi dedo y tú sonrÃes
toda la tierra me regala su sonrisa
contigo puedo ir a cualquier parte
hay un solo paÃs que me intimida
es un sitio cualquiera en que me encuentre
y esté solo con tu lejanÃa.
47.
De tanto bajar por petrificadas venas
buzo mineral
de tanto recorrer el pasadizo
que conduce a mi memoria
tengo este olor a catacumba
esta mirada de bodega
donde maceran venenos.
48.
Mi convicción de tu presencia tiene
el seudónimo de: tus manos.
49.
todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego en que me dieras a leer una
carta de amor
50.
mis horizontes comprimidos
los renglones de una prisión
51.
Sobre la tarde
grito mi paloma de plata
52.
No es más elocuente el que dice
sino el que calla y dice que calla.
53.
Los reyes derrotados son más sumi-
sos que los esclavos de siempre.
54.
Hay alguien que no lo sabe aún. Que pasa
tranquilo por delante del espejo
Hay alguien que no sabe que está
muerto
que no sabe que no es ésa su mirada
(que no sabe que le sobra un sueño una
ignorancia)
Hay alguien que puede abrir la puerta
con la misma mano cotidiana
Hay alguien que no sabe la sorpresa
que camina con olor a puñalada.
Hay alguien que lleva entre la carne
una atroz herida hospitalaria
hay alguien que aún no ve la sangre
cayéndosele de las entrañas.
Hay alguien que me mira como siempre
que no entiende mis manos a la espalda
que sospecha unas rosas o claveles
en lugar de la honda cuchillada
Me reconoce pero no me conoce
Sabe que me ha visto cuándo y dónde
Hay alguien que no sabe nada
Yo traigo detenido su reloj en mi bolsillo
Yo traigo su mirada ya apagada
Y un retrato en la mano del cuchillo.
(Es el tuyo, dime cómo he de matarla)
55.
pero yo sà diré que soy un tigre
hermoso y fiero como un tigre
lacio, como un tigre lÃquido como
una gaviota,
y nos lameré con sombras luminosas
en la piel de las palabras donde
flotarán los hombres.
Y seguiremos diciéndolo todo,
y entre todos los cadáveres que
arrastre la resaca de nuestros
gritos en el flujo que obedecimos
al mundo que se nos sube a
la cabeza como una luna
las algas de mis palabras subsis-
tirán como el agua
para que todos sepan que yo mismo
anduve cantando mi hermosura
de tigre
de la ferocidad de los niños
y del hambre
afeminado y elegante como
una espada y brutal como
un grito descerrajado a un
moribundo
todo lo digo
porque estoy enamorado como un hombre.
56.
Creo en ti.
cuando la luna azuza el mar que
se desnuca
cuando nocturno el corazón de roca
lleva la cuenta de la ola y de la espuma.
Creo en ti,
porque aquietado el mundo
cuando las calles son andenes de sangre
detenida
me sube tu imagen como un eco profundo
de una plegaria nueva dÃa a dÃa
Y aferrado de tu rostro
(qué mano remota tiende el sueño)
resisto como un náufrago
el silencio que empecinan mil gargantas.
Creo en ti porque a la hora del pavor
la sien que se desboca
tasca apaciguada tu perduración sin horas
como el rumor que se afana en el rincón
de un caracol
Creo, sÃ
creo en ti
y mucho más porque las cosas que me
son el dÃa
tienen tu nombre sin palabra para
recordarte.
En las tardes altas
alto labriego de sangre
el ocaso te intenta
para guardarte
Hoy se pierde mi poesÃa rota en tu ciudad
callada.
Apenas recuperan las cosas las palabras
pero ¡Qué poco puede tu mano,
decir: tu mano!
Creo en tus manos de pan
en tus dedos sin rumbos
como las cañas dormidos
como los lentos juncos
Porque hoy la mano sola,
la mano hueca
tal vez la espalda de un camino partido,
tal vez una orilla de alguna lejanÃa
te tiende una espera de agonÃa
sobre el rastro donde nunca has sido
aunque
57.
NOCTURNO PEDESTAL (ADULTERIO)
No te quiero más le he dicho
y una andanada de dedos aullantes
me han empujado contra la pared
oscura de los mÃnimos delitos
Pero si hubiera decidido hacer
de mi vida otro instrumento de culto
pavoroso, ir a la guerra tal vez,
hacerme sacerdote empasillado en
conventos insondables, dedicarme a la
sonrisa, sacarle fotografÃas a la muerte
profesionalizarme en un espejismo
cualquiera, entonces tal vez
escogerÃan mi nombre entre palabras lustrosas
y desde el héroe al santo desde el mártir
al mentiroso acomodarÃan mi pedestal de nácar.
Pero el amor es mi bandera mi altar
mi alquimia mi pincel. Por eso soy un
delincuente.
58.
Al entrar, me acometió ese sonoro
hueco de silencio que retumba
en las iglesias. Un fragor de catacumba
se levantaba remoto como un último coro.
Las velas estallaban múltiples en el oro;
reconocà el miedo infantil que me zumba
a veces como el presagio que me sube de la tumba,
de las viejas armas o de los tesoros.
Entonces me debatÃa como los suicidas.
Los espejos del eco me repetÃan en las naves;
tuve en mis manos el número exacto de mi vida.
Me acerqué a un santo —cualquier santo—,
y pensé: "Señor, he venido a que me laves".
Se me alargó el suicidio por la sangre, y
me llené de espanto.
59.
TÃa, las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda, como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas.
Yo le dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
Para usted que fue como
mi madre
60.
