Poemas
Moderador: Julian Lopez
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NO ME DEJAN NUNCA ENTRAR AL FORO!!!!
Dos horas para entrar al foro, con tres computadoras, dos horas. ¿Qué hay, algún odio contra mÃ, alguna lista negra?, la verdad es que no entiendo tantÃsima dificultad, tantÃsima imposibilidad.
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Respuesta
Suele pasar por muchos motivos. Uno de ellos es que en ese momento habia mucha gente conectada al mismo tiempo; otro motivo es su conexion de internet o tambien su maquina, que a veces es lenta por tener virus o spyware, etc. Nos pasa a todos; no hay ningun motivo personal.
El administrador
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No
Tengo la mejor computadora del mercado y el mejor servicio de internet con 6 megas. ¡Y tengo tres computadoras! Asà que eso no es.
Puede ser el tránsito mediático. Perfectamente eso puede ser.
Pero como me pasa solamente con este foro. Por eso mi preocupación.
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Si usted pone las tres al mismo tiempo, lo unico que hace es restar eficacia a su
conexion de internet, porque el flujo debe dividirse en tres...
Que usted tenga lo mejor de... no significa nada... no depende solamente de sus
maquinas. Depende de que dia es, cuantos en el mundo estan usando, etc,etc,etc.
Siempre conviene saber algo de todo esto antes de quejarse...
El unico que puede bloquearlo o borrarlo soy YO MISMO!!!
nadie mas puede...
El administrador
Puede ser el tránsito mediático. Perfectamente eso puede ser.
Pero como me pasa solamente con este foro. Por eso mi preocupación.
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Si usted pone las tres al mismo tiempo, lo unico que hace es restar eficacia a su
conexion de internet, porque el flujo debe dividirse en tres...
Que usted tenga lo mejor de... no significa nada... no depende solamente de sus
maquinas. Depende de que dia es, cuantos en el mundo estan usando, etc,etc,etc.
Siempre conviene saber algo de todo esto antes de quejarse...
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La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Bueno, acá me desordeno un poco, porque no llevo control por escrito de mi trabajo y me pierdo. Perdón por las repeticiones. Yo sigo siempre ocupando un solo renglón, como siempre.
Puede haber también otros problemas, yo computación no sé, pido perdón de nuevo.
FelicÃsimo de estar en este foro AL QUE ME INVITARON y ahora no sé quién fue, quién me invitó. Precioso foro.
¡Póngame en Google Administrador, me aplastan, me están aplastando!
En Google, en Google, por favor, si puede ser.
La cordialidad, el buen trato, el sentirse bien, todo eso. Trabajar agradablemente.
Puede haber también otros problemas, yo computación no sé, pido perdón de nuevo.
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MAHOMA
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Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla
Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla
Poema I
Algunas veces de silencio
desde un vértice de campana te me alcanzas.
como la evocación que crece de las cartas
de los rostros de los cuadros,
de las lápidas
El mundo queda entonces
ojos y piel afuera (un campanario ausente)
mientras te arrodillo las abejas en el alma
No puedo evitarte con ventanas ciegas
eres desde adentro la mañana.
¿Cómo negarte mis altares?
negar mi propia fe
y el himno que a tu imagen se me inflama?
Pasa
toma mis telares y canta
Acércale mi voz a tu silencio
y aleja las fieras de la noche
con un lanzazo de grito en mi garganta.
Poema II
Alguna vez, tal vez, pero mucho más un sueño
Esta calle que se repite
sin olvido que cancelara imágenes
Algún rostro de otras horas
encontrado
sin embargo su primer ahora
Y la remota historia
lo devuelve sin un nombre
sin un quien y un cuando
sin un donde.
Tal vez un mismo instante
que sucede ahora
mucho tiempo atrás o al norte.
Poema III
Cuando a tu rostro de campanario
asoma un domingo
detrás de tus ojos
una golondrina retrasada busca
la salida o las alas.
Y esa tristeza limpia y buena
de las tardes azules
detiene tu horizonte más acá
mucho más
de lo errante.
¿Qué sujeta ese oficio de olvidar palabras?
Y esos mismos barcos
otros barcos
se suicidan ciegos al espanto
¿Por qué tu silencio desbocado
la mirada infinita
y tu sangre ahorcada en un costado?
Poema IV
Desde ti nada pregunto
Ni un rostro sucedido ni la frente anticipada
Las doce de la noche es un recodo.
Mañana será entre dos recodos.
No pregunto mañana
Los árboles son hermosos sobre nosotros
¿Qué importan los ignotos muertos que tienen
cruz en ellos?
Los pájaros no cantan para otros.
Este dÃa no tiene amarras
Doblará el crepúsculo inminente
Mañana serán otros los árboles
aunque hayas dormido al pie de alguno
No recojas nada de este dÃa
Déjalo todo
El olvido ha de ser sin testigo
¿No ves acaso
que tus pies, hoy,
no dejan estelas?
También el eco será cenizas en silencio
Y no me nombres.
no importa mi mano
Toma la mano
Y al amanecer
un rostro cualquiera te será cotidiano
No preguntes por mÃ
Tu costado será todos los dÃas
y yo a una mano sin rostro
en algún dÃa después de estas estrellas
sin nombrarla
le seguiré diciendo tú.
Poema V
El viento sangra y yo no sé que sangra
yo creo que llueve pero el viento sangra
y el viento grita y yo no sé que grita
y yo creo que truena pero el viento grita
y el viento sangra y grita y el viento muere
y alguien es el viento y yo creo que es el
viento.
Poema VI
Hoy quiero asomarte la mañana
recoger cosas que crecen en mi tierra
y llenarte como ésta una canasta sencilla
Quiero volcarte una mirada de manzana
El tibio silencio de las siestas en la sierra
La fatiga del arado, una promesa de semilla.
Quiero regalarte una sonrisa de naranja
o el arco rÃgido de mi boca al sol testigo
cuando una flecha es tu nombre de bandera
la abnegación de levantarte un hito en una zanja
esa simple abeja que siempre está conmigo
acatando la melancolÃa que te es cuando la
espera.
Pero si a pesar de este oficio limpio y ciego
nada te puede como un afán derrotado
suicidaré mi paloma y mi guitarra de
incienso
clausuraré mi huerto y mi tesón labriego
y la emigrada golondrina de rito retrasado
cambiará el rostro al sueño que te pienso
Y la verdad que te corona será el olvido con que niego
y recobraré las alas de un pájaro encerrado.
Hoy llevo la cuenta de tu voz a mi espalda
más acá de los ojos un buzo te recobra.
¿Qué puede callarte si estás toda callada
más allá de mi frente, ni el sueño se atreve
a las sombras.
Poema VII
Hoy se parte la tierra
mis volcanes me asoman hacia el mundo
ciegos siglos de canto subterráneo
se asombran del sol naciendo a la mañana.
Cuánto espera las alas un gusano?
cuánta lejanÃa, cuánta vela...
cuánta espalda olvida una nueva mariposa.
Hoy levanto un hito. la mañana es mÃa
Me paro en el mañana de los sueños.
y vuelvo la cabeza hacia la espalda
cuánta noche en que soñaba
cuánto abismo y ojos levantados al cielo
cuánto nunca ya dejado atrás
y esta voz extraña, pero mÃa
que enarbolo y erijo como torre
Aquà mi historia pierde el rastro
El jardÃn empieza en un pantano
Aquà el sol aquà las flores
aquà los ojos buenos la mirada limpia
fija en el cielo. El cielo. El mismo cielo
desde los abismos,
Pero aquà ya Dios empezado.
Poema VIII
Hoy la calle es un tajo brutal
es una herida seca, desierta, de la muerte hace
mucho
Este abandono,
aún más frÃo que la soledad sin principio...
¡Cuánto rastro!
Las campanas han quedado atrás
como palomas que nunca fueron mÃas
Ahuyentar la sombra.
Sólo una veleta del sol que no me intenta.
Y los niños de sol, de paloma y de naranja
se alejan de los cactos de mis manos.
¡Agreste sobrevida!... pero cuánto viajero
derrotado.
Pero aún, una hueca sepultura
con ventanas
una impávida palmera que subsiste
Y la calle atroz que muere
paso a paso
niño a niño
siempre de palomas.
pero sólo yo siempre
porque flor a flor ala por ala
noche a noche,...
sólo yo testigo!
Poema IX
Mi silencio se rompe desde afuera
Qué sé yo si se abre mi silencio
He tratado de partirlo desde adentro
Y las voces que tienden no me llegan
Es que tienden voces como cuerdas?
alguien sabe naufragio mi naufragio?
o este apretado silencio de candado
es un rictus sin rostro desde afuera?
Alguien llama o el desvarÃo sueña?
o en el terror de esperar un peregrino
como un espejismo sonámbulo imagino
una voz golpear contra mi puerta?
Quién pregunta mi mutismo ojos afuera
Quién pregunta a mi piel qué tiene adentro
...¡Qué pavor de ser cuando lo pienso
la pregunta sin respuesta de una piedra!
Poema X
Para tocar tu corazón que es de garganta
puedo comer tu risa de campana
y suicidar mi silencio en tus palabras
Pero no basta para el presagio amigo
tocar tu corazón estrangulado
Que esta ternura de pensarte como escribo
no puede el agua para la sed que hay en mis manos
Tu corazón de pan de caracol y de durazno
Cómo tocar tu corazón sin boca
si esta garganta de pájaro y verano
a pesar de mi canto me desboca.
Para tocar tu corazón ya sin garganta...
el viento que pasa por un hueco y canta
y esta noche infinita sin ventanas
y el sonoro vacÃo que te evoca.
Poema XI
Siempre este sabor de melancolÃa te presagia
Acatar tu rostro cotidiano sin historia
¡Qué fácil es soñar cuando es poco el mundo!
No necesitas las manos: Toma;
hay cosas tuyas, sin que tú las guardes,
Aun después de este oficio olvidarás qué cosas
Poema XII
El buzo que puede el coral de tu rostro
cuando ya todo es noche
y el rastro hace un recodo espalda atrás
se ha vuelto ciego sueño a sueño
y tu imagen destituida
ya no tiene carne para tu nombre
Todo lo inunda la soledad
Tú, un viejo faro
un mástil con un ancla perpetua
para un puerto sin velas
ni esperanza terminada con sirenas
Tú,
también tienes una lápida de espuma
y un poco mi rezo cotidiano
por lo que no alcanzo
que tiene algo de mi mano.
El galeote derrotado dimite y cuando la luna
echa amarras y leva anclas el sueño
piedra por piedra
recobro ojos adentro tu ciudad en ruinas
Sólo tu voz,
alguna sirena aprendida y conservada
alucina tu verdad desmantelada
cuando el insomnio acosa
y el espejismo te intenta y no te logra.
Yo quise, talón atrás,
desclavarte la luna de una ventana
bebiendo tu sonrisa sin vez y sin campana
pero mis manos de palabras
se desnucaron al viento
tal vez porque una ciega paloma
no pudo hallar el rumbo.
Ahora,
ya sin tu espina tal vez,
sin tu jardÃn,
te acerco mi labriego extraviado
para recuperar los pájaros que le crecen a tu sueño
cuando el cielo florece
y la luna te lava la tristeza
con palabras sin garganta.
Poema XIII
Hoy me crece agua de la garganta
Los pájaros se sacian como abejas
en mi fruta de oro
y son aún más la mañana
emerge una música de viejÃsimos embriones,
y hoy es más transparente.
La tristeza no obliga las palabras.
solas se acomodan
como las lacias garzas.
Ya te puedo el dulce sueño
Las palabras terminan en las cosas
ya te logro el canto sin garganta.
La savia asoma
como una flecha de cristal apaciguada.
Poema XIV
Quiero hacerte una ventana
con mi garganta
Tacha la noche con mi voz de fuego
madurará el sol ojos adentro de tu sueño
Y tu mirada se llenará de alas
Poema XV
Aletea tu corazón despavorido
Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla
desolada
Para poner una sirena en tu vigilia
asà tanto puerto tendrá
bandera en una vela.
CAMPANARIO FRUTAS PALOMAS
XVI
el sol se deslonja entre los árboles
*
porque siempre la verdad es la última y el pasado
ha sido transitorio
*
esa música
estaba
muerta
*
El trueno despeña su estropajo de
piedra de gatos de lata tiembla
*
como un espejo vacÃo.
*
donde revienta
fulmÃneo el relámpago.
*
Donde mi tallo de voz florece,
si alguien sueña un jardÃn
se vuelve poesÃa mi poesÃa
y la arena de mi alma logra un vientre
*
Para que llegue mi paloma a tu sagrario
abre más tu ventana sin mañana
yo puedo ser el sol más acá de tu campana
*
Sin haber destapado los espejos.
*
Si supieras la tristeza que te esconde a veces
*
El viento tirita sobre los árboles.
XVII
y me pareceré a tu soledad porque creceré en tu silencio
XVIII
un dÃa un rostro nos repetirá dos veces
ya nunca más no te sabré
*
corazón nómada
*
quiero lavarte el rastro con olvido
*
tus manos lacias
brebaje para mis manos
como una copa de guitarra o de palomas.
*
Lo que quiero decir es lo que digo
Poema XIX
Mi corazón en una jaula, como un
canario quemado
o una luna de sangre,
qué pulso de campana sobresalta
el plenilunio de terror
en el pavor
de la ola
en la sien de roca
aletea la ceguera de un toro infinito,
y un sabor absurdo de presagio
se desclava desde un túnel
por volver el rostro
y descubrir último
el instante.
Poema XX
Sobre mi honda sepultura
sin lápidas testigos
se disuelve mi garganta
en un rictus de espacio
nada avisa una última actitud bajo
una cruz sin tiempo
nada nombra un rostro ni proclama una historia claudicada
sobre mi honda sepultura y mi silencio de sombras
el árido semblante reniega el estupor de un sueño
y una paloma de palabra sin palabra,
se desnuca contra el vidrio desde adentro
y pierde la flecha en la garganta.
Poema XXI
A veces,
una honda tristeza de distancias
como una oración inaugurada
me llega de tu imagen,
(tal vez para que rece)
Salen
todas las flores que tramó el invierno
como un canto nuevo
Y retorno la garganta
a la vuelta del verano de las aves.
Hoy te canta
mi vertiente tanto tiempo de silencio,
porque me llega el canto desde adentro
desde tu imagen
como una honda tristeza de distancias.
Deja que te cante
con mi voz de vino con mi mano ronca
que te acerque mi palabra rota
para apurar tu primavera
más acá, mucho más que antes.
Mi palomar no espera
nunca vuelven las mismas golondrinas
dos veces de mar son una esquina
y... ¿sabes?
no me causa tristeza
Tan sólo guardarte
déjame buscar tu mano en mi bolsillo
tu mano de guitarra de un pasado rito
entonces
volveré a callarme.
Para que sepas dónde,
mi grito de sol deja una estela
y el mástil de mi lanza, ya sin vela
es el rumbo del regreso
ya sin nombre.
Alguna vez te querÃa, recuerdo
, como un silvestre oficio de colmena
te apoyaba el andén donde mi espera.
Tal vez todavÃa
detrás de las palabras aún te espero.
El dÃa
ya no lleva la cuenta de los muelles.
Por eso tú aunque no me esperes,
aunque no he partido
tienes un costado de mi melancolÃa
Yo no te olvido,
no, si el olvido es cenizas o es otoño o es candado
yo he guardado el verano
en un templo sin cruces
donde la hora llama, a pesar de haber sido.
Tuve
un dÃa de sol (largos pájaros de trigo)
una tristeza que creció conmigo
como el tiempo de tus cosas
que yo nunca pude.
Igual esgrimà mi obcecación de roca
alcé el potro de mar que se desnuca
y suicidé mi rumbo contra el nunca.
para sobrevivir sobre mi propia costa
sin otro testigo que la espuma.
Poema XXII
PUERTO MUERTO HUERTO
Hoy mi ventana es la manera de la calle.
*
el relámpago de hueso se despeña
el cielo se resquebraja
Poema XXIII
Para soñarte, amiga,
pierdo los ojos en cualquier palabra
porque eres toda sueño,
porque estás hecha de mi alma
y todas tus cosas de distancia
(porque eres toda lejanÃa)
desde tu rostro sin vez, tal vez como mi sueño,
me son melancolÃa.
Poema XXIV
Hoy, aquÃ, desde mi posta sin viajero
alzo mi albedrÃo infinito de desiertos.
Porque este abandono sin testigos es ya cierto
cuando dimite la vigilia donde espero
AquÃ, mañana, sobre las cenizas que cada dÃa muero
quiero levantar mi muelle que no es puerto
para ser mi propia cruz sobre mi muerto
porque el huerto se seca aunque no quiero
Para el que dude mi faz sobre mi tumba
Para el que llegue tarde a mi vertiente
La cruz será del tallo que me crece
Lavaré con la garganta la sombra que se arrumba
sobre el lugar donde nunca fue la gente.
Porque mi olvido empezará con el que rece.
Poema XXV
Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin
barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi
distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin
principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecÃa acatada antes del dÃa.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanÃa
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera,
amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.
Poema XXVI
Ahora que tiembla la miel de los pianos
y se desatan palomas
de una vertiente o garganta ¡Qué más da!
Que el silencio crecido del fragor de lo que
olvida
arrecia como el vino que dispersa
la tristeza madurada,
mastico tus cenizas
aunque no logro tu rostro con mi voz sin
carne
Por buscarte tal vez
o empujar la nave por tu espalda,
para no perder el rumbo de tu partida
Adiós.
poco a poco te mezclas con el alma
eres cada vez más un poco de mis dientes
y tu luna reclamada
cuando la noche tiembla.
Qué te queda sino el vigÃa
que guarda tus estelas
Ya no más tu nieve
ni tu sol de invierno
ni tu extravÃo silvestre
porque adiós
porque ya tú nunca
aunque siempre.
Poema XXVII
Antes de tus ojos
, molinos de mar y remansos de música,
desde el vino
te pueden la mirada.
Yo no te quiero.
tu carne sin vez
pero si en algún lugar lejano
tal vez catedral de manzana,
aún no me sirve para el sueño
Yo me tiendo
a las naves de tu voz
cuando se alargan como la luna
y te llamo
sin muelles sin espera
sin rostro que sea el otro lado de tu
nombre
y te llamo
como callan los duraznos hacia la
mañana nueva
y giro mis dedos sin crepúsculo
y clavo el afán de mis velas
y giro mis dedos, aunque la tarde,
como el viento en el rincón del
pordiosero
por algún abandono sin partida
mucho más soledad sin llegada
ni azul espejismo o profecÃa,
te llamo y si logro el sueño
sin el vino
vienes
hasta que el vino pase aunque no pase.
Poema XXVIII
Quédate hasta que el invierno pase
la sombra larga y el sol lateral casi
vencido
la sombra una veleta sin testigo.
todo hace frÃo,
Quédate
el silencio puede ser también conmigo
El silencio es mi mejor palabra
para tu recuerdo amigo
Quédate mientras el mundo arrecia
mientras el fragor del mundo
golpea en nuestra
puerta
El silencio es mÃo
Quédate.
Yo he guardado el sol antes del frÃo
Los pájaros ya no están afuera.
La puerta se cierra desde adentro
Tú puedes el silencio
Mis alas tienen tu albedrÃo
Por eso no hay dolor de invierno
Quédate hasta que el invierno pase
o ya no pase
y cante
tu morada nueva sin silencio.
Porque todo tu sueño de caminos
haya olvidado el rumbo
dormida junto al fuego.
Poema XXIX
Cuando los ojos te sean lejanÃa
y el fervor de las manos sea espera
volveré a existirte dondequiera
pero mucho más donde solÃa
Será tuyo el regreso seré tuyo el dÃa
solamente para ser cualquiera
porque el mundo zarpará ya mundo afuera
y yo seré yo sobre la imagen mÃa.
Poema XXX
A la hora de apostar la espera de mañana
pero mucho más
velar dulcemente el pájaro nuevo
Te digo gracias sin palabras
Porque ya tengo la espera con que lograr un puerto
Poema XXXI
Sobre la tierra ronca
apago el sueño dispersando historia
quemo las manos sin memoria
como las frutas que vuelven sobre las raÃces
hondas
Planto la sombra
(largo testimonio de sol sobre la tierra)
pero mucho más testigo de mà mismo
veleta
de la tarde sin gaviota
Hoy quiero
todo se vuelve mundo ojos afuera
espera sin espera
porque el mundo es también ojos adentro
Y muerdo la raÃz sobre la tierra
el barro que también me es la garganta
y un álamo de sol se me desclava y canta
por volcar palomas que sean primavera
Ya has sido la historia recogida
que esperaba en los dÃas que han pasado
ahora es el camino recordado
que recuerda desde el dÃa hasta que olvida
Poema XXXII
Donde revienta la tarde como un alarido
inmóvil
rompe la sangre
Aprieto las manos
con el fervor de adobe en los horneros.
y parto.
El corazón de plenilunio
recoge la última vez y naufraga.
El dÃa dobla, ya entero
y la vigilia, derrotada
clausura la hora que soñó para los
rostros.
Poema XXXIII
Creo en ti,
cuando la luna azuza el mar que
se desnuca
cuando nocturno el corazón de roca
lleva la cuenta de la ola y de la espuma.
Creo en ti,
porque aquietado el mundo
cuando las calles son andenes de sangre
detenida
me sube tu imagen como un eco profundo
de una plegaria nueva dÃa a dÃa
Y aferrado de tu rostro
(qué mano remota tiende el sueño)
resisto como un náufrago
el silencio empecinado en mil gargantas
Creo en ti porque a la hora del pavor
la sien que se desboca
tasca apaciguada tu perduración sin horas
como el rumor que se afana en el rincón
de un caracol
Creo, sÃ
creo en ti
y mucho más porque las cosas que me
son el dÃa
tienen tu nombre sin palabras para
recordarte.
En las tardes altas
alto labriego de sangre
el ocaso te intenta
para guardarte
Hoy se pierde mi poesÃa rota en tu ciudad
callada.
Apenas recuperan las cosas las palabras
pero... ¡Qué poco puede tu mano,
decir: tu mano!
Creo en tus manos de pan
en tus dedos sin rumbos
como las cañas dormidos
como los lentos juncos
Porque hoy la mano sola,
la mano hueca
tal vez la espalda de un camino partido,
tal vez una orilla de alguna lejanÃa
te tiende una espera de agonÃa
sobre el rastro donde nunca has sido
aunque
Poema XXXIV
Para poblarte de sol el áspero invierno
Para que te llegue mi guitarra derretida
te consagro las manos sin verano
como un ave de distancias.
limpio tu voz vegetal crecida en canto
Poema XXXV
Para parir el canto
se me rompe la tierra en un volcán
y arrasa el silencio que yo mismo digo.
Por eso tanto
el silencio es el sitio de los que no están
cuando la mano guarda el rumbo del amigo
Soy yo que crezco en el talón del llanto
último oficio por los que se van
una torre alzada por testigo
Aquà levanto
la última vez de mi corazón de pan
¿alguien quiere aún comer conmigo?
Puedo todavÃa el trigo santo
dar por los que se dan
Que cuando sean pan yo puedo ser de trigo.
Poema XXXVI
Para que beba tu silencio
mi voz tenaz
con el invierno de mi garganta
voy a hacerte una ventana
Donde habite mi sombra precedida
miel adentro de tu boca de gaviota
voy a amarrar el barco de la tarde
que no logra la vela en abandono.
Yo he remado
en el fragor de la altura peregrina
una tarde
sobre tu boca compañera
logrando mi propia golondrina
para alcanzar la propia primavera
verano atrás de los aleros olvidados
Recuerdas aún la travesÃa?
