es una necedad, gran tontería.
Alumbra la ilusión, mas la alegría
se fue del corazón lejos, muy lejos.
Recuerdo de un amigo los consejos,
diciendo: - Lo que puedas hoy en día
haz ya, sin esperar, pues la energía
se pierde con la edad y los reflejos. -.
El hombre falleció, desde su tumba
parece que su voz hoy me lo advierte
con ecos que provienen de ultratumba.
Se ve que su amistad venció a la muerte
pues suena en mis oídos y retumba
igual en mis oídos: - ¡Sé muy fuerte! –
Y sí quisiera serlo, mas no puedo.
Mi amor es tan enorme, tan profundo,
que acaso me impulsara hacia otro mundo
y siento por sentirlo mucho miedo.
No temo por capricho y si procedo
al salto que quisiera ni un segundo
tardara en vacilar porque, rotundo,
afirmo que me importa todo un bledo.
Los lazos que me ataban se hayan rotos,
Aquel amor de ayer ya no persiste.
¿Por qué debo cumplir aquellos votos,
si sólo es ya costumbre lo que existe?
¡Que digan lo que quieran los devotos!
Prefiero envejecer sin estar triste.