La página existe como un abismo imperativo
y sube en mi busca pues mi caÃda la eleva
y soy un alud por ella y quiero caer.
y sé que dejaré la huella de la huella de tu imagen en mÃ
y tengo para hacerlo un mar esférico
mi rumbo insabido puede ser cualquiera
mas sé que uno acaba o existe entre la costa y yo
y a veces supongo que son más de uno
61.
Tus ojos como dos redondas flores de silencio
62.
Te levantas como un seno sobre el mundo
Y mi infancia parasita en ti,
como en una pierna
Y yo, leproso de lágrimas
tengo otoño en la tristeza
Y tú llegas, no como un pañuelo,
como una primavera.
63.
Yo acaté mi recodo, me crecà el silencio
Haché todas las cruces de mi cementerio
(ahora no sé dónde rezar)
callé a cada campana
a cada grito maniatado que me fue tu olvido
64.
Al horizonte se le hielan los bostezos
Y mi alma también está nublada y llovida
Por fuera,
dura y frÃa y valiente como un techo
Y por dentro el cofre de un hogar
donde tu rostro se deforma y se corrige entre las olas
Y cabe con el cadáver de las horas y las cosas,
Con la eterna estación que hay en las tumbas
Burlándose de tu fugacidad de túnel
llorando la brevedad de mi cementerio.
65.
He estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huÃa desfondado hacia la
sombra
Yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas.
Pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros.
Abajo de un poco tu ceguera cada dÃa
recogà mi anónimo redondo averiguado
Ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
Sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraÃdo de la tierra
con palabras extrañas, que no entiendas.
66.
Esgrimo tu imagen como una antorcha
con que flotar en un mar de tinieblas
hasta que llegue el alba y pueda
soplar sobre las velas.
67.
Abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrÃculo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después. todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio
68.
Subiré por la sien de tus
dÃas como un cóndor ciego
hasta despeñarme el deshielo
de tus Ãdolos
Recojo de mi
estirpe de pasajero
en cada rostro de la historia
69.
ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al
infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra
70.
las hojas del pájaro reman.
Tu boca es un pájaro
A veces viene viento y sus páginas vibran
Tu boca es un pájaro
tu boca es alas
como una campana herida que tirita y nada
tratando de arrancarse el silencio
tratando de rescatar su voz
que se adhiere como un pájaro volado
tu boca es un pájaro; tengo dos plumas,
que tiritan en mis labios
tu boca es alas, con el gesto rÃgido del suelo
tu boca está crucificada en el silencio
las alas del pájaro están en un cepo.
71.
el testigo de los ciegos
no tantea entre olas de silencio
y comprende el lenguaje
de los vacÃos sin tiempos
a la sombra de las cosas.
72.
De campanas de miel
y tallos de música en el
pelo
de un campanario de
hambre y pozo
en la madera de tu tierra
te busco.
73.
Sabes que llegaré a ti como la lluvia
porque te hablé con nubes de amor en mis palabras.
Creo que el pasto dice que serás él.
Llegará el otoño de agua.
74.
Ya lo ves,
hasta aquà has llegado
—me estabas escuchando desde siempre
tal vez no nacà para llegar a escribir
esto, tal vez no tenga importancia
que al empezar tú a leerlo ya estuviera
todo escrito.
Pero te regalé una noche, te hablé
al oÃdo
porque me escuchas mucho más
cuando estoy solo.
hasta aquà has recorrido mi garganta como el camino de las hormigas.
Tal vez quieras saber dónde está
la veta del hormiguero
para echarle el veneno como el padre
Azcárate.
Pues bien el hormiguero está en mi
alma. (aprendo a creer en las palabras
que me invento)
[por eso creo en Dios ahora que
lo he inventado]
pero no morirá, ni mis hormigas
porque deberÃa morir yo
pero yo no puedo morir
porque has creÃdo en mÃ
y tú eres inmortal
porque yo creo en ti
yo que te inventé
cuando descubrà el
amor
y luego te vi caminando por el tiempo
y te quise llamar y no sabÃa tu
nombre
y me reà por esta costumbre larga
de mi alma
y por ese hábito de ti
sin haber tenido historia.
Ahora quieres saber
qué deberás hacer con el veneno que
te sobra. No te sobra
Debes rodear el mundo de veneno
para que ya no nos alcancen
las hormigas de nadie
Ni todos los jardines. gente absurda
cuando se siente el nosotros.
Y entonces no será prohibido
que nos comamos la sonrisa de las
flores,
que nos comamos todas las flores de
la tierra
y que reventemos de gordos
y después que lo hayamos
comido todo
nos muramos de hambre
pero juntos
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
POEMAS
1.
Escucha esta oración de siete versos
semana de amor desde un domingo solo en que rogaba:
Dios mÃo si llega sabré que es ella y podré decirle tú
tiene la cara que tendrá, la que en este dÃa,
mañana no ignoraré
Señor dame una llave para romper
el candado de mi silencio, de mi noche,
de mi tristeza circular que me anilla
como el vacÃo que ocupo.
Lunes de ilusión, de buscar mi sueño
en mis preguntas
de evitar mi piel por temor de despertar
martes de amor supremo de palabras
de piel de temor inmenso de convicción
tan fuerte como el amor sentido
Miércoles de pendiente, de alud
de involuntad de piedra
de escombros en los diques
de riendas mutiladas
de amor crecido de alma hinchada
y ajustada contra el abrazo de
donde cabe.
Jueves de embarazo de amor de corazón
inflado, de ruego, de amarte
más que ayer de muros superados
de martes insignificante
de miedo de mañana
Viernes de hondura de lágrimas
de miedo de tu primera palabra
de ahogo en la garganta de
mil palabras rengas de voluntad
ficticia sábado débil de los dos
gastados de los dos inmensos de Domingo
con cruces de Iglesias con los dos.