Un diluvio obstinaba por la espalda
Y la ciénaga nocturna
que ya empujaba al cuello
fue ceniza tibia en la mañana.
Tú eras ya,
(por eso habÃas sido)
y todo el sueño que te sirvió de rostro
dejó el sitio a la carne en la hora aprendida
Ahora
a pesar del mundo
del rito de olvido que te intenta
desde mi hondo temor de consagrarte
a pesar de todo
iré a buscarte
aun silencio afuera
donde el mundo es, y donde tengo el miedo
para asomar espera sobre espera
hacia tu rostro bueno
Poema XXXVII
Por tanto tiempo de callar la primavera
me sangra el otoño vencido por la boca
esta voz vegetal que para grito es poca
vano intento de flor madera afuera.
Piano de sombras que es hueso en la madera
eterno silencio en la garganta de la roca
acerco la voz al canto que la evoca
con la tristeza de no ser porque no fuera.
Poema XXXVIII
Donde el costado alcanza el sueño
AlbedrÃo infinito de veces que no han sido.
Empieza tu recuerdo
tu rostro de pan, tu corazón de nido.
Como un altar sin dogma tu imagen se levanta
el rito de espera es un oficio de ausencia
de lo que llega y pasa
A espaldas de un barco que empieza la tristeza.
Tu mirada ronca de la sangre al dÃa
travesÃa infinita que llega a una ventana
donde espera vencida
la diaria tarde de tu apostada lisiada.
Mi garganta es un puerto sin barcos ni sirenas
ya no empuja partidas mi tesón de savia
la paloma se queda
más acá del diluvio y de las cartas.
Por eso tú nueva cisne de altura
corazón de casa galeote sin fatiga
tienes mi voz oscura
cuando el canto sangra, y se parece a la poesÃa.
Yo tengo la voz hecha madera
cruz sin tumba grito de tablas
para cantarte corazón afuera
cuando la noche arrecia y el silencio llama.
El mundo se te clava y es contigo
un ojo detiene la mano regalada
y alzamos el impulso desmentido
cuando el mundo mira porque el mundo manda.
Contra el que niega mi plegaria de palo
apoyo mi silencio a manos juntas
callar es malo
si es uno mismo el que pregunta
Para creerme, esta noche levanto tu recuerdo
digo tus cosas para hacerme una tristeza
y si la puedo
abro el alma para que el canto venga
Por eso aunque no seas verso
toma el silencio que te acerco y rezo.
Poema XXXIX
El invierno no hace tierra
y me supura la raÃz bajo la piedra
como el canto contenido de la savia
embrionaria
Porque Dios es inminente
a la hora del miedo
rezo mi racimo de cigarras levantadas.
Éste es mi cielo sin abajo.
soledad sin luna para el solo sin testigos
Busco mi propio verano
entre mis aves
y si ya se me ha volado el ocaso sin
partidas
digo adiós al barco
que partió mientras dormÃa
Y donde decido un ancla que
levaré desde el delirio
hago una cruz
que ya alucinará mi imagen
para completar un recuerdo
que no sirve testimonio.
Desde la tierra me sube la savia
que va a tocar campanas en la flor al dÃa
rompe mi ola con el rumbo de la caña
sobre el hambre sin sentido
Campanario de domingo sin número
Poema XL
Cuando sea silencio pero canto
cuando sea soledad pero presencia
cuando la distancia ya no sea ausencia
tanta alegrÃa que no ha sido llanto
por ya no ser sabrá que ha sido tanto
para volver como un presagio de inminencia
desde donde de nuevo es inocencia
lo que por pecado se ha tornado santo.
Poema XLI
quiero lavar mi tristeza en tu tristeza
y limpiarte la distancia de las manos
Poema XLII
cuando tu silencio azul se me rompa en
una mano
cuando sea ya el amigo de tus pájaros
y vengas a beber en mi cabeza
la duda de rezar con que se reza
arrodillaré mi fervor hermano
para que seamos amigos con las manos
Poema XLIII
Hoy que el invierno te llevó las golondrinas
que el frÃo de tus pájaros enferma tus jardines
quiero agacharte mi verano derrotado
para mojarme las manos en tus manos secas.
Quiero hacerte mis nidos en tu fatiga ya sin
espera
el camino es largo desde la derrota
pero es mejor comenzar a partir de la tristeza.
Por eso hoy que el invierno te llevó las golondrinas
hagamos verano desde la garganta
con un grito de sol para partir el miedo
la noche es mucho más a ojos cerrados
y más si el sol es espejismo.
Levanto mi último principio
morir es siempre para empezar de
nuevo
quemo el último otoño de mis manos
si puedes calentarte con mi fuego
será una manera de esperar mañana
Por eso para parecernos a nosotros
el sueño será después de habernos aprendido
empezaremos por el dÃa
no es posible recordar sin el olvido
y la noche deja atrás sudores.
La noche será después del dÃa
para empezar el sueño y descansar
el dÃa.
_________________
mi propio asombro
las otras noches
_________________
Poema XLIV
La noche, alguna vez tu tumba de una noche sola
alguna vez tu sobresalto de infinito
tu hondo asombro azul de mariposas.
Esta noche, tu noche es mucho más allá
de mi insomnio
de tu noche sólo tengo lo que escribo
cuando nombrarte es mucho más asombro
Poema XLV
En el penúltimo instante de la tarde
última
¿beberé de un sorbo mi historia ya contada
echaré a la espalda mi vida recogida,
¿o soñaré y diré mañana con temor de
súplica
Encontrado Dios para poder
mañana?;
A pesar de que el final se aprende cuando
ha sido
cuando el ojo está ciego y ya todo es espalda
en el giro que vuelve sobre el principio frÃo
de la frente sin después y la carne callada.
Poema XLVI
Azul doce de la noche
rÃgido silencio y corazón entrecortado
Recodo del dÃa giratorio
La luna que no tiene noche
medalla de la noche velando cementerios
es el alto sol de pan para los muertos
El sol más allá del infinito anillo de la tierra
corazón de remotas sangres
LarguÃsimo y solo dÃa sin principio
más allá de los pájaros no tiene invierno.
Doce de la noche.
hora de mi propio testimonio
Una sola sombra es la duda de estar ciego
(¿Dónde más la veleta de sombra que
acorrala el sol al pie de mi vertical
como un trapo de musgo indica
el rumbo del rÃo, rÃo adelante de una
piedra?)
Alta soledad de ventisquero
campanario, ciego, levanto
la mirada sin nombre y sin certeza
como soñando un pescador desierto.
Noche desierta
Yo soy la noche esta y todas las noches
y el desierto es yo.
Donde el pájaro no ha sido
criatura, de espera y soledad sin abando-
no tiendo mi árbol
como muelles de vigilia
para barcos no partidos.
El nunca es una larga historia vacÃa
mi garganta es un pasillo de caña
que no aprendió su oficio
Y más acá del infinito que no tiene
más acá
digo la hora
gota de mar
eterno anillo de lluvia
Lisiado de perpetua ventana ojos adentro
tejiendo mi telaraña para suicidar mis
moscas.
Ya basta de haber sido!
historia de espejos me sucede como un rastro
Siempre, doble infinito sin ahoras.
tedio sin descanso de las horas
más allá de los números y de los
largavistas
Siempre, redondo sendero sin cuenta
donde la planta en el polvo es
espejismo y el rumbo sin descanso
tal vez es pesadilla.
Simultáneo infinito de espejos paralelos
y una sola imagen de mil nucas
para la duda del ojo.
Siempre, porque el rastro no será
tan largo como el camino.
Puedo morir de soledad al llegar al
último pie de un rastro donde el camino
ya no tiene después.
Doce de la noche
Ya ronca y vegetal la saliva
Alzado el asombro de remotos insomnios
que hacen más silencio del silencio;
(ciegos toros corazón es de reloj. buche de
fuego previo que derrota el músculo)
digo las doce de la noche
Infinito, perspectiva de un camino
cuando el después es siempre
excede al peregrino
más allá del número.
Atravesar imágenes desde dos espejos
sin poder volver del sueño.
Poema XLVII
Desde aquà hasta donde estás mi soledad
es cierta
y yo sólo sé mi puerto solo
cuando el silencio no te sea el otro lado
de una voz cualquiera
cuando la soledad no sea ausencia
Poema XLVIII
Hoy la tristeza tiene tus cosas
alto ritual de lejanÃa
y para callarte sin romper silencios
acomoda la poesÃa sobre las manos
últimas
Hito de sol para nombrar el dÃa
tu tristeza a media asta
viene a callarse
conmigo
y tus ojos en medianoche
desbocados de sombras
Poema XLIX
Donde rompe la tarde su ola de manzana
a la hora de la música
tejida con silencios
y de los pájaros latiendo entre las
hojas
tu recuerdo crece
sitio de sol azul
para poderte abeja entre
las flores sin verano
La mañana de altura y de
naranja
pierde el pulso del mar
que ha sido sangre
y te alza la quietud
que es sin sentido
cuando estás mucho más
aunque distante.
Poema L
ESPIGA JUNCO GARZA CISNE
Te levantas como un faro
(la soledad se adivina cuando
pasa)
lanza roja de sol
grito de hierro
para demorar el ronco silencio
de hace mucho
largo pasillo de pan y savia
peregrino
tu brazo se desboca hasta la
tierra
tu cuello de cadena
(tu espalda sin vez)
es un ventisquero camino de sombras
a la hora de tu boca sin partida
hora sin veces
tu boca lacia gaviota sin partida
como la tarde desde el silencio crece.
Poema LI
Donde mi sueño no puede tu verdad,
tu imagen es mucho más mi alma
la tarde lisa y la mano solitaria
que tu vez y tu donde sin certeza.
Tu principio, a la mitad de tu historia
es el dÃa
una tarde cualquiera que ya tiene
nombre con un rostro.
y sobre la torpe manera de las
cosas diarias
(un/el) remoto sabor de profecÃa te señala.
Eso es porque o porque sÃ
(todo sà es un no)
el tal vez, quizá nunca pregunta-
do
recogido de su hora sin presentimiento
Por eso las tardes como éstas te
llenan de preceptos
los pájaros el ruido voraz el mundo
el Ãntimo fragor que hace silencios
el viento
_________________
traÃas el domingo entre las piernas
_________________
Poema LII
Esta noche el mar ronco de
luna
bracea infinito como el sol
árbol delirante de azul
que intenta desbocado su
suicidio
ciudad siempre lejana
_________________
Sin saber cómo es te pienso pájaro
*
Siempre todo es distinto
_________________
Poema LIII
A la hora de los pinos
quietud de ancho silencio que crece de los
ruidos
me desnudo del anónimo fragor de las
ciudades
Poema LIV
El recuerdo no te guarda
aún no ha habido tiempo de guardarte.
Poema LV
Cuando te asomes ojo atrás del mundo que te
enfrenta
camino a la espalda y veas mi huella.
_________________
Perseguida de clausuras y trincheras.
*
Quiero que sepas
que siempre queda mañana todavÃa
*
Que el tiempo al fin es de segundos.
*
Que nos falta todavÃa la primera vez.
_________________
Poema LVI
Yo te recuerdo azul y sin trincheras
fácil y lejana conmigo sin distancias
con el pecho frutal pleno de espera
y la mano de pan de paloma y de manzana
Yo te recuerdo simplemente como eras
con tu costumbre regalada de enderezarnos las
esquinas
y el alma volcada ojos afuera
trepando por las manos hasta comernos la
risa
Y recuerdo tu pelo, largo pájaro de silencio
donde enjuagué las manos y sudé sobre tu historia
y recuerdo tu frente donde rompÃa el beso
y quedó dormido un sueño que no tiene memoria.
Recuerdo tu naufragio, para tenderte la mano
y recuerdo mi zozobra asido de tu fortaleza
y recuerdo tus embriones perseguidos de verano
donde fuimos Nosotros hasta la tristeza
Todo lo recuerdo, la palabra siempre
alta
la poesÃa sin certeza
la ternura aprendida sobre los muelles últimos
el orden del mundo riguroso por
afuera
Todo lo recuerdo un poco mÃo un poco tuyo
El refugio final mientras el tiempo arrecia
y el olvido inapelable porque sà donde nos vamos
O el olvido necesario para que el mundo sea
O el olvido hacia siempre donde recordamos.
Yo recuerdo pero ya no es hora
y se me rompe la sangre y el presagio te alcanza
y para que viva aún tu palabra que has dejado sola
como una iglesia vacÃa te regalo el alma.
Poema LVII
Si de pronto te refugias en el silencio obstinado
y la mirada vacÃa es una manera hacia el
mundo
porque tu recodo no me vence yo te sigo
esperando.
Porque el dÃa último nunca ha sido el último
y no basta una tristeza para devastar tanta alegrÃa
yo me acerco a tu naufragio para salvarnos juntos
Te tiendo la mano para tu fatiga
alguien debe levantarte si tú no te levantas
Por eso a tantas cosas que no fueron mÃas
Mi incansable espera que no ha sido tanta
para alzarte al fin de la tristeza, amiga.
con el alma abierta se te acerca y canta.
Poema LVIII
Yo que nunca he sido, seré sobre tu tierra
porque por tanto invierno equivocado primavera
te clavaré un grito de sol para volver espera
la larga tristeza que te encierra.
Y cuando venzas la derrota que te aberra
y la ilusión recuperada vuelva a ser la primera
crecerá la alegrÃa donde un dÃa fuera
y se alzará tu sangre con un rumor de guerra.
Por tanta soledad que te acompaña
y tanto insomnio sin testigo en que recuerdas
toda mi voz que te resulta extraña
te ayudará al olvido que crees imposible
te servirá de antorcha para que no te pierdas
y después de la derrota te logrará invencible.
Poema LIX
Te recojo de todas las cosas que me son esta tarde
has crecido de pronto donde el olvido no pudo nombrarte
Y aunque queda mañana por delante
Yo te guardo y no puedo guardarte
Esta tarde es tuya ¿cuántas tardes serán tuyas
Nos vamos por tu sombra donde mañana es
nunca
por eso quiero ahora que me escuchas
dejarte mi raÃz que ya
no tendrá lluvia
Desde otro mañana que ya no será y no tendrá
espera
Un niño dice adiós para cambiar el
rostro a medias
Y porque siempre será en ti la primavera
yo te bendigo desde la tristeza.
Poema LX
La luna nos seguÃa como un barrilete y a veces
entre las hojas se volvÃa de diario
Poema LXI
La luna me seguÃa como un perro redondo
Poema LXII
Gozando porque yo también lo ignoro
el antemano de tu dolor inexorable
Y la estrella tiritaba a lo lejos
como un grillo.
_________________
la vigencia inmutable de mà sobre mà mismo
que no suplanto a nadie
_________________
Poema LXIII
Tú que vienes por los dÃas
desde los siglos y los órdenes primeros
que en un dÃa sustituyes infinitos
simplemente
como se dejan atrás las posibilidades sin
nombre,
tú que te traÃas desde siempre este verso,
(porque cada cosa tiene un desde siempre
que se vuelca en un presente)
Que venÃas sin saber
a desenfrenarme la ignorada primavera,
tú que recoges mi costado
sin oficios sin veces y sin venir a buscarlo
tú, que te digo tú, como el lugar de
los que están a mi lado
tú compañera, que nunca has sido conmigo
quiero que tengas mi campana
liberada esta tarde para hacerte un domingo.
_________________
Como un ciego que se abre por la noche, no lo
sabe
_________________
Poema LXIV
Es la hora de las cartas, de las sirenas en los
puertos, de los barcos, de las casas vacÃas a la vuelta
de los muelles, la historia es siempre por delante
es la hora de buscarnos el nunca por la frente es
la hora de los púlpitos desiertos bajo tierra. de
las raÃces cerradas del silencio infinito en las
campanas. Es la hora de haberlo todo espera
Todo lo pude todo lo, que todo es sólo algunas
cosas.
Y ahora nada llevo cuando nada parto pero nada
quedo.
Todo nos queda palabras. sitios donde caber cosas
que no existen.
Poema LXV
Hoy te llamo, palomar de sombras
donde es partida mi tristeza comenzada.
Hoy te llamo. El silencio que te nombra
es un alarido de garganta postergada.
Hoy te callo desde aquà la distancia
empieza ahora
y cuando pierda ya la hora de los pinos
cuando tu vez se arranque de las horas
palomar de sombras yo ya habré partido.
No importa qué donde sea atrás del dÃa
serás mucho más en mi recuerdo
y el mundo recogerá tu profecÃa
donde el mundo es cierto.
Pero te llamo igual para apurar el sueño
las palomas me crecen desde el cuello
y este rezo azul que es de silencio
me junta las manos desde adentro.
Poema LXVI
PARA LA CASA AZUL DE TU CORAZÓN VENTISQUERO
Para llamarte
se vuelve barco mi luna de madera
y mi voz sobrevive del olvido
como las cosas que quedan
Entonces te pareces a la tarde
azul por detrás donde es distancia
y callada tristeza de presagio
cuando mueres y llamas.
Poema LXVII
Para quedarte
Quiero que aprenda tu garganta mi
silencio
que tu mano halla
_________________
Se te cae por la boca el gusano de las venas
_________________
Poema LXVIII
Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una
Poema LXIX
...Y romperá el mar en tu garganta
por una lanza de hierro un poco de sol
por un grito de sol un poco de hierro
para irte por el pan
y comerte los horneros y aprender
en las batallas el telar de la tierra.
No será tuya la locura
pero te espantarán destapados cementerios
ya no verás el otro lado de las cruces
y te reirás un poco por los gestos de los muertos
Alzarás el pan, te enrollarás sobre la
historia
que precedes.
empujarás mañana por el vientre
y en el dolor del hombre te volverás dos veces.
Yo no seré contigo, ni siquiera habré
sido para entonces
pero igual este canto que nunca tendrá
donde
se acercará a tu olvido donde tal vez recuerdes
y tal vez te haga llorar mientras te llama
un niño.
Poema LXX
el este y el oeste me encontraron en el dÃa
cualquier punto es el medio de la tierra
pero yo vengo del medio del sol sobre la tierra
donde los dos hombres me encontraron
por los dos costados
Yo soy raÃz en el talón de américa
Soy un árbol crecido de la tierra
nueva
Los dos principios me buscaron en la
lluvia
largo rastro de razas a la espalda.
entre Dios y yo toda la historia congregada
en tanto yo no sea raza sobre ninguna
espalda.
Éste es mi tiempo erigida la semilla
sobre el lugar donde la tierra es toda
me empujan las guerras y el amor desde
otras vidas
y al fin yo soy un poco la historia que me
acosa.
Cuando retroceda el ancestro que me obliga y me precede
cuando pueda en el orden riguroso de las cosas
evitar el inexorable antes de las veces
seré yo desde mà mismo en un espejo
y podré por fin cerrar mi sombra
dar la mano a Dios y completar
el cÃrculo del tiempo.
Poema LXXI
Hoy que un pez se muere suicidado
para consagrar paÃses preparados desde
siempre
hoy que muere
para ser altar donde asumir
el dÃa largo
Hoy que ya derogas la mitad del
sueño
y clausuras el presentimiento
y el presagio no te toca
hoy pierde sentido la distancia
porque estarás distante aun sin
lejanÃa
Poema LXXII
ACOSO
Toda herida deja cicatrices
*
Y comerte la música en las manos.
*
Tú que has vivido de espaldas hacia el nunca.
*
A veces me sorprenden las cosas que te
digo
Poema LXXIII
Recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes
CERROJOS
LXXIV
Amiga, donde estés
mi..............te seguirá
LXXV
Haberme recogido la voz por las palabras.
tanto encontré sobre la tierra
tanto acorté el silencio.
LXXVI
destapar la lejanÃa que no hay distancias sino
silencios.
LXXVII
nadé por las raÃces
LXXVIII
EscribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.
Poema LXXIX
Si tú no sabes por qué para tus noches sin luna
dejo mi lámpara en tu ventana
Por qué quiero que tengas mi canto que
tal vez no sirve
si quieres saber por qué te acerco mi
mano de barro
por qué tras el rastro del silencio mi
fervor te sigue.
Si quieres saber por qué no ha sido tanta
la agonÃa de la tierra
que después de morir de sed tres veces
en algún lugar se sacude el invierno
y en una flor despierta,
si quieres saber por qué lloran los
soldados cuando la muerte los acosa
por delante
y aunque tengan un fusil una sangre y un camino
se olvidan de las balas parados al lado de
un cadáver,
aprenderás a acompañar a esperar y a llorar
por un amigo.
Poema LXXX
CANTO AL CANTO
Cuando se alza la voz para poner a los dos lados
el mundo y el Ãntimo telar,
se tiene un embrión de canto madurado
que fluye a cuello abierto de par en par.
Hoy busco la voz para nombrar la voz sin luz
vano intento de hacer sombra con la sombra
Nadie pone una cruz en la tumba de una cruz
y.................................................................nombra
Poema LXXXI
Nada es partido si no tiene rumbo, porque ir
implica un donde. Por eso un canto a nadie
es como un silencio.
Un pozo se guardó las estrellas antes de que el
cielo se apagara.
Nada canto tus nunca.
Poema LXXXII
...entonces ya no me importó decir algo
que no fuese nuevo.
...ya no era vital romper sistemas o
inventar nada para poder caber un nombre
que también yo inaugurase.
Abolir costumbres.
Y la costumbre de abolirlo todo.
si es cierto que todos los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio.
Pero desusarlo todo por temor a bajarme del
tiempo. como si repetir fuese quedar.
Poema LXXXIII
A darles de comer a las hormigas de la luna
Deja que los hombres trepen a la luna
Que se peguen el sol como una araña de oro
que se les vayan despalomando las manos
poco a poco.
hasta volverse sistemáticos cangrejos
por las uñas
Deja que los hombres se entrecrucen
la sangre y el acero
Que se despeñen por el orden riguroso de los
túneles
Que levanten altares y banderas o los tumben
Y se vayan por los dÃas sin mañana y sin
regreso
Deja que los hombres enfermos de la guerra
Deleguen su tiempo a la orfandad y el luto
Después iremos los dos juntos
a dar de comer con los muertos a la tierra.
Poema LXXXIV
Para llegarte al sueño
para clavarte mi raÃz entre las manos
y hacerte un canto de silencio
con mis manos que no sirven para el
canto
para arrancarte la mañana de los
ojos
y regalarte la mañana de mis pájaros
levanto mi grito sin cerrojos
y callo.
Poema LXXXV
De la tarde sola,
del cielo lÃvido sobre las últimas casas
de la mansedumbre
con que es hermosa para otros esta tarde
me viene esta tristeza
de ver temblar al viento entre las hojas
Tanto se depone
acortando mañana
aunque siempre queda todavÃa
Vendrá la noche entonces
y se agremiará en los últimos rincones
y vendrá el espejismo
a vivir desde las manos
Nada demora lo innumerable
y la tristeza sólo cambia de calles
por eso el cielo lÃvido y los otros y las casas
y la tarde de los otros mansa
y mi tarde
Poema LXXXVI
...Y tus ojos como dos gorriones huecos.
tu pelo
largo pájaro de sombras y silencio
Todo lo recuerdo
y tu pecho roto
donde quise quedar o queda todo
La noche era nosotros
por eso todo lo recuerdo
y desde ti estoy solo
Poema LXXXVII
En alguna parte estás, pero tu vez no es
mÃa
por eso, o porque otras manos atarean la
marea de tu sangre.
Poema LXXXVIII
Cuando se alarga el tedio meticuloso
de los escaparates
Y el oficio es un paulatino y absurdo
pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco
y un ojo final definitivo.