2.
Desde tus veredas,
mis manos contemplan
tus olas y tus arboledas
Y sobre ti resbalan
remedando tus playas.
Tienes el sonido mismo de los ecos
de las caricias con que ya te acaricié.
Voy comprobando tu realidad
y presiento tus confines;
y sé cómo continúas desde donde en ti yo estoy
Y como un ciego leo
la ene de tus pechos
y leo como un ciego
la u de tus misterios
donde tus páginas convergen.
Y tus costillas rimadas
Y tu pelo ordeñado
y nuestras manos disueltas.
3.
Allà donde mis pasos estrellan un
cielo vacÃo, en ese techo
perforado de intemperie de
tacones
Quererte es fácil como amar
porque si amo eres querida
porque si vivo amo
y porque amarte es la vida de mi vida.
Cuando partes de mi lado, llegas
porque vuelves en la idea y ella en ti
vuelves desde el sueño no soñado o voy
al sueño
se despierta
el despertar en que despierto
fui
Tengo el alma perforada que se me
vacÃa
4.
Yo lamÃa los ojos del silencio
como un ciego manosea las estrellas
todo lo acariciaba
y el perro azul de tu cabeza
y pasaba los ojos por la lengua del silencio
para lavarme la vida con estrellas
Y el perro azul de mi silencio
se comÃa el perro azul de tu cabeza
Todo lo entendÃa
como un ciego
pero luego vinieron las cosas sin certeza
entonces el silencio que cerró los ojos
y el ciego abierto por afuera
con todo el vientre de cerrojos
midiéndome la vida en tu cabeza.
Mal perro azul de mi silencio
le crecieron estrellas
Y entonces la poesÃa y el perro azul
de tu silencio
pasándome la lengua por la lengua.
5.
Somos hermosos como los rinocerontes
como las hormigas y como las águilas
porque tenemos ojos para nosotros;
y lo serÃamos como los hombres
si en vez de pensar el amor nos
lamiéramos con las manos.
6.
Sabemos que no somos
ninguna de las palabras
que nos decimos
vivimos más atrás de nuestros acuerdos
mirándonos desde las heridas
qué certeza tiene un ciego
de que el otro también lo está?
Y un dÃa
después de tantos acechos
después de habernos
después de habernos parapetado detrás de
las palabras
abarcamos la certeza
como a los sueños
y nos sentamos juntos
juntos al silencio
convocados a todas las cosas
y tal vez tengamos las palabras para decir
que la fe que nos viene
después de habernos desconfiado
nos vive mucho más.
7.
Si piensas que a veces
que lo que te escribo
no lo he escrito para ti
No pienses eso
este cuaderno
terminará diciendo
que me perdones por no
habértelo dedicado.
8.
canción de doce teclas
pero rosario infinito
reloj en que viajan mis
besos de agujas
9.
si hay una soledad para que yo esté solo
necesita el espacio que ocupas para estar
10.
Un dÃa, de tu carne gritada amaneceremos.
Yo te lameré el dolor para sentirme menos inútil.
11.
Mis dedos silabean cada momento
de la hora de tu cuerpo
12.
Vivir somos esto.
desollados como la harina
13.
Sentà que el perdón era un regalo gratuito y libre
14.
La baba de tu mirada se adhiere
a mis gotas como el musgo.
y siento que entre las paredes del
viento están tendidas las telarañas
del viento y yo me freno en ellas
y en mi espalda se precipita
la hora del escalofrÃo
en el agua de la boca
ronronean aún las olas
que imprimió tu beso
en las manos socavadas
se acurruca la cúpula del
vacÃo y en su concavidad
chapotean las alas de tus
manos que se desmoronan.
Aún me abrazas
El frÃo endurece los muros
de su vientre con un hueco
como yo
En alguna parte de mÃ
aún tu piel me moja
de mi piel.
Una llamarada de viento
me inunda al respirar
Se destiñe el humo de tu
imagen con el viento
a veces cae una piedra
de silencio en mi mente
de agua y una tajada
de cebolla de ondas me
aturde
y se enredan en mi
voz las pelusas de mi
ronquera.
Y tus manos restauran
la imagen de tus manos
15.
Como un desaforado labriego
enterré mis palas en los surcos
de este cuaderno.
He ido despejando el cardo
peinando la tierra
la encÃa fecunda
la cabellera vacÃa
soplando en la fragua del delirio
hasta hacer saltar la espiga.
Éste es mi pan
mi harina enamorada
mi sudor de anhelos que te buscan
mujer ecuatorial
templo definitivo
altar de la fertilidad
A veces el silencio
a veces ciertas fotos viejas
arqueológicos naufragios
como sarmientos
mordÃan el arado infatigable
de mi lengua.
Esta siembra insucumbible
no teme la agresión de la pezuña
pueden invadirla los dientes del olvido
puede intentarla el fuego y el rumbo
lóbrego del pus
no hay silencio para el verso escrito
si ha pasado por tus ojos
por la siega de tu mente
por la molienda vigilante de tu alma.
Yo no quiero tener nombre de poeta
prefiero llamarme jardinero
pastor de rosas
timonel de savia
No hay en estas húmedas colinas
de papel, una sola piedra de aridez,
El sumergido mineral es todo de campanas.
No hay un solo fusil bajo la tierra
porque éste es mi prado de amor
mi arsenal de palomas
para tus ojos y tu sonrisa.
Ahora bien, mi pequeño horizonte
Amiga de mis horas lejanas
Es posible que los cuervos
del tiempo, los gusanos
tenebrosos que a veces
tenemos en el subsuelo de nuestra
memoria, pasen
a dimitirnos, a esparcirnos, a disipar
la semilla a barrernos con uñas
de huracán enfurecido.
Es posible que se desaten de
lejanas cumbres, desde destejida
nieve de recuerdos, algunos rostros
que traemos puestos, y que el agua
turbia del hastÃo alague nuestros
campos de besos y de veneración
trasnochada. Por ésas y por todas
las otras muertes posibles que
podrÃan sumergirnos yo quiero
dejar un dolmen eterno
para todas las expediciones
para todos los testimonios
para obligar los astros perezosos;
y ese monumento indemolible
lleva nuestros nombres y el del amor
en este cuaderno que es una
nave para todos los diluvios.
AsÃ, tal vez para siempre
el talón de la atmósfera
será una lámpara custodia
para que no se nos echen encima
las escobas de la nada y nos sumerjan.
16.
Ser poeta es muy fácil
hace falta una distancia
una imagen que a veces
confundimos con la almohada
Hacen falta muchos besos
en la boca solitaria
y el silencio desnudo
acostado en nuestra cama
Es aún mucho más fácil
si se posa en la ventana
una paloma perdida
o una trémula guitarra
Se necesita una hoja
que se parezca a una sábana
y después cerrar los ojos
y arrojarlos en el alma
Y empezar a dibujar
con silencios o palabras
los caminos de los dedos
por el cuerpo que nos falta
Hay que estar enamorado
por eso hay pocos poetas
la poesÃa no se atrapa
con ávida red de letras
Hace falta algo de rezo
vivir con el sueño alerta
llorar al ver una rosa
y andar desnudo en la guerra
Si esto no da resultado
se compra un libro cualquiera
la poesÃa está en los ojos
del que pasa a recogerla
17.
Enjuago mis caricias en chorros de tu pelo
y vuelco mis ojos en los tuyos visitados
y digiero tu mirada que navega en mÃ
tu mirada navegada por mis ojos navegados.
Mis manos son una memoria donde habita el eco
de la historia de tu cuerpo que
vivirá de nuevo
Mis manos; ¡Gracias a mis manos por mÃas y por tuyas!
Qué triste su ceguera o el silencio de
tu piel en mis dedos
yo remedé el labio del aire que te besa
fui vendando tu contorno
copiando tus costas como un rÃo.
y averigüé tu espuma de miga,
dragando en tu piel, como en un pan
18.
La historia te traspone por la vez
ojo viajado
el silencio se desboca a tu costado
como un mar de música vacÃa.
Después
la senda te regala el todavÃa
pero te aturden tus cauces por adentro
y la gente que es feroz ojos atrás
(como si Dios fuese verdad sólo en los templos
y la verdad no fuera de verdad.)
Te agregas a las cosas
todo tiene el sabor que tú le existes
y te rompes los dedos masticando sombras
y las sombras te embisten
por tus calles rojas.
Yo no puedo andarte la locura
no puedo ser el testigo, nadie tiene testimonio
pero puedo decir aquà los otros
una manera de tantear el nunca
y morir de siempre por los ojos.
19.
a veces arrastro mi sombra como una es-
tela inevitable. Pero ella no me pesa.
a veces la sigo. y la empujo
como las sombras simultáneas de la
luz.
ni se demora ni me arrastra
es la más constante conmigo.
es como comprobar mi cuerpo
porque yo la emito.
aunque nunca la sentÃ
aunque nunca me dolió.
Ella determina el rumbo de los pasos
porque los huye simultánea de sus
voces.
nadie podrÃa
tropezar con
ella
ni tomarla
como a una
bandera ni
como a un harapo
es blanda como el
frÃo que denuncia todos los
contornos
porque es siempre como una mera forma
apoyada sobre las cosas
o una presencia tácita u olvidada
a veces me fijo en ella y me sorprenden
los contornos de su charco
las riberas
Un siempre perro mi siempre
esclava.
acorralada como el agua entre las
costas
que
segregan
los faroles
Un siempre perro mi siempre
esclava.
y cuando no hay leña para anclar el fuego
mi siempre ángel
cuando la noche aturde
y ella puede ser cualquier eco
de mi cuerpo
y está condenada al según
de la primera espada de la noche.
Ahora que es totalmente tácita
es sólo la posibilidad de comprobarla
Mañana quizá para que no sangre
me detendré.
Hora que es totalmente tácita
es sólo la posibilidad de comprobarla
porque sé que un dÃa acabará mi
sombra y yo no podré saberlo.
mañana me detendré para que quizás no sangre
quizá sola en ese silencio donde no puedo
recoger sus gotas.
Quién pudiera con un árbol de luz
empuñar el pájaro de la sombra
y acariciarla por tanta compañÃa.
20.
El silencio se solidifica con la cercanÃa de mi perfecto
espacio.
Lo tengo como un gesto en mi frÃo,
como un sabor en mi sangre
como un perfume en los intersticios de mi alma
como un naufragio nuevo que ocupó mis bodegas.
Ya me he acostumbrado a él como a una piel
Nadie viene a tocarme, ¿o es que mi piel ha
enceguecido?
Pongo mi oÃdo en los muros de mà que no
sé dónde están y comprendo mi muerte
insuficiente. mi sola existencia de conciencia
mi noche achatada contra mis ojos
que dan para las cosas lo mismo que
mi alma
me falta un espacio
y me invade el miedo de que me sorprenda
una mano no perdida
o un ojo Recuperado. Puedo viajar vertigino-
Mi Reencarnación. samente y el tiempo
me esquiva como
a una reliquia de la eternidad.