Poema LXXXIX
Como la leche crecida de la sábana
y tú dormida inmemorial y dulce o inofensiva.
Cuando te desangras hacia algún sitio
remoto
con otra raza de horas y lugares
y una sangre distinta que yo no conozco.
Poema XC
pájaros en actitudes de silencio
murmurando ruidos infinitos como la nada.
campanas de colores
*
Paso por los dÃas a recoger mi historia
Hoy el canto me viene de tu rostro
*
Es preferible vivir por alguien
que morir por alguien.
*
La bondad no es sólo una actitud hacia nadie.
*
para que canten tus ojos ven a untarlos
de mi garganta
*
Donde hayamos sido porque ser
es siempre alguna parte cuando.
*
tu pelo de manos de manos de raÃz
de manos en silencio, tu pelo de silencio
Poema XCI
Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesÃa
vuelve por la soledad de tantos dÃas
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mÃ
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.
Poema XCII
De todos los nunca que nos dan el tiempo porque
el tiempo es nuestra pobreza de eternidad, en el
azar de las cosas que no tienen veces tú como
deponiendo tu nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la
fantasÃa pasaste tildando un instante de otro tiempo
distinto, como el que no pasa a buscar actitudes
estáticas para hacer mover las cosas, como el que
queda en el Ãntimo infinito de los muertos en la
quietud absoluta del silencio sin lÃmites.
Poema XCIII
Si somos un pedazo del camino
pasaremos como todo lo pasado
y si no somos el fin hallado
con los rostros y los nombres del destino
Si aquà nos parecemos al sueño y al vino
hoy se vuelve el sendero caminado
siempre desde ahora por pasado
lo que ha sido es desde aquÃ. No
ha sido sino por el fin
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Poema I
Algunas veces de silencio
desde un vértice de campana te me alcanzas.
como la evocación que crece de las cartas
de los rostros de los cuadros,
de las lápidas
El mundo queda entonces
ojos y piel afuera (un campanario ausente)
mientras te arrodillo las abejas en el alma
No puedo evitarte con ventanas ciegas
eres desde adentro la mañana.
¿Cómo negarte mis altares?
negar mi propia fe
y el himno que a tu imagen se me inflama?
Pasa
toma mis telares y canta
Acércale mi voz a tu silencio
y aleja las fieras de la noche
con un lanzazo de grito en mi garganta.
Poema II
Alguna vez, tal vez, pero mucho más un sueño
Esta calle que se repite
sin olvido que cancelara imágenes
Algún rostro de otras horas
encontrado
sin embargo su primer ahora
Y la remota historia
lo devuelve sin un nombre
sin un quien y un cuando
sin un donde.
Tal vez un mismo instante
que sucede ahora
mucho tiempo atrás o al norte.
Poema III
Cuando a tu rostro de campanario
asoma un domingo
detrás de tus ojos
una golondrina retrasada busca
la salida o las alas.
Y esa tristeza limpia y buena
de las tardes azules
detiene tu horizonte más acá
mucho más
de lo errante.
¿Qué sujeta ese oficio de olvidar palabras?
Y esos mismos barcos
otros barcos
se suicidan ciegos al espanto
¿Por qué tu silencio desbocado
la mirada infinita
y tu sangre ahorcada en un costado?
Poema IV
Desde ti nada pregunto
Ni un rostro sucedido ni la frente anticipada
Las doce de la noche es un recodo.
Mañana será entre dos recodos.
No pregunto mañana
Los árboles son hermosos sobre nosotros
¿Qué importan los ignotos muertos que tienen
cruz en ellos?
Los pájaros no cantan para otros.
Este dÃa no tiene amarras
Doblará el crepúsculo inminente
Mañana serán otros los árboles
aunque hayas dormido al pie de alguno
No recojas nada de este dÃa
Déjalo todo
El olvido ha de ser sin testigo
¿No ves acaso
que tus pies, hoy,
no dejan estelas?
También el eco será cenizas en silencio
Y no me nombres.
no importa mi mano
Toma la mano
Y al amanecer
un rostro cualquiera te será cotidiano
No preguntes por mÃ
Tu costado será todos los dÃas
y yo a una mano sin rostro
en algún dÃa después de estas estrellas
sin nombrarla
le seguiré diciendo tú.
Poema V
El viento sangra y yo no sé que sangra
yo creo que llueve pero el viento sangra
y el viento grita y yo no sé que grita
y yo creo que truena pero el viento grita
y el viento sangra y grita y el viento muere
y alguien es el viento y yo creo que es el
viento.
Poema VI
Hoy quiero asomarte la mañana
recoger cosas que crecen en mi tierra
y llenarte como ésta una canasta sencilla
Quiero volcarte una mirada de manzana
El tibio silencio de las siestas en la sierra
La fatiga del arado, una promesa de semilla.
Quiero regalarte una sonrisa de naranja
o el arco rÃgido de mi boca al sol testigo
cuando una flecha es tu nombre de bandera
la abnegación de levantarte un hito en una zanja
esa simple abeja que siempre está conmigo
acatando la melancolÃa que te es cuando la
espera.
Pero si a pesar de este oficio limpio y ciego
nada te puede como un afán derrotado
suicidaré mi paloma y mi guitarra de
incienso
clausuraré mi huerto y mi tesón labriego
y la emigrada golondrina de rito retrasado
cambiará el rostro al sueño que te pienso
Y la verdad que te corona será el olvido con que niego
y recobraré las alas de un pájaro encerrado.
Hoy llevo la cuenta de tu voz a mi espalda
más acá de los ojos un buzo te recobra.
¿Qué puede callarte si estás toda callada
más allá de mi frente, ni el sueño se atreve
a las sombras.
Poema VII
Hoy se parte la tierra
mis volcanes me asoman hacia el mundo
ciegos siglos de canto subterráneo
se asombran del sol naciendo a la mañana.
Cuánto espera las alas un gusano?
cuánta lejanÃa, cuánta vela...
cuánta espalda olvida una nueva mariposa.
Hoy levanto un hito. la mañana es mÃa
Me paro en el mañana de los sueños.
y vuelvo la cabeza hacia la espalda
cuánta noche en que soñaba
cuánto abismo y ojos levantados al cielo
cuánto nunca ya dejado atrás
y esta voz extraña, pero mÃa
que enarbolo y erijo como torre
Aquà mi historia pierde el rastro
El jardÃn empieza en un pantano
Aquà el sol aquà las flores
aquà los ojos buenos la mirada limpia
fija en el cielo. El cielo. El mismo cielo
desde los abismos,
Pero aquà ya Dios empezado.
Poema VIII
Hoy la calle es un tajo brutal
es una herida seca, desierta, de la muerte hace
mucho
Este abandono,
aún más frÃo que la soledad sin principio...
¡Cuánto rastro!
Las campanas han quedado atrás
como palomas que nunca fueron mÃas
Ahuyentar la sombra.
Sólo una veleta del sol que no me intenta.
Y los niños de sol, de paloma y de naranja
se alejan de los cactos de mis manos.
¡Agreste sobrevida!... pero cuánto viajero
derrotado.
Pero aún, una hueca sepultura
con ventanas
una impávida palmera que subsiste
Y la calle atroz que muere
paso a paso
niño a niño
siempre de palomas.
pero sólo yo siempre
porque flor a flor ala por ala
noche a noche,...
sólo yo testigo!
Poema IX
Mi silencio se rompe desde afuera
Qué sé yo si se abre mi silencio
He tratado de partirlo desde adentro
Y las voces que tienden no me llegan
Es que tienden voces como cuerdas?
alguien sabe naufragio mi naufragio?
o este apretado silencio de candado
es un rictus sin rostro desde afuera?
Alguien llama o el desvarÃo sueña?
o en el terror de esperar un peregrino
como un espejismo sonámbulo imagino
una voz golpear contra mi puerta?
Quién pregunta mi mutismo ojos afuera
Quién pregunta a mi piel qué tiene adentro
...¡Qué pavor de ser cuando lo pienso
la pregunta sin respuesta de una piedra!
Poema X
Para tocar tu corazón que es de garganta
puedo comer tu risa de campana
y suicidar mi silencio en tus palabras
Pero no basta para el presagio amigo
tocar tu corazón estrangulado
Que esta ternura de pensarte como escribo
no puede el agua para la sed que hay en mis manos
Tu corazón de pan de caracol y de durazno
Cómo tocar tu corazón sin boca
si esta garganta de pájaro y verano
a pesar de mi canto me desboca.
Para tocar tu corazón ya sin garganta...
el viento que pasa por un hueco y canta
y esta noche infinita sin ventanas
y el sonoro vacÃo que te evoca.
Poema XI
Siempre este sabor de melancolÃa te presagia
Acatar tu rostro cotidiano sin historia
¡Qué fácil es soñar cuando es poco el mundo!
No necesitas las manos: Toma;
hay cosas tuyas, sin que tú las guardes,
Aun después de este oficio olvidarás qué cosas
Poema XII
El buzo que puede el coral de tu rostro
cuando ya todo es noche
y el rastro hace un recodo espalda atrás
se ha vuelto ciego sueño a sueño
y tu imagen destituida
ya no tiene carne para tu nombre
Todo lo inunda la soledad
Tú, un viejo faro
un mástil con un ancla perpetua
para un puerto sin velas
ni esperanza terminada con sirenas
Tú,
también tienes una lápida de espuma
y un poco mi rezo cotidiano
por lo que no alcanzo
que tiene algo de mi mano.
El galeote derrotado dimite y cuando la luna
echa amarras y leva anclas el sueño
piedra por piedra
recobro ojos adentro tu ciudad en ruinas
Sólo tu voz,
alguna sirena aprendida y conservada
alucina tu verdad desmantelada
cuando el insomnio acosa
y el espejismo te intenta y no te logra.
Yo quise, talón atrás,
desclavarte la luna de una ventana
bebiendo tu sonrisa sin vez y sin campana
pero mis manos de palabras
se desnucaron al viento
tal vez porque una ciega paloma
no pudo hallar el rumbo.
Ahora,
ya sin tu espina tal vez,
sin tu jardÃn,
te acerco mi labriego extraviado
para recuperar los pájaros que le crecen a tu sueño
cuando el cielo florece
y la luna te lava la tristeza
con palabras sin garganta.
Poema XIII
Hoy me crece agua de la garganta
Los pájaros se sacian como abejas
en mi fruta de oro
y son aún más la mañana
emerge una música de viejÃsimos embriones,
y hoy es más transparente.
La tristeza no obliga las palabras.
solas se acomodan
como las lacias garzas.
Ya te puedo el dulce sueño
Las palabras terminan en las cosas
ya te logro el canto sin garganta.
La savia asoma
como una flecha de cristal apaciguada.
Poema XIV
Quiero hacerte una ventana
con mi garganta
Tacha la noche con mi voz de fuego
madurará el sol ojos adentro de tu sueño
Y tu mirada se llenará de alas
Poema XV
Aletea tu corazón despavorido
Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla
desolada
Para poner una sirena en tu vigilia
asà tanto puerto tendrá
bandera en una vela.
CAMPANARIO FRUTAS PALOMAS
XVI
el sol se deslonja entre los árboles
*
porque siempre la verdad es la última y el pasado
ha sido transitorio
*
esa música
estaba
muerta
*
El trueno despeña su estropajo de
piedra de gatos de lata tiembla
*
como un espejo vacÃo.
*
donde revienta
fulmÃneo el relámpago.
*
Donde mi tallo de voz florece,
si alguien sueña un jardÃn
se vuelve poesÃa mi poesÃa
y la arena de mi alma logra un vientre
*
Para que llegue mi paloma a tu sagrario
abre más tu ventana sin mañana
yo puedo ser el sol más acá de tu campana
*
Sin haber destapado los espejos.
*
Si supieras la tristeza que te esconde a veces
*
El viento tirita sobre los árboles.
XVII
y me pareceré a tu soledad porque creceré en tu silencio
XVIII
un dÃa un rostro nos repetirá dos veces
ya nunca más no te sabré
*
corazón nómada
*
quiero lavarte el rastro con olvido
*
tus manos lacias
brebaje para mis manos
como una copa de guitarra o de palomas.
*
Lo que quiero decir es lo que digo
Poema XIX
Mi corazón en una jaula, como un
canario quemado
o una luna de sangre,
qué pulso de campana sobresalta
el plenilunio de terror
en el pavor
de la ola
en la sien de roca
aletea la ceguera de un toro infinito,
y un sabor absurdo de presagio
se desclava desde un túnel
por volver el rostro
y descubrir último
el instante.
Poema XX
Sobre mi honda sepultura
sin lápidas testigos
se disuelve mi garganta
en un rictus de espacio
nada avisa una última actitud bajo
una cruz sin tiempo
nada nombra un rostro ni proclama una historia claudicada
sobre mi honda sepultura y mi silencio de sombras
el árido semblante reniega el estupor de un sueño
y una paloma de palabra sin palabra,
se desnuca contra el vidrio desde adentro
y pierde la flecha en la garganta.
Poema XXI
A veces,
una honda tristeza de distancias
como una oración inaugurada
me llega de tu imagen,
(tal vez para que rece)
Salen
todas las flores que tramó el invierno
como un canto nuevo
Y retorno la garganta
a la vuelta del verano de las aves.
Hoy te canta
mi vertiente tanto tiempo de silencio,
porque me llega el canto desde adentro
desde tu imagen
como una honda tristeza de distancias.
Deja que te cante
con mi voz de vino con mi mano ronca
que te acerque mi palabra rota
para apurar tu primavera
más acá, mucho más que antes.
Mi palomar no espera
nunca vuelven las mismas golondrinas
dos veces de mar son una esquina
y... ¿sabes?
no me causa tristeza
Tan sólo guardarte
déjame buscar tu mano en mi bolsillo
tu mano de guitarra de un pasado rito
entonces
volveré a callarme.
Para que sepas dónde,
mi grito de sol deja una estela
y el mástil de mi lanza, ya sin vela
es el rumbo del regreso
ya sin nombre.
Alguna vez te querÃa, recuerdo
, como un silvestre oficio de colmena
te apoyaba el andén donde mi espera.
Tal vez todavÃa
detrás de las palabras aún te espero.
El dÃa
ya no lleva la cuenta de los muelles.
Por eso tú aunque no me esperes,
aunque no he partido
tienes un costado de mi melancolÃa
Yo no te olvido,
no, si el olvido es cenizas o es otoño o es candado
yo he guardado el verano
en un templo sin cruces
donde la hora llama, a pesar de haber sido.
Tuve
un dÃa de sol (largos pájaros de trigo)
una tristeza que creció conmigo
como el tiempo de tus cosas
que yo nunca pude.
Igual esgrimà mi obcecación de roca
alcé el potro de mar que se desnuca
y suicidé mi rumbo contra el nunca.
para sobrevivir sobre mi propia costa
sin otro testigo que la espuma.
Poema XXII
PUERTO MUERTO HUERTO
Hoy mi ventana es la manera de la calle.
*
el relámpago de hueso se despeña
el cielo se resquebraja
Poema XXIII
Para soñarte, amiga,
pierdo los ojos en cualquier palabra
porque eres toda sueño,
porque estás hecha de mi alma
y todas tus cosas de distancia
(porque eres toda lejanÃa)
desde tu rostro sin vez, tal vez como mi sueño,
me son melancolÃa.
Poema XXIV
Hoy, aquÃ, desde mi posta sin viajero
alzo mi albedrÃo infinito de desiertos.
Porque este abandono sin testigos es ya cierto
cuando dimite la vigilia donde espero
AquÃ, mañana, sobre las cenizas que cada dÃa muero
quiero levantar mi muelle que no es puerto
para ser mi propia cruz sobre mi muerto
porque el huerto se seca aunque no quiero
Para el que dude mi faz sobre mi tumba
Para el que llegue tarde a mi vertiente
La cruz será del tallo que me crece
Lavaré con la garganta la sombra que se arrumba
sobre el lugar donde nunca fue la gente.
Porque mi olvido empezará con el que rece.
Poema XXV
Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin
barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi
distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin
principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecÃa acatada antes del dÃa.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanÃa
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera,
amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.
Poema XXVI
Ahora que tiembla la miel de los pianos
y se desatan palomas
de una vertiente o garganta ¡Qué más da!
Que el silencio crecido del fragor de lo que
olvida
arrecia como el vino que dispersa
la tristeza madurada,
mastico tus cenizas
aunque no logro tu rostro con mi voz sin
carne
Por buscarte tal vez
o empujar la nave por tu espalda,
para no perder el rumbo de tu partida
Adiós.
poco a poco te mezclas con el alma
eres cada vez más un poco de mis dientes
y tu luna reclamada
cuando la noche tiembla.
Qué te queda sino el vigÃa
que guarda tus estelas
Ya no más tu nieve
ni tu sol de invierno
ni tu extravÃo silvestre
porque adiós
porque ya tú nunca
aunque siempre.
Poema XXVII
Antes de tus ojos
, molinos de mar y remansos de música,
desde el vino
te pueden la mirada.
Yo no te quiero.
tu carne sin vez
pero si en algún lugar lejano
tal vez catedral de manzana,
aún no me sirve para el sueño
Yo me tiendo
a las naves de tu voz
cuando se alargan como la luna
y te llamo
sin muelles sin espera
sin rostro que sea el otro lado de tu
nombre
y te llamo
como callan los duraznos hacia la
mañana nueva
y giro mis dedos sin crepúsculo
y clavo el afán de mis velas
y giro mis dedos, aunque la tarde,
como el viento en el rincón del
pordiosero
por algún abandono sin partida
mucho más soledad sin llegada
ni azul espejismo o profecÃa,
te llamo y si logro el sueño
sin el vino
vienes
hasta que el vino pase aunque no pase.
Poema XXVIII
Quédate hasta que el invierno pase
la sombra larga y el sol lateral casi
vencido
la sombra una veleta sin testigo.
todo hace frÃo,
Quédate
el silencio puede ser también conmigo
El silencio es mi mejor palabra
para tu recuerdo amigo
Quédate mientras el mundo arrecia
mientras el fragor del mundo
golpea en nuestra
puerta
El silencio es mÃo
Quédate.
Yo he guardado el sol antes del frÃo
Los pájaros ya no están afuera.
La puerta se cierra desde adentro
Tú puedes el silencio
Mis alas tienen tu albedrÃo
Por eso no hay dolor de invierno
Quédate hasta que el invierno pase
o ya no pase
y cante
tu morada nueva sin silencio.
Porque todo tu sueño de caminos
haya olvidado el rumbo
dormida junto al fuego.
Poema XXIX
Cuando los ojos te sean lejanÃa
y el fervor de las manos sea espera
volveré a existirte dondequiera
pero mucho más donde solÃa
Será tuyo el regreso seré tuyo el dÃa
solamente para ser cualquiera
porque el mundo zarpará ya mundo afuera
y yo seré yo sobre la imagen mÃa.
Poema XXX
A la hora de apostar la espera de mañana
pero mucho más
velar dulcemente el pájaro nuevo
Te digo gracias sin palabras
Porque ya tengo la espera con que lograr un puerto
Poema XXXI
Sobre la tierra ronca
apago el sueño dispersando historia
quemo las manos sin memoria
como las frutas que vuelven sobre las raÃces
hondas
Planto la sombra
(largo testimonio de sol sobre la tierra)
pero mucho más testigo de mà mismo
veleta
de la tarde sin gaviota
Hoy quiero
todo se vuelve mundo ojos afuera
espera sin espera
porque el mundo es también ojos adentro
Y muerdo la raÃz sobre la tierra
el barro que también me es la garganta
y un álamo de sol se me desclava y canta
por volcar palomas que sean primavera
Ya has sido la historia recogida
que esperaba en los dÃas que han pasado
ahora es el camino recordado
que recuerda desde el dÃa hasta que olvida
Poema XXXII
Donde revienta la tarde como un alarido
inmóvil
rompe la sangre
Aprieto las manos
con el fervor de adobe en los horneros.
y parto.
El corazón de plenilunio
recoge la última vez y naufraga.
El dÃa dobla, ya entero
y la vigilia, derrotada
clausura la hora que soñó para los
rostros.
Poema XXXIII
Creo en ti,
cuando la luna azuza el mar que
se desnuca
cuando nocturno el corazón de roca
lleva la cuenta de la ola y de la espuma.
Creo en ti,
porque aquietado el mundo
cuando las calles son andenes de sangre
detenida
me sube tu imagen como un eco profundo
de una plegaria nueva dÃa a dÃa
Y aferrado de tu rostro
(qué mano remota tiende el sueño)
resisto como un náufrago
el silencio empecinado en mil gargantas
Creo en ti porque a la hora del pavor
la sien que se desboca
tasca apaciguada tu perduración sin horas
como el rumor que se afana en el rincón
de un caracol
Creo, sÃ
creo en ti
y mucho más porque las cosas que me
son el dÃa
tienen tu nombre sin palabras para
recordarte.
En las tardes altas
alto labriego de sangre
el ocaso te intenta
para guardarte
Hoy se pierde mi poesÃa rota en tu ciudad
callada.
Apenas recuperan las cosas las palabras
pero... ¡Qué poco puede tu mano,
decir: tu mano!
Creo en tus manos de pan
en tus dedos sin rumbos
como las cañas dormidos
como los lentos juncos
Porque hoy la mano sola,
la mano hueca
tal vez la espalda de un camino partido,
tal vez una orilla de alguna lejanÃa
te tiende una espera de agonÃa
sobre el rastro donde nunca has sido
aunque
Poema XXXIV
Para poblarte de sol el áspero invierno
Para que te llegue mi guitarra derretida
te consagro las manos sin verano
como un ave de distancias.
limpio tu voz vegetal crecida en canto
Poema XXXV
Para parir el canto
se me rompe la tierra en un volcán
y arrasa el silencio que yo mismo digo.
Por eso tanto
el silencio es el sitio de los que no están
cuando la mano guarda el rumbo del amigo
Soy yo que crezco en el talón del llanto
último oficio por los que se van
una torre alzada por testigo
Aquà levanto
la última vez de mi corazón de pan
¿alguien quiere aún comer conmigo?
Puedo todavÃa el trigo santo
dar por los que se dan
Que cuando sean pan yo puedo ser de trigo.
Poema XXXVI
Para que beba tu silencio
mi voz tenaz
con el invierno de mi garganta
voy a hacerte una ventana
Donde habite mi sombra precedida
miel adentro de tu boca de gaviota
voy a amarrar el barco de la tarde
que no logra la vela en abandono.
Yo he remado
en el fragor de la altura peregrina
una tarde
sobre tu boca compañera
logrando mi propia golondrina
para alcanzar la propia primavera
verano atrás de los aleros olvidados
Recuerdas aún la travesÃa?
Un diluvio obstinaba por la espalda
Y la ciénaga nocturna
que ya empujaba al cuello
fue ceniza tibia en la mañana.
Tú eras ya,
(por eso habÃas sido)
y todo el sueño que te sirvió de rostro
dejó el sitio a la carne en la hora aprendida
Ahora
a pesar del mundo
del rito de olvido que te intenta
desde mi hondo temor de consagrarte
a pesar de todo
iré a buscarte
aun silencio afuera
donde el mundo es, y donde tengo el miedo
para asomar espera sobre espera
hacia tu rostro bueno
Poema XXXVII
Por tanto tiempo de callar la primavera
me sangra el otoño vencido por la boca
esta voz vegetal que para grito es poca
vano intento de flor madera afuera.
Piano de sombras que es hueso en la madera
eterno silencio en la garganta de la roca
acerco la voz al canto que la evoca
con la tristeza de no ser porque no fuera.
Poema XXXVIII
Donde el costado alcanza el sueño
AlbedrÃo infinito de veces que no han sido.