Hace un rato. ¡pero cómo! Ahora comprendo
Cuando se consuma mi conciencia
que se gasta en senderos sin horas
y quede una brasa inmediata de cenizas
entonces pensaré, sólo mi presente
aunque sea de recuerdos.
y habré perdido mi conciencia
porque me faltará una para pensar
que pienso.
la perspectiva de un túnel se disuelve
en mi mente
Mi presente se deshilacha hasta como
una cebolla que se desencierra hasta que
no queda.....
21.
Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las
palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza
empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacÃo
que se me infla dentro
cuando pienso en que pudieras no llamarme con tu tú
cuando pienso
con miedo en no haber sido yo
estás en mi alma de pupila como
tu observado
y yo sé que alguien te mira como
yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro
más)
Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi
llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú
22.
Para mà eres pequeña como dos instantes
como dos palabras tan sólo que hemos dicho
pero tienes el tamaño de mi vida
porque hoy siento que por esos dos momentos
he vivido.
Eres pequeña como un solo parpadeo
mas el eco de tus ojos dejaste en mi recuerdo
Y eres Ãnfima como una semilla
mas tienes en mà la extensión de un bosque inmenso
Eres pequeña en mà y grande también,
pequeña porque cabes en sólo dos encuentros
pero extensa como una llama débil
caÃda en un prado paja y yuyos seco.
Por eso eres pequeña como el sol visto de lejos
y enorme como claro en el desierto sin reparo
simple y chica como una estaca chica
y grande cual su sombra con la luz sobre
un costado.
Eres tan grande que aunque ni has empezado
me parece que yo he sido para llegar a hoy
y siempre te recuerdo cuando miro una fogata
que sopla su luz hasta donde no alcanzo a
ver yo.
Asà eres tú como todo eso que digo
como una gota en la boca de mi sediento
o como una vasija de donde desbordarÃa
mi amor que si comparo con el mar
parece el mar y éste una gota y sólo eso.
23.
Oración por mÃ:
padre nuestro
que estás en los cielos
que estás a mi lado,
porque estoy con ella
que no recé un dÃa.
señor, ¡no se fuera!
Que no grité un dÃa:
no seas todo en la
altura,
Vuelve a existir en la
tierra
Hijo tuyo que estoy en la
tierra
que rezo que lloro,
que estás en los cielos
que ruego tu infinitud
eterna
24.
oración por nosotros:
padre nuestro
que trajiste el cielo
a un instante de los dos
que hiciste el puño entreabierto
de un pesebre
con sus tablas y sus clavos
que tomaste el amor
de un martillo
para injertar
nuestra algún dÃa
carne dividida
con el abrazo perpetuo
y duro de los muros
elevados
no dejes caer nuestra
unidad de cuna
en el suelo de los solos
clavos y tablas
de las manos vacÃas, o peor
no queridas llenas.
25.
Tus manos llegan con espuma para mis costas
como las palomas de las olas asustadas del mar
como las manos que huyen de los hombros en un ruego.
¡Quédate con mis manos!
y la nieve se desmorona desde mis muros llena de ojos viejos
para que inaugures mis paredes viejas como las playas
pero nuevas tras cada ola.
Asà nunca recuerdo tus manos.
Ellas llegan por primera vez cada vez.
Tus manos llegan como la dentadura fundida de los pianos
a avisarme mis contornos.
como la música me comprueba mis oÃdos.
26.
Tu frente como un altar de música
risco de vientre, proa o techo de fruta
y mientras un bostezo de música caliente
nieva a mi alma como un último velo
a esa hora sin culpas y sin manos
llena de ojos sin mirada de rostros sin rostros
a esa hora en que acuden como arroyos
revertidos
las horas que oraron;
tu vientre, tu vientre de faro, de reloj,
de cerradura y de campana
con los ecos lejanos del rojo campanario
con las alas alertas de campana entre las
páginas
con las viejas olas guardadas
que rompieron de violines tras los arietes
encallados
tu vientre de bodega y sótano
de caracol y pájaro
de incienso profundo entre la hiedra
heraldo y soldado de la gruta
tu vientre de la música coagulada
del agua enmaderada
del agua derretida
de la música derretida a la hora
de empezar a esperar
y de llenarse los ojos de perfume
como antiguos altares de templos recónditos
adormecidos de rito y pulso de pájaro.
tu vientre y tus manos
tus manos de puñado de piano
de candelabro de lana o miga
con rumbo de guitarra
y ya ahora toda tú
viejo crucifijo de fe
ya no volveré a rezar en ti
barco de tantas tormentas de ciego
simplemente
tristemente como a una siempre casa
con ese diario olor a cosa mÃa
tengo derecho y ganas de llorar por eso no lloro
persigno tu recuerdo
tu hondo recuerdo de cosa que comienza a olvidarse
yo no te olvidaré porque has sido
quedarás en el mismo recuerdo de tantas cosas
y tantas horas y yo mismo dejado,
abandonado de ser
para orar por las tardes de recuerdo infinito
hasta ser el que te ha olvidado.
27.
El tren de la sangre aventa barbotando alas
Yo no puedo amordazar las mil manos
de los borbotones que van a buscarte
Mi conciencia es piel de mis olas
pero a veces
28.
Es más rotundo el silencio
con las voces de los que no están
conmigo.
29.
la oscuridad de tus laberintos va acurrucándose
en tus vértices
simultánea de la voz de mis
antorchas
con el silencio apretado
en los rincones silenciosos
luego yo mismo
recorro tus cenizas
30.
Domingo de hoy de rezar solo
Domingo de Domingo de creer de a ratos
que se alzará tu llamado.
de comprobarte tú, de quererte tú,
de eternizarte en el tú
de llorarte, de rogar: Dios mÃo ya
no es alguien del mundo, es ella. Ayer quise
su principio y su llegada,
Dios mÃo, que vuelva.
31.
Gracias por hacerme ser para que me
agradezcas
gracias por agradecerme
y por poder darte las gracias.
32.
Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacÃo
que se me infla dentro
cuando pienso con miedo en no haber sido yo
en que pudieras no llamarme con tu tú
está un ruego
estás en mi alma de pupila como tu observado
y yo sé que alguien te mira como yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro más)
y no quiero gastar en lágrimas,
33.
Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú
34.
Amiga
dejemos la poesÃa
para los que no tengan la vida
depongamos los nadie
que nos somos
y entrémonos fácilmente
como la soledad.
Démonos las manos
cambiémonos las manos
como antorchas
para explorarnos
para medirnos el nunca con la piel.
35.
Enfrentarnos aquÃ
(el frente redondo de los ciegos)
Después de todos los caminos
que hicimos en el silencio
habitarnos el tiempo
con un gesto de espacio
Poblarnos esta actitud de manos
con raÃces penetradas de altura
dejando la saliva de las horas
en el borde luminoso de los ciegos
Enfrentarnos aquÃ
mi silencio envainado en tu
garganta
la vida uncida en las palabras
untándonos los ojos de testigos
Enfrentarnos aquà externos a dos
ojos adentro
como el innumerable infinito en los
espejos.
Enfrentarnos aquÃ
aceptando un rostro para la soledad.
Y el largo miedo
hasta el silencio.
36.
Volcarme por los bordes de la cordura
caer como hormigas que trepan
chorreando la sombra
desviscerada con palabras
vociferar mi silencio
como anchas lanzas de espacio
vivirlo todo con la infatigable infinitud de un verbo
y olvidar
o ya no pensar en todos los hombres que
he sido
redondo en mÃ
de haberte tragado como a un
túnel
y decir que hasta
asido como un náufrago en tu boca
cruda como el sol como el fuego
encallado en tus dientes
diciendo amor con pájaros calientes
rebalsándome los ojos
que cerraban la locura.
37.
Canta como si fuéramos antiguos
Tal vez preguntes por qué elijo palabras que no se parezcan a sà mismas por qué escribo cosas tal vez incomprensibles como elegir en vez de un rostro, el eco en un espejo. Tal vez me preguntes por qué anudar palabras como eso de tejer colores en los ciegos y hacer largas trenzas que se desatan con sólo tirar de los extremos. Tal vez me preguntes con insultante franqueza por qué desvarÃo
por qué, y mediando una buena voluntad de entenderme, intento conceptos inasibles, fantasmales abstracciones como son los caóticos absurdos construidos con las cosas más sencillas, simples y cotidianas como el sol o todo lo animal y lo vegetal y mineral. Y por qué no digo nunca amor o tristeza o melancolÃa
Pues entonces me alegrarÃa de no saber qué contestarte.
Y te seguirÃa diciendo cosas incomprensibles tanto
como es amar.
38.
Quiero ser dulce como un soldado herido.
Haber delirado en las manos de tu
insomnio.
39.
Entraré en ti hasta el exterminio
las hordas de mi sangre
te confinarán en tus propios rincones
mataré tus rebaños para dar
de comer a mis soldados
De todos los palacios que me sobren
haré lugares para mis caballos
violaré tus cementerios
y te obligaré nuevos Dioses
te comeré las manos y lo que
sobre engordará mis perros
y no me traicionarás ni con veneno en
mi vino
ni cuando duerma la embriaguez
de las orgÃas.
Afilarás mis espadas y mis lanzas
y curarás con tu polen las heridas
que los tuyos hayan clavado en mis
soldados.
Y luego, manso como un rey
te diré que te he amado mucho.
40.
estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron dÃas
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacÃo que voy
41.
entiendo tu miedo y tu
Algo nos asusta al empezar
a ser trascendentes para alguien
No todas las cosas vuelven a su
origen, tal vez sà en lo absoluto,
pero no siempre en el tiempo.
me basta pensar en mi madre
por eso es aquÃ, esto no es para
sino por vos; qué tiene que ver eso
del origen, tiene, porque si bien
digo que antes y eso implica bastante
"antes para llegar a hoy" y eso
implica antes pero fundamen-
talmente hoy, y hoy que es un
ahora, un desde y un hasta digo
ahora tú, hasta que tú y desde
nosotros, y éste es el origen de
vos en mà y de que todas las cosas
sean por vos y para siempre
entiendo tu miedo y tu
orgullo. Ni siquiera te lo pregun-
to. Cuento con ellos como
conmigo. Y sobre eso de preguntar
te diré algo que siento sobre las
cosas y sus palabras. Hay algunas
que son retóricas, otras viven más
en el silencio y en el vivir las palabras
más abajo de la piel de las palabras
mismas. Otras son dulces.
Brutal y ferozmente dulces como
te putita o te quiero
o mujer mientras morderte
la boca y muelle muelle
muelle y agua muelle agua
y el mar como un gato cabecean-
do y te quiero y entiendo
tu miedo y envainarme en
vos como un topo ciego redondos
de tan enteros iluminados
con la dulzura de los locos y la
ferocidad de la dulzura. niños
viejos y leones tocándose con
los ojos los astros que nos entran
por el tiempo y como ves todas
las palabras perdidas porque
vale más vivirnos que pensarnos
y hasta equivocarnos que saber.