Empieza tu recuerdo
tu rostro de pan, tu corazón de nido.
Como un altar sin dogma tu imagen se levanta
el rito de espera es un oficio de ausencia
de lo que llega y pasa
A espaldas de un barco que empieza la tristeza.
Tu mirada ronca de la sangre al dÃa
travesÃa infinita que llega a una ventana
donde espera vencida
la diaria tarde de tu apostada lisiada.
Mi garganta es un puerto sin barcos ni sirenas
ya no empuja partidas mi tesón de savia
la paloma se queda
más acá del diluvio y de las cartas.
Por eso tú nueva cisne de altura
corazón de casa galeote sin fatiga
tienes mi voz oscura
cuando el canto sangra, y se parece a la poesÃa.
Yo tengo la voz hecha madera
cruz sin tumba grito de tablas
para cantarte corazón afuera
cuando la noche arrecia y el silencio llama.
El mundo se te clava y es contigo
un ojo detiene la mano regalada
y alzamos el impulso desmentido
cuando el mundo mira porque el mundo manda.
Contra el que niega mi plegaria de palo
apoyo mi silencio a manos juntas
callar es malo
si es uno mismo el que pregunta
Para creerme, esta noche levanto tu recuerdo
digo tus cosas para hacerme una tristeza
y si la puedo
abro el alma para que el canto venga
Por eso aunque no seas verso
toma el silencio que te acerco y rezo.
Poema XXXIX
El invierno no hace tierra
y me supura la raÃz bajo la piedra
como el canto contenido de la savia
embrionaria
Porque Dios es inminente
a la hora del miedo
rezo mi racimo de cigarras levantadas.
Éste es mi cielo sin abajo.
soledad sin luna para el solo sin testigos
Busco mi propio verano
entre mis aves
y si ya se me ha volado el ocaso sin
partidas
digo adiós al barco
que partió mientras dormÃa
Y donde decido un ancla que
levaré desde el delirio
hago una cruz
que ya alucinará mi imagen
para completar un recuerdo
que no sirve testimonio.
Desde la tierra me sube la savia
que va a tocar campanas en la flor al dÃa
rompe mi ola con el rumbo de la caña
sobre el hambre sin sentido
Campanario de domingo sin número
Poema XL
Cuando sea silencio pero canto
cuando sea soledad pero presencia
cuando la distancia ya no sea ausencia
tanta alegrÃa que no ha sido llanto
por ya no ser sabrá que ha sido tanto
para volver como un presagio de inminencia
desde donde de nuevo es inocencia
lo que por pecado se ha tornado santo.
Poema XLI
quiero lavar mi tristeza en tu tristeza
y limpiarte la distancia de las manos
Poema XLII
cuando tu silencio azul se me rompa en
una mano
cuando sea ya el amigo de tus pájaros
y vengas a beber en mi cabeza
la duda de rezar con que se reza
arrodillaré mi fervor hermano
para que seamos amigos con las manos
Poema XLIII
Hoy que el invierno te llevó las golondrinas
que el frÃo de tus pájaros enferma tus jardines
quiero agacharte mi verano derrotado
para mojarme las manos en tus manos secas.
Quiero hacerte mis nidos en tu fatiga ya sin
espera
el camino es largo desde la derrota
pero es mejor comenzar a partir de la tristeza.
Por eso hoy que el invierno te llevó las golondrinas
hagamos verano desde la garganta
con un grito de sol para partir el miedo
la noche es mucho más a ojos cerrados
y más si el sol es espejismo.
Levanto mi último principio
morir es siempre para empezar de
nuevo
quemo el último otoño de mis manos
si puedes calentarte con mi fuego
será una manera de esperar mañana
Por eso para parecernos a nosotros
el sueño será después de habernos aprendido
empezaremos por el dÃa
no es posible recordar sin el olvido
y la noche deja atrás sudores.
La noche será después del dÃa
para empezar el sueño y descansar
el dÃa.
_________________
mi propio asombro
las otras noches
_________________
Poema XLIV
La noche, alguna vez tu tumba de una noche sola
alguna vez tu sobresalto de infinito
tu hondo asombro azul de mariposas.
Esta noche, tu noche es mucho más allá
de mi insomnio
de tu noche sólo tengo lo que escribo
cuando nombrarte es mucho más asombro
Poema XLV
En el penúltimo instante de la tarde
última
¿beberé de un sorbo mi historia ya contada
echaré a la espalda mi vida recogida,
¿o soñaré y diré mañana con temor de
súplica
Encontrado Dios para poder
mañana?;
A pesar de que el final se aprende cuando
ha sido
cuando el ojo está ciego y ya todo es espalda
en el giro que vuelve sobre el principio frÃo
de la frente sin después y la carne callada.
Poema XLVI
Azul doce de la noche
rÃgido silencio y corazón entrecortado
Recodo del dÃa giratorio
La luna que no tiene noche
medalla de la noche velando cementerios
es el alto sol de pan para los muertos
El sol más allá del infinito anillo de la tierra
corazón de remotas sangres
LarguÃsimo y solo dÃa sin principio
más allá de los pájaros no tiene invierno.
Doce de la noche.
hora de mi propio testimonio
Una sola sombra es la duda de estar ciego
(¿Dónde más la veleta de sombra que
acorrala el sol al pie de mi vertical
como un trapo de musgo indica
el rumbo del rÃo, rÃo adelante de una
piedra?)
Alta soledad de ventisquero
campanario, ciego, levanto
la mirada sin nombre y sin certeza
como soñando un pescador desierto.
Noche desierta
Yo soy la noche esta y todas las noches
y el desierto es yo.
Donde el pájaro no ha sido
criatura, de espera y soledad sin abando-
no tiendo mi árbol
como muelles de vigilia
para barcos no partidos.
El nunca es una larga historia vacÃa
mi garganta es un pasillo de caña
que no aprendió su oficio
Y más acá del infinito que no tiene
más acá
digo la hora
gota de mar
eterno anillo de lluvia
Lisiado de perpetua ventana ojos adentro
tejiendo mi telaraña para suicidar mis
moscas.
Ya basta de haber sido!
historia de espejos me sucede como un rastro
Siempre, doble infinito sin ahoras.
tedio sin descanso de las horas
más allá de los números y de los
largavistas
Siempre, redondo sendero sin cuenta
donde la planta en el polvo es
espejismo y el rumbo sin descanso
tal vez es pesadilla.
Simultáneo infinito de espejos paralelos
y una sola imagen de mil nucas
para la duda del ojo.
Siempre, porque el rastro no será
tan largo como el camino.
Puedo morir de soledad al llegar al
último pie de un rastro donde el camino
ya no tiene después.
Doce de la noche
Ya ronca y vegetal la saliva
Alzado el asombro de remotos insomnios
que hacen más silencio del silencio;
(ciegos toros corazón es de reloj. buche de
fuego previo que derrota el músculo)
digo las doce de la noche
Infinito, perspectiva de un camino
cuando el después es siempre
excede al peregrino
más allá del número.
Atravesar imágenes desde dos espejos
sin poder volver del sueño.
Poema XLVII
Desde aquà hasta donde estás mi soledad
es cierta
y yo sólo sé mi puerto solo
cuando el silencio no te sea el otro lado
de una voz cualquiera
cuando la soledad no sea ausencia
Poema XLVIII
Hoy la tristeza tiene tus cosas
alto ritual de lejanÃa
y para callarte sin romper silencios
acomoda la poesÃa sobre las manos
últimas
Hito de sol para nombrar el dÃa
tu tristeza a media asta
viene a callarse
conmigo
y tus ojos en medianoche
desbocados de sombras
Poema XLIX
Donde rompe la tarde su ola de manzana
a la hora de la música
tejida con silencios
y de los pájaros latiendo entre las
hojas
tu recuerdo crece
sitio de sol azul
para poderte abeja entre
las flores sin verano
La mañana de altura y de
naranja
pierde el pulso del mar
que ha sido sangre
y te alza la quietud
que es sin sentido
cuando estás mucho más
aunque distante.
Poema L
ESPIGA JUNCO GARZA CISNE
Te levantas como un faro
(la soledad se adivina cuando
pasa)
lanza roja de sol
grito de hierro
para demorar el ronco silencio
de hace mucho
largo pasillo de pan y savia
peregrino
tu brazo se desboca hasta la
tierra
tu cuello de cadena
(tu espalda sin vez)
es un ventisquero camino de sombras
a la hora de tu boca sin partida
hora sin veces
tu boca lacia gaviota sin partida
como la tarde desde el silencio crece.
Poema LI
Donde mi sueño no puede tu verdad,
tu imagen es mucho más mi alma
la tarde lisa y la mano solitaria
que tu vez y tu donde sin certeza.
Tu principio, a la mitad de tu historia
es el dÃa
una tarde cualquiera que ya tiene
nombre con un rostro.
y sobre la torpe manera de las
cosas diarias
(un/el) remoto sabor de profecÃa te señala.
Eso es porque o porque sÃ
(todo sà es un no)
el tal vez, quizá nunca pregunta-
do
recogido de su hora sin presentimiento
Por eso las tardes como éstas te
llenan de preceptos
los pájaros el ruido voraz el mundo
el Ãntimo fragor que hace silencios
el viento
_________________
traÃas el domingo entre las piernas
_________________
Poema LII
Esta noche el mar ronco de
luna
bracea infinito como el sol
árbol delirante de azul
que intenta desbocado su
suicidio
ciudad siempre lejana
_________________
Sin saber cómo es te pienso pájaro
*
Siempre todo es distinto
_________________
Poema LIII
A la hora de los pinos
quietud de ancho silencio que crece de los
ruidos
me desnudo del anónimo fragor de las
ciudades
Poema LIV
El recuerdo no te guarda
aún no ha habido tiempo de guardarte.
Poema LV
Cuando te asomes ojo atrás del mundo que te
enfrenta
camino a la espalda y veas mi huella.
_________________
Perseguida de clausuras y trincheras.
*
Quiero que sepas
que siempre queda mañana todavÃa
*
Que el tiempo al fin es de segundos.
*
Que nos falta todavÃa la primera vez.
_________________
Poema LVI
Yo te recuerdo azul y sin trincheras
fácil y lejana conmigo sin distancias
con el pecho frutal pleno de espera
y la mano de pan de paloma y de manzana
Yo te recuerdo simplemente como eras
con tu costumbre regalada de enderezarnos las
esquinas
y el alma volcada ojos afuera
trepando por las manos hasta comernos la
risa
Y recuerdo tu pelo, largo pájaro de silencio
donde enjuagué las manos y sudé sobre tu historia
y recuerdo tu frente donde rompÃa el beso
y quedó dormido un sueño que no tiene memoria.
Recuerdo tu naufragio, para tenderte la mano
y recuerdo mi zozobra asido de tu fortaleza
y recuerdo tus embriones perseguidos de verano
donde fuimos Nosotros hasta la tristeza
Todo lo recuerdo, la palabra siempre
alta
la poesÃa sin certeza
la ternura aprendida sobre los muelles últimos
el orden del mundo riguroso por
afuera
Todo lo recuerdo un poco mÃo un poco tuyo
El refugio final mientras el tiempo arrecia
y el olvido inapelable porque sà donde nos vamos
O el olvido necesario para que el mundo sea
O el olvido hacia siempre donde recordamos.
Yo recuerdo pero ya no es hora
y se me rompe la sangre y el presagio te alcanza
y para que viva aún tu palabra que has dejado sola
como una iglesia vacÃa te regalo el alma.
Poema LVII
Si de pronto te refugias en el silencio obstinado
y la mirada vacÃa es una manera hacia el
mundo
porque tu recodo no me vence yo te sigo
esperando.
Porque el dÃa último nunca ha sido el último
y no basta una tristeza para devastar tanta alegrÃa
yo me acerco a tu naufragio para salvarnos juntos
Te tiendo la mano para tu fatiga
alguien debe levantarte si tú no te levantas
Por eso a tantas cosas que no fueron mÃas
Mi incansable espera que no ha sido tanta
para alzarte al fin de la tristeza, amiga.
con el alma abierta se te acerca y canta.
Poema LVIII
Yo que nunca he sido, seré sobre tu tierra
porque por tanto invierno equivocado primavera
te clavaré un grito de sol para volver espera
la larga tristeza que te encierra.
Y cuando venzas la derrota que te aberra
y la ilusión recuperada vuelva a ser la primera
crecerá la alegrÃa donde un dÃa fuera
y se alzará tu sangre con un rumor de guerra.
Por tanta soledad que te acompaña
y tanto insomnio sin testigo en que recuerdas
toda mi voz que te resulta extraña
te ayudará al olvido que crees imposible
te servirá de antorcha para que no te pierdas
y después de la derrota te logrará invencible.
Poema LIX
Te recojo de todas las cosas que me son esta tarde
has crecido de pronto donde el olvido no pudo nombrarte
Y aunque queda mañana por delante
Yo te guardo y no puedo guardarte
Esta tarde es tuya ¿cuántas tardes serán tuyas
Nos vamos por tu sombra donde mañana es
nunca
por eso quiero ahora que me escuchas
dejarte mi raÃz que ya
no tendrá lluvia
Desde otro mañana que ya no será y no tendrá
espera
Un niño dice adiós para cambiar el
rostro a medias
Y porque siempre será en ti la primavera
yo te bendigo desde la tristeza.
Poema LX
La luna nos seguÃa como un barrilete y a veces
entre las hojas se volvÃa de diario
Poema LXI
La luna me seguÃa como un perro redondo
Poema LXII
Gozando porque yo también lo ignoro
el antemano de tu dolor inexorable
Y la estrella tiritaba a lo lejos
como un grillo.
_________________
la vigencia inmutable de mà sobre mà mismo
que no suplanto a nadie
_________________
Poema LXIII
Tú que vienes por los dÃas
desde los siglos y los órdenes primeros
que en un dÃa sustituyes infinitos
simplemente
como se dejan atrás las posibilidades sin
nombre,
tú que te traÃas desde siempre este verso,
(porque cada cosa tiene un desde siempre
que se vuelca en un presente)
Que venÃas sin saber
a desenfrenarme la ignorada primavera,
tú que recoges mi costado
sin oficios sin veces y sin venir a buscarlo
tú, que te digo tú, como el lugar de
los que están a mi lado
tú compañera, que nunca has sido conmigo
quiero que tengas mi campana
liberada esta tarde para hacerte un domingo.
_________________
Como un ciego que se abre por la noche, no lo
sabe
_________________
Poema LXIV
Es la hora de las cartas, de las sirenas en los
puertos, de los barcos, de las casas vacÃas a la vuelta
de los muelles, la historia es siempre por delante
es la hora de buscarnos el nunca por la frente es
la hora de los púlpitos desiertos bajo tierra. de
las raÃces cerradas del silencio infinito en las
campanas. Es la hora de haberlo todo espera
Todo lo pude todo lo, que todo es sólo algunas
cosas.
Y ahora nada llevo cuando nada parto pero nada
quedo.
Todo nos queda palabras. sitios donde caber cosas
que no existen.
Poema LXV
Hoy te llamo, palomar de sombras
donde es partida mi tristeza comenzada.
Hoy te llamo. El silencio que te nombra
es un alarido de garganta postergada.
Hoy te callo desde aquà la distancia
empieza ahora
y cuando pierda ya la hora de los pinos
cuando tu vez se arranque de las horas
palomar de sombras yo ya habré partido.
No importa qué donde sea atrás del dÃa
serás mucho más en mi recuerdo
y el mundo recogerá tu profecÃa
donde el mundo es cierto.
Pero te llamo igual para apurar el sueño
las palomas me crecen desde el cuello
y este rezo azul que es de silencio
me junta las manos desde adentro.
Poema LXVI
PARA LA CASA AZUL DE TU CORAZÓN VENTISQUERO
Para llamarte
se vuelve barco mi luna de madera
y mi voz sobrevive del olvido
como las cosas que quedan
Entonces te pareces a la tarde
azul por detrás donde es distancia
y callada tristeza de presagio
cuando mueres y llamas.
Poema LXVII
Para quedarte
Quiero que aprenda tu garganta mi
silencio
que tu mano halla
_________________
Se te cae por la boca el gusano de las venas
_________________
Poema LXVIII
Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una
Poema LXIX
...Y romperá el mar en tu garganta
por una lanza de hierro un poco de sol
por un grito de sol un poco de hierro
para irte por el pan
y comerte los horneros y aprender
en las batallas el telar de la tierra.
No será tuya la locura
pero te espantarán destapados cementerios
ya no verás el otro lado de las cruces
y te reirás un poco por los gestos de los muertos
Alzarás el pan, te enrollarás sobre la
historia
que precedes.
empujarás mañana por el vientre
y en el dolor del hombre te volverás dos veces.
Yo no seré contigo, ni siquiera habré
sido para entonces
pero igual este canto que nunca tendrá
donde
se acercará a tu olvido donde tal vez recuerdes
y tal vez te haga llorar mientras te llama
un niño.
Poema LXX
el este y el oeste me encontraron en el dÃa
cualquier punto es el medio de la tierra
pero yo vengo del medio del sol sobre la tierra
donde los dos hombres me encontraron
por los dos costados
Yo soy raÃz en el talón de américa
Soy un árbol crecido de la tierra
nueva
Los dos principios me buscaron en la
lluvia
largo rastro de razas a la espalda.
entre Dios y yo toda la historia congregada
en tanto yo no sea raza sobre ninguna
espalda.
Éste es mi tiempo erigida la semilla
sobre el lugar donde la tierra es toda
me empujan las guerras y el amor desde
otras vidas
y al fin yo soy un poco la historia que me
acosa.
Cuando retroceda el ancestro que me obliga y me precede
cuando pueda en el orden riguroso de las cosas
evitar el inexorable antes de las veces
seré yo desde mà mismo en un espejo
y podré por fin cerrar mi sombra
dar la mano a Dios y completar
el cÃrculo del tiempo.
Poema LXXI
Hoy que un pez se muere suicidado
para consagrar paÃses preparados desde
siempre
hoy que muere
para ser altar donde asumir
el dÃa largo
Hoy que ya derogas la mitad del
sueño
y clausuras el presentimiento
y el presagio no te toca
hoy pierde sentido la distancia
porque estarás distante aun sin
lejanÃa
Poema LXXII
ACOSO
Toda herida deja cicatrices
*
Y comerte la música en las manos.
*
Tú que has vivido de espaldas hacia el nunca.
*
A veces me sorprenden las cosas que te
digo
Poema LXXIII
Recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes
CERROJOS
LXXIV
Amiga, donde estés
mi..............te seguirá
LXXV
Haberme recogido la voz por las palabras.
tanto encontré sobre la tierra
tanto acorté el silencio.
LXXVI
destapar la lejanÃa que no hay distancias sino
silencios.
LXXVII
nadé por las raÃces
LXXVIII
EscribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.
Poema LXXIX
Si tú no sabes por qué para tus noches sin luna
dejo mi lámpara en tu ventana
Por qué quiero que tengas mi canto que
tal vez no sirve
si quieres saber por qué te acerco mi
mano de barro
por qué tras el rastro del silencio mi
fervor te sigue.
Si quieres saber por qué no ha sido tanta
la agonÃa de la tierra
que después de morir de sed tres veces
en algún lugar se sacude el invierno
y en una flor despierta,
si quieres saber por qué lloran los
soldados cuando la muerte los acosa
por delante
y aunque tengan un fusil una sangre y un camino
se olvidan de las balas parados al lado de
un cadáver,
aprenderás a acompañar a esperar y a llorar
por un amigo.
Poema LXXX
CANTO AL CANTO
Cuando se alza la voz para poner a los dos lados
el mundo y el Ãntimo telar,
se tiene un embrión de canto madurado
que fluye a cuello abierto de par en par.
Hoy busco la voz para nombrar la voz sin luz
vano intento de hacer sombra con la sombra
Nadie pone una cruz en la tumba de una cruz
y.................................................................nombra
Poema LXXXI
Nada es partido si no tiene rumbo, porque ir
implica un donde. Por eso un canto a nadie
es como un silencio.
Un pozo se guardó las estrellas antes de que el
cielo se apagara.
Nada canto tus nunca.
Poema LXXXII
...entonces ya no me importó decir algo
que no fuese nuevo.
...ya no era vital romper sistemas o
inventar nada para poder caber un nombre
que también yo inaugurase.
Abolir costumbres.
Y la costumbre de abolirlo todo.
si es cierto que todos los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio.
Pero desusarlo todo por temor a bajarme del
tiempo. como si repetir fuese quedar.
Poema LXXXIII
A darles de comer a las hormigas de la luna
Deja que los hombres trepen a la luna
Que se peguen el sol como una araña de oro
que se les vayan despalomando las manos
poco a poco.
hasta volverse sistemáticos cangrejos
por las uñas
Deja que los hombres se entrecrucen
la sangre y el acero
Que se despeñen por el orden riguroso de los
túneles
Que levanten altares y banderas o los tumben
Y se vayan por los dÃas sin mañana y sin
regreso
Deja que los hombres enfermos de la guerra
Deleguen su tiempo a la orfandad y el luto
Después iremos los dos juntos
a dar de comer con los muertos a la tierra.
Poema LXXXIV
Para llegarte al sueño
para clavarte mi raÃz entre las manos
y hacerte un canto de silencio
con mis manos que no sirven para el
canto
para arrancarte la mañana de los
ojos
y regalarte la mañana de mis pájaros
levanto mi grito sin cerrojos
y callo.
Poema LXXXV
De la tarde sola,
del cielo lÃvido sobre las últimas casas
de la mansedumbre
con que es hermosa para otros esta tarde
me viene esta tristeza
de ver temblar al viento entre las hojas
Tanto se depone
acortando mañana
aunque siempre queda todavÃa
Vendrá la noche entonces
y se agremiará en los últimos rincones
y vendrá el espejismo
a vivir desde las manos
Nada demora lo innumerable
y la tristeza sólo cambia de calles
por eso el cielo lÃvido y los otros y las casas
y la tarde de los otros mansa
y mi tarde
Poema LXXXVI
...Y tus ojos como dos gorriones huecos.
tu pelo
largo pájaro de sombras y silencio
Todo lo recuerdo
y tu pecho roto
donde quise quedar o queda todo
La noche era nosotros
por eso todo lo recuerdo
y desde ti estoy solo
Poema LXXXVII
En alguna parte estás, pero tu vez no es
mÃa
por eso, o porque otras manos atarean la
marea de tu sangre.
Poema LXXXVIII
Cuando se alarga el tedio meticuloso
de los escaparates
Y el oficio es un paulatino y absurdo
pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco
y un ojo final definitivo.
Poema LXXXIX
Como la leche crecida de la sábana
y tú dormida inmemorial y dulce o inofensiva.
Cuando te desangras hacia algún sitio
remoto
con otra raza de horas y lugares
y una sangre distinta que yo no conozco.
Poema XC
pájaros en actitudes de silencio
murmurando ruidos infinitos como la nada.
campanas de colores
*
Paso por los dÃas a recoger mi historia
Hoy el canto me viene de tu rostro
*
Es preferible vivir por alguien
que morir por alguien.
*
La bondad no es sólo una actitud hacia nadie.
*
para que canten tus ojos ven a untarlos
de mi garganta
*
Donde hayamos sido porque ser
es siempre alguna parte cuando.
*
tu pelo de manos de manos de raÃz
de manos en silencio, tu pelo de silencio
Poema XCI
Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesÃa
vuelve por la soledad de tantos dÃas
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mÃ
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.
Poema XCII
De todos los nunca que nos dan el tiempo porque
el tiempo es nuestra pobreza de eternidad, en el
azar de las cosas que no tienen veces tú como
deponiendo tu nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la
fantasÃa pasaste tildando un instante de otro tiempo
distinto, como el que no pasa a buscar actitudes
estáticas para hacer mover las cosas, como el que
queda en el Ãntimo infinito de los muertos en la
quietud absoluta del silencio sin lÃmites.
Poema XCIII
Si somos un pedazo del camino
pasaremos como todo lo pasado
y si no somos el fin hallado
con los rostros y los nombres del destino
Si aquà nos parecemos al sueño y al vino
hoy se vuelve el sendero caminado
siempre desde ahora por pasado
lo que ha sido es desde aquÃ. No
ha sido sino por el fin
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Continúan los poemas, Dios mediante.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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Pájaro de espacio que late la sombra
Pájaro de espacio que late la sombra
POEMAS
1.
Luna, desesperadamente pezón oásico
hostia de mi desesperación
patena porque nunca aboliré el misterio
del cielo a tu espalda
aunque sólo me importas como un barco
como un faro
como una palabra o una mano
para este naufragio de silencio
no importa si tú o tu eco equidistante
de las aguas
ya no importa si una llave
o un ruido espejismo de cerrojos
(que atestigüe la puerta de mi
sótano de ciego)
te necesito tan sólo como nombre de
un instante
para separar en dos mi oscuridad sin
lugares.
Estrella acercada, la tristeza es una
ciénaga
ya techando mi ahogo como un
cÃrculo acabado
ya es inútil cuánto más o menos sea
profundo
ya no creo en los ojos tras ser ciego
como pierden el principio las cosas que nos
cambian.
para mà siempre ha sido asÃ
cuando no he sido yo tal vez no fuera
tanto tiempo son minutos
como siglos del intiempo
qué más dan sonrisas viejas que hoy
no rÃen y no rÃo
qué más dan caras antiguas
o las otras a las que todavÃa no he llegado
sólo sirven esas que tienen algo que recuerdan
esta última cara descartada.
Por eso los lugares que conservan las
palabras
o los tragos compartidos,
se parecen a ti: (como dos manos enredadas)
2.
Llamas acaso? pasa forastera, piensa
que estos lugares siempre dijeron lo mismo
"pasa forastera", no te asustes de esta
ciénaga o abismo.
te diré lo que siempre: esta vez la llegada será
inmensa.
Vez a vez encontrarás la palabra más intensa
no es que no haya qué decir es que no digo. no
te sea silencio
mi mutismo
no has llegado la llegada es eterna como un
istmo
3.
El instante pasa por las cosas
y cancela los mil quizás no sidos
Basta a las cosas dejar de ser la nada
para ser tan sólo algo
cuando pudo serlo todo.
4.
Como pájaros de fruta
los pianos de tus manos
ateridos
5.
Dejé tirados los ojos contra
alguna cosa que respondÃa
la constante pregunta
con que miran,
contra algo que ya no supe
y perdà los puertos de espera,
la piel me fue ciega
y los barcos que llamaban
en mis puertos de llegada,
no fueron sino sospechados
y pensé tal vez
en un quizás silencio
para todos los sentidos,
sin saber si era un solo,
o un muerto que no percibÃa
las voces del cuerpo
6.
El instante esperaba tras la puerta
y tú inocente emboscada en el instante
ahora puedo dividir en dos el tiempo con
tu nombre
con el dÃa en que peinabas música
con tus manos de piano de pájaros de fruta.
Tú eres pero yo sólo sé de ti
guardes veces y lugares con palabras
pero yo sólo hoy empiezo a recordarte
Tú tenÃas la costumbre de ser tú
con tu nombre
hoy he aprendido algunas cosas
del tú que guardo para alguien
Tú miras siempre atónita desde atrás
de tu mirada.
frágil o invencible como un himno
que se incensa desde una
mariposa herida con una luna
quemada
7.
déjame vagar entre las cosas simples
para rescatar entre los pájaros y la mañana
los escombros de algo anterior a tus
ojos que era ellos.
Yo sé que tienes un cerrojo en el alma
y un silencio donde no fueron
las palabras para mÃ.
me basta con un instante
que abolió tu inexistencia
y un racimo de versos
mordidos como polen de tu gesto.
Tú andarás por allÃ, o mejor dicho,
seguirás
podrán haber caÃdo o caerán
antorchas a la leña de tu vientre
podrás haber pasado distraÃda
tras la hora
pero si alguien te dice estas
palabras con la mejor manera
que tuvieran
no podrá hacerlo simplemente
como yo te las sangro.
8.
No me alcanza el verano para las golondrinas
de tus ojos
ombligos de remanso, lunas de agua
9.
Tú que devastas con latir de oleaje
el sueño que me crece de tus cosas
al mÃstico enigma te lo empozas
y dejas que mi hornero en tu verdad trabaje.
Y profieres tu alarido de silencio salvaje
y te bebes el gesto lento de las rosas
y te vuelves silvestre y azul como las chozas
hasta que un relámpago tu sangre descerraje.
De tus ojos de antiguos palomares
las palomas del quizás me sobresaltan
hasta el rito de pensarte en los telares
en que las dudas de tu imagen se amamantan.
10.
La niebla de tu música
se enreda en los muelles de mi
alma
y crece humosa y bandera
como una túnica tejida con rumbos
de pupila
lÃquida y profunda
ya eterna del caracol de mi alma
como el eco del mar.
Yo no pude evitar este naufragio de
música
tus ojos úteros de música
tus manos peines de música
tu alma telar de perfume
como un jardÃn
o un embrión de música
yo no pude evitar este amor de
música
esos dedos derretidos
como si después de tus manos
de pájaros de fruta
todo el mundo se ablandara de olas
como visto tras un fuego tibio.
Yo no quiero diques para la música
tú puedes tomar las gasas vaporosas de la
música
como visillos de incienso
mi mente se asoma a las ventanas
empañadas de mis tÃmpanos
sorda eternamente el alma ya
del mundo
amortajada con un halo de música
caliente
hache de música, coraza
yo no puedo nadar en tu música
borracho de música
empozado en una ciénaga
cuando no puedo evitar el
remanso de tu música
11.
Antes de buscar las flautas de
tu voz por las rocas
recogiendo las plumas caÃdas
de los ecos
yo te buscaba entre la nada
o te esperaba entre las cosas
con tu tú para ti que aún no
eres.
Ahora que eres, fuiste,
eso basta
Todo tu pasado es posible
toda tú eres posible
ahora que eres cierta
No bastaba saber todas las
cosas
Si me preguntas qué eres
para mÃ, qué tengo para
darte,
puedo contestar,
no tengo miedo que no seas
la última cosa averiguada.
12.
Porque te pareciste desde siempre a un sueño
y sin vigilia ni espera te he encontrado
porque en ti claudica el vacÃo de una mano
y mi tú sin rostro toma el tuyo para un rezo,
Quiero callarte mi silencio viejo
para que mis palabras ya sin cosas
aprendan tus veces poco a poco.
13.
Y tú irás por donde sea
sazonada de adjetivos, pero irás
y me importa sólo un gesto tuyo
o más bien una mueca del silencio
irás sola de mÃ
O mejor dicho recordada desde mi soledad.
Ah! cuántos siglos en el instante
estuve asomado a tus ojos.
ciénagas de música
remansos de misterios
o aljibes o vasos.
Tú irás o mejor dicho: seguirás.
Y yo no pude cambiarte.
tus manos de miga de fruta
mariposas de barcos
tecleaban como gaviotas dóciles o silvestres
Yo te tuve una hora o algo asÃ,
pero verdad, sólo te supe y tuve tiempo
de soñarte.
de hacer miel en los panales de mi
alma con el polen de dos o tres palabras
Yo te tuve o te sentà mÃa con pocas cosas;
sólo para poder recordarte
para tener que olvidarte.
Esa hora tuya sin recuerdo tuyo
la guardaré yo solo
en tantas horas llenas de recuerdo.
Y tú seguirás recordada
porque el olvido siempre es posterior al amor
Sin haberme dado tiempo para no
equivocarte
dejándome con esa costumbre de tus cosas
cuando las vuelva a tener
y ese no saber exactamente cómo
eras
porque siempre me falta tiempo para
averiguarte.
14.
Quisiera asomarme a tu pecho
como a una jaula de reloj.
morder el eco de tu corazón que me llegue de lejos
desde un yunque campanario
como un tañido de palomas
Allà donde aletean las lejanas y profundas
costas de tus ojos
Yo te he mirado a los ojos
(ventanas al infinito)
he visto titilar tus manos
como pichones de piano
Yo quisiera asomarme a tu pecho por tu
mano
como un pájaro se asoma a la tierra por
el árbol
y beber las olas de tu corazón sacerdote,
herrero de hondado templo.
suavemente, lenta, vagamente
como una tibia onda de mariposa o
estrella
pero tu mano fugaz pasa, golondrina
de fruta
y queda sonando en mi sangre
como una lejana guitarra
15.
Tus rituales gaviotas de miga
bajan a las dentadas escolleras, telares
sólo tú sabes tejer en ellos
las lÃquidas túnicas de música.
Tú enciendes hogueras
incensas luces calientes
como vahos de música
y cae lentamente a mi alma
la mañana tibia derretida
como un humo de perfume
Yo por fuera como un faro de costas
solamente puedo bordar roncas palabras
como antiguos tallos secos sobre tus banderas
de sabor y de viento.
16.
Tú que eres más habitual que yo mismo
(yo solamente a veces; rescatado de los
ecos de los simétricos remedos)
Tú que tienes como todos,
de mÃ, lo que yo no puedo tener
17.
Aquella imagen que hospedaste un dÃa
Ese rostro que te engendraba un sueño
es el rumbo al que mi paso empeño
por que sea tu sueño el que solÃa.
Y ese tu amplio mirar en que cundÃa
mi verdad, como un profundo ensueño
es un aljibe en que mi sed despeño
Por volver a beberme todavÃa.
Han pasado otras aras por tu altar que intento
me olvidó tu fervor que me fue cotidiano
porque no recogà tu mano que era ofrenda.
Pero ahora te tiendo la mÃa y me arrepiento
por tantas horas de silencio sobrehumano
y espero tu vieja devoción como a una venda.
18.
Ese fervor de rezar melancolÃas
en que un mÃstico silencio me enmimisma
me sacia con la presencia misma
del ser que es oración dÃa tras dÃa
Porque acerca otras que ya fueron mÃas
a la hora solitaria que me abisma;
y del hábito mundano me desisma
como a un náufrago de la ola impÃa.
En el tibio fragor que me empecina
el tesón de regalar una tortura
se me vuelve el dolor bienaventura
y es bálsamo en mi humanidad mezquina
...Y tras poder con voluntad extraña
una presencia me acompaña
tácita...
19.
A ti que acechas atroz como la pesadilla
En cada recodo del profundo pensamiento
A ti que lenta y tibia eres tú misma lo que siento
Paz de mañana o inocencia silvestre de la ardilla
A ti que en el fragor del silencio eres la quilla
Que arredra la zozobra de mi ensimismamiento
y eres la misma dulce calma del limpio sentimiento
que ruega reza y ama pero que no se humilla
A ti que eres la cruz puesta al final de este calvario
Que das tu gesto a mi cotidiana paz de hablarte a solas
A ti que eres el pan sumido en el santuario
Donde hago la misa diaria del recuerdo
Quiero hablarte del incienso que el silencio inmola
Y agradecerte el diario fervor que al orar muerdo.
20.
A ti que eres mi fe de un ciego en una mano,
ilusión de la esperanza que va a dormir a un puerto
voluntad que resucita el músculo ya muerto
y que pone algo de Dios en el escombro humano;
A ti que eres el culto que vuelve a Dios pagano
Que te alzas porque te alzo hasta el celeste incierto
Que me das la convicción de que Dios al fin es cierto
Quiero llevar la ofrenda de un esfuerzo sobrehumano.
Más allá del templo inmenso y arbitrario
Está el silvestre rito del néctar y la abeja
Y más aún cerca de Dios: el barro o carne vieja
con que hacer un oficio infinito y bueno y diario:
"Alzas el vientre como una iglesia nueva
Y Dios sobre la tierra hace que llueva".
21.
Son tus versos
los que me hunden en
tus rincones y me vuelven a
tus esquinas
Son tus manos las que hacen
del viento una esscultura
y me rodean con tus nubes de
algodón
Es tu boca con garganta de
huracán hecho de pájaros
lo que se clava en mis entrañas
y me sangra por los ojos
y aún es tu ser el que emana
de mis te quieros de gusto
salado y olor a lluvia
22.
En tu sur occipital mis arrabales se clavan como raÃces que camino
tu sombra de savia me existe la sed que se deslaga en la vertiente
vivir es acortar un ciego una manera de alargar un ciego
pero los rostros van cayendo como la fruta en la tierra original que nos consume
mi buzo te está el silencio que azul tus manos
raÃces
manos de sed
desquicio de la hora sitial
en el ala que te tapa los suburbios de la sangre
andenes de sangre sienes de sangre
barro de sangre
centauro de vino y savia
luna de sangre
barro de fuego derretido
anillo
mineral que relámpago
el peregrino tenaz que ocupa el hambre.
amiga sur
caballo de silencio y barco
23.
un silbido como un alfil
oblicua punta que nos busca
24.
tu sangre suburbial que te anda en canto la sombra
gato largo
silbo de fuego frÃo
25.
...Qué decir de nunca.
con qué nombrar la nada
cómo decir silencio
o tomar el propio rostro del agua sin
romperlo.
Cómo decir,
mÃrame aquà regresado. sin haber
partido nunca.
Cómo decir te encuentro si no he partido a buscar
te. cómo decir, eras sin más asombro
de ser entonces también verdad.
cómo emprender el tiempo que empieza
en cada cosa cómo contener la historia que
se nos viene encima sin rompernos mañana sin vivirnos el nunca
de los que no sufrieron cuándo. Que
para un camino de siglos, de segundos inexo
rables, uno solo perdido es nunca; porque
casi es no.
26.
tal vez, porque todo tal vez una circunstancia
cualquiera no sea más que una condición
de que los dÃas integren la historia (cualquiera)
Pero creo que de las casualidades (los casos) nos
aferramos como náufragos para
subsistir a la nada, la terrible nada
de no tener testigos
Alguien que pretende guardar tu
testimonio que casualmente o porque
se llama jorge con minúscula y tiene un teléfono
te pide que lo llames: 4958127.
27.
la decisión de asumir un
momento, resuelve tÃteres
en hombres
todo porque tus manos me sugieren
pájaros de pan
28.
¿Amor?, sÃ, yo te diré lo que es amor.
ImagÃnate el alma como vena.
Amor es la sangre que va dentro.
Como el vino en el alma hecha botella.
El amor es una gota que está dentro de un lago;
el amor es la gota el alma es el agua.
El alma está toda hecha de amor,
porque amor, amor es alma.
El amor es eso que se siente cuando se ama.
Es como el incienso, el amor es una ofrenda.
Amor es la nube que llora en el triste.
Es un puente que nos ata como una cadena.
¿Lo ves ya?, es simple. Todo eso
es lo que significa. Eso es el amor.
¿Amor?, sÃ, yo te diré. Escucha atenta.
Amor es lo que siento yo.
29.
Yo siempre desde
un dÃa. llegado, Advenido como
tierra, la tierra convocada en
la raÃz primera. Entonces tú
entonces tu mano tu costado
tu soledad que ya tuviera nombre
y distancia si la lejanÃa.
Todo lo estaré como el súbito
sol total en el pez ciego de infinito
Todo lo surgiré inventándote
la piel como el huerto en un
labriego. Hasta nosotros en el mudo
trigal
como un leñador devastaré tu
soledad. Rostro por rostro que no
han sido silencio por silencio
costado por costado que sola. Inun-
daré tus recodos como un
sol completo por un túnel
como un sol que hacha
las sombras a los dos lados
de la cueva. Todo lo desmantelaré
como el invierno para abrazarte
de nieve caliente
30.
todos mis instantes
siempre cada vez
eterno porque el tiempo
mÃo
y yo ahora, un
estado de concien-
cia que creo que la
realidad es mi
vigilia
31.
la eternidad
no es en tiempo
32.
A la orilla de tu silencio como un pescador
cargo mi hambre en el hombro de la tarde como la sombra.
Tiempo atrás de tus ojos vas remando tu sangre por rostros
que ya no florecen en los muelles que andas.
Y yo en la misma tarde. Otra tarde en verdad
otra sigla otro fondo en cada espejo
otro silencio (como todos ajenas ordenándonos
los ojos en las caras)
acerco a tu tarde viajada de puerto sin tiempo
a tu tarde alta de lejanos púlpitos. mi tarde con barcos de otras tristezas
como un pescador. que
guarda el sueño de los peces
33.
Ya vienen las botas tapando
en los hormigueros los ojos de los
hombres que fueron testigos
la tierra es hombres secos
manos vueltas al beso inicial
tiempos y sitios distintos que ya
son lo mismo
Pero este regreso no es haber
tenido partidas
Ya vienen las botas de la profecÃa
sobre los hombres que ya no son
las cenizas
Suenan sirenas extrañas en los
puertos vacÃos
lloran algunos niños de historia atrasada
algunos ojos enormes comprenden y aceptan
al final de un camino que eso era el desvÃo
y mientras van desmantelando palabras
como las golondrinas de la última primavera
cierran como templos de Dioses desmentidos
uno por uno los extraños niños
y como el agua de la lluvia última
cerradas en el número infinito
todas las semillas que ya nunca frutas
emprenden la nada por los mil abismos
de los hormigueros que caen al nunca.
Una rama se quiebra bajo un pie desnudo
el primer acecho donde se abre un ciego
pregunta en la sed y en el hambre primeros
qué es esto a lo que empieza ya a llamarle mundo
Y sin saber que ya, es decir mañana
sin saber que estar es haber llegado
descubre sus manos al tomar la
rama
y se queda absorto contemplando el
barro.
Destapando miedos la primera
sombra
la noche primera todo dolorido
se vuelve redondo para achicar
el frÃo.
regresando al barro como buscando
abrigo
Huyó tanto ese dÃa se hizo tanto a su carne
que reconoce los ojos por la mañana y se abre
se toca los pies, es el primer niño
es el primer miedo se toca se toca
se alza como un pino se tropieza y cae
le duelen los pies se toca, no sabe
toma algunas plumas, toma algunas
hojas
son suaves, las pisa y ya no se cae.
Una rama se quiebra bajo algunas hojas
reconoce un punto, un sonido extraño que
no está en el aire
levanta la rama que pisó. como antes.
reconoce antes reconoce ahora
los pies no le duelen, se mira las botas
ya no mira el barro sigue hacia delante
34.
La noche queda doliendo.
Te cansabas de comerte los
prados del cielo
como un potro azul de silencio
alargándose la sombra de vacÃo
por el viento
volveremos a nosotros dormido
sin sal de la locura
como el pescador que olvida el
hada que le subió de las redes
35.
EL SILENCIO Y NOSOTROS
Las hormigas de mi boca te han marcado
por la espalda las venas de la tierra
han bajado a la sombra final buzos de sombra
para tragarse el silencio que te vive los vértices
de tu colmena más honda
Ya todo te lo vivà como el silencio, ala total
sin testimonio. Y sin embargo, aquÃ
me quedo como el labrador adherido a tus
tardes para seguir empecinando la savia
de la tierra madurar en una flor.
Nos ha entrado el silencio como a las casas
de los que han muerto lejos
En los nuestros erigidos se agrega la distancia
de otros tantos rostros. Y no nos dolemos
sin embargo que un árbol nunca ha sido
lejanÃas y nos quedamos, con las raÃces
clavadas en nosotros, como estamos
buscándote el otoño en el verano
36.
toca la nada con la punta de los ojos
como un ciego y me regreso sin
haber partido soy siempre la mitad
del camino cualquier parte de un
sitio que no tiene lugares
algo me naufraga me destina al silencio
37.
A veces vuelvo sobre mi propia sombra para
haberme sido. Todo lo estoy entonces
Redondo total testigo.
38.
Contigo visité mis dÃas destapando asombros
le agregamos al tiempo los lugares
existiendo los acontecimientos
Y allá en la sombra final que nos juntábamos reducÃamos a silencio el parapeto.
Todos los miedos nos guardaron.
y no tuvimos una segunda estrella
con que saber hacia dónde.
Contigo poblé el nosotros como una
ciudad vacÃa en espera.
Allà nos asumÃa el barro la historia de
testigos.
39.
Contigo anduve los dÃas del nunca
de la mano de tu silencio todo lo presentÃa
como en el miedo
Yo tenÃa tu esencia pero te tanteaba en la
realidad con mis maneras cotidianas de
ser ciego
Todo lo fui candado tachando bocas
en un laberinto y llegué a ti como el
agua obligatorio y sencillo como la lluvia
en los hormigueros.
Entonces acomodamos la historia sobre la profecÃa.
40.
Como un águila de silencio
la sombra.
41.
Para llegarte, todos los dÃas de la
imaginación de Dios lo romperé todo
clavaré tus manos en el barro morderé tus
sombras como la carne
desquiciaré los candados de tu
cuello hasta emergerme tu grito
hasta obligarte la raÃz que me existas
y luego pisarte los ojos para
desexistirme porque ya nada
importará sino la nada después
de un testimonio que siempre buscará
un testigo.
42.
Creo que descubrà que en mà la
necesidad de escribir es en función de no perder-
me el rastro de mà mismo.
43.
náufrago
una isla
en un no tú empieza la soledad de un náufrago
44.
Ésta es la primera certeza que tienes de mi
silencio.
45.
Himno al silencio
Pájaro de espacio que late la sombra
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
POEMAS
1.
Luna, desesperadamente pezón oásico
hostia de mi desesperación
patena porque nunca aboliré el misterio
del cielo a tu espalda
aunque sólo me importas como un barco
como un faro
como una palabra o una mano
para este naufragio de silencio
no importa si tú o tu eco equidistante
de las aguas
ya no importa si una llave
o un ruido espejismo de cerrojos
(que atestigüe la puerta de mi
sótano de ciego)
te necesito tan sólo como nombre de
un instante
para separar en dos mi oscuridad sin
lugares.
Estrella acercada, la tristeza es una
ciénaga
ya techando mi ahogo como un
cÃrculo acabado
ya es inútil cuánto más o menos sea
profundo
ya no creo en los ojos tras ser ciego
como pierden el principio las cosas que nos
cambian.
para mà siempre ha sido asÃ
cuando no he sido yo tal vez no fuera
tanto tiempo son minutos
como siglos del intiempo
qué más dan sonrisas viejas que hoy
no rÃen y no rÃo
qué más dan caras antiguas
o las otras a las que todavÃa no he llegado
sólo sirven esas que tienen algo que recuerdan
esta última cara descartada.
Por eso los lugares que conservan las
palabras
o los tragos compartidos,
se parecen a ti: (como dos manos enredadas)
2.
Llamas acaso? pasa forastera, piensa
que estos lugares siempre dijeron lo mismo
"pasa forastera", no te asustes de esta
ciénaga o abismo.
te diré lo que siempre: esta vez la llegada será
inmensa.
Vez a vez encontrarás la palabra más intensa
no es que no haya qué decir es que no digo. no
te sea silencio
mi mutismo
no has llegado la llegada es eterna como un
istmo
3.
El instante pasa por las cosas
y cancela los mil quizás no sidos
Basta a las cosas dejar de ser la nada
para ser tan sólo algo
cuando pudo serlo todo.
4.
Como pájaros de fruta
los pianos de tus manos
ateridos
5.
Dejé tirados los ojos contra
alguna cosa que respondÃa
la constante pregunta
con que miran,
contra algo que ya no supe
y perdà los puertos de espera,
la piel me fue ciega
y los barcos que llamaban
en mis puertos de llegada,
no fueron sino sospechados
y pensé tal vez
en un quizás silencio
para todos los sentidos,
sin saber si era un solo,
o un muerto que no percibÃa
las voces del cuerpo
6.
El instante esperaba tras la puerta
y tú inocente emboscada en el instante
ahora puedo dividir en dos el tiempo con
tu nombre
con el dÃa en que peinabas música
con tus manos de piano de pájaros de fruta.
Tú eres pero yo sólo sé de ti
guardes veces y lugares con palabras
pero yo sólo hoy empiezo a recordarte
Tú tenÃas la costumbre de ser tú
con tu nombre
hoy he aprendido algunas cosas
del tú que guardo para alguien
Tú miras siempre atónita desde atrás
de tu mirada.
frágil o invencible como un himno
que se incensa desde una
mariposa herida con una luna
quemada
7.
déjame vagar entre las cosas simples
para rescatar entre los pájaros y la mañana
los escombros de algo anterior a tus
ojos que era ellos.
Yo sé que tienes un cerrojo en el alma
y un silencio donde no fueron
las palabras para mÃ.
me basta con un instante
que abolió tu inexistencia
y un racimo de versos
mordidos como polen de tu gesto.
Tú andarás por allÃ, o mejor dicho,
seguirás
podrán haber caÃdo o caerán
antorchas a la leña de tu vientre
podrás haber pasado distraÃda
tras la hora
pero si alguien te dice estas
palabras con la mejor manera
que tuvieran
no podrá hacerlo simplemente
como yo te las sangro.
8.
No me alcanza el verano para las golondrinas
de tus ojos
ombligos de remanso, lunas de agua
9.
Tú que devastas con latir de oleaje
el sueño que me crece de tus cosas
al mÃstico enigma te lo empozas
y dejas que mi hornero en tu verdad trabaje.
Y profieres tu alarido de silencio salvaje
y te bebes el gesto lento de las rosas
y te vuelves silvestre y azul como las chozas
hasta que un relámpago tu sangre descerraje.
De tus ojos de antiguos palomares
las palomas del quizás me sobresaltan
hasta el rito de pensarte en los telares
en que las dudas de tu imagen se amamantan.
10.
La niebla de tu música
se enreda en los muelles de mi
alma
y crece humosa y bandera
como una túnica tejida con rumbos
de pupila
lÃquida y profunda
ya eterna del caracol de mi alma
como el eco del mar.
Yo no pude evitar este naufragio de
música
tus ojos úteros de música
tus manos peines de música
tu alma telar de perfume
como un jardÃn
o un embrión de música
yo no pude evitar este amor de
música
esos dedos derretidos
como si después de tus manos
de pájaros de fruta
todo el mundo se ablandara de olas
como visto tras un fuego tibio.
Yo no quiero diques para la música
tú puedes tomar las gasas vaporosas de la
música
como visillos de incienso
mi mente se asoma a las ventanas
empañadas de mis tÃmpanos
sorda eternamente el alma ya
del mundo
amortajada con un halo de música
caliente
hache de música, coraza
yo no puedo nadar en tu música
borracho de música
empozado en una ciénaga
cuando no puedo evitar el
remanso de tu música
11.
Antes de buscar las flautas de
tu voz por las rocas
recogiendo las plumas caÃdas
de los ecos
yo te buscaba entre la nada
o te esperaba entre las cosas
con tu tú para ti que aún no
eres.
Ahora que eres, fuiste,
eso basta
Todo tu pasado es posible
toda tú eres posible
ahora que eres cierta
No bastaba saber todas las
cosas
Si me preguntas qué eres
para mÃ, qué tengo para
darte,
puedo contestar,
no tengo miedo que no seas
la última cosa averiguada.
12.
Porque te pareciste desde siempre a un sueño
y sin vigilia ni espera te he encontrado
porque en ti claudica el vacÃo de una mano
y mi tú sin rostro toma el tuyo para un rezo,
Quiero callarte mi silencio viejo
para que mis palabras ya sin cosas
aprendan tus veces poco a poco.
13.
Y tú irás por donde sea
sazonada de adjetivos, pero irás
y me importa sólo un gesto tuyo
o más bien una mueca del silencio
irás sola de mÃ
O mejor dicho recordada desde mi soledad.
Ah! cuántos siglos en el instante
estuve asomado a tus ojos.
ciénagas de música
remansos de misterios
o aljibes o vasos.
Tú irás o mejor dicho: seguirás.
Y yo no pude cambiarte.
tus manos de miga de fruta
mariposas de barcos
tecleaban como gaviotas dóciles o silvestres
Yo te tuve una hora o algo asÃ,
pero verdad, sólo te supe y tuve tiempo
de soñarte.
de hacer miel en los panales de mi
alma con el polen de dos o tres palabras
Yo te tuve o te sentà mÃa con pocas cosas;
sólo para poder recordarte
para tener que olvidarte.
Esa hora tuya sin recuerdo tuyo
la guardaré yo solo
en tantas horas llenas de recuerdo.
Y tú seguirás recordada
porque el olvido siempre es posterior al amor
Sin haberme dado tiempo para no
equivocarte
dejándome con esa costumbre de tus cosas
cuando las vuelva a tener
y ese no saber exactamente cómo
eras
porque siempre me falta tiempo para
averiguarte.
14.
Quisiera asomarme a tu pecho
como a una jaula de reloj.
morder el eco de tu corazón que me llegue de lejos
desde un yunque campanario
como un tañido de palomas
Allà donde aletean las lejanas y profundas
costas de tus ojos
Yo te he mirado a los ojos
(ventanas al infinito)
he visto titilar tus manos
como pichones de piano
Yo quisiera asomarme a tu pecho por tu
mano
como un pájaro se asoma a la tierra por
el árbol
y beber las olas de tu corazón sacerdote,
herrero de hondado templo.
suavemente, lenta, vagamente
como una tibia onda de mariposa o
estrella
pero tu mano fugaz pasa, golondrina
de fruta
y queda sonando en mi sangre
como una lejana guitarra
15.
Tus rituales gaviotas de miga
bajan a las dentadas escolleras, telares
sólo tú sabes tejer en ellos
las lÃquidas túnicas de música.
Tú enciendes hogueras
incensas luces calientes
como vahos de música
y cae lentamente a mi alma
la mañana tibia derretida
como un humo de perfume
Yo por fuera como un faro de costas
solamente puedo bordar roncas palabras
como antiguos tallos secos sobre tus banderas
de sabor y de viento.
16.
Tú que eres más habitual que yo mismo
(yo solamente a veces; rescatado de los
ecos de los simétricos remedos)
Tú que tienes como todos,
de mÃ, lo que yo no puedo tener
17.
Aquella imagen que hospedaste un dÃa
Ese rostro que te engendraba un sueño
es el rumbo al que mi paso empeño
por que sea tu sueño el que solÃa.
Y ese tu amplio mirar en que cundÃa
mi verdad, como un profundo ensueño
es un aljibe en que mi sed despeño
Por volver a beberme todavÃa.
Han pasado otras aras por tu altar que intento
me olvidó tu fervor que me fue cotidiano
porque no recogà tu mano que era ofrenda.
Pero ahora te tiendo la mÃa y me arrepiento
por tantas horas de silencio sobrehumano
y espero tu vieja devoción como a una venda.
18.
Ese fervor de rezar melancolÃas
en que un mÃstico silencio me enmimisma
me sacia con la presencia misma
del ser que es oración dÃa tras dÃa
Porque acerca otras que ya fueron mÃas
a la hora solitaria que me abisma;
y del hábito mundano me desisma
como a un náufrago de la ola impÃa.
En el tibio fragor que me empecina
el tesón de regalar una tortura
se me vuelve el dolor bienaventura
y es bálsamo en mi humanidad mezquina
...Y tras poder con voluntad extraña
una presencia me acompaña
tácita...
19.
A ti que acechas atroz como la pesadilla
En cada recodo del profundo pensamiento
A ti que lenta y tibia eres tú misma lo que siento
Paz de mañana o inocencia silvestre de la ardilla
A ti que en el fragor del silencio eres la quilla
Que arredra la zozobra de mi ensimismamiento
y eres la misma dulce calma del limpio sentimiento
que ruega reza y ama pero que no se humilla
A ti que eres la cruz puesta al final de este calvario
Que das tu gesto a mi cotidiana paz de hablarte a solas
A ti que eres el pan sumido en el santuario
Donde hago la misa diaria del recuerdo
Quiero hablarte del incienso que el silencio inmola
Y agradecerte el diario fervor que al orar muerdo.
20.
A ti que eres mi fe de un ciego en una mano,
ilusión de la esperanza que va a dormir a un puerto
voluntad que resucita el músculo ya muerto
y que pone algo de Dios en el escombro humano;
A ti que eres el culto que vuelve a Dios pagano
Que te alzas porque te alzo hasta el celeste incierto
Que me das la convicción de que Dios al fin es cierto
Quiero llevar la ofrenda de un esfuerzo sobrehumano.
Más allá del templo inmenso y arbitrario
Está el silvestre rito del néctar y la abeja
Y más aún cerca de Dios: el barro o carne vieja
con que hacer un oficio infinito y bueno y diario:
"Alzas el vientre como una iglesia nueva
Y Dios sobre la tierra hace que llueva".
21.
Son tus versos
los que me hunden en
tus rincones y me vuelven a
tus esquinas
Son tus manos las que hacen
del viento una esscultura
y me rodean con tus nubes de
algodón
Es tu boca con garganta de
huracán hecho de pájaros
lo que se clava en mis entrañas
y me sangra por los ojos
y aún es tu ser el que emana
de mis te quieros de gusto
salado y olor a lluvia
22.
En tu sur occipital mis arrabales se clavan como raÃces que camino
tu sombra de savia me existe la sed que se deslaga en la vertiente
vivir es acortar un ciego una manera de alargar un ciego
pero los rostros van cayendo como la fruta en la tierra original que nos consume
mi buzo te está el silencio que azul tus manos
raÃces
manos de sed
desquicio de la hora sitial
en el ala que te tapa los suburbios de la sangre
andenes de sangre sienes de sangre
barro de sangre
centauro de vino y savia
luna de sangre
barro de fuego derretido
anillo
mineral que relámpago
el peregrino tenaz que ocupa el hambre.
amiga sur
caballo de silencio y barco
23.
un silbido como un alfil
oblicua punta que nos busca
24.
tu sangre suburbial que te anda en canto la sombra
gato largo
silbo de fuego frÃo
25.
...Qué decir de nunca.
con qué nombrar la nada
cómo decir silencio
o tomar el propio rostro del agua sin
romperlo.
Cómo decir,
mÃrame aquà regresado. sin haber
partido nunca.
Cómo decir te encuentro si no he partido a buscar
te. cómo decir, eras sin más asombro
de ser entonces también verdad.
cómo emprender el tiempo que empieza
en cada cosa cómo contener la historia que
se nos viene encima sin rompernos mañana sin vivirnos el nunca
de los que no sufrieron cuándo. Que
para un camino de siglos, de segundos inexo
rables, uno solo perdido es nunca; porque
casi es no.
26.
tal vez, porque todo tal vez una circunstancia
cualquiera no sea más que una condición
de que los dÃas integren la historia (cualquiera)
Pero creo que de las casualidades (los casos) nos
aferramos como náufragos para
subsistir a la nada, la terrible nada
de no tener testigos
Alguien que pretende guardar tu
testimonio que casualmente o porque
se llama jorge con minúscula y tiene un teléfono
te pide que lo llames: 4958127.
27.
la decisión de asumir un
momento, resuelve tÃteres
en hombres
todo porque tus manos me sugieren
pájaros de pan
28.
¿Amor?, sÃ, yo te diré lo que es amor.
ImagÃnate el alma como vena.
Amor es la sangre que va dentro.
Como el vino en el alma hecha botella.
El amor es una gota que está dentro de un lago;
el amor es la gota el alma es el agua.
El alma está toda hecha de amor,
porque amor, amor es alma.
El amor es eso que se siente cuando se ama.
Es como el incienso, el amor es una ofrenda.
Amor es la nube que llora en el triste.
Es un puente que nos ata como una cadena.
¿Lo ves ya?, es simple. Todo eso
es lo que significa. Eso es el amor.
¿Amor?, sÃ, yo te diré. Escucha atenta.
Amor es lo que siento yo.
29.
Yo siempre desde
un dÃa. llegado, Advenido como
tierra, la tierra convocada en
la raÃz primera. Entonces tú
entonces tu mano tu costado
tu soledad que ya tuviera nombre
y distancia si la lejanÃa.
Todo lo estaré como el súbito
sol total en el pez ciego de infinito
Todo lo surgiré inventándote
la piel como el huerto en un
labriego. Hasta nosotros en el mudo
trigal
como un leñador devastaré tu
soledad. Rostro por rostro que no
han sido silencio por silencio
costado por costado que sola. Inun-
daré tus recodos como un
sol completo por un túnel
como un sol que hacha
las sombras a los dos lados
de la cueva. Todo lo desmantelaré
como el invierno para abrazarte
de nieve caliente
30.
todos mis instantes
siempre cada vez
eterno porque el tiempo
mÃo
y yo ahora, un
estado de concien-
cia que creo que la
realidad es mi
vigilia
31.
la eternidad
no es en tiempo
32.
A la orilla de tu silencio como un pescador
cargo mi hambre en el hombro de la tarde como la sombra.
Tiempo atrás de tus ojos vas remando tu sangre por rostros
que ya no florecen en los muelles que andas.
Y yo en la misma tarde. Otra tarde en verdad
otra sigla otro fondo en cada espejo
otro silencio (como todos ajenas ordenándonos
los ojos en las caras)
acerco a tu tarde viajada de puerto sin tiempo
a tu tarde alta de lejanos púlpitos. mi tarde con barcos de otras tristezas
como un pescador. que
guarda el sueño de los peces
33.
Ya vienen las botas tapando
en los hormigueros los ojos de los
hombres que fueron testigos
la tierra es hombres secos
manos vueltas al beso inicial
tiempos y sitios distintos que ya
son lo mismo
Pero este regreso no es haber
tenido partidas
Ya vienen las botas de la profecÃa
sobre los hombres que ya no son
las cenizas
Suenan sirenas extrañas en los
puertos vacÃos
lloran algunos niños de historia atrasada
algunos ojos enormes comprenden y aceptan
al final de un camino que eso era el desvÃo
y mientras van desmantelando palabras
como las golondrinas de la última primavera
cierran como templos de Dioses desmentidos
uno por uno los extraños niños
y como el agua de la lluvia última
cerradas en el número infinito
todas las semillas que ya nunca frutas
emprenden la nada por los mil abismos
de los hormigueros que caen al nunca.
Una rama se quiebra bajo un pie desnudo
el primer acecho donde se abre un ciego
pregunta en la sed y en el hambre primeros
qué es esto a lo que empieza ya a llamarle mundo
Y sin saber que ya, es decir mañana
sin saber que estar es haber llegado
descubre sus manos al tomar la
rama
y se queda absorto contemplando el
barro.
Destapando miedos la primera
sombra
la noche primera todo dolorido
se vuelve redondo para achicar
el frÃo.
regresando al barro como buscando
abrigo
Huyó tanto ese dÃa se hizo tanto a su carne
que reconoce los ojos por la mañana y se abre
se toca los pies, es el primer niño
es el primer miedo se toca se toca
se alza como un pino se tropieza y cae
le duelen los pies se toca, no sabe
toma algunas plumas, toma algunas
hojas
son suaves, las pisa y ya no se cae.
Una rama se quiebra bajo algunas hojas
reconoce un punto, un sonido extraño que
no está en el aire
levanta la rama que pisó. como antes.
reconoce antes reconoce ahora
los pies no le duelen, se mira las botas
ya no mira el barro sigue hacia delante
34.
La noche queda doliendo.
Te cansabas de comerte los
prados del cielo
como un potro azul de silencio
alargándose la sombra de vacÃo
por el viento
volveremos a nosotros dormido
sin sal de la locura
como el pescador que olvida el
hada que le subió de las redes
35.
EL SILENCIO Y NOSOTROS
Las hormigas de mi boca te han marcado
por la espalda las venas de la tierra
han bajado a la sombra final buzos de sombra
para tragarse el silencio que te vive los vértices
de tu colmena más honda
Ya todo te lo vivà como el silencio, ala total
sin testimonio. Y sin embargo, aquÃ
me quedo como el labrador adherido a tus
tardes para seguir empecinando la savia
de la tierra madurar en una flor.
Nos ha entrado el silencio como a las casas
de los que han muerto lejos
En los nuestros erigidos se agrega la distancia
de otros tantos rostros. Y no nos dolemos
sin embargo que un árbol nunca ha sido
lejanÃas y nos quedamos, con las raÃces
clavadas en nosotros, como estamos
buscándote el otoño en el verano
36.
toca la nada con la punta de los ojos
como un ciego y me regreso sin
haber partido soy siempre la mitad
del camino cualquier parte de un
sitio que no tiene lugares
algo me naufraga me destina al silencio
37.
A veces vuelvo sobre mi propia sombra para
haberme sido. Todo lo estoy entonces
Redondo total testigo.
38.
Contigo visité mis dÃas destapando asombros
le agregamos al tiempo los lugares
existiendo los acontecimientos
Y allá en la sombra final que nos juntábamos reducÃamos a silencio el parapeto.
Todos los miedos nos guardaron.
y no tuvimos una segunda estrella
con que saber hacia dónde.
Contigo poblé el nosotros como una
ciudad vacÃa en espera.
Allà nos asumÃa el barro la historia de
testigos.
39.
Contigo anduve los dÃas del nunca
de la mano de tu silencio todo lo presentÃa
como en el miedo
Yo tenÃa tu esencia pero te tanteaba en la
realidad con mis maneras cotidianas de
ser ciego
Todo lo fui candado tachando bocas
en un laberinto y llegué a ti como el
agua obligatorio y sencillo como la lluvia
en los hormigueros.
Entonces acomodamos la historia sobre la profecÃa.
40.
Como un águila de silencio
la sombra.
41.
Para llegarte, todos los dÃas de la
imaginación de Dios lo romperé todo
clavaré tus manos en el barro morderé tus
sombras como la carne
desquiciaré los candados de tu
cuello hasta emergerme tu grito
hasta obligarte la raÃz que me existas
y luego pisarte los ojos para
desexistirme porque ya nada
importará sino la nada después
de un testimonio que siempre buscará
un testigo.
42.
Creo que descubrà que en mà la
necesidad de escribir es en función de no perder-
me el rastro de mà mismo.
43.
náufrago
una isla
en un no tú empieza la soledad de un náufrago
44.
Ésta es la primera certeza que tienes de mi
silencio.
45.
Himno al silencio
Pájaro de espacio que late la sombra
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
MAHOMA
-
- Mensajes: 66
- Registrado: Dom Ago 03, 2008 10:38 pm
- Ubicación: Mar del Plata
- Contactar:
Continúa
Continúa.
Continúan los poemas, Dios mediante.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Continúan los poemas, Dios mediante.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
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Ave de música latida en luna
Ave de música latida en luna
POEMAS
1.
y aquà estoy nombrando cosas
que no nombras y eres
porque tu rostro sirve para mis
manos
y a este hueco sonoro que tiene
tu nombre
le crecen palabras en la
primavera
2.
has caÃdo a mi garganta para
mi voz sin cadenas
por eso tu albedrÃo está en mis
alas y mis velas
y puedo gritar
3.
asómate a mi voz
como a una rama donde están preparados
ya todos los veranos
todas las palabras hacen el silencio
como una tierra marina
donde mi insomnio echa redes
de campana
asómate a mi voz
como la última lluvia
total sobre la tierra
mi garganta de semilla se
desquicia
grito de flor en el cuello de la tierra
todo será dicho sobre ti
asómate a la tierra
a beberte mis veranos de voz baja
mi silencio de caña se destapa
como un espejo
esperando los dedos que eres viento
para que abras mis palabras
como un testigo
4.
hoy el viento me lava tus horas
la lluvia alarga sus dedos sobre mi cara descalza
trigo de plata uncido
al camino del otoño
asà me voy
alargando la espalda
y no importa el rastro por delante que será
5.
háblame doblado el dÃa
que toda mi tierra te reclama
vendrás a cantarme
con tu estrella hueca
con la Ãntima guitarra de la entraña
y a untarme en las manos un
sabor de lejanÃa
6.
si tu pecho es una proa
cuando el mundo arrecia
venceremos juntos
no te detengas entonces
cuando griten
que siempre vendrá un dedo a señalarnos
y te dirán aquél es como el ave
que no tiene rumbo
y te dirán que no tengo raÃces
y te acosarán
como el mar
obstina a lo que empuja sobre
las rocas el naufragio
todo lo dirán de nosotros
pero yo que creo en ti te guardaré
de verdad
7.
toma mi grito como un barco
tú tienes un arco
en la garganta
para levar anclas en la flecha
y liberar la paloma de tu alma
8.
a la deriva del silencio
como la lluvia destapa las gargantas
de la tierra
me recorro las palabras
hoy
sobre tu tierra viva
se me cae una palabra muerta
pero el perdón es una flor
más alta que los ojos
9.
tú no sabes cómo sólo tengo la luz
yo a veces busco tu recuerdo
para encenderle a mi silencio una lámpara
despido mi último verano
y no vuelvo la cabeza hacia ninguna golondrina
pero esta tarde
suelto el pez de mis manos
para buscar el rumbo de mi silencio olvidado
sÃ
es cierto
te canta la sangre
su canción de tarde
te enciende el rezo la azul melancolÃa
pero ya todo el acecho asomado
se retrae
para guardarte sólo
como un ara
basta tu recuerdo
ahora
tal vez una manera de olvidarte
10.
vuelve al templo el fervor perdido
ya no soñará
la paloma de la altura
que se alaga sobre playa solitaria
esta tarde
esta tarde de vino se me clava
como se me clavó tu rostro al medio
del lejano sueño
ya no será mÃa aquella canción sin ruido
aquel buzo que fui a buscar en tu mano de campana
11.
en los suburbios de tu sangre
donde las cenizas del vino son
pájaros que
perdieron la altura
andén de espera sin distancia
tu corazón queda
como un puerto sin partida
yo tengo tu albedrÃo de
ciego mientras el mundo postergado
ojos atrás del
vino que te empuja
leva anclas
más allá de
la niebla
y más acá
de un templo
dimitido
12.
mi cabeza
todo el mar degollado ave de música latida en luna
sobre tu pie marino raÃz de pan pájaro dormido
tañerá el hambre mineral que te tierra
desde la música que se derrite en tus manos
hasta el campanario que silencio a caracol
en el águila de trigo
en la arista de dolor que te afila las esquinas
recodo inmemorial el muelle sin partida
andenes de sangre cortada en piedra
el ciego de cerrojo apila manos de silencio
en la garganta que te ultima en sombra
13.
llegarán un dÃa mis pájaros
a poblarte el beso
poniendo más allá la lejanÃa
de un diluvio cualquiera
¿qué podrá consumirnos las
distancias entonces
que hemos hallado todos los sitios
donde podÃamos buscarnos?...
y el mundo se abre a nuestros
pies como una fruta caÃda
asumida o invadida
por las hormigas
el viento nos lava el beso
y más de dos hormigas
mueren bajo nuestros pies ciegos
y no somos asesinos en verdad
y somos
la horda seglar
de que hablan algunos
viejos que se emborrachan
en los hormigueros
y cuentan de los cÃclopes pasados
¿quién nos alcanza el beso
aunque se emborrachen
los hombres y las hormigas
vayan a la guerra y a los
cementerios?
¿quién nos amará como
nosotros que hemos inventado
el amor o lo hemos encontrado?
14.
aquà eres
yo que te existo como
un espejo
y voy a ser a veces sobre
tu cristal
porque seremos recién en
el testigo
voy siendo mi parte de
nosotros
que podemos tantas presencias
15.
ah! tu pozo volcado
cerrojo de infinitos
donde guardas
la locura tan oportunamente
cuerda
pozo hacia fuera
hacia el cielo
16.
no volveré por mis palabras
ni a buscarlas
ni como un barco que vuelve a ayer
mordiendo la cuerda que se fue a sà mismo
que dejó a la espalda
no volveré
un dÃa partido
partido cada dÃa
porque partir es mañana siempre todavÃa
no voy hacia la palabra que diré
aunque pase por mà tantas veces
17.
te pude
ahora yo
amiga mÃa
el sueño fue
quiero beberte la voz
agua de fuego
lluvia trigo de música
18.
inviolable hermetismo encascara mi mente
cárcel corpórea de etéreo prisionero
19.
la paz de piedra inmóvil
el pensamiento ágil
la paz de goma ágil
el pensamiento quieto
20.
una misma velocidad
dos ritmos diferentes
objetos diferentes
un mismo ritmo
velocidades diferentes
tiempo diferente
21.
tú emites mi silencio
tú profieres este alarido de silencio
tú callas
ya no sé dónde quedan las
ventanas
...hace tanto tiempo
que es de noche... hace tanto
que no llaman a la puerta...
es que ya no hay pájaros ni sol?
hace tanto que no
vienes a avisarme dónde
está la piel del silencio
que me siento mezclado
con él
y no sé dónde termino
ni dónde empieza mi soledad
como si yo
vuelto silencio
también
fuese una isla de agua
un náufrago de agua
brutalmente de agua
que nadie puede salvar
tú profieres esta oscuridad
tú callas
tú faltas
tú no llegas
tú te diluyes
como el humo
como una palabra sólo sospechada
te quedas
como un atroz frÃo
de ceniza contra los recuerdos
contra mi alma que ya
no se parece a nada
porque ya hasta te equivoco
con una imagen llena de cosas
viejas
elena de mÃ
que he quedado detenido
allá
desde donde tú profieres
mi silencio
como una luna negra o
quemada
tú profieres esa luz
donde no puedo ver las caras
de las palabras
y tu nombre
sido muchas más veces
que tú
que ya te ha dejado atrás
sirve como una luz ronca
para acrecentar las
sombras de mi silencio
22.
la noche tiene náufragos peregrinos que silban
regresos
sabor a derrotas y locura por la boca
alas derretidas de bajados besos
23.
yo que yo
con el ser sin deuda
tengo colores y cosas en las veces
acudido al asombro
naturalmente
de mi aquà siempre mi
aquà sobre cualquier ahora
siempre mi ahora sobre
cualquier aquÃ
yo que yo
siempre
24.
las horas me trasponen
andar es ponerme la historia
en los costados
desde ti encuentro el rostro
del costado
la mano de las manos
25.
el ojo boquiabierto
se detiene lentamente
como un pez
echado a andar en el intiempo
¿qué creÃas acaso
que el silencio no tiene molinos?
el silencio pasa por mis manos
y me mueve el trigo
el ojo boquiabierto
en una actitud de infinito
se espacia de vacÃo
¿creÃas que el silencio no tiene
testigos?
alguien será el último muerto
(o vivo)
el silencio empezó con las palabras
26.
para llegarte
todos los dÃas de la
imaginación de dios lo romperé todo
clavaré tus manos en el barro morderé tus
sombras como la carne
desquiciaré los candados de tu
cuello hasta emergerme tu grito
hasta obligarte la raÃz que me existas
y luego pisarte los ojos para
desexistirme porque ya nada
importará sino la nada después
de un testimonio que siempre buscará
un testigo
27.
quiero en ti las catedrales
las raÃces afanadas en la tierra
la lluvia innumerable sobre el techo
o la devoción telar de las abejas
todo lo quiero en ti
cisne y buena y lejanÃa
pero no quiero la distancia
en cambio
quiero por ejemplo
ahuecarte un caracol en las entrañas
donde el mar se quedó guardado y canta
y quiero beberte los ojos extendidos desde el pelo
(como un largo pájaro de sombras)
hasta las manos de ojos cerrados dulcemente
quiero guardarte también y que me guardes
más acá de la distancia el sol no tiene invierno
por eso quiero quedarme
y quiero hacerte en la cintura
el camino del beso
nómade azul el beso peregrino
que baja desde el pecho de pan o de vino
hasta el musgo en los rincones de la herida o la trinchera
todo lo quiero amor
todo contigo
desde el dÃa en que ya nunca no serás
desde el dÃa en que siempre ha encontrado ya el principio
todo lo quiero ahora
ahora amor que te he aprendido
que he enjuagado mis manos en tus dedos
y se ha limpiado la tristeza de los ojos
con la tristeza nunca más
que yo lavé en tus ojos buenos
28.
y mi beso aprenderá a amanecer y a ponerse
en el labio horizontal de tu cuerpo como el sol
tu latido marino
mi boca te atrapará como el grito seco y vacÃo
te atrapará en la ferocidad de la luna
en la taquicardia del mar
el mar
y tu corazón campanario
aleteando en la agonÃa de la locura
y tu Ãntimo bocado de mis lanzas
29.
muéreme
como un espejo cerrado me niega un
testimonio
como volver para saber quién soy
y encontrar ciegos a todos los que me vieron partir
muéreme
como un espejo cerrado se abre tal vez hacia
otro lado
muéreme como tal vez espero como un rostro
vacÃo en un espejo
que me vuelvas sobre mà mismo
para recogerme los ojos que quedaron del lado
de la imagen y no de el del cuerpo
muéreme pero regrésame
que me espero en ti para seguirme
por tu testimonio
como hallado un abierto entre los ciegos
30.
cuando se alarga el tedio meticuloso de los escaparates
y el oficio es un paulatino y absurdo pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco
y un ojo final definitivo
volcanes de música
enarbolado
en ristre
lanza
fusil
alba fundamental
agua de acero
31.
mi piedra de pan
tigre de niño
camina las venas de la tierra sin venas
está haciendo caminos
o se queda como un muelle
a la espalda de los que se van
mi tigre de pan
anda viviendo hormigas
mi niño de piedra
pone la nuca
(todo nuca el ciego redondo de la piedra)
para mirar la lluvia
como miran el nunca
los cerrojos de los muros sin puertas
32.
de todos los nunca que nos dan el tiempo
porque el tiempo es nuestra pobreza de eternidad
en el azar de las cosas que no tienen veces
yo
como deponiendo mi nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la fantasÃa
pasé tildando un instante de otro tiempo distinto
como el que no pasa a buscar actitudes estáticas para
hacer mover las cosas
como el que queda en el Ãntimo infinito de los muertos
en la quietud absoluta del silencio sin lÃmites
33.
cuando pueda con la última garganta de mis manos
rayar el cielo más hondo
tierra abajo de todas las cosas
escrutando la última sombra
el número embrional sin antes
como un ateo destapando los escondrijos
de dios
cuando haya levantado el último sitio
y pueda decir la nada entonces
cuando todo el tiempo haya sido veces
y entonces la eternidad y el infinito
sean en absoluta quietud de un
instante
cuando haya atestiguado
todo como la mutua realidad de
cinco sentidos y todas las cosas
si no me apago como se desvanecen
los rostros de los sueños
si no me detengo en el inexorable
vacÃo de una imaginación que ya
no me exista
y si el tiempo en realidad ha sido veces
qué me quedará para dudar o creer a
dios?
34.
el pasado aroma mis recuerdos
mis recuerdos aroman mi memoria
35.
sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro
sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras
36.
he estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huÃa desfondado hacia la sombra
yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas
pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros
abajo de un poco tu ceguera cada dÃa
recogà mi anónimo redondo averiguado
ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraÃdo de la tierra
con palabras extrañas
que no entiendas
37.
los brazos de las olas vociferan su debatimiento y se
sumergen en el pecho en el instante incomprensible
del sueño
el mar duerme en cada instante
ya tenga uno de horas
sacado del sueño de su ola
nota despertando en cada instante de su
quietud la inquietud de un instante nuevo para
mis ojos aún acostumbrados al instante viejo
y
entre cada dos instantes mil instantes para que
el instante llegue al instante
38.
en tu estirpe de tierra
mis campanas romperán como los duraznos
tu mano sangrará gorriones de barro
barro de sangre
tu mano cÃclope en el vientre
allà vivirán mis ojos
(como el alma de la luna
que está loca)
como una luna quemada
que guardó antes de la tormenta
su razón en tus guaridas
perdóname
perdona mi hombrÃa
no pude sernos
el hijo sin sangre
no pude sernos el hijo
sin sangre
en la frente de tus manos
techo de madera y leche
mi beso se arrodilla
como un árbol
un rey
tributo sobre la tierra
por tanta saciedad recogida
ahora
la historia nos espera
los rostros nos repetirán hasta diluirnos
los rostros acechan en el tiempo del hijo
ven madre
amiga de mis manos
nosotros
a ungir de dios mi silencio vacÃo
tu silencio sobre el mÃo
es vigilia y plenitud
fuimos de la mano hasta tu vientre
y no tuve miedo (sino dios) de la eternidad
tuve dios amiga
yo también he creado
tu telar guarda mis manos
como la tierra gira por los árboles
y los cementerios
como si todo fuese lÃquido
y los lugares en proporción
sólo fueran en el exterior que es
una vasija
asà gira todo dentro de nosotros
yo dentro de mÃ
que fijamente soy sólo yo
mi afuera
las veces de los otros
dame tus manos
raÃces
pájaros
libertad y
libertad
39.
y el beso viceversa que es nosotros o tú desde los dos
40.
elena
las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda
como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas
yo te dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
para ti que fuiste como
mi dios
41.
entonces
medÃamos el mundo con palabras
ahora
parados en la punta del amor
como en un muelle
echamos las manos a la vida
42.
el nocturno corazón de sótanos ahora vive
en la mañana como un murciélago que despertó
paloma
43.
yo que me empujo con navajas y me llamo con sirenas
veo pasar a los que caminan hacia el horizonte
44.
oración por los que nunca rezan
dios...
alguien que rece por mà que no lo hago nunca
45.
si he rezado
después de haber gritado y dicho tanto
he logrado la voz
46.
vendrá la noche y tendrá tus ojos descalzos
acorralados de sombras contra el espanto
(una sola sombra no vencida
es la duda de estar ciego)
sÃ
vendrá la noche y tendrá tus dulces batallas
los tiernos cementerios y los surcos de sangre
ésas son tus cenizas
vendrá la noche o irás
la soledad es siempre dos
y partir o quedar
qué más da
los ojos vacÃos a la espalda
la soledad es una cuando empieza
¿quién la nombra si no tiene principio?
solo
quedado solo
por eso vendrá la noche
con su música vacÃa a clavarte espacios
en los lentos lugares
llevar la cuenta es imposible entonces
cinco veces ciega y un solo bajo dolor
cómo contar el camino
cómo nombrar las certezas?
vendrá la noche y tendrá tus hogueras
quemará tus cotidianos hechiceros
asà se suicidan tus manos
honda y lúgubre raza de pájaros sin raza
donde son palomas no han sido o ya no
por eso las ventanas con cerrojo
son el dolor de un muro sin pausa
ya no son
ya no soy
y tú mueres
a noche mueres
cuando el silencio arrecia
y la distancia es un lugar infinito alrededor
y el infinito ya no tiene números
donde morir
sobre la noche echa a volar
las mariposas de tu sangre
para envenenarte con bocados de noche
hasta que haya venido del todo
como la diaria muerte nocturna
que termina en la mañana cotidiana
47.
tus manos latirán
como los pájaros que esperan la raza
en el trasbordo ritual de los diluvios
pero llegará la paz al beso
y un rumbo para la libertad
que nos está buscando
ven grita conmigo
descalza como la tierra
echa a volar tu pájaro total
tu pan tu molino tu espiga
cisnes por fin
tascando las tormentas
como una nave
que late el mar
como tú amiga mÃa
baila baila baila
el viento se ha hecho para ti
árbol en libertad
levanta tu raÃz muerde las
nubes con las manos
que yo besaré tu locura mientras tu luna
amiga
amor
te azuza el mar
que llevas dentro
48.
quiero hacerte un nido largo
que te baje por los ojos a la tierra
que se enrolle y cante por la savia
de la fruta doble que te bifurca el pecho
quiero remar en tu sangre como un náufrago
como un centauro
sobre tu corazón ya desbocado
para llegarte hasta la luna grande
que te subleva la marea de las venas
y quiero que mis manos vivan en tus vértices
amigas de la sombra y tu silencio tanto
y quiero hundirme como un torrente
por tu garganta a media asta
que es un pasillo largo hacia mañana
y descubrir la herida anterior de la espada y la batalla
con la feroz ternura de los barcos
que parten a tu vientre
y quiero bajarte como un buzo
hasta el telar del medio
donde guardas un espejo para
alguna primavera
y subirte por el camino de la fruta
hasta caerte por el pelo que no he mordido nunca
y quiero trepar como las enredaderas
por tus pies de pan y de raÃz sin beso
buscándote las tumbas y el verano
para nadar hasta la orilla de tu muerte conquistada
y quiero olvidarme cualquier cosa
y que nos baste con morder el beso
o empeñar el insomnio en tu agonÃa
para despertarnos más allá de todo
con el olor vegetal que nos crece por los dedos
y las manos juntas subsistidas
en la húmeda dulzura a la batalla
49.
te clavaré las manos
el pájaro inicial que no se encuentra el ojo
un diluvio
el viento numerado por el ala
de algún viajero volveré sin saber que vengo
volveré
a descubrir lenguajes que me testimonian
pero no me regresaré
por donde las manos tapo
en tu tierra
en tu tierra última
donde estás la sombra o la luz
completada
y el silencio
o la palabra total definitiva
no me regresaré
porque ya no me
como al que ojo
como al que sitio y vez
porque ya me tú
para siempre
para nosotros
como venir es un regreso de no saber de
dónde
en el último andén del tiempo
innumerado
50.
te viviré una araña sin raza ni asesino
51.
sobre ti descubro que el amor
lo llevo adentro
es tan fácil amar...
basta aprender la gente
somos amor
y largos ratos silencio
olvidos partidas
rostros nuevos
y un amor largo
como un rÃo
que pasó por un hombre
en cada aldea
52.
se cierran las puertas de los dÃas
mañana es un infinito que se acorta
el mundo va capturando la historia
los dÃas fijados ¡ya los dÃas!
el nunca pierde circunstancias
acorralado desde lo existido
hacia el tal vez sin certeza que no ha sido
sobre la verdad puntualmente verdadera
53.
escribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy
tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras
54.
tantos tiempos hay en un mismo tiempo
tiempo de tantas cosas
y sólo una cosa nos dice hace mucho y tan poco
55.
¿cómo haberte olvidado
si conocerte fue aprender que mi alma existÃa por afuera también
(sin necesidad de serme)?
¿cómo olvidarte si toda tú nunca
no eres nada nuevo sino yo mismo que me vengo por las cosas
¿cómo si eres la única certeza de que todo lo que veo y siento
no es mi delirio
cómo si eres mi fantasÃa más real?
¿o tal vez aprendà en un segundo
la eternidad de haber sido siempre
tal vez me descubrà el alma por ti
como entendà que no era ciego
en la primera luz?
56.
nada es partido si no tiene rumbo
porque ir implica un donde
por eso un canto a nadie es como un silencio
un pozo se guardó las estrellas antes que el cielo se apagara
nada canto tus nunca
entonces ya no me importó decir algo que no fuera nuevo
ya no era vital romper sistemas
o inventar nada
para poder caber un nombre que yo también inaugurase
abolir costumbres
y la costumbre de abolirlo todo
si es cierto que los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio
pero desusarlo todo por temor a bajarme del tiempo
como si repetir fuese quedar
57.
tus pies tienen flores en el camino
lámparas en la noche
manos y lámpara a la hora del ciego
tus pies tienen raÃces en el camino
tienen testimonio
y tu historia
pasan rÃos de guerra y hombres y cementerios
pasan vientos de cantos
de manos calientes y ventanas
pasan púlpitos a oÃrte y señalarte
pasan lámparas de sombras y estrellas vacÃas
pasa
y yo apenas en un dÃa sin nombre y sin número
sin la sorpresa de ser
sin el asombro de somos
en un dÃa sin historia o deseternidad
(como los de las cosas que buscan encontrarse
desde alguna parte o desde mañana)
paso con mi ventana ante la tuya
sin frenar todo lo que nos está humanos
y apenas sabemos que nosotros
que aceptamos
que nos debatimos en el naufragio cotidiano
más allá o acá o más a tiempo
y mundo de un dÃa que no existe
entonces aceptamos otros rostros
la distancia
como siendo más dulce esperar para otra historia
porque mis pies tienen espalda y frente
y semillas y sangre
y testimonio y mi historia
pero donde no nos encontramos
donde sabemos que nuestra diariedad no nos hallará jamás
como buscando con ojos de lenguaje diferente
y carne de una dimensión distinta
tal vez con la única verdad que es el silencio
la profunda mano tendida en una mirada sin carne
que a veces emerge de sitios donde no estamos
o de la nuca
sabemos que nosotros
en una espera que nos hallará
más allá de todo
58.
recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes
59.
qué más da si parto o si llego
si soy o me imagina
¿qué es una lÃnea a partir de nada?
¿qué importaba entonces
saciar mi vez en dos?
me sentà transparente como una hache
60.
tu voz esbelta
tallo de gaviota y luna
manantial
mana de la entraña del
silencio
como una flor crecida de la
arena o un pino de fuego
proferido por el agua
61.
como la flor (luna de sangre)
y el pasto
como la rama de espinas
y el pájaro
como tu voz y la mÃa...
pienso que puedo ahuecarte las
manos
62.
un dÃa
amor
será cierto
y el mundo se inundará de música
porque el sol amanecido será un
pájaro gigante
equivocado sobre el canto que hallaremos
juntos
63.
desde tu altura busco la sombra
visceral de tus
aljibes
64.
DUDAMOS
porque el mundo es cada uno de nosotros
como millones de tal vez fantasÃas
sincronizadas y puestas de acuerdo
como un lenguaje que más allá de los sÃmbolos
es irrepetible
entonces
no somos egocéntricos
o el punto de vista o el centinela
el testimonio
en realidad la única
realidad
(tantas veces) de las cosas
65.
cierro los ojos para pensar tu imagen
entre pasillos de niebla
creces
como se puebla de cantos el silencio
entonces el que crecà por dentro
cierro los ojos para existirte
como ciego
la tierra en el ojo completo
de la sombra infinita
66.
búsqueda de la verdad o de cualquier
otra cosa que nos haga dudas la
posibilidad de haber sido diferente
67.
no estaba preparado para la luz y no resistió
desnudarse la ceguera
se metió en una plaza de luz un ciego
y lo acribillaron
68.
nievan cenizas de música sobre el alma
incidencia
si hay algo que decir de mà que sea esto
y además que te busqué por las palabras
tanteando como a dios entre los sÃmbolos vacÃos
como esperando algo entre mis restos
hasta que la palabra o la imagen que se abra
en el vano espejismo de haber lo que no es mÃo:
ahora que nosotros
ahora que nosotros nos estamos
ahora que nosotros nos estamos emprendiendo
como el verano por las manos de los árboles
ahora que nosotros por las manos
nos nosotros hasta el Ãntimo relámpago
ahora
amiga
estrella
que nos vamos
que nos vamos mucho más
que nos vamos mucho más
de
quedar como quedamos de testigos
ahora amiga que lo digo
que lo digo por quedar
ahora que quedamos mucho más
como queda mejor lo
que ha partido
ahora amor abeja
ahora que asumimos
ahora que asumimos el polen de estrellas en
la sangre
ahora
ahora que tú
ahora que tú
colmena y casa
ahora que tu colmena destapa los rostros
de mis astros
ahora que retomo algún primer camino
ahora y siempre que me existas en el hijo
que se diga de mà lo que yo digo
que se diga amor colmena labrador y amigo
ahora que tú que tus cerrojos
ahora que la tierra
porque siempre es el tiempo que nos venimos
desde ahora que nosotros
(ahora que en un rostro doble somos
dos lo mismo
mucho más atrás de nosotros)
69.
tú que tienes los defectos más hermosos
del mundo:
mi tristeza más dulce
mi soledad más buena
70.
abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrÃculo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después
todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio
71.
ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra
72.
estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron dÃas
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacÃo que voy
73.
en las sienes de la noche se desmoronan los trenes
en el azul silencio del cielo tiritan grillos de plata
yo camino recogiendo la poesÃa en cada cosa
para vivÃrtela asà como me viene
para irte el amor que se desata
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
POEMAS
1.
y aquà estoy nombrando cosas
que no nombras y eres
porque tu rostro sirve para mis
manos
y a este hueco sonoro que tiene
tu nombre
le crecen palabras en la
primavera
2.
has caÃdo a mi garganta para
mi voz sin cadenas
por eso tu albedrÃo está en mis
alas y mis velas
y puedo gritar
3.
asómate a mi voz
como a una rama donde están preparados
ya todos los veranos
todas las palabras hacen el silencio
como una tierra marina
donde mi insomnio echa redes
de campana
asómate a mi voz
como la última lluvia
total sobre la tierra
mi garganta de semilla se
desquicia
grito de flor en el cuello de la tierra
todo será dicho sobre ti
asómate a la tierra
a beberte mis veranos de voz baja
mi silencio de caña se destapa
como un espejo
esperando los dedos que eres viento
para que abras mis palabras
como un testigo
4.
hoy el viento me lava tus horas
la lluvia alarga sus dedos sobre mi cara descalza
trigo de plata uncido
al camino del otoño
asà me voy
alargando la espalda
y no importa el rastro por delante que será
5.
háblame doblado el dÃa
que toda mi tierra te reclama
vendrás a cantarme
con tu estrella hueca
con la Ãntima guitarra de la entraña
y a untarme en las manos un
sabor de lejanÃa
6.
si tu pecho es una proa
cuando el mundo arrecia
venceremos juntos
no te detengas entonces
cuando griten
que siempre vendrá un dedo a señalarnos
y te dirán aquél es como el ave
que no tiene rumbo
y te dirán que no tengo raÃces
y te acosarán
como el mar
obstina a lo que empuja sobre
las rocas el naufragio
todo lo dirán de nosotros
pero yo que creo en ti te guardaré
de verdad
7.
toma mi grito como un barco
tú tienes un arco
en la garganta
para levar anclas en la flecha
y liberar la paloma de tu alma
8.
a la deriva del silencio
como la lluvia destapa las gargantas
de la tierra
me recorro las palabras
hoy
sobre tu tierra viva
se me cae una palabra muerta
pero el perdón es una flor
más alta que los ojos
9.
tú no sabes cómo sólo tengo la luz
yo a veces busco tu recuerdo
para encenderle a mi silencio una lámpara
despido mi último verano
y no vuelvo la cabeza hacia ninguna golondrina
pero esta tarde
suelto el pez de mis manos
para buscar el rumbo de mi silencio olvidado
sÃ
es cierto
te canta la sangre
su canción de tarde
te enciende el rezo la azul melancolÃa
pero ya todo el acecho asomado
se retrae
para guardarte sólo
como un ara
basta tu recuerdo
ahora
tal vez una manera de olvidarte
10.
vuelve al templo el fervor perdido
ya no soñará
la paloma de la altura
que se alaga sobre playa solitaria
esta tarde
esta tarde de vino se me clava
como se me clavó tu rostro al medio
del lejano sueño
ya no será mÃa aquella canción sin ruido
aquel buzo que fui a buscar en tu mano de campana
11.
en los suburbios de tu sangre
donde las cenizas del vino son
pájaros que
perdieron la altura
andén de espera sin distancia
tu corazón queda
como un puerto sin partida
yo tengo tu albedrÃo de
ciego mientras el mundo postergado
ojos atrás del
vino que te empuja
leva anclas
más allá de
la niebla
y más acá
de un templo
dimitido
12.
mi cabeza
todo el mar degollado ave de música latida en luna
sobre tu pie marino raÃz de pan pájaro dormido
tañerá el hambre mineral que te tierra
desde la música que se derrite en tus manos
hasta el campanario que silencio a caracol
en el águila de trigo
en la arista de dolor que te afila las esquinas
recodo inmemorial el muelle sin partida
andenes de sangre cortada en piedra
el ciego de cerrojo apila manos de silencio
en la garganta que te ultima en sombra
13.
llegarán un dÃa mis pájaros
a poblarte el beso
poniendo más allá la lejanÃa
de un diluvio cualquiera
¿qué podrá consumirnos las
distancias entonces
que hemos hallado todos los sitios
donde podÃamos buscarnos?...
y el mundo se abre a nuestros
pies como una fruta caÃda
asumida o invadida
por las hormigas
el viento nos lava el beso
y más de dos hormigas
mueren bajo nuestros pies ciegos
y no somos asesinos en verdad
y somos
la horda seglar
de que hablan algunos
viejos que se emborrachan
en los hormigueros
y cuentan de los cÃclopes pasados
¿quién nos alcanza el beso
aunque se emborrachen
los hombres y las hormigas
vayan a la guerra y a los
cementerios?
¿quién nos amará como
nosotros que hemos inventado
el amor o lo hemos encontrado?
14.
aquà eres
yo que te existo como
un espejo
y voy a ser a veces sobre
tu cristal
porque seremos recién en
el testigo
voy siendo mi parte de
nosotros
que podemos tantas presencias
15.
ah! tu pozo volcado
cerrojo de infinitos
donde guardas
la locura tan oportunamente
cuerda
pozo hacia fuera
hacia el cielo
16.
no volveré por mis palabras
ni a buscarlas
ni como un barco que vuelve a ayer
mordiendo la cuerda que se fue a sà mismo
que dejó a la espalda
no volveré
un dÃa partido
partido cada dÃa
porque partir es mañana siempre todavÃa
no voy hacia la palabra que diré
aunque pase por mà tantas veces
17.
te pude
ahora yo
amiga mÃa
el sueño fue
quiero beberte la voz
agua de fuego
lluvia trigo de música
18.
inviolable hermetismo encascara mi mente
cárcel corpórea de etéreo prisionero
19.
la paz de piedra inmóvil
el pensamiento ágil
la paz de goma ágil
el pensamiento quieto
20.
una misma velocidad
dos ritmos diferentes
objetos diferentes
un mismo ritmo
velocidades diferentes
tiempo diferente
21.
tú emites mi silencio
tú profieres este alarido de silencio
tú callas
ya no sé dónde quedan las
ventanas
...hace tanto tiempo
que es de noche... hace tanto
que no llaman a la puerta...
es que ya no hay pájaros ni sol?
hace tanto que no
vienes a avisarme dónde
está la piel del silencio
que me siento mezclado
con él
y no sé dónde termino
ni dónde empieza mi soledad
como si yo
vuelto silencio
también
fuese una isla de agua
un náufrago de agua
brutalmente de agua
que nadie puede salvar
tú profieres esta oscuridad
tú callas
tú faltas
tú no llegas
tú te diluyes
como el humo
como una palabra sólo sospechada
te quedas
como un atroz frÃo
de ceniza contra los recuerdos
contra mi alma que ya
no se parece a nada
porque ya hasta te equivoco
con una imagen llena de cosas
viejas
elena de mÃ
que he quedado detenido
allá
desde donde tú profieres
mi silencio
como una luna negra o
quemada
tú profieres esa luz
donde no puedo ver las caras
de las palabras
y tu nombre
sido muchas más veces
que tú
que ya te ha dejado atrás
sirve como una luz ronca
para acrecentar las
sombras de mi silencio
22.
la noche tiene náufragos peregrinos que silban
regresos
sabor a derrotas y locura por la boca
alas derretidas de bajados besos
23.
yo que yo
con el ser sin deuda
tengo colores y cosas en las veces
acudido al asombro
naturalmente
de mi aquà siempre mi
aquà sobre cualquier ahora
siempre mi ahora sobre
cualquier aquÃ
yo que yo
siempre
24.
las horas me trasponen
andar es ponerme la historia
en los costados
desde ti encuentro el rostro
del costado
la mano de las manos
25.
el ojo boquiabierto
se detiene lentamente
como un pez
echado a andar en el intiempo
¿qué creÃas acaso
que el silencio no tiene molinos?
el silencio pasa por mis manos
y me mueve el trigo
el ojo boquiabierto
en una actitud de infinito
se espacia de vacÃo
¿creÃas que el silencio no tiene
testigos?
alguien será el último muerto
(o vivo)
el silencio empezó con las palabras
26.
para llegarte
todos los dÃas de la
imaginación de dios lo romperé todo
clavaré tus manos en el barro morderé tus
sombras como la carne
desquiciaré los candados de tu
cuello hasta emergerme tu grito
hasta obligarte la raÃz que me existas
y luego pisarte los ojos para
desexistirme porque ya nada
importará sino la nada después
de un testimonio que siempre buscará
un testigo
27.
quiero en ti las catedrales
las raÃces afanadas en la tierra
la lluvia innumerable sobre el techo
o la devoción telar de las abejas
todo lo quiero en ti
cisne y buena y lejanÃa
pero no quiero la distancia
en cambio
quiero por ejemplo
ahuecarte un caracol en las entrañas
donde el mar se quedó guardado y canta
y quiero beberte los ojos extendidos desde el pelo
(como un largo pájaro de sombras)
hasta las manos de ojos cerrados dulcemente
quiero guardarte también y que me guardes
más acá de la distancia el sol no tiene invierno
por eso quiero quedarme
y quiero hacerte en la cintura
el camino del beso
nómade azul el beso peregrino
que baja desde el pecho de pan o de vino
hasta el musgo en los rincones de la herida o la trinchera
todo lo quiero amor
todo contigo
desde el dÃa en que ya nunca no serás
desde el dÃa en que siempre ha encontrado ya el principio
todo lo quiero ahora
ahora amor que te he aprendido
que he enjuagado mis manos en tus dedos
y se ha limpiado la tristeza de los ojos
con la tristeza nunca más
que yo lavé en tus ojos buenos
28.
y mi beso aprenderá a amanecer y a ponerse
en el labio horizontal de tu cuerpo como el sol
tu latido marino
mi boca te atrapará como el grito seco y vacÃo
te atrapará en la ferocidad de la luna
en la taquicardia del mar
el mar
y tu corazón campanario
aleteando en la agonÃa de la locura
y tu Ãntimo bocado de mis lanzas
29.
muéreme
como un espejo cerrado me niega un
testimonio
como volver para saber quién soy
y encontrar ciegos a todos los que me vieron partir
muéreme
como un espejo cerrado se abre tal vez hacia
otro lado
muéreme como tal vez espero como un rostro
vacÃo en un espejo
que me vuelvas sobre mà mismo
para recogerme los ojos que quedaron del lado
de la imagen y no de el del cuerpo
muéreme pero regrésame
que me espero en ti para seguirme
por tu testimonio
como hallado un abierto entre los ciegos
30.
cuando se alarga el tedio meticuloso de los escaparates
y el oficio es un paulatino y absurdo pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco
y un ojo final definitivo
volcanes de música
enarbolado
en ristre
lanza
fusil
alba fundamental
agua de acero
31.
mi piedra de pan
tigre de niño
camina las venas de la tierra sin venas
está haciendo caminos
o se queda como un muelle
a la espalda de los que se van
mi tigre de pan
anda viviendo hormigas
mi niño de piedra
pone la nuca
(todo nuca el ciego redondo de la piedra)
para mirar la lluvia
como miran el nunca
los cerrojos de los muros sin puertas
32.
de todos los nunca que nos dan el tiempo
porque el tiempo es nuestra pobreza de eternidad
en el azar de las cosas que no tienen veces
yo
como deponiendo mi nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la fantasÃa
pasé tildando un instante de otro tiempo distinto
como el que no pasa a buscar actitudes estáticas para
hacer mover las cosas
como el que queda en el Ãntimo infinito de los muertos
en la quietud absoluta del silencio sin lÃmites
33.
cuando pueda con la última garganta de mis manos
rayar el cielo más hondo
tierra abajo de todas las cosas
escrutando la última sombra
el número embrional sin antes
como un ateo destapando los escondrijos
de dios
cuando haya levantado el último sitio
y pueda decir la nada entonces
cuando todo el tiempo haya sido veces
y entonces la eternidad y el infinito
sean en absoluta quietud de un
instante
cuando haya atestiguado
todo como la mutua realidad de
cinco sentidos y todas las cosas
si no me apago como se desvanecen
los rostros de los sueños
si no me detengo en el inexorable
vacÃo de una imaginación que ya
no me exista
y si el tiempo en realidad ha sido veces
qué me quedará para dudar o creer a
dios?
34.
el pasado aroma mis recuerdos
mis recuerdos aroman mi memoria
35.
sólo alguna vez el sueño no pierde el rostro
sólo alguna vez el silencio sabe qué palabras
36.
he estado sobre tus cementerios y un poco recé sobre tus tumbas
sin saber qué pasillo de historia huÃa desfondado hacia la sombra
yo ni siquiera apago tus cenizas
tampoco calenté las manos de mi invierno
sobre el gato seco de tus fogatas
pero los ojos perdieron el lenguaje
y suplanté las cosas con mis propios rostros
abajo de un poco tu ceguera cada dÃa
recogà mi anónimo redondo averiguado
ahora
porque el sabor de tus mares de música
que yo no he sabido descifrar
pone más acá mi lenguaje de otras razas
sobre tu lápida inventada en tu memoria
dejo mi canto sucio
tejido como un pájaro extraÃdo de la tierra
con palabras extrañas
que no entiendas
37.
los brazos de las olas vociferan su debatimiento y se
sumergen en el pecho en el instante incomprensible
del sueño
el mar duerme en cada instante
ya tenga uno de horas
sacado del sueño de su ola
nota despertando en cada instante de su
quietud la inquietud de un instante nuevo para
mis ojos aún acostumbrados al instante viejo
y
entre cada dos instantes mil instantes para que
el instante llegue al instante
38.
en tu estirpe de tierra
mis campanas romperán como los duraznos
tu mano sangrará gorriones de barro
barro de sangre
tu mano cÃclope en el vientre
allà vivirán mis ojos
(como el alma de la luna
que está loca)
como una luna quemada
que guardó antes de la tormenta
su razón en tus guaridas
perdóname
perdona mi hombrÃa
no pude sernos
el hijo sin sangre
no pude sernos el hijo
sin sangre
en la frente de tus manos
techo de madera y leche
mi beso se arrodilla
como un árbol
un rey
tributo sobre la tierra
por tanta saciedad recogida
ahora
la historia nos espera
los rostros nos repetirán hasta diluirnos
los rostros acechan en el tiempo del hijo
ven madre
amiga de mis manos
nosotros
a ungir de dios mi silencio vacÃo
tu silencio sobre el mÃo
es vigilia y plenitud
fuimos de la mano hasta tu vientre
y no tuve miedo (sino dios) de la eternidad
tuve dios amiga
yo también he creado
tu telar guarda mis manos
como la tierra gira por los árboles
y los cementerios
como si todo fuese lÃquido
y los lugares en proporción
sólo fueran en el exterior que es
una vasija
asà gira todo dentro de nosotros
yo dentro de mÃ
que fijamente soy sólo yo
mi afuera
las veces de los otros
dame tus manos
raÃces
pájaros
libertad y
libertad
39.
y el beso viceversa que es nosotros o tú desde los dos
40.
elena
las palabras
dicen lo que el silencio
de ellas guarda
como
la tierra en invierno
teje el secreto de
las semillas nuevas
yo te dejo la isla de
mi corazón callado
donde sin lenguaje
madura un canto
de amor infinito
para ti que fuiste como
mi dios
41.
entonces
medÃamos el mundo con palabras
ahora
parados en la punta del amor
como en un muelle
echamos las manos a la vida
42.
el nocturno corazón de sótanos ahora vive
en la mañana como un murciélago que despertó
paloma
43.
yo que me empujo con navajas y me llamo con sirenas
veo pasar a los que caminan hacia el horizonte
44.
oración por los que nunca rezan
dios...
alguien que rece por mà que no lo hago nunca
45.
si he rezado
después de haber gritado y dicho tanto
he logrado la voz
46.
vendrá la noche y tendrá tus ojos descalzos
acorralados de sombras contra el espanto
(una sola sombra no vencida
es la duda de estar ciego)
sÃ
vendrá la noche y tendrá tus dulces batallas
los tiernos cementerios y los surcos de sangre
ésas son tus cenizas
vendrá la noche o irás
la soledad es siempre dos
y partir o quedar
qué más da
los ojos vacÃos a la espalda
la soledad es una cuando empieza
¿quién la nombra si no tiene principio?
solo
quedado solo
por eso vendrá la noche
con su música vacÃa a clavarte espacios
en los lentos lugares
llevar la cuenta es imposible entonces
cinco veces ciega y un solo bajo dolor
cómo contar el camino
cómo nombrar las certezas?
vendrá la noche y tendrá tus hogueras
quemará tus cotidianos hechiceros
asà se suicidan tus manos
honda y lúgubre raza de pájaros sin raza
donde son palomas no han sido o ya no
por eso las ventanas con cerrojo
son el dolor de un muro sin pausa
ya no son
ya no soy
y tú mueres
a noche mueres
cuando el silencio arrecia
y la distancia es un lugar infinito alrededor
y el infinito ya no tiene números
donde morir
sobre la noche echa a volar
las mariposas de tu sangre
para envenenarte con bocados de noche
hasta que haya venido del todo
como la diaria muerte nocturna
que termina en la mañana cotidiana
47.
tus manos latirán
como los pájaros que esperan la raza
en el trasbordo ritual de los diluvios
pero llegará la paz al beso
y un rumbo para la libertad
que nos está buscando
ven grita conmigo
descalza como la tierra
echa a volar tu pájaro total
tu pan tu molino tu espiga
cisnes por fin
tascando las tormentas
como una nave
que late el mar
como tú amiga mÃa
baila baila baila
el viento se ha hecho para ti
árbol en libertad
levanta tu raÃz muerde las
nubes con las manos
que yo besaré tu locura mientras tu luna
amiga
amor
te azuza el mar
que llevas dentro
48.
quiero hacerte un nido largo
que te baje por los ojos a la tierra
que se enrolle y cante por la savia
de la fruta doble que te bifurca el pecho
quiero remar en tu sangre como un náufrago
como un centauro
sobre tu corazón ya desbocado
para llegarte hasta la luna grande
que te subleva la marea de las venas
y quiero que mis manos vivan en tus vértices
amigas de la sombra y tu silencio tanto
y quiero hundirme como un torrente
por tu garganta a media asta
que es un pasillo largo hacia mañana
y descubrir la herida anterior de la espada y la batalla
con la feroz ternura de los barcos
que parten a tu vientre
y quiero bajarte como un buzo
hasta el telar del medio
donde guardas un espejo para
alguna primavera
y subirte por el camino de la fruta
hasta caerte por el pelo que no he mordido nunca
y quiero trepar como las enredaderas
por tus pies de pan y de raÃz sin beso
buscándote las tumbas y el verano
para nadar hasta la orilla de tu muerte conquistada
y quiero olvidarme cualquier cosa
y que nos baste con morder el beso
o empeñar el insomnio en tu agonÃa
para despertarnos más allá de todo
con el olor vegetal que nos crece por los dedos
y las manos juntas subsistidas
en la húmeda dulzura a la batalla
49.
te clavaré las manos
el pájaro inicial que no se encuentra el ojo
un diluvio
el viento numerado por el ala
de algún viajero volveré sin saber que vengo
volveré
a descubrir lenguajes que me testimonian
pero no me regresaré
por donde las manos tapo
en tu tierra
en tu tierra última
donde estás la sombra o la luz
completada
y el silencio
o la palabra total definitiva
no me regresaré
porque ya no me
como al que ojo
como al que sitio y vez
porque ya me tú
para siempre
para nosotros
como venir es un regreso de no saber de
dónde
en el último andén del tiempo
innumerado
50.
te viviré una araña sin raza ni asesino
51.
sobre ti descubro que el amor
lo llevo adentro
es tan fácil amar...
basta aprender la gente
somos amor
y largos ratos silencio
olvidos partidas
rostros nuevos
y un amor largo
como un rÃo
que pasó por un hombre
en cada aldea
52.
se cierran las puertas de los dÃas
mañana es un infinito que se acorta
el mundo va capturando la historia
los dÃas fijados ¡ya los dÃas!
el nunca pierde circunstancias
acorralado desde lo existido
hacia el tal vez sin certeza que no ha sido
sobre la verdad puntualmente verdadera
53.
escribÃa palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy
tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras
54.
tantos tiempos hay en un mismo tiempo
tiempo de tantas cosas
y sólo una cosa nos dice hace mucho y tan poco
55.
¿cómo haberte olvidado
si conocerte fue aprender que mi alma existÃa por afuera también
(sin necesidad de serme)?
¿cómo olvidarte si toda tú nunca
no eres nada nuevo sino yo mismo que me vengo por las cosas
¿cómo si eres la única certeza de que todo lo que veo y siento
no es mi delirio
cómo si eres mi fantasÃa más real?
¿o tal vez aprendà en un segundo
la eternidad de haber sido siempre
tal vez me descubrà el alma por ti
como entendà que no era ciego
en la primera luz?
56.
nada es partido si no tiene rumbo
porque ir implica un donde
por eso un canto a nadie es como un silencio
un pozo se guardó las estrellas antes que el cielo se apagara
nada canto tus nunca
entonces ya no me importó decir algo que no fuera nuevo
ya no era vital romper sistemas
o inventar nada
para poder caber un nombre que yo también inaugurase
abolir costumbres
y la costumbre de abolirlo todo
si es cierto que los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio
pero desusarlo todo por temor a bajarme del tiempo
como si repetir fuese quedar
57.
tus pies tienen flores en el camino
lámparas en la noche
manos y lámpara a la hora del ciego
tus pies tienen raÃces en el camino
tienen testimonio
y tu historia
pasan rÃos de guerra y hombres y cementerios
pasan vientos de cantos
de manos calientes y ventanas
pasan púlpitos a oÃrte y señalarte
pasan lámparas de sombras y estrellas vacÃas
pasa
y yo apenas en un dÃa sin nombre y sin número
sin la sorpresa de ser
sin el asombro de somos
en un dÃa sin historia o deseternidad
(como los de las cosas que buscan encontrarse
desde alguna parte o desde mañana)
paso con mi ventana ante la tuya
sin frenar todo lo que nos está humanos
y apenas sabemos que nosotros
que aceptamos
que nos debatimos en el naufragio cotidiano
más allá o acá o más a tiempo
y mundo de un dÃa que no existe
entonces aceptamos otros rostros
la distancia
como siendo más dulce esperar para otra historia
porque mis pies tienen espalda y frente
y semillas y sangre
y testimonio y mi historia
pero donde no nos encontramos
donde sabemos que nuestra diariedad no nos hallará jamás
como buscando con ojos de lenguaje diferente
y carne de una dimensión distinta
tal vez con la única verdad que es el silencio
la profunda mano tendida en una mirada sin carne
que a veces emerge de sitios donde no estamos
o de la nuca
sabemos que nosotros
en una espera que nos hallará
más allá de todo
58.
recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes
59.
qué más da si parto o si llego
si soy o me imagina
¿qué es una lÃnea a partir de nada?
¿qué importaba entonces
saciar mi vez en dos?
me sentà transparente como una hache
60.
tu voz esbelta
tallo de gaviota y luna
manantial
mana de la entraña del
silencio
como una flor crecida de la
arena o un pino de fuego
proferido por el agua
61.
como la flor (luna de sangre)
y el pasto
como la rama de espinas
y el pájaro
como tu voz y la mÃa...
pienso que puedo ahuecarte las
manos
62.
un dÃa
amor
será cierto
y el mundo se inundará de música
porque el sol amanecido será un
pájaro gigante
equivocado sobre el canto que hallaremos
juntos
63.
desde tu altura busco la sombra
visceral de tus
aljibes
64.
DUDAMOS
porque el mundo es cada uno de nosotros
como millones de tal vez fantasÃas
sincronizadas y puestas de acuerdo
como un lenguaje que más allá de los sÃmbolos
es irrepetible
entonces
no somos egocéntricos
o el punto de vista o el centinela
el testimonio
en realidad la única
realidad
(tantas veces) de las cosas
65.
cierro los ojos para pensar tu imagen
entre pasillos de niebla
creces
como se puebla de cantos el silencio
entonces el que crecà por dentro
cierro los ojos para existirte
como ciego
la tierra en el ojo completo
de la sombra infinita
66.
búsqueda de la verdad o de cualquier
otra cosa que nos haga dudas la
posibilidad de haber sido diferente
67.
no estaba preparado para la luz y no resistió
desnudarse la ceguera
se metió en una plaza de luz un ciego
y lo acribillaron
68.
nievan cenizas de música sobre el alma
incidencia
si hay algo que decir de mà que sea esto
y además que te busqué por las palabras
tanteando como a dios entre los sÃmbolos vacÃos
como esperando algo entre mis restos
hasta que la palabra o la imagen que se abra
en el vano espejismo de haber lo que no es mÃo:
ahora que nosotros
ahora que nosotros nos estamos
ahora que nosotros nos estamos emprendiendo
como el verano por las manos de los árboles
ahora que nosotros por las manos
nos nosotros hasta el Ãntimo relámpago
ahora
amiga
estrella
que nos vamos
que nos vamos mucho más
que nos vamos mucho más
de
quedar como quedamos de testigos
ahora amiga que lo digo
que lo digo por quedar
ahora que quedamos mucho más
como queda mejor lo
que ha partido
ahora amor abeja
ahora que asumimos
ahora que asumimos el polen de estrellas en
la sangre
ahora
ahora que tú
ahora que tú
colmena y casa
ahora que tu colmena destapa los rostros
de mis astros
ahora que retomo algún primer camino
ahora y siempre que me existas en el hijo
que se diga de mà lo que yo digo
que se diga amor colmena labrador y amigo
ahora que tú que tus cerrojos
ahora que la tierra
porque siempre es el tiempo que nos venimos
desde ahora que nosotros
(ahora que en un rostro doble somos
dos lo mismo
mucho más atrás de nosotros)
69.
tú que tienes los defectos más hermosos
del mundo:
mi tristeza más dulce
mi soledad más buena
70.
abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrÃculo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después
todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio
71.
ermitaño de silencio
mi estrella es un cerrojo al infinito
garganta sin oficio
pregunta piedra afuera
de la piedra
72.
estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron dÃas
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacÃo que voy
73.
en las sienes de la noche se desmoronan los trenes
en el azul silencio del cielo tiritan grillos de plata
yo camino recogiendo la poesÃa en cada cosa
para vivÃrtela asà como me viene
para irte el amor que se desata
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
La tinta del intelectual es más santa que la sangre del mártir.
MAHOMA
MAHOMA