42.
A noche y rabia
destejo la sal de tu espuma.
otras lunas traerán las olas nuevas.
Para olvidarte me basta encontrarte nueva-
mente.
43.
Buzo a la nada
Naufragario
¿qué es de tu vida? —yo—
El huerto de choqui
ésta es tu tierra
inexorable como una abeja
siembro en tu silencio.
44.
Sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro.
Sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras.
45.
Tantos tiempos hay en un mismo tiempo,
tiempo de tantas cosas.
46.
El mapa de la felicidad es cualquier
parte
tu mano ecuatorial es la partida
si tú caminas conmigo
puedo fundar rosas con mi pie
puedo enseñarle a adorar a las avispas
averiguar el secreto melodioso
de la cola musical de las ardillas
y si la dibujo con mi dedo y tú sonrÃes
toda la tierra me regala su sonrisa
contigo puedo ir a cualquier parte
hay un solo paÃs que me intimida
es un sitio cualquiera en que me encuentre
y esté solo con tu lejanÃa.
47.
De tanto bajar por petrificadas venas
buzo mineral
de tanto recorrer el pasadizo
que conduce a mi memoria
tengo este olor a catacumba
esta mirada de bodega
donde maceran venenos.
48.
Mi convicción de tu presencia tiene
el seudónimo de: tus manos.
49.
todo el secreto de mi silencio
con mi pluma, soñando con un
luego en que me dieras a leer una
carta de amor
50.
mis horizontes comprimidos
los renglones de una prisión
51.
Sobre la tarde
grito mi paloma de plata
52.
No es más elocuente el que dice
sino el que calla y dice que calla.
53.
Los reyes derrotados son más sumi-
sos que los esclavos de siempre.
54.
Hay alguien que no lo sabe aún. Que pasa
tranquilo por delante del espejo
Hay alguien que no sabe que está
muerto
que no sabe que no es ésa su mirada
(que no sabe que le sobra un sueño una
ignorancia)
Hay alguien que puede abrir la puerta
con la misma mano cotidiana
Hay alguien que no sabe la sorpresa
que camina con olor a puñalada.
Hay alguien que lleva entre la carne
una atroz herida hospitalaria
hay alguien que aún no ve la sangre
cayéndosele de las entrañas.
Hay alguien que me mira como siempre
que no entiende mis manos a la espalda
que sospecha unas rosas o claveles
en lugar de la honda cuchillada
Me reconoce pero no me conoce
Sabe que me ha visto cuándo y dónde
Hay alguien que no sabe nada
Yo traigo detenido su reloj en mi bolsillo
Yo traigo su mirada ya apagada
Y un retrato en la mano del cuchillo.
(Es el tuyo, dime cómo he de matarla)
55.
pero yo sà diré que soy un tigre
hermoso y fiero como un tigre
lacio, como un tigre lÃquido como
una gaviota,
y nos lameré con sombras luminosas
en la piel de las palabras donde
flotarán los hombres.
Y seguiremos diciéndolo todo,
y entre todos los cadáveres que
arrastre la resaca de nuestros
gritos en el flujo que obedecimos
al mundo que se nos sube a
la cabeza como una luna
las algas de mis palabras subsis-
tirán como el agua
para que todos sepan que yo mismo
anduve cantando mi hermosura
de tigre
de la ferocidad de los niños
y del hambre
afeminado y elegante como
una espada y brutal como
un grito descerrajado a un
moribundo
todo lo digo
porque estoy enamorado como un hombre.
56.
Creo en ti.
cuando la luna azuza el mar que
se desnuca
cuando nocturno el corazón de roca
lleva la cuenta de la ola y de la espuma.
Creo en ti,
porque aquietado el mundo
cuando las calles son andenes de sangre
detenida
me sube tu imagen como un eco profundo
de una plegaria nueva dÃa a dÃa
Y aferrado de tu rostro
(qué mano remota tiende el sueño)
resisto como un náufrago
el silencio que empecinan mil gargantas.
Creo en ti porque a la hora del pavor
la sien que se desboca
tasca apaciguada tu perduración sin horas
como el rumor que se afana en el rincón
de un caracol
Creo, sÃ
creo en ti
y mucho más porque las cosas que me
son el dÃa
tienen tu nombre sin palabra para
recordarte.
En las tardes altas
alto labriego de sangre
el ocaso te intenta
para guardarte
Hoy se pierde mi poesÃa rota en tu ciudad
callada.
Apenas recuperan las cosas las palabras
pero ¡Qué poco puede tu mano,
decir: tu mano!
Creo en tus manos de pan
en tus dedos sin rumbos
como las cañas dormidos
como los lentos juncos
Porque hoy la mano sola,
la mano hueca
tal vez la espalda de un camino partido,
tal vez una orilla de alguna lejanÃa
te tiende una espera de agonÃa
sobre el rastro donde nunca has sido
aunque
57.
NOCTURNO PEDESTAL (ADULTERIO)
No te quiero más le he dicho
y una andanada de dedos aullantes
me han empujado contra la pared
oscura de los mÃnimos delitos
Pero si hubiera decidido hacer
de mi vida otro instrumento de culto
pavoroso, ir a la guerra tal vez,
hacerme sacerdote empasillado en
conventos insondables, dedicarme a la
sonrisa, sacarle fotografÃas a la muerte
profesionalizarme en un espejismo
cualquiera, entonces tal vez
escogerÃan mi nombre entre palabras lustrosas
y desde el héroe al santo desde el mártir
al mentiroso acomodarÃan mi pedestal de nácar.
Pero el amor es mi bandera mi altar
mi alquimia mi pincel. Por eso soy un
delincuente.
58.
Al entrar, me acometió ese sonoro
hueco de silencio que retumba
en las iglesias. Un fragor de catacumba
se levantaba remoto como un último coro.
Las velas estallaban múltiples en el oro;
reconocà el miedo infantil que me zumba
a veces como el presagio que me sube de la tumba,
de las viejas armas o de los tesoros.
Entonces me debatÃa como los suicidas.
Los espejos del eco me repetÃan en las naves;
tuve en mis manos el número exacto de mi vida.
Me acerqué a un santo —cualquier santo—,
y pensé: "Señor, he venido a que me laves".
Se me alargó el suicidio por la sangre, y
me llené de espanto.
59.
TÃa, las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda, como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas.
Yo le dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
Para usted que fue como
mi madre
60.
La página existe como un abismo imperativo
y sube en mi busca pues mi caÃda la eleva
y soy un alud por ella y quiero caer.
y sé que dejaré la huella de la huella de tu imagen en mÃ
y tengo para hacerlo un mar esférico
mi rumbo insabido puede ser cualquiera
mas sé que uno acaba o existe entre la costa y yo
y a veces supongo que son más de uno
61.
Tus ojos como dos redondas flores de silencio
62.
Te levantas como un seno sobre el mundo
Y mi infancia parasita en ti,
como en una pierna
Y yo, leproso de lágrimas
tengo otoño en la tristeza
Y tú llegas, no como un pañuelo,
como una primavera.
63.
Yo acaté mi recodo, me crecà el silencio
Haché todas las cruces de mi cementerio
(ahora no sé dónde rezar)
callé a cada campana
a cada grito maniatado que me fue tu olvido
64.
Al horizonte se le hielan los bostezos
Y mi alma también está nublada y llovida
Por fuera,
dura y frÃa y valiente como un techo
Y por dentro el cofre de un hogar
donde tu rostro se deforma y se corrige entre las olas
Y cabe con el cadáver de las horas y las cosas,
Con la eterna estación que hay en las tumbas
Burlándose de tu fugacidad de túnel
llorando la brevedad de mi cementerio.
65.
He estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huÃa desfondado hacia la
sombra
Yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas.
Pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros.
Abajo de un poco tu ceguera cada dÃa
recogà mi anónimo redondo averiguado
Ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
Sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraÃdo de la tierra
con palabras extrañas, que no entiendas.
66.
Esgrimo tu imagen como una antorcha
con que flotar en un mar de tinieblas
hasta que llegue el alba y pueda
soplar sobre las velas.
67.
Abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrÃculo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después. todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio
68.
Subiré por la sien de tus
dÃas como un cóndor ciego
hasta despeñarme el deshielo
de tus Ãdolos
Recojo de mi
estirpe de pasajero
en cada rostro de la historia
69.
ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al
infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra
70.
las hojas del pájaro reman.
Tu boca es un pájaro
A veces viene viento y sus páginas vibran
Tu boca es un pájaro
tu boca es alas
como una campana herida que tirita y nada
tratando de arrancarse el silencio
tratando de rescatar su voz
que se adhiere como un pájaro volado
tu boca es un pájaro; tengo dos plumas,
que tiritan en mis labios
tu boca es alas, con el gesto rÃgido del suelo
tu boca está crucificada en el silencio
las alas del pájaro están en un cepo.
71.
el testigo de los ciegos
no tantea entre olas de silencio
y comprende el lenguaje
de los vacÃos sin tiempos
a la sombra de las cosas.
72.
De campanas de miel
y tallos de música en el
pelo
de un campanario de
hambre y pozo
en la madera de tu tierra
te busco.
73.
Sabes que llegaré a ti como la lluvia
porque te hablé con nubes de amor en mis palabras.
Creo que el pasto dice que serás él.
Llegará el otoño de agua.
74.
Ya lo ves,
hasta aquà has llegado
—me estabas escuchando desde siempre
tal vez no nacà para llegar a escribir
esto, tal vez no tenga importancia
que al empezar tú a leerlo ya estuviera
todo escrito.
Pero te regalé una noche, te hablé
al oÃdo
porque me escuchas mucho más
cuando estoy solo.
hasta aquà has recorrido mi garganta como el camino de las hormigas.
Tal vez quieras saber dónde está
la veta del hormiguero
para echarle el veneno como el padre
Azcárate.
Pues bien el hormiguero está en mi
alma. (aprendo a creer en las palabras
que me invento)
[por eso creo en Dios ahora que
lo he inventado]
pero no morirá, ni mis hormigas
porque deberÃa morir yo
pero yo no puedo morir
porque has creÃdo en mÃ
y tú eres inmortal
porque yo creo en ti
yo que te inventé
cuando descubrà el
amor
y luego te vi caminando por el tiempo
y te quise llamar y no sabÃa tu
nombre
y me reà por esta costumbre larga
de mi alma
y por ese hábito de ti
sin haber tenido historia.
Ahora quieres saber
qué deberás hacer con el veneno que
te sobra. No te sobra
Debes rodear el mundo de veneno
para que ya no nos alcancen
las hormigas de nadie
Ni todos los jardines. gente absurda
cuando se siente el nosotros.
Y entonces no será prohibido
que nos comamos la sonrisa de las
flores,
que nos comamos todas las flores de
la tierra
y que reventemos de gordos
y después que lo hayamos
comido todo
nos muramos de hambre
pero juntos
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Continúa, Dios mediante.
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Gracias Victoria
Muchas gracias MarÃa Victoria, gracias querida amiga, gracias compañera, un beso muy grande.